Capítulo 16
FLUKE
La noticia, de que debo quedarme en Nueva York más tiempo del esperado, no le ha sentado bien a Ohm. Aunque hemos hablado por Skype casi todos los días, siento que hemos puesto miles de millones de años luz de distancia entre nosotros. Su alegría, cuando me cuenta cosas de la granja, no es genuina. Yo lo sé bien, porque he tenido la suerte de ver su cara brillando de auténtica felicidad.
Me levanto cada día, me visto y desayuno. Soy un autómata, voy a trabajar, tengo reuniones, tomo decisiones y vuelvo a casa mucho más vacío que cuando me marché por la mañana. Soy el mismo ser gris y anodino, el de antes del accidente, fiel reflejo de lo que mi padre quería para mí.
A veces me pregunto si el amor que, se supone, se siente por un hijo, puede llegar a transformarse en un odio visceral. Porque eso es lo que creo, que le pasó a mi padre.
Cuando le dije que era gay, su mirada se volvió dura, intransigente, odiosa. Y en ese momento dejó de verme, dejó de quererme, porque yo ya no era el hijo que creía, él se merecía.
Jamás tendré hijos, no puedo ser responsable de la desgracia de otro ser humano. No puedo pensar, que un error por mi parte y esa persona que depende de ti, sufra las consecuencias.
Por otro lado, está mi madre, que no pierde ocasión de dejarme saber su opinión sobre mi relación. Tiene miedo a perder su estilo de vida, su estatus en esta sociedad podrida. Ella piensa que no lo sé, que ella no me odia como lo hizo mi padre, pero tampoco acepta el hombre que soy ahora. No me importa. Yo tengo que vivir para mí, tengo que ser egoísta si quiero ser feliz.
Ty es el único que me apoya. Al principio creía que era porque si yo me quedaba, su puesto de director peligraría. Pero trabajando estas semanas con él, me he dado cuenta que ama su trabajo. No le importan las apariencias, solo quiere lo mejor para la empresa y sus empleados. Es un buen hombre y sé que está preocupado por mí.
Ha intentado por todos los medios, encontrar una solución a mi problema. Pero está costando más de lo que esperaba. Mi padre no era ningún estúpido, y estoy muy seguro de que no será fácil deshacerme de las cadenas que puso sobre mi cuello.
Hoy he llegado a casa agotado. He cogido el jersey que Ohm dejó olvidado y me he metido en la cama. Ya casi ha perdido su olor, pero la sensación de calidez que me aporta, me ayuda a pasar estos días sin él.
Faltan diez minutos para que podamos conectarnos. Estoy deseando verlo, oírle contarme todo tipo de anécdotas de la granja. Aunque a veces me gustaría que Ohm dejara salir su frustración. Quiero saber cómo se siente en realidad. Es duro para mí, pero también lo es para él. Hoy es viernes y mañana tiene mercado temprano, así que no quiero entretenerlo mucho tiempo.
Pasan diez minutos, después veinte y después treinta. No hay rastro de Ohm. Supongo que habrá habido algún imprevisto en la granja. En un momento dado me quedo dormido. Un zumbido me despierta de mi duermevela y cuando abro los ojos, veo que es mi portátil que me avisa de una llamada entrante.
Descuelgo y la imagen de Ohm aparece en la pantalla. Miro el reloj y veo que es más de la una de la mañana, por lo que es medianoche en Texas.
—¿Ohm? ¿Estás bien? — le pregunto algo asustado, su cara tiene una pinta rara.
—Sip— me dice entre risas.
—¿Estás borracho?
—Puede... un poquito. Gulf no dejaba de darme cervezas, es su culpaaaaa— me dice alargando tanto las palabras que casi no le entiendo.
—Vete a la cama Ohm, mañana tienes trabajo— le digo, es inútil intentar hablar con él en ese estado.
—No me da la gana— me suelta. Nunca me había hablado de esa manera.
—Ohm. Cariño, por favor...—intento hacerle entrar en razón.
—No me llames así. Tú no existes. ¿Eres una ilusión Fluke? — me pregunta.
—Claro que no, soy real, Ohm es mejor que te acuestes y maña...
—¡NO! ¡No quiero hacer nada mañana! Quiero que vuelvas, o no quiero, ya no lo sé. Es verdad lo que dicen todos, que no volverás aquí, porque tú nunca has estado aquí en primer lugar. ¿Hemos vivido una fantasía? ¿El accidente me ha vuelto loco y me lo he inventado? ¿Amo a un fantasma, Fluke? ¡Dímelo! — me dice gritando, llorando y gesticulando como un loco.
—No soy un fantasma. Yo te amo y soy real — le digo intentando que me escuche y lo más importante, que me crea.
—Si eso es verdad, ¿por qué no me elegiste? ¿Por qué sigues lejos de mí? —me pregunta.
Yo no sé qué responderle. Ohm me mira con una infinita tristeza en sus ojos y finalmente me dice:
—Debe ser verdad lo que dice mi padre. Nada bueno puede permanecer a mi lado, porque yo no merezco ser feliz. Adiós Fluke — me dice y cuelga la llamada.
—¡No. Ohm, espera! — le digo, pero él ya no me escucha.
Intento volver a contactar, pero no hay manera. Lo llamo por teléfono y no me lo coge. Desesperado por oír su voz, por saber que está bien, hago lo único que se me ocurre, llamar a Sammy. Ohm me dio su teléfono para casos de emergencia.
—¿Hola? — la voz de la prima de Ohm me llega algo distorsionada.
—Sammy, soy Fluke, perdona que te moleste tan tarde— le digo.
—¿Fluke? ¿El novio de Ohm? — me pregunta con voz somnolienta.
—Sí, soy yo...
—¿Por qué me llamas a las doce de la noche? ¿Ohm está bien? — me pregunta.
—Acaba de llamarme por Skype y creo que ha bebido demasiado. Después me ha colgado y estoy preocupado por él. Yo no quiero molestarte, pero ¿podrías ir a verlo? — le pido.
—Claro, me acercaré a ver qué ha pasado— me dice.
—¿Me podrías devolver la llamada, cuando llegues? Necesito saber que está bien— le digo esperando que me haga ese favor.
—Claro, no te preocupes, seguro que estará durmiendo la mona en el suelo— me dice divertida.
—Sammy, yo...
—Ohm estará bien, solo te echa de menos y tiene miedo de que no vuelvas... o vengas... o yo qué sé. Mira Fluke, yo no entiendo nada, pero sé que nunca había visto a mi primo tan enamorado. Así que asegúrate de volver a su lado y todo lo demás irá bien, ¿vale?
—Vale, yo te lo agradezco. Y quiero que sepas que amo a Ohm, y que estoy haciendo lo imposible para que estemos juntos — intento explicarle.
—Eso espero. Te llamo en cuanto meta al cabezón de mi primo en la cama— me dice.
—Gracias— le respondo y después cuelgo la llamada.
Me siento terriblemente solo, y es curioso porque llevo solo mucho tiempo. Pero, es ahora cuando me doy cuenta de que no quiero estarlo. Quiero una familia, amigos y pertenecer a algo especial. Quiero cocinar para mucha gente y que siempre haya mucho ruido en casa. Quiero las manos ásperas y los besos cálidos de Ohm sobre mi cuerpo, todos los días.
OHM
El sol me da en la cara, las cortinas del salón dejan pasar la luz que me taladra la cabeza. Estoy tendido en el sofá y una manta me cubre las piernas. No tengo ni idea de cómo he llegado aquí. Recuerdo que fui al bar de Gulf y bebí demasiado, después llegué a casa y... ¡mierda Fluke! Intento levantarme y mis pies se enredan en la manta y acabo de bruces en el suelo.
Se supone que ayer tenía que llamar a Fluke, y lo dejé esperando. Busco el portátil y lo encuentro en la mesa de la cocina. Miro mis últimas conexiones y veo que anoche llamé a Fluke. ¿En qué momento...? Espera, ¿ayer hablé con él? Mierda, mi cabeza me va a estallar.
—Parece que ya se ha despertado el bello durmiente.
—¡Joder, Sammy, que susto! — le grito a mi prima.
—¿Resacoso primo?
—Vete al carajo, no me acuerdo de nada. ¿Qué haces aquí?
—Ayer me llamó tu novio, porque lo llamaste borracho y estaba preocupado por ti— me dice con una sonrisa.
—¡Dios! Estoy intentando recordar lo que le dije, pero es todo muy borroso— le digo.
—Ese chico es... no sé, estaba muy triste. Lo llamé cuando te encontré desmayado en el sofá y le dije que estabas bien. Deberías hablar con él y disculparte o algo — me dice.
—Tengo que ir al mercado, además tengo las cuentas muy descuidadas— le explico.
—Paul ha ido al mercado, yo entregué la leche temprano y mi marido ha terminado con los animales. En cuanto a las cuentas, deberías buscar a alguien que te ayude, no puedes hacer todo tú solo. Descansa un poco y llama a Fluke. Ahora me voy que tengo cosas que hacer— me dice dándome un beso en la frente.
No me puedo creer que hiciera algo tan tonto como emborracharme. A saber lo que le dije a Fluke, tengo miedo de llamarlo, lo echo de menos y no lo estoy llevando bien. Me siento tan patético, tan solo y tan abandonado. Sé que es absurdo, que él no ha tenido más remedio que quedarse, pero aun así me duele.
Decido darme una ducha, comer algo y pensar en una buena excusa que darle a mi novio. Y entonces caigo en la cuenta de que antes solo pensaba en cómo hacerlo feliz, y ahora busco la manera de encontrar una excusa para no enfrentarme a él. Y lo que es peor, no enfrentarme a la realidad, a esa vocecita que no deja de susurrarme, que puede que nunca consiga que vuelva a mí.
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