Capítulo 12

FLUKE

Después de nuestra conversación de Nochebuena, Ohm y yo pasamos el día de navidad holgazaneando. Vimos películas antiguas en la televisión y después preparamos un almuerzo ligero con las sobras de nuestra desastrosa cena. No volvimos a hablar de esa noche, dejamos que se asentara entre nosotros, la sensación de pertenencia, de sabernos juntos a pesar de todos.

La semana pasó sin ningún contratiempo más, los padres de Ohm regresaron a su casa. Kanya vino a despedirse de nosotros y nos prometió hablar con su esposo. Nos pidió paciencia y algo de compresión, y a mí me pareció que eso debíamos pedirlo nosotros.

Y ahora estoy en el centro comercial, otra vez. Ohm me ha encargado que recoja los trajes que nos pondremos esta noche, en la fiesta de la señora Truman. Recorro los pasillos iluminados, todo está precioso en navidad, luces por todas partes y se siente el espíritu en todo el mundo.

En mi paseo, me topo con una tienda de antigüedades. Parece un sitio mágico, la decoración, el estilo, los artículos, todo hace un conjunto que me hace suspirar y no sé muy bien por qué. Tengo la sensación de que he estado aquí antes, y entonces una luz cegadora me deja sin aliento. Me apoyo en un banco de madera y dejo que pase. Un recuerdo fugaz me atrapa, es algo borroso, pero puedo verme a mí, más joven, y más triste.

Cuando pienso que este nuevo brote me va a dejar fuera de combate, una voz familiar llega a mis oídos.

—Fluke, ¿estás bien?

—Gulf, hola. Sí, creo que sí — le contesto mientras me siento en el banco, no creo que mis piernas me sostengan mucho más.

— ¿Qué te pasa? Estás muy pálido. ¿Quieres que llame a Ohm? — me pregunta muy preocupado.

—No, no quiero preocuparlo. Enseguida estaré mejor, es solo que...— no sé si contarle lo que realmente me pasa.

—Cuéntamelo, Fluke. Puede que te siente bien hablar con alguien— me dice mientras se sienta a mi lado.

—He tenido como un flash, un recuerdo creo— le cuento.

— ¿De tu vida? ¿Y qué viste?

—Estaba en una tienda parecida a esta, creo que me gustan las antigüedades. Pero era más joven y mi madre estaba llorando. No sé, pero creo que mi padre está muerto— le digo.

—Fluke, iba camino al templo budista. El que está a las afueras del pueblo. ¿Quieres acompañarme? Cuando tengo un mal día y creo que no voy a poder con ello, voy allí. No sé qué tiene, pero mi mente se relaja y me siento con más fuerza, más preparado para lo que sea que tenga que enfrentar. Creo sinceramente que te haría bien— me dice con tranquilidad.

Me lo pienso por un segundo. Mis recados están hechos y todavía no es mediodía. Podría acompañarlo y estar en casa para el almuerzo.

—Deja que le mande un mensaje a Ohm para decírselo y te acompaño— le digo sacando mi teléfono móvil.

Después nos montamos en el coche de Gulf camino al templo. No sé qué espero de esta visita, no creo que me ayude en realidad, pero tampoco tengo nada que perder.

El templo está en un lugar apartado, en medio de un pequeño bosque verde. La paz que se respira en este lugar enseguida cala en tu mente. Rodeamos la pequeña fuente de la entrada y nos adentramos en un salón enorme. Nos descalzamos y Gulf me lleva hasta una zona donde hay incienso y muchas flores. Coge un palito de madera y lo enciende dejándolo un segundo entre sus manos, baja su mirada y cierra los ojos. Su semblante relajado, mientras reza o hace sus peticiones, agradecimientos o lo que sea que esté haciendo, es hipnótico.

Espero en silencio hasta que termina su meditación. Después levanto mi cabeza y me fijo en un monje que está sentado un poco más allá, cerca de la estatua de buda que adorna el fondo de la sala.

Él me devuelve la mirada y me indica que me acerque. Me levanto y dejo a Gulf con sus pensamientos. Me arrodillo frente al altar y el monje me ofrece un incienso encendido, que yo acepto, poniéndolo entre mis palmas.

—Me alegro de que hayas venido Fluke— me dice.

Levanto mis ojos inmediatamente, ¿cómo sabe mi nombre? ¿Gulf le dijo que vendría? Supongo que mi cara es un poema, porque el monje sonríe y me dice:

—Vivo en este pueblo, así que he oído hablar del forastero sin memoria, que vive con Ohm Thitiwat— me dice.

—Claro, esto es un pueblo, siempre se me olvida— le contesto algo más relajado.

— ¿Qué has venido a buscar Fluke? — me pregunta.

— ¿Buscar? Ni siquiera sabía que iba a venir hasta hace media hora— le explico, no sé qué quiere decir.

—Todos buscamos algo, Fluke. Y puedo ver que estás bastante perdido— me dice.

—Eso es verdad. No sé que estoy haciendo, no entiendo por qué me ha pasado esto a mí. Odio la sensación de que estoy en un tiempo de descuento. Odio haber encontrado al amor de mi vida en estas circunstancias— le confieso, con una voz que no sé de dónde ha salido.

—Como le dije a Mew, nada en este mundo puede separar lo que está destinado a ser— me dice.

—No entiendo, es todo tan difícil.

—Tú camino y el de Ohm es el mismo. Pero a veces la senda, digamos, se bifurca por alguna razón. Cuando eso ocurre el destino juega a su favor y conspira para que todo vuelva a su cauce. Nada de lo destinado a ser se deja de cumplir, aunque a veces sea de la forma más insospechada— sigo sin entender nada de lo que dice.

—Lo siento, pero soy algo torpe con las metáforas. Siento en mi corazón que Ohm es el hombre indicado para mí. Quiero estar con él, pero yo no puedo ofrecerle nada. Mi mente está vacía y a veces siento que mi alma está en otro sitio. Es como si existiera en otra dimensión... no sé... estoy desvariando — intento poner en palabras el caos que tengo en mi interior.

—Cuando llegue el momento, lo entenderás, y eso será muy pronto— me dice y después me deja solo con la sensación de que ha pasado algo importante, pero que me lo he perdido.

Gulf viene a buscarme y me pregunta como estoy. He pensado en que responderle, y al final le he dicho la verdad. No tengo ni puta idea.

OHM

Fluke ha llegado muy raro del templo esta tarde. Le he preguntado sobre la visita que ha hecho junto con Gulf, y me ha contado que un monje le ha dicho cosas muy raras. Después me ha dado un beso y se ha ido al baño a prepararse para la fiesta de esta noche.

No sé cómo explicarlo, pero lo he visto más relajado, como si hubiese encontrado alguna clase de respuesta en ese lugar. Mew me comentó que le ayudó ir hablar con los monjes, y por lo visto le devolvieron a Gulf la confianza en sí mismo y en su decisión de apostar por su relación.

Me acabo de arreglar para nuestra cita en casa de la señora Truman. Todos los años prepara una recepción magnífica en su mansión, invita a casi todo el pueblo, aunque ella se jacta de que solo la flor y nata de la sociedad acude a su fiesta.

Mi traje negro, con camisa del mismo color, me sienta de maravilla. Fluke sabe lo que hace a la hora de elegir mi ropa más elegante.

Estoy listo y esperando por mi novio en el salón cuando lo veo bajando por la escalera. Mis pulmones se olvidan de cómo respirar y mi corazón late desenfrenado con la visión que tengo en estos momentos. Fluke está perfecto, en todo el sentido de la palabra. Su traje azul es tan especial, tan increíblemente sensual, que estoy pensando encerrarlo para que nadie lo vea.

—Cariño, estás... estás...— balbuceo.

—Tú estás hermoso, el negro es tu color— me dice, mientras sus labios rozan los míos de esa manera tan suya, que me tiene volando hasta el cielo.

— ¿Cómo he tenido tanta suerte? — le pregunto sin poder quitar mis ojos de él.

—No lo sé, pero si hubiese sabido que iba a conseguir al hombre más sexy de Texas, si me estrellaba con mi coche, lo hubiera hecho mucho antes— me dice con una sonrisa.

No sé qué le ha dicho ese monje, pero no pienso quejarme. Fluke está relajado, contento, como si un peso muy fuerte lo hubiese abandonado.

Después nos metemos en el coche cogidos de la mano, definitivamente esto es lo que la gente llama felicidad.

Cuando llegamos al camino de entrada de la mansión de la señora Truman, un chico vestido con un chaleco verde a juego con sus pantalones de vestir, nos da la bienvenida y nos ofrece un cóctel. Definitivamente, esta mujer sabe cómo celebrar una fiesta.

Dentro el ambiente es relajado y muy, pero que muy, navideño. Un abeto gigante preside la sala, adornado con toda clase de cosas brillantes. Las luces blancas hacen del salón principal algo irreal. Miro a Fluke y puedo ver en su cara que está disfrutando. Su mano no ha dejado la mía desde que salimos del coche, recorremos la sala sin dejar de tocarnos, es nuestra forma de sentirnos a salvo.

Adoro a este hombre, jamás he tenido nada tan meridianamente claro, y en dos días estaremos en Nueva York buscando cualquier indicio de su pasado. Y cuando recuerde el hombre que fue, podrá abrazar al impresionante hombre que es hoy. Una persona dedicada, generosa y tan especial que no puedo dejar de mirarlo.

— ¿Ohm? ¿Pasa algo? — me pregunta cuando se percata de mi atención fija en su cuerpo.

—Nada, solo pensaba que tengo mucha suerte— le explico.

— ¿Con qué?

—Por tener a alguien tan hermoso, colgado de mi brazo. Alguien que me ha robado el corazón— le digo tirando un poco de su cintura hacia mí, hasta que su nariz toca la mía.

—Ohm... hay mucha gente aquí... — me dice ruborizándose un poco.

—Me parece bien, quiero que ellos también lo sepan— le digo apretando mi agarre sobre él.

— ¿Saber qué?

—Que te amo y tú me amas a mí.

Oigo murmullos de fondo, alguien nos pide que nos comportemos y otros nos silban con alegría. Creo saber de dónde viene el silbido, antes vi llegar a Gulf del brazo de Mew, así que es probable que el alborotador del pueblo esté haciendo de las suyas.

—Bueno señor Thitiwat, parece que usted sabe cómo amenizar una fiesta— oigo la inconfundible voz de la señora Truman.

Me pongo derecho, pero sin soltar a Fluke en ningún momento y le dedico mi mejor sonrisa. Ella me devuelve el gesto, su boca pintada de rojo, me dice que se está divirtiendo con la reacción de la gente a mi gesto de cariño público.

—No creo que haga falta amenizar nada, su fiesta es fantástica. Muchas gracias por invitarnos— le digo con una reverencia.

—Eres un adulador, siempre has sabido que decir para que esta vieja se sienta especial. ¿Lo pasan bien? — nos pregunta.

—Su recepción es exquisita, muchas gracias por querernos aquí, y perdone a mi novio. Es algo impulsivo, pero va a parar ahora mismo, ¿verdad? — le dice Fluke fulminándome con la mirada.

El gesto de su cara me hace reír tan fuerte que, nuevamente, tengo las miradas del todo el pueblo clavadas en mí.

—Eres todo un caballero Fluke, encantador y educado. ¿Quieres ver la mansión? Así te alejarás del torbellino que tienes por novio, y les darás un respiro a las viejas chismosas— le ofrece y Fluke acepta de inmediato, ofreciéndole su brazo.

Me retiro a un lado, dejando que pasen y me uno a Mew y Gulf, al lado del improvisado bar del fondo de la sala.

—Parece que esta noche vas con todo Thitiwat— me dice Mew guiñándome un ojo.

—Eso parece— le respondo.

—Fluke parece mucho más relajado— me dice Gulf.

— ¿Qué le dijo el monje esta tarde? — le pregunto curioso.

—No tengo ni idea, pero parece que funcionó— me responde con una sonrisa.

—No oirás ninguna queja por mi parte— le digo entre risas mientras pido algo de beber.

FLUKE

Espero pacientemente, a que la señora Truman termine su tour por la mansión, apenas quedan veinte minutos para las doce y quiero mi beso de Año Nuevo.

Busco a Ohm entre la multitud, que se arremolina alrededor de una pantalla enorme desde donde veremos la campanada que anuncia el nuevo año, y lo veo junto a Mew haciéndome una señal para que camine hasta él y cuando su sonrisa sincera se clava en mis ojos, me siento completo otra vez.

Se abre paso entre la gente, cuando de repente se lleva las manos a la cabeza y cae de rodillas en medio de la sala. Corro hasta él y sus ojos están cerrados, respira con dificultad y no contesta cuando lo llamo.

—No me dejes amor, por favor vuelve a mí para que podamos estar juntos, recuerda no puede ser de otra manera, tú lo dijiste — le hablo.

De pronto todo tiembla, la habitación se hace borrosa solo puedo sentir mi mano sobre la de Ohm. Todo a nuestro alrededor se desvanece como en una nube y mi cabeza va a estallar, me aferro a su mano, no quiero soltarla. ¿Qué está pasando? Por favor no.

—¡OHMMMM!— un grito desgarrador sale de mi garganta.

Intento abrir los ojos y lo primero que veo es una habitación blanca de hospital y a mi madre pálida como un fantasma mirándome asustada.

—Fluke cariño tranquilo, estás en el hospital has tenido un accidente— me dice.

— ¿Mamá? ¿Dónde está Ohm? — le pregunto aturdido.

— ¿Quién? — me dice extrañada.

—Ohm, quiero ver a Ohm — intento que alguien me diga que está pasando.

—Cariño, no sé de quién me hablas, no te muevas, voy a buscar al médico.

— ¿Qué día es hoy? ¿Dónde estoy? — la sigo interrogando.

—Hoy es 23 de diciembre, llevas inconsciente prácticamente un año hijo. Y estás en el hospital Presbiteriano de Nueva York, ¿dónde si no? — me responde asustada por mis preguntas.

—Nueva York... no es posible — balbuceo.

Intento respirar con normalidad, ¿me he desmayado y estoy en una pesadilla?

—Quiero ver a Ohm, quiero irme a casa, por favor...— le suplico.

—Estás en casa, hijo, solo estás aturdido...— me dice ella.

—No estoy aturdido, quiero irme a casa, quiero ver a Ohm, ¿qué parte no entiendes? — le grito, presa del pánico que me araña por dentro.

Entonces empiezo a sudar, el pulso se me acelera y mis pulmones no quieren respirar. Lo veo todo borroso y solo puedo alcanzar a escuchar cómo mi madre grita por un médico, y después un ejército de sanitarios cae sobre mí. Escucho algo de tranquilizantes y un ataque de ansiedad, antes de caer de nuevo en la oscuridad.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top