CAPÍTULO 83


Meses de paz.

Alexander.

—Todo preparado mi señor, las camionetas vienen por la autopista principal, los vuelos han aterrizado en Aarhus hace cuatro horas y la escolta viene siguiendo a los conservadores rusos a cincuenta metros de distancia de cada unidad— Caterva pasa a mi lado informándome. —Sus kray han cubierto el perímetro del palacio, tenemos veintisiete bloqueos activos por la zona para evitar la presencia del MI6 o la policía danesa y el maldito Borah que se ha convertido en un puto dolor de cabeza los últimos meses.

—Ese mugriento turco, otra vez me está jodiendo, iremos contra su hijo como se había dictado en la última reunión de la organización, hoy quiero que se centre toda la atención en el evento principal.

—Se ha cumplido cada orden de su esposa, también doce de sus helicópteros de vigilancia sobrevuelan la ciudad cada media hora, dejaron de buscar a Sarah y al cojo hace meses, pero el MI6 sigue con el boletín de búsqueda de cada miembro de la familia Roe.

—También se ha preparado el nuevo embarque de armamento, cada uno con ciento setenta unidades rusas y paquete de anfetamina por sección que serán distribuidas a todos nuestros compradores, está mañana se han exportado a la Cripta de su palacio y fueron empaquetados y ordenados por cada sirviente— Ethan viene a tomar su lugar como está indicado.

El cielo tiene está abierto de nubes que permitirán la vista completa del vuelo de las aeronaves, de mi agrupación aérea, mi único ojo sano es deslumbrado por los rayos del sol, me recoloco los lentes negros.

—No se ha recibido comunicación del nuevo mandatario londinense, se espera una respuesta en las próximas doce horas, mi señor, el parlamento inglés no ha dado a conocer todavía el rostro del nuevo ministro del país electo en las últimas elecciones, pero si la fecha de las subasta de Hilton &Roe, el veinte dos de noviembre.

Asiento mirando serio la entrada principal de mi palacio a la espera de los conservadores rusos. Los Roe nos mantenemos en una línea paralela, ellos en los escalones bajos sin ponerse a mi posición.

Maya al lado del Erick como nuevo miembro de mi familia, hace más de cinco meses que el pordiosero dio un riñón para unirse a nuestra fortuna, el maldito lo tenía todo planeado, tantos años de amistad y consiguió entrar a mi familia de todas las formas posibles.

Ha sido un infierno su vida, estos meses, cortesía de los Roe porque no está listo ni entrenado para estar en la mafia y quiso hacerse el valiente, ahora no puede ni dormir.

Ambos se plantan en su sitio con Jack a su derecha, no es un secreto que ese matrimonio es una vergüenza. —El marido de su tía parece que va a mojar los pantalones en cualquier momento con la cantidad de francotiradores que hay a nuestro alrededor y no aparta la vista de dos aviones de caza, el Raptor es el que más le intimida por el tamaño—Ethan los mira de lejos.

—Quería estar en la mafia, cinco meses lleva de casado y no es capaz de ponerse a la altura de su nuevo apellido, a la dos entregas de armamento que hizo en Londres perdió más mercancía que un inepto sirviente ruso.

—No tiene nada que ofrecer, si no fuera aporque le salvó la vida a su hermano, esto no lo habría aceptado ni usted ni los miembros mayores de la mafia.

—Nos convenía que Maya se casara con un político prestigioso o con algún filipino, para entrar al territorio del maldito Borah— hace un gesto de desagrado mientras menciono otra bodas.

Nunca negó ser padre de Emilia ni Jack, se sigue reservado los detalles, más no lo oculta en presencia de mi primo. —Pobre hombre— se compadece —Perdió la esencia de lo que era, en poco meses envejeció más que yo.

Observo dándole la razón, Erick se ha puesto desalineado, ha perdido peso y está más ojeroso, ha comenzado un nuevo camino por los porros desde que el día de su boda sus padres fueron traídos con armas por mis kray y las cenas con ellos terminaron en amenazas de muerte por parte de mi familia, todas las cenas en donde los Roe nos vemos involucrados terminan mal.

No sé quién sea el problema.

Estos meses Caterva se ha convertido en miembro de mi grupo de conservadores rusos, espera como mi mano derecha cerca de mí y Ethan a mi izquierda como miembro mayor de la organización, con control total de armamento y defensa aérea.

Ni por esta ocasión Jack se digna a portar su traje de kray en mi presencia y ni siquiera ha cambiado sus malditas pantuflas por botas, permanece con la bata blanca de laboratorio de donde no sale a menos que esté de guardia por el traidor.

Tiene la mano puesta sosteniendo la de su primogénita. Al menos esa niña es educada por Maya y vestida con el porte del apellido, como toda una Roe se mantiene con la cabeza al frente, más erguida que Erick, pero no lo suficientemente educada como yo les enseñaré a mis primogénitos.

Mis anillos en mis dedos relucen en la luz del medio día, mis cadenas en eslabones de oro incrustados de diamante también. —Las aeronaves militares de su colección privada volarán a su señal en cuanto todos los miembros se hayan colocado— dice Ethan con el indicador puesto en su oído.

—Estén preparados.

La hilera de fieles sirvientes sale por las puertas de servicio, se ponen a mis pies a la espera conmigo. Bajo dos escaleras resonando mis botas en un poco del hielo, estamos de regreso al maldito invierno que pone malhumorado.

La primera camioneta negra aparece por los jardines centrales rodeando la nueva fuente y para estacionándose en los indicadores de lamparás que diseñé, bajan de ella un hombre pelirrojo de cuarenta años.

Lo sigue una Range Rover blanca, estacionándose a un metro de distancia, Wren, mi socio baja de ella, seguido de su hermano mientras la fila de camionetas y autos de lujo se intensifica en el amplio estacionamiento subterráneo, donde salen por las escaleras hasta encontrarse con los Roe a la entrada.

Los francotiradores de las puertas delanteras y traseras hacen primero revisión antes de dejarlos entrar, James tiene control total de las cámaras de vigilancia del perímetro.

—Mi señor— los cuarenta conservadores rusos y familiares de ellos hacen acto de presencia uno a uno —Hemos venido como ordenó para el nacimiento de sus primogénitos.

—Mi señora, til din tjeneste— se giran a la izquierda y por primera vez en media hora, miro a Emma a mi lado, aunque ha estado teniendo su mano entrelazada con la mía todo el día.

—Velkommen— dice ella en danés con voz suave apretando mis nudillos.

Las mejillas las tiene rojas, el cabello más largo y moviéndose con la brisa del aire de la mañana, lo lisó para la ocasión, está perfecta, tuve que organizar los asuntos de la mafia antes de verla porque me es imposible quitarle los ojos de encima con la primera mirada.

Mantiene el collar del lobo sobre su cuello y mis anillos en sus delicadas manos. Mira a Maya por la señal que le indique seguir las instrucciones de la mafia.

Maya asiente desde lejos dándole el visto bueno y mientras otra pareja sube Emma se quita el abrigo negro ayudada por Ethan. No evito que tire media sonrisa de orgullo de mi boca cuando queda al descubierto su vientre de más de ocho meses bajo el vestido negro sin mangas que seleccionó usar este día.

Es más que visible la curva que levanta la tela y no se oculta el gran tamaño de nuestros hijos. Coloca su mano sobre su vientre y es pequeña en comparación de los nuevos Roe.

—Está demasiado embarazada señora Roe.

Me mira de reojo, controlándose para no matarme ante los miembros mayores de nuestra mafia, pero al ver mi expresión no evitar sonreír con ese brillo que ha tenido los últimos meses — Muy embarazada.

Serpenteo mi mano por sus más curvadas caderas hasta colocarla sobre la que tiene ella irradiándole calor corporal, esas curvas más marcadas en sus tetas y su cintura me impiden concentrarme en el idiota que habla poniéndose a nuestro servicio.

Emma ha desarrollado otro toque natural más llamativo, el brillo en los ojos es una cosa, pero carajo, está mujer luce todas sus prendas como un diosa, se abrazan a cada nueva curva caliente que ha desarrollado en su culo respingón.

—Prepárense, las avionetas saldrán en menos de diez minutos— susurra Ethan por el comunicador a nuestro lado.

Los conservadores rusos y miembros mayores se van colocando en el tramo debajo de los Roe como les indican los sirvientes. —Hoy amanecí con ganas extras de matarte, así que no me toques o te arranco las manos.

Contengo mi risa reacomodando mi cabello. El octavo mes tiene a Emma con un odio excesivo hasta por mi respiración que se vuelve mejor con el paso de los días, sus tetas revotan cuando me amenaza y contengo mi mirada lasciva disfrutando de mi manjar diario cada que puedo.

Jack terminó con la formula láctea de recién nacidos justo a tiempo porque las tetas de Emma han aumentado de tamaño y he conseguido mi alimento tan esperado finalmente, no hay ninguna puta manera de que lo comparta con mis hijos, sus tetas no son negociables con nadie.

Ella es toda mía. Mierda, gracias por mi alimento diario. —Estás muy embarazada para alcanzarme si corro.

—Con la rabia que tengo soy capaz hasta de perseguirte bajo la nieve por semanas.

—Ya ni siquiera puedes atarte las botas sola nena.

Me da una mirada con los ojos saltones y asesinos que en estos meses he denominado los ojos Roe porque son el carácter de mierda malhumorado que tiene de mi familia y estoy encantado de que los haya desarrollado. —Si está gente no estuviera ordenándose para conocer el nombre de nuestros hijos, ya estaría arrojándote contra el suelo y aplastando tu cuello con mis botas de diamante.

—Estás muy embarazada para hacer eso.

Vuelve la mirada Roe. —Deja de decir eso.

—Du er højgravid — le sonrío de lado y me toma del cuello en un movimiento sin poder juntar nuestros rostros por su vientre, otra vez rompiendo el protocolo, deja varias miradas sorprendidas por su acto, pero esa gente son sus esclavos en todos los sentidos y lo saben.

—No entiendes ¿Verdad?

—No, mi mujer embarazada es una puta delicia todos los días que no me canso de alabar mi perfección, que todos sepan que mi potencia te hizo dos hijos, que en su honor colocamos dos bombas con detonador en Londres y que tienes todo el maldito poder de hacer una matanza si quieres— inclino más mi cuello y atrapo sus labios fríos, es un efecto al instante para que sus hombros se destensen.

Le cuesta inclinar la cabeza para besarme, pero hago el mismo uso de las técnicas de hace meses que nos ha enseñado esa loca que se consiguió como instructora de parto y me pongo a su espalda, me quito los guantes y cargo hacia arriba el peso de nuestros hijos.

Respira con alivio pegándose a mi espalda disfrutando, eso lo hago a diario antes de meter mi cabeza entre sus tetas y comer, pero en este momento hay muchos criados aquí. Deja caer todo su peso contra mí —¿Ya no me odias?

—Sí, pero menos.

Maya mira con desaprobación que he roto la fila perfecta que se encargaron de planificar toda la semana, pero se reserva sus irrelevantes comentarios con su marido al lado, nadie opina respecto a mi mujer y estos mugrientos lo saben.

—Los ojos al cielo, quedan dos minutos para que despeguen las aeronaves — informa Ethan a todos los presentes, más de cien miembros de la organización del lobo, sin contar a los sirvientes y huéspedes del palacio.

—¿Estás preparada? — beso el cuello de mi mujer donde hay un pulso desbocado.

—La mafia no conoce la palabra racional cuando se trata de decir el nombre de un nuevo miembro.

—Ellos no son cualquier miembro, son nuestros primogénitos, herederos de mi mafia, está gente es poco a lo que tendrán en su vida.

Alza la cabeza aún recostada en mi pecho. —Ojalá pudiera capturar las expresiones de todos porque ya sé la que pondrás cuando lo sepan, te estás muriendo de la emoción por gritárselos.

—No puedo ser más perfecto, no sólo te hice dos hijos, serán...

—No arruines la sorpresa para todos antes de vuelo de las aeronaves, esta gente vino desde Rusia y Londres para enterarse en un espectáculo demasiado grande, esto parece más un desfile militar que una reunión íntima— le gana más su afecto a mí, que su enojo porque me hace bajar la cabeza y besarla lento. —No puedo creer que tus aviones de caza también volarán sobre nosotros.

—Queda un minuto para el despliegue de las avionetas— Ethan informa, pero Emma no me suelta.

Sostengo todavía a mis hijos y Emma se pierde en besarme más profundo delineando el perfecto arreglo de mi cabello con cera, metiendo sus dedos entre las hebras, su suave lengua acaricia mi labio inferior y pega su espalda más a mí buscando el calor de mi abrigo.

Tomo las solapas y la cubro con él, a pesar de las protestas de Maya, mi esposa no pasará frío. —Gracias mi amor— raspa su nariz con la mía.

—Mierda nena, todos ven que estás dándome caricias.

—Siempre lo ven y no pueden decir nada o los mandaré a las jaulas— me sonríe coqueta, todo su enojo se ha desvanecido.

—Cuarenta segundos para el despliegue de las avionetas— se escuchan los motores rugir a kilómetros de distancia donde se encuentran.

—Está gente se volverá loca en unos momentos, hemos mantenido el secreto durante todos estos meses— me mira con diversión.

—No por decisión propia, pero llegó el momento— mi orgullo aumenta cuando ambos dirigimos la mirada al cielo.

—Ojalá Cora estuviera aquí— respira hondo nerviosa.

—¡Mirada al cielo! — Ethan se coloca en posición de comando en el centro de la entrada del palacio Roe —¡Despegue de las aeronaves Roe Brown del sector uno, a las mil doscientas, hora de Copenhague Dinamarca!

El rugido del aire resuena en nuestros oídos cuando el espectáculo aéreo. Las aeronaves Roe marcadas vuelan sobre el palacio, desplegando una gran ráfaga de viento por la zona, diecisiete aeronaves marcadas en total, esperan los segundos indicados a la señal de Ethan y Emma me mira un segundo antes.

Sueltan la bomba más esperada.

Despliegan en las alturas con un tramo de altitud mayor tornando una perfecta línea azul detrás de ellos con el vuelo redondo que hacen. Mi sonrísa se ensancha como un hijo de puta con el jadeo unísono de los más de cien miembros de la organización del lobo presentes.

La mano de Emma tiembla en la mía conteniendo su emoción, mirando con esperanza como los conservadores rusos toman fotografías del acontecimiento.

—El avión de caza F35 con sensor APG 81, llamado "Raven Roe Brown", prepárese— Ethan da la orden por el comunicador— El Raptor F-22, con sensor ALR 24 y radar activo, llamado "Dorian Roe Brown" prepárese.

Emma sorbe por la nariz, mirándome tierna mientras toca las joyas preparadas para el nacimiento. —Mit alt nena.

—Mit alt cariño.

—¡Inicien vuelo!

El despegue del Raptor y del F35 es más alto que el de las aeronaves, vuelan a más de doce pies por encima de las aeronaves con el nombre de nuestros hijos sobre él. Los plausos se alzan en el palacio Roe seguidos de plegarías sobre bonanza y lealtad.

Los hombros de Emma se sacuden por sus sollozos ilusionados con cada grito emocionado de mi familia y de los miembros de nuestra organización que botan alabanzas. La primogénita de Jack salta de escalón en escalón ondeándole saludos a los aviones militares de mis hijos.

—¡Raven Dominic Roe Brown y Dorian Maximuss Roe Brown despegan a las mil doscientas horas, hora de Copenhague, Dinamarca, en su primer vuelo oficial por la gracia de la organización del lobo! — Ethan da la última señal y los caza tanques inician un despegue curveado alzando franjas azules que se entrelazan con las de las aeronaves.

El rugido del cielo es un espectáculo tornado en franjas azules con el logo Roe Brown sobre el mecanismos de los aviones de caza. "Raven" y "Dorian" vuelan el uno al otro resguardados por las aeronaves más pequeñas.

Se pierden un momento sobre las nubes y salen a continuar el recorrido de más de media hora que ha sido preparado para este momento. Mis dos primero hijos, gemelos. Alzo la barbilla de Emma quitándole las lágrimas que gotean por su nariz.

Tomo los collares tallados a mano, que han esperado meses por sus dueños. —Dos varones, no esperaba menos del lobo— dice Caterva palmando mi hombro.

—¡Aquí estoy Raven! — la mini humana salta sobre Jack saludando al cielo —¡Hola primo Dorian!

Los aplausos continúan durante todo el recorrido aéreo, en el que soy incapaz de apartar los ojos de mi mujer, mi vista fue afectada, no soy capaz de utilizar uno de mis ojos, pero por ver un centímetro de la preciosidad que tengo enfrente, soy capaz de tolerarlo.

El Raptor y El F35 descienden en su área con la última ovación. —¿Por qué los conservadores rusos y los miembros londinenses se quedarán en la zona? — Emma susurra en mi oído nada discreta.

—Porque nuestros hijos podrían nacer desde este mes en adelante en cualquier momento.

—Falta un mes para eso, estamos en octubre.

—Muy poco para que ellos tomen un vuelo apresurado si el parto se adelanta, además el Kript está cerrado, deben permanecer en el palacio Roe.

—Alicia y Octavian tendrán que compartir la cocina, ya quiero ver la guerra de las harinas— se ríe mirando a su espalda a su amiga que no aparta la mirada de nosotros. —Haré que Alicia le envíe todas esas fotos y videos a Cora, se volverá loca, sé que hubiera querido estar aquí, pero Aaron tiene miedo a volar.

—¿Y volar desde exactamente dónde?

—Tus intentos de enviar hasta Millie a preguntarlo no funcionarán, si mi rubia favorita no quiere ser encontrada, no lo hará y menos para probar una terapia que no saben si funcionará.

—Mi interés personal es por Aaron, no por ella, ni el traidor.

—Tiene unos pequeños dientitos delanteros— hace un puchero a punto de ponerse a llorar —Es muy grande ahora.

—La recepción está servida en los jardines traseros por la segunda fuente, también encontrarán bocadillos en el salón del ala oeste— explica Ethan señalando la línea que deben seguir nuestros invitados evitando que Emma caiga en llanto.

—Ethan es el que comanda el armamento, pero parece que se convirtió en nuestro mayordomo. ¿No te parece?

— Siempre ha sido mi criado.

—Es familia, repite conmigo, familia, es el padre de Jack, es tu tío y Erick también es tu tío ahora.

—Amaneciste muy graciosa— se encoje de hombros —Estás muy embarazada para hacer bromas— su risa se desvanece y me clava el dedo en el pecho.

—Disfruta tu momento de victoria porque está será la única vez que me verás embarazada Alexander Roe.

Frunzo el ceño enojado. — No lo creo, tengo planes.

—Tus planes se acabarán cuando les enseñe a nuestro hijos a hacerte la vida imposible.

—¿Quieres jugar? Perfecto Emma, tendré que quejarme de eso— me agacho a estar a la altura de su vientre y sus ojos se abren con horror.

—Me rindo, me rindo— dice antes que pueda hablar con mis hijos.

—Eso pensé, pero no puedes interrumpir nuestras conversaciones por mucho tiempo, somos hombres, tenemos que ponernos al corriente— sonrío malicioso teniendo un arma poderosa.

—Alexander, no quiero interrumpirlos, pero Bennett despertó— su amiga la lora interrumpe a mi espalda y siento cansancio en mis hombros con esa frase.

—Yo me haré cargo, haré guardia, además debo suministrarle su medicamento— Jack se ofrece pasando de largo con su hija en brazos.

—Ese no es lugar para Millie, déjame llevarla a jugar—se la quita en esa rutina que han adquirido estos meses, el hace guardia en el área médica y Alicia funciona como su nueva niñera.

—¿Podemos jugar con Kieran Alicia? Adiós tía Emma.

Bennett podrá retorcerse en ese cuarto psiquiátrico en cada crisis de esquizofrenia, pero corté cualquier línea sanguínea y moral con él en el momento que envenenó a mi Emma y si no lo maté fue por petición de ella.

Emma me mira preocupada, pero saco de mi mente al traidor y tomo a mi esposa de la mano para entrar con los conservadores rusos. Desde que la adicta de Meredith fue llevada lejos de aquí, Bennett dejó de existir para mí.

Emma.

Los Roe no conocen una reunión pequeña, tener a más de cien miembros de la mafia en el palacio es una locura toral, estoy agradecida que Alexander sea arquitecto porque no podría convivir en el ala oeste donde están los Roe y los conservadores rusos.

No recuerdo como llegué a la habitación, recuerdo caer dormida en algún sofá.

Un grito ronco me despierta a mitad de la noche. Abro los ojos en la oscuridad molesta y con mucho calor y cómo no tenerlo si Alexander está pegado a mi como una lapa, bajó mi camisón durante la noche y ahora su cabeza entre mis tetas con mi pezón entre sus dientes y su mano sobre mi vientre abultado con su anillo matrimonial reluciendo.

Me arden los senos, además tengo sus piernas entrelazadas en las mías. Está robando mi espacio personal otra vez.

Resoplo para que se despierte y me suelte, incluso trato de empujarlo, pero parece muerto dando respiraciones pesadas y estos meses ha adquirido más músculos gracias al aumento de su entrenamiento físico.

Cerrar el Kript durante estos meses no ha sido impedimento para que se relaje, su ojo perdido lo motivo a convertirse en bestia mejorada, pero, aun así, no puedo estar cargando su peso todo el tiempo.

Ya estoy de ocho meses y nuestros hijos se han vuelto un bulto enorme en mis caderas y columna. Voy a tumbarlo a patadas si es necesario, el octavo mes me está pegando duro y no estoy como para soportar ni a mi sombra, me peleo hasta con mi reflejo en el espejo.

Cada vez duermo más incómoda, me pesa la espalda, me duelen los tobillos y mis tostadas de crema batida saben horribles, pero el maldito duerme plácidamente, lo único que hizo fue embarazarme.

Hace lo mejor que puede para nuestro cuidado y me da todo lo que pido, pero ni eso me importa. Lo mal miro mientras duerme.

El grito suena de nuevo y me quedo quieta por el horror que produce, se oye desgarrado, debemos enviar a ese hombre a un mejor psiquiátrico, es imposible que Jack haga todo el trabajo aquí, ha empeorado este mes.

Me remuevo para levantarme, pero Alexander lo ve como una invitación de succionar mis pezones y enrollarme más con sus piernas, casi me ahogo con su peso.

Muevo su brazo musculoso y sus bíceps caen en mi garganta, el tatuaje de mi nombre que se tatuó encima de su marca de la mafia del lobo hace unos meses, se vuelve borrosa, ya ni puedo leer bien el Emma Roe, que amo ver a diario. —Me ahogo— toso —¡Alexander muévete! ¡Alexander Roe!

Apenas abre un ojo separándose de mis tetas y me quita la mano sentándose en la cama. Gira la cabeza para verme mejor debido a su ceguera izquierda, pero ha mejorado en adaptarse los últimos meses.

—Deja de invadir mi espacio personal, esta cama es más grande la de la monarquía y siempre terminas de mi lado— le aviento un cojín y su ojos con sueño no logra enfocarme o eso parece.

Mis lobos alzan la cabeza desde el fondo de la habitación donde dormían y estiran las patas delanteras. Veo con horror como Alexander abre la boca. —Es más de media noche nena— su voz suena ronca por el sueño.

—¡Cállate! — trato de silenciarlo, pero ya es tarde.

El revoltijo de mis entrañas empieza duro y nuestros hijos se remueven bruscamente en mi vientre sacándome un jadeo y un quejido de dolor. No es posible, yo llevo cargándolos calientitos durante varios meses, sufriendo y ellos sólo reaccionan a la voz de su padre, se ha convertido en su arma contra mí.

Dejo caer mi cabeza sobre mi hombre respirando pesadamente y de nuevo esa sonrisa de orgullo tira de su rostro —Ya despertaste a mis hijos— los acaricia y como sigue hablando los mini Alexander se mueven más pateando hasta mis costillas.

Joder. Lo jalo del cuello. —Si no te callas, te juro que te disparo otra vez.

—En unas semanas más saldrán, ya debes acostumbrarte, soy su padre, se nota la preferencia.

—¿Qué? Se te subió el ego cuando descubriste que nuestros hijos reaccionan a tu maldita voz y haces todo a propósito para molestarme mientras yo siento que me sacan los intestinos— me quejo de nuevo, cada semana patean más fuerte.

Tenían que ser Roe.

—Para nena, esto es entre ellos y yo— se coloca a mi espalda y sostiene mi vientre con sus manos quitando el peso de mi espalda como le enseño nuestra médico. Me recuesto contra su espalda aliviada, pero los mini Alexander ya están despiertos y pateando como si fueran un maldito equipo de futbol.

—Raven y Dorian, ya es suficiente— los regaño inútilmente y también a su padre —Cierra la boca Alexander.

Los gritos que me despertaron resuenan de nuevo por el palacio y son muy sonoros para oírse en el ala este. El ceño de Alexander se frunce a los gritos de Bennett, pero me sigue sosteniendo.

Me duele saber que internamente sufre por su hermano, pero nada ha vuelto a ser lo mismo de antes, ni entre ellos, ni con Cora, la maldita de Sarah y Meredith jodieron a Bennett de la peor manera.

Han venido muchas terapeutas a tratar su problema, pero es un proceso doloroso hasta para Maya, no bajo a lugar que le acondicionaron en la Cripta, pero Erick me cuenta como se autolesiona cuando tiene una de sus crisis.

Me duele por el Bennett vulnerable del pasado, no por el Bennett que lastimó a mi marido. Los gritos reaparecen. —Tienes que ir— le susurro.

—No, estoy encargándome de mi mundo aquí.

Los lobos empiezan a comer en sus trastos revoloteando las cadenas en el suelo. Hace tiempo que no se las coloco, a excepción cuando salen y no se topan con Kieran.

—Bennett te necesita, estamos mejor— niega de nuevo —Tienes que hacerlo cariño, no por él, sino por él Bennett que sufrió hasta tratar de suicidarse.

Se queda pensando casi veinte minutos sosteniendo mi vientre y no dejo de mirarlo suplicante, hasta que después de un silencio prologando, para mi sorpresa asiente y se levanta caminando a la puerta.

Lo sigo acomodando mi bata de seda donde estaba su cabeza, me siguen los cuatro lobos como si no pudiera ir sola ni al baño. Al bajar los escalones Erick sale soñoliento de la habitación de huéspedes. Se rasca la cabeza con su anillo matrimonial reluciendo.

Toma su distancia prudente de mis mascotas con miedo. —Yo me encargo Alexander, Jack ha hecho guardia las últimas cuarenta y ocho horas, incluso antes de la celebración.

—¿Sigues durmiendo aquí?

—Maya y yo volvimos a discutir y esta vez fue una pelea fuerte— dice serio y la sonrisa radiante que tuvo los primeros dos meses de matrimonio ha desaparecido, en su lugar hay ojeras purpura debajo de sus ojos y se ve desalineado, ha perdido peso, además siempre está de mal humor con todos menos conmigo y eso en Erick extraño.

Su esposa sale de la habitación del fondo del pasillo mirándolo con recelo. —Me haré cargo, cambiaré la guardia de Jack.

—Yo me ofrecí primero.

—Pues Bennett es mi sobrino, soy médico y tengo preferencia. ¿Tú qué sabes de su cuidado? — Maya se cruza de brazos.

—Si toda la puta vida vas a dar por sentado que no sé hacer nada ¿Cuándo aprenderé?

—Cuando te comportes como un adulto no como un niño inmaduro que todavía necesita niñera, toda mi familia necesita ayuda no estorbos.

Mi marido gira los ojos y baja el resto del camino a la habitación "especial" donde está Bennett.

—Sólo cuando te conviene esta es tu familia y el resto del tiempo te importa una mierda cualquiera de nosotros para largarte todos los jodidos días a los club nocturnos que poseen— Erick se cruza de brazos.

—No sabía que el matrimonio era una guardería y que debo darte explicaciones de cada paso que doy y ser tu maldita esclava.

—Y yo no sabía que en este matrimonio sólo importabas tú.

Me tenso por la incomodidad y planeo seguir a mi marido cuando Ethan aparece trayendo a Kieran de su paseo nocturno, ya tiene el tamaño de un cachorro adulto y pasa mucho tiempo en mi habitación rompiendo los sacos de Alexander.

Sonrío triste con el recuerdo de su padre cuando hacia lo mismo en el Score —Kieran se puso imperativo con tantos huéspedes en el ala oeste y tuve que sacarlo a pasear por la ciudad, si lo dejo solo en los jardines se escapa por las rejas y es muy difícil atraparlo— explica mirando un segundo muy corto a Maya.

—Ethan— le sonríe ella.

—Señor Roe— habla él serio, pero dirigido a Erick hasta darme la correa de Kieran. —¿Quiere que lo suba a su alcoba mi señora? Millie no está en su habitación, está durmiendo con Alicia y a ella no le gusta Kieran.

Asiento. —Bennett está teniendo una crisis de nuevo, voy con Alexander, Jack debe estar exhausto, otra vez gritaba el nombre de Cora— me ayuda a bajar por la escalera sin inmutarse en voltearse al matrimonio que empieza a gritarse otra vez, parece que Erick no aguantará más ser parte de la familia.

—Es extraño que después de seis meses, Bennett sigue buscando a la señorita Gray, lo golpeó fuerte su partida, pero si él se divorció y renunció a la custodia de Aaron, sus episodios de esquizofrenia no deberían ser tan recurrentes y las terapías no funcionan.

—Cora hizo bien en no venir a la boda de Maya— hace una mueca con lo último —. No era sano para ella verlo todavía, ni para Aaron, dudo que esté lista.

—Sé que no debo preguntarlo, pero ¿Alguna vez le dirá a alguien donde vive la señorita Gray? Perdimos su rastro unas semanas después de que llegó a Manchester, ni ella ni la tía Gray han sido vistas en Londres, ni el mismo James las ha encontrado y es un hacker excepcional.

—Porque no quiere ser encontrada grandote, sólo puedo decirte que Aaron ha comenzado a decir sus primeras palabras.

—Déjeme adivinar, ha dicho, MI6 o Dylan Gray es el mejor.

Sus intentos de saber la ubicación de Cora son evidentes, pero hice un juramento por el bien de mi mejor amiga y nadie lo romperá. —En realidad, su primera palabra fue Cupkake y cada vez que veo la foto de sus primeros dientes, me hace pensar en Raven y Dorian.

Se sienta conmigo en la chimenea para darme un descanso y mis lobos se quedan cerca del fuego recostados en la alfombra lujosa. —Se ha convertido en un ser fuerte mi señora, hace poco estaba estresada por su embarazo y ya avanzado en todo el proceso y el tío Ethan los querrá demasiado— habla a mi vientre abultado.

—Te quiero, lo sabes.

—Yo la quiero más, mi señora— me abraza y es reconfortante tenerlo como mi figura paterna —Descanse, no debe bajar a la sala de Bennett, es agresivo— besa mi cabeza cubriéndome con una manta cerca del delicioso calor de la chimenea. —Buscaré a mi señor, para ayudarle.

Todos en el palacio y fuera de él han cuidado que mis preocupaciones o situaciones de riesgo sean nulas, pero siento que no puedo ayudar en nada. Acaricio a los mini Alexander cobijándome. —No tienen que reaccionar a la voz de su padre, yo soy más divertida que él— trato de congeniar con ellos, pero repentinamente ni se mueve un centímetro.

El invierno en Dinamarca es peor estos meses, pronto comenzará a nevar de nuevo. Paso entre las fotos que me envía Cora, muchas de Aaron con motas de pintura por las mejillas o gateando entre sus bocetos, el tiempo vuela, hace poco era un bebito en mis brazos y ya está aprendiendo a gatear.

Me escribe sobre las fotos de las avionetas y pone muchos corazones preguntando por sus sobrinos.

—¡Cora! — el grito casi me hace tirar el móvil. —¡Coraline! — Bennett grita cada mes más fuerte.

Le han acondicionado una sala donde no pueda herirse, no siempre le quitan la camisa de fuerza porque es muy agresivo hasta consigo mismo y su dependencia a las drogas disminuye, pero no desaparece, no sirven las desintoxicaciones.

—Tía Emma ¿Puedo quedarme contigo? — una vocecita viene en la oscuridad.

—Millie cariño ¿Qué haces despierta tan noche? — la tomo en brazos con su peluche de unicornio aplastándome, le gusta pasar la mayoría del tiempo conmigo, pero Alexander sigue siendo un repelente de niños y termina huyendo de ella.

—¿Está bien el tío Bennett? Me asusta cuando grita— su voz es más clara que hace unos meses, también ha crecido en tamaño y su pronunciación ya es perfecta.

—El tío Bennett sigue enfermo princesa, pero los médicos lo cuidan todos los días— le desenredo el cabello rubio.

—¿Y por qué no lo llevamos a jugar al jardín con Kieran?

—Ha comenzado a nevar, nos congelaremos.

—Puedo llevar mi abrigo Gucci y botas Dolce & Gabbana y jugar con Ethan y el tío Bennett puede venir, el otro día la abuela y él me llevaron a revisar las cuevas de los zorros de la montaña y les dije que lleváramos al niño rubio de las fotos— le brillan los ojos con diversión y a mí con tristeza porque ya empezó a olvidarse de Aaron.

—¿Encontraste algún zorro?

—Ethan cazó a uno, pero mi papi dijo que los animales deben ser libres y no debemos lastimarlos, por eso lo dejamos libre por el bosque, cuando Raven y Dorian crezcan los llevaré a las cuevas, pero cuidaremos de los animales como tú lo haces con tus lobos— señala a mis bestias sin atreverse a acercarse a ellos.

—Serán muy pequeños para jugar todavía cariño.

—Pero soy la mayor, dijo mi papi que puedo cuidar de mis primos yo sola y les daré helado de galleta y correremos por el jardín con Kieran. ¿Kieran es un perro? ¿Por qué no habla? ¿Cómo se llaman tus lobos?

Está en la etapa de preguntar por todo. —Los animales no...

—Mi mami dice que Kieran es muy divertido— se ríe.

—¿Quién te llevó con Sarah?

—Mi papi, ella me hizo peinados y me puso listones de colores que solo traen las princesas y utilizamos pinta uñas rosado con estrellitas ¿Mami puede salir con nosotros a jugar al jardín? Llora mucho cuando papi y yo subimos de las jaulas, pero no quiero que llore más tía Emma. ¿Podemos llevarla al jardín?

Mi pecho se comprime, pero no por esa mujer, se frota la nariz con esa alegría que la ha seguido estos meses, Maya la ha tratado, pero es muy pequeña para el medicamento. —Lo haremos.

—Papi también llora cuando subimos.

—Prometiste no decirlo princesa— la voz de Jack no saca de la conversación y me siento avergonzada de estar sacándole información de Sarah a Millie.

—¡Papi! — salta del sofá a los brazos de Jack.

—Deberías estar dormida, princesa Millie, es tarde.

—¿Jugamos? — le da un besito en la nariz y Jack se rinde sin oponer resistencia.

—Pintemos los muebles de tu tío Alexander y después de un rato subiremos a dormir, ¿Promesa? — alza su meñique.

—Promesa— junta el meñique con el suyo.

Estoy cansada de que la más mínima escena tierna me haga llorar, el otro día Octavian cocinó galletas y terminé llorando en un rincón con glaseado en mi barbilla hasta que Alexander me encontró.

—Prepárate prima Raven y Dorian serán peor que Millie— Jack pasa a mi lado evidentemente agotado. —¿Quién elige nombres tan serios para unos pequeños? Esto debió ser obra de Alexander.

—En realidad, elegimos uno y uno, yo elegí el de Dorian.

—Debes ponerles un sobrenombre que sea tierno, como el de Millie.

—Tengo uno, los llamo los mini Alexander.

—Ruega porque no tengan el carácter del amargado de mi primo, cuando me hizo el tatuaje de iniciación casi me arranca el brazo y te recuerdo que hace un par de meses comencé a recuperar mi voz porque me atravesó la mandíbula con unas pinzas.

Ya veo mi futuro pasar por mis ojos, espero que los mini Alexander no sean una versión suya.

—Well you only need the light when it's burning low. Only miss the sun when it starts to snow. Only know you love her when you let her go— Millie empieza a cantar sacando un estuche de crayones de una maceta y una hoja debajo de la alfombra ¿Esos son sus escondites? — Only know you've been high when you're feeling low. Only hate the road when you're missing home. Only know you love her when you let her go, and you let her go.

—Amo su vocecita, ella es lo único bueno de este palacio y Emma por supuesto— Erick llega con una almohada arrastrando los pies —Y como parece que hoy también dormiré en la sala, prefiero ayudar a Millie a pintar los muebles del siglo veinte para que Alexander nos mate al amanecer.

—Yo estoy presente, no diré nada— me acurruco y uno de mis lobos se pone a mis pies, me dedico a pasear mi mano entre su pelaje, es mi lobo favorito.

—No me importa que el neurótico me mate, ya esto harto de mi vida matrimonial.

—Tú eras el que se quería casar con mi madre, te aguantas— le pasa un color —Siéntate en nuestro lado idiota, ¿lo dejamos pintar princesa Millie?

—Está bien, puede ayudarnos con esta mesa, pero no te salgas de la raya.

—A su servicio princesa, déjeme empezar por los manteles griegos de su tío— se acomoda junto a ellos, yo no converso, estoy agotada, pero quiero ver la imagen de Millie riendo y cantando con sus pantuflas de tiburón.

—Papi ¿Qué es el amor? — Millie raya una obra de arte que Alexander adquirió en una subasta por más de dos millones de libras.

—El amor es algo que se siente en el corazón por una persona y te hace sentir muy feliz o muy triste y dura por toda la vida porque siempre estarán juntos— explica Jack bostezando.

—¿Y tú me amas a mí?

—Demasiado, eres mi razón de vivir, eres esa pieza de felicidad que ilumina toda mi vida completa.

—Papi no soy una lampara— se ríe dando saltitos. —¿Oíste tía Emma? — asiento y se gira a Erick —Me dijo lampara abuelo Erick

—Es un tontorrón—Erick lo golpea con el color en la cabeza y Millie lo protege lanzándose a sus brazos haciendo que caigan por las alfombras riéndose. —Ya le dije que soy joven para ser su abuelo y sigue insistiendo en llamarme así.

—Ella es muy inteligente, sólo une los puntos y te asocia con Maya— le sonrío.

—¿Y tú y yo vamos a estar juntos toda la vida papi? — Millie abraza a Jack poniéndole el unicornio en el pecho.

—Toda la vida princesa.

—¿Lo prometes? — se besa el inferior de la muñeca.

—Lo prometo — se besa en el mismo lugar y la hace volar por encima del sofá para aumentar sus risas. Hasta que se cansa y se pone a mecerla a mi lado para que se duerman.

—Te amo papi— se talla el ojo pegándose al cuello de Jack.

—Te amo princesa — Erick y yo nos miramos y ya tengo ganas de llorar otra vez.

—Aquí está, cuando desperté y no la vi la busqué como loca—Alicia aparece buscando a Millie y Jack la mal mira sin ninguna razón, ni siquiera deja que la vuelva a tomar en brazos.

—Llevaré a mi hija a dormir conmigo.

—Pensé que estabas en tu guardia nocturna con Bennett, puedo cuidarla hoy también.

—No.

—Jack, necesitas descansar, puedo hacerme cargo de Millie.

Entrecierro los ojos mirando a Alicia cuando Jack pasa sin mirarla y sin responderle, lo vemos desaparecer en el pasillo oscuro. —¿Por qué insistes? Jack cuida de su hija siempre.

—Quería ser amable, sigo sin agradarle, pensé que estábamos teniendo un avance estos meses, ya veo que no— se pone cabizbaja —Lo único que busco aquí es ayudar, pero no logro nada de eso, si no fueras mi amiga me habría ido por las groserías que me hacen los Roe.

—Ven aquí— la abrazo arropándola con mi manta grande.

Mi nariz se arruga automáticamente. —Mejor nos apartamos.

—Lo siento estuve, afuera un momento.

—No es eso, cualquier aroma que no sea el de Alexander me provoca arcadas.

Erick se acerca a ella. — Hules a clavo y madera con un toque de pino, es un aroma muy fuerte, pero a mi si me gusta, te puedes acurrucar conmigo todo lo que quieras y de la forma que quieras.

—Cierra la boca tonto— lo golpea a modo de juego.

Me río con ellos, pero proceso las palabras de Erick. Hueles a clavo, madera con un toque de pino. —Ese olor me desagrada y no creo que sea sólo por mi embarazo. ¿Dónde lo he olido antes? ¿En un hotel? ¿En un auto?

—¿Quizá en mí? Te lo acabo de mostrar— Alicia lo dice en tono de burla, pero me quedo con el ceño fruncido, tratando de aclarar mi mente. —No le des tantas vueltas al asunto y mejor descansa o en esta residencia todos nos volveremos locos.

—Eres una chica sarcástica, definitivamente vamos a acurrucarnos esta noche Alicia, me puedes encontrar en la habitación de huéspedes.

—Tu esposa me mataría, deja de bromear con eso, me haces sentir incómoda.

—Lo siento guapa, pero si mi mujer se tira a otros cada noche yo haré lo mismo— Erick miente, sería incapaz de serle infiel a Maya —Qué extraño, ya no se escuchan gritos.

Es verdad, lo único que se oye es el sonido de la madera quemándose en la chimenea y la respiración de mis lobos —Debieron controlar la crisis de Bennett.

—Eso espero, de todas formas, me pasaré por su habitación unas horas, pero primero picaré algo en la cocina, me muero de hambre y mi huelga de desnutrición no le ha importado a mi esposa.

—Puedo hacerte macarrones con queso.

—Te amo Emma, pero no me he recuperado de la última diarrea explosiva que me provocase con tu pasta italiana— me palma la mano tratando de no pasar cerca de mis lobos.

—Dijiste que te gustaba— me cubro la boca a punto de reírme.

—Viví en el inodoro una semana— se carcajea y logra hacerme reír como nunca.

Una risa corta a nuestra espalda tensa el ambiente y hace que Erick se levanta bruscamente. Me giro encontrando a Bennett con la mejillas lastimada y el cabello castaño sucio, la camisa de fuerza la tiene atada todavía y va descalzo.

—Ni un paso más hijo de puta— Alexander está a su espalda con su revolver en su cabeza.

—No voy a hacer movimientos bruscos joder, ya te lo juré, pero ya no quiero estar en ese agujero, me vuelvo loco literalmente.

—Pues avanza despacio, el traidor saldrá seis minutos de su habitación especial cada noche, ni un minuto más— informa a los sirvientes que asienten a sus órdenes.

Bennett no hará movimientos bruscos a menos que quiera que Alexander le vuele la cabeza, pero lo miramos como un experimento mientras se sienta en el sofá más alejado al mío, ni uno de nosotros habla.

Me mira de reojo y mira a la ventana todo el tiempo, no hace ni un solo movimiento, se queda quieto hasta que empiezan a correr sus siete minutos hasta que sus hombros delgados comienzan a sacudirse.

Sus rodillas resbalan en el sofá y se apoya en el respaldo. —Levántate, se terminó el tiempo afuera— Alexander es duro con él.

—Hermano— dice en un susurro, pero ha hecho eso demasiadas veces como para creerle.

—Que te levantes hijo de perra.

Con dificultad se alza mirando a Alicia con los ojos cargados en lágrimas que no derrama, pero supongo que es porque ella le lleva la comida todos los días, no dice nada sólo agacha la cabeza y empieza a regresar escaleras abajo.

—No puedo ver esto, me rompe el alma ver a Bennett así, no sé cómo ustedes pueden soportarlo, esto me está matando— Alicia cae en lágrimas seguida por Erick hasta su habitación y espero que Maya no vea esa escena porque os pierdo de vista y no sé si se fueron juntos o no.

Me debato en hablarle de Bennett a Cora, pero tengo miedo de herirla. Acaricio a los mini Alexander tensa mirando por donde desapareció Bennett.

. . .

Millie corre con el abrigo y guantes puestos con Kieran detrás de ella, mis lobos se quedaron en el ala este o atacaran al Golden Retriever, pongo una margarita más en mi corona de flores hecha a mano y me preparo para ver los primeros copos de nieve de la temporada comiendo mi cuarta barra de chocolate.

Reviso en mi dispositivo las últimas actualizaciones del nuevo ministro electo de Londres, pero no hay ni una sola foto suya y con mi contactos tampoco la consigo, es un enigma. Se me hace extraño que el palacio esté lleno de más de cien miembros de la organización del lobo, pero todos parecen estar absueltos en la Cripta.

Alzo la mirada cuando Alexander baja de su Aston Martin con Erick, camina solo hasta mi pequeña manta en el jardín y se ajusta la bufanda y los guantes de cuero. —¿Quieres congelarte?

—Extraño el verano, me la paso mejor bajo el sol y en la piscina y ya que todo el mundo está en el plan Emma no debe preocuparse, hago lo que puedo para no aburrirme— se quita la bufanda y me la coloca en el cuello con esmero.

—¡Tío Alexander! — Millie corre entusiasmada hacia él que se esconde en mí como protector humano.

—Dile que no estoy.

—Sí, porque tus dos metros se ocultan en mi espalda, no seas absurdo, es sólo una niña.

—Odio a los mini humanos, menos a los míos— aclara y Millie se ríe pensando que Alexander juega a las escondidas y va con Kieran a buscar un escondite también, él suspira aliviado besándome, tiene los labios congelados.

—¿Cómo fue la reunión con la organización?

—Larga.

—¿Hablaron de la subasta de Hilton & Roe?

—Sí— no da más detalles, odio que me oculten información.

—¿Quieres chocolate? — le ofrezco y lo mira con desagrado, pero me acepta una bocanada sentándose en mi manta improvisada —Estaba buscando cosas en línea, pero no creo que quepan más objetos de marca en las habitaciones de los mini Alexander, Maya se volvió loca comprando.

—Sólo lo mejor para los Roe nena.

—¿Crees que Raven o Dorian tengan mis ojos o los tuyos? Estoy enojada, asustada, hormonal, pero también ansiosa por conocerlos, tendrán manos muy pequeñas, piecitos muy pequeños y cabello castaño.

—Por genética tendrás mis ojos, es cosa de familia.

—Les gustará el mar puedo apostar por eso.

—Entonces los llevaremos a la playa.

—¿Al Caribe? — me río mordiendo mi chocolate.

Nota que las piernas ya me duelen y me ayuda a levantarme para llevarme a la mecedora que hay en la habitación acondicionada para los mini Alexander. Alicia se queda afuera jugando con Millie mientras Alexander quita mis botas y agradezco la cálida calefacción.

Me siento como niña en navidad con todas las cosas que puse, cojines, un pequeño peluche de unicornio como el de Millie y mantas. Alexander se sienta en la mecedora y voy a su regazo cubriéndonos con la manta como lo hacemos regularmente.

—Ya te convertiste en una mimada absoluta.

—Me da igual, tú me llenas de joyas todo el tiempo, mis autos de lujo y los sirvientes — me encojo de hombros —El mafioso más buscado de Europa y América está meciéndonos acobijados, es el mejor placer del mundo— escondo mi cabeza en su pecho mientras su bota detiene la silla cada que se mueve hacia adelante y atrás.

Me mira con una ceja arqueada cuando comparo el tamaño de nuestras manos. —Cada vez te vuelves más demente mujer ¿Qué demonios haces?

—Las manos de los mini Alexander no serán ni la mitad de las nuestras. ¿Lo sabes?

—Pues no me importa mientras yo siempre tenga la mano de Emma en la mía.

—Eso lo dices ahora, pero no sé si esa gran obsesión, admiración y devoción que tienes por mi siga en unas semanas cuando tengas a tus herederos contigo— volteo el rostro y espero a que me haga verlo, le toma cinco segundos.

—Mejor dime que quieres ser mimada pequeña seductora— me besa muy lento —No tengo que repetírtelo Emma, mi mundo entero gira entorno a ti, no hay otra persona que capte mi atención que no seas tú, eres mi razón de vivir.

—¿Quién bombardeó Turquía la semana pasada? — lo tomo por sorpresa, pero es el momento adecuado cuando me habla de amor, pasea la mano por nuestros hijos suavemente.

—Yo, hicieron catorce tiroteos en mis bodegas de armamento en Rusia y ayer mataron a todos los miembros de mis bloqueos por Dinamarca.

—¿Vas a ir contra la mafia turca?

—Sí.

—¿Ahora?

—Cuando reabra el Kript, un mes después del nacimiento de nuestros hijos.

No siento ni una pizca de tranquilidad, a pesar de que Richard Madden está muerto, que Logan se ahogó en el lago, que Sarah y Dylan fueron capturados y que la misma Meredith es nuestra prisionera, pero aún quedan Rebecca y el inútil de Tyler, aunque no han hecho ningún tipo de movimiento estos meses.

—El Borah me ofreció un favor por ayudarlo con su hijo en Turquía, me dijo que lo podría utilizar cuando quisiera.

—Sigues así nena, dame más razones para que lo mate peor a todas la ratas que tengo en las jaulas.

—No si yo lo hago primero porque tú me hiciste un juramento en Santorini en nuestra luna de miel, recuérdalo.

—Yo siempre cumplo mis juramentos Emma, fue un simple bombardeo.

—¿Y por qué si fue una cosa sin insignificancia te reuniste con los conservadores rusos en secreto?

—Fue un asunto diferente, no puedo mentirte con tus nalgas rozando mi polla nena.

—¿Te pone caliente que esté a punto de reventar?

Suelta una carcajada sonora arrugando la piel de sus mejillas. —Podrías reventar y me seguirías poniendo Emma — dice, pero no controla su risa, se ve totalmente despreocupado.

—¿Estás diciendo que estoy gorda?

—No estás gorda, estás muy embarazada señora Roe — sonríe de lado.

—Eso ya lo comprobaremos — con dificultad me muevo en su regazo, pero fallo inútilmente. —Quítate los pantalones, de inmediato.

Su carcajada resuena de nuevo y me toma de las mejillas para estampar su boca en la mía con la vibración de su risa en nuestros labios.

Alicia.

Emilia juega por los jardines con el hijo de Kieran, miro a Ethan observarnos desde lejos a cualquier lugar al que yo me mueva por órdenes de Jack. —¿Quieres que te prepare un bocadillo pequeña? — me pongo de rodillas para estar a la altura de la niña.

—Es que no puedo comer bocadillos o no probaré la cena.

—¿Quieres ver una película?

—¡Sí! ¿Puedo llevar a Kieran?

—Por su puesto — le acaricio la cabeza guiándola dentro del palacio.

Dentro del ala oeste donde me dieron una habitación están la mayoría de los invitados. Dejo a la pequeña en la sala audio visual con un tazón de palomitas y una cuidadora. Me quito el abrigo y saludo al asiático que me odia por robar espacio en su cocina.

Estoy un poco aburrida, Emma y su marido pasan todo el día juntos, Erick embriagándose y los otros Roe ni siquiera me dirigen la palabra. Echo de menos a Cora, hasta Paulina se largó, no hago amigos aquí más que Millie.

Reviso mi móvil y la bandeja de mis mensajes de texto está llena de Cora y Aaron disfrutando, pero en un prado que no conozco, el pequeño tiene un par de pequeños dientes delanteros y está sosteniendo un pincel en alto.

Camino por la única biblioteca a la que tengo acceso y escojo uno de los mejores títulos. —Alicia — Erick habla a mi espalda mientras tomo otro libro.

—Pareces un fantasma, no sólo porque entras sin hacer ruido, tienes un aspecto horrible, pero sin duda te ves mejor que anoche.

—Me sirvió hablar contigo, gracias, reflexioné y quizá estoy siendo muy duro con Maya.

—Uno de los dos tiene que ceder, si no estás peleas no pararán hasta terminar su matrimonio como Cora y Bennett, no mereces ser infeliz— le toco el hombro cariñosa —. No dejes que te lastimen más, mis amigos merecen ser felices, trataré de hablar con la señora Roe.

—¿Harías eso por mí?

—Lo intentaré, no me gusta que fumes tantos porros, mira donde está Bennett por esa condición.

—No te merecemos, están tan preocupada por Cora, por Emma, por Bennett, por Millie y hasta por mi — me toca la mejilla —. Te voy a compensar, así que ve pensando que es lo que más quieres para dártelo.

—¿Lo que sea? — pongo ojos entornados y asiente —Un paquete de donuts con glaseado, es lo único que quiero.

Sonríe negando. —Te compro la fábrica completa si quieres.

—Eso es exagerado, encárgate de poner varias cajas de donuts en la alacena y estamos a mano, voy a leerle a Bennett toda la tarde, Millie está entretenida con una película y yo me encuentro aburrida — le sonrío tímida y me pasa el cabello hacia atrás mirándome con ojos coquetos y que no debería.

Salgo con la cabeza gacha, Ethan sigue cerca de mí, el asunto no se trataba de Millie, me quito la chaqueta también y camino sin medias ni botas tomo el recorrido. Le digo lo mismo que a Erick, iré a leerle a Bennett como cada tarde. Bajo los peldaños y cuando me debato a seguir a los de las jaulas miro a mi espalda al grandulón y tomo el de la habitación de Bennett.

—¿Puedo entrar a leerle? — le pregunto por prevención, no debo hacer nada que ellos no quieran, me lo dijo Emma.

—Está dormido.

—No debe dormir mucho, eso le provoca las crisis, tiene pesadillas — sorbo por la nariz — Me da tanta pena, pero estoy un poco aburrida por eso venía.

—Bennett debe descansar, me lo dijo Jack.

—Es un pena, me gusta pasar tiempo con Bennett, pero entiendo que debas obedecer a tu hijo— alzo mi mano pasando mi dedo suavemente por su uniforme —¿Y tú que haces para desaburrirte Ethan? Este es un trabajo muy estresante.

Se quita de mi toque bruscamente. — Para mí no.

Ladeo la cabeza volviendo a alcanzar su uniforme. —Eso es mentira, te he visto beber en los pasillos cuando no estás en horas de servicio — lo miro con los ojos entronados y la boca semi abierta —Perdona el atrevimiento — me aparto y mis libros se caen al suelo.

—Qué acto tan repetitivo y anticuado— voltea los ojos cuando me agacho estratégicamente de espaldas a él para recogerlos —. Aquí estamos sólo gente de trabajo, le recomiendo no olvidarlo cuando vuelva a querer hacer jueguitos.

—No lo olvidaré — le toco de nuevo el uniforme y se pone más serio, es un hueso difícil de roer, la actitud tierna no le pone. —Esperaré hasta que Bennett despierte, hará su guardia así que ya puedes irte.

—Haré guardia aquí hasta que quiera.

—No deberías porque soy muy impaciente y bailo cuando me desespero — me mira con una ceja arqueada —No digas que no te lo advertí, Emma podría regañarte por abandonar tu puesto. Pondré música y todo, está es tu última oportunidad para irte porque no me hago responsable de las consecuencias, trabajé en el club nudista de mi prima — pongo mi móvil en el suelo tocando una canción brasileña.

—No me hable si no se lo pido y mantenga sus distancias conmigo.

Suelto mi cabello rojo alejándome de él, coloco mis manos en mi cintura y de nuevo descalza balanceo mis caderas dándole la espalda, los bordes de mi balda se alzan con cada sacudida de mi glúteos.

Lo miro sobre mi hombro, sigue de pie donde lo deje y mirándome igual de serio. Me toco las manos pasándolas por mis piernas lentamente subiendo la tela y regresando a mis brazos. Cada vez balanceo mis glúteos con más esmero y con menos decencia.

Espío por mi hombro y la mirada seria ha desaparecido y está fija en los saltos de mi falda corta y lo que muestra, sonrío relamiéndome los labios y agilizo la emoción quitándome las bragas ante su mirada, recorre el movimiento hasta que se deslizan por mis rodillas hasta mis tobillos, las hago un bulto y las arrojo al suelo.

Está debe ser un pasillo sin vigilancia, eso espero o el maldito de James están disfrutando del espectáculo de su vida por las cámaras de seguridad. Veo el bulto en su garganta moverse cuando traga duro y camino dos pasos hasta tocar otra vez su uniforme.

—Todavía puedes correr Ethan o acabarás cogiéndote a una joven que podría ser tu hija y yo sólo quiero leerle a Bennett.

—¿Ya terminó con su espectáculo o todavía quiere humillarse más?

—Puedo aguantar un poco más, sólo así dejarás de seguirme todo el día ¿Quién te dijo que lo hicieras? ¿Jack?

—No es de su incumbencia.

Me apoya en una de las paredes separándome las piernas con sus botas, una a una, casi me caigo por el movimiento brusco y cuando alza mi falda con una mano serio de lado, pero me tapa la boca antes de hacer indecencias.

—Esto será rápido y lo hago para que deje de provocarme y después no quiero verla más en mi camino — dice en mi oído oyendo el sonido de su bragueta bajarse.

. . .

Mi cabeza se azota contra los asientos de cuero dos veces más, los rebotes se oyen en la parte trasera de una de las camionetas de seguridad de Alexander, ya no recuerdo que prendas traía puesta hace unas horas, ni tampoco sé de dónde saqué fuerzas para caminar a la parte oscura de estás camionetas después de provocar a Ethan cerca de la habitación de Bennett.

Toma mis pequeños tobillos y me jala a sus embestidas otra vez. El asiento trasero de la camioneta no es lo suficientemente grande. Su mano está sujete en mi cabeza impidiéndome la movilidad.

Sólo con una persona había sentido está intensidad en una cogida madura. Ethan gruñe en mi nuca y lame el valle de mi espalda penetrándome con saña haciendo que arañe los sillones. Mis gritos no suenan porque tiene la palma cubriendo mi boca.

Dijo que sólo iba a follarme dentro del palacio porque lo estaba provocando, pero creo que esto fue mejor de lo que esperé, porque está es la tercera vez que nos vemos en la tarde. Aprieta mi vientre con la callosidad de sus dedos clavada en mi piel suave y se estrella conmigo una cantidad de veces que me hacen olvidarme por qué hice esto.

Carajo, este guardaespaldas tiene la verga muy grande. Estoy bañada en sudor y me maldigo por no recordar que debía hacer cuando me dejará de seguir. Meredith va a enfadarse conmigo, ella quería que le diera... gimo... ella quería que Bennett... Gimo más alto.

¿Quién era Meredith? Ethan llega tan profundo que me corta la respiración y mis entrañas se desbordan en temblores y me corro cuando la cresta de su pene raspa mi culo con un golpeteo duro y empieza a rellenarme las entrañas bruscamente.

Los vidrios de la maldita camioneta están polarizados, pero es más que evidente que están empañados. Me quedo con la boca abierta por el ardor que siento en mis uñas y como me retuerzo en el cuero oyendo sus maldiciones.

¿En qué momento? Yo... él... yo debía distraerlo, no él a mí. Quita su mano de mi boca y me giro jadeando con los glúteos llenos de su corrida. —Novata — me guiña un ojo buscando su pantalón.

Me paso la mano por el cuello sudoroso y lo veo ponerse la camisa. ¿Soy estúpida o qué? Tenía que entra a ver a Bennett y ya anocheció. Soy incapaz de decir nada, mi ano arde y el guardaespaldas me lleno de orgasmos toda la tarde, el idiota se ríe de mi expresión.

—¿Pensaste que eras astuta con tus actos de seducción? — se carcajea —Yo no pierdo los estribos por nadie señorita, pero también estaba aburrido y esto fue divertido.

Me quedo sola en la camioneta, baja sin mirarme, todo el auto huele a sexo. Si se enteran de lo que hice y de las veces que lo hice van a joderme. ¿Qué coño me pasó con ese hombre? Si se entera que me tiré a otro que no fue a Bennett como está estrictamente planeado... se pondrá como bestia.

Sonrío de lado con un nuevo gusto culposo nuevo. Me arreglo la falda y las medias que me quité, el maldito me dejó el cabello desordenado, espero que no haya nadie despierto a estas horas.

Mi móvil sin sonido tiene más de quince llamadas perdidas y una infinidad de mensajes de texto y todos de la misma persona. —Carajo, carajo, carajo, tengo que ver al maldito de James y todavía entrar a la habitación de Bennett, pero no me apetece tirármelo.

Me dejo caer en el sofá y mi celular suena. —¿Qué carajo esperas? Llevo toda la maldita tarde tratando de localizarte.

—Dame un puto respiro, coño, los miembros mayores de la organización del lobo están en todo el palacio, la seguridad es del doble, parece que yo soy la que hace todo el trabajo aquí, maldición.

—El enojo es de mi parte, no te hagas la digna y apúrate carajo.

—Te has puesto a pensar que será lo peor que haga, no sé en qué concepto me tienes.

—Escúchame bien zorra, tienes menos de tres días para hacerlo o de lo contrario te haré vivir el infierno más grande de tu vida— a regañadientes cuelgo y me obligo a salir de la camioneta.

Me sobresalto cuando veo a Maya Roe caminar por la zona hablando con un guardia. Carraspeo saludándola con una sonrisa tierna, pero me mal mira y me barre con la mirada, no tengo tiempo para soportarla. Subo los pisos del palacio del ala oeste hasta donde se encuentra la oficina de James, me duele la entre pierna y no puedo dejar de pensar en el maldito guardaespaldas.

No lo encuentro por ningún lado, ni en su habitación, le dejo una nota sobre su ordenador y camino para cambiarme las medias rotas. Todos mis malditos abrigos huelen a pino y clavo, pero elijo el más grande.

Saco todas las cajas que guardo en el fondo del armario y encuentro uno de los celulares más viejos que tengo. Me sudan las manos de los nervios, lo escondo en mis botas y camino fuera de mi habitación escuchando como beben en el salón los conservadores rusos.

Bajo tratando de no verme en las columnas, pero de no lucir sospechosa. Alexander Roe camina por el centro del salón y siento la sangre bajar por mi rostro. Subo al ala este rogando que me dejen pasar, cuando se quitan veo de nuevo al guardaespaldas que estaba dándome en la camioneta y pido entrar a la habitación de Emma.

—¿Emma? Soy Alicia ¿Dónde estás? — miro por todos lados y ni sus lobos ni ella están en la habitación, reviso por todas las puertas, si el guardaespaldas está afuera es porque ella sigue aquí.

Hay una puerta en el fondo del vestidor que da a una habitación contigua. Se me estremece el pecho con los decorados, sin duda es una habitación infantil y mi amiga se encuentra en el suelo alfombrado con fotos a su alrededor. El vientre sobresale en su pijama y es una imagen bella.

—¿Qué haces guapa? — me siento como si tuviera todo el tiempo del mundo, cuando sólo me quedan unas horas.

—No podía dormir y estaba colocando fotos de Alexander y mías en la habitación de nuestros hijos — recarga su cabeza en mi hombro y es un gesto muy clásico de ella, tiende a demostrar su afecto con caricias, en especial a Alexander Roe, es un como un ángel de luz que quiere tocar y sanar el alma de todo el mundo.

—Desde hace unas semanas pasas mucho tiempo aquí.

—Estoy ansiosa por conocer a mis bebés — dice con un brillo especial en su mirada. —No dejo de imaginarme como serán, el color de sus ojos, el de su cabello, su carácter, su risa.

—Con una madre como tú serán los mejores niños que conozca en mi vida.

—¿Y si no soy una buena madre Alicia? Me he esforzado tanto estos meses, pero estoy lejos de ser como Kate y quisiera amarlos de la forma en la que ella me amó a mí.

—Esa pregunta sobra Emma, eres la mujer que más los amará en la vida, los amarás incondicionalmente y los protegerás a cualquier costo, pase lo que pase — siento que me arden los ojos cuando la abrazo —No dudes que esta familia, los Roe, son los más afortunados de tenerte.

—Eres un buena amiga Alicia, te has convertido en mi familia.

—Tu eres como mi familia también, siempre.

Me aprieta fuerte y me mira con esperanza. —He hablado con Cora de esto, pero quiero decírtelo a ti también. Si algo me sucediera algún día, cuida a mis hijos como si fueran tuyos.

El ardor en mis ojos aumenta. —¿Tanto confías en mí? Soy un desastre andante.

Toca mi abrigo por dónde está mi corazón. — Todos somos un desastre ándate, lo que importa es que sepamos elegir correctamente el tipo de desastre que queremos ser.

No puedo contener las lágrimas que bajan por mis mejillas. —Lo siento Emma — la abrazo fuerte y se atreve a sonreírme con calidez.

—¿Por qué?

—Por no ser ni la mitad de valiente de lo que eres tú.

—Te quiero Alicia — me besa en la mejilla.

—Te quiero más Emma y te prometo que cuidaré a estos dos como si fueran mis propios sobrinos, aunque me muera del miedo cerca de tu marido, pero tú estarás ahí conmigo— se ríe con el cabello ondulado y las mejillas rojas. —Me iré a dormir, hay una fiesta en el salón, es muy ruidosa.

—Es una reunión de la organización, no hagas más preguntas.

—Es lo mejor.

Miro una última vez su imagen sonriente mirando las fotos que coloca en la habitación de sus hijos y lo feliz que se ve, me limpio las mejillas cuando no me ve, con un peso en mis hombros que me seguirá hasta el último día de mi vida.

—Lo siento Emma — miro su puerta. Enciendo mi viejo celular mientras salgo de la habitación rumbo a la habitación de Bennett. El pasillo está vacío lo único que se escuchan son las risas de los cerdos mal vivientes arriba por el ala oeste.

Jack está a la puerta de Bennett dormido con las pantuflas tiradas en la alfombra y Kieran a la puerta del castaño. Ese perro es hijo de su antiguo perro, pero pasa cada noche aquí, esperando verlo por el ventanal.

No puedo pasar por Bennett, subo a la habitación de Millie aprovechando la ausencia de su padre y la encuentro entre peluches con un dibujo que dice Jack con letras mal hechas. —Millie — toco su cabello rubio con cuidado, pero no abre ni un ojo. —Millie, cariño, despierta.

Abre un ojo rascándose el otro y abrazando el peluche. —Alicia ¿Y mi papi?

—Quiere que vayas a verlo, yo te llevo — le acaricio suavemente y me extiende los brazos para que la cargué.

La tomo en brazos y saco una de sus mantas de unicornios y la hago dormir sobre mi hombro. —¿Vamos a ver a mi papi Alicia? — dice con su vocecita agarrando el dibujo como si fuera su más grande posesión.

—Sí, pero debes estar callada, tu tío Alexander tiene una reunión importante y se enfadará si lo molestamos. Déjame colocarte los zapatos — le pongo sus pantuflas por encima de su pijama de gatitos. Mi celular vibra en mi bolsillo y cuando lo saco es un mensaje de James dándome luz verde. — Espérame aquí.

Asiente soñolienta mientras me voy al rincón de su habitación marcando el primer número del celular viejo. —Atención veterana del Mi6 — responde la voz de una mujer.

—Soy Alicia Williams, deseo hablar con el nuevo ministro de Londres, este número móvil me lo dio el MI6 y aunque no puede rastrearlo, la primera General Rebecca Hilton puede darle los detalles de quién soy.

—El rastreo de su llamada es imposible, pero la comunicaré con la General Hilton, ya que ha pedido su llamada.

—Rebecca Hilton, unidad de defensa inglesa del MI6. ¿En qué puedo ayudarle?

—Quiero denunciar la ubicación de la búsqueda de Alexander H. Roe y Emma K. Roe, así como la ubicación de secuestro de la teniente Sarah A. Wall y el primer General Dylan A. Gray — me pican los ojos mirando a Millie.

—Su ubicación es imposible de rastrear con el dispositivo que adquirió del MI6.

—Tengo un micro dispositivo de rastreo que instaló la teniente Wall en su hija Emilia Camile Roe Wall, su código de rastreo es uno, cinco, siete, cuatro, uno.

—Estamos conectados las coordenadas de rastreo, le pido que se mantenga en llamada.

Escucho el teclado del otro lado y me obligo a no llorar, casi puedo ver la sonrisa de satisfacción de Rebecca. —Se ha encontrado la ubicación de la niña en torre doce de la avenida cuarenta siete por el arco sur de Compunge, a ciento quince kilómetros de la primera carretera principal, con más de veintisiete bloqueos a su alrededor en un tramo no ubicado en el mapa local, el servicio de defensa inglesa estará ahí en la ubicación a la brevedad, puede cortar la llamada.

Cuelgo y me llevo el celular al oído de nuevo. —¿Quieres que te mate zorra? Te dije siete horas.

—Los he denunciado, el MI6 tiene todas las ubicaciones del Palacio Roe.

—Estamos en camino, ocúpate del último tramo.

Cuelgo quedándome en una habitación totalmente en calma por más de una hora con la conciencia pesándome, cuando me avisa que llegaron al lugar d encuentro tomo a Millie en mis brazos y voy a la oficina de James que ha desactivado todas las cámaras de vigilancia. Mira a Millie y me señala la puerta que debo seguir.

Ajusto las mantas en la niña. —Despierta ya a Jack.

—Es la camioneta doce, corre hacía ella.

—Alicia — dice Millie con la voz ronca mirando a James. —¿Y mi papi? — le tiembla el labio inferior.

—Está afuera cariño.

—Le hice un dibujo.

James me indica que siga la línea y corro con la niña en mis brazos y no llego tan lejos para que los kray de Alexander Roe me detengan. —No dé un paso más Alicia, agacha la cabeza y responde sólo a lo que se te pregunta ¿A dónde va con la niña Roe?

—Su padre me pidió subirla a una de las camionetas.

—Un heredero Roe no sale del palacio sin que el mismo lobo lo autorice, retroceda dentro.

Me veo rodeada de cuatro hombres de seguridad.

— Las armas abajo o me las cargo aquí mismo hijos de perra, a la niña y a ella— siento el espero metal de un arma en mi nuca y en Millie y el primer guardia retrocede.

Como tengo la cabeza gacha lo primero que veo son sus botas en el asfalto antes de su ropa verde. El cambio oscuro de barba y ojos azules le da el toque más oscuro que el anterior, las probabilidades de sobrevivir eran nulas, un ahogamiento en el lago por la tormenta de nieve y su ceguera, pero esa niña rusa finge ser lo que no es.

Tiene una metralleta en su mano y una navaja irlandesa en la otra. — ¿Por qué tardaste tanto querido?

—¿Ya querías verme? — me insta a caminar entre sus kray. —Despierten al lobo que su padre regresó y con nuevos obsequios.

Saca la lengua gustoso, disfrutando de sus hazañas y arremete con la ayuda de Dina Makova contra los guardias alertando a los de la entrada, le cubro los oídos a Millie asustada por la demencia de Logan Roe.

—¡Llegó la ayuda más esperada! — grita con júbilo y es ahí cuando veo el primer avistamiento del MI6, la DEA y el FBI en un operativo directo para iniciar el infierno en el palacio Roe.

Alexander.

Duermo con mi esposa, con la mano en su vientre y nuestras cabezas unidas, hace esos sonidos de mini ronquidos con la boca semi abierta, pero eso no es lo que me despierta, es el sonido de los aviones encendidos.

El dispositivo parpadea incesante en mi mueble de noche, me toma medio minuto quitarme el sueño y tomar mi arma. —Emma despierta.

Se levanta con los ojos muy abiertos por el tono de mi voz mientras me inclino a atarle las botas y pasarle su ropa, pero recién voy a medio camino cuando se oye el primer tiroteo a lo lejos y su pulso se desboca.

Cuando le estoy poniendo el abrigo Ethan entra sin tocar en la puerta. —Vi har et direkte angreb fra MI6, FBI og DEA, mi señor — explica.

—¿Cuál es la densidad?

—Tenemos a las unidades doce a cincuenta y dos desplegadas en el perímetro, los conservadores rusos esperan sus órdenes porque sobrevuelan avionetas de kray por toda Dinamarca. Caterva ya ha organizado a los francotiradores, pero es necesaria su aprobación.

Me detengo antes de dar órdenes para el contra ataque y me inclino hacia Emma recayendo en la intensidad de ataque. No arriesgaré a Emma, ha tenido pequeñas contracciones a lo largo de la media noche que suceden cada dos horas. — Antes que comiencen en el sector de nuestro campo, te llevas a Emma— me mira con los ojos entornados —Vas con Ethan — tomo el rostro de mi esposa en mis manos —Te escoltarán a Rusia junto con los conservadores rusos.

Niega con la cabeza sin decir nada, pero lo ojos se le ponen brillosos.

—Es un ataque muy serio Emma, desplegaré a toda la mafia contra ellos, incluso el detonador que llevas, te vas a Rusia en menos de diez minutos, saca las camionetas y las escoltas Ethan, Emma no puede sin consultar a la doctora Kriss, llévenla con ustedes, pero ve el tiempo máximo en carretera, hasta que deban tomar el vuelo largo.

—Enseguida mi señor, mi señor.

Quito las lágrimas que corren en silencio de las mejillas de Emma. —Para nena, me voy a reunir contigo y con nuestros hijos en Rusia.

—¿Lo juras?

Miro con tortura los ojos castaños de Emma, cargo dos de mis mejores metralletas y me pongo un comunicador en el oído. —Vamos con Ethan, tienes que irte.

La tomo de la mano calmando sus temblores y me mira con lágrimas contenidas, bajamos con cuidados las escaleras principales, la fila de camionetas negras con más de setenta y siete escoltas de francotiradores se abre paso entre ella.

Le suelto la mano esperando hasta que suba, no bajará a la cripta a empezar el contra ataque sin asegurarme que mi esposa haya salido a salvo de aquí, me mira sobre su hombro lleva su collar del lobo y sus joyas puestas.

Se vuelve impacientando a la escolta, la atrapo a medio camino cuando me besa con desesperación.

—Te amo nena — esa frase rasga de mi boca con tortura.

—Aunque no nos encuentres en Rusia, yo siempre te voy a encontrar Alexander Roe— dice sobre mis labios — Lo juro— me besa lento antes de dirigirse a la camioneta.

—Tu vida por la de ella si le pasa algo a mi esposa, Ethan.

—Siempre leal a usted mi señor— me da un saludo militar y sube tras ella, las camionetas arrancan y salen a la carretera seguida de su escolta. 


Hola sexys. 

Hemos llegado al final de Deseo, sean fuertes, nos leemos pronto en la última actualización de Deseo. 

Doy spoilers a la media noche en mi instagram. 

Los amo tres millones. 

-Karla. 

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