CAPÍTULO 78
Erick.
Maya aparca su Cadillac enojada, azoto la puerta del taxi yendo detrás de ella. Ethan trata de detenerme, pero necesito hablarle. Se me planta al frente. —Aún estás en recuperación, no debiste viajar, puedes tener complicaciones— la detengo, sigue pálida, no puede reponerse de la herida que le perforó el pulmón.
—No te atrevas a dirigirme la palabra, ya fue suficiente con el acto que te inventaste con el Borah. ¿Quién demonios te invitó a Turquía? — me encara y da un traspié poniendo su mano sobre la venda que cubre su ropa.
—Tome un vuelo y lo pague con mi propio dinero. No hagas movimientos bruscos, vamos te llevaré a tu habitación, deben revisarte la herida— la insto a caminar, debe descansar, ya discutiremos mañana o si no quiere lo dejaremos.
—¡No vas a entrar a mi habitación, no me toques!
—Soy tu manso.
—Ya no.
Respiro hondo aguantando el desagrado que me provoca. Aún pálida y con pocas fuerzas para caminar se ve... se ve como un infierno de belleza, que me deja embobado sin poder dejar de mirarla.
El cabello castaño de vuela con la brisa, su nariz respingada a penas y se mueve con sus gestos y la boca... paso mis dedos por sus labios rojos cereza. No aparenta la edad que tiene, es atractiva como Emilia, pero con madurez.
Si quiere que le ruegue, lo haré, esa belleza se lo merece.
Apago mi agonía cuando la veo contener la respiración. —No se ha acabado— murmuro cuando la beso.
—¡Madre! — el grito enojado de Jack la tensa —¿De nuevo te estás exhibiendo?
—No se ha acabado Maya— no voy a renunciar a lo que quiero. —No me dejes.
Me mira fijamente sin decir nada. Espero con miedo la respuesta, pero su silencio me asusta, se quita uno de los anillos de oro banco que trae y lentamente me lo coloca en el dedo meñique.
—Hvis skæbnen vil, finder jeg dig— pronuncia alejándose, no sé lo que significa, pero con su mirada siento que quiero caerme sobre la arena. —Vete Erick, se terminó.
La voz de Jack es un susurro molesto al que no presto atención.
—Actúa con responsabilidad Maya, deben hacerte tu curación diaria los médicos— le toco la mejilla con adoración. —No te lastimes para castigarme, aprenderé la lección, pero no iba a dejarte ir sola a ese lugar por más que me culpes por lo que siento— sus ojos se abren grandes.
Se atasca con una tos muy grave. — Me duele mucho la herida.
—No tengas miedo Maya, dame otra oportunidad como tu manso— bajo a besarle la mejilla y la mano lento y suave, respira hondo sin apartarse y mira a alguien a nuestra espalda.
Mi pecho se hincha con esperanza. Ahora entiendo por qué los Roe se vuelven dementes cuando están enamorados, siento que se me va a salir el corazón, mis latidos son irregulares y me asustan, pero nunca me sentí tan vivo, siento que cualquier lugar donde no esté Maya me parece solitario.
Siento como si me quitaran la vida cuando a alejan de mí, siento que si no me mira no puedo comenzar mi día. Esto deber ser amor, nunca lo había sentido, pro me gusta lo que provoca.
— Maya— susurro su nombre con un suspiro —Te amo— confieso. —No sé hace cuanto, pero sí que no puedo callármelo.
Su mirada verde se pone triste o eso me parece, no soy bueno leyendo emociones a menos que esté llevando un caso judicial. —Tú no lo haces, te confundes.
—No son los lujos, lo juro— la interrumpo. —Eres tú, la forma en la que tocas y me proteges, las caricias por las noches, yo quiero eso por muchos años, sé que tengo un historial grande de mujeriego, pero esta vez quiero tener a una sola mujer en mi vida desde ahora— le beso las manos esperando una respuesta buena.
Sigue mirándome con tristeza y poco a poco quita sus manos de las mías pasando de largo, no pienso dejarla, la sigo de nuevo.
—Te seguiré a cualquier lado mujer, te seguiré hasta el fin del mundo si me lo pides.
—Regresa a Londres.
—No, por primera vez en mi vida no quiero hacer lo que me ordenan, quiero quedarme contigo— insisto con miedo. —Quiero lo que tiene Alexander con Emma, o lo que tenía Bennett con Cora.
—Tienes un complejo, no me amas, el cariño que no te han dado tus padres lo has transformado conmigo, estás confundido, me ves como protectora no como una amante — dice y niego varias veces. Abro la boca para protestar, pero me lo impide—Y sí fuera cierto lo que dices cometiste un error y es mejor que lo olvides.
—¿Cómo me pides olvidarme de ti? — la tomo de los hombros cuidando no lastimarla —No puedo respirar si no te veo todos los días Maya, siento que se me cae el alma a los pies cuando no me miras y no me hablas— vuelve a mirar a mi espalda —Dame una oportunidad, déjame convencerte.
—Madre— Jack vuelve a insistir y juro que lo golpearé si no cierra la boca.
Niego al borde del llanto. —No lo termines, te lo suplico, no me hagas esto, no sabes lo difícil que fue para mi aceptar mis sentimientos y decirlos en voz alta.
—Se terminó Erick— siento un ardor en mi estomago con cada una de sus palabras —Lo único que yo buscaba de ti era algo carnal, todas las señales que te confundieron es mi forma de tratar a todos mis mansos, puede que les llegue a tener afecto si son buenos amantes, pero no hay sentimientos.
—¡Mientes! — mi voz tiembla—Esas caricias por las mañanas, todo lo que hicimos incluidas las risas en la habitación fue más, yo lo sentí más. — trata de avanzar y le bloqueo el paso —¡No te vas hasta que me digas la verdad sobre lo que sientes por mí! ¡Y deja de mirar a mi espalda! Jack no puede decirte lo que debes hacer de tu vida.
—Madre— repite Jack con un poder en esa sola frase.
—¡Dime la puta verdad!
—¡Esta bien! — Maya se me planta al frente —La gente como yo, sólo una vez le puede abrir su alma a alguien, somos unos malditos que sólo le dejamos ver nuestros pecados y debilidades a una sola persona de por vida. — me pega en el pecho — La gente como yo sólo puede enamorarse una vez, porque sólo una vez dejamos caer nuestra máscara de frialdad y mostrarnos vulnerables— respira hondo —Y yo ya lo hice en el pasado.
—Esa es una regla estúpida, además tú no amas a Tyler.
—No fue con Tyler— retrocede —Puede que no estemos juntos, pero esa persona aún vive Erick.
Siento que me desestabilizan, me quiero tumbar a llorar sobre la arena, me limpio las mejillas negando con la cabeza. —¡Me mientes, no hay otra persona y sí es así, ese soy yo! Si no ¿Quién? — me colocan una mano en el abdomen apartándome de ella.
Ethan me empuja.
—¿Qué carajo haces? Te dije desde que bajé del taxi que este no es tu asunto.
—Lo es Erick, es Ethan de quién hablo— dice Maya rompiéndome el corazón cuando el grandulón a su espalda la hace retroceder protegiéndola. —Ethan ha sido el gran amor de mi vida, el único, es... — respira hondo poniendo el rostro serio —Era el padre de mis hijos.
—Mentirosa, él ni si siquiera habla— me niego a creerlo.
—Mi madre dice la verdad— Jack se pone a mi espalda.
—Es por eso que cuando Logan lo atacó Jack y yo hicimos todo lo posible por salvarlo, no podía perderlo— se toman de la mano frente a mis ojos como una burla desatando mi llanto, me niego, ella no lo ama. Como Ethan ve que me niego a creerlo se alza la manga de la chaqueta por encima de su hombro derecho donde tiene una inscripción en tatuaje.
—"All'alta fantasia qui mancò possa" — leo sin fuerzas, es el mismo tatuaje que tiene Maya en el hombro del mismo brazo.
—Nos lo hicimos en honor a Jack y Emilia— Maya termina de romperme.
Comienzo a ver borroso, la cabeza comienza a darme de vueltas y me falta el aire. Siento mis extremidades pesadas.
Siempre que estaba en mis brazos desnuda le preguntaba por el tatuaje y decía que era lo más importante que tenía. Me habla sobre que se terminó y Jack sobre entrar al chalet, pero me tapo los oídos corriendo lejos de todos ellos.
Los miro con odio, lo más cercano al enojo, de lejos los veo besarse a la entrada del chalet y después entrar juntos quitándose la arena de las botas seguidos de Jack. Me arde el pecho, debe ser mi corazón rompiéndose, nunca experimenté este sentimiento, corro a la orilla del mar.
Escucho a lo lejos los gritos de Alexander y Emma en una discusión y corro por la orilla hasta que dejo de ver mis huellas en la arena, corro hacia adelante maldiciendo y dejo de ver el chalet, miro a mi alrededor desorientado. —¿Dónde carajo está el Chalet? —camino a lo que creo que es el ese y sólo veo una playa solitaria.
Maldigo deshaciéndome de los zapatos corriendo hasta que me duelen las rodillas, hasta que sudo gotas grandes, hasta que siento que voy a vomitar mi estómago, comienzo a ver el alba a lo lejos por el este.
Giro sin encontrar nada, todavía está oscuro en unas dos horas amanecerá. Corro hacia un montón de rocas encimada donde me caigo raspándome las rodillas, la sangre se mezcla con el agua.
Doy un traspié cuando trato de levantarme y caigo con un peso muerto, mi cara se llena de arena, siento que no me entra aire en los pulmones cuando una ola me arrastra cortando mi llanto cuando me trago gran parte del agua salada.
Saco la cabeza y trato de toser, me arrastra otra contra las rocas, no puedo manotear, mis ojos queman. Así se siente la muerte. Grito y me esfuerzo por respirar, me queman los pulmones.
Otra ola me avienta contra las rocas y me sumerge hondo.
Veo una mata de cabello castaño luchando contra las olas, tiene mucha fuerza. Me jala por la arena, me agarro a su brazo que se sumerge alzando mi cuerpo. La maldita ola nos sumerge, me quedo sin aire.
Vuelve a nadar, empujándome con él hasta que me carga en su espalda para llegar a la orilla. Gruñe aventándome con la arena, mis rodillas se entierran en la arena mientras vomito con una tos ronca tratando de sacar el agua salda.
Se sienta en la arena respirando con dificultad, noto con claridad los tatuajes y los rasgos en su cara. Arrastro mi culo lejos mirando su rabia marcada en todo su rostro. —¿Pensabas ahogarte como un cobarde Erick?
—Tal vez eso calmaría mi dolor— Alexander me mira como si me hubieran salido dos cabezas y se quila la camisa mojada.
—Me rodeo de gente que da la cara, hasta el más inútil lo hace. Quítate la arena de los ojos— ordena y se levanta sacudiéndose el cabello. —No puedo perder el tiempo con el amante de Maya.
—Ya no soy su amante.
—Déjame adivinar. ¿Te rompió el corazón? Te advertí que no te metieras con ningún miembro de mi familia, sólo te utilizaron, te quitaron la fachada decente que tenías, ahora eres una burla.
Siento que cualquier cosa que diga lo utilizará a su beneficio, opto por permanecer en silencio.
—Quizá, pero nunca sentí una sensación más viva, era como estar lleno de adrenalina todo el día. — contiene una risa y me molesto. —¿Por qué carajo me salvaste? Nadie le dio derecho a hacerlo, tengo mucho dolor en mi alma, me quería morir.
—Si te hubieras querido morir no hubieras estado manoteando por respirar aire. Tu dolor es pasajero, no te va a matar.
—Mi dolor es más grande de lo que te imaginas, ya estoy muerto por dentro, no me importa si me ven como una vergüenza, no me importa mi trabajo como abogado, ni siquiera una reputación.
Me toma del cabello obligándome a verlo —El dolor que mata, no es el que te hacer llorar como un niñato Erick, es el que es tan fuerte que te dobla en pedazos y no te deja llorar, te consume por dentro por años y te quema mientras te arrastra al puto infierno.
—Voy a morirme.
—¡Qué no! — advierte. —Que se diga que el mejor amigo del lobo murió, sería malo para mi reputación— me jala levantándome. —¡Límpiate la cara! — lo hago —No seas un cobarde, alza la cabeza y finge que estás bien, no les des el gusto de ver que te jodieron, míralos a los ojos, siéntate en la misma habitación que ellos.
—No voy a poder hacerlo hermano— agacho la cabeza, derrotado.
—Con unas botellas de vodka y unas rubias gemelas alemanas lo harás, son turistas.
Levanto la cabeza, esta serio. Eso mismo le hice yo cuando recién conoció a Emma. Me empuja a caminar a su auto, me subo cerrando la puerta, miro la hora pasan de las siete de la mañana, corrí varias horas, me duelen los músculos.
Alexander entra por la otra puerta sacudiendo la arena, abre la guantera y saca el rolex más costoso que me pertenecía y el que usé habitualmente para mis conquistas, la última vez lo tiré a la basura de su palacio.
Me lo da y por varios minutos miro la joya en color negro recordando los viejos tiempos y también a Maya. —¿Ahora eres un marica? — me mira con burla —Póntelo cabrón.
Sonrío a escondidas colocándomelo. —Entonces, ¿Cuántas horas tengo para follarme a las rubias?
— Toda la información necesaria la tienen las rubias que te consiguió mi asesino, mi mujer y yo nos vamos a medio día, pero cuando tu regreses quiero verte como Erick Jones no como el pordiosero que has venido jugando por meses.
—Eso no es posible.
—Es una orden — asiento y me agacho a buscar la caja debajo del asiento. —¿No te dije que dejarás de meter cervezas baratas en mis autos?
—Es vodka, unos Russo-Baltique, obviamente lo robe de tu colección.
Tengo más de un millón de libras en mis manos, soy cuidadoso con la tapa de oro y la coloco como vaso, le paso otra porque no beberá de la misma que nadie, quita la tapa con los dientes arrojándola por la ventana y bebe directo de la botella como si fuera cualquier otro licor de supermercado.
La persona que encuentre la tapa se llevara el lujo de su vida. Estiro la mano y pongo la radio en su Range Rover, sé que configura en cada lugar al que viaje, donde no tenga sus Aston Martin.
El metal de Kim Dracula me llena los oídos y el alcohol me cala las heridas internas. Ni pregunto mientras bajo las botellas caras cuando se detiene a la entrada de un Hilton & Roe de cinco estrellas.
Sólo el maldito Alexander puede estar siendo buscado por la DEA, el FBI y el MI6 y tener su marca hotelera en subasta y pasearse por sus hoteles como el maldito dueño. Ni me sorprende que los trabajadores le sigan agachando la cabeza, mi mejor amigo podría perder todo y nunca el carácter.
—Mi señor— una mujer de la entrada lo recibe. —Hemos informado a su contador personal Blake, del cambio de ganancias a su cuenta personal, ya que el gobierno lo busca.
—Cabrón, sigues teniendo el control de tu cadena hotelera. No le tienes miedo ni al diablo.
—Yo soy el diablo.
Sonrío de lado y subo los peldaños cristalizados con fuentes alrededor cuando arranca dejándome. Miro a una de las camareras que habitualmente me tiro, me sonríe y por extraño que parezca no siento ganas de coquetear con ella.
Tampoco tengo ganas de conocer a las rubias alemanas. Me paso una mano por la cara aún húmeda y miro mi rolex negro, no puedo evitar sentirme sin fuerzas mientras paso por el anillo plateado que me dejó. —¿Por qué me heriste Maya?
Puedo ponerme mi teje negro, mis zapatos relucientes y traer una sonrisa ladeada para conseguir mujeres, pero ¿me serviría? Perdí mi dignidad por una persona que no me quería, ni me respetaba.
— Erick Jones— dice una voz femenina a mi espalda sorprendiéndome —Me dijeron que necesitabas compañía.
Me giro encontrando a la belleza latina con un vestido blanco de dos tiras sobre su escote que le descubre la espalda y los brazos, por su altura y figura atrae muchas miradas, aunque hace frío esta mañana está primaveral.
—Paulina— me rasco la nuca, nervioso, se acomoda el cabello largo y negro para abrazarme, su perfume me deja con ganas de olisquearlo por todo su cuello. —¿Uno de los asesinos del neurótico de Alexander te arrastró aquí?
—Por supuesto, porque yo jamás dejaría Republica Dominicana y Nueva York sin un asesino — bromea y se le marcan los hoyuelos en su piel trigueña.
—Me sucede lo mismo, es muy protector con los que somos de baja clase— me golpea el hombro y siento un cosquilleo donde posa sus dedos.
—La verdad es que tengo un evento de modelaje en Estambul estos días, me comuniqué con su asistente y Amelia me dijo que estaban cerca de Mardin, no esperaba que hicieran viajes con los boletines de búsqueda del FBI, los vi en Nueva York.
—Teníamos que hacer una visita— me rasco de nuevo la nuca —No estaremos mucho tiempo.
—No te irás sin cenar conmigo— me toma del brazo haciéndome caminar sin importarle mi ropa mojada—Te mostraré mi restaurante favorito, preparan unos dolmas que están para morirse.
—El neurótico no me dijo que tú eras mi compañía.
—Estaba pensando en viajar a Londres, no era seguro que nos viéramos en la ciudad—respira hondo —Me enteré de lo de Bennett— su sonrísa se borra. —No me enteré del memorial privado que le hicieron, nadie me llamó, yo habría venido.
La insto a sentarse en una de los sofás del lobby, cruza las piernas tan largas, suaves y bronceadas llamando mi atención, siento un cosquilleo por mi vientre bajo, pero lo aparto enojado, ella sigue atrayéndome.
—Disculpa mi atuendo y mi falta de calzado, fui a nadar.
—No me molesta.
Una de las razones por las que Paulina siempre fue prohibida para mí desde que la conocí, fue por Bennett, hacían tan buena pareja que creí que llegarían a casarse. —Fue un momento complicado, difícil para los Roe, pero debí llamarte para explicártelo.
Su mirada se pone brillosa. —¿Al menos lo hizo rápido? ¿Sin sufrir?
Miro al suelo entrelazando mis manos, estás cosas no se dicen a alguien que lo quiere, pero lo debe saber. — Se pegó un tiro en la cabeza— digo y le comienza a temblar el labio inferior.
Le ofrezco un pañuelo cuando dos lagrimas solitarias salen con un ligero sollozo, sus ojos azules se le ponen rojos con el llanto.
—Debieron decírmelo, yo pude llevármelo a mi Nueva York para levantarle el ánimo.
—Siendo honesto, hicimos lo imposible, al menos Alexander, pero la última recaída le pegó duro, no hablaba, no comía, cuando su esposa murió ya ni se levantaba, se negaba a ir a rehabilitación y su cuerpo ya no respondía — aun duele pensar en mi amigo —Y él no se habría ido por su hijo.
—No supe mucho de ella— solloza —¿Su esposa no lo quería? No me cabe en la cabeza como la mujer de la que siempre hablaba, no lo pudiera ayudar en algo tan fuerte.
—Coraline no era...
—¡Ah! Tiene nombre.
—Cora no fue la que se casó con Bennett, fue Lena la tatuadora que trabajaba en el MI6 y lo hicieron porque Tyler los obligó, pero Cora lleva a su hijo, sé que es complicado de entender Paulina.
—Tienes razón, no lo entiendo, parece que esa Cora como la llamas no era su pareja y sólo la embarazó — levanta la mirada con los ojos llorosos.
—Cora estaba comprometida y después cuando se terminó con ese, se puso en una relación con el amigo de su hermano, pero se estuvo viendo con Bennett, después de que él se casará. — la miro comprensivo —Bennett se casó después que ella se comprometió.
—¿Comprometida? ¿Con pareja? ¿Quiso a Bennett cuando ya estaba con Lena? — se ríe sin humor —¿Estás diciéndome que fue su amante todos estos meses?
Se escucha peor en voz alta. —Quizá, pero Cora lo quería, por eso estaban juntos a espaldas de sus parejas.
—Claro que lo quería, si se comprometió y se buscó pareja y lo metió en su cama ¡Por supuesto que lo quería!
—Paulina, es complicado de entender, no sabes toda la historia.
—Lo que me dices me basta Erick, yo le dejé ir en Nueva York porque me dijo que se había enamorado, que esa mujer lo quería.
—Bennett amaba a Cora, hasta el final hizo lo posible porque no le quitaran a su hijo— me arrepiento de mis palabras en el momento en el que se le ponen rojas las mejillas.
—¿Al hombre más bueno del mundo le querían quitar a su hijo?
No puedo responderlo porque no hay una razón válida para el sufrimiento de mi amigo.
—Un hombre que viajó conmigo cuatro veces a África para ayudar a mi fundación infantil de desnutrición, el hombre que recogió a Kieran de un basurero sucio en Nueva York y lo adoptó, el hombre que no vendía sus obras de arte a Gallery Art para que los nuevos autores cumplieran su sueño de exponer, un hombre que le llamaban a sus malditos progenitores, papá y mamá después de lo que le hicieron en su niñez— solloza —¿Cómo alguien no pudo amar y elegir a ese hombre?
—Tienes razón, no lo merecía.
—Entonces no me hables de esa mujer, porque yo me hice a un lado por ella y lo destruyó— sus lágrimas me hacen fruncir el ceño. Lo mucho que amaba a Bennett es evidente. —Bennett debió decírmelo, no debí dejar que se fuera de Nueva York.
La abrazo rozando unos de sus pendientes de diamantes con mi barbilla. Recuerdo a Bennett de unos dieciséis años con ropa de hippie corriendo feliz detrás de Paulina para abordar el avión a África cuando Alexander se lo permitió.
—¿Puedo visitar su tumba? Viajaré a Londres.
—No sé dónde está, sólo Alexander.
Respira hondo quitándose el maquillaje corrido. —Conoceré a la mujer que lleva a su hijo entonces.
—No creo que sea buena idea Paulina, no te veo bien con la situación.
—El amor de mi vida se suicidó por una mujer que nunca lo quiso, jamás estaré bien, llévame a conocerla al final de la semana, por favor.
—Cora ha tenido algunas dificultades en su vida— trato de detenerla cuando se levanta —Es amiga de la mujer del lobo, eso puede acabar mal.
Me mira fijamente alzando la barbilla. —Ya acabó mal cuando él se suicidó— su celular suena haciendo que se limpie las mejillas con el dorso de la mano. —Estoy en camino, pueden ir preparando el vestuario, llevaré a un amigo, prepara una tarjeta de acceso para él.
—¿Te vas?
—Mi agente me llamó, tengo una sesión en hora y media— saca un espejo de su bolso —Mira que cara tengo.
—Todavía te ves muy guapa, sólo te arreglo las tiras— ¿Tan pronto Erick? Le acomodo el vestido por la espalda. Dios. Me aparto confundiéndola. —Es un vestido muy ajustado— mi voz suena ronca.
—Una talla menos, pero me queda, más ajustados serán los trajes de baño de la sesión— salen los hoyuelos, mientras controlo mi polla —Pedí una tarjeta de visitante, te vienes conmigo, serán sólo dos horas. Mi taxi está afuera.
—¿No te molesta ir con un hombre empapado? Siempre te andan siguiendo alguno que otro paparazzi— apoyo mi brazo en el muro del lobby.
Se ríe tierna meneando su cabello largo. —Que va— se encoge de hombros. —Es mi especialidad, de todos los idiotas con los que salgo en la prensa, tú les parecerás el más normal.
Se oye un carraspeo a nuestra espalda, me pongo más nervioso cuando veo a Emma elegante detrás de nosotros, con los lentes oscuros sobre su cabeza y un bolso negro en su mano seguida del maldito Ethan.
Miro con odio a su maldito guardaespaldas. —Mi señora— corren los empleados del hotel a servirle. —No esperábamos su visita ¿Qué desea de sus sirvientes? — piden sus empleados.
—Tú y yo tenemos algo pendiente, hablaremos— me advierte Emma clavándome el dedo en el pecho.
Me atraparon, me da un escalofrío en la espalda —Emma, ella es Paulina, una de las amigas de Bennett y conocida de Alexander— presento para distraerla.
—Ex prometida de Bennett— Paulina le extiende la mano —Soy Paulina Alcántara, la modelo principal y más prestigiosa de IMG models, soy de Republica Dominicana, pero resido en Nueva York, mi madre es neoyorquina.
—Emma Roe— se toman de las manos, el guardaespaldas me mira y lo maldigo en mi mente para que se muera. Paulina le hace una pequeña inclinación de cabeza que satisface a Emma. —¿Estás mucho tiempo en Turquía?
—Una semana por trabajo, después me puedo tomar unos días, estaba pensando ir a Londres a visitarles, por cierto, me encanta tu bolso, es una buena colección— señala el objeto aburriéndome, pero Emma de vuelta parece satisfecha.
—A mí me gustan tus tacones.
¿Se están dando cumplidos o se están haciendo amigas?
—Soy embajadora de la marca, me los envían en cada colección, ese vestido se te muy bien— explica y casi bostezo y por el bien de mis bolas no miro las curvas pronunciadas de Emma, ni su brillo en su mirada o su marido me quema vivo como Ida.
—¿De qué son las cadenas que traes?
—De mis mascotas, pero los he dejado en el auto. No estamos en Londres, pero si puedes visitarnos.
No mires a Emma Erick.
—¿Por qué no almorzamos juntas para conocernos?
No lo hagas, Alexander ya te partió la cara una vez, en la siguiente te mata.
—No puedo, tenemos que viajar por razones personales, Erick te lo dirá.
Subo mis ojos al vestido lila de Emma y por las cuervas de su cadera, subo un poco más y de repente su guardaespaldas se pone frente a ella, sólo me falta que se lo diga a Alexander, necesito un plan y rápido.
—Quisiera quedarme, pero debo arreglar un asunto con los empleados— se dan de nuevo la mano y dos besos en la mejilla, no han pasado ni cinco minutos conociéndose.
Ethan no me quita la mirada de encima con advertencia, pero tampoco a Paulina. Una idea brota en mi cabeza con las ordenes de Alexander y alzo la cabeza, despreocupado. —Paulina debemos irnos— la tomo de la cintura haciendo que se tense. —Ya quiero ver esos bikinis— digo con voz ronca.
Se pone roja sin poder decir más que asentir confundida. A Ethan casi se le salen los ojos, Emma abre la boca sorprendida, tomo valor como me dijo Alexander y camino con ella a la salida buscando el taxi. —¿Qué haces Erick? — me empuja soltándose. —¿Por qué me toqueteas?
—Lo siento, pero necesito que me ayudes.
—Ni hablar.
—Primero escúchame— le tomo la mano y se vuelve a soltar. —Necesito una amante falsa.
〘 〙
Alexander.
Tomo una de las cadenas de los lobos y amarro la garganta de Logan para arrastrarlo por el piso como mi perro. —No me duele tu... tortura hijo— escupe en el suelo ronco.
—Ni siquiera he empezado— lo arrastro por la arena haciéndolo caminar en cuatro patas, su cuello se dobla cuando jalo de la cadena, se le abren heridas alrededor que se infectaran con el metal.
—¡Mi señor! — grita corriendo Caterva —Uno grupo liderado por Dimitry han cerrado las carreteras principales de la ciudad y el acceso al aeropuerto privado. — me enseña su celular —Tenemos más de catorce carreteras llenas de francotiradores, James nos ha enviado la ubicación de la ruta de políticos turcos que va al ser de Mardin y la he ido a supervisar, tiene a más de cuarenta Krays, han bombardeado todos los edificios que llegan a aeropuerto.
Logan se ríe. —¿Pensaste que mis kray dejarían que me secuestres hijo?
—¡Cierra la boca escoria! — lo pateo en la nuca hasta que se desmaya. Abro mi traje de combate sacando mi comunicador y dos rastreadores de cargar, uno se lo doy a Caterva —Ethan, trae a mi esposa, cambio de planes.
Le entrego a Maya el bulto desmayado, se coloca guantes de látex y le inyecta un sedante en el hombro. —¿Quieres que activemos un bombardeo de contra ataque? Pero debo advertirte que la DEA sabrá que estás aquí.
—Hay un caza tanques volando por la ciudad, tenemos reportes del modelo— Jack mece su pantufla con el ordenador de Emma sobre sus piernas —Fairchild-Republic A-10 Thunderbolt II, las autoridades turcas aún no han puesto el estado de alerta.
—Es de la organización de los treinta y siete — le arrebato la MacBook —Tiene una velocidad de dos, punto, cuatrocientos catorce kilómetros por hora, aún no ha atacado ni bombardeado el caza tanques— camino fuera del chalet —James, manda la ubicación de cada bloqueo en la ciudad.
—Hay al menos dos por carretera, los estás recibiendo en este momento. He ubicado al caza tanques, está volando en la zona residencial al sur de Estambul— informa —Se mantiene a una longitud de dieciséis metros, lejos del radar aéreo turco.
Paso las coordenadas que me dio de los bloqueos y las envío a diferentes asesinos. —No dejaran que nos llevemos a mi querido hermano fácilmente— Maya se coloca a mi espalda mientras miro el área donde sobre vuela el caza tanques.
Tomo mi comunicador, mirando al frente. —Quince, veinte cuatro, ocho, informe si tiene señal.
Se oye intermisión. —La hay mi señor.
—Área turca, coordenadas, uno, uno, siete, doce, uno, cuatro en Mardin al norte de Estambul.
—Recibido mi señor.
—Alexander, la señal ha encontrado un Lockheed Martin F-22 Raptor, puta madre, tenemos que entrar al Bunker— Jack viene pálido. —Sobrevuela a diecinueve metros de Longitud a menos de una hora sobre nosotros, el sistema aéreo turco lo ha visto.
—¡Manden un bloqueo fuera de Mardin, que se carguen a la mayoría de francotiradores de la zona! — pide Maya sacando datos rápidamente del ordenador cuando Jack enfila al grupo de asesinos que irán —¿Cómo retrasamos el Raptor 22?
—¡Quiero una C17 en las calles principales que dan al aeropuerto internacional! ¡Un bombardeo catastrófico que alerte a la fuerza aérea turca del Fairchild! — ordeno —¡Si nos enfocamos en el Raptor 22 bajaran el Fairchild para el ataque porque las fuerzas aéreas aún no han detectado!
—¡El primero acaba de cambiar de rumbo, sobrevuela por el mar! — Caterva me muestra.
Ethan cruza la entrada siguiendo a mi esposa. Nos mira confundido. —Las jaulas se han abierto Ethan— le doy el código secreto y se cuadra de hombros. Al escucharlo Maya y Jack se miran.
Ethan se quita el saco. Le paso uno de los detonadores y en segundos le abre la configuración, también le paso las coordenadas del Fairchild. —Tenemos acceso a una parte del sistema del Raptor, de algo debe servir se la enviaré a James— Maya se mantiene firme.
—Alexander ¿Qué sucede? — Emma me llama.
—Que mis asesinos te hagan entrar al bunker.
—¡Ya no hay tiempo para entrar al bunker! ¡El Raptor 22 cambió de ubicación de nuevo, mi señor! — grita Caterva y Emma se pone pálida —¡Activen los reactores en toda la zona a quince kilómetros a nuestra ubicación, estamos bajo un bombardeo de guerra!
—¡La línea doce va primero! — mando a Ethan. —¡La quince y la veintiuno por las carreteras al norte!
—Los informes dicen que los dos caza tanques traen la insignia de la organización de los treinta y siete! — corre un inútil.
—¡No tenemos suficiente energía en esté chalet barato, cielo ayúdame! — llama a Emma y le pasa código que mi esposa escribe rápido.
—No está ingresando al sistema, hemos perdido la comunicación con James, ya no tenemos acceso a uno de los aviones que mencionaron— Emma me informa y parpadeo terminando la configuración de la fuerza aérea turca.
—¡Primer bombardeo del Fairchild en menos de un minuto! — grita Caterva. —¡Prepárense!
Corro tomando a mi esposa y la cubro con mi cuerpo segundos antes que la tierra se venga a temblores. Le tapo los oídos, yo soportaré el sonido de la explosión, pero ella no. Su corazón late desesperado.
Los reactores se activan mandando un contraataque, pero se caen a la mitad del camino, no alcanza a crear el domo preventivo.
Nos azota la primera explosión.
Ethan se avienta y cubre a Emma del otro lado. Me quedo con la mirada borrosa unos segundos con una maquina encima doblando mi espada. Varios de mis asesinos caen muertos con los destrozos de las paredes, Emma comienza a temblar de cuerpo completo gritando, miro su cuerpo con algunos rastros de sangre. —¿Nena?
No puede hablar. —¡Maya activa los segundos reactores! — ordeno sosteniendo a mi esposa.
—¡Segundo bombardeo en menos de dos minutos! — Caterva se arrodilla. —¡Los reactores no se activan! ¡La configuración no sirve!
—¡Alexander no! — grita Emma desesperada cuando la dejo con Ethan y corro para hacer la configuración manual por afuera. Me agarro al sistema y busco las malditas coordenadas. Se oye el zumbido del cielo y un estruendo que me ensordece.
Veo borroso la silueta de un Mikoyan-Gurevich MiG-25 que intercepta al Fairchild volándole la cubierta izquierda desestabilizándolo Sukhoi Su-57 pasa estrellándolo contra una península. Respiro hondo quitándome la sangre de las manos cuando mis asesinos disparan al aire.
—Línea doce, quemen todos los malditos bloqueos, vamos camino al aeropuerto— ordeno por el comunicador mientras varios gritan de emoción con mi contra ataque —¡Camioneta para el aeropuerto internacional!
Entro a lo que queda del chalet. —Cariño— Emma me pega a mí.
—Voy a limpiar el aeropuerto para que nos larguemos.
—Deja que lo hagan los asesinos— sigue temblando.
—Reciben mis ordenes, voy a hacer una purga, nada me sucederá.
Las doce camionetas que llevo avanzan a la zona de la costa. Salgo corriendo encadenando a Logan a la mesa de Jack. —Tú vienes con nosotros.
—¿Pero no he hecho mi iniciación?
Saco mi revolver y se lo pongo en la cabeza. —Pelea o muere junto con tu hija.
Respira hondo y se sube en una de las camionetas traseras, le arrojo una botas, pero no se deshace de sus pantuflas.
—Los mato a todos si le pasa algo a mi esposa— le advierto a Ethan colocándome el chaleco. Extiendo los brazos y corren mis sirvientes a colocarme el uniforme dentro de la camioneta, aprietan las correas que van en mis brazos y me colocan una segunda capa.
Subo al auto deportivo negro y pongo muevo la palanca de cambios, piso el acelerador chirriando las llantas. Giro dos de las entradas, pongo el cambio y el auto sigue avanzando cargo mi metralleta con municiones.
—¡Muéranse hijos de perra! — saco la cabeza por la ventana y comienzo a dispararle a los kray directo a la cabeza, me agarro el volante sintiendo la adrenalina en las venas.
Jack se cubre en la camioneta trasera y se niega a disparar conduciendo. Un puto infierno de balas da contra los vidrios blindados, veo la primera cuerva y salgo de nuevo por la ventana.
Vacío todo el cartucho.
Rechinan las llantas, mato al menos a dieciséis de los conductores, mis asesinos detrás también disparan. Grito extasiado con la lengua de fuera cuando retomo el volante, tomo las balas con la boca y con una mano las coloco.
Voy limpiando los bloqueos que dan al aeropuerto para que las camionetas que traen a mi esposa. Aparco corriendo en modo de defensa por los putos peldaños del aeropuerto, matan a la unidad de asesinos que viene detrás de mí.
—Corre y mata a los de la sala de espera— le ordeno a Jack dándole un revolver.
—Claro, envíen al pacifista.
Caterva va por delante de mí y le dan dos disparos en la espalda donde lo cubre el chaleco antibalas, disparo a los que lo hieren y paso llamando la atención de todos.
—¡Llego el lobo cabrones! — varios se retiran con mi presencia, pero soy rápido y comienzo un tiroteo de dos edificios de torre de control.
Veo al cavo correr por los pasillos alrededor. Quito el seguro de una granada on mi boca viendo que Jack va lento, se la aviento a su inútil hermana que se resguarda en la sala de espera. Los cristales explotan cerca de varios kray.
Arrastran a Caterva resguardándolo en uno de los muros. Jack regresa a su lado buscando las heridas para auxiliarlo.
—¡Kyle está al mando! — grita el calvo y un kray con extrema delgadez, pisa donde Jack y lo avienta por el piso haciendo que sus pantuflas salgan volando, lo azota de cara contra la pared.
— Yo no estoy en ningún bando— Jack alza las manos ensangrentadas. —Soy pacifista.
—Eso no me importa— le revienta la nariz.
Me levanto y lo estrello contra el suelo. Le disparo en el estómago y lo aviento repetidas veces contra el muro.
Enciendo un porro de hierva mientras me cubro con dos unidades de asesinos y cargo dos de mis mejores revolver. Estiro las manos aun fumando y le disparo a Dimitry cerca de la cabeza, al otro no lo reconozco.
Le doy en el pecho y su culo se azota, comienzan a retroceder, me cubro con unos cuerpos disparando a la distancia. —¡Retroceden mi señor! ¡Los tenemos! — me informan y siento un golpe duro en mi pecho cuando me disparan.
Carga de nuevo disparándome y veo al Borah de lejos con una metralleta. Me azoto contra el muro jadeando con el tercer disparo.
No viene con los kray, pero vino a la zona resguardado de sus sirvientes.
—Esto es por quemar mi Topkapi, señor Roe— mueve los labios a la distancia.
Me levanto jadeado y adolorido, me abro la parte delantera de la ropa mostrándole mi chaleco antibalas descargando mi metralleta contra él.
Dispara de nuevo y esta vez el maldito chaleco no detiene la bala, se me incrusta en mi hombro tumbándome.
〘 〙
Emma.
—¡Le dispararon al lobo! — gritan a lo lejos.
—Mi más sentido pésame señora Roe— dice el Borah con burla pasando a mi lado.
Hay un reguero de sangre por la que debería de ser la sala de espera, me apresuro a subir las escaleras. Siento mis mejillas mojadas y la desesperación en mis pasos mientras corro a él. Me azoto de rodillas levantando su cabeza. —¡Jack! ¡Maya! — grito viendo a Alexander jadear.
El chaleco lo tiene atorado, no puedo quitárselo y tiemblo de desesperación al no saber los impactos de la bala. Arranco parte de mi ropa y trato de hacer presión —Emma— dice jadeando.
—¡Maya! — grito de nuevo, mi vestido lila que tanto le gusta queda manchado de su sangre —¡Mátalo Ethan! — ordeno con sollozos—¡Mata al maldito Borah!
Mi guardaespaldas toma el arma de Alexander viéndome con preocupación. Asiente y sale corriendo por la entrada, Jack corre detrás de él.
—Emma— vuelve a decir Alexander, pero realizo los primeros auxilios del MI6 y cuando Maya llega le pone ordena como levantarlo. Se queja muy fuerte cuando lo suben a una de las camionetas y buscar cortarle el chaleco.
Miro de lejos al Borah, no puede acercarse a nosotros, se aprovechó de los Krays porque es un cobarde, el odio en mi interior me hace caminar lejos de mis asesinos. —No me sigan— ordeno.
—No puede ir sin seguridad.
—¡No me sigan! — siento mi garganta arder cuando veo a Ethan salir de una de las esquenas, comienza a caminar detrás de mí.
El Borah no se preocupa por él, lo deja caminar detrás de mí, suelto el arma hasta que cae al piso. Ethan también suelta su arma y las que trae en las botas.
No veo a Jack por su alrededor, quizá ya lo mató, como me ve desarmarme, hace una señal para que me dejen caminar a él. —Antes de que me reclame, hay reglas de las mafias señora Roe, y se llama ojo por ojo.
—Le disparaste a mi marido— quiero que vea el maldito error que cometió.
—Da gracias que no lo mate.
—Sus asesinos y francotiradores te atacaron de inmediato, no tenías oportunidad de matarlo ni la tienes, por eso huyes como cobarde.
Su comisura se levanta. —No porque sea joven significa que soy el juguete de nadie.
—Le disparaste a mi marido— repito y me palpo la pierna.
—Lo disfrute cómo no te imaginas— se inclina hasta que huelo su asqueroso perfume barato.
—Ethan— digo mirando al Borah. —Mátalos a todos.
—Cómo ordene mi señora— su voz suena irreal en mis oídos.
El Borah se ríe porque nos ve desarmados, aprovecho su distracción para sacar mi daga y clavársela en el hombro. La saco con fuerza y la vuelvo a clavar está ves en el abdomen. Sucede en cuestión de segundos la reacción de todo el mundo.
—¡Tócalo y te mato, te lo advertí! — lo apuñalo otra vez escuchando su jadeo.
Su mirada se pone brillosa cuando la toca mirando la sangre brotar, pero no le dejaré mi reliquia familia la saco y cae de rodillas ensangrentado. —¡Borah! — grita una mujer detrás, suyo.
No me preocupo porque me maten, la piedra de músculo humano que me protege se pone frente a mí, desarmado al primer turco robándole el arma.
—Cuentéenle a Meredith Hilton sobre esto— es lo último que digo y camino a su espalda dejando que haga su trabajo militar.
Los francotiradores que antes estaban tensos porque me desarmé, comienzan a dispararle a los turcos, haciendo una matanza, miro el auto donde Maya tiene a mi hombre.
Las lágrimas se agolpan en mis ojos. —¡Nadie puede herir a Alexander Roe y salir vivo! — grito con la garganta destrozada. —¡Tóquenlo y los mato!
Veo unos ojos verdes mirarme desde el cristal d la camioneta, me parece irreal, corro azotando la puerta del otro lado. Tiene una mano sobre el abdomen y jadea. Los trozos del chaleco antibalas yacen el suelo de la camioneta —Cariño— le paso la mano por la frente quitando sangre.
—La bala del abdomen no lo impactó, la del hombro si le se incrustó, por los moratones del impacto le dolerá el cuerpo— dice Maya quitándose unos guantes de látex. —El chaleco antibalas las detuvo antes de dañar cualquier órgano, se saturó solo la herida del hombro.
—Imposible— la ayudo a colocarle la venda.
—Es una bestia, ya lo conoces, ni siquiera quiso que le inyectara analgésicos.
—Te oigo Maya, no soy un puto sordo— casi sonrío por su mal humor.
—Emma acaba de apuñalar al Borah— dice con satisfacción la mayor de los Roe —Dudo que quieras discutir con ella te cortará las bolas— termina de colocar una venda que cruza por su hombro y su espalda con una sonrísa.
—Estoy enamorada de un sádico criminal, este amor me está volviendo irracional— suelto mi daga pasando mis dedos por las manchas moradas que se extienden por su cuerpo. —Maldito Borah.
—Daré la orden para que abórdennos nuestros jets, la fuerza aérea se ocupará de eliminar a los Krays restantes— Maya termina la curación.
Alexander no deja de mirarme, tiene el rostro pálido y se ve ojeroso. No dice nada mientras limpio mi daga con arcadas, la dejo sobre uno de los asientos y veo la sombra de una sonrísa ladeada.
No me aparto de su lado ni cuando cargan y lo suben al jet, le acomodo unos cojines en la espalda para que esté cómodo. No dejo ni que Ethan se le acerque, le paso un paño húmedo por los labios partidos cuando está dormido.
Se puso reacio a que yo lo cuide porque quiere tenerme revisada, pero no siento ni una molestia, me importa más él.
También le limpió la sangre y suciedad de la cara con mucho cuidado. La venda del hombro se está llenando de sangre, se la cambio como me enseño Maya dos horas antes y lo hago moverse sobre su otro lado cuando termino.
Logan va encadenado e inconciente al lado de Ethan con un arma apuntándole por si despierta.
Siento que me miran y cuando alzo la cabeza veo a los Roe mirarme fijamente como sorprendidos. —Lo quieres demasiado— dice Maya atendiendo a los asesinos que hayan sido heridos. —Mi hijo no se equivocó en decir que el lobo eligió bien.
Noto que han pasado días de la muerte de Emilia y ella no se muestra molesta ni distante.
Le beso a Alexander la frente colocando su cabeza en mis piernas. —Lo amo más de lo que se imagina.
—No sé si será porque apuñalaste al Borah, pero te creo cielo— baja la mirada y sigue con su trabajo.
Paseo mis dedos entre las obras del cabello de Alexander, me han curado los rapones de los rbazos por orden suya, ni herido termina de preocuparse por mí. Miro a Ethan sentado hasta el rincón más lejos del jet. Le silbo y levanta la cabeza haciéndome un gesto con ella. —Grandulón.
Se acomoda en su lugar. —Mi señora.
Sonrío aliviada y sostengo a mi hombre agotada, me preocupan los ligeros calambres que siento en el vientre, me dan una cierta cantidad de tiempo y después paran. Empujo la cabeza de Alexander levantándome corriendo al baño.
Me duele la garganta y el vientre, jalo de la cadena lavándome de la boca, se me pego el sudor a la frente. Me quedo helada cuando un dolor me dobla al suelo y caigo de rodillas.
—¡Emma! — grita Maya y finalmente veo la sangre que corre por mis muslos. —Respira hondo cielo, estás teniendo un aborto.
Hola sexys.
No hay más que decir, lo peor ha comenzado.
Los amo tres millones.
-Karla.
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