CAPÍTULO 48
Alexander.
Lastimaron a mi reina.
Levanto con precaución su mano izquierda examinando de cerca la piel rojiza por quemaduras removedoras que cubre la venda. Para no tocar la piel dañada hago que ella me ayude a moverla mientras el calor en mis venas se extiende por mis brazos.
Hay marcas alrededor de toda la muñeca, quitaron las cicatrices circulares que tenía con lasér. Ella no había hecho nada en esa zona desde varios meses con Coraline. La respuesta es evidente, con lo lastimada que tiene la piel alrededor, pero quiero escucharlo de su propia boca.
—¿Te quitaste las cicatrices por voluntad propia? — mi tono de voz es grave conteniendo mi instinto.
Apenas alza la cabeza, pero a los segundos niega provocando una oleada de enojo en mi cabeza con la desgracia que le han hecho.
—¿Quién te hizo esto? — le pregunto.
Me mira en silencio agachando la cabeza. Respiro hondo y me aferro a su mano sin lastimarla controlando la fuerza de mi agarre mientras le levanto la barbilla con mis dedos y le exijo que me de una respuesta con la mirada seria.
Mi pecho ya sube y baja en forma desigual, siento la rabia acumulandose en mis extremidades, pero me aferro hasta el ultimo grado de autocontrol para escuchar nombres.
Quiero saber quién fue el imbécil que tuvo bolas para tocar a la mujer de un mafioso, asesino, torturador, maldecido por muchos, incluido mi propia madre cuando estaba viva.
—Fue la esposa del ministro y su seguridad— susurra con voz temblorosa y rasposa por los gritos que debió pegar.
El primer nombre queda fichado en mi cabeza mientras los ojos llorosos de Emma suben a los míos bestiales. Ha estado llorando, y por lo que veo desde hace ya varias horas. Esos malditos la tocarón.
No necesito más para que sólo con verla haga que se desate mi instinto más maldito, el mismo que tenía en la organización, el instinto del hijo de Logan al que llamaron, el lobo.
Me giro a la puerta devoto a no lastimarle las muñecas a Emma y grito gravemente el primer nombre que arderá bajo mis manos está noche.
—¡Rebecca!
Los ojos de Emma se abren con miedo con un grito enojado que ella jamás había escuchado de mí y trata de alejarse mientras sus brazos se estremecen en mis manos, pero no la suelto y ella tampoco se jala porque las manos las trae destrozadas.
Se trata de levantar cuando Ida y otro de mis hombres entran cuando nadie entra a la habitación de mi mujer.
Para que el rostro siempre inexpresivo del extrajero con ceja cortada de Ida se ponga pálido, sé la expresión que tengo en mi cara, Ethan me conocía a la perfección, Ida no lo hace por completo.
—Mi señor, Rebecca está indispuesta— agachan la cabeza y hacen bien porque con verle las manos a Emma saben cuál fue su maldito error.
Por eso cuando entré todos parecían perros asustados.
—No me importa, traeme de rodillas a la guardaespaldas de mi prometida— ordeno frío y de inmediato Ida sale a cumplir como el perro que es.
El otro se queda parado en la puerta, mirándonos en silencio mientras Emma se levanta y le quito con cuidado las vendas que le están escociendo la piel. Miro la marca que trae uno de los broches y veo el nombre del hospital.
—Tú, trae a Jack.
—No está el Score mi señor — dice con miedo —Violó la seguridad que le pusieron y salió con su hija hace ya dos horas en una de sus camionetas, los hombres que había en el Score fueron drogados— mira a Emma —Apagó el GPS de todas para que no lo encontremos, pero creemos que va a Brent y ya van siguiendolo.
No va a entregar a Emilia, sabe que le quité la unidad a Sarah para que nadie la proteja de Katherine. Caleón ambicioso.
—Escuchame bien pedazo de imbécil— mantengo el tono grave acercándome a él pasando por alto lo que dice de mi primo —. Tienes menos de siete minutos para que traigas a un médico de calidad aquí para Emma o te incinero vivo.
Pone la misma mirada que ponía Alesha cuando hablaban con el lobo. Están acostumbrados al temerme, pero no deben subestimar las cosas que soy capaz de hacer, mi tono de voz lo hacen apresurarse antes que cumpla mi amenaza.
Nada me detiene de que Ida inexpresivo arrastre a Rebecca de rodillas hasta mí, permitió que tocarán a Emma y nadie toca a la reina, todos ellos los saben las consecuencias de desobedecerme, no se salvó Ethan, ni Matt, ni Sawyer y nadie nunca lo va a hacer.
Rebecca viene agarrándose la cabeza, con la mirada desorbitada cuando la ponen en mi mirada, mientras comienza a suplicar por su vida con el terror que provocamos los Roe. Saco mi daga Roe para asegurarme que sepa que por cada mentira que diga su lengua estará en riesgo.
Viene bajo los efectos de alguna sustancia, reconozco esos ojos drogados como en Bennett, pero no pudo ser tan fácil de engañar, yo no contrato inútiles, solo los mejores entrenados y Rebecca es una, incluso si cuatro hombres se hubieran ido contra ella, habría al menos matado a dos.
—Lo siento Alexander. — arrastra las palabras jadeando. —Lo siento mi señor— se corrige con desesperación, le suplico que me perdone la vida— mira a Emma —Señorita Brown, por favor— le suplica a ella, pero Emma solo la mira en silencio.
—¡Traeme a todos aquí! — Ida mantiene la mano en la cabeza de Rebecca mientras llama a todos los que hay en mi residencia.
Sus miradas son similares, miran la daga y agachan la cabeza entrando, uno a uno viene a la habitación contando al asiático chef que le ha tomado cariño, Emma. Entran los de seguridad de la puerta, los que trabajaban para Ethan.
Emma mira como van entrando agarrándose de cabeza las manos en el pecho como si se protegiera. Rebecca es la primera en estar de rodillas, sigue suplicando entre balbuceos que Ida hace cesár.
El sumiso de Maya también viene, se ha quedado en nuetras casa a expensas de Tyler que es el último en venir, lo tenía trabajando en la biblioteca, tres veces llamó para una invitación especial, no fue a la audiencia de su esposa, pero si tiene el descaro de dar está misma noche una cena con sus más allegados conocidos.
La mirada de Bennett va entre Emma y Rebecca. Es el único que no dice nada, se coloca al lado de Octavian sigiloso por ver lo que pasa. Me inquiere con la mirada cuestionando, pero no cambió mi expresión.
—¿Por qué nos haces venir aquí? — Tyler tira la ceniza del cigarro que trae con su voz ronca por años de tabaco, una mirada a mi mano le basta para apagar por completo la porquería y pasa delante del sumiso de su esposa mirando a Rebecca en el suelo.
—Tío... diles— ella balbucea mirándolo.
—¿Decirles qué? — trata de levantarla, pero Ida se lo impide —¿Qué pretendes Alexander? ¿Qué carajo hacemos todos aquí dentro? — junta las cejas altivo cuando entra la ultima persona que hay en mi casa.
Miro a Emma y la pongo frente a mí, se tensa en mis brazos mirando a todos frente a ella.
Tyler es el primero en mostrar su desagrado buscando en el bolsillo interno de su saco otro cigarro. Las cejas de Bennett se alzan con precaución al mirarle las manos. —Emma, estás herida— dice sorprendido.
—¿Y ahora qué quiera la publicista ésta? ¿Se cayó? Mi esposa está en problemas eso es lo que debería importar en estos momentos.
—Todos de rodillas ante mi mujer ¡Ahora! — ordeno frivolo.
El cigarro se queda a medio camino a su boca y ni propio hermano esperaba la orden porque pide que reformule mi orden, pero no lo hago porque se debe obedecer de inmediato.
Las rodillas del primero en ceder son las de Octavian que en silencioso se postrá en el suelo, los demás lo van haciendo uno a uno a su paso, —¿Qué estás esperando Bennett? — miro a mi hermano que no se ha movido.
Sus rodillas ceden al mismo tiempo que las de Ida, que es uno a los que les cuesta más hacerlo, aun con una mano sobre el cuello de Rebecca se pone en sus rodillas, un hombre alto y mandón no va a subestimarla.
Quiero que hasta los mejores entrenados se arrodillen porque ninguno es más que ella en está cada.
Emma se pega a la pared viéndolos a todos de rodillas frente a ella, pero no he terminado.
Tyler la mira enojado, pero su temor hacia mi es fuerte porque se agarra y maldiciendo en danés se pone de rodillas como todos.
—Están de rodillas frente a Emma y frente al lobo— mi tono de voz pertubar a muchos — Y ¿Cuál es la regla principal de la organización del lobo? — les pregunto a todos.
—Nadie toca a la señora Roe— dice Octavian en su acento asiático marcando su mal inglés.
—¡Nadie! — mi grito etremece al hombre que baja la cabeza.
—Si, mi señor.
Levanto la mano de Emma con la mía. —Desde que usa ese anillo familiar verde ¡La persona principal aquí, en la organización del lobo, no es Jack, ni Bennett, ni siquiera Maya es mi mujer! — mis manos tiemblan con cada grito —¡Es Emma Roe!
Los ojos avellana de ella se mueven a mi cuando todos bajan la cabeza a ella, los sollozos de Rebecca se oyen en la sala y se agacha más que los demás.
—¿Ella es más importante que incluso tú mismo? — pregunta Tyler con los ojos en ella.
Todos se impacientan con esa pregunta.
—¿Quién te dio derecho a verla? — inquiero bufando y baja de nuevo la cabeza. —La miras cuando te lo ordena, le hablas cuando sólo ella te lo ordena, ella es más que todos aquí. ¿Entendiste?
Su cabeza con su enojo la tensa para asentir a regaña dientes. Bennett ha estado en silencio y otra vez voy por su sobrina poniendo la daga de la verdad en mi mano, no le cuesta comenzar a hablar.
—Fue la esposa del ministro y un médico de un hospital privado los que la lastimaron, yo no tuve la culpa— Rebecca habla arrastrando las palabras, pero rápidamente porque sabe lo que haré.
Nadie se mueve de sus rodillas ni mira a Emma porque habrá consecuencias aquí.
—Llamé a mi tío cuando el chofer de la señora Madden me inyectó, él dijo que iría por mí.
—Eso es cierto— responde Tyler.
—Estábamos en el hospital, no permití que se alejará a más de un metro Alexander, pero cuando subio al ascensor, el chofér de Susan, se vino contra mí— se le dificulta respirar y pone sus palamas abiertas al suelo con la cabeza caída —No puedo enfocar nada— solloza y cuando alza la mirada mira ambos lados.
Bennett la mira deduciendo lo mismo que yo, esas reacciones eran las misma que él tuvo hace unos meses antes de su desintoxicación en la clínica.
—Estoy entrenada para proteger a dos personas al mismo tiempo— me recuerda su propósito aquí —Quisé resistirme, pero de pronto me sentí debilitada, creo soy la primera portadora de la anfetamina de Logan, esa que creo el biologo porque ni siquiera puedo verte.
Emma palidece, pero obligo a Rebecca a seguir hablando y entre sollozos continua, su trabajo aquí es claro y lo sabe, suelta poco a poco cada palabra amarga.
—Había un estuche negro, el que llevaste al Caribe, lo tenía el chofer— jadea agarrándose el pecho —El ministro está usando la anfetamina y esa mierda duele como el infierno. — alza la mirada —Mis manos están adormecidas, no creí que llegaríamos aquí.
—Percivo el olor de la droga, es conocido para mí— dice Bennett con la cabeza gacha.
—No miento, tu hermano lo sabe— Rebecca no voltea a verlo —No pude ir por ella en el hospital y querían retenerla en la residencia de los Madden para la segunda sesión. La señora Madden lo tenía planeado, sé que sabe que no estuvo enferma como dijo Jack, sabe que estuvo contigo y ésta fue su forma de castigarla.
Los ojos de Tyler suben de inmediato y mientras habla, la famosa Dra. Kriss que tanto me ha enfadado ver aparece con el que mandé, cuando Emma la ve camina con ella mirando las vendas, mirando a la gente arrodillada extrañada.
—Le quitaron las cicatrices y le duele— le hago saber a la mujer que asiente mirando a Rebecca aun de rodillas y la encamino a nosotros.
Cargo a Emma conmigo y la apoyo en mi regazo cuando la mujer comienza a examinarle las manos cuidadosamente.
Puedo ver los ojos encima de mí tanto por el enojo que traigo como choca por la forma en la que no dejo que nadie toque a Emma, ni siquiera la doctora, sólo necesario, lo demás lo hago, sólo yo.
Me encargaré de Emma primero antes de ir por los que hicieron esto.
Ida y todos vemos lo que le provocaron, dónde había círculos abultados, las líneas desaparecieron casi por completo. — No quiero que nadie mire—. Dice Emma pegada a mí.
—Todos fuera, — ordeno al ver que Emma se tensa.
La coloco en la cama sobre mi mientras salen a la puerta Ida llevandose a Rebecca. La doctora no quita la mirada de todos que pasan hacendole casi una reverencia a Emma.
—Este procedimiento no pueden realizarlo sin una cita de revisión previa, la piel de Emma es muy sensible y algunos productos pueden irritarla fácilmente. — dice la mujer revisando lo que hicieron. —Yo había hecho un análisis de su piel hace tiempo.
—Me duele— dice en voz muy baja. —Sobre todo la mano izquierda, aunque el médico me aplicó anestecia en una loción, no funcionó.
—¿Sabes que compuestos tenia la anestecía en gel o loción anti irritación que te estaban aplicando?
Asiente y mueve la mano a su bolso, alargo el brazo y se lo paso, rebusca y saca un tubo pequeño haciendo que la doctora niegue con la cabeza leyendo la etiqueta de lo que contiene el producto.
—Esto no sirve, es una de las peores marcas farmaceuticas— dice con desagrado —. En tu historial médico tienes una lista de prohibiciones y está es una. — abre su maletín buscando arduamente.
— Me alivió el dolor por un poco de tiempo solamente.
—Te daré uno analgecicos para el dolor cariño y la irritación, eres alérgica a la loción que te aplicaron por eso dañó el trabajó que hizo el laser, fue muy inexperto el médico que te lo hizo, deberías darme su nombre para deshacerme de su cédula médica— dice enojada —Asegúrate de tomarlo cada cuatro horas el médicamento si el dolor persiste.
Emma asiente y se tomá la píldora con un poco de agua mientras le sostengo el vaso.
—Abre la boca— me mira extrañada mientras lo hace y me aseguro que se la haya tragado. —No quiero que le duela— le digo a la médico cuando veo que hace una mueca al mover las manos.
—El médicamento, tardará en hacerle efecto en menos de cuarenta y cinco minutos, después de eso cada cuatro horas.
—Es mucho tiempo, dele algo mejor. — exijo y Emma me mira en silencio.
La mujer aprieta la mandíbula y asiente.
—Tengo una loción diferente que te aliviará, dame un segundo y te la aplicaré con mucho cuidado— todo el tiempo se dirige a ella y no a mí, —Agradecería que la próxima vez que necesite mis servicios señor Roe, llame a mi secretaria, no quiero a un hombre apuntando a mi cabeza con un arma en mi consultorio, puede solicitar una cita previa— pide sacando un empaque diferente.
—Es la médico de mi futura esposa, debe estar al pendiente de ella las veinticuatros horas del día, cada que ella lo quiera, si una mujer embarazada la llama a la media noche ¿No la atendería sin importar la hora? — asiente —Desde hoy esa misma atención va a tener con Emma y será bien pagada.
—El dinero es lo de menos, ella es una paciente especial para mí, pero ¿Hace cuanto está embarazada? — pregunta con las cejas alzadas y Emma le extiende ambas manos sonrojada para que le aplique la loción.
—Es sólo un ejemplo muy grafico de Alexander, Dra. Kriss, no estoy embarazada— sus mejillas encendidas hacen que su respuesta no parezca cierta y se dedica a mirar el trabajo de la mujer.
—¿No lo estás? — la miro en mi regazo.
—No— afirma.
—Un ejemplo muy bien pensado teniendo en cuenta que la segunda aplicación anticoceptiva fue el mes pasado y no la tuviste— la mujer comienza a agradarme. —Pero si quieres volver a las pastillas, entonces podemos hacerlo en tu siguiente ciclo menstrual.
Emma le responde afirmativamente hace un gesto de alivio con la aplicación del nuevo producto y me aferro a su cintura mirando lo que le hicieron. Cerca de la puerta miro a Ida impaciente.
Le doy la orden en danés de que llame al hacker y saque lo que le dí a guardar hace tiempo. Asiente poco confundido.
—Será mejor que descanses Emma, de todas formas, los analgesicos, te provocarán un par de horas de sueño— asegura la Dra. Kriss, terminando su trabajo en recolocarle las vendas, —Vendré mañana a primera hora a examinarte.
—Las manos quietas, yo te cambio— le digo mirando como trata de quitarse el blazer que trae.
—Quiero ponerme ropa más cómoda— dice aun muy bajo.
A los de seguridad que aun siguen aquí arrodillados y sólo hasta que se largan voy a su armario sacando su pequeño pijama dorado, después le desabotono los botones bajo su mirada triste.
Le saco las mangas con sumo cuidado para que ni la tela roce sus manos. Se las levanto y planto mi boca en cada muñeca con devoción y sigo con mi trabajo de desnudarla para colocarle los pantalones cortos.
La trato con delicadeza pese a mi enojo, mi reina fue lastimada y de todos yo soy el que menos debe tocarla. Cada que le quito una prenda le vuelvo a besar por encima de las marcas y regreso a mi tarea hasta que termino.
El tiempo que tardo se la pasa en silencio mirando meticulosamente lo que hago. Paso por su mano para quitarle su anillo de compromiso, lo dejo en su mesita de noche y después voy por el de los Roe, pero quita la mano delicadamente.
—Este no, es mío— dice en voz baja.
Reprimo una sonrisa que no sale, aunque los ojos tristes me matan y ella lo sabe porque no quiere mirarme, se lo dejo y la meto en nuestra cama quitándome la ropa porque veo que quiere que me quede, aunque no me lo pide.
Se gira a su lado de la cama y me pego a su espalda jalándola por su abdomen hacia mí metiendo mi nariz en su cabello, pero cuando se tensa la suelto. Su espalda mueve mi torso cada que respira. Pasa muchos minustos en silencio y vuelve a voltearse y ya se que busca su lugar en mi cuello, pero no se acerca.
Sé que lo que hicieron le trajo recuerdos amargos. La miro en la poca luz de la habitación en silencio. —Le dije a Susan Madden que te diría lo que me hicieron— su voz estremece la piel de mi cuello. —Y no se detuvo.
Aprieto la mandíbula oyéndola y paso mi brazo debajo de su cabeza para que venga, pero apenas y se acerca, sólo pone su cabeza sobre mi brazo mirándome fijamente.
—Abrio mi mente con algo que pensé que ya había olvidado— se mira las muñecas vendadas y veo la mirada que pone cuando habla de su madre, perdida en sus pensamientos —¿Puedo preguntarte algo? No puedo sacarme esto de la cabeza.
Asiento incapaz de hablar por el enojo que traigo dentro. Agacha la cabeza nerviosa y se aparta de mi brazo.
—¿También te desagradaban las cicatrices de mis muñecas como a la señora Madden?
Como no respondo se aleja más a su lado de la cama con una mueca en la boca.
—Ya sé que sí... es sólo... tenía que preguntarlo.
Su timidez a veces me sorprende, cuando es perversa y seductora a la vez no parece tener inseguridad en ella. Le regreso a su lugar en mi brazo y la hago mirarme.
—¿Qué clase de pregunta le hice a un mafioso? — dice más para ella que para mí.
Entrecierro los ojos ecuchándola y lo único que no hice en nuestro acuerdo casual, lo hago aquí.
— Dronningens ar er smukke for ulven— hablo el idioma de la madre de Bennett. Danés.
—No hablo danés como Bennett y tú.
Me acerco a ella jalándola a mí por su cintura y pego mi boca a su oído. — Dronningens ar er smukke for ulven — repito —Las cicatrices de la reina son hermosas para el lobo— le susurro en voz grave pasando mis labios por su lóbulo haciéndola temblar.
El rastro de una pequeña sonrisa desaparece de su cara rápidamente antes de salir y pega la cara a mi boca, bajo mis labios de su lóbulo a sus pomulos y después a su mejilla, pero yo no doy de esos ridiculos besos que ella me da, simplemente los dejó ahí.
Esto no se va a terminar, hasta que lo hagas por ti misma y yo haré que lo termines. He estado manteniéndolo con vida, para ella.
Poco a poco sus manos se abren y las pasa por mi cintura pegando su cuerpo menudo al mío. La diferencia de altura no había sito tan notoría como ahora.
—Tu y yo somos la prueba de que existe el Deseo a primera vista.
—Habría sido más romántico que dijeras amor a primera vista— ladea la cabeza.
Me río por primera vez, aunque sean dos segundos, pero mi enojo vuelve al instante mirándole las vendas. —No te enamoraste de mi a primera vista, eso no existe, me deseaste con la primera mirada.
—No es verdad— dice sonrojada.
—Te ví conmerme entero Emma, ni lo niegues, la primera palabra que brotó en mi mente fue seductora, estabas tentada con mi cuerpo. — la miro desde arriba arqueando una ceja —Tentación.
—Tú tampoco te enamoraste de mí a primera vista. — se va relajando poco a poco, si tengo que hablar con ella para ayudarle con lo que le hicieron lo haré. — ¿Cuándo fue qué sucedió exactamente? — comienza a arrastras las palabras.
—¿Qué cosa?
—¿Cuándo se enamoró de mí señor Roe? ¿Cuándo se dio cuenta que había caido por su pequeña seductora?
Sonrío de lado y alza la cabeza de mi cuello para verme. —Tú casi nunca te ríes— suspira con los ojos como si viera el paraíso. — Me gusta verte así. — pasa las manos por mi cara delicadamente y frunzo el ceño como la primera vez que lo hizo.
Y mi ritmo cardiaco está desbocado igual que ese día. Me mira la boca, pero no se mueve ni se acerca más.
—¿Dónde estabas todo este tiempo? — pregunta al ver que ya no digo más.
—En la udiencia de Maya, pensé que estabas siendo cuidada.
—¿Qué pasó en el juicio?
Respiro hondo. — Bekcham se declaró culpable de la muerte del biologo, del ataqué del Caribe y de ser líder de la organización de los treinta y siete.
—No puede ser.
—También acusó a Maya de complicidad de la muerte del hermano de Sarah. Katherine, estaba ahí vestida de kray esperando ver su declaración— frunzo el ceño pensando en mi tía —La jueza es escosesa, la declaró en arresto preventivo por Dylan Gray.
—Dylan
Miro su reacción ante la mención del cojo. —Ni siquiera lo defiendas.
—Lo hizo por orden de Sarah.
—Sarah está fichada por la organización. De está noche no pasa por eso Jack se llevó a Emilia, pero parece que hará una tontería. — su unidad no se va a acercar a Brent porque armé un bloqueo para que la dejen completamente sola.
—Entonces ¿Van a enjuiciar a Maya?
—Richard prometió ayudarla.
—¿Y si no lo hace? A este punto sabemos que el ministro tiene sus propios planes.
Eso no. Pueden hacernos aliados, pero jamás enemigos. — Van a conocer quienes somos los Roe realmente, mi familia siempre permanece pase lo que pase.
Maya está en una celada en esté momento, pero no está indefensa, ella no deja de ser la gacela de la organización de los treinta y siete. A los Roe no nos deben dar todo el control porque ya lo tenemos.
Miro a Emma adormecerse con el efecto de los analgecicos que le suministraron, su mano se aferrra a mi torso y pega su mejilla ahí. Le toco el cabello delicadamente, a mi no me gista acariciar nada, pero ella... ella.
La dejo en la cama vistiéndome. Rebecca no entra en mi vista, pero Ida sí, con la ceja cortada se pone en la puerta de Emma.
—¿Dónde está?
—En camino mi señor, el hacker entregará todo. — asiento —En la biblioteca, esta Tyler y su hermano.
—¿Nadie lo sabe?
—Nadie, si alguien sabe guardar un secreto ese es el camaleón.
Camino a mi habitación. Me cambio de ropa, las botas negras las ato y la aborrecible ropa verde desgatada y pesada, es de kray, me la coloco cómo hace tiempo no lo hacía, mi reflejo es casi idéntico a Logan.
Por eso me llamaron el lobo, sus mascotas favoritas, su hijo era una. Rebusco en uno de los cajones y saco el estuche de terciopelo negro, donde yacé la cruz, me la coloco encima del collar de Emma y parece que nunca dejé la organización de los treinta y siete.
Esta imagen me repudía, pero hoy es necesario, porque voy de cacería, pero no como Alexander Roe.
El lobo va de cacería.
Y para este tipo de eventos he tenido un aliado durante diez años. La ocasión, amerita mie vínculos, porque la ciudad será quemada bajo mi paso.
Cuatro años separado de mi hermano, viviendo con Dmitry en Rusia. Con doce años me convirtieron en uno de los mejores asesinos de la flota y está cruz me recuerda que para mi alma ya no hay redención.
En la biblioteca Tyler no quiere ni mirarme, me voltea la cara en forma de descontento por hacerlo arrodillarse y sale a fumarse otro cigarro. Bennett me ve vestido de kray. —¿Vas de cacería lobo?
— Busca a Caterva, que se prepare, porque probablemente las elecciones del ministro se adelantarán después de hoy.
—¿Por qué las adelantarían? Estamos a poco más de una semana para que sucedan.
—Porque puede que Richard piense que no llegará con vida al día establecido después d mi cacería de hoy.
—Si las adelanta únicamente será para ganarlas, porque en todos los noticieron mostraron los resultados de los candidatos y los Madden se han convertido en los favoritos de la gente, nadie podría arruinarles la campaña.
—Yo se la construí y va a tener que pagarme antes de ganarla— le aclaro —Si acelara las elecciones, no va a evitar el juicio de Maya, una vez que consiga el puesto, después de hoy, nada lo va a mover de seguir como mi aliado.
—Y qué pinta Caterva en esto.
—Sin Richard, no tenemos las muestras que hizo David Wall, las venderan al danés. ¿Has pensado en una posible alianza entre Logan y Richard? — aprieta la mandíbula. —Nadie quiere ver eso Bennett, pero si de algo estoy seguro es que la avaricia de Richard lo va a hacer ir tan lejos como quiera. Inyectaron a Rebecca y ni siquiera sabe del arma que tiene en sus manos.
—No es posible que esas muestras allán terminado en sus manos.
—Preocuopate de que las recuperemos antes de las elecciones.
—¿Hay otra opción?
—Que Richard no ganará las elecciones, pero como alclaraste, está en el pico de los mejores resultados.
—Concentremonos en hacerlo liberar a Maya y después juntos, todos los Roe, iremos por las muestras de David Wall, antes que ese maldito se las dé al danés o peor, a Logan.
Se pasa la lengua por el labio. —Carajo— maldice soberbio y sale tenso mientras digito en mi celular esperando dos tonos de llamada. No responden a la primera, pero vuelvo a insistir.
Al tercer tono responden. — Richard, tengo que hacerte una negociación.
—Estoy en una reunión de negocios Alexander, me es imposible conmunicarme contigo en estos momentos— descucbro su mentira en su voz. —Voy a tener que darle el celular a mi asistente y agenda una reunión conmigo.
—No te interrumpo, te espero para hablar en tu residencia en una hora.
—Estarás esperando solo, te sugiero que mejor nos veamos en Hilton &Roe mañana a primera hora.
La puerta de la biblioteca se abre e Ida hace pasar completamente cubierto de la cara vestido de negro como siempre, al hacker.
Me mira entre su silencio inquietante, examinando mi ropa de kray y pasa directo a su lugar de siempre. Mira a Ida irse sin quitarse lo que le cubre la cara y espera parado.
—La conversación es importante, esperaré en tu casa con tu esposa.
Escucho de fondo los sonidos de los que parece ser el aeropuerto, pero sabe disimular perfectamente tapando el altavoz. —Mi esposa ha tenido que salir de emergencia a un evento de caridad, de último minuto— carraspea —Si es tan urgente, nos vemos en el Cavenr Club en una hora.
—¿Ah sí? ¿Por cuál organización? — el hacker ladea la cabeza, es tan delgado, como una sombra que te persigue.
—La beneficiencia de la señora Pitt, es un evento de las señoras de sociedad.
—¿Y a qué lugar viajó curiosamente hoy?
—Si no fueras uno de mis grandes amigos encendería mis radares masculinos de preguntar tanto por mi esposa — se ríe del otro lado.
—Simple curiosidad Richard. ¿O tendría otro motivo para preguntar?
—Tratandose de ti nunca se sabe.
—¿Dónde está tu esposa?
—No sé el lugar con exactitud, creo que es lo Angeles o Nueva York, es fuera del país seguramente, estoy ocupado en mi reunión para hablar de mujeres ¿No te parece?
—Por su puesto, no es como si ella se estuviera escondiendo, estuvo el día completo con Emma.
—Eso creo, no puedo asegurártelo.
Miro al hacker antes de colgar la llamada —En una hora estaré en el Cavern Club.
El hombre de negro saca el paquete sellado y me lo desliza por la mesa, algo tn delicado como esto no se ve todos los días. Corto con mi daga los sellos abriéndolo.
Descubro el material negro y comienzo a preparalo como vi hacerlo hace tiempo a un hombre. Marco la hora en mi Rolex y mientras el temporizador disminuye mis dedos se mueven armando el objeto.
Los gritos que recibía a los doce años por Dmitry se reproducen en mi cabeza encontrando el lugar de cada pieza con precisión.
—Revisa si hubo un vuelo privado de la señora Madden a los Angeles o a Nueva York.
Se sienta en el escritorio moviendo sus dedos por las teclas. Su respiración se hace pesada por la exposición que ha tenido de camino aquí, no menciono más de lo que sabe.
—Ninguno, el Jet Madden no ha dejado el aeropuerto privado de Londres— dice su voz tan pelicuar por la tela que lo cubre.
El sonido agudo de mi Rolex termina el temporizador justo cuando termino de armar la pieza.
—Si no recibes instrucciones mías cambiando los planes— lo miro fijamnete —Exactamente en 72 horas, a primera hora de la mañana, enviarás la primera advertencia a la torre dónde se lleva la campaña política del honorable ministro Madden.
—Será electrónicamente, no quiero toparme otra vez con Krays como hace un par de horas, un poco más y me arriesgo a que me atrapen, tú ya me causas preocupación vestido de esa forma.
—Esa fue tu decisión, envíame la ultima pieza de mi cacería en cuanto te lleven a tu guarida.
—¿Cuándo te la entregue estará de nuevo bajo tu control?
—Nunca ha dejado de estarlo.
Salgo con el objeto en el bolsillo interno de mi chamarra interna. Saco las vendas de Emma mirando de nuevo la impresión de la marca comercial.
Doy la orden de vigilancia a Rebecca, lejos de Emma, pueden llevarla dónde Seth, pero eso es otro problema con Tyler, el manso de Maya parece un pordiosero caminando por mi casa.
Seré avisado cuando Emma despierte, porque voy de caceria.
Tengo dos nombres en mi cabeza, no tengo monedas porque yo no uso tal cosa, Ida me la proporciona y con una apuesta mental la lanzo al aire. Salgo vestido de kray y voy un Jeep negro, no un todo terreno verde, esa porquría que nunca usaría.
El Jeep fue el que usó hoy Jack para escaparse del Score con Emilia. En el asiento delantero miro un dibujo de la minihumana, con garabatos feos mientras recuerdo lo de la vasectomía.
No soy hombre de silencio, vestido de kray, me sale lo Roe, pongo el estereo del Jeep sonando rock alternativo de una banda americana.
Caterva fue a Brent a llevarse a la unidad de Sarah para cuando la atraparán, el miedo en Jack fue real porque fue capaz de largarse a Brent con la minihumana. Lo que haya hecho ahí, lo sabre hasta mañana cuando lo vea.
Subo las escaleras lento escribiendo al hacker la ubicación dónde quiero la entrega. Repaso por l lugar mirando la extensión, hice la llamada antes de subir al Jeep, pero manejé a buena velocidad, tendré que esperar.
No tengo el hábito de fumar, pero como no hay wiskhy escoses espero tomo una silla acolchonada y me dedico a revisar el arma que le dio placer a mi mujer. Casi veinte minutos espero a que el ascensor pare en el segundo piso y cuando lo hace acomodo con educación la silla.
Debo ser educado.
—La señora Madden vendrá en cualquier momento, agendó una cita de emergencia— le dice a su secretaria.
Entra vestido de cuero con el maletín médico sobre la mesa, bajándose los lentes y yendó por el interruptor de la luz. Cuando lo enciende yo cierro la puerta del consultorio del médico que ató a mi mujer.
Se sobresalta girándose en su espalda. —Buenas noches.
—¿Quién carajo eres?
Hago que la luz refleje en mi dije de cruz. —El lobo.
Lo miro con rabia aun viendo las agarraduras donde debiero estar las manos de Emma hace unas horas mientras le suplicaba que no lo hiciera.
—Señor Roe— dice asombrado como si no supiera que está presionando el botón de emergencia a su secretaria.
—La cita no la hizo la señora Madden, fui yo— saco mi daga con la R tallada a mano. —Me dijeron que iba a darle una segunda sesión a Emma, pero voy a presendir de sus servicios por dos razones.
Camino a él mirando su asquerosa cara perder el color. —La señorita Brown vino voluntariamente al consultorio— habla —No la obligamos a nada, a pesar de lo que le dijo.
—La primera razón doctor, es porque lastimó a Emma— hago de cuenta que no ha hablado.
—Susan me obligó— opta por otra alternativa —Me dijo que me metería en la cárcel, no se le niega nada a la esposa del ministro.
— La segunda, es porque fue muy imbécil para a treverse a tocarla cuando ella le dijo que no.
—La señora Madden dio la orden— retrocede presionando el botón con desesperación, no es más mayor que Maya, tiene buena altura y con esas manos debió atarla — Los enfermeros solo siguieron la orden, las marcas no eran buenas para la campaña.
—Sea más convincente para que le crea— sonrío pasando la punta de mi daga por su mesa cortando la madera que el filo rompe.
Se mueve detrás del escritorio llamando a dos hermanos vestidos de azul que entran por la parte de atrás. Ambos altos, robustos y con bastante musculo.
—Lleven al señor Roe a la salida, sabemos que tiene un ligero problema en la vista, veo que parpadea mucho por la luz ultravioleta. No creo que quiera una riña con tres hombres.
—Señor Roe— la salida está por aquí dice uno de ellos, me toca, un grave error.
Le gopeo las sienes con el mango de la daga. No saben que un kray siempre será excelente en el cuerpo a cuerpo, una de las razones por las que Logan se alió con los rusos fue porque quería mejorar a los de verde.
Y empezó conmigo.
Cuando su hermano viene azoto su cabeza en el escritorio de médico y paso bloqueándole la salida al cobarde que pensó en escaparse. —No puede con ustedes es uno— le dice a los dos hermanos.
La miseria de siempre, el maldito mundo quiere ser mi enemigo. —¿Qué es esto doctor? Es un laser muy bonito, vamos a conectarlo— sonrío de lado viendo como el médico alza su teléfono para auxiliarse.
—Ya puedes entrar Ida, vamos a atar al doctor, necesita remover sus marcas.
Ida con la ceja cortada que le saca más de dos cabezas a los enfermeros viene y toma al médico arrastrándolo a mí mientras conecto el aparato y comienza a salir la luz rojiza entre los dos eslabones metálicos.
—Eso es de uso médico señor Roe— grita el médico —No puede tocarlo.
—También soy médico— Ida lo sujeta en una de las camillas y yo voy a ponerle las correas limpiándole amblemente el sudor de su frente, sin colocar anestecía— Llamemé el Dr. Roe, si quiere.
Los gritos son música para mis oidos, pero saco una de las bandas de su bata y se la pongo en la boca. —Hay enfermos aquí, mejor no los molestamos.
—No quise lastimarla, ella estaba indefensa, fue Susan— tiembla ante mi agarre. —¡Los enfermeros la ataron incluso cuando su prometida gritó que no lo hiciera! ¡Fueron ellos! — comienza a lloriquear —Padre nuestro que estás en los cielos...
Le meto la banda en la boca acallando su oración y le limpio una vez más el sudor de la frente.
—Le aseguro algo doctor, no voy a matarlo— le susurro al oído. —Pero hoy deseará nunca haber tocado a Emma Brown.
Enciendo en lasér apuntando los eslabones de metal a su mano y con mis nulos conocimientos en removisión de marcas subo la potencia máxima y paso la luz roja alrededor de sus muñecas mientras sus piernas se retuercen y muerde desesperado la banda en su boca.
Comienzo a silbar la canción que se reproducía en el Jeep bajo la mirada de los enfermeros, tamborileando mis dedos de vez en cuando en la camilla.
El sudor del médico lo limpio de nuevo dándole palabras calmadoras. Me vuelvo creativo con mis diseños, como si tuviera mis materiales para crear un plano ezacto de mis edifcios.
—Asegurece de recordar los gritos de Emma, doctor. Le recomiendo nunca meterse con el circulo familiar de un mafioso, porque ella no es sólo mi esposa, ella es mi todo y cuando la toquen, el mundo va a arder.
Limpio mis obras de arte y el sudor abundante del doctor que ahora se ha quedado varado con sus nuevas figuras y la mandíbula sin despegar de la banda. Le palmeo la cabeza.
—Enfermeros, diganle a la señora Madden que necesito verla en menos de setenta y siete horas, desafortunatengo que irme, tengo una reunión con el honorable ministro Madden— me limpio las manos tensas de tanto trabajo.
. . .
La música del Cavern Club hace que me duela la cabeza. EL ministro tiene una mesa para él solo. El chofer del que me habló Rebecca está con él. Una mesa cara de las que nos gustan está preparada.
Si los enfermeros lo llamaron después que dejé el hosital, lo disimula a la perfección porque me saluda con su labia casual y me trae mi whiskhy favorito. Bebo una media hora con él antes que comience a ponerse nervioso.
Solo vengo con Ida, no parece alarmado, pero si sabe que Emma me contó todo. No menciona el compromiso, solo que dará su ultima entrevista mañana.
—Ultimamente he pensado que la campaña política ha demorado lo suficiente, el parlamento es accesible.
Sonrío de lado. Un paso siempre adelante. —El tiempo va perfecto, no apresures las cosas, además hoy encarcelaron a Maya, comienza a buscar el punto débil de la jueza o las cosas se complicarán más.
—Se van a complicar de todas formas con la muerte de Sarah, y Maya será la primera sospechosa de ese acto, el juez trabajará, pero no te aguro nada.
—No te confundas Richard, este trato no se basa en que tu juez haga lo mejor que pueda por Maya, se trata de que vas a liberarla, así te cueste el puesto.
—No voy a manchar mi campaña en los últimos días con un acto así, estoy en el pico entre todos los candidatos, mi victoria se ve desde ya— se reclina en el asiento.
—Para que ganes tu esposa debe estarte acompañando, no creo que haya sido conveniente que se fuera— digo y se arregla el saco.
—Fue un viaje de improviso.
—¿Y por qué no se llevo a Emma? Si la imagen es primordial hubiera sido mejor que las vieran juntas— la tensión comienza a crecer en la mesa.
—Me comentó que tuvieron un altercado, Susan prefiere mantener la distancia entre ambas.
—¿Qué clase de altercado? — dejo mi bebida y me inclino a él.
—No lo sé, si me explicas a dónde viajaron hace dos días, puedo investigar del altercado entre mi esposa y tu falsa prometida— se inclina hacia mí también poniendo las sospechas en la mesa.
La tensión que no había entre nosotros ahora se alza, ambos del lado diferente, pero fingiendo que no lo estamos.
—Si prefieres que mantengamos ambos la calma hasta las elecciones todo estará en paz— pone una tregua. —Algo hiciste y algo hizo Susan, pero vamos a fingir que no es así, porque nada de lo que pase puede romper mi imagen.
—¿Dónde está tu esposa?
—No necesitas saberlo, Susan aparecerá el día de las elecciones y hasta el momento, espero que podamos estar en la calma que hemos traído desde hace semanas. Tú, la publicista y yo — propone.
—Sabes lo que le hicieron— afirmo.
Se reclina de nuevo en el asiento. —Susan trabaja de una forma diferente a la mía, pero siempre con el objetivo de que sigamos en el puesto, así que sea lo que haya pasado, quedará simplemente como un mal altercado entre mujeres porque nada va a quitarme el camino que llevo hoy.
—No querrás quedarte viudo antes de las dos semanas.
—Y no querras que el MI6 enjuicie a Maya con una sola orden mía— contraataca. —No deberíamos llegar a los extremos Alexander, hemos trabajado juntos desde hace años, si fingimos que aquí no pasó nada entre nuestras mujeres, todos salimos ganando como es el plan origial. Así que tomalo de una vez.
Lo estudio en silencio. Chasqueandole los dedos a Ida para que me sirva más alcohol.
—A cambio haré que la jueza regrese a Escocia y que el teniente Wall haga una pasua en la investigación contra tu tia, no hechemos abajo lo que hemos trabajado durante años, tú quieres a la publicista y voy a ser comprensivo.
Su labia ha sido lo que le consiguió estar en el poder durante estos años. Nos miramos fijamente varios segundos.
—Susan estará lejos hasta el día de las elecciones, no habrá peligro para la publicista.
—La única forma de que baje mi enojo es que no recurras a adelantar las elecciones y comienza a detener el juicio de Maya.
—Haré lo que está en mis manos, no defraudo al mejor de mis aliados nunca Alexander y si aún poseo armas que nadie tiene es por mi propia seguridad— levanta su vaso contra el mío refiriéndose a la anfetamina que le inyectaron a Rebecca.
—Sabes como negociar Richard, te doy el mérito de eso.
—¿Entonces tenemos un trato? Porque estas dos semanas son las más intensas de la campaña y debemos aprovecharlo. — levanta su vaso para que lo choquemos y con azaña lo hago.
Acordamos la situación de Maya e casi dos horas en las que la tensión no termina de convencerme que va a cumplir con su trato y mantiene la ubicación de su esposa en privado sin volver a mencionar su regreso.
Al retirarme del lugar Bennett me comunica con Caterva dándome todos los detalles de lo que pasó en Brent con Jack, Sarah y al llegar Katherine, Jack arruinó mis planes respecto a la hija del teniente.
Los Roe aman una sola vez y por más que quiera largarse a Nueva York de nuevo regresó por ella, sabía que yo le quité a su unidad. Caterva habla explicando como se llevó a la unidad, pero Jack.
Sarah viva de cierta forma es una ventaja para la situación de Maya, pero al menos es una advertencia. El hacker me mantiene informado buscando la ubicación de la señora Madden, pero no la localizan, la escondieron muy bien.
Llego al Score encontrando a Jack en el piso de abajo, arriba la voz de mujer suena con la minihumana.
—¿Caterva te lo dijo?
—No voy a pelear frente a Emilia y de Sarah hablaremos cuando mi estrategia este hecha, el hacker mandó mi ultimo paquete lo recibiré en la enrada de mi residencia — asiente mirando a la escalera donde la voz de Sarah apenas prestándome atención.
—¿A qué viniste?
—Lo que vas a hacer es examinar a Rebecca, la inyectaron con la anfetamina final que hizo David Wall.
—¿Perdió la vista?
—No.
—Necesito una lista de todos los síntomas que presente, los únicos que tengo anotados fueron los de Bennett durante su desintoxicación, es mejor que la traigan aquí para que la tenga en observación.
—Ida la traerá, pero debes tener al MI6 lejos de esto— miro enojado las escaleras.
—Millie la necesitaba, la salvé por mi hija, no espero que nadie entienda mis razones.
—Si buscas recuperar la vida que llevabas antes que te corrieran del MI6, te recuerdo, que tu entregaste al biologo a la organización, que ella te quitó a Emilia— miro de nuevo a las escaleras —Y qué el cojo tiene su atención completa, tú no, ni siquiera porque eres el padre de su hija.
Me voy dejandolo con la mente abierta. El hacker me escribe al IPad que la junta intera de la campaña política del ministro se acaban de reunir a ultimo momento aumentando mis sospechas de que Richard quiere acelerar las elecciones.
Aparco el Jeep en mi casa listo para recibir el ultimo paquete que acaba de enviar el hacker cumpliendo mi orden.
Las setenta y dos horas que le di al hacker antes de la advertencia están disminuyendo y voy a preparme sigilosamente, como le dije a Bennett, la avaricia de Richard es muy grande que puede incluso a requerir a la organización de los treinta y siete.
Lo que le paso a Emma amerita el paquete final.
Entro a mi residencia paso por la biblioteca con la ropa de kray.
Setenta y siete semanas de resistencia en la guerra de Irak y dieciocho años de servicio militar para las fuerzas armadas inglesas, estuvo bajo el cargo del teniente Wall durante su estancia en el ejercito y se convirtió comandante de la primera línea de militares ingleses.
Asesino y aliado del lobo desde años, cuando lo conocí era muy joven, la misma de su hijo.
Un hombre duro, riguroso y entrenado para defenderse incluso después de ser disparado y apto para asesinar al mismo nivel que yo.
Placa militar, 542724.
Abro la puerta de la biblioteca viéndolo con la cabeza gacha y las manos entrelazadas en su frente vestido con la misma ropa que la mía de kray.
—Te tardaste en llegar— cierro la puerta detrás de mí.
—De nuevo a su servicio, mi señor— Ethan levanta la mirada.
Lo miro complacido de su recuperación desde el ultimo asalto que tuvo con Logan, pero entre un militar y un asesino, hay muchas encrucijadas que alguien puede seguir para sobrevivir.
El hacker casi lo mata para salvarse, pero no dejé que se llevaran el cuerpo con Richard, si no con Maya. Ella y su hijo por separado saben hacer su trabajo, pero juntos, logran esto, mantener a Ethan con vida.
La única cosa que le quedó fueron las cicatrices de la cirujia abierta en las piernas y en el pecho, pero quién no tiene cicatrices, no es buen guerrero.
—Ida me puso al tanto de la situación, del juicio y de la señora Madden respecto a mi señora— dice extendiéndome los codigos de acceso al las C17 del MI6 que el hacker obtuvo rastreando. —Me tome atrevimiento de enviar a Rebecca al Score para que sea examinada como lo fue Bennett en su momento.
—Excelente Ethan, hacías falta en está organización. El objetivo de Rebecca siempre ha sido cuidar a mis futuros hijos con Emma, pero ahora dudo de eso.
—Mi señora fue bondadosa al traerla de vuelta, es la mejor de los Roe.
Que alabe a Emma me recuerda por qué es el mejor de mis hombres de servicio.
—Sabiamos que Bekcham se declararía culpable por ordenes de Logan, de otra forma no podría arrastrar a Maya con él.
—Quieren a la gacela fuera del camino, seguramente para que no reconozca al comprador danés, si usted y Caterva descubrieron que es un antiguo miembro de la organización original, Logan ya lo sabe también. — su astucia me satisface.
—Por eso quiero que Caterva busque a la rusa hermana de Dmitry.
—Ella es la pieza clave para ir un paso delante de la organización de los treinta y siete. Querran matar al comprador danés antes que el MI6 lo atrape. — se acerca a cambiar los cartuchos de mi arma y con una mano le quita el seguro.
—Pero nuestra primera prioridad es el ministro Madden, estoy convencido que nuestra alianza está pronta a terminar. — lo miro —Su gabinete político se acaba de reunir, creo que adelantará el día de las elecciones.
〘 〙
Emma.
Abro los ojos estirando mis extremidades a pesar del dolor de muñecas, me siento en la cama buscando los analagecicos, ya hay sol en la ventana, cuando me levanto veo la botella de whiskey escoces en el suelo y a Alexander vestido con ropa diferente en el diván con tobillo cruzado en su muslo masculinamente.
Tomo los anaslgecicos, mirándole la ropa verde como de la gente de Logan, el cabello despeinado y el arma a un lado. Se ve que ha estado haciendo algo durante la noche por como trae la ropa y por algunos pequeños golpes en la cara.
Me repasa con la mirada. —¿Dónde estuviste? Estás golpeado.
—Vas a casarte con un mafioso, asesino. — dice ronco por el whisky.
Me quito las sabanas de encima cuando se levanta del diván dejando el whisky en el suelo y se sienta de nuevo. Me humedesco los labios viendo como se ve completamente salvaje, como si fuera un exmilitar o un e agente del MI6 después de una misión.
El verde de sus ojos combina con la ropa verde militar y las botas negras. No puedo dejar de repasar lo diferente que se ve vestido así.
Me levanto a verle la cara y cuando lo toco ni hace una mueca de dolor, la cara la trae fría. —Así me verás la mayoría de las veces que despiertes como mi mujer, eres la mujer del lobo Emma.
Pasa sus manos por mi cintura debajo de mi pijama dorado. La voz ronca y la pinta de hombre slavaje me hacen bajar la boca a la suya respirando en jadeos. Su ceño se frunce y sus dedos se aprietan en mi cintura.
—Soy un asesino— dice cuando lo dejo tomar aire y por lo oscuro que suena eso y la voz, vuelvo a besarlo, jalando su labio inferior hacia afuera.
Gruñe y me sienta en su regazo, con mi mano en su hombro y la otra en su cabeza me subo a su regazo mimada y deslizo mi lengua por la suya admirando el anillo Roe en mi mano.
Soy la mujer de un mafioso.
Raspo mi mano lentamente por la parte abierta de su camisa y toco el metal de un dije que trae. Con su mano enterrada en mi cabello no le da tregua a mi boca, su lengua busca la mía.
Somos una contradicción, yo femenina con mi pijama de ceda, él viniendo de una pelea. Es uno de los besos más retorcidos que hay. Dónde soy conciente de lo que hizo y poco me importa.
Aprieto mis dientes en su labio haciendolo sangrar y jadea excitado y me aprieta los gluteos alzándome a él. Toco el arma para determe de algo y veo una daga como la mía con un R tallada.
Eso de alguna forma me excita y ni, aunque me duelen las muñecas las dejo estaticas apoyando mis codos en sus hombros. Me muerde duro, prueba mi labio y lo jala a él. Me arde al instante y pruebo su sangre en mi lengua.
—¿Estás lista para ser la mujer del lobo? Si te pones ese nombre, no hay quién te lo quite Emma. La correa que te va a atar a mí, te va a atar de por vida y no hay vuelta atrás, ni por el MI6, ni por Coraline.
Jadeo y me separo de él mirando nuestra perversión, pero al mismo tiempo miro mis muñecas lastimadas y alejo mis manos adoloridas, sin poder seguir besándolo.
La tensión que no quiero sentir la siento ahora. —Quiero ducharme, pero no quiero que me duela.
—Yo te ayudo.
—No— susurro. —No sé que me pasa, no me gusta esa sensación de miedo contante, siento enojo con la señora Madden, pero ayer me di cuenta de lo fácil que pueden lastimarme.
—Emma, no te has dado cuenta de quién eres aún y del poder que tienes— me mira serio.
—Tenía a Rebecca conmigo, pero no es suficiente para sentirme poderosa o fuerte, no hay comparación a ser fuerte como un político reconocido y sé que debería serlo, porque quiero que la muerte de Ethan signifiqué algo, pero el ministro es el ser más retorcido que he visto junto con su esposa. Nos quieren muertos.
—Eso no pasará
Su mirada es casi tierna mientras le hablo de todo lo que siento muy dentro. Le gusta que me comunique y desde que anoche se portó muy compresivo y después de ver a todos arrodillados delante de mí, me dí cuenta que Alexander Roe, siempre cumple sus promesas.
—Nada está bien y nada mejorará cuando él gane las elecciones, salimos de nuestros días del paraíso.
Me sigue sujetando la nuca. —Emma vete a duchar, después alguien te llevará a la biblioteca conmigo. — la determinación en sus ojos es clara.
—¿Por qué suenas tan en calma?
—Porque ambos sabiamos que sería difícil desde el momento en el que te quise como mi esposa, lo de Maya, lo se Susan apenas es el comienzo, pero nadie va a tocarte sin matarme— dice serio, pero esta vez no me quedo callada.
Pego mi frente a la suya invadiéndome de su determinación. —Y nadie te va a tocar a ti sin pasar sobre mí.
Su mandíbula se tensa con mis palabras y sus ojos verdes se abren con lo que parece ser sorpresa.
Parece que esperaba una reacción distinta, en lo que lo veo convertido desde anoche como el lobo, los gritos, la ropa, el miedo que hay entre todos en nuestra casa.
Pero no estoy asustada, estoy completamente asombrada de lo que veo, de la rabia que hay en su mirada.
Toco el dije que le regale con mi dedo usando el anillo de los Roe remarcando lo que acabamos de decir.
—Soy el lobo, no necesito que me cuides Emma— creo que no sabe como reaccionar a lo que le dije, él soprendido es él ahora.
—Estamos juntos en esto señor Roe— lo hago mirarme —Espero que lo recuerde, porque ahora voy a ser también una Roe.
Le enseño mi anillo determinada con unas fuerzas que ni yo sé de dónde saco porque el miedo de lo que me hicieorn anoche sigue ahí en el fondo de mi cabeza.
La sorpresa sigue sin salir de sus ojos y no se mueve ni para dejarme levantarme. Aun siento los besos en mis muñecas que anoche se robaron mi alma completa o la frase en danés que hizo mis inseguridades desaparecer.
Los analgecicos son muy fuertes que me siento con sueño cuando me seco el cabello. Alexander respeta mi privacidad en la ducha, se ha portado así desde anoche, es un avance para nosotros y ambos lo notamos.
Ver mis manos sin las cicatrices es extraño, en pocos días será como si nunca hubieran estado ahí.
Como era antes de lo que me hizo Seth.
Me miro al espejo y me encuentro llorando, pero de una forma diferente. Estoy confundida y enojada, con esa mujer, con el médico y con el ministro Madden que aun cuando salgo de la ducha tiene la osadía de llamarme para recordarme asistir a su ultima entrevista con la que finalizará su campaña política.
Sabe lo que me hizo su esposa, ella lo dijo, el ministro le pagó al médico.
Me visto con cuidado encontrando ya mi ropa afuera, uno de mis vestidos sin mangas, elegido por Alexander y con la peor combinación de zapatos que haya visto. Incluso saco bragas para mí.
Miro a la puerta sonriendo débilmente y me cambio. Tengo los pomulos rojos y la parte baja de los ojos apenas abultada.
Debo saber que sucedió con Rebecca mi intención es interceder por ella. Puede ser casi tan mala como Alesha, pero hay algo en ella que no me deja ser egoista por más celos que me provoque verla cerca de Alexander.
Me maquillo para tener mejor apariencia y me siento mejor de verme con color, me coloco mi anillo de compromiso y busco el dije que me dio Ethan que me coloco todos los días debajo de la blusa de trabajo.
Abro mi bolso y no lo encuentro. Busco en mi habitación entera y tampoco está. Antes de que los analgesicos me adormecieran nadie entró a la habitación.
Demasiadas personas arrodilladas frente a mí, es mucha gente, mi corazón todavía se desboca con el recuerdo en especial ver a Tyler y Bennett haciendolo, pero alguien me robó porque el dije no está aquí.
Salgo con el ceño fruncido para bajar las escaleras y una mano diminuta me extiende mi collar. Millie con su vestido rosa corre hacia mí con mi collar en la mano.
—¡Emma! — grita saltando.
—Princesa Millie ¿Qué haces aquí? — acaricia su cabeza cuando se abraza a mis piernas.
—Mi tio Alexander me trajó— se ríe. —Me dijo que bajes conmigo.
La tomo de la mano cuando me extiende sus pequeños dedos temerosa de caerse de las escaleras, sus pequeños zapatos bajan lentamente y se aferra a mi bajando. —Mi mami está con mi papi y me trajo al perrito que me regaló el tio Bennett. — me va contando.
La expresión complacida de Alexander al ver que me puse la ropa que eligió para mí me repasa dos veces, pero en cuanto la versión pequeña de Sarah y Jack corre hacia él gritando su nombre su rostro se rompe en horror y da dos pasos hacia atrás haciendo que Millie se detenga a medio camino y su sonrisa desaparezca.
Su labio inferior tiembla y voltea a verme con los ojos de Jack tristes.
—Abrázala— le digo al lobo que hace unas horas estaba vestido de kray.
—No doy a brazos a nadie y ni siquiera es mi hija— responde haciendo que las primeras lagrimas silenciosa salgan por las regordetas mejillas de Millie.
Alzo a Millie en mis brazos, pero no importa que la abrace cien veces, ella quiere a Alexander, de alguna forma y por más que trate de repelerla, la niña lo adora.
—Mis muñecas duelen— me quejo y camina de inmediato preocupado cargando a MIllie con un brazo y examinándome con el otro.
—No debiste hacer esfuerzo— la niña se remueve y para que no se deslice la pega a su pecho abrazándola.
Es entonces cuando sus pequeñas manos se ponen alrededor del cuello de su tío y Alexander se queda tieso en su lugar.
Es un momento que no pensé vivir para ver, pero me provoca algo dentro del pecho que no había sentido antes. Alza la mirada aprentando la mandíbula y le niego la cabeza para que no la suelte.
Pero es tán gruñón que no me hace caso y pone cara de estar siendo torturado.
—Ya estuvo bueno mini humana, suéltame.
—Está es una imagen que no pensé ver en un compromiso falso— la voz del ministro me irrita cuando sale de nuestra biblioteca impecable en su traje.
Me coloco con Alexander esperando que su esposa salga, pero viene solo.
—Espero que estén listos para que demos, nuestra ultima entrevista antes que me proclame ganador en las elecciones— sonríe con malicia.
¡Hola sexys!
Deposite aquí sus gritos.
Se prendió esta vaina. *Se va corriendo*
¡Los amo tres millones!
-Karla.
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