CAPÍTULO 43
Emma.
Aprieto las piernas todo lo que puedo mientras jadeo agudamente con mi sexo palpitando ante la advertencia y con cada arremetida que me proporciona, los temblores de mis piernas son recordatorio permanente de que mañana me arderá el sexo todo el día.
Está no es cómo las otras veces porque no dejamos de mirarnos, incluso si estamos de espaldas hace todo para que lo miré sobre mi hombro, es cómo la primera vez que nos miramos en la sala de reuniones del Hilton& Roe.
Verde contra castaño y toda esa tensión que creí en mi cuello, pero no era más que puro pecado.
—Hay condones en el gabinete de ahí.
Mi trasero se alza con un azote de advertencia.
—Necesitamos usarlos.
—Siempre me enoja que quieras usar condón conmigo Emma.
Su mano acaricia mi espalda tentadoramente provocándome un cosquilleo en mi columna vertebral por el frio de sus dedos y baja hasta mi cintura.
—¿Cuánto pagaste por mi baile? — rota las caderas lentamente llenando cada centímetro que penetra.
—Uno cientos de miles y habría pagado millones por ese baile, no sabes lo putamente celoso que me puso la fila de hombres queriendo pagar por ti Emma— azota mi sexo sacándome un gruñido de dolor.
—Es porque me desean.
— Pues no pueden tenerte porque eres mía — gruñe rotando las caderas de nuevo.
La piel rigurosa de su glande abre mi entrada y se desliza dentro rebotando sus caderas en mis glúteos, me alzo en mis tacones y espero por el azote que me calienta mientras hecho el culo hacia atrás para que me la entierre completo aun con el ardor de glúteos presente.
Mis gemidos sobrepasan la música erótica de los altavoces todavía más cuando alza mi pierna y apoya mi rodilla en la pared embistiéndome. Las tiras de mi conjunto las jala gruñendo mi nombre ronco por el whiskey.
Estamos cayendo juntos lento en el erotismo y perversión que nos rodea, pero también esta otra cosa más fuerte.
—Siempre te cabe entera nena, este puto coño caliente está a reventar de mi verga— me penetra con mi rodilla arriba —Gime por tu hombre y de lo bien que te folla como Dios manda.
Me suelta la mano que aprisionaba y me agarro a la pared buscando soporte. El deseo me consume hasta la sangre, me siento tan caliente.
—Eres tú— gimo mirando el techo.
—Di mi nombre.
—Mmm... Alexander.
—Llámame cariño.
Lo miro sobre mi hombro con la espalda sudando, veo el verde oscurecido mientras me folla. —Así cariño, ahí me gusta— gimoteo con las mejillas húmedas y sonrojadas oyendo los sonidos obscenos de mi humedad con la fricción cada que sale y vuelve a entrar.
Veo como su pecho se alza, con el placer de que lo llamé así, me las arreglo para girarme y besarlo en la mejilla raspando mi nariz con la suya. Me gira saliéndose apenas unos segundos y vuelve a penetrarme cuando quedamos frente a frente y mi espalda en la pared.
Nos besamos lento contrastando lo duro de la follada, su lengua me tienta y yo lo seduzco con la mía, dejo su boca besando sus comisuras y yendo por su cuello, lamiendo su clavícula.
Gruñe bajo y muerdo por encima de su collar, la piel salada la degusto con ganas abierta de piernas, le dejo un beso húmedo antes de succionar la piel marcándolo.
—Joder Emma— jadea masculinamente calentando mi piel con el sonido necesitado. sus dedos se entierran en mis glúteas y no hace falta más para saber lo mucho que le gusta.
—Estoy marcando lo que es mío mi amor— le susurro al oído. —Lo siguiente será tu polla, tengo tantas ganas de comérmela entera en las mañanas a la hora del desayuno.
Gruñe levantándome la cabeza para que lo mire. Repasa mi boca con sus dedos arrancándome un gemido.
—Te la voy a dar.
—Por favor, porque tengo mucha hambre.
Me embiste. —Eres la perversión con la que siempre he soñado mujer y mi fantasía más oscura nena.
Se prende a mi boca con su nueva marca. Mi boca se siente celosa de que no reciba tanta atención como mis pechos, pero él también está hambriento, parece un bebé prendido, parece que no se cansa de ellos.
Los muerde e incluso cuando ya me duelen demasiado, sigue sin apartarlos, con la boca llena de lo que más le gusta, no es el único que quedará con marcas. Mis pezones se tensan en su lengua y siento unas terribles ganas de correrme.
—Comerme los senos le va a costar más dinero del que pagó por mí baile señor Roe. — gimoteo al borde del orgasmo viendo la mirada enojada que pone sin sacarlos de su boca y lo posesivo que es con ellos.
Su mano rebusca en el pantalón y saca un fajó de libras poniéndolo en las ligas de mi conjunto cerca de mi abdomen.
—Por las tetas de mi mujer pagó todos los putos millones que tengo. — dice con la boca llena y muerde mi pezón haciéndome gritar al mismo tiempo que me da una embestida.
Retengo su cabeza en uno de mis senos clavando mis uñas en su nuca y me corro sobre él gritando lo mucho que me gusta y viendo como su ego se levanta cada que digo su nombre.
Las cosquillas en mi coño me estremecen, con la combinación de la música y de la luz, me siento una mujer peligrosa.
Ambos vemos como el hombre en la puerta que debe ser Ida no deja pasar a nadie, se escucha el alboroto afuera y las voces de Dylan. Mi foto salió y ahora sabe que no venimos por el comprador.
Mi coño palpita y se llena con él, su cuerpo se golpea con mis glúteos llevándonos a ambos hacia adelante.
La altura que me saca nos recubre para follarme con fuerza. Me separa de la pared cargándome al sofá, mientras llegamos me agarro a sus hombros y me impulso saltando para no detener la penetración.
Terminamos en el sofá con mis rodillas resbalando por el sudor entre la piel que lo cubre. Alexander dentro y mis gemidos agotados por su mano. Clavo mis dedos en sus glúteos mientras se coloca mi pierna en sus hombros.
Mira posesivo mi anillo de compromiso que deja marcas en sus hombros. Esta es como nuestra propia fiesta de compromiso, nuestra propia celebración. Saca el arma de la cinturilla de sus pantalones y mi pulso salta cuando la pone en mi cabeza.
—Aún no confías en mí— susurro bajo, perdiendo la excitación. —Si vas a dispararme hazlo de una vez, vivir pensando que lo harás en cualquier momento es la peor de las torturas.
—Yo ya te disparé en el Caribe.
—Pero quieres hacerlo de nuevo, nunca dejaste de dormir con el arma, Ethan me lo dijo y el ministro también.
—No mintieron, pero de todo lo jodido que ha estado todo, dime una cosa, nos hemos traicionado mutuamente, ambos buscaremos siempre nuestro propio beneficio— alza los ojos determinado. —Si alguien nos viera diría que hemos estado en bandos opuestos toda nuestra vida.
—Te estás poniendo como el malo de la historia.
—Sabes cuál es la realidad, pero ¿Confías en mí Emma? ¿Aun con un arma en las manos sabiendo que te puedo matar en este privado a sangre fría en este momento?
La piel se me pone fría, pero aun así miro el arma y después a él, la única persona en la que confiaba ciegamente era Ethan.
Veo como le quita el seguro al arma, todavía dentro de mí. Me quedo inmóvil mirándolo a los ojos.
—No lo vas a hacer.
—¿Cómo lo sabes? — pego mi frente a la suya, abriendo las barreras que subí esa noche en el evento de inversionistas.
—Para tocarme primero tendrían que matarte y matar a tu gente, como mataron a Ethan— susurro en voz baja.
Frunce el ceño respirando el mismo aire que yo, le quita las balas con ambas manos a su arma sorprendiéndome y cuando termina pasa la punta por mi clítoris suavemente.
El frio del metal me hace temblar cuando repite la acción y comienza a usarlo como si fuera un consolador masturbándome.
—Está helada— me agarro a sus hombros, moviéndome con su mano y el metal.
La embestida nos empuja al borde del sofá circular casi tirándonos al suelo, me agarro rápidamente al respaldo y me atrapa por la cintura sin detener sus manos.
—Acabas de cumplir una de mis fantasías, estás empapando mi arma— dice lascivo y alzo la cabeza para ver cómo pasa la punta cerca de mi sexo para mojarla. —Para que la pueda llevar al trabajo oliendo a ti.
—¿Así como te llevas mis bragas en tus sacos? — recuerdo las que encontré en su habitación.
—Nunca son suficientes para mí— sonríe de lado agachándose a mi oído. —Así como veo tu foto abierta de piernas para mí en mi celular todos los días, así las huelo todo el día, mientras estoy en una reunión, cuando cierro un negocio, o mientras diseñó un nuevo hotel, como los de nueva York.
Me relamo los labios imaginando esa escena y Dios sabe que amo mi imaginación. Chupa mi lóbulo mordiendo la parte carnosa cuando lo suelta.
—No es posible que tu tengas una foto mía y yo no tenga la una tuya.
—Nos pondremos a mano.
Me tapo la boca mirando la puerta, dónde perfectamente nos van a escuchar, mientras acompasa el arma con sus penetraciones satisfecho de hacerme un mar de temblores y jadeos excitados.
Las rodillas me tiemblan sobre el sofá, pero es demasiado bueno para detenerlo, incluso anclo mis talones en el cuero para alzar la cadera, aunque apenas tengo fuerza para hacerlo.
La mano libre la usa para aprisionarme las manos por encima de mi cabeza dejándome gemir sin restricciones, ni siquiera la música puede tapar nuestros jadeos.
—Ida nos va a... a... Alexander— gimoteo sintiendo como los temblores en mi vientre bajan a mí pubis —Nos van a escuchar.
—¿Y?
—Ver a tu gente de seguridad será incomodo después, no quiero que nos escuchen.
—No dirá nada, tiene órdenes, además, estamos celebrando nuestro compromiso como se debe, los de la organización y mi familia no esperarán que el lobo se case sin poder follar a su futura esposa como se debe— gruñe bajo y muy largo.
Embiste dos veces sin sacar el glande. Por Dios... Es tan bueno, jodidamente bueno. Le araño la espalda mientras mi sexo tiembla y mis pantorrillas se tensan con los calambres de mi vientre.
La punta del arma sigue masturbándome mojando mi monte de venus con mis fluidos.
—Me gustan más tus dedos, son más rasposos— me chupo los labios saboreando de gusto.
Tira el arma al suelo azotándola en la alfombra y después que se los humecte, usa sus dedos largos para seguir masturbándome. Con su pulgar frota círculos lentos. La parte rasposa de las yemas raspa entre mis labios.
Cierro los ojos y los siento llenarme hasta que sus testículos chocan en mi entrepierna.
Se sale bajando por mi cuello con su boca y por mi abdomen, las cosquillas de sus labios me estremecen mientras su aliento se pega a mi sexo.
Lo lame sin dejar de mirarme y se toma todos mis fluidos mordiendo la carne sensible de mi entre pierna, raspándola con sus dientes dejándola rojiza y a mi dejándome temblando con un cosquilleo en la punta de mis pies.
〘 〙
Alexander.
—Este es mi dulce favorito Emma— lamo desde su clítoris hasta la entrada de su coño sumergiendo la punta de mi lengua, dónde estaba mi pene antes.
Desde que la probé por primera vez me volví adicto, estoy condenado al infierno, pero joder, que valdrá la pena, ya caí con ella y no me arrepiento, no iré al cielo, pero ya saboreé ese lado del paraíso.
Por algo las tostadas de Emma son mi comida preferida, saben a mi reina. Muerdo la carne de su sexo y grita aprisionando mi cabeza entre sus muslos casi matándome.
Cada lagrima que resbala por sus mejillas va seguida de un gemido largo que no puede cortar ni, aunque quisiera.
La música está fuerte, pero Emma está noche es muy ruidosa, tanto que la polla me punza con oírla.
—¡Joder Alexander!
Me levanto y entro de nuevo en el resbaladizo calor, el sudor me baja por la espalda dónde me araña y me deja ardiendo, así mojados parece que lo estamos haciendo en la playa, esa puede ser mi nueva fantasía con ella.
Pruebo a sacársela unos segundos, pero la pide de nuevo, no quiere que pare ni por un segundo, se le nota la necesidad y el deseo en la voz y en los desesperados movimientos que la alzan mientras clava los talones en el sofá para recibirme.
Su coño está muy caliente y ya me empapó completo, mi polla está mojada de ella y de vez en cuando la hago comer sus propios jugos para que pruebe lo buena que está y para que sepa porque me encanta probarla.
Como la buena seductora que es lame mis dedos haciendo otra de mis fantasías real, alimentada de ella misma.
—¿Está bueno el sabor de tu coño nena? — pasa su lengua recogiendo todo y asiente mimada. —Pero quieres mi semen todavía ¿o no?
Le saco los dedos bajando por su cuello hasta llenarme las manos con sus senos de nuevo. —Sí, por favor— ya no puede con su excitación, siento como va a correrse de nuevo, porque ya está apretada a mi alrededor.
—La vas a tener.
—Más duro Alexander— se lo doy apretando su pierna con fuerza caminando a vaciarme, pero gimotea agudamente besándome.
Le sonrío ladeado y la beso, perdido en ella y la forma en la que se cotonea pidiendo dominarme. Le quito las lágrimas placenteras suavemente con mis nudillos y beso su cuello con aroma a mía.
Sus costumbres ya no son las mismas desde que se fue a Brent, pero esa mirada sigue siendo mía y de nadie más, y eso ni Richard, ni su disparo pudo quitárnoslo.
Se retuerce debajo de mí corriéndose subiendo mi ego cada que grita mi nombre de una nueva forma, le miro el anillo de nuestro compromiso satisfecho y posesivo de que lleve la joya familiar de los Roe ondeando que es mi mujer.
Me besa lentamente agitada, ondea su lengua suavemente y se remueve buscando que la mire antes que baje a mi cuello mordiendo y chupando.
—¿Qué quieres?
Jadea besando mi clavícula y me reprimo de gruñir otra vez. — Quiero montarte.
—No, sigo enojado por verte en la pantalla ofreciendo un privado, a menos que me ofrezcas algo dónde los dos ganemos algo. — que use ese apelativo de mi amor es suficiente.
—¿Algo como qué? — alza la mirada tierna frunciendo el ceño.
—No pongas esa mirada Emma.
Pone su mano en mi pectoral izquierdo por encima de mi corazón. Me besa la mejilla tanteando el mapa, antes de acurrucarse en su lugar favorito en mi cuello. Me aparto serio viendo lo que planea, pero sus ojos se hacen más grandes y el puto reloj de Erick suena en mi cabeza cuando me salta el pulso, aunque no lo traigo puesto.
Mis hombres de seguridad se acojonarían con lo que logra con esa simple mirada.
—Esos ojos me matan nena, así no puedo negarte ni puta empresa.
Giro mi espalda al sofá barato que hay aquí dentro poniéndola sobre mí sin salirme de ella. Le descubro el cuello y con mi dinero en su licra de ligas sonríe agarrándose a mis hombros para alzarse y penetrarse sola dándome una vista espectacular de las tetas que rebotan en mi cara.
Alzo las caderas dominando su penetración y me agarro a sus caderas mirando su coño reventando de mi pene. Se pone rojo cada que mi glande lo golpea, pero eso es lo que le gusta a ella.
Mis bolas se tensan mirando a mi mujer posesiva agarrarse el cabello para soportar mi carga. Baja a besarme para aplacar sus gemidos desesperados y vuelve con los putos besos en la mejilla a los que me pego cada que me los da.
Le gusta montarme porque en esta forma mi altura no domina sobre ella, su coño es pequeño para una polla tan grande como la mía y aun así se la come entera. Me abraza del cuello empañando más la pequeña ventana de la esquina.
—Dame tu leche caliente padre Roe, la necesito— susurra en mi oído.
—Joder Emma... Móntame duro.
Gruño largo y la alzo a mi antojo sobre mi verga dura hasta que la presión en mis bolas se tensa demasiado, la giro al sofá de nuevo y la abro de piernas para la carga final, la jalo de los tobillos a mis penetraciones.
Mi pene se carga por la punta y me vacío dentro de su coño jalando sus piernas a mí para que me saque todo el semen.
Alza las caderas tentativamente mientras se corre y lo que sale de mi glande a su entrepierna lo unto con mis dedos por su clítoris y se lo meto al coño.
—Ni una sola gota se debe desperdiciar Emma— le unto todo dentro y no saco mi polla dentro de ella.
El sudor se le pega a la frente y las mejillas rojas apenas se le ven con la luz violeta. Me tumbo sobre ella sintiendo los estremecimientos que hace su pequeña vagina alrededor de mi pene y gime en mi oído.
La pongo sobre mí, todavía sin salirme, su cuerpo es tan lánguido y se pega a mi cuello sudado recobrando la respiración. La beso a medida que se relaja, no puedo ocultar la satisfacción al ver su coño todavía lleno y rojo de ser machacado por mí y mi arma.
No se separa de mi boca ni por el sonido de mi celular en el suelo, debe ser el hacker porque me quité el comunicador del oído o la notificación del banco por la transferencia que le hice a la prima de Alicia.
Compré el maldito bar por ver a Emma bailar y que ninguno de esos pobres pudiera llegar al precio.
Hice una buena inversión al club de la prima de Alicia, casi le da un infarto a la mujer con mi primera oferta la cual rebasa los cuatro millones de libras.
Los celos al verla en la pantalla, no fueron tan amargos como cuando vi al puto agente cojo y barato acercarse a la caja, pero ninguno de esos pobres puede ganarme en dinero, menos si de mi mujer se trata.
La subo sobre mí chupando sus senos y se agarra a mi cabeza acariciando mi cabello gimiendo suavemente con mis lametones, dejando que me alimente.
El fajo de dinero que le metí a las ligas ya se le cayó al sofá. El cabello lo tiene revuelto. El celular suena de nuevo y me siento con ella para tomar mi pantalón. Veo el mensaje que nos da luz verde para irnos del club.
El comprador ya no está, sus clientes ya consiguieron ofrecerle muestras falsas y ahora espero a que vuelva a aparecer pronto buscando más.
—¿Es el hacker? — pregunta y con cierta timidez me besa la comisura de la boca sin estar segura que puede hacerlo.
Levanto la cabeza del celular y dejo que lo haga jalando mi cabello para que le dé la atención que quiere.
—Sí, le dije que entregué las muestras con el comprador, quiere que nos larguemos de aquí.
Parpadeo con la luz para poder ver bien y Emma aprovecha para pasar su nariz por la mía. —Tomate tu tiempo, la luz es muy molesta para mí también. — sigue acariciando mi cabello.
Se ve más confiada desde que le quité las balas a mi arma. Parpadeo de nuevo frotándome los ojos y cuando ya enfoco me da esa mirada que me pone loco.
—Debemos salir sigilosos del club, el MI6 quería interrogarme cuando salí de visitar al comprador, Sarah me vio ahí y mandó a James a tratar de persuadirme.
—Tenemos está cuartada para distraer al MI6 y Alicia nos va a cubrir porque Jack le contó todo, por eso utilicé colocarme en la pantalla, para que crea que era un juego de roles — me salgo finalmente de ella, aun erecto.
No me sació de tenerla, nunca. Se queda en mis piernas mirando mi hombría con el cuerpo lleno de mi esencia. —Erick también puede declarar si tratan de interrogarnos, aunque no es bueno fingiendo.
—Los convenceremos— baja su mano por mi abdomen suavemente y alterna la mirada entre mi cara, pero no puede ocultar que le gusta lo que ve y a mí me gusta que mi tamaño le asombre aun después de haberlo tenido tantas veces dentro.
—No te quedes con las ganas y tócame la polla— sus cejas se alzan y bajan la mano a sobarme el glande, baja la boca a la mía masturbándome sólo con su puño.
Tan menuda que es su mano apenas puede cubrir su grosor, pero su agarre es firme y más cuando me pasa el pulgar por el glande sobándolo.
El nuevo mensaje entrante del hacker nos recuerda que debemos largarnos y me deja erecto bajándose de mi regazo.
Cuando trata de caminar, tambalea y se agarra a mi brazo pegando su espalda a mi pecho. —Me tiemblan las piernas todavía— jadea mirándome.
Me quiero golpear el pecho como un maldito cavernario, ni oculto en mi cara lo satisfecho que estoy, la mirada se le ilumina con la mueca que hace cada dos pasos, lo vamos a tener difícil al salir, no puede caminar sin delatar que follamos.
Levanto los trozos de su tanga y la limpio entre las piernas, la tela no alcanza para absorber todo, pero lo poco queda se lo lleva a la boca.
—Amén— dice limpiándose la boca y le propino una nalgada suave porque hizo lo mismo en mi oficina frente a mi familia la muy descarada.
Me sorprende que haya utilizado una cuartada para cubrirnos del MI6, pudiendo haberse puesto de su lado.
Con pasos lentos recoge su ropa en el cubículo dónde se desnudó y me dedico a admirarla mientras se viste., cubriendo las tetas que me pertenecen, mis lametones le dejaron marcas alrededor de los pezones, le van a doler mañana.
Nos vemos por el espejo que hay en el frente, su mirada pasa en mi bragueta abierta. Me la cierro ocultando mi erección sin dejar de mirarla, me sostiene la mirada sin decir todavía nada de lo que yo ya sé.
—Ida es el que está afuera, nos vamos a ir como los clientes normales para no llamar la atención.
—Está bien— sigue mirándome.
Se acomoda la blusa y la falda, aunque tanga ya no lleva. Limpio mi arma con los trozos mojados igual y la vuelvo a cargar poniéndole el seguro regresándola a la cinturilla de mi espalda.
Lo que sobra de la tela me los guardo como siempre en la bolsa interna de la chaqueta de cuero que traigo, dejando la botella de whiskey en el suelo y el dinero que tiró en el sofá para quién limpie.
Me da media sonrisa cuando ya está lista y camina a la puerta, pero la detengo y la hago mirarme.
—¿No nos vamos a ir todavía?
—Hiciste una cuartada para que no nos encontraran a pesar que el hermano de la rubia está con el MI6— le alzo la barbilla. —Estamos juntos en esto y ya no hay vuelta atrás— le afirmo.
—¿Confías en mí realmente? ¿A pesar de que ni Maya ni Tyler lo hagan? — inquiere con el ceño fruncido.
—Hoy demostraste lealtad a lo que se te pidió que hicieras, pude entregarle las muestras al comprador mientras distraías al MI6 que mandó el ministro.
El brillo en sus ojos es perceptible a pesar de la luz, le acabo de dar un paso de confianza. —Dylan no sabe para quien trabaja y por mucho que el teniente Wall quiera llevar el control del MI6 no podrá hacerlo, ya lo vimos en el Caribe. El ministro Madden tiene el control total y no sólo del gobierno, no hay justicia mientras siga al mando.
—Entonces estás del lado de la justicia— quito mi mano de su barbilla.
—Estamos juntos entonces— dice sin reafirmar lo que dije —Así funciona la confianza si trabajamos juntos, de ambas partes, porque yo no desconfié en que pudieras ver al comprador, antes que Logan o que Sarah lo hiciera, pero ¿Qué pasa si nos interrogan?
—No es legal, o habría que interrogar a todos los clientes del club, al MI6 lo mandó Richard por el comprador.
—En ese hombre no se puede confiar, sabes lo que nos hizo.
—Los agentes deben obedecerlo y seguir las órdenes de él y del teniente.
—Al menos por ahora, somos tú y yo contra el ministro Madden sin que lo sepa, es ventaja que tenemos.
—Pero no por mucho tiempo.
Frunzo el ceño pegándola a mí y abro la puerta dónde espera Ida a la salida y también Rebecca del otro lado. Emma dirige la mirada a ella enojada y le entrega el bolso que trajo mientras la sigo por el pasillo, con la mano pegada a su espalda.
—Trae nuestra camioneta— le digo a Ida revisando si veo a algún kray. —Después buscas al inútil de Erick y que se largue tan pronto como pueda de aquí.
—Tenemos que llevarnos también a Alicia, no podemos dejarla con los del MI6.
—Debe estar bailando de nuevo, además el club es de su prima no corre ningún riesgo.
—No, ya no hay bailarines en las tarimas, parece más un bar de mala muerte a esta hora— me fijo en que ya no hay música en las tarimas. —Además, la última vez en el cumpleaños de Cora salió herida, nos ayudó a entrar aquí.
Los privados de arriba dónde estaba el comprador ya están abiertos, se fueron, pero el MI6 no, veo incluso a los civiles que tratan de mezclarse, pero no lo hacen como deben, el cojo debe seguir por aquí con Sarah.
—El MI6 se va a ir pacíficamente, no van a dispararle a nadie, el comprador ya no está en el club.
A los kray que veo no los provoco ni nos acercamos, la cuartada de Emma es la misma que sugirió el hacker. Como lo sospeché la hija del teniente sale de uno de los privados dónde fue a vender, pero quiero saber si ese maletín que trae es el que me robaron originalmente.
Ya todos cumplimos con nuestro objetivo, vendimos las muestras al comprador famoso y por su acento ya sé de dónde es, pero lo que dudo es que ese hombre que vino hoy sea el comprador original, no tiene experiencia en las negociaciones.
Es danés y apenas domina el inglés, si alguien está interesado en las pruebas no es él, pero debió mandar a su mejor refuerzo no al peor.
—Emma— al agente cojo viene desde la barra del club a lo lejos y con él Sarah cargando el maletín pequeño al que no le quito los ojos de encima, quiero ver si lo meten a las furgonetas que Ida vio afuera.
—Por orden del MI6 y el teniente Wall, están bajo interrogatorio preventivo, síganme— Sarah nos saca su placa azul.
Emma se tensa, pero me pongo a su lado ladeando la cabeza. —¿Bajo qué cargos Sarah?
—Estamos en un operativo encubierto, algunos de mis agentes dicen que tus guardaespaldas estuvieron interviniendo durante el proceso— responde el agente cojo y mira la mano que deslizo por el vientre de mi mujer.
—Estamos aquí por puro placer, mis guardaespaldas deben rondar el lugar por nuestra seguridad.
—No tenemos más que dinero con nosotros— Emma extiende los brazos con más confianza.
—¿Qué diablos hacían aquí entonces?
—Fue un regalo de Jack por nuestro compromiso, no sabíamos de su operativo de esta noche, no había forma de que alguien nos informara, además ¿Para qué habríamos querido sabotear? Alexander me dijo que lo interrogaron antes cuando salió de los privados, dónde quedamos de vernos.
—Si estuvieron aquí por coincidencia, me suena inteligente que Jack esté involucrado.
—¿Es esto legal Dylan? Somos civiles comunes y nos están tratando de acorralar — frunce el ceño completamente de mi lado.
—No lo es, y su pequeño amigo James lo sabe, como si no tuviera tiempo que perder agente Gray— me río de su expresión por lo sarcástico que soy y que nunca obedezco a la ley.
Gozo las mil formas en que puedo sacarlo de sus cabales como él hace conmigo porque tampoco es tan inocente como parece.
—No queríamos que civiles salieran heridos en caso de que la operación fallara, su vida pudo estar en riesgo guapa— se cuadra con la mano en cintura.
—Mi gente de seguridad es igual o mejor que los agentes del MI6 y de la seguridad de Emma me encargo yo desde que vive conmigo ¿El ministro no se lo dijo Dylan?
—Traen mucha seguridad para una visita casual al club señor Roe, la organización mando a su gente hoy también, tres personas en el mismo lugar no es pura coincidencia— Sarah no nos da cuartadas.
—¿Cómo sabríamos de su operativo agente? Por favor, explíquenos, el ministro mantiene sus órdenes muy guardas y completamente confidenciales, sólo trabajamos para su campaña política y Emma desertó del MI6 en cuanto llegó a Londres.
—Eso no significa que deje de tener conexiones con algunos de sus ex compañeros agentes—se pone altanera —Aquí no existen las coincidencias y menos tratándose de los Roe.
—Es precisamente por los Roe por los que estamos aquí, no saben que el compromiso es falso, no podíamos desaprovechar la oportunidad del regalo que nos hizo Jack o sospecharía y Alicia es prima de la dueña del club— Emma se mantiene en mi postura — Fue muy insistente.
Sarah no va a caer por esa mentira fácilmente el cojo tampoco, pero sin pruebas el interrogatorio no procede.
—¿Vas a interrogarnos policiacamente por eso Dylan? Parece que vienen encubiertos, ni siquiera te había reconocido, el lugar es bastante grande.
—No traten de envolvernos Brown, fui tu superior en Brent y conozco esas tácticas de publicista que tienes para guardar las apariencias.
—Entonces estás dando por sentado que tengo comunicación con mis excompañeros y Dylan entra en la lista. ¿Estás acusando al camaleón de venderme información?
—No pongas palabras que no dije.
—¿Desconfías de mí Dylan?
—En absoluto.
—Nunca pongan en duda mi trabajo al honorable ministro Madden— les muestra el anillo —He llegado hasta las últimas opciones para salvar su campaña y no voy a ser yo la que la eche abajo.
—El MI6 también le sirve al ministro— Sarah se cruza de brazos.
—Venimos por una situación confidencial, pudiste avisarme que estarías aquí.
Asiento burlonamente como si me importara lo que dice el cojo. —Ni a ella ni a mí nos interrogarán, tenemos testigos, ustedes no, tengo a los mejores abogados para cerrar el caso si quieren proceder— entrecierro los ojos —Ah, y soy amigo íntimo del ministro, no me fastidien la noche.
Sarah se ríe enojada de no poder proceder contra mí como le gustaría desde que nos conoce y el cojo me mata con sus pobres ojos azules.
Ida viene a decirme que la camioneta ya nos espera, pero el cojo habla con Emma haciendo que Sarah se vaya, creo que va contra unos kray que ve de lejos.
Ella mantiene la postura mientras mando a Ida a buscar al ebrio de Erick antes que se ahogue en su propia miseria. Sigo con la mirada a Sarah y al maletín, pero no es el mismo que yo llevé al Caribe, parece una copia exacta.
Deben ser muestras falsas también, Richard no iba a vender las reales la primera noche, querrá negociar un precio alto. Regreso dónde Emma y veo al agente barato tocarle la barbilla con una leve caricia.
¿Qué no entiende que ella tiene mi anillo en su mano? Erick se acerca medio ebrio con Ida y por eso cambio la cara de asesino que tengo antes que empiece con sus tonterías como en Nueva York cada que salíamos a beber.
—¿Celoso de nuevo señor?
Frunzo el ceño y camino a ella para escuchar lo que dice.
—¿Era necesario entrar al privado Emma para seguirle el juego al tal Jack? — escucho que le pregunta el cojo.
—Son mi familia política.
—Falsamente— le recuerda —¿Qué hicieron dentro todo este tiempo?
—Estaba masturbando a mi prometida agente Gray ¿Alguna duda más que sea oficial del MI6 o nos podemos ir? — le digo frente a su amigo el inútil que quiso interrogarme al verme.
—Trabajamos en una sesión de fotos que tenemos mañana con la esposa del honorable ministro Madden— responde ella dejando lo que dije como una broma, manteniendo el nivel profesional.
—¡Y qué fotos tan excitantes tenemos para la prensa amarillista! — sonrío como un hijo de puta frente a ese agente vestido de azul que tanto me jode ver. —Ojalá fueran aptas para todo público, pero cómo no lo son, las enmarcaré en mi habitación.
Emma me da un codazo que me saca una risa que no puedo ocultar. Le pongo una mano en el culo respingón apretándolo y profundizando mi punto.
—Emma ven conmigo por favor— el cojo trata de llevársela, pero incluso en la columna dónde se la lleva lo escucho hablar y me río más. —El ministro no puede obligarte a tolerar sus toqueteos públicos y menos a que los Roe te hagan venir a este tipo de lugares.
Tolerar no es la palabra que yo usaría, ella moría y suplicaba mis toqueteos. —Dylan, no seas sobreprotector y absurdo.
—Si el ministro Madden están obligándote, podemos proceder legalmente contra él para...
No escucho lo que le dice porque me la llevo para irnos, Ida le dice que va por Alicia con ella y espera por mi mientras dejo una modesta propina por el whiskey escoces en la barra haciendo que el amigo del cojo se sorprenda.
—¿Mi prometida no es lo suficientemente clara con usted agente? — me le pongo al frente.
—No es tu prometida, recuerda que el compromiso es falso, únicamente con fines políticos, cualquier atribución que te tomes con Emma, te va a hundir si te llevo a juicio, el MI6 es la autoridad más imponente de Londres y ni la ayuda del ministro Madden te será suficiente. — tiene los cojones para amenazarme.
—A lo mejor no necesito ayuda del ministro.
—Con el juicio de Beckham, vamos a atrapar a tu maldita organización y a todos los involucrados, te voy a pudrir como una rata. — se pone serio. —Tú y tu familia van a caer uno por uno.
—¿Mi organización? Tus espías no son tan buenos como dices, porque sabrían que no es mi organización.
—Lo hemos cazado desde hace cuatro años y medio y tenemos buenos resultados hasta ahora, no creas que la pantalla de tus hoteles nos pasó desapercibida.
—Cuéntame más Dylan— me recargo en la barra despreocupado. —Todas estas fantasías te las hace Sarah seguramente, por eso le quitamos a Jack, lo estaba volviendo un demente como a ti.
No hace caso de mis bromas y menos con su amigo al lado. Mantiene la postura aunque me aborrece, pero hace tiempo que tengo que lidiar con sus malditas investigaciones.
—Siempre he peleado por la justicia y te juro que un paso falso que des Alexander Roe, lo utilizaré para hundirte.
—Sigue pensando que puedes hacerlo.
—No creas que no sé lo que sucedió en el Caribe y de las muestras que llevabas y que inculpan a Maya Roe, mis agentes te vieron en el restaurante y voy a recuperar esas pruebas. — el maldito sabe cosas, pero no le demuestro mi molestia.
—Si buscas muestras estás en el lugar equivocado.
—Tú tía está por caer gracias al juicio de Beckham, que va a declarar en su contra, vete preparando porque voy a llamar a una audiencia para ti también.
—Gracias por el citatorio cojo. ¿Cómo vamos con la pierna? Un poco más y te pones a pedir limosna afuera de la base del MI6.
Deja de apoyarse en la barra para mostrar que ya tiene más movilidad en la rodilla que le hirieron, pero todavía le cuesta y para mí siempre será el cojo agente barato.
—Me juego la vida en mi trabajo.
—Yo no soy psicólogo cojito, a mí no me interesan tus problemas cuéntaselos a Sarah, que tiene conocimiento en el campo.
—Los tiene y ayudó mucho a Emma en Brent para darse cuenta que ese disparó no valió quitarse su estabilidad emocional durante esos meses.
—Y también la manipulo para sacarle información de mi familia, en el Caribe dejó a su unidad en el restaurante durante el tiroteo, se nota que la profesionalidad abunda en ella y en tu equipo.
—Lo que sucedió en el Caribe fue un fallo de Sarah, que se reparó. Además, toda la información que Emma nos dio en Brent fue sin ningún tipo de presión por nuestra parte y menos por parte de Sarah, ella la quiso dar porque, pertenece al lado de la justicia.
—Ella está conmigo.
—Porque su trabajo la está obligando, pero no te confundas, una vez que el ministro gane las elecciones se terminó, y yo soy un cojo...— se cuadra de hombros.
—Y pobre.
—Tengo buen dinero.
Me acomodo mi Rolex de edición exclusiva, la mirada de su amigo casi se traga mi reloj en segundos, pero el agente pobre barato apenas y lo mira. —Se nota.
—Soy un cojo— repite y sonrío de lado.
—Ya te gustó decirlo— digo a medias.
——Pero Emma así me quiere y me ha querido incluso antes de venir a Londres, espero que recuerdes que estuvimos juntos en el Caribe.
Me da media sonrisa y la mía se va en cuanto se gira para largarse. Lo miro con diversión alzando un vaso de whiskey para James y bebo en su salud mientras el cojo se va para despedirse de Emma.
—Pobre y maldito cojo— lo miro enojado.
Miro de nuevo a dónde Sarah se fue, tengo que recuperar esas malditas muestras antes que Richard las venda, porque la primera en caer será Maya, si las muestras se las dan al MI6.
Le doy a Emma las llaves de la camioneta para que Rebecca la lleve y voy con Ida a ver las furgonetas en las que viene el MI6, ya estoy de mal humor recordando esas dos semanas que ella estuvo con el cojo en el Caribe.
Veo las furgonetas de lejos, están a dos calles del club escondidas entre las aceras, ahí debe estar el teniente y también deben traer las muestras reales.
Es cuando veo a un viejo conocido salir con el maletín real y entrar al privado dónde estaba Logan con lo que deben ser las muestras originales de la anfetamina de Logan.
〘 〙
Emma.
Alexander mira de lejos mientras Dylan se despide de mí recordándome que hago esto por la campaña política de Richard nada más. —¿De qué hablaron?
—Que te lo responda él, guapa, no es lugar para discusiones, Sarah ya dio la orden de que nos vamos, ya pasa de la una de la mañana, debe regresar a casa con Millie. — asiento —No tienes por qué seguirles el juego a los Roe, sabes que el MI6 está detrás de ellos, mientras menos te involucres será mejor.
—No seas sobreprotector, sé lo hago, no sabíamos que estarían aquí, no desconfíes de mí.
—No desconfió de ti y jamás lo haría— me acaricia la barbilla y me regala una media sonrisa. —Sé de que lado estás y tú también lo sabes, hoy no ha sido una noche fácil para mí, sabes que es el aniversario de la muerte de mis padres y el trabajo es lo único que hoy me distrae la mente.
Hoy no debe ser fácil para él, hay una razón por la que su trabajo siempre sea la prioridad. Era un adolescente que vio cómo mataron a sus padres. Cora era muy pequeña para recordarlo.
—Mí tía Elena llamó, creo que me sentó mal la llamada por mencionó la boda de Cora con el maldito de Luke y no pude pensar en todo lo que le hizo a mi hermana.
—Por mucho que aborrezcas a Bennett Roe, debes saber por qué Luke no ha aparecido.
Se niega todavía a hablar del padre del bebé de Cora. Me besa la mejilla. —Tenemos nuevas noticias, hemos procedido para que Maya Roe tenga un citatorio para el juicio de Beckham.
—¿Por qué?
—Sarah logró recaudar información suficiente que la involucran con ese hombre. ¿No estás feliz?
—Sarah no busca justicia Dylan, busca a alguien que pague por la muerte de su hermano y no le importa quién sea. ¿Por qué la deja al frente de Beckham?
—Ella lo capturó, se lo ganó.
—Va a equivocarse.
—Mantendré esa información confidencial de momento, a veces olvido que desertaste del MI6, me había acostumbrado tanto a ti. — alza las mejillas —Ven a mi casa mañana, a lo mejor podemos irnos juntos el fin de semana, te hacen falta unas vacaciones por todo lo que ha pasado.
Lo dice en alto más cuando ve a Rebecca a nuestro lado. Ella frunce el ceño y se pone a mi espalda cuando él se va.
Me quedo seria caminando a la salida con las llaves en la mano y Rebecca siguiéndome, Dylan se va con James y como Alexander se fue con Ida, Erick es el que saca a Alicia de uno de los privados, no pensaba dejarla aquí.
Su caminata es inestable, pero su rostro muestra asombro o quizá terror, pero se le ve muy satisfecha físicamente.
—Fui bailarina de un hombre— dice todavía jadeando, pero no por la carrera que Erick le hizo pegar, ni siquiera trae la ropa de antes. —¿Pudiste seducir a tu hombre en el juego de roles? Vi tu foto en la pantalla, desde el privado dónde estaba con ese hombre— me mira perversa fijando la vista en mis caderas.
No se me olvida que la vi muy sensual bailando en la tarima con los modelos. —Quería sorprenderlo, pero la sorprendida fui yo, cuando descubrí la razón por la que vienes al club de tu prima.
—Me gusta bailar, pero definitivamente no me habían pagado por entrar ahí.
La miro con las cejas juntas mientras se arregla la bata. Saco las llaves de una de las camionetas, e inmediatamente antes de salir detrás de nosotros uno de los kray de Logan vine por atrás.
—Ese hombre estaba ahí y casi no deja que Erick entre— dice ella mirándolo.
No presto atención porque no hay que llamar la atención, pero entonces entiendo con quién fue el hombre con el que estuvo Alicia. Logan.
—Haz algo para detenerlo mientras nos sacó de aquí— le digo a Erick y le doy a Rebecca las llaves del BMW.
—¿Cómo mierda voy a detenerlo yo? — el sudor y el miedo es claro en su mirada.
—Ese es uno de sus guardaespaldas del hombre con el que estuve. — Alicia voltea a verlo.
—Ese hombre no es un guarda espaldas Alicia.
Busco entre las llaves la que sea la correcta y le doy la espalda a Erick esperando mi turno con el guardia de la entrada. Rebecca se aproxima a llevarnos rápido a la salida a ambas, pero ya tenemos a tras al kray y ella se pone seria encarándolo.
Es entonces cuando pienso que Erick sacará un arma o al menos para no causar alboroto lo llevará lejos, pero en su estado de desespero grita mirando a Rebecca y luego a mí y llamando la atención de casi medio servicio.
La vergüenza me cubre la cara de ver el drama que está armando.
—Erick— trato de hacer que se calle.
—¡No te acerques!
—Deja de gritar— Alicia se pone de mil tonos de rojo.
—¡El kray Nos va a matar! — la ignora pegándose a la pared horrorizado y muy dramatizado protegiendo su saco de marca y sus zapatos negros relucientes frente a él como protección.
Los meseros voltean a vernos e incluso uno de ellos manda a llamar a la prima de Alicia por el interfono, para que venga a resolver el problema.
—¡Yo ni siquiera quería venir hoy! Hermano, ¿Dónde estás? ¡Alexander!
El kray se detiene mirándolo con el ceño fruncido por sus gritos desesperados y en ese segundo de confusión Erick aprovecha y le propina una bofetada que lo detiene y nos deja en silencio a los cuatro.
Los meseros lo miran en silencio. Rebecca cierra la boca y aprieta los labios.
El kray se agarra la mejilla con una mirada malhumorado y con esos andrajos de ropa que trae toda la gente de Logan.
—Seguridad del lobo, ¿Se te perdió algo? — Rebecca lo reta antes de que salga de su asombro.
El kray mira a Erick enojado. —Ni que esa bailarina fuera la última que puede tener el amo.
Se va enojado moviendo la espalda ancha cuando se aleja. Erick cierra los ojos aliviado y se agarra a uno de los meseros.
—Tráeme un trago amigo, siento que me voy a desmayar.
—Venía por Alicia — abro la puerta aliviada y en cuento abro la puerta Erick ese primero en salir corriendo y se detiene en la acera a la entrada del estacionamiento jadeando con las manos en sus rodillas.
Lo miro confundida y Alicia se muerde los labios viéndolo guardando su carcajada.
—El MI6 se fue, vimos las furgonetas que traían, el teniente estaba dentro— dice la voz de Alexander.
Entonces Erick se levanta y se arregla al saco mirándolo como si nada hubiera pasado. Le traen su BMW y carraspea despidiéndose de todos incluso le da a Ida un apretón de manos que deja al grandulón más serio de lo que es.
Todos están tensos, menos él que tiene una actitud relajada, nada comparado a la que tuvo con el kray allá dentro.
—Sí ya no hay más que hacer yo me largo de aquí, estoy muy cansado.
—Por supuesto, cansado— Alicia no deja de mirarlo asombrada.
—No sé de qué se quejan, si hacer esto es más fácil que ser empresario— se pone los lentes negros y camina a su BMW.
Pasa altivo como si no hubiera gritado de terror y pegándole una bofetada a un kray.
Veo a Sarah en las furgonetas que menciono Alexander mientras. Rebecca lleva a Alicia a su casa, si tan solo supiera con quién estuvo esta noche en el privado del club.
En el camino escucho a Alexander hablar con el hacker, pero no se percibe la voz de esa persona, no puedo decir si es hombre o mujer, habría que verlo como el comprador, pero la única vez que el hacker se comunicó conmigo fue por mensaje de texto para decirme que su vida importaba más que la de Ethan.
Por eso lo dejó morir, siempre llevaré su muerte en mi conciencia, pero ahora viendo lo equivocados que están con Richard los agentes del MI6 no siento pena por arruinarlo.
Alexander sólo le avisa al hacker lo que vio a un conocido llevar las muestras del ministro al privado donde estaba Logan, el maletín fue idéntico al que le robaron en el Caribe.
Los Roe están reunidos en nuestra casa, el Cadillac negro está afuera y al entrar Rebecca va directo a la biblioteca dónde etiquetamos las muestras. Veo a Maya y a Tyler cuando abre la puerta.
Me quito la peluca, Jack está de espaldas también sentado. Octavian ofrece la cena, pero sólo a mí. Hay un lugar vacío en la encimera que debe ser de Cora, pero a esta hora muy pocas personas están despiertas.
Espero que la niñera se haya llevado a Millie o Sarah enloquecerá.
—¿Irá a las jaulas para visitar a los mugrientos mi señor? — Ida le pregunta a Alexander.
—Sí.
—El rubio ya no como hace dos días.
—Ni siquiera ordené que le dieran comida, que se coma su miseria.
—Seth sigue pensando que el otro está vivo.
A la mención del nombre miro a Alexander tensa. Ida se queda en silencio y yo indago sin saber si la respuesta la quiero escuchar.
—Ida dijo...— no puedo formular la oración, pero Alexander serio espera a que lo haga lo que me confirma en silencio que es verdad. —¿Tienes a Seth? — mi voz apenas se escucha.
—Sí— dice fuerte.
—¿Dónde?
—En las jaulas— se escucha sombrío —Pero no irá a ningún lado sin sus piernas.
Me quedo atónita, mirando a Alexander con la misma expresión que tenía Logan en el club de la prima de Alicia, mi estomago se siente vacío, por lo que Ida le pide a Octavian me preparé algo.
Alexander espera conmigo hasta que proceso la noticia, pero lo mejor que hace mi mente es no ponerla por prioridad hoy o el sueño se me irá por completo.
—No quiero oír de Seth— le digo a Ida y asiente dos veces, sé exactamente la mirada que le da Alexander porque el hombre agacha la cabeza como cachorro.
—Maya no quiere que Emma entre, sólo Roe como siempre— Rebecca sale a informarnos.
—Dylan, me dijo del citatorio para el juicio de Beckham, sé por qué no me quiere dentro. Si Beckham cae, Maya también lo hará, aunque no estén directamente involucrados— Alexander frunce el ceño. —Me quedaré afuera.
—Maya está en la cuerda floja como para confiar en nadie más que no sean los Roe. — Rebecca trata de hacer un punto intermedio.
—Trae a Bennett— Alexander pasa a reunirse con los Roe.
Voy a la encimera de la cocina muriéndome de hambre el hombre asiático que ha sido nuestro chef desde el Score me deja trabajar en silencio, pateo los tacones para que no se me dificulte caminar.
Me preparo mis tostadas de crema batida mirando la puerta dónde están los Roe, respondo un mensaje de la esposa del ministro para confirmar nuestro desayuno dentro de dos días y me siento en la encimera como lo hacia en casa comiendo mi postre favorito.
Unas pisaditas resuenan en la escalera y después del plato que tengo una pequeña mano aparece y jala lentamente una de mis tostadas. Sonrío de lado y me levanto para ver al pequeño ladrón de mi cena.
En un rincón de la cocina veo un pijama rosa miniatura que me causa ternura, Millie tiene un oso de unicornio en sus manos pequeñas y los ojos llorosos comiendo mi tostada, pero quitándole la crema batida con los dedos y tirándola al piso.
—Princesa Millie— me agacho con ella mientras hace una mueca con la crema batida. —¿No te gustan?
Niega haciendo una mueca y como aun le hacen falta salir algunos de sus dientes no puede comer ese pan. —Quiero a mi papi o al tío Alexander— le tiembla el labio inferior.
Rebecca viene corriendo desde la encimera — Aquí estás, te estábamos buscando, me mandaron a cuidarte y ya no estabas en tu habitación.
—Quiero a mi papi— repite sin salirse del rincón.
—Él está hablando con tu abuela. ¿Necesitas algo Millie? Tienes que regresar a dormir dónde la niñera.
—¿Me llevas Emma?
—Claro cariño— la levanto del rincón y se prende a mi brazo pidiendo que la cargue.
Con la ropa que llevo se me dificulta alzarla, pero la subo a las escaleras viendo los ojos de Jack en ella. En la habitación de huéspedes está la niñera caminando de un lado a otro.
—Se salió sin que la viera.
—Sólo fue a la cocina.
—Hace dos horas debimos irnos, el vigilante del edificio de la señora Wall me informó que ya llegó, sabrá que traje a Millie aquí— empieza a recoger las cosas de Millie incluido el unicornio que estaba abrazando.
—El chofer ya las está esperando— Rebecca le ayuda. —Las dejará ahí en menos de media hora.
—No me quiero ir sin mi papi— Millie trata de atrapar el unicornio que le quitan.
—Vamos a volver princesa— la niñera la tranquiliza regresándole el unicornio y poniéndole su pequeño abrigo de marca —Tu mami se quedaría sola en casa si no nos vamos, y el señor unicornio también quiere irse.
Millie lo mira y juega con él dejándola que le abroche el abrigo, es una niña muy obediente, cuando termina de recoger todo la niña saca una hoja arrugada debajo de la almohada con dibujos garabateados y me la da.
—Es un dibujo para su padre— me dice la niñera cargando a Millie, Rebecca le ayuda con el bolso.
—Yo se lo doy, lo va a amar— le acaricio la mejilla y la pequeña me sonríe adormilada—No regreses hasta que las veas entrar a la casa de Sarah a salvo.
Bajo a darle el dibujo a Jack, en la sala todos los Roe me miran cuando entro la mirada más potente después de la de Alexander es la de Maya. Bennett no está aquí todavía entro en silencio escuchando a Tyler hablar, pero en cuanto me ve se calla.
—¿Qué hace ella aquí? La reunión es confidencial
—Deja tu drama Tyler, si de confidencialidad se trata tu tampoco eres un Roe. — Jack habla.
—Si se queda aquí me voy a ir— se queja.
—Se merece estar aquí ella ayudó a que se vendieran las muestras falsas— Jack interviene, pero no controlo el jadeo que sale cuando le veo la cara molida a golpe un moretón debajo del ojo y la boca reventada.
Miro a Alexander que no se ve arrepentido de haberle causado eso, ni siquiera si me dijo que fue amable con él.
—La próxima vez no le diremos a nadie el plan, creo que tu prometido no se lo tomó de la mejor manera— Jack trata de guiñarme un ojo, pero no lo consigue por el golpe.
El iPad que protege siempre Alexander está a su espalda e Ida está cubriendo que nadie se acerqué del otro lado. Todos saben que ahí posee información valiosa, Tyler más de dos veces pasa la mirada por él.
Rebecca vuelve a entrar a la biblioteca y apenas cruza un saludo con Tyler, no sé por qué últimamente me he fijado en ellos más de lo normal.
Le informa a Jack de Millie y el asiente, pero su expresión decae durante el resto de la reunión.
—Ida implanto un rastreador en una de las furgonetas del MI6— ignorando a su primo. —La señal ya la está rastreando el hacker, estoy bastante seguro que ahí tenían las muestras originales que hizo el hermano de Sarah antes de morir.
—A lo mejor se las vendieron al comprador danés hoy.
—No, hicieron lo mismo que nosotros, incluso los kray que fueron querían conocerlos, nadie vendió muestras originales, los tres estamos buscando que el comprador nos llame de nuevo.
Me pongo a su lado de la mesa abriendo una botella de agua y aprovecho para llenar su vaso de whiskey escoses. Alexander lo toma y sigue hablando del comprador, de su acento y de que piensa que sólo fue un trabajador y no el comprador real.
El iPad empieza a sonar, pero nadie se acerca a él porque lo tienen prohibido, Ida se lo pasa y lo mira poniéndolo a mi lado. Le quito la contraseña y lo bloqueo dándoselo de regreso bajo los cuatro pares de ojos que fruncen el ceño, a excepción de los de Jack.
Incluso otro de los hombres de seguridad se ve sorprendido. Nadie puede tocar el iPad más que Alexander.
—Voy a acudir al juicio de Beckham y es mejor que para entonces ya tengas las muestras reales contigo antes que el ministro las venda— Maya recoge su bolso y Tyler le abre la silla para que salga.
—Está es la dirección dónde dicen que el comprador llevará las muestras que le vendimos, me la envió el hacker— le paso un bolígrafo para que anote y me lo entrega pasándole el pedazo de papel a Rebecca para que se lo dé a su tía.
—No va a ser fácil encontrarlo antes que el ministro.
—Tengo a Richard comiendo de mi mano, le hemos dado todo lo que quiere con el compromiso.
—Esta semana tiene una audiencia con el parlamento, el teniente hará todo el trabajo por él, además le agendé unas entrevistas que lo van a mantener ocupado con los miembros del parlamento inglés.
—Le estás dando demasiada libertad a tu compromiso falso que incluso se quedó aquí toda la reunión— Maya mira entre ambos cautelosamente.
—Concuerdo con mi esposa, no debes olvidar que hay un contrato que ella misma te hizo firmar. Al paso que vas, estarás acostándote con ella de nuevo en unas semanas y sin saberlo nos volverá a traicionar y está vez vamos a caer todos los Roe no sólo tú— Tyler me mal mira.
—Sí hay un contrato firmado podemos estar tranquilos de momento— Maya se levanta —Pero no olvidemos que Emma Brown trabaja para el ministro y consiguió entregar a la pieza que une a esta familia.
—Ordeno que se vaya de nuevo al Score para que deje de hacernos perder el tiempo y mi esposa se sienta tranquila.
—Si no te has dado cuenta Tyler no eres tan importante aquí para dar órdenes— Jack se quita la bata blanca.
—Alexander me hizo su socio y sé lo que valgo, díselos tú Alexander porque ya me estoy cansando de que me vean como un simple perro al que mandas. — Rebecca agacha la cabeza —Te he cuidado hijo desde que te trajimos de Nueva York, si no fuera por mí hace tiempo que te habría llevado la organización.
—No me llames hijo y tampoco te cobres favores que nadie te pidió, porque así de pacifista y tranquilo que me ves, no dejó de ser un maldito Roe.
Camina con sus pantuflas acolchonadas todo golpeado a dónde Tyler.
—Y lo asesino viene de familia— se guarda el dibujo de Millie en la bolsa del pantalón —Ni la daga de mi madre te va a matar tan rápido como yo, si se me ocurre ponerte una intravenosa que te despierte, pero tres metros bajo tierra.
Se nota la posición que tienen cada uno de los Roe, la forma estratégica en la que se miran, pueden matarse entre ellos mismos, o podrían torturarse vivos.
Los tres Roe presentes y Tyler se miran entre ellos en silencio y cómo si fuera cosa del demonio Jack, Maya y Alexander sonríen al mismo tiempo.
Tyler se queda alegando con Alexander y Maya me mal mira hasta la salida. —Nadie toca a mi familia y vive— me dice seria. —Que el agente Gray se cuide las espaldas.
Subo cansada a mi habitación y me duermo tirando mi disfraz a la basura, con la peluca roja me recuerda a Alesha.
Tengo la sensación que estoy retrocediendo al pasado y no es porque el comprador danés haya reunido a tres vendedores interesantes.
Voy a cerrar la puerta de mi balcón y por mi terraza veo a Alexander en su habitación, cuando me ve se gira por completo a mi habitación. —Buenas noches señor Roe.
—No serán tan buenas si duermo sólo. — se cruza de brazos —¿Alguna sugerencia de qué puedo hacer?
—Te extraño en mi cama nena, por favor ven a dormir conmigo— me encojo de hombros —Eso podría funcionar, por lo que me han dicho.
—¿Tengo que rogar por compañía? — se ríe sarcástico. —Maya ya se fue, no hay nadie más que nuestra gente de seguridad señorita Brown. La puerta de mi habitación está abierta.
—Pues ciérrala porque cualquiera se puede meter de noche y matarte— me abrazo a mi misma cuando una brisa de aire llega. —No deberías estar hablando conmigo, Maya puede pensar que estoy tratando de robar tu no virginidad, recuerda que ella es casta.
—Te gusta joderme con mis propias palabras ¿No?
—Soy publicista, es mi trabajo aprenderme tus discursos.
—Claro— frunce el ceño aguantándose la risa —Por eso repites ese te extrañé mi amor cuando estás dormida.
—Parece que tienes ganas de hablar conmigo
—Tengo ganas de hacer muchas cosas contigo, pero hablar no es una de ellas.
Volteo la cara, pero ya es tarde para que vea mi sonrojo y su risa ronca me lo confirma, alzo una ceja y cierro la puerta de la terraza. Me apoyo en la puerta bajando mi sonrisa. Los golpes en la puerta me hacen desentenderme del ardor de mi sexo desde que salimos del club.
Abro la puerta y Alexander levanta mis tacones con una mano, los tiene enganchados en los dedos índices.
—Olvidaste esto en la cocina, los iba a poner en mi vestidor, pero no me van. — mete la cabeza por la puerta —¿No vas a invitarme a entrar?
Se los quito. —Debemos mantener en secreto lo que sucede con todos los que trabajan para nosotros. Buenas noches— le cierro la puerta en la cara riéndome cuando lo escucho ahogar otra risa y luego los pasos descalzos que se van por el pasillo.
Me meto en la cama saciada de muchas maneras.
Me sobresalto con el peso muerto que tengo encima y cuando enciendo la lampara Alexander está abrazado a mi cintura por debajo de mi camiseta. Mis manos en su espalda suben cada que respira hondo.
No viene vestido como anoche cuando trajo mis tacones y el pensamiento de lo que le dijo Ida de ir a las jaulas me abre los ojos por completo.
Trato de regular su respiración y eso logra que me duerma de nuevo, lo siento quitarme la camiseta y ponerme a horcajadas con la cabeza entre mis pechos. Cuando despierto me duelen los pezones, su boca está cerca de uno de mis senos y la otra mano lo tiene apretado.
Vuelvo a dormirme, pero cuando despierto de nuevo ya no está. Tampoco por nuestra casa, Rebecca me avisa que se fueron con Erick por la mañana para su empresa.
Desayuno con la mujer del ministro, todo el día se la pasa más amable que de costumbre y cuando caminamos por la calle central de Londres, me señala un consultorio en el que se hace arreglos estéticos.
—¿Te caíste? — pregunta cuando su chofer nos encuentra. —He notado que tiene una ligera cojera desde la mañana.
Carraspeo mordiéndome la mejilla. —Sí— mi celular vibra en mi bolso. —Tengo que trabajar hasta tarde todo el día.
No es Dylan, normalmente quiere gente cerca de él, es la dependienta de Macy's con un mensaje de confirmación de que recibiré un vestido de muestra en la tarde y otros cuatro dos días después.
¿En qué mierda me metí? En cuanto los vestidos lleguen a la residencia Alexander los verá.
Busco cancelar la oferta, pero no me libro fácilmente de la dependienta y menos por mensaje. Voy a tener que recurrir a que Ida se lleve los vestidos de regreso antes que se cargué el precio a mi tarjeta.
Paso por la oficina de él para ponerlo a tanto de las revistas, aunque no es tanta información el día es flojo para los medios amarillistas. Cora amaneció enferma y como Alicia está trabajando Bennett cuida de ella.
Quería acercarme a mimarla, pero me pidió quedarse sólo con ella. Richard me manda a trabajar lejos y sé que es porque viene una persona importante.
Veo a Alexander hablando con Richard cuando guardo mi laptop para irme del trabajo, de lejos me mira tentativamente, sin cortar su conversación. —Señor Roe— saludo con educación.
—Señorita Brown— me da una inclinación de cabeza.
Apenas nos miramos, actuamos como si nada estuviera sucediendo.
—Anoche hubo un incidente con el MI6, pero nada de lo que debas preocuparte, tengo todo bajo control como siempre hemos acordado.
—Maya tiene un citatorio para el juicio de Beckham.
Los sirvientes me traen café y como siempre uno se queda vigilándome ya que la esposa está en el club de siempre. Richard me mira a lo lejos, pero ni le presto atención a él ni a Alexander.
Sólo paso por la oficina de ellos cuando me despido para irme. Mi Mazda ya no está, sólo el Aston Martín de Alexander. El seguro salta con la alarma del comando a distancia y las puertas se abren automáticamente.
Veo al sirviente mirarnos de lejos y a la esposa de Richard llegar en su Mercedes despidiéndonos con la mano.
—Abróchate el cinturón.
Lo hago y salimos de la casa del ministro con Ida en las camionetas. Viajamos en silencio, él mirando al frente y yo manteniendo la compostura, en el tercer semáforo, nos miramos de nuevo.
A la entrada de la nuestra casa espera Rebecca y los de seguridad, pasamos desapercibidos por las primeras escaleras cuando le traen unos recibos, en cuanto la puerta se cierra me pongo en el estante de los libros y se acerca para sacar un ejemplar.
Se inclina casi rozando mi boca, pero no llega a tocarme. Rebecca entra trayendo algo y carraspeo haciendo que saco otro ejemplar.
La satisfacción que muestra me jode y más cuando empiezan a conversar como si no nada, la veo tocar su hombro mientras revisa con él los recibos y cierro el tomo que tengo en las manos.
Cuando Alexander se acerca a por otro libro lo jalo de la cabeza y lo hago besarme, apoya su mano en el librero y me empuja con su cuerpo saboreando mis labios, el jadeo de Rebecca lo escucho con satisfacción.
No quiero que entre la gente de nuestra casa finjamos una mierda, no voy a soportar a esa maldita mujer más tiempo. Me siento posesiva y malditamente enojada.
Jalo su labio entre mis dientes haciéndolo gruñir y veo la señal que le hace a Rebecca para que se vaya y los demás también.
—Veo que cambiaste de opinión respecto a mantenerlo en secreto.
—Besa a tu mujer como se debe.
Me arrincona en el estante y jadeo por aire buscando retener su lengua con la mía.
Uno de los impertinentes se mete en la biblioteca interrumpiéndonos y como trae al que parece ser al padre de Alesha con él, se rompe nuestro momento. Chupando mi labio inferior una última vez le dice al hombre que puede pasar.
No hay duda que es idéntico a Alesha, la nariz es la misma, incluso si no es pelirrojo. Apenas me mira porque le interesa más Alexander, veo a Rebecca en la puerta seria.
—Que preparen mi Jet, está noche nos largamos de aquí — ordena Alexander a mis espaldas.
¡Hola sexys!
Los vivos se pierden, los muertos regresan y sólo uno consigue lo que quiere... el acertijo es igual de misterioso que el hacker.
PD: Doy spoilers en mi instagram a la media noche.
¡Feliz cumpleaños a todas las sexys que nacieron en Octubre!
¡Los amo tres millones!
-Karla
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