CAPÍTULO 18

"En mundo arde en llamas mientras el demonio mira de lejos"

Katherine.

Logan gira su vaso de whiskey sentado en su sillón de cuero mientras mira por la ventana como el MI6 arremete contra los kray que se llevó a Brooklyn.

Veo de lejos al líder del comando que tiene en su chaleco marcado el Gray en la espalda, abre la puerta de una patada y lo siguen a la vista de la pantalla de mi iPad veinticinco hombres que disparan a todo lo que se mueva.

Llega un punto en el que no puedo tener los audífonos puestos, el ruido de los tiros es muy fuerte.

—Alexander mandó a Richard a atacarte en Brooklyn, una jugada inteligente en lugar de caer en tu trampa e ir por ti él mismo— digo mirando al Calvo de Dmitry junto a él por la vídeo llamada.

—Voy a sacar provecho de esto— habla el mayor de los Roe —Dos ataques el mismo mes.

No necesito más para entender que quiere. — Puedo cubrir la nota y hacer un reporte a los periódicos más importantes de la ciudad analizando la situación crítica en la que se encuentra el empresario Roe.

—Un ataque en Brooklyn justo el día que el dueño de Hilton &Roe se encuentra aquí, van a pagar millones por esa nota y por desmantelar que está metido en negocios de la organización— se mete Dmitry.

—¿Y a ti quién te pidió que hablaras? — la voz del mayor de los Roe es dura cuando está enojado como lo está ahora y nadie quiere ver a Logan Roe enojado, si de por sí es un ser despreciable, su perversidad se duplica.

—Perdón amo.

—Cubre la nota Katherine, quiero que lo saquen del evento de inversionistas de la próxima semana y quiero que se sepa que está dentro de la organización— ordena Logan

Le atraviesan la cabeza a uno de sus kray y un escalofrió me recorre la espalda cuando se ríe a carcajadas. Alexander Roe no cayó en su trampa de ir a buscarlo él mismo a Brooklyn como teníamos planeado, fue más astuto y mandó al MI6.

Lo recuerdo ser impulsivo desde siempre, pero alguien debió advertirlo que Logan no viajaba solo y tenía francotiradores esperándolo en la residencia de Brooklyn. —¿Estás seguro que el hijo de Maya no está en Nueva York?

—¿Dudas de mis habilidades?

—No me malinterpretes Logan— no quiero terminar muerta por decir eso —Pero si Alexander no fue a buscarte después que lo atacaste en su hotel, alguien le informó que tenías francotiradores preparados, no hay otra forma de que se haya comunicado con el ministro. Jack debe estar detrás de esto.

—Si el hijo de la gacela estuviera en Nueva York ya lo tendría conmigo, estoy cazándolo y lo voy a encontrar porque me sirve— se termina el vaso de alcohol. —¿Cómo van las muestras?

—Los reportes que hicieron los kray de los mugrientos que tienes en el sótano, no muestran mejoría, dos de ellos que Alesha inyectó se están muriendo con la droga y como dijiste que al rubio solo le pongamos la mitad de la dosis, a ese solo se ve desnutrido.

—Que así sigan, quiero a Seth vivo, es mi carnada favorita hasta ahora— no mira la pantalla mientras habla —Si los otros se mueren traigan más para experimentar, hasta que encontremos la dosis correcta de amitriptilina.

—Como órdenes, pero también he visto que hay dosis desapareciendo, dejaste diez muestras en la caja y está mañana solo había siete.

—Algunos Kray se las llevan a Bennett como pidió Amo— dice Dmitry.

—Perfecto — se le marca la satisfacción en la cara. —Por esas muestras no te preocupes Katherine, si no consigo a Jack voy a llevar a otro biólogo a Londres conmigo para que mejore la droga, ya tengo un par más en la mira, mientras tanto haz tu trabajo como te lo ordeno.

—Deja todo en mis manos yo me encargó de ventilar el pasado de Alexander.

—La próxima reunión de la organización de los treinta y siete es la semana siguiente ya me tienen harta— asiento —Quiero tener el control total y ya no quiero perder tiempo para ir por la base militar que quiero y solo con el lobo puedo conseguirlo.

—¿Y por qué no atacas a tu hermana? — sugiere Dmitry. —Muerta la perra, su hijo tiene que salir de su escondite.

La puerta de mi oficina se abre y Alesha entra con el cabello semi recogido y la bata de seda abierta.

—¿Ese es Logan? — camina descalza a mi escritorio —¿Por qué no me dijiste que estabas hablando con él? — me arrebata el dispositivo de la video llamada de las manos frustrándome.

Tiene la cara pálida, la escuché vomitando todo lo que comió en la cena, menos mal se ve que ya se duchó. —Logan— se pone en la pantalla a hablar con él.

Aprovecho para cambiarme las navajas de los muslos y dejarlas sobre la mesa. Traerlas todo el día me saca sarpullido en los muslos y me raspa la piel, pero nunca sabes cuando vas a usarlas, siempre debes estar preparado.

Me deshago también la coleta alta y me masajeo la cabeza. Alesha le dice algo a Logan de llamarla primero a ella y mientras el Kray nos vigila en la puerta abro mi laptop y comienzo a escribir la nota.

Dicen que Christopher Jones es un excelente publicista y su asistente Emma también, la que se está cogiendo a Alexander, pero veamos qué tan astutos son contra mí.

Yo fui la que presionó a Alexander en su primera declaración a la prensa después que le bombardeáramos el hotel de Brent.

Recuerdo ver su cara enojada mientras le hacia pregunta tras pregunta, cada que buscaba una salida, yo iba por él y lo encerraba.

Lo hice quedar mal ante los medios cuestionándolo más y más, porque de mí nadie se libra fácilmente.

Me han entrenado para esto toda mi vida, la mafia te hace esto, toma lo que eres y te parte hasta que te arrastras en el suelo buscando la salida, pero nunca la encuentras y te conviertes en lo que sea para sobrevivir.

¿Hilton &Roe está envuelto en negocios negros? Pongo de título en la nota y le pido a Dmitry por mensaje fotos de lejos del operativo y si se puede de Alexander en su hotel.

—Quiero que vengas— Alesha sigue insistiendo y me pone de malas su maldita insistencia como si fuera la reina del mundo que no sabe que esto es un trabajo no un hotel de lujo en el que van a darle todo lo que quiera al momento que quiera.

Tener a un padre rico la hizo insoportable, Caterva debió quedarse en la mafia de Logan para que le forjaran carácter a su hija, pero no, él al igual que Alexander traicionaron al amo saliendo por la puerta más miserable como traidores.

—Tenemos al biólogo que pidió amo— escucho decir a uno de los Kray en la video llamada.

—Nos vamos de vuelta a Londres entonces— dice Logan y Alesha sonríe como si fuera por ella.

—Ten ya no lo necesito, el imbécil de Dmitry cortó la llamada— me regresa mi iPad. —Tú, deja de estar ahí parado y tráeme fruta fresca a mi habitación rápido que tengo hambre y que esté bien desinfectada porque si no la tiro a la basura contigo — manda a Kray que la obedece enojado.

—Se más condescendiente.

—Tienen que aprender a obedecerme. Así es como se debe tratar a la mujer de Logan, si yo trueno los dedos ellos ya están de rodillas. — me dice con una sonrisa acercándose a ver lo que escribo.

Cierro mi laptop para que no vea el reporte —Vi que tu padre salió por la puerta trasera, no estás haciendo bien en verlo, si Logan se entera te va a ir mal.

—Nadie va a decir nada, esta es mi casa y puedo traer a quien quiera, además no quiero romper toda la comunicación con mi papá solo porque Logan sigue enojado de algo que sucedió hace ya diecisiete años.

—La organización nunca olvida y tampoco perdona. Anda con cuidado, un día de estos cualquiera de los que tratas mal te mete una bala por la cabeza y ahí se terminó todo— no es sarcasmo, pero se ríe igual.

—Como si Logan permitiera eso, soy más importante que cualquiera aquí, incluyéndote a ti— me clava su índice en el pecho —Tú solo trabajas para el líder, yo vivo y duermo con él.

—Alesha, Alesha— suspiro reclinándome en mi silla —Sfortunatamente, la gente non sa di che cosa parla.

—Claro que se de lo que hablo, soy la mujer de Logan y ahora tengo algo que me va a hacer más poderosa aquí— esa sonrisa no me gusta nada —Ya lo sabrás, tú y todos los sirvientes del amo— se quita el cabello pelirrojo de la frente —Yo siempre consigo lo que quiero Katherine, no como tú que te conformas con ser una simple empleada huérfana.

Me toca la fibra sensible que no sana desde que tengo uso de razón. No tengo padres, ni uno que me de todo lo que quiero como ella, pero soy mejor que eso.

—Yo no quiero nada de momento— me encojo de hombros como si no me doliera su comentario —Y cuando desee algo, ya lo tendré en mis manos y será solo por placer, para complacerme, no como tú que tienes todo esto queriéndote vengar de Alexander.

—No me estoy vengando de él.

—¿Ah no? — sonrío —Recuerdo que de jóvenes solías alardear que tenias para ti a todo el mundo, cuando te metiste a su habitación te lo cogiste— me paso la mano por la barbilla —A lo mejor eso es lo que quiero, quiero ver si sigue siendo bueno follando.

—Solo se acostó contigo una sola vez y estaba ebrio— me aprieta la mano.

Ella siempre tuvo lo que quise, quería un vestido nuevo, ella lo tenía, quería armas que no nos facilitaban, ellas las conseguía por ser amiga de los hijos del amo, quería a uno de los Roe, la zorra se metió con los dos y ahora también con le padre.

Sabía que yo tenía una pequeña obsesión con Alexander, y la misma tarde que se lo confesé, se metió desnuda a su habitación y no salió hasta él otro día.

—Eso explica porque cuando traicionó al amo para liberar a Bennett, quiso llevarme a mí y no a ti. — si se trata de ser una perra, puedo serlo perfectamente.

—No te hagas ilusiones, solo estaba siendo amable, estaba buscándome a mí y al final solo me llevó a mí, no a ti— retrocede porque sabe que tengo las de ganar aquí —Me convertí en su familia, en su amante.

—Hasta que te botó y lo traicionaste— suelto borde y enojada.

Se ríe. —Eres tan fácil de hacer enojar— me pasa la mano por la mejilla y se la quito de un manotazo —Me gustan los lujos y ser mimada, Logan me da eso y si en el proceso lo ayudo a destruir a Alexander, es un bonus que voy a disfrutar cómo no tienes idea, pero no es por venganza. Yo tengo la vida que quiero.

Aprieto las manos en puños y respiro fuerte por la nariz. Antes habría llorado por esto, cuando éramos adolescentes, pero ya no soy destructible fácilmente.

—Espero que esta conversación insignificante quede solo entre nosotras querida— me acaricia la mejilla y tengo que reunir fuerzas para no torcerle la mano —Por algo somos amigas.

Ladeo la cabeza con media sonrisa. — Claro querida.

Los Kray se reúnen fuera de mi oficina en la casa de Logan y veo al hijo menor de Logan aparecer, viene más drogado de lo que están los mugrientos en el sótano. La gente de Dmitry lo obligaron a venir.

—Vete a descansar Alesha, no te ves bien, además tu cena está lista— la despido para que no lo vea.

—No me siento perfecta, pero lo vale, te dejo trabajando como siempre— susurra para ella misma. —Te veo en la mañana— me da un beso fingido en la mejilla que me asquea y sube las escaleras.

Veo que nadie me siga hasta la gente de Dmitry y repaso la mirada por el cabello de Bennett Roe.

Hace cinco años, que son los que he estado trabajando para Logan de cerca, no solo para la organización de los treinta y siete, no han sido suficientes para comprender porque siempre trató de volver mierda con tanta insistencia a su hijo menor, más que al otro.

Es decir, a Alexander busca joderlo, pero porque lo quiere de su lado, sin embargo, a Bennett lo quiere completamente hecho mierda.

—¿Para qué me quieren aquí? — balbucea.

—Porque trabajas para nosotros — le dice uno de los Kray — Te podemos traer las veinte cuatro horas si queremos, vas a buscar al hijo de tu querida tía Maya en Manchester, tenemos nueva información que el biólogo se oculta ahí y el amo lo quiere.

Lo abofetean, pero no consiguen ninguna reacción de parte de él. Parece un títere, es solo un cuerpo que se mueve porque sí, porque no se defiende.

—¿De que sirve que lo manden a una misión si está drogado? — me acerco a ellos —No les sirve así.

—Lleva así semanas, no sé por qué Dmitry todavía lo quiere con nosotros, esta lacra no nos sirve de nada— lo tiran al suelo.

—Porque el amo lo quiere— digo lo que estos inútiles no son capaces de ver.

Así como provocarlo en Nueva York, así como el mugriento en el sótano, Bennett Roe fue la carnada para atraer a Alexander.

Pero si es cierto que lleva semanas drogado, no le quedará mucho antes que su cuerpo deje resistir a recibir sustancias y se pudra muerto como su madre.

Yo no la recuerdo de rostro, pero vagamente oía decir que la puta adicta se murió de una sobredosis después de largarse.

Arrugo la nariz a ese olor asqueroso de su boca y es el mismo del sótano. —¿Ustedes le están dando las drogas que le inyectan a los del sótano?

Se ríen. —No sabe ni que se está metiendo, pero le gusta — se mofan entre ellos medio pisoteándolo en el suelo.

—Dmitry dice que, si no nos sirve, al menos que nos divierta, siempre lo traemos para divertirnos— otro se une a las burlas.

—Cora— balbuce Bennett en el suelo haciendo un charco de saliva mientras una de las botas le abre una herida en la cara.

La sangre de su cara mancha el suelo y me acerco a darle una patada por puro placer sonriendo cuando no puede defenderse.

—Sáquenlo de aquí, es asqueroso verlo así todo sucio y que Alesha no baje o va a vomitar todo el suelo, no se ha sentido bien toda la mañana— los mando cuando me canso de reírme con ellos y hacen lo que les dije.

No soy la mano derecha de Logan, pero al menos una cantidad de Krays me obedecen. La puerta del comedor grande esta entre abierta y ahí esta sentada la hermana menor de Dmitry con la cabeza en un libro.

Dejo de lado las distracciones y regreso a la oficina pequeña para terminar la nota que quitara la empresa de Alexander el mejor evento del año.

Nadie va a poder opacarme y menos quitar mi nota de los medios más prestigiosos del país.

¿El empresario Alexander Roe está dentro de una organización criminal?

〘 〙

Emma.

Alexander se enfrasca en una llamada que se escucha importante con el ministro y le pide al que conduce de sus hombres que nos lleve a Brooklyn.

—Richard mandó un operativo contra Logan en su casa de Brooklyn, lo terminaron hace dos horas, ya mis hombres revisaron que se hayan ido de la casa, pero tengo que ir a supervisar.

—¿Brooklyn queda muy lejos?

—Media hora en auto— me pasa la mano por la cara —¿Estás cansada?

—Y adolorida— bajo la voz para que el chófer no escuche.

Sonríe de lado sin ocultar su maldita satisfacción de dejarme así. —No me tomara más de una hora.

—Esta bien— me reacomodo en el asiento bajo su brazo ignorando el ardor en mi trasero.

En el camino le llama Ethan y también Maya. Le escribo a Cora, pero no responde como de costumbre y tengo que pasar el resto del camino mirando por la ventana en silencio.

La casa a la que llegamos es menos modesta que el resto, es de un millonario claramente, es grande y de tres plazas. Nos abren una reja de metal eléctrica donde entran los autos y el jardín esta a oscuras, pero veo a varios hombres de traje caminar por la entrada.

La puerta principal esta entre abierta y hay luz dentro, Ida es uno de los que están revisando los alrededores y veo que tiene un arma en la mano.

—Mi señor— lo reciben.

Me quedo dentro del auto por voluntad propia, pero cuando el chofer se baja y me quedo sola prefiero salir. Los que están vigilando me miran apenas un segundo y vuelven a lo suyo.

El jardín esta en buenas condiciones, camino a la casa y veo el lujo desde la entrada, la voz de Alexander e Ida esta en la sala. Hay pedazos de vidrio desquebrajados y cosas rotas, las huellas de un operativo son evidentes.

—No hay rastro de los kray de Logan— pasan corriendo Ida y otro hombre revisando pasillo por pasillo y habitación tras habitación.

Hay cámaras de vigilancia en las esquinas, pero los cables rotos están en el suelo, escucho que dicen que las deshabilitaron durante el operativo.

Paso mis manos por un florero de cerámica y veo una placa dorada con el número treinta y siete al inicio de las escaleras que llevan al segundo piso.

La respiración se me comprime y por primera vez en semanas siento que no controlo el movimiento de mis muñecas.

—¿Estás bien Emma? — la voz de Maya me hace despegar los ojos de ahí.

Asiento y me aprieto las manos juntas. Su mirada sigue el gesto y no dice nada por educación.

—Había una de estas en Londres. — le señalo la placa.

—Es la placa de los treinta y siete— dice Maya a mi espalda —En cada casa que pertenezca a un miembro de la mafia, vas a encontrar una, a veces escondida, otras veces a la vista— me hace acércame, sus botan de tacón no suenan en el piso alfombrado —Estás porquerías tienen un rastreador para saber la ubicación de todas las propiedades. ¿Dónde la viste exactamente?

Me quedo mirando a la nada recordando. —Estuve encerrada en la casa treinta y siete. Cora también.

Sus cejas se juntan. Los pasos de Alexander se acercan y dejo de mirarlo todavía sujetándome las manos, no sabía que esto me iba a suceder otra vez.

Es la mezcla de Logan, del ataque que se llevo a Alexander varias horas lejos y de esto, son de esas cosas que por más que quieras no puedes controlar.

—Voy a afuera, te espero en el auto— me hago a un lado queriendo aire.

Se me pone a un lado y me levanta la mirada. Lo que ve no lo hace soltarme, me frota la espalda dónde queda descubierta por mi vestido y me deshace el agarre de las manos. Me agarro a las solapas de su saco, Maya nos observa, pero no hace comentarios al respecto.

—Richard dice que Logan volvió a Londres, el MI6 se quedó hasta que se fueron, sus contactos con el FBI, debieron alterar a los pocos Kray que trajo Logan con él, si pensó que los dos grupos de agentes lo iban a atacar mejor se largó — dice él sin soltarme.

—Ya investigué y no vino a Londres solo por ti, vino a buscar a Jack.

—Mientras se mantenga lejos de sus radares no le va a ser posible seguirle el rastro, será mejor que no regrese a Londres de momento.

—Es lo mismo que le sugerí, porque hasta que Logan no encuentre más camaleones y otro biólogo para lo que sea que esté planeando, no va a dejar de buscarlo.

Suena como si hablaran en otro idioma. Subo mi babilla y la froto con la de Alexander suavemente. — ¿Qué es un camaleón? — pregunto.

—Son los mejores y más experimentados hackers, apuesto a que has visto al de Alexander, no puedes verle la cara, nadie común puede, ya te imaginarás la cantidad de información que poseen y la clase de personas que son, algunos tal vez son parte de la mafia, del gobierno o incluso del FBI o del MI6.

—¿Mucha información por hoy? — pregunta Alexander interrumpiendo a Maya.

—Demasiada ¿Podemos irnos al hotel?

—Mi señor, está todo listo, despojaron todo, no hay armas, ni pertenencias de los kray— Ida.

—Diles que recojan todo y llamen a Richard. Nos vamos.

Miro la casa una vez más en la salida y veo entre el jardín y la casa del cuidador un parpadeo de luces. La luz enciende cada ocho segundos, los cuento en mi mente y veo que vuelve a encender.

Me acerco por curiosidad y aunque me sobresalto no es más que un simple reflector de la entrada, estoy tensa aquí viendo cosas dónde no las hay.

Pateo con la punta de mi tacón una bala caída y miro el desastre a mi alrededor, nunca había estado en el lugar de un operativo.

—¿Cómo hace la gente para defenderse de eso? — la pateo lejos hablando sola.

—Siempre tienes que estar alerta, nunca puedes apagar tus cinco sentidos y cuando crean que van atraparte, ya tienes un plan elaborado para irte— responde Alexander a mi espalda.

—Si bueno, eso suena complicado de hacer— me abrazo a mi misma, debí traer mi abrigo conmigo. La noche está helada.

—No es complicado. Un novato siempre va a buscar atacarte al frente, de ellos no te preocupes, preocúpate por los que te van a atacar por la espalda o por los costados.

—Es como el entrenamiento de los militares, a lo mejor Dylan lo conoce.

—Es entrenamiento de supervivencia— se pega a mi espalda.

—¿Dónde lo aprendiste?

—Con unos rusos de adolescente. Maya es buena apuñalando, Bennett podría ser un perfecto francotirador, Jack es pacifista, pero ese cabrón es astuto como ninguno y con su madre, es igual de bueno en las armas blancas. — no dice más

—¿Y tú?

—¿Tú que crees? — me encojo de hombros, no tengo idea —El combate cuerpo a cuerpo, es lo mío — su mirada se pone seria — Imagínate que viene alguien por ahí— señala la única entrada. —Vienen directo a ti ¿Tienes a dónde correr?

Miro todo a mi alrededor las paredes son muy altas, si no es por la reja no hay escapatoria, además está oscuro, no se ve nada. —No, y mientras busco una salida ya estaría muerta.

—No viste todas las entradas— me hace caminar a la casa del cuidador que es más pequeña que la casa principal.

Entramos y enciende la luz de la lampara, caminamos dentro juntos hasta que me detiene donde hay dos ventanas que dan directamente a la calle. —Está es tu salida.

—¿Y cómo iba a saber que esto estaba aquí dentro? Nunca había estado aquí.

—Cuando estas en un lugar que no conoces debes moverte por todos para reconocerlo — mete la mano en la cinturilla de sus pantalones y saca un arma.

Se me tensa todo el cuerpo cuando se pone a mi espalda.

—Las ventanas están bloqueadas, pero si son tu única salida de alguna manera debes abrirlas. Agarra fuerte el arma.

Con cuidado subo mis manos donde las suyas y sujeto el frio metal. —Es pesada.

—Hay más pesadas que esta, sostenla así, los dedos van aquí— me enseña como tomarla y nos pone frente a las ventanas.

Trago saliva y siento que estoy sudando frio. —Este es el gatillo, una vez que los presionas disparas, es el seguro de un arma semiautomática, no es peligroso mientras este activado — su pulgar con el mío hace que baje —Ya no lo está ahora sí preocúpate.

La levantamos al seguro de las ventanas. Lo hace con tanta facilidad que pareciera que el arma es una de sus manos — No voy a poder, nunca he hecho esto en mi vida, no sé apunta correctamente.

—Fui entrenado con rusos, Te voy a hacer excelente en esto. — me endereza las manos y se pone serio —Apuntale al seguro de la ventana.

Entrecierro los ojos, muevo mi mano con la suya y con su ayuda apunto a dónde creo que esta el seguro. Tengo un vestido elegante y tacones, y ahora estoy sosteniendo un armar. Dios.

—Ya.

—Cuando te diga ya, aprietas el gatillo.

—Espera— respiro hondo —No puedo Alexander— el estómago se me revuelve.

—Si puedes, no lo pienses— me sostiene las manos con fuerza. —¡Ya!

Cierro los parpados y aprieto el gatillo. El sonido de la bala me lastima los oídos y el impacto me avienta el cuerpo hacia atrás, pero su pecho me sostiene. Abro los ojos y veo que el seguro de la ventana se rompe en mil pedazos.

Vuelvo a respirar otra vez.

—Todavía te falta el seguro de la otra.

Con las manos menos temblorosas que antes nos muevo a la izquierda y repito la misma acción, esta vez manteniendo mis ojos abiertos. Me sostiene la mano y dispara más veces rompiendo el vidrio.

Mi espalda choca contra su cuerpo en cada bala que sale y cuando termina su dedo se desliza poniendo el seguro.

Siento todo un hormigueo recorrer mi cuerpo, mis piernas tiemblan. Se guarda el arma y me mira complacido — Buena puntería, ahora ya hay un lugar para huir.

Me cuesta creer lo que acabo de hacer, me lleva fuera sosteniéndome y en el camino me abrazo a él sintiendo mi adrenalina bajar.

—No siento las piernas.

—Ni te hacen falta— se agacha y me levanta para llevarme en brazos reanudando nuestro camino.

Maya está en la entrada con el hombre joven que siempre la sigue. Nadie nos mira o si lo hacen rápido apartan la mirada. Me bajo de él e Ida se lo lleva mientras traen nuestro auto.

—Disparé un arma— le digo a Maya.

Media sonrisa cruza por el rostro de la mayor de los Roe con mi entusiasmo. —Oí los disparos— me pone una mano en los hombros y su mirada cambia —Lo que dijiste antes de la casa de los treinta y siete, todo tiene su pago.

—¿De qué estás hablando?

Endereza la espalda, no había notado que es tan alta como Alexander. —Los Roe siempre nos cuidamos las espaldas— se pone seria —Independientemente de Alexander y aunque no lleves nuestro apellido, tú ya eres parte de mi familia porque así lo acabo de decidir.

Mi pecho se aprieta —Maya.

Me da dos besos en cada mejilla como su hijo lo hizo y siento el cariño en su mirada. —No debemos perder la postura frente a estos neandertales sin clase, la cabeza en alto siempre para los Roe— cita lo mismo que Alexander y se recompone al instante.

—Te veo en Londres cielo— me despide y se va con el hombre que trae.

. . . .

La tina está llena de espuma que recubre nuestros pies y las sales de baño huelen delicioso, esta tina tiene un tipo de mecanismo tipo jacuzzi que burbujea el agua, hay suficiente espacio para ambos y más, pasaría todas las noches así relajándome.

La charola de fruta esta del lado de Alexander junto con la botella de vino descorchado.

Gracias al ventanal que está en la parte derecha tenemos vista a una parte de los edificios, hay muchos rascacielos y luces que iluminan la noche.

Alexander me sirve en una copa y luego se sirve una para él. La levanta y la choco con la suya sonriéndole, aun siento mis dedos rasposos por el arma, sigo sin creer que disparé una. El vino me refresca la garganta y estiro mis piernas bajo el agua hasta tocar sus muslos.

El agua caliente relaja el ardor de mi trasero después que me la metió en el restaurante.

Tomo espuma con la mano y me froto los hombros mientras él bebe vino mirándome. Dejo el vino de lado y voy hasta su lado, me resbalo haciéndolo reír cuando me sumerjo bajo la espuma y me levanta para ponerme a horcajadas sobre él cada.

Mi cabello queda mojado y me lo recojo en un moño húmedo quitándome los restos de espuma de la barbilla. Apenas termino y ya me tiene sujeta de la nuca pegando mi boca a la suya.

Abre las piernas y me muevo para encajar con él. Pego mi espalda a su pecho, su mano va a mi abdomen para acomodarme y la espuma no cubre otra vez. De vez en cuando alzo la barbilla y alcanzo su boca.

Me da de su copa de vino y luego bebe él. Siento sus dedos en mi espalda masajeándome donde ya no debería haber marcas de los azotes.

—No vamos a acostumbrarnos al cambio de horario si seguimos despiertos en la madrugada.

Deslizo sus brazos a mi alrededor y recuesto mi cabeza en su pecho. —No sé por qué todo el tiempo te complazco — me quita la espuma del brazo, lo levanta para besarlo provocándome estragos en el estómago —¿Para qué quiero estar metido en la jodida tina a mitad de la noche?

—Para estar conmigo— me encojo de hombros —Y para relajarte— meto mis dedos en su cabello que sigue sin cortarse y le masajeo suavemente la nuca.

Apoya las manos en cada lado de la tina y cierra los ojos dejándome hacer mi trabajo. Echa la cabeza hacia atrás relajado y beso el lugar de su pulso en su cuello justo encima de una de sus venas girándome.

Paso mi lengua atrapando las gotas y topándome con el collar que le di. Succiono la piel haciéndolo respirar fuerte por la nariz.

—Ahí te gusta ¿No? — raspo con mis dientes y una de sus manos baja a apretar mi cintura —Por eso no me dejabas acercarme a tu cuello antes, porque ahí sientes placer — chupo la piel salada con ganas.

—Habla la experta de mi cuerpo, como si lo conocieras, el único experto aquí soy yo— me quita de seguirlo probando. —Aquí te gusta — baja boca por mi cuello hasta el borde de mis pechos.

Arqueo la espalda y se mete a la boca uno, su lengua se pasea por mi pezón y comienzo a retorcerme sobre su regazo del gusto.

—Estas son mías Emma, ya me las comí, ya me las follé, ya me corrí en ellas— susurra bajo. —Son mías y de nadie más.

Sus dientes suelan mi pezón y pasa a mi otro pecho. El agua nos resbala abajo a los dos, pero ni hundidos nos separamos.

Nos saca a flote de nuevo y ya estoy prendida a su boca, bajo mi mano a su erección y la froto. Encontramos ritmo abasteciéndonos de nuestros cuerpos, no sé en qué punto creamos esto, pero me gusta.

El agua se está enfriando y como el clima de la ciudad esta cerca al invierno comienzo a tener frio. Me pego buscando calor corporal.

Alexander estira la mano y presiona el botón de las burbujas que saca agua caliente. Le beso las comisuras de la boca con un suave, gracias.

—Estaba pensando que podemos dejar nuestro poco a poco de lado, ya te vi bailar y quiero más de eso.

—Yo no bailo— arquea una ceja.

—Conmigo sí— me pongo una barba de espuma.

Frunce el ceño y no me aguanto la risa cuando nos sumerge otra vez. Cuando salimos me reacomodo sobre él. Me agarro a sus hombros mientras me penetro. Tenerlo dentro es exquisito y tortuoso al mismo tiempo.

Su tamaño es algo que toca cada trozo de mí, me llena hasta el fondo y me roza cuando sale. Subo salpicando agua y nos miramos.

—Te vas a ir a vivir conmigo— me pone las manos en la cintura y me baja sobre su miembro.

Roto las caderas arrancándole un jadeo. —Soy tu mujer, ya te estabas tardando— murmuro extasiada sin pensar mucho.

Me baja otra vez y me tiemblan las piernas. Se mueve y termino boca abajo en su lugar con los codos apoyados en el borde de la tina. Mis rodillas tocan el fondo de la tina y entra de nuevo, esta vez más duro.

Me aferro a la tina mientras agarra de un puñado mi cabello para sostenerme. Nueva York se ve mejor así con nosotros pecando, tiene razón, la tuvo la noche en la galería y la tuvo nuestra noche en el bar.

Somos presos de un pecado que no podemos evitar. Caí en Tentación con él, pero me convertí en su Tentación también.

—Más duro— me agarro a su brazo.

Maldice a todos. —Me tienes loco nena— gruñe, me quita la espuma de la espalda y me embiste.

Gimo en alto y sonrío al mismo tiempo encantada de escucharlo. Me aferro a la tina, salpicamos agua en el piso, pero no nos detenemos, no podemos parar, no quiero que pare.

Resbalo con cada embestida que me llena, mi sexo se aprieta contra él pidiendo que me llene, que me lo de más fuerte, que no pare o... muchas cosas más.

Cuando me corro nos saca de la tina húmedos y en el diván, me pone las manos en el espacio semi alfombrado y con la vista en los edificios vuelvo a ser embestida sin compasión hasta el punto que no se si es agua la que moja mi cuerpo o sudor.

Varios de mis gemidos me dan como premio dos azotes en los glúteos, la punta de su miembro me abre y me roza los labios del sexo cuando sale y salivo como si estuviera sedienta.

Me quedo sin fuerzas para cuando regresamos a la habitación, su esencia baja por mis muslos todavía caliente después de llenarme, aún escucho mi nombre en un gruñido bajo y masculino que lanzó.

Abro el cajón de mi lado mientras abre las sabanas y me trago la pastilla del día, por poco y la olvidaba. —Necesito cambiar mi anticonceptivo, mientras más trabajo tengo, más cosas paso por alto, como tomarme la pastilla— le digo tomando un trago de agua.

—¿Cuál es más efectivo? — frunce el ceño a la caja que guardo.

—El implante, ya me contacté con la Dra. Kriss, pensé que no me iba a recibir después del escándalo lo que pasó en su hospital, pero lo hizo— paso a su lado —Voy a agendar la cita para el día que regresemos.

El corazón me late con desenfreno por el sexo, pero me acomodo en la cama para dormir plácidamente.

—Que te lo ponga el médico que te vio en mi casa, para que no haya errores.

—Tampoco quiero errores— le recalco seria —Pero a él no lo conozco, le tengo más confianza a la Dra. Kriss y ella me va a llevar con la persona indicada, no habrá errores.

—Lo discutimos mañana, por la tarde vamos a regresar a Londres.

—¿Solo firmas el contrato y nos vamos?

—Sí.

—De acuerdo, entonces agendo la cita para el lunes en la tarde. — le sonrío cansada.

La cena, el baile, Brooklyn y el sexo tienen mi cuerpo sumido en el limbo, deben ser casi las cuatro de la mañana en este horario.

No se mete a la cama, en cambio se viste y sale a darle órdenes a sus hombres que escucho a medias.

Me abrazo a la almohada suspirando y vuelve dentro minutos después cundo siento que el sueño ya me venció, pero lo siento pegarme a su cuerpo.

En la mañana me siento muy floja para levantarme todavía, las cortinas eléctricas están abiertas porque olvidamos cerrarlas y me siento gruñona de que el sol me dé directamente en la cara.

Su cabello entre mis pechos me da leves cosquillas mientras logro despertar mirando a medias el techo de la suite. Me remuevo estirándome, mi muslo está entre los suyos y siento a su amigo despierto.

Muevo mi rodilla suavemente a un lado del glande, abre los ojos y de repente se mueve poniéndose sobre mí.

—Buenos días— susurro cansada y sin aliento cuando me abre las piernas colocándose entre ellas.

Atrapo su boca aprisionando su cintura, pero no me deja disfrutarlo, porque se separa con una ceja alzada. —¿Acabamos de despertar? ¿Aparte de seductora eres ninfómana?

No me deja responder, alza las manos por encima de mi cabeza mientras entra lento en mi coño. Cierro los ojos aguantando la satisfacción. —Solo estoy aprovechando...— me arranca un gemido — Cuando me pongan el dispositivo no vamos a poder tener sexo uno o dos días.

—Eso no se va a poder— aumenta la velocidad. —Este coño siempre quiere mi polla nena.

—Pero va a ser necesario— levanto las caderas para recibirlo.

Se pone serio —No.

Me lo empieza a dar duro incapacitándome para seguir hablando. —¡Alexander! — me quedo afónica y baja la boca para aplacar mis gritos.

No tengo quejas de despertar así, no he disfrutado ningún pecado como este. No para hasta que se vacía dentro, pero primero soy yo la que se viene montándolo.

Veo el mensaje de Cora y dos de Adam cuando me levanto cuando él deja la cama, no quiero salir, quiero dormir. Respondo el de Cora, el de Adam lo ignoro.

Voy al baño y luego regreso arrastrando los pies, camino hasta su vestidor apoyando mi cabeza en su espalda, lo beso ahí, esperando poder dormir más, pero no es posible gracias a los locos de Dorian's que llaman molestándome y en pleno Domingo agendan la reunión de la firma del contrato. Alexander debe haberlos presionado.

Se gira besándome mientras le aflojo la corbata que va a usar. —Cámbiate.

—Voy a ir así— señalo mi bata de baño siendo mimada para besarlo más tiempo. —Estaba pensando— me alejo sentada sobre él. —Si Jack está escondiéndose de Logan ¿Por qué el ministro no lo ayuda? Tiene gente de su lado. 

—Toda la ayuda de Richard tiene un precio, además todo el mundo sabe que Jack no se mezcla con gente del gobierno.

—Entonces con el ministro sería el ultimo lugar dónde lo buscaría, es una buena opción. 

Se queda pensándolo sin darme una respuesta. La preocupación de Maya anoche es algo que no puedo ignorar.

Hago lo propio a vestirme después de una ducha y lo único bueno de esto es que ganamos contra West B, me miro al espejo maquillándome después del desayuno satisfecha con nuestro viaje, me ofrecieron dinero, pero no saben a lo que se atienen.

Para tocarlo primero van a tener que pasar sobre mí.

Entramos de la mano a Dorian's donde ya nos esperan, Blake oculta su entusiasmo como estrategia. Una vez que estén las firmas plasmadas, lo logramos.

El dueño y los ejecutivos nos reciben. Blake lee el contrato y media hora después Alexander estampa su firma en el documento junto con los demás ejecutivos.

—Felicidades señor Roe— el dueño le da la mano y la acepta serio, pero con educación.

Se levanta y me mantengo en orden como Blake cuando los tres salimos de camino al aeropuerto para siete horas de vuelo.

—El señor Jones ya lo sabe, me ha estado llamando para preguntarme por la reunión, no pensé que lo informarías de inmediato— le digo cuando subimos a su jet.

—No lo hice— me abrocha el cinturón mientras una mujer da las indicaciones y Blake se va a la parte trasera dejándonos solos.

—Entonces no entiendo su insistencia— se levanta para ver a Ida cuando ya están anunciando el despegue.

Abro la bandeja de entrada de mis correos y veo los archivos adjuntos que dejó Alicia. Son dos periódicos, uno del sábado y otro de hoy en los portales de noticias.

¿Hilton &Roe está envuelto en negocios negros?

El reporte esta pegado a fotos de la casa de Brooklyn, se ve gente encapuchada y luego hay una declaración de uno de los oficiales de la zona. Pegadas a esas están dos fotografías de Alexander entrando al hotel.

¿El empresario Alexander Roe está dentro de una organización criminal?

—Mierda— releo dos veces cada uno de las notas.

Las busco en la pagina oficial de los diarios y aparecen.

Muevo mis contactos para saber quien es el autor de la nota, me niegan información, no hay información sobre el autor, pero la paga que dio es buena, limpió su rastro para que no pudieran encontrarlo y bajar su información.

—Imposible— me frustro buscando más. Tengo todavía el contacto de uno de los publicistas del New Times inglés y me contacto con él.

Alexander regresa seguido de Ida que se sienta frente a nuestros asientos. Le entrego el celular mientras escribo un correo.

—Los vi anoche— me lo entrega apenas mirándolos.

—¿Y por qué no me lo dijiste?

—Se lo dije a Christopher esta mañana para que haga lo propio, es una nota que no se va a detener.

—Yo también soy publicista— me siento ofendida.

—Es mejor que no intervengas. La persona que publico la nota, sabe lo que hace, las fotos son exactas del operativo que mandó Richard, fueron tomadas dentro de la casa.

—Es gente de Logan.

—Exacto y va a ser difícil dar con el autor.

Se pone a hablar con Ida y no me detengo de seguir escribiendo. Recibo la respuesta a uno de mis correos consiguiendo lo que quiero.

—Pues Katherine Portman no es tan lista como cree, porque no borró su nombre ni su foto de la selección del New Times al que tengo acceso — giro la pantalla para que lo vea.

La mujer es joven de piel morena y cabello negro, pero rasgos finos, estudio la foto y recuerdo verla en la rueda de prensa de Alexander el día después del derrumbe total del hotel en Brent, si es que es la misma mujer, no recuerdo ese día con exactitud.

Alexander mira la pantalla leyendo el correo con una ceja arqueada. Tengo su nombre, ahora, puedo tener su imagen completa y su historial laboral. Recibo la respuesta a otro de los correos que envié a mis contactos y hago lo propio haciendo la negociación.

El publicista responde a mis correos y una media hora de vuelo después llegamos a un acuerdo favorable. Presiono enviar y bajo su nota del portal del New Times.

—Ya no hay nota en el portal del New Times. — les muestro la pantalla a él y a Ida.

Ida arquea una ceja quedándose en silencio y lo mira. Alexander apoya un brazo en su asiento y se pone la mano en la barbilla mirándome fijamente.

—Para competir con la imagen de tu empresa, va a competir directamente conmigo primero no con él señor Jones.

Me levanto y voy por una botella de agua solo porque quiero levantarme para mostrar mi punto. Nadie pone en duda mi trabajo. Siento un cuerpo detrás del mío y la mano que se posa en mi cintura.

—Tiene una boca experimentada señorita Brown.

Me vuelvo mirándolo como el cabrón empresario que es. Su mano se queda en mi cintura sin apartarse.

—Muy experimentada señor Roe— me gusta el cambio de papeles. —Soy soberbia en mi trabajo y no dejo que nadie ponga en duda lo que soy capaz de hacer— miro su boca —Por eso algunos me llaman la mujer de Alexander Roe.

Mis pezones se endurecen con esa frase mientras su agarre se intensifica, me levanta la barbilla para que lo mire y me hace sostenerle la mirada. —¿La mujer de quién? — su voz es un tono grave.

—De Alexander Roe— respondo segura —Acostúmbrate a llamarme así— repito lo que le dijo a Jack.

Muy femenina y completamente satisfecha con los resultados salgo de su agarre y vuelvo a mi lugar.

Cuando regresa se le ve serio, se pone en el asiento junto a Ida para tenerme de frente, apoya el pie en su muslo y se dedica a mirarme de lejos quemando cada gramo de mi cuerpo.

Levanta la mano y la azafata se acerca rápido. —Sírvele algo de beber a mi mujer— lo dice muy alto tanto que Blake desde su lugar levanta la cabeza.

—Por ahora estoy bien, ya la llamaré yo cuando quiera una bebida.

La azafata nos mira, Blake nos mira y Ida, sigue serio como siempre, pero presta atención de todo. Alexander reclina el asiento hacia atrás y asiente.

—¿Segura nena?

Remarca la última palabra. Cree que va a avergonzarme en decir en alto que estamos juntos, pero no lo voy a dejar ganar esta vez, ya le demostré que soy una excelente publicista, esto es pan comido para mí.

Le sonrío como solo yo sé hacerlo. —Si cariño.

Espero alguna reacción enojada de su parte, pero el muy cabrón me sonríe perversamente de lado. Sostengo la sonrisa que tengo, ya sé que me va a soltar algo grande, ya lo veo venir.

— Como digas Emma Roe— me borra la sonrisa en un segundo.

—¿Le ofrezco una bebida señora Roe? — me pregunta amablemente la azafata haciendo su trabajo.

Blake sigue mirando y esta vez Ida me mira.

— Regresa más tarde— despide a la azafata terminando mi tortura.

Miro la ventanilla del Jet respirando por la boca. Lo miro de reojo y tiene la cara llena de satisfacción de avergonzarme. Lo miro mal y le articulo un «te odio» con los labios. Carraspea deteniendo su risa y me articula un «Me amas» en respuesta.

Me pongo los audífonos inalámbricos poniendo la música a tope esperando que las siete horas de vuelo pasen más rápido.

Despierto cuando aterrizamos, Blake se despide y Ethan nos espera en el estacionamiento, ver caras conocidas me levanta el ánimo. Alexander entra a la camioneta después de mí, es media noche en Londres.

Voy a terminar hecha mierda si sigo sin dormir, él se ve perfecto tiene experiencia en esto, pero yo no. Me apoyo en él y cierro los ojos para conciliar el sueño. Terminamos en el Score y veo al esposo de Maya ahí.

Voy a la habitación, habla con Ethan con Tyler y yo duermo plácidamente. La mañana siguiente hay que volver al trabajo. Paso por mi apartamento para cambiarme, reviso los recibos que llegaron.

Hay varitas aromáticas que dejó Cora y las llaves de mi Mazda están en la entrada. —¿Y cómo es la gran Manzana que se robó a mi sexy? — Cora sale de la cocina.

—Es una mierda sin mi rubia favorita — me da el abrazo de bienvenida y le cuento sutiles detalles de lo que sucedió.

Cuando salgo al trabajo, sale conmigo y al pasar por el piso de Bennett baja la cabeza y camina más rápido. —Lo vi la otra noche, de lejos, estaba sentado en el pasillo con Kieran.

—¿Hablaste con él?

—No, no pude hacerlo— sigue firme —Mi hermano llamó, recibieron balazos anoche en un operativo— cambia de tema.

—¿Qué?

—Dylan esta bien, pero uno de sus hombres no, si quieres nos pasamos por el hospital más tarde y que nos cuente sobre lo que pasó.

—Perfecto, pero eso va a involucrar muchos problemas.

— No más de lo que va a ocasionar la reputación de Alexander— me muestra su teléfono, dónde aparece la nota que bajé del New Times. —En las noticias de la mañana no se habla más que de eso.

— Estoy segura que me deshice de esto. Hable con mis contactos para desaparecerla— entramos a mi Mazda.

—Pues volvieron a subirla y no son buenas noticias. Luke la vio anoche y se la paso preguntando.

—Esa mujer es lista, no había manera que lograra poner la nota en los medios otra vez, me encargué de limpiar los portales y las paginas web.

—¿Qué mujer?

—Katherine Portman. — arranco el motor. 


Hola sexys. 

Feliz aniversario de Tentación, hace un año no me imaginé tener lo que tengo hoy, Tentación comenzó con un solo lector y hoy somos miles. 

Tu que estás leyendo esto, tienes una parte de mi corazón porque me has ayudado en los momentos más difíciles de mi vida y creíste en una loca lectora que imagino ser escritora. 

Gracias por el año más feliz de mi vida. 

Gracias por existir sexy del otro lado de la pantalla. 

¡Los amo tres millones!

-Karla.

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