CAPÍTULO 17
Emma.
Abro los ojos de madrugada sobresaltada, me agarro al brazo de Alexander que esta a mi alrededor dentro de mi bata, ya tengo los dos lados abiertos y su pecho pegado al mío dándome calor corporal.
Sus hombres vigilan la entrada por lo que oí, nos están resguardando y me siento segura aquí. Repaso las marcas de su mandíbula. Su respiración no es profunda, incluso su agarre es firme, no está dormido, aunque tiene los ojos cerrados.
Creo que al igual que a mí el cambio de horario no lo deja seguir durmiendo, ni esta lujosa habitación ni aunque sea de madrugada.
Lo miro varios minutos en silencio esperando a que mi mente se aquiete de la preocupación que me abordó cuando se fue y peor sabiendo que algo va mal con ese hombre. Logan.
De repente se soba la nuca y aprieta los parpados un par de veces. Sus ojos se abren y me atrevo a pasarle la mano por el rostro bajo las pestañas onduladas.
—¿Qué es? — mi voz es baja.
Las señales de que algo va mal con esa parte de su cuerpo han aparecido desde que lo conocí, pero nunca he encontrado la respuesta, la única vez que estuve cerca fue en Birmingham.
—Nada, duérmete— responde seco, sigue distante igual que desde que llegamos a Nueva York, ahora que ya pasó la euforia de asegurarse que Logan no me hizo nada y de verme llorar por él, vuelve al lado serio.
Lo miro a los ojos y no lo fuerzo a hablar, estuve muy preocupada por él hace horas y necesito tenerlo cerca.
Se mueve a su lado de la cama, pero antes que se aleje paso mi mano por su mejilla disfrutado mis últimos segundos de tocarlo, esto lo que necesito para saber que está bien.
Siempre que pienso en las horas que se fue me imagino balas y cosas peores.
Las puntas de mis dedos pasan por el primer rastro de su barba que me pica como un cosquilleo. Me pego a su cuerpo todavía acariciando su cabello y beso su mejilla con dulzura antes de ir a su boca.
Trato de ponerme sobre él y deslizo mi lengua por su labio inferior. —Emma— mi advierte alejándose.
La mirada en mis ojos debe provocar algo porque pega la frente a la mía para que respiremos el mismo aire.
—No vuelvas a llorar por mí— me pasa la mano por debajo de los parpados —No lo vale.
— Lo vale para mí. Nunca en mi vida he querido algo tanto como te quiero a ti— susurro en la intimidad de nuestra habitación.
Mi madre era lo que más amaba en esta vida, nunca pensé sentir un amor tan fuerte como ese, pero lo hago, con Alexander lo hago y el sentimiento me abruma.
—Lo que tengo, en parte es estrés, pero la mayoría del tiempo son efectos de golpes en la nuca cuando era niño, me afectaron parte de la vista— confiesa en voz baja después de varios minutos n silencio sorprendiéndome.
Me quedo atónita, imaginar las veces en las que vi su vista afectada y ahora saber la razón hace que mi pecho duela. —¿Dónde te hicieron eso?
Medio se ríe sin humor —. Lo que algunos llaman casa.
—Eso inhumano.
—Igual a mi — lo dice serio —La gente como yo, no puede andar diciendo de lo que carece, los cabrones malditos no debemos tener debilidades— me mira. — Y no hablo de mi puta vista.
Lo que pasó hoy me deja en claro que estoy en desventaja estando cerca de él. Se fue tantas horas y habrían sido menos si no hubiera venido a revisarme. Habría sido mejor si Ida se hubiera ido con él ya que Ethan se quedó en Londres, pero lo dejó cuidándome.
Soy consciente que soy un lado de desventaja.
—¿Te estorbo? Si Ida hubiera ido contigo habría sido mejor y no tendrías...
—No— me interrumpe —No esperaba que nos vinieran siguiendo desde Londres, cuando te dije que no salieras fue porque mis hombres habían visto Krays, esos son gente de Logan y estaban deambulando por el hotel.
—Logan se ve peligroso.
—Es un maldito mugriento, está dentro de la organización de los treinta y siete, ellos son la cabeza de la mafia.
Como siempre que menciona ese número siento nauseas, pero me está dando información.
—Es el lugar que tiene las casas de compañía. — asiente a mi afirmación y respiro hondo para seguir con la conversación, aunque me cuesta creer que estoy dentro de esto
—La organización de los treinta y siete manejan las casas de compañía, hay empresas a su favor, lavado de dinero y venta de armamento. — me quedo en silencio pensando en una pregunta que no me deja tranquila. —No pertenezco directamente a ellos— parece que me lee el pensamiento.
—¿No?
—Como toda mi familia nací en la mafia y sigo dentro, aunque no de forma directa, pero desde hace años y de vez en cuando, trabajo con el segundo ministro pasándole información para los operativos del grupo en el que trabaja el hermano de la rubia.
Me quedo callada procesando la información bajo su mirada atenta.
—Soy un cabrón desalmado que va por lo que quiere, pero digamos que voy a arder menos en el infierno cuando me toque estar ahí.
—Por eso conoces a Richard.
—Richard también es un corrupto no te dejes engañar, para llegar al puesto es capaz de vender su alma al demonio.
Tiene sentido lo que dice, lo vi en nuestra cena y su amabilidad me dejó un poco inquieta.
— Logan se acercó a mí en el buffet— su cuerpo se tensa —Se lo dije a Ida y no me dejó salir de la habitación mandó a los otros dos que estaban en la puerta a buscarlo, pero no ha sido la única vez que nos hemos topado.
—¿Cómo que no es la única vez?
—Una vez lo vi en Londres, fuera del edificio de Alesha, Cora y yo nos topamos con él.
—¿Cómo diablos te encontró en Londres? — se levanta enojado.
—Fue una casualidad, fuimos a la casa de esa mujer para destruirle el apartamento— me arde la cara y más con la expresión que tiene —En la calle de la entrada me topé con Logan, fue antes que Seth me llevara.
—Alesha— dice entre dientes y se viste y ya veo que va contra los que vigilan nuestra puerta.
Caigo en cuenta que ya no he sabido de esa mujer.
—Yo quise salir, no sabía lo que estaba sucediendo, nadie me informó nada.
—Dejaron que Logan se te acercara, los voy a joder, parece que estoy rodeado de ineptos.
Con Ethan habría sido más fácil quedarme, el grado de confianza que he forjado con él es muy cercano.
No me meto en la regañina que les da a sus hombres fuera porque deja cerrada la puerta que divide nuestra habitación del resto de la suite y no escucho mucho, como ya dije es como del tamaño de un apartamento común.
Le escribo a Cora que estoy mejor y que Alexander regresó en una sola pieza, a los minutos regresa a la habitación pasando directamente al cuarto de baño y cuando sale al vestidor interrumpen en la puerta.
—Señor Roe— dicen en tono confidencial del otro lado —El hacker está aquí.
—No te levantes— me detiene cuando me incorporo bruscamente y me cierro el albornoz en el pecho donde me lo abrió durante la noche.
—Pero viene gente— no son horas oportunas, el reloj virtual en el mueble de noche marca poco menos de las seis de la mañana.
—Nadie va a mirarte, duerme más y cuando sea oportuno te pides el desayuno, no quiero que te sigas saltando comidas como ayer.
Me arrastro a mi lado de la cama hasta que me siento con las piernas pegadas en mi pecho. El albornoz se me abre por las piernas captando su atención mientras se pone el pantalón.
Me da una mirada apreciativa que me hace relamerme los labios y sale dejando solo una rendija abierta de la puerta de la habitación principal. Me levanto y por curiosidad medio abro la puerta un poco más y veo que varios hombres entran junto con el de la capucha.
Es alto y no me pregunto como lo dejaron entrar al hotel así todo cubierto, parece que siempre trae a hombres de Alexander cuidándole las espaldas.
Dos de los hombres que vienen con el hacker se quedan cerca de la puerta y todos los demás entran, entre ellos Ida.
Alexander y el hacker se estrechan las manos y pasan a la habitación del lado derecho que es parecido a un pequeño estudio. No oigo lo que dice, habla muy bajo y tampoco se descubre la cara.
—Logan nos atacó aquí hace unas horas, infíltrate en su sistema de GPS y dame su ubicación actual.
Veo los dedos largos que salen de la camisa negra de manga larga que usa el hacker y se acerca al escritorio donde hay una laptop abierta dándome la espalda, Ida cierra la puerta por completo.
Pasan casi dos horas dentro. Abro las cortinas eléctricas con el pequeño mando a distancia caminando al vestidor dado que ya amaneció, pero termino igual con la bata y descalza. Llamo a Blake para la reunión de hoy y arreglo uno detalles por Alexander, también hablo con mi jefe.
Hay un mensaje de Adam donde me informa que West B quiere verme porque hay un problema urgente, le ordeno que haga lo posible para aplazar la reunión con ellos, pero me recalca que Mikael no está contento, incluso se ve insistente en saber dónde estoy, pero ni a él se lo digo.
Si sabe que previne a Hilton &Roe sobre los hoteles de Nueva York puede que se lo diga a Mikael.
Uno hombre que vigila la puerta entra al estudió y sale pálido cuando lo echan.
—¿Necesitas algo? ¿Por qué no le dijiste a lo que venías? — le pregunto.
Sacude la cabeza —No señorita Brown.
—Emma, ese es mi nombre.
—No Emma.
—¿Por qué sigues aquí? ¿Qué no entiendes que al señor Roe no le gustan las interrupciones? — sale uno de los que estaban en el estudio enojado y el otro se va con la cabeza baja.
Dos mujeres de servicio vienen colocar la mesa del desayuno y traen charolas con mucha comida. Picoteo un par de fresas mientras terminan y coloco las noticias locales.
Me siento frente a los huevos benedictinos cuando se van, pero no quiero desayunar sola, además tengo algo más que hacer. La reunión con los socios del contrato la tenemos al medio día y debemos estar preparados.
Camino al estudio y en la puerta esta el que le grito al que vigila la puerta. Se me pone al frente cortándome el paso. —No se interrumpe la reunión.
—Voy a pasar solo un momento— le digo
—No, hay gente de ministro dentro, es confidencial— no se quita
Gente de Richard. — Esta bien— retrocedo — En ese caso creo que tú deberías ayudarme ¿Puedes ordenarles a los dos que están afuera que me lleven a Dorian's? Ninguno de ellos me hace caso y parece que tú estás a cargo.
—¿Cómo qué no la obedecieron? Tenemos órdenes precisas— se aleja y caminamos a la puerta de la salida o él lo hace porque yo me regreso y abro la puerta que estaba custodiando, cuando quiere atraparme cruzo el lumbral.
Entro al estudio haciendo que todos se vuelvan a mí, incluido el hacker, aunque no le veo el rostro.
—Que carajo entienden porque nadie me moleste. — Alexander despega la mirada molesta de una hoja que tiene en la mano.
Veo que algunos se tensan, incluida yo. El de afuera no mentía, esta debe ser una reunión importante, espero que si me hecha sea rápido.
—Perdón señor— el custodio entra mirándome mal por haberle mentido, pero lo hecho, hecho está. Alexander lo mata con la mirada y siento pena por él.
—¿Qué quieres? — me pregunta viendo que soy yo y los demás fingen estar concentrados en sus cosas, anticipando lo que se viene.
—¿Desayunamos juntos?
Ida arquea una ceja dejándome mostrándome su desacuerdo y el mismo hacker sacude la cabeza y se vuelve a centrar en la computadora.
—No— ni siquiera se lo piensa.
—Entonces no pienso comer.
Me entrecierra los ojos con mi pequeña amenaza y levanto la barbilla decidida.
Entramos en una pelea de miradas, entorno los ojos como se hacerlo y veo que deja los papeles sobre la mesa atrayendo la mirada de todos, siento que va a echarme la bronca más grande de mi vida, le estoy tocando los nervios con mi actitud obstinada.
—Busca cerca de Brooklyn, ayer seguimos a los Kray hasta allí, quiero saber si ya se regresaron a Londres o tengo que estar preparado— le dice al hacker y camina hacia mí.
—Hay otro asunto pendiente mi señor, el ministro quiere que lo llame— se adelanta otro a decir.
—Ajá, eso después, que nadie me moleste — oculto mi nerviosismo cuando sale conmigo a la mesa del desayuno. —Te sientas a comer ya, no tengo tiempo para jueguitos— me advierte.
—Está bien— se lleva una de las fresas a la boca mientras se sienta, y aprovecho para sentarme en su regazo sin permiso.
Me preparo mi plato como si nada y mientras siento que está distraído me giro para besarlo con mis brazos alrededor de su cuello probando la mitad de la fruta, paseo a gusto mi lengua con la suya.
Me levanta por los muslos hasta que termino bien colocada, la bata se me abre revelando el borde de mis pechos y sube la tela por mis muslos hasta que me amasa los glúteos desnudos.
—Estás muy mimada hoy— arquea una ceja cuando me alejo. —Y traes tus abrigos caros— mira la pieza de fax fur que hay cerca de mi bolso y me jala para seguir probando mi boca.
—Tú me los compraste, tú me mimaste— reparto besos por su barbilla.
—Deja de provocarme— gruñe cuando me froto en su entrepierna y me gano un azote.
—Entonces deja de rechazar a tu nena— me froto otra vez sintiendo su miembro bajo la tela raposa de su pantalón. —La pelea que tuvimos en la empresa es absurda, hay que dejarla atrás Alexander.
Aprieta la mandíbula apretando mis glúteos libres de bragas y me desliza hacia adelante sobre su entrepierna, gimo deslizando mi mano por su pecho y vuelvo a mover las caderas queriendo más.
—Ya compórtate y come de una buena vez— me regaña y aprieta la cintura para que ya no siga frotándome.
Me insta a levantarme y me pone en mi silla apagándome las ganas, justo ahí recuerdo mi comedido. Este sería un buen momento para ofrecerle mi obsequio de paz.
— Te compré algo ayer.
—¿Qué cosa? — ni siquiera toca la comida.
Me levanto caminando a la bolsa de mi abrigo. Abro la caja y saco la cadena negra y más abajo el dije que marcó con mi pedido la mujer de tatuajes en su tienda. Se lo doy y lo pasa entre sus dedos examinándolo.
Es una pieza modesta de plata con retoques en color negó por las esquinas que vuelven la pieza de color negro entera.
Es una cadena de eslabones, el dije es rectangular y muy pequeño de no más de tres centímetros alrededor de la cadena, pero lo que importa es la inscripción que trae atrás.
«Siempre»
— Cuando estuve en la casa de los treinta y siete, yo tenía un ancla que en mi mente todas las noches me llamaba nena — le digo —Y la inscripción de «Siempre» me lo dijo cuando me encontró después de una llamada que hice arriesgando todo sólo para escucharlo una última vez llamarme así.
Pasa el dije por sus manos con la frente ligeramente arrugada y me entra el nerviosismo cuando no dice nada.
—No tenían dagas en venta para que estuviéramos a mano y honestamente tampoco tendría tan buen gusto como tú— me encojo de hombros.
La arruga de la frente no se desvanece, pero pasa la cabeza en el hueco de la pieza alterando mi pulso.
Los ojos verdes quedan clavados en los míos, su mano sube para tocarme y ladeo la cabeza a su palma.
Le sonrío para aligerar el ambiente y su cuerpo completo se tensa debajo de mí cuando me levanta y me pone el trasero al lado de la charola de la fruta.
Me pone las palmas de las manos en la mesa y de un tirón me abre las piernas poniendo flojo el nudo que traigo, pero no se me abre la bata sólo hasta dónde él necesita el acceso. Mete sus dedos frotándome mis fluidos y estimulándome más de lo que mis frotaciones en su entrepierna hicieron.
Baja la boca a mi sexo y la primera lamida de su lengua me hace murmurar de gusto. Sus dedos acarician mi coño antes de penetrarme con tres. Echo la cabeza hacia atrás acariciándome los pechos yo misma cuando comienza un mete y saca rápido.
Mira como me autocomplazco y parece enojado, aumenta el ritmo de sus movimientos y baja a explorar con la punta de su lengua.
—Ale...Alexander— sostengo su cabeza donde quiero y muevo las caderas en círculos. Se aferra a mis glúteos y me levanta a medias para tener más acceso.
Mi orgasmo me toma desprevenida y me agarro a los bordes de la mesa derramándome en su boca. Sube besando mi pubis y su lengua llega a mis pechos, se llena la boca con uno y el otro lo amasa poniendo mi piel roja.
Sus dientes raspan la piel sensible y me los suelta. Me cierra la bata cuando todavía siento las palpitaciones en mi entrepierna y me levanta la barbilla para que lo mire jadeando.
—Ponte a comer.
—¿Me acompañas? — pregunto jadeando
—Yo ya comí— se relame los labios aumentando mi excitación y se va.
Recobro la cordura a medias viendo su espalda y también la respiración. Me reacomodo la bata y desayuno en silencio hasta que recibo la llamada del señor Jones.
Le hablo de lo que acordé con Blake para la reunión y me escucha atento haciendo intromisiones cada que no le parece algo lo que es todo, al parecer tiene su propia estrategia que Alexander no acepta.
Después de unas horas sacan al hacker y al medio día salimos juntos para Dorian's. Blake nos recibe en la puerta de las oficinas y Alexander en su traje se pone más serio de lo que estaba mirando a los ejecutivos.
«Mikael quiere verte de inmediato Emma, la situación es crítica» recibo el mensaje de Adam.
Me alejo por un pasillo casi vacío y lo llamó haciendo un sobrecargo en mi cuenta de este mes, espero que lo valga.
—¿Qué sucede Adam? Estoy en medio de una reunión importante.
—Sacaron a West B del evento de inversionistas, Mikael ha estado aquí todo el mañana preguntado por ti, ninguno de estos publicistas que tienen tiene la más mínima idea de cómo solucionarlo, son unos inútiles.
—No puedo, Hilton &Roe también tiene sus problemas y estamos resolviéndolos.
—¿No escuchaste lo que te dije? ¡Nos sacaron del evento! — me alejo la bocina —Eso no es relevante, trabajas para nosotros aquí haces más falta, no eres la simple asistente del señor Jones, aquí sí importa tu presencia como directora de Relaciones Publicas.
—Señorita Brown, debemos entrar— Blake aparece.
Asiento y camino de regreso bajando el tono de voz. —No estoy en la ciudad vas a tener que arreglar todo.
—¿Cómo que no estás en la ciudad? Ya te ayudé haciendo que Mike no se acercara a la empresa estos días, aunque te aseguro que Mike no trabaja directamente para West B, aun sí te toca hacer tu parte, ya te cubrí, me lo debes.
—No te debo nada, trabajas para mí.
—También trabajo para Mikael— escucho que una puerta se cierra. —Emma, independientemente de lo que haya pasado en el pasado, somos un equipo otra vez, quieren que hagas una estrategia para que Mikael salga a los medios y explique porque nos quitaron del evento.
—Has tiempo, trataré de estar ahí mañana mismo.
—Emma.
—Por favor— respiro hondo —Necesito tiempo y tu ayuda— levanto la cabeza y veo a Alexander mirándome.
—Esta bien, lo haré por ti, sólo por ti Emma, espero que te quede claro que sin importar nuestros roces puedes confiar en mi.
—Gracias— termino la llamada.
—Por aquí señor Roe— se adelanta una mujer cortando la escena.
Nos reciben con antelación, su nombre se oye incluso desde Londres aquí. Necesito que Hilton & Roe consiga el contrato, si están vetando cadenas hoteleras de los inversionistas, pueden quitar también la empresa de Alexander.
—Es un placer recibirlo aquí señor Roe— dice el dueño de la compañía.
—Será más placentero una vez que establezcamos un mejor contrato que mi anterior abogado no pudo establecer con ustedes.
—Erick Jones, acepto las clausulas que le propusimos para que Hilton &Roe plante sus primeros hoteles en Nueva York. — no quiere ceder. —Incluso tuvimos el privilegio de conocer a Bennett Roe que nos habló del diseño de los mismos en los interiores con nuevas renovaciones y los socios de mi empresa están dispuestos a invertir.
—Con la miseria de ganancias que me dejan cualquiera invierte.
—Te estamos dando un porcentaje aceptable, los impuestos americanos no son iguales a los ingleses.
—Quiero más, no voy a poner mi marca en entre dicho por una cifra de millones que no me conviene— Alexander no se doblega —Blake muestrales el nuevo contrato— su abogado se apresura a repartirlo por la sala.
—Esto es inaceptable, no vamos a darte un millón más de lo que negociamos con Erick Jones ¿Cómo sabemos que no nos vas a dejar en la ruina?
—Damas, caballeros— entro con la parte que me toca —Nuestros proyectos ecológicos han sido un éxito el último año, con la propaganda que se les dará a las construcciones de nueva York no tardaremos en sobrepasar el triple del presupuesto. Nuestra imagen es impecable.
Blake hace su parte, Alexander presiona a los socios con una capacidad que me deja anonadada, los hace aceptar clausula tras clausula, pero la del dinero es una que no dejan ir fácilmente, la ambición la tienen pegada en los ojos, saben lo que les conviene.
Uno de los ejecutivos nos trata con cortesía a pesar de la tensión. Es joven de unos treinta años, ojos castaños. — ¿Te ofrezco algo de tomar?
—Una botella de agua, gracias.
—Un café— pide Blake.
Llama a su asistente y nos traen lo que pedimos.
Tardamos varias horas en la reunión y siguen empecinados a cambiar clausulas, lo que en un momento me hace reír internamente, Alexander no se doblega ante nadie.
—Tu propuesta es inestable y no es la única que hemos recibido esta mañana, hay otro lugar interesado en comprar con nosotros— dice el dueño.
—¿Por qué no cenamos esta noche y discutimos los pormenores de las ganancias? — sugiere el ejecutivo amable.
—Me parece bien— miro a Blake y a Alexander y el de Dorian's me sonríe.
—Tal vez en estas horas cambies tus exigencias un poco y podamos llegar a un acuerdo que nos beneficie a todos. — el dueño concuerda.
—Aceptamos su cena— me levanto con Blake y el ejecutivo de antes con nosotros —Sin embargo, les pedimos confidencialidad sobre el asunto y más porque nos firmaron un oficio— les recuerdo.
—Mi asistente los llamara para concretarla— me informa el de ojos castaños otra vez con una sonrisa amable.
—De acuerdo— asiento con educación y la palma de Alexander en mi espalda baja me guía a la salida sin terminar de hablar.
—Estamos cerca de conseguirlo— dice Blake.
—Nos conviene la cena con ellos, tendrás que presionarlos más— subimos a nuestro auto junto a Blake, es un auto tipo limosina de tres cuatro plazas en la parte trasera.
—No he comenzado a presionarlos— Alexander apoya su tobillo sobre su pierna despreocupado —Sólo estoy cansándolos.
—Si no va a ceder con las clausulas tiene que concretar con otra estrategia el contrato con ellos en menos de dos días señor Roe— Blake interviene — Recuerde que tiene la audiencia en la sala del real tribunal en Londres y no hay apelación para su ausencia por parte del gobierno al tratarse de un miembro de la seguridad.
—¿Dylan va hacerte apelar en una sala del tribunal por el problema con el agente? — no creí que lo que llevará tan lejos.
—Sí.
—Yo no he recibido un citatorio para presentarme, estuve ahí esa noche y puedo declarar a tu favor— pongo mi mano en su pierna, pero se ve que poco le importa el asunto de Dylan.
—La audiencia será corta señorita Brown y lograré evitar la sanción— responde Blake muy seguro.
—No habrá audiencia en absoluto, no tengo tiempo para las tonterías del hermano de la rubia— saca el celular de la bolsa y se lo lleva a la oreja. —Comunícame con Richard.
Blake y yo le damos privacidad en sus asuntos. Olvidé que saludó al segundo ministro del gobierno inglés en nuestra cena, con razón no le preocupa lo de Dylan, una llamada a él y lo quitaran de entre dicho.
En el hotel Ida le dice que Logan está en Brooklyn que el hacker lo encontró y se encierran de nuevo. A media tarde Adam vuelve a llamar y me insiste en que no puede hacer más.
—Mikael no entiende razones— se escucha agitado — Vas a tener que venir o él mismo irá por ti.
—No, no puede hacer eso, no soy exclusiva para West B.
—A estas alturas eso ya no le importa. — me presiona hasta cierto punto que el cansancio mental me puede y me encierro sola en la habitación.
—Adam hazte cargo de la situación.
—Ya no puedo, en unos minutos va a salir hacia Hilton &Roe para llevarte.
Escondo el rostro entre mis manos—. Estoy Nueva York— se queda en silencio —Mentí, no puedo vender toda la información de Hilton &Roe, no soy ese tipo de persona Adam, no puedo dejar que hundan la empresa.
—Emma.
—Estoy cansada, no sabes lo difícil que ha sido mi vida las ultimas semanas, salgo de un hoyo para entrar a otro.
—No digas eso— me tranquiliza —Si algo he sabido es que tu moral nunca esta en entre dicho, me toma por sorpresa todo esto, pero regresa y lo hablaremos a solas, mientras tanto no le diré a Mikael nada, te lo prometo, te lo debo por haberte rebajado antes, nunca voy a dejar de arrepentirme de eso.
Sorbo por la nariz. — ¿De verdad?
—Yo te voy a cubrir Emma pase lo que pase.
Eso alivia una parte de la tensión cuando le cuelgo, pero no es suficiente. Camino al estudio interrumpiendo por segunda vez, ya no quiero cargar con la culpa encima de lo que comenzó con una buena acción.
Está vacío, no hay nadie dentro.
—¡Dios que susto! — me sobresalto cuando el hacker sale de la nada a mi espalda.
Ladea la cabeza mirándome en silencio y por un momento creo que veo dentro de la tela negra que le cubre la cara, pero es imposible.
—¡Ida! — salgo despavorida dejando solo a ese cuerpo sin rostro.
—Me llamó.
Asiento mirando al estudio donde vuelve a estar frente a la computadora—. Llévame dónde Alexander.
〘 〙
Alexander.
—Efectivamente Logan está en Brooklyn, te vino siguiendo hasta aquí— Jack lee la ubicación que escribió el hacker.
—Quiero que me des parte de tus mozos para que le caigamos esta noche en su propiedad. En Brooklyn está una de las casas que tiene en Nueva York, la mitad de mis hombres están conmigo, pero con los tuyos no va a poderse librar y puedo matarlo.
—Soy pacifista y un Xамелеон (camaleón) mis mozos no van a ponerse de enemigos de Logan, me mantengo como oculto en los sótanos y no pienso salir por la mínima oportunidad que tengas de matar a Logan.
—Te conviene estar de mi lado. Si ataco a Logan aquí tengo más ventaja que en Londres, no tiene a todos sus kray, esta es mi oportunidad.
—Yo no estoy del lado de nadie, yo sólo trabajo para los que pagan bien y me camuflo entre los bandos que hay. No vas a llevarte a mis mozos para regresarme a la mitad muertos— sigue reacio a ceder.
—Trabajas para mí.
—Trabajo por que quiero, sabes que Logan anda buscando camaleones para la organización de los treinta y siete ya que el MI6 mató a los últimos tres que quedaban y le quitaron el lote de porquerías que estaba creando, era medicamentos o algún tipo de droga.
—¿Qué tipo de medicamentos?
—No estoy seguro, pero no quiero que mi pellejo termine en manos del amo de la mafia inglesa— se pone serio —Ya pase muchas torturas de su parte y no pienso volver ahí.
—Tengo hombres daneses conmigo Alexander, los traje de la organización a la que pertenece Tyler para que lo ataques de una buena vez. Los mozos de Jack están de más — Maya interrumpe apareciendo con su manso, prostituto siguiéndole la espalda.
—Oh mi madre, eres la luz de mis ojos— Jack se levanta y no tengo ganas de ver su entusiasta recibimiento de abrazos y besos cortos hasta que mira al manso. —Y la oscuridad de mis pesadillas, largarte — lo corre —No traes a Tyler, pero traes a tu manso amante.
—Son quince legae de la mafia danesa, están esperando a la fueras de Brooklyn para reunirse con tus hombres y atacar— me informa Maya.
—Si viniste a ayudarlo, será mejor que se retiren, madre, soy pacifista, espero que nadie de los treinta y siete te haya seguido el rastro hasta aquí. No quiero problemas— nos mira.
—No necesito ser cuidadosa.
—Eso significa que te vinieron siguiendo— manda a llamar a sus mozos que vigilen la entrada. —¿Y por qué trajiste a hombres del clan de los daneses? Si los líderes se enteran que Tyler saco hombres para atacar a los kray se pondrán furiosos, ya sabes que los daneses no apoyan a nadie, son la mafia más grande no necesitan absurdas alianzas, ni disturbios.
—Nadie sabrá que vinieron, se moverme cautelosamente.
—¿Crees que puedes engañar al amo danés? Además, dime madre, ¿Qué planeas peleando contra tu propio hermano? ¿Lo vale una oportunidad inexistente de matarlo?
—Quiere apoderarse de la base militar danesa, ya se sabe que se unió con los rusos, si lo consigue va a desatar una maldita guerra, es mejor arrancar el mal de la raíz antes que se expanda— se ve fiera — Yo pertenezco al clan Dinamarca al casarme con Tyler, pero soy de la mafia inglesa por nacimiento y no quiero que su mierda nos arrase.
—Logan no va a conseguir la base militar del Gard.
—Tiene a los rusos de su lado— le recuerdo.
—Solo a unos pocos, el calvo de Dmitry Makov, no es todo el clan ruso, solo una parte — se mofa —Si quieren atacarlo hoy, háganlo, pero nadie deja que el amo salga de casa sin al menos cincuenta Krays con él, la casa de Brooklyn está repleta de francotiradores kray en la entrada, solo vas a provocarlo con los legae daneses, sin embargo, si sólo la gente de Alexander lo ataca será como una advertencia.
Este inútil tiene cerebro, por eso año tras año consigo que siga trabajando para mí. Mi impulsividad me llevaría a ponerle plomo a Logan de inmediato, pero analizando la situación tengo una mejor opción.
— ¿Qué planea hacer mi señor? — pregunta uno de mis hombres. —¿Quiere que nos carguemos a plomo a los francotiradores de una vez?
—No, envíale a Richard la ubicación exacta de Logan— Jack sonríe de lado —Que le mande sus agentes ingleses y hagan su operativo anual como le gusta.
Se ponen a trabajar y los mozos entran a atendernos. El manso viene con ellos y se recuesta en las piernas de Maya mientras nos sirven alcohol y hablamos de nuestros asuntos con la organización de los treinta y siete.
Ida aparece en la entrada y me levanto enojado cuando Emma entra detrás de él.
—¡Emma! — Maya se levanta entusiasta y corre a abrazarla dándole dos besos en ambas mejillas. —Hola cielo, ya extrañaba verte, Londres no es lo mismo sin tu energía incluso fui a visitar a Cora para subirme el ánimo.
—No sabía que estabas aquí Maya— dice aturdida devolviéndole el abrazo.
—Vine de sorpresa, la gran Manzana siempre es un buen lugar para pasar unos días de vacaciones.
—Estos no son lugares para ella— cuestiono a Ida que no tuerce el gesto ni una sola vez, es sin duda el más duro de carácter de mis hombres.
—Pidió que se le llevara dónde usted mi señor.
—Yo le insistí que me trajera— interviene por él.
— ¿Te insistió? — aprieto la mandíbula enojado —. ¿Qué no entiendes que a ella no se le niega nada? Lárgate de mí vista y has algo de provecho. — voy a dónde ella y se la quito a Maya de sus manos sucias.
Como ha hecho todo el día, se relame los labios. —Hola— se escucha sin aliento.
—A mí me saludas bien— le agarro el bajo de la coleta que trae y pego su boca a la mía metiéndole la lengua.
Se agarra a mis brazos y arquea la espalda, no me da suficiente guerra con su lengua porque nos están viendo, mis hombres Maya y su hijo. Le muerdo el labio y controla el gemido que siempre sale cuando la tomo duro.
La he estado dejando en abstinencia para que aprenda a no guardarse información y ponerme enojado como la mierda, pero mi verga sigue dura hasta que se la meta. Me mete la lengua cuando tomo aire y cuando empieza a disfrutarme la alejo manteniéndola agarrada de la cintura.
La pongo en mis piernas donde debe estar. Nadie tiene derecho a mirarnos a menos que se los permita. —¿Le ofrezco algo de beber? — se acerca uno de los mozos.
—Uno de esos— señala mi vaso de whiskey escoses haciéndome arquear una ceja.
—Emma déjame presentarte— Maya despide al manso y se pone como anfitriona.
—Estos son los Roe— me adelanto ahorrándole el aburrimiento y al alzo sentándola en mi entrepierna. —Mi familia ya sabe quién eres.
—Este es Jack mi hijo— Maya me mira mal por quitarle el protagonismo. —Jack ella es Emma Brown.
—Mi mujer— le recalco serio. —Acostúmbrate a llamarla así.
—Soy Jack Roe, soy el medico de la familia Emma, herencia de mi madre, es un placer— le da la mano y ella la acepta. —Bienvenida a la familia, lamento que te hayas estancado con el más cabrón de los Roe y un pobre arquitecto.
—Con la suela de mi zapato hundo toda tu carrera de médico— le advierto.
—Es un placer Jack.
Los mozos nos sirven bebidas, por la ventana del sótano veo a dos o tres que corren a la entrada. Le hago un gesto a Ida para que los siga para ver que pasa.
—Toda tu familia tiene profesiones reales ¿eh? — Emma me distrae.
—Que no te sorprenda cielo, no desperdiciamos nuestro tiempo— Maya le sonríe.
—Los Roe somos ricos por ambos lados, de sangre y de cerebro, con profesiones difíciles de seguir — le informo. —Eres la única publicista entre nosotros, una categoría no tan complicada.
—No soy una simple publicista, soy la mejor publicista de Londres— se defiende alzando la barbilla y la miro satisfecho, me gusta que sepa lo que es.
—Mi señor, el segundo ministro respondió, mandará a los agentes a Brooklyn— me informa uno de mis hombres. —Cuando comiencen el operativo se lo harán saber.
—Perfecto— levanto a Emma conmigo —Mantenme informado Maya, tengo asuntos de la empresa que atender.
Asiente. —Te veo en el Spa del hotel en el que te estas quedando, en una hora — se despide de Emma.
Por lo que me informa la reunión con esos ineptos de Dorian's es en una hora, coy a comenzar a presionarlos hasta que me cedan lo que quiero.
En el trayecto que nos lleva al hotel Emma se queda en mi regazo torturándome la erección.
—Voy al spa Maya me espera— me avisa poniéndose un albornoz y le veo el ánimo decaído.
Entro a la ducha para quitarme el olor del sótano de Jack y dejo una de mis armas en el mueble de noche, cuando lo ve mientras se cambia me apunto a ponerle uno en la mano para que sepa usarla, Ethan es la clave de eso, le tiene confianza. Logan no la va a tocar.
Recibo la llamada de Richard —Atacamos a Logan en Brooklyn y le dejamos bajas notables, matamos a veinte— dice satisfecho. —Siempre es un gusto trabajar contigo Alexander.
. . . .
El restaurante es menos impresiónate y de esos baratos. Hago entrar a Emma a nuestra mesa en el bajo de su vestido que le deja la mitad de la espalda desnuda y junto con Blake nos reunimos con los de Dorian's.
Su abrigo caro lo toman en la entrada y entramos juntos, solo vienen los tres ejecutivos más importantes. El dueño de unos cincuenta años, su mujer y dos de los socios mayoritarios más jóvenes.
—Bienvenidos— Uno de ellos se levanta y le abre la silla a Emma, es el mismo que esta putamente amable desde la reunión en la mañana.
—Quita— lo muevo despegando sus dedos de la silla y se la abro yo, pero termina sentado a su lado.
—Debe saber señor Roe que tenemos otra propuesta de una cadena hotelera también inglesa, pasado mañana nos vamos a reunir con ellos y su oferta es muy jugosa. — comienza el dueño como si me importara.
Dejo que sigan el rumbo de su estrategia, la música de fondo es un fastidio para mi genio, es movida entre una mezcla de caribeña y urbana con bongos y coristas bailarinas. De vez en cuando la gente se une con palmas a la canción.
Emma mira a los músicos fascinada y por debajo de la mesa veo que mueve rítmicamente uno de sus tacones. Carraspeo para guardar mi risa a ese gesto inconsciente que hace.
—Te ofrezco el cincuenta por ciento de las ganancias, pero sin asociarme con ustedes. — cambio mi táctica a mitad de la cena.
Los ojos se les agrandan, doy justo donde quiero para tentar su avaricia.
—En efecto sin asociación aun les daremos buena imagen en las revistas y crearemos una rueda de prensa al término del contrato. — Emma hace lo que Christopher le pidió.
—Cuando lo pones de ese modo, me haces querer firmar ese contrato de inmediato sin siquiera leer las letras pequeñas— el puto sonrisas y gestos hace su patética broma.
—Entonces no se diga más y fírmalo— ella le regresa la sonrisa haciéndolo reír y a la esposa del dueño también.
Los coristas comienzan a cantar en español al ritmo de los bongos y la guitarra española.
—Debes ser excelente en los negocios, un buen elemento para Hilton &Roe, además de ser una hermosa mujer.
Me jalo el cuello de la camisa con la mandíbula apretada sintiendo calor en las venas. Le trueno los dedos al mesero para que me rellene la copa de alcohol.
—En efecto es una oferta tentadora— dice el dueño.
—Si lo considera señor, somos su mejor opción, tenemos reconocimiento internacional.
—Otro punto a tu favor, Emma, ¿Si es Emma verdad?
—Sí.
—Un nombre encantador— sigue el puto cabrón.
El dueño asiente. — Pero debemos tener en cuenta que...
Paso mi mano por el respaldo de la silla cortando lo que sea que dice y pongo a mi mujer a mi lado. Ella me clava los ojos cuestionándome y paso mi mano por el respaldo de su silla. —¿Quieres una botella de Chappell Down nena?
—Este vino está bien. — se aclara la garganta viendo que todos nos miran y se endereza en su silla cortando el movimiento de su tacón con la música.
—Ajá ¿Qué decías? — insto al dueño a que siga hablando, ya que el sonrisas dejó sus bromas patéticas.
—Tengo más ofertas.
—Pero esta es la mejor — la voz de ese cabrón ya me hartó. —Cerremos el contrato con una cadena hotelera del prestigio de esta y vamos a elevarnos en el mercado americano.
Parece que se lo piensa y discuten con el que tiene al lado. —Esta bien firmaremos el contrato— declara y la satisfacción me recorre mientras Blake agencia lo últimos detalles de la negociación.
Un mesero se acerca a la mesa con vino para un brindis casual ahora que tenemos todo listo. —Pedí una botella de Chappell Down para que sea de agrado a tu publicista— el patético ejecutivo sirve para todos.
Los clientes se unen a las palmas otra vez y todos en la mesa también incluida ella, a excepción de Blake y yo.
—Estoy tan satisfecho que lográramos un acuerdo, no queda más que disfrutar de la noche— el dueño alza la copa y lo sigo. —¿Disfrutan de la música? Los Blues tienen un ritmo exquisito en el lugar.
—Lo mejor de los restaurantes cinco estrellas de Nueva York— dice la esposa del duelo —Claro, que también apreciamos la música inglesa cuando viajamos.
—No tiene tanto ritmo como aquí— Emma se hace cargo de la conversación en la que no estoy interesado, me importa negociar, ya lo conseguí. —No he probado una pista americana.
—Pues entonces no les importará reunirse con nosotros— el dueño se levanta con su esposa.
Emma me mira y también a Blake. —Yo no bailo— los corto en seco a todos, en unos minutos más daré por finalizada la reunión.
—Yo no rechazo una invitación como esta— se levanta sola y camina con ellos a la pista.
La música cambia y una mujer morena con toques latinos se pone al micrófono moviendo las caderas.
— I'll replay this moment for months. Alone in my head, waiting for it to come —comienza a cantar — I wrote all your lines and the script's in my mind, and I hope that you follow it for once
Veo como Emma se planta en el centro y gira la cintura al ritmo, no es la única bailando, pero es la que tiene el mejor ritmo.
Los de la pista se unen con las palmas y hacen enloquecer a los clientes.
Ella sonríe de lado mirándome y se suelta cantando a la par de la mujer del micrófono. Ese vestido blanco le ajusta bien y nada le quita la sonrisa de la cara mientras se gira. Los tacones le resuenan en el piso mientras imita el movimiento de las coristas.
—Ya no puedo resistirme a la música y nadie debe bailar don't go yet solo— giro lentamente la cabeza a esa voz del ejecutivo que se levanta caminando a la pista.
Un calor me revienta la cabeza y me levanto cuando están en la pista de baile seguidos del dueño de Dorian's y su esposa. Se pone frente a ella y le pone la mano en la espalda desnuda apretujando y bajándola.
—Eres una mujer hermosa, tal vez quieras salir por la ciudad los días que te quedan aquí— dice cuando llego.
—¿Qué tocas?— se lo quito, de encima enderezándome en mi metro noventa de estatura a este perro.
—No sabía que le molestaba que se involucraran con sus empleados, su publicista es una mujer atractiva.
Lo levanto sobre mí con su insignificante traje barato—. Esta mujer es mía y al que la tenga se la quito— le gruño en la cara lleno de rabia.
—Señor Roe, no sabía.
—¡Quítate! — lo suelto y tomo a mi mujer de la mano y la arrimo a mí, pero ella no deja de bailar al ritmo frente a mí.
La poca gente que nos ve es un estorbo para que pasemos. Sus manos se ponen en mi pecho y con esa sonrisa de seductora que es me mueve las caderas al ritmo de la música. —Don't go yet— canta como los demás y me da la espalda como si no estuviera cabreado del enojo de ese puto cabrón.
—Si no vas a bailar vete de la pista y que venga otro a bailar conmigo, pareces robot, este lugar no es para amargados— se une a las palmas.
—Aja, como el puto cabrón ese de las bromas— la giro para que me encare, pero mi cara desencajada la hace perder el ritmo.
—Tú no bailas— trata de zafarse relamiéndose los labios.
Le pongo la mano en la parte desnuda de la espalda y me pongo con esta mierda girándola para que vea quien tiene el mando aquí. La beso con fuerza deteniéndola un segundo para que pierda el aire.
No me deja liderarla gira y termina pegada a mi pecho moviendo las caderas con la boca abierta de sorpresa y excitación.
Muevo los pies como se debe y la muevo conmigo sin permitir que despegue la mirada de la mía. Le pongo la mano bajo el bajo del vestido y le apretujo la pierna, deslizo más y le toco los glúteos.
Las pupilas se le dilatan y se aleja con ritmo. Me quito el saco y lo lanzo a la silla, me arremango las mangas sobre los codos y voy por ella.
No la dejo ir lejos cuando vuelvo a pegarla y cuando mi erección se le pega al vientre muevo las caderas con el puto ritmo escuchándola gemir.
El cabello se le mueve de un lado a otro y se le pega a la frente mientras seguimos bailando. Su vestido se apretuja en sus pechos, los tiene tensos.
Me pasa las manos descaradamente por el pecho abriéndome los primeros botones de la camisa revelando que traigo el collar que me dio.
Mete la mano dentro palpando mis pectorales y el borde de la cadena cuando baja la cabeza para besarlos la giro y pegado sus glúteos a mi cintura y mi dura polla.
—Si vas a bailar hazlo bien— le susurro acaricio la oreja con los labios y la hago frotarse conmigo.
Veo el momento exacto en el que pierde el ritmo y vuelve a frotarse descaradamente. La pongo cara a cara viéndola respirar entrecortadamente y mientras los demás se unen con los bongos en palmas.
El sudor se le pega a la frente y no puede controlar su respiración, ni lo hará toda la noche, miro al cabrón que estaba tocándola y la saco de la pista, le cuesta seguirme el paso.
La meto en el tocador de mujeres sacando a las dos señoras dentro, no espera que se salgan cuando se prende a mi boca necesitada, su lengua busca la mía. De un tirón me abre el resto de la camisa y palpa todo lo que quiere.
Su mano baja y me deshace el botón del pantalón cuando la puerta se cierra y mete su mano buscando lo que es suyo. Se prende a mi boca al mismo tiempo que su mano se cierra sobre mi glande. Controlo las palpitaciones y la pongo de cara al espejo inclinada.
Le azoto los glúteos dos veces haciéndola jadear. Le alzo el vestido y le bajo las bragas para azotarla otra vez.
—Alexander— gime caliente.
—Este coño es mío y nadie lo toca — le recuerdo con el ceño fruncido enojado. —Nadie toca a mi mujer.
Le froto su propia humedad estimulándola haciéndola gemir sin parar y a partes iguales sigo nalgueándola.
Se agarra al borde del lavabo soportando los azotes que le humedecen el coño. Se escucha la música de fuera mientras me bajo la bragueta y libero mi erección. Sus ojos siguen el movimiento a través del espejo y abre las piernas ansiosa.
Primero me pone celoso con ese puto imbécil y ahora la voy a premiar, para recordarle de quién es ese coño apretado, que soy yo el que se lo come todos los días y que soy él se lo va a rellenar diario durante el resto de su vida.
— Estoy furioso Emma— la penetro de una sola estocada haciéndola gritar.
Sus paredes aprietan mi miembro haciéndome jadear y se la entierro completa.
Le levanto la cabeza para que me mire. Abre la boca jadeando aire y sus ojos dilatados como los míos se encuentran. Le bajo el escote del vestido liberando sus pechos erectos. Me lleno las manos con ellos enojado.
Sus glúteos se azotan con mis caderas y la agarro de la cintura para dárselo duro.
Las piernas le tiemblan en los tacones y provecho para comenzar a embestirla. Arquea la espalda haciendo un movimiento circular y la satisfacción me saca un jadeo. La cabeza apretada de mi polla sale mojada y vuelvo a metérsela donde debe estar.
—¡¿De quién es este coño nena?! — le empotro jalando hacia atrás siguiendo el movimiento de sus perfectas tetas cada que entro.
Su mano me aprieta el brazo clavándome las uñas. —¡Tuyo Alexander! ¡Solo tuyo cariño! — grita a medias apretando los parpados.
Gruño con su respuesta y le llevo mis dedos a la boca. Los humedece con su lengua y cuando termina de hacerlo, bajo mi mano a su sexo y le froto sus fluidos, si estaba controlando sus gritos y gemidos, ya no lo esta haciendo.
La vuelve loca que le estimule, yo siempre atiendo a mi mujer como se debe. Le froto el clítoris a la par que la penetro.
Me mojo la mano de fluidos y le abro los glúteos para frotar su otra entrada. Levanta la mirada sorprendida al sentir mis dedos tocando su culo. Comienzo acariciando solo con las puntas estimulándolo y mojándolo.
Al principio se tensa, pero a medida que sigo su entrada comienza a ceder. Vuelvo a mojarme la mano para que este bien lubricada.
—Dios— se le atora un jadeo cuando le meto al principio dos dedos, el mete y saca lo hago lento para que se acostumbre.
Su respiración se vuelve irregular. El orificio se expande, pero para mí tamaño necesita más. La tomo por ambos lados haciéndola enterrar la cabeza en su brazo y agarrarse al mármol gimiendo mi nombre cuando mis dedos en su culo agarran ritmo.
Le saco el miembro completamente mojado del coño dejándola jadeante y guío la punta a su culo. —Ah... Ah— me aprieta el brazo con fuerza.
Mi glande pasa primero haciéndome maldecir entre dientes por su apretada entrada. Empujo un centímetro más y mis bolas se llenan. Me agarro a sus caderas y se la meto completa.
—¡Mmm! — grita mordiéndose los labios y yo la sigo con un jadeo similar.
Su culo esta malditamente apretado, gruño mirando el techo controlando las palpitaciones de mi polla que va a vaciarse, pero los gemidos necesitados de Emma no ayudan.
Pruebo a sacársela y a entrar, ella grita un gemido y yo jadeo apretando la mandíbula hasta que me duelen los dientes. Mi pecho se expande y comienzo el mete y saca que pone más dura mi polla.
Maldigo todo lo que puedo, mis bolas están sobrecargadas. Emma comienza a lloriquear y echa el trasero hacia atrás para que se la meta completa. Mi glande toca fondo y ya no controlo mis estocadas, la penetro duro caminando a vaciarme dentro de ella.
—Le estas reventando el culo a tu mujer — gime con la cara roja y las mejillas mojadas.
Gruño primitivo y la azoto los glúteos reventándole el culo como dice. Mis músculos la empujan adelante duro. El espejo nos deja mirándonos como los perversos que somos. La hago sostenerme la mirada lo más que pueda.
—Mañana cuando todos te pregunten por qué no puedes caminar incluido ese imbécil que te tocó, les dices que tu hombre te reventó el coño y el culo toda la noche— la embisto sin parar.
— ¿Mí qué?
— Ya me oíste.
Sus gritos se hacen desesperados y se corre mientras tomo esta parte de su cuerpo también. El cuerpo le tiembla, pero no más de lo que le va a temblar cuando la llene. Su espalda sube y baja soportando su corrida y tensa los músculos apretando más mi miembro.
La polla me palpita y con un gruñido me descargo dentro de su culo por primera vez. Mueve las caderas satisfaciéndome y sacando todo. Nos miramos al espejo juntos como animales, por el maldito deseo que nos tenemos.
La música sigue sonando fuera. La giro sacándole el miembro mirándonos en silencio. Las piernas le siguen temblando y se agarra a mi para no perder el equilibrio levantando mi ego.
Tardamos varios minutos más para salir decentemente vestidos y ni así se le baja el sonrojo de la follada que le di. Sus seductoras piernas van lento a nuestra mesa. Toma su bolso y le levanto la barbilla besándola.
—Tráenos nuestro auto— mando a uno de mis hombres siendo el cabrón que soy sentándola en mi regazo en lugar de sentarla con el puto don sonrisas mientras esperamos.
Ella me sonríe viéndose endemoniadamente cansada y bien follada. Le descubro el cuello viendo que le falta un arete y le pido un aperitivo frutal. Pasa la mano por mi cuello y me besa.
—Debemos probar juntos el Spa al que fui con Maya— se ve entusiasmada.
—¿Ya se retiran? — regresan a la mesa el dueño de Dorian's y su esposa interrumpiéndonos y plantan su mirada en que la tengo en las piernas.
—¿Quieres quedarte? — le pregunto mientras el mesero.
—No— dice bajo y se vuelve a ellos —El lugar es increíble, pero nos retiramos.
—Mañana firmamos el contrato Blake — aviso y me levanto con ella cuando le traen su abrigo.
—Su auto esta listo— entro con ella.
Pasa sus manos por mi cuello palpando su collar del que se ve orgullosa. —Lo vale para mí. Nunca en mi vida he querido algo tanto como te quiero a ti— recuerdo lo que dijo.
«Nunca querré algo como los quiero a ustedes, tienes que cuidar a tu hermanito Alexander»
—¿Estás bien? — su voz me distrae.
Carraspeo. —Sí— la pego a mi pecho y sigue pasando mi mano por su cuello hasta que termina en silencio bajo mi brazo de su lado, la dejo que piense en silencio toda la información que se guarda y de la que no ha dicho nada.
Saco mi celular mientras se pega a mi con los ojos cerrados. Le escribo a Ethan para que me dé actualizaciones, lo informo del operativo que hizo Richard contra Logan y por último lo mando a buscar a Bennett.
〘 〙
Alesha.
Bebo mi café sin azúcar calórica al lado de mi amiga Katherine mientras Adam termina de hablar fuera del pasillo. Cuando Mike me dijo sobre esa puta barata casi no le creía, pero como siempre Katherine me hizo abrir lo ojos, ella conoce perfectamente a Alexander como yo.
—¿Y bien? — lo cuestiona a Adam, Mikael el dueño de West B cuando entra.
—La engañé y justo como lo planeó señor, Emma está en Nueva York cerrando el negocio con Hilton &Roe, le mintió.
—Ya sabía que esa mujer era un hueso duro de roer— Mikael sacude la cabeza. —Me va a conocer esa publicista.
—No le dirás nada, ni tampoco tomarás represalias contra ella— entro con mi plan como Katherine me instruyó. Ella es la mente detrás de esto. —Desde ahora yo me hago cargo del asunto y harás exactamente todo lo que yo ordene.
—Es mi empresa y yo decido.
Hago que uno de los Kray de Logan entre conmigo. —Dije que harás todo lo que yo ordene— no le queda más que asentir. —Adam sigues siendo un sucio jugador como lo eras desde que estabas en la empresa— sonrío saliendo con Katherine recordando las veces que se llevo a esa mujer lejos de Alexander favoreciéndome.
—La primera parte ya está lista— Katherine y yo entramos en las camionetas verdes.
—¿Qué es lo que sigue? ¿Vamos a Nueva York?
—Alesha por favor, sé un poco más inteligente de lo que eres, déjame esto a mí y te daré una mejor solución. Mientras tanto saca al tal Mike de la jugada, ya no nos sirve para nada.
—Si eso quieres— salimos a la casa pasando primero por el jardín con dos fuentes, los Kray nos abren la entrada. Dejo mi bolso de marca en el suelo—. Te alcanzo en la piscina más tarde, tengo tareas que hacer.
—Dijiste que Logan se fue de la ciudad por unos días.
—Sí, pero, aunque no me dijo a donde iba me dejó una tarea que al parecer sus inútiles kray no pueden hacer— lo digo fuerte para que me escuchen.
Me ató el cabello en una cola alta y me pongo botas para bajar al sótano. No sé por qué demonios tengo que hacer esto yo, es desagradable y como mujer de Logan debería tener derecho a mandar a alguien más a este agujero.
Abro la puerta y paso entre los que tienen encadenados en el suelo para preparar el suplemento alimenticio que me dijo que se les inyecta a los hombres que rescató de la casa treinta y siete cuando Alexander les prendió plomo.
Esta mezcla huele asquerosa y con el malestar matutino que traigo de hace días no tolero estar aquí mucho tiempo, no huele como un suplemento alimenticio lo que sea que es esta cosa.
Me pongo los guantes de látex y preparo la jeringa escuchando los quejidos del primer mugriento al que me acerco, su lugar es en las jaulas, pero lo quiere tener aquí. A lo mejor los quiere convertir en Krays.
Golpeo con mi índice el plástico para que el liquido baje y me acerco al rubio. —Quiero agua— dice con los labios partidos.
Agarro un puño de su cabello y hago su cabeza a un lado para clavar la jeringa en su cuello. Como todos los días grita sacudiéndose y revoloteando las cadenas.
Maldigo reafirmando que no es suplemento alimenticio esto. Sus ojos se abren y veo sus pupilas sin dilatarse ni, aunque enciendo la luz. —¿Ves mi mano? — le pregunto cuando deja de quejarse.
—Se ve borrosa.
Frunzo el ceño. —¿Y tú? — me acerco a otro, pero ya no tiene reacción en los ojos.
—Yo no veo nada.
Dejo todo en su lugar cuando termino y por ultima vez veo ese liquido y al rubio que conserva parte de la vista no como los demás.
Uno de esos hombres traía lentes de contacto cuando lo trajeron y ya perdió la vista, lo que quiere decir que esta porquería está diseñada para empeorar la condición de cualquiera algún tipo de daños visuales.
Hago una mueca tirando los guantes a la basura. Por el pasillo veo a la hermana de Dmitry, a esa pobre tonta que sigue aquí y que parece muda porque no habla con nadie.
—¿Qué haces aquí? ¿No sabes que está restringido pasar?
—Disculpe— baja la cabeza y se va.
¡Hola sexys!
Tráiganme una presión que se me bajó la coca escribiendo este capítulo.
Recuerden que el 3 de Marzo Tentación cumple su primer años en Wattpad y celebraremos, más información en mi instagram.
¡Los amo tres millones!
-Karla.
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