XVI. No quería hacerte daño.
CAPÍTULO XVI
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Entré en la cafetería y vi a Mackenzie y a Stacey de pie junto a una de esas grandes mesas; parecían nerviosas, pero me sonrieron cuando me acerqué. "Hola Alice", saludaron mientras me sentaba a su lado, "¿estás lista?".
"Sí", asentí y las tres nos levantamos juntas. Nos dirigimos a la mesa donde estaban sentados nuestros amigos, hablando entre ellos y bebiendo refrescos mientras esperaban a que empezáramos a hablar.
Mackenzie se aclaró la garganta y todos nos quedamos en silencio mientras dirigíamos nuestra atención hacia ella expectantes. "Hola, chicos", comenzó Mackenzie nerviosa, mirando a todos a su alrededor antes de continuar con lo que habíamos planeado ese mismo día, "Queremos hablarles de algo importante hoy... Antes de que llegue el baile".
"¿Qué crees que será?", preguntó Rose mientras removía su café con una cuchara de plástico.
Stephen se encogió de hombros y dijo: "No lo sé. Pero voy a tener pesadillas con ello".
"Lo sé", dije, asintiendo e inclinándome hacia atrás en la silla mientras me enroscaba el cabello en los dedos. "Ya las tengo". Él me miró con los ojos entrecerrados y yo esquivé su mirada.
"Podemos acabar con la causa de esas pesadillas", intervino de pronto Mackenzie con los brazos cruzados sobre el pecho. "Pero lo que vamos a decirles, no puede salir de aquí".
Todas suspiramos y yo tomé la iniciativa. "Nosotras pusimos esos carteles", dije.
Stephen y Rose se miraron y luego nos miraron a nosotras con los ojos muy abiertos por la sorpresa.
"¿Quieres decir... que fueron ustedes?" preguntó Stephen, su voz quebrada por la risa.
"Sí," dije con un asentimiento. "Pensamos que sería divertido y estratégico".
"Creo que fue un gran movimiento", dijo Rose sonriendo con picardía.
Stacey asintió con la cabeza. "Y ahora nos aseguraremos de que todos firmen esa petición".
"¿Qué crees que deberíamos ponerle? ¿Ya pensaron en algo?" Stephen preguntó mientras se rascaba la barbilla pensativo.
"Será una petición para que se disculpe públicamente por todo lo que nos ha hecho", le expliqué.
La idea se nos había ocurrido porque hay muchas otras personas además de nosotros que han sido acosadas por Rebecca o incluso por otros acosadores como ella.
"Estoy de acuerdo", dijo Stephen mientras asentía con la cabeza enfáticamente.
"Rose y yo nos anotamos". Noté que Rose no parecía muy convencida con esta idea, pero asintió de todos modos.
"Ella no debería estar riéndose de todos nosotros con su pequeño grupo de amigos como si fuéramos basura", agregó Mackenzie con amargura. "Deberíamos haber hecho esto desde hace mucho tiempo".
"Necesitamos a todo el mundo de nuestro lado para conseguirlo", habló Stacey.
"Y nadie tiene que saber que fuimos nosotros, si alguien se entera estamos fritos", agregué; Mack volvió a hablar: "Y quien nos haya vendido también estaría frito", dijo mirando a Stephen y Rose por el rabillo del ojo.
Todos asentimos y concordamos en que teníamos que poner a todo el mundo de nuestro lado y asegurarnos de que nadie se enterara de lo que estábamos planeando. Estábamos trabajando juntos como un equipo y teníamos que mantenerlo así.
Rose dijo que tenía algunas ideas sobre cómo hacer las cosas sin que nadie descubriera quién estaba involucrado en todo este lío. A todos nos sorprendió, pero cedimos.
Acordamos que nos veríamos más tarde para hablar de ello, ya que Rose tenía que estudiar para sus últimos exámenes. Stacey, Mack, Stephen y yo ya habíamos rendido cuentas y esperábamos nuestras notas finales.
Sin embargo, ellos tres iban por delante de mí porque aún tenía que terminar mi trabajo del curso de periodismo, aunque ahora me disgustaba menos que antes: después de todo, pasar tiempo con Jones no era nada aburrido... ni malo.
Ahora que lo pensaba... No me había cruzado con él ni una sola vez en todo el día desde aquella situación con Samantha, y la cabeza me daba vueltas con ideas sobre qué podía haber pasado entre ellos dos para que la llamara "Sam".
Pero, ¿qué significaba esto para mí? ¿Le gustaba ella? ¿Habrían tenido algo?
Me sentía tan estúpida por estar tan abrumada por algo tan tonto: después de todo, ¡ni siquiera sé lo que somos! No es como si estuviéramos saliendo o algo así.
Pero aun así... me molestaba mucho más de lo que hubiera esperado que me molestara; pensé en lo que Rachel me había dicho sobre que el amor es como un huracán y que no puedes controlarlo. Algo me decía que debía hablar con ella, ceder un poco y escuchar lo que tenía que decirme.
A pesar de que en el verano había abandonado nuestro chat grupal de "mejores amigas" no había sido capaz de eliminar su contacto. No sé por qué nunca lo hice, supongo que no tuve el valor.
Saqué mi teléfono y envié un mensaje a Rachel: "Nos vemos en la biblioteca". Me contestó que allí estaría.
Pasaron los minutos y una chica menuda y pelirroja apareció por el umbral de las estanterías, pero no estaba sola, la acompañaba Andrew Williams.
"Creía que solo estaríamos Rachel y yo", me quejé levantándome y cogiendo mis cosas.
"No, Walker. Esto es algo que tienes que oír", dijo él con firmeza, haciendo que me temblaran las piernas, así que tuve que volver a sentarme.
"Yo no te agrado y tú no me agradas, pero nunca quise joderte con tu mejor amiga. Aunque te suene raro, los dos nos enamoramos y ya está". Rachel tenía la cabeza gacha.
"¿Y sólo vinieron para hacerme tragar toda esta mierda?", le espeté.
Permaneció en silencio, pero su rostro estaba contorsionado por la ira y el asco.
"No, hemos venido a otra cosa", dijo con severidad, como si me hablara con desprecio como a un niño.
"¿A qué?".
"Jones está jugando contigo", me dijo, "Y por mucho que quisiera mantenerme al margen Rachel no me lo permitió".
Crucé los brazos sobre el pecho y entrecerré los ojos desafiante; retándole a lanzar cualquier acusación contra Jones. "¿De qué estás hablando?
Suspiró pesadamente y se frotó las sienes con los dedos; parecía agotado por nuestro intercambio. "Ya sabes lo que quiero decir...", habló Andrew.
"Alice", intervino Rachel, "Jones lleva saliendo con Rebecca desde mucho antes de que empezaran las clases".
Mis ojos se abrieron de golpe al darme cuenta: Rachel también le había hablado de Jones y de mí a Andrew. ¿Y lo que decían sobre Jones? Era imposible que él me mintiera sobre un asunto tan importante después de todo... ¿Verdad? No tenía sentido.
"Estás mintiendo. Jones me dijo la verdad y ni él ni yo tenemos la culpa de que Rebecca esté obsesionada y lo siga a todas partes".
Andrew se encogió de hombros y me sonrió. "Puede ser... O no".
Le fulminé con la mirada un momento. Ni siquiera sabía qué decirle. Sólo quería salir corriendo de ahí.
Andrew soltó una carcajada y luego se detuvo bruscamente como si recordara algo importante. Respiró hondo antes de continuar: "Escucha Alice... Jones es mi mejor amigo y Rebecca es mi hermana, sé por qué te estoy contando esto".
"Rachel, vámonos", dijo, "estoy cansado de hablar con ella".
"Bien. Piénsalo, Alice", dijo ella caminando hacia la puerta con él y luego se fueron.
Me quedé allí de pie preguntándome qué se suponía que debía hacer con la información que acababan de darme.
¿Estaba Jones saliendo con Rebecca? ¿Me había mentido? Tendría que enfrentarme a él dentro de unos minutos, porque en ese momento empezaba nuestra clase de periodismo.
Doblé la esquina y vi a Jones esperándome. Estaba apoyado en la pared del pasillo y no pareció darse cuenta de que me acercaba hasta que estuve justo delante de él. Me miró con una sonrisa en la cara y dijo: "Hola, Alice".
"Hola", le contesté.
Se miró los pies durante un segundo y luego volvió a mirarme antes de decir: "Escucha... hay algo que tengo que decirte".
Sentí que el corazón me latía más deprisa mientras pronunciaba esas palabras. ¿Qué tenía que decirme? ¿Eran malas noticias? Su rostro parecía bastante tranquilo, así que tal vez no era tan malo como pensé en un principio.
"¿Qué pasa?" Pregunté suavemente.
"Conocí a una chica", dijo en voz baja, "Es perfecta".
Tomó mi mano entre las suyas y me acercó hasta que nuestros cuerpos se tocaron. "Llevo mucho tiempo pensando en ella", dijo suavemente, "Nunca antes me había sentido así por alguien".
Recordé lo que Andrew y Rachel me habían dicho hacía unos minutos y me aparté.
No pude evitar sentirme mal. Mi corazón se derritió en un charco allí mismo, en el suelo del pasillo del instituto. Era demasiado para asimilar.
Llevaba tiempo intentando ocultar lo que sentía por Jones, pero cada vez me resultaba más difícil.
"Entonces, ¿Quién es?". Si decía Rebecca, sería devastador.
Rebecca era guapa y popular; tenía todo lo que yo no tenía. Además, era el tipo de chica que le gustaba a los tipos como Jones. ¿Y si realmente estaba con ella? ¿Qué pasaría entre nosotros? ¿Seguiríamos hablándonos? ¿Sería capaz de mirarle sin sentirme culpable por lo que siento por él?
Pensé en cuando nos conocimos en el instituto y en lo diferentes que eran las cosas entonces.
Jones me miró con confusión escrita en su cara antes de sonreír suavemente de nuevo como si esto fuera una especie de broma o algo así.
"Pronto lo sabrás", respondió con una risita. Se me volvió a encoger el corazón y se me llenaron los ojos de lágrimas al darme cuenta de lo que estaba pasando: ¡Me estaba enamorando de él!
"Al menos a uno de nosotros le va bien", contesté sin ánimo.
"¿Qué quieres decir?" preguntó.
"Jones, el amor es una mierda", contesté caminando hacia el salón y sentándome en mi asiento, "Y prefiero estar sola que mal acompañada".
"Creo que tenemos que hablar", respondió.
"¿De qué?", dije.
Me miró con expresión preocupada. "¿A qué te refieres cuando dices 'el amor es una mierda'?", preguntó, inclinándose hacia delante en su asiento. Aún estábamos los dos solos en el salón.
Me detuve un momento antes de contestarle. "Bueno, al principio es genial, pero a medida que pasa el tiempo va empeorando", respondí en voz baja, sacudiendo la cabeza con tristeza. "La gente empieza a tratarte como una mierda y a jugar contigo y a tener secretos y...".
Jones me cortó. "¿Te pasa algo?".
"¿Rebecca es la chica?" Dije con la mirada pegada a mis pies.
"Alice, ya te había dicho que no".
"Sé que pasa algo entre tú y ella, así que como sabes que pasa algo entre Stephen y yo". Él apretó los puños y sus mejillas se coloraron, pero no me reclamó.
"Está bien... Seamos sinceros", habló.
"¿Recuerdas que te dije que mis padres tienen mucho dinero y tienen decidido mi futuro?". Asentí con la cabeza.
"No sólo controlan eso, Alice. Controlan todo en mi vida".
"Lo siento mucho...", respondí sin saber qué más decir. No puedo evitar sentirme mal por él. Al parecer, sus padres utilizan su dinero para conseguir lo que quieren, y son perfectamente felices haciéndolo.
Sin embargo, aún no sé a dónde está yendo esta conversación con Jones.
"Ellos son los que me presentaron con la familia Williams desde mi infancia".
Al principio no entendía a qué se refería con eso, pero luego me explicó: "Mis padres harían cualquier cosa por el bienestar del negocio familiar... Obligarme a salir con Rebecca fue una de esas cosas".
Abrí los ojos como platos. "¿Y no puedes decirles que no? Es tu vida", le pregunté incrédula.
Jones se lo pensó un rato y luego dijo: "Nunca les he dicho que no a nada".
"¿Y eso cuánto te ha costado?", dije enfadada. "Fui una idiota".
"Lo siento, Alice", dijo. "No era mi intención hacerte daño".
No podía creer lo que estaba oyendo. "Es mi culpa por haberme ilusionado. Pero no pasará una segunda vez".
Jones parecía dolido y me rodeó con el brazo. "Por favor, no digas eso", me dijo en voz baja. "Puedes confiar en mí..."
"Yo te quiero a ti..."
"Si me quieres, ¿por qué jugaste conmigo?".
Sentí que me derretía en su cuerpo mientras me abrazaba, pero estaba tan enfadada con Jones que no podía soportar estar en el mismo lugar que él, así que me separé, cogí mis cosas y salí de allí. No podía estar con él ni un segundo más.
Luego le enviaría un mail al maestro. Ahora lo único que quería era estar lejos.
No quería sentir lo que él me hacía sentir. No quería estar en su presencia. No quería que me tocara. No quería que me mirara, ni que me hablara, ni siquiera que pensara en mí de otra forma que no fuera como su compañera de clase.
Me había dado cuenta de que lo que sentía por él iba más allá de lo que jamás había sentido por nadie y me dolía pensar que Jones me estaba utilizando.
Mis amigos y Rachel y Andrew tenían razón: Jones había estado jugando conmigo y había sido él quien había besado a Rebecca en el bosque. Tenía que contarle todo a Stacey y Mackenzie y quizá le debía una excusa a Stephen por la forma en la que lo había tratado desde que empezó toda esta mierda con Jones.
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