VIII. ¿Y si decidiera salir con él qué?

CAPÍTULO VIII

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Los ojos de Stephen se entrecerraron al mirarme. "¿Qué ha pasado, Al? ¿Estás bien?"

"Estoy bien", dije, bajando la mirada al suelo. "Sólo necesito hablar contigo".

Stephen me cogió de la mano y me abrazó. "Por supuesto".

Asentí, sin saber qué más decir. Sentía que podía confiarle cualquier cosa. Siempre parecía tan fuerte y confiado, me hacía sentir segura y protegida.

"Voy a dejar mis cosas en mi habitación y te alcanzo. Nos vemos allí" Asintió y se despidió en cuanto empecé a caminar en dirección contraria a él.

Después de poner todo en orden me dirigí hacia donde me esperaba, asegurándome de que nadie me había seguido.

"No hay moros en la costa" Le susurré a Stephen sobresaltándolo por detrás.

Se giró para verme, dedicándome una gran sonrisa.

"¿Y Rose?" Le pregunté.

"Está ahí fuera con sus amigas", me dijo."

"¿Sabe ella que estamos aquí?" Negó con la cabeza.

"Bueno, ¿Qué es eso de lo que querías hablarme?", preguntó, escudriñando mi cara con la mirada.

"¿Qué pasa?", susurró, con voz apenas audible.

No encontraba las palabras adecuadas.

Ni siquiera sabía por dónde empezar, pero necesitaba hablarlo con él porque no podíamos seguir así. Había muchas cosas que quería decir, pero cada vez que abría la boca no salía nada.

Stephen debió de notar mi frustración porque se acercó un paso y me puso la mano en el hombro en un gesto tranquilizador. Nos sentamos sobre la grama.

Después de unos minutos de silencio, finalmente hablé "Stephen, yo... necesito decirte algo".

"¿Qué es?" Preguntó mirándome preocupado.

No sabía cómo expresar mis sentimientos por él sin sonar mal, así que empecé diciendo algo vago: "Tenemos que resolver algunas cosas". Asintió con la cabeza.

"No quiero esta tensión entre nosotros", dijo mirándome significativamente.

Asentí. "Sí, yo tampoco... Pero no estoy segura de cómo arreglarlo".

"Al... Va a ser difícil. Crecimos, ya no somos los mismos niños de antes y ahora las cosas son más complejas".

Se rascó la cabeza sin saber qué más decir. Pero efectivamente era eso: ya no éramos los chiquillos que podían acostarse juntos en la misma cama y no pasaba nada; Stephen era ahora un hombre, con deseos propios y yo sabía que para mí las cosas también habían cambiado.

"Stephen, no es sólo complejo. Es casi imposible", dije en voz baja. Me miró con ojos tristes y negó con la cabeza.

No dijo nada, pero sabía a qué me refería.

"¿No podemos hacer que las cosas vuelvan a ser como antes?", me preguntó esperanzado, aunque seguíamos sin admitir que hubiera algo más allá de una amistad. Levanté los hombros.

Stephen se acercó más a mí y me puso una mano en la barbilla, reclamando mi atención: "Siento cómo te he tratado, Al. Es que me preocupo más de lo que debería". Suspiró. "Jones no es un buen tipo para ti".

Me pasó el pulgar por la mejilla, mirándome fijamente a los ojos como si quisiera algo de mí pero no supiera cómo decirlo.

"Jones es sólo mi compañero, Steph", hice una pausa. "Pero, ¿y si decidiera salir con él qué? ¿Seguirías ahí?".

Observé cómo su semblante cambiaba y su cara se sonrojaba de ira, pero las palabras que salieron de su boca no lo reflejaron. "Aunque no me guste la idea, estaré ahí para apoyarte".

Le sonreí y me acerqué a abrazarle. "Gracias por estar siempre".

Me correspondió por un momento y luego se alejó de mí.

"Tienes una cita a la que ir" Sonrió a medias y yo asentí.

"Saluda a Rose de mi parte" Le dije, antes de darle la espalda y salir hacia mi habitación para alistarme.


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"Chicas, tengo una emergencia de moda..." Les dije a Stacey y Mack, en cuanto entré.

Ambas abrieron mucho los ojos y saltaron de sus camas. Las puse al corriente de todo lo que había pasado, les conté la situación con Stephen y lo de la cita con Jones.

"Está floreciendo", dijo Stacey. Mackenzie soltó una carcajada.

"No sean tontas" les sonreí "¿Y bien?"

"Algo casual, mira ahí" dijo Mack señalando su armario, apuntándome.

Abrí el closet de madera y encontré algo de ropa que me serviría para hoy. Saqué un short de tela y un crop top.

"Jones me dijo que él y Rebecca nunca tuvieron nada" Solté en medio del silencio, después de unos minutos, tras haberme arreglado.

Mack frunció el ceño. "A decir verdad, ella era la que siempre le seguía a todas partes".

Stacey se tapó la boca con las manos.

"Creo que sé lo que podemos hacer con esa información", dije.

Stacey y Mack me miraron esperando a que les contara mi maquiavélico plan -sabían que se avecinaba uno-.

"Carteles anónimos exponiendo sus mentiras". Sabía que no estaba bien ponerme a su mismo nivel, pero así iba la cosa: Rebecca diez; Alice cero.

"En realidad, ¡no es mala idea! Arruinamos su reputación y luego, cuando llegue el momento de firmar la petición, nadie se quedará fuera" habló Mackenzie.

Stacey y yo asentimos; iba a decir algo más cuando Jones nos interrumpió llamando a la puerta.

"Tu galán llegó". Dijo Mack molestándome. Yo reí y me puse tan roja como un tomate.

Abrí la puerta y lo saludé.

Se acercó a mí y besó mi mejilla, alejándose no sin antes susurrar: "Te ves increíblemente guapa"

Me sonrojé y le sonreí: "Gracias", dije. "Tú también estás... guapo". Jones llevaba unos vaqueros y una camiseta pegada a su cuerpo.

Se rió y volvió a besarme la mejilla. "Pero no más que tú", murmuró, con la voz tan baja que sólo yo podía oírla. Miré hacia mis pies, sonriendo tímidamente.

"¿Estás lista para irnos?" Me preguntó.

Asentí, "Sí, déjame coger mi chaqueta".

Mientras caminaba hacia mi armario oí la risa de Stacey detrás de mí. Me di la vuelta y le miré fijamente: "¿Qué es tan gracioso?".

"Nada", dijo aún riendo. "Es que son tan lindos juntos".

Puse los ojos en blanco y cogí mi chaqueta antes de volver hacia Jones.

"Hasta luego", dije mirando a Mack y Stacey.

"¡Buena suerte!", respondieron ambas.

Mack me guiñó un ojo y cerró la puerta tras de mí mientras salía con mi compañero. Jones me llevaba de la mano y me guiaba escaleras abajo; caminábamos hacia su coche, que estaba aparcado a las afueras del campus.

Habíamos pedido un permiso de último minuto y, por suerte, nos lo habían concedido, ya que ni él ni yo salimos del instituto durante el fin de semana.

"¿A tus padres no les importa?" le pregunté mientras abría la puerta para que subiera; él negó con la cabeza: "Les parece bien".

Dio la vuelta al coche y se puso de su lado. Arrancó el motor y salió marcha atrás del aparcamiento antes de girar hacia una carretera principal que se alejaba del campus.

"¿A dónde vamos?" le pregunté tras unos minutos de silencio.

"A un sitio especial", respondió con una sonrisa. Fruncí el ceño, pensaba que iríamos al centro comercial.

Mientras salíamos del campus y nos dirigíamos a cualquiera que fuera nuestro destino, puso música y empezó a cantar; yo me uní a él al cabo de un rato. Me sentí bien al poder cantar en voz alta sin que nadie se burlara de mí.

Aunque solo íbamos Jones y yo en el coche, era agradable tener a alguien más contigo que pudiera disfrutar de hacer cosas tan simples como esta. Seguimos cantando hasta que llegamos a nuestro destino.

"Hasta aquí pueden llegar los coches", me dijo mientras se quitaba el cinturón de seguridad.

"¿Vamos andando desde aquí?" le pregunté mientras abría la puerta.

"Sí", respondió, estirando los brazos por encima de la cabeza antes de caminar hacia mi lado del coche. "¿Quieres que te ayude?

"No, gracias", dije mientras salía por mi propio pie y me unía a él en el suelo. "Yo me encargo".

"De acuerdo", dijo con una sonrisa mientras empezábamos a caminar a través del aparcamiento hacia un gran espacio abierto rodeado de árboles donde la gente podía hacer picnics o simplemente relajarse a la sombra de su árbol favorito.

"Jones, este no es el centro comercial" Susurré.

"Qué perspicaz eres, Alice" Yo reí, él me sonrió.

"¿Esto está bien?", preguntó mientras miraba los árboles que nos rodeaban.

"Sí", respondí con una sonrisa. "No es el centro comercial, pero... Es perfecto".

Me devolvió la sonrisa antes de acercarse a una de las mesas de picnic colocadas cerca del borde del campo donde nos encontrábamos. Se sentó encima de ella y dio una palmada en el sitio que había a su lado, indicándome que me sentara junto a él; lo hice sin dudarlo.

Miré a nuestro alrededor: ¡había árboles por todas partes! Era como si nos hubiéramos transportado a otro mundo donde no existía nadie más que nosotros dos y todos esos árboles rodeándonos allá donde mirásemos; ¡era increíble! Pero lo que realmente me impresionó fue que tampoco había nadie más alrededor: ¡sólo estábamos nosotros dos sentados juntos disfrutando de este hermoso espacio!

"¿Por qué me has traído aquí?', le pregunté. No hacía mucho que nos conocíamos.

"No lo sé. Me gusta este lugar... Además, soy un hombre de palabra". Me entregó una bolsa de regalo.

"Ábrela", me dijo.

Abrí mucho los ojos al ver lo que había dentro: ¡era el vestido para el baile de fin de curso!

"No puedo aceptarlo", dije en voz baja. Ni siquiera éramos amigos todavía, pero ya estaba intentando darme algo que costaba mucho dinero, algo que no podía permitirme por mí misma.

"Es tuyo", dijo Jones. "Te lo mereces".

"Pero... ¿por qué?" pregunté, sintiendo que esto era una especie de truco. Como si realmente quisiera aprovecharse de mí y dejarme sola en el bosque para poder hacerme cosas malas. ¿Y si esas cosas malas eran sexuales? ¿O algo peor?

"Sólo quiero que te diviertas en ese baile", dijo Jones, girando la cabeza para que sus ojos miraran directamente a los míos.

Volví a bajar la mirada hacia la bolsa y me pregunté si tal vez había algún tipo de error, que tal vez esto no era realmente para mí después de todo.

Pero entonces recordé lo que Jones había dicho sobre ser un hombre de palabra -y lo orgulloso que parecía sentirse de serlo- y me di cuenta de que no podía haber ningún error en que me lo diera.

"Muchas gracias" Me acerqué tímidamente y besé su mejilla. Vi cómo su cuerpo se tensaba.

"No hay de qué. Es solo un detalle" Hizo una pausa para continuar: "Es solo... algo que me pareció bastante cool, y pensé que quizá a ti también te gustaría"

Dudé por un instante. Jones es un tipo guapo, pero según Stephen también es un poco jugador y no quiero ser una chica más en su larga lista de conquistas. Pero, por otra parte, ¿Qué daño podría hacer aceptar su detalle y pasar la noche juntos?

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