¿Tú Eras....?

- ¿Donde estoy? ¿Qué me ha sucedido? - Gabriel Agreste se hallaba desorientado, mirando a su alrededor.

No entendía qué había ocurrido exactamente ya que lo último que recordaba era que se hallaba en la fiesta que su hermano le había obligado a organizar, intentando que el bullicio de los asistentes no le volviese loco. De pronto las luces se habían apagado, la gente había comenzado a gritar y una voz se había introducido en su cabeza tentandole a dar rienda suelta a sus más insignificantes caprichos.

Ahora estaba en mitad de la calle, bajo la lluvia, y no recordaba qué había estado haciendo desde entonces.

Miro al grupo de personas que se hallaban cerca de donde se encontraba. Eran los llamados héroes de París. Reconoció a Ladybug en el centro del grupo. Sujetaba a un muchacho que parecía desmayado, un chico de cabello rubio...

-¡Adrián! - exclamó sintiendo que el terror le invadía y corrió junto a él, cogiéndole en brazos.

Ladybug no opuso resistencia a que se llevarán a Adrián de su lado. Era incapaz de reaccionar, su mente aún seguía negando lo que acababa de ocurrir. Adrián era Chatnoir. Su inseparable compañero de tantas aventuras era en realidad el amor de su vida.

- ¿Gabriel Agreste era Sastre? - se sorprendió Queen Bee ante el nuevo giro de la situación - ¿Hirio a su propio hijo?

- ¿Yo? - Gabriel Agreste sintió que un dolor intenso le atenazaba el corazón mientras miraba a Adrián y le apretaba más contra sí - Yo le he herido...

- Eso no tiene importancia ahora, estaba akumatizado, no era dueño de sí mismo. Pero Adrián y su kwami necesitan ayuda - intervino Le Paôn señalando a Adrián y a Plagg - debemos llevarles con alguien que pueda curarles.

- ¿Quien? - dudo Reena rouge mirando a Plagg que se había  hecho una especie de bola en sus manos - ¿Quien puede curar a un kwami?

- Yo conozco a alguien - intervino Ladybug saliendo de su estado de shock, Le Paôn tenía razón, Adrián necesitaba ayuda. - Vamos, no hay tiempo que perder.

Adrian sentía su cuerpo muy dolorido, como si le hubiera pasado por encima un camión, mientras observaba al Maestro Fu curar a Plagg.

En sus manos tenía el vaso con restos todavía de la infusión de hierbas que le había dado a beber el maestro. No había querido decirle cuál era el ingrediente principal, pero fuera el que fuera le había curado magicamente la herida del hombro de la que apenas quedaba una cicatriz y notaba que sus fuerzas volvían a él poco a poco. Tímidamente dirigió la mirada a su lado.

No salía de su asombro. Su padre estaba a su lado, con un brazo sobre sus hombros, mirando también la ceremonia que tenía lugar. Ni en sus más locos sueños hubiera imaginado una situación similar. Cuando se despertó y le vio junto a él casi se desmaya de nuevo de la impresión, pero su padre le había abrazado más fuerte de lo que le había abrazado nunca y solo había dicho "lo siento, debí ser sincero antes".

El Maestro Fu respiro hondo y dio por terminada la curación de Plagg. Pero el kwami seguía con los ojos cerrados. Wayzz revoloteo a su alrededor.

- ¡Venga ya perezoso! - le regañó Wayzz

- Realmente me encuentro mal todavía, necesito más tiempo...

Plagg abrió los ojos y, refunfuñando sobre todo lo que trabajaba y lo poco que se le valoraba, voló hasta apoyarse en la cabeza de Adrián. El chico respiro aliviado al ver que era el kwami de siempre.

El Maestro Fu fue hasta una puerta próxima e hizo pasar a Queen Bee, Reena rouge, Le Paôn y Ladybug. La expresión de las tres primeras era de alivio y de alegría de verle recuperado, pero Ladybug rehuía mirarle a los ojos siquiera.

- ¿No habrá por aquí un poquito de Camembert, verdad? - se quejó el kwami.

- ¡Plagg! - exclamó Adrián avergonzado por la actuación de su kwami frente a Ladybug.

Pero Ladybug no cambió su actitud. Adrián se estaba preocupando​, ¿acaso descubrir su verdadera identidad la había decepcionado? ¿le tomaria por un famoso caprichoso que jugaba a ser un héroe?

- En realidad si que tengo... - río el Maestro Fu mientras salía de la habitación.

En ese momento los miracoulus de todas parpadearon alarmantemente. No les quedaba tiempo. Ladybug se dispuso a marcharse en silencio. Las demás se prepararon para imitarla.

- Lo cierto es que... - continuo el Maestro Fu, que regreso con un carrito de comida lleno de varias cosas - es que tengo algo para todos los kwamis. Lo mejor es que todos recuperemos fuerzas.

Eso significaría destransformarse delante de todos y revelar sus identidades. Se miraron los unos a los otros indecisos. Siempre habrían procurado mantener su verdadero yo escondido.

- Pero... - dudo Reena - nuestra identidad...

- Es hora de hablar con sinceridad, hay muchas cosas que aclarar y cosas urgentes que tratar. - le dijo el Maestro Fu poniéndose serio.

- Puede que sea lo mejor - sonrió Le Paôn - Duusu, destransformame...

Un grito de sorpresa de Queen Bee lleno la sala al ver a una tímida Sabrina que les saludaba a todos.

- No sé si es buena idea, pero... Trixx, destransformame.

Ladybug se tapo la boca con la mano. ¡Alya! Reena rouge era Alya en realidad.

- Bueno, no voy a ser yo la que se quede atrás en sorprender al mundo - dijo Queen Bee con un toque de orgullo - Pollen, destransformame.

- No podía ser de otra manera - se rió Alya al ver a Chloé - la princesa de París ...

- Reina de París perdona - le guiñó un ojo a Alya mientras acariciaba a Pollen - eso es lo que significa Queen.

Ladybug miro a Adrián y leyó el deseo y la curiosidad en su expresión. Cerro los ojos. No podía, decepcionaría a todos, esperarían a una persona increíble, a alguien muy diferente a ella... Adrián la odiaría tal vez por no haber sido más amable con Chatnoir. Alya se enojaría por no haber confiado en ella y habérselo dicho mucho antes.

El Maestro Fu la tomo de la mano. Ella le miro y él con un gesto la ánimo.

- Tikki... Destransformame...

Los ojos de Adrián se abrieron de par en par. Marinette... Su lady había sido Marinette todo el tiempo. Su primera amiga en clase... La chica tan amable que siempre estaba a su lado...

- Eso explica muchas cosas. - Alya estaba sorprendida pero no demasiado y en su tono de voz no había reproche alguno - En realidad lo sospechaba, el libro de historia, el porque nunca llegabas a clase, el que Ladybug me conociese tan bien...

Marinette sonrió a Alya y miro a Chloé y a Sabrina. Chloé la dedico una media sonrisa complice y dejo de prestarla atención, con gesto tierno llevaba a Pollen al carrito de comida para que recuperará fuerzas. Sabrina la miro y le hizo un gesto de aprobación.

- Y ahora - dijo el Maestro Fu tomando asiento - creo que el señor Agreste tiene algo que contarnos.

- ¿Yo? ¿Como por ejemplo?

- Por ejemplo, ¿como llegó a sus manos el miracoulus del pavo real? O el libro de poder...

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