El Ataque de Hawk Moth

- Pero, algo muy extraño está ocurriendo amo.

Era el décimo intento del pequeño kwami para hacer ver a su portador que debía olvidarse de su plan.

- No trates de distraerme Nooro – fue la respuesta que recibió – Es una tormenta como cualquier otra, no tiene nada que ver con nosotros… Y ahora, ¡transfórmame!

Hawk Moth estaba preparado para la venganza.

- En una fiesta como la que se está celebrando siempre hay sitio para la envidia, la tristeza, el cinismo… si lo combinamos todo, el coctel les explotará en la cara a esos héroes. Debo crear un akuma diferente, un akuma capaz de recoger esos sentimientos negativos para multiplicarse y akumatizar a varias personas a la vez y otorgarlas diferentes poderes. ¡Crearé un ejército!

Un rayo ilumino el cielo de París en ese momento. Marinette dirigió su mirada a la ventana y pensó que su estado de ánimo se parecía un poco al tiempo: triste y solitario. La noche no estaba siendo como la había imaginado, apenas había estado con Adrián y ahora estaba atrapada en una conversación con varias personas que no conocía y a las que les daba igual conocerla a ella.

Penny había sido muy amable en presentarla al grupo como una futura revolucionaria del diseño, pero en cuanto se había dado la vuelta la habían ignorado totalmente.

Desde el pequeño bolso que llevaba, Tikki le hizo gestos de que se fuera sin más. Y aunque Marinette pensó que eso era un poco grosero, ellos lo habían sido con ella primero. Aprovecho un momento en que andaban ocupados haciendo la pelota de forma descarada a un crítico importante y se mezcló con la gente.

- Gracias Tikki, yo sola no me habría animado a hacerlo – suspiro de alivio al verse libre.

- Eran unos maleducados, no merecían tanta atención – se molestó el kwami.

- Bueno, olvidémonos de ellos, busquemos a nuestros amigos… - Era curioso pero en ese instante pensó que echaba de menos el burlón humor de Chatnoir, con él cerca no se habría sentido tan perdida en esa situación.

- ¡Mira! Allí esta Adrián, y parece que esta solo – le indico Tikki con una vocecilla pícara.

Adrián en ese momento acababa de volver de su habitación y saludó a Marinette con una sonrisa. La chica se acercó donde él estaba notando como la temblaban las piernas.

- ¿Dónde están los demás? – le pregunto – Oh, perdona, no es que no quiera estar contigo, o sea, me encanta estar contigo, quiero decir que si estamos nosotros no necesitamos a nadie más… Aaaaah.

- Iba a buscarles ahora, imagino que ya no estarán en el comedor – le respondió tan amable como era él siempre, con Marinette se relajaba y se sentía a gusto, aunque en el fondo lo que más deseaba era que Ladybug estuviera cerca de él.

Un grito desde el salón principal llamo su atención y fueron corriendo a ver qué sucedía. Se quedaron paralizados en la puerta sin dar crédito a lo que sus ojos veían: una nube de mariposas moradas sobrevolaban el techo de la habitación y caían sobre la gente poseyéndolas y haciendo que todos los presentes se convirtiesen en extraños y diferentes monstruos según aceptaban por sus sentimientos negativos al akuma y los poderes que les ofrecía.

Uno de ellos era el que parecía el líder del grupo. Este monstruo parecía ser la fuente de todos los restantes akumas. Atacaba al resto de invitados y absorbía su negatividad con lo que era capaz de crear más akumas que poseían a más personas.

Adrián tomo de la mano a Marinette y, esquivando a los demonios que les salían al paso y a la gente que salía de la casa aterrorizada, decidió llevarla a un lugar seguro. Marinette se dejó conducir por Adrián. Éste la llevo a su habitación y la dijo que se quedará allí cerrando la puerta, corriendo después a buscar un sitio en el que transformarse.

- ¡Vamos Marinette! – la apremio Tikki – hay que transformarse.

- Pero Tikki, son muchísimos akumatizados, ¿cómo voy a poder purificarlos a todos? - sintió miedo por primera vez desde que había empezado su lucha y acepto su miracoulus.

- No es momento para tener miedo Ladybug

Sintió que Tikki tenía razón y se transformó en Ladybug. Con decisión abrió la ventana y salió dispuesta a pelear y acabar con la amenaza.

París era un lugar de pesadilla en ese momento. La tormenta que la azotaba desde hacía horas era más violenta y la ciudad estaba sumida en la más aterradora oscuridad, solo iluminada por la violencia de los relámpagos. Los demonios habían asaltado las calles y atacaban y destruían todo lo que hallaban a su paso.

Ladybug los contemplaba desde lo alto de la Torre Eiffel, y poco a poco a su lado fueron llegando Chatnoir, Queen Bee y Reena rouge. Ella les miro y vio en sus ojos que darían batalla junto a ella y que podía contar con su amistad y apoyo siempre.

- Vamos allá chicos. Acabemos con ellos.

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