Aparece Educador
- ¡Oh no, llegare tarde a clase de esgrima! - exclamó Adrián mientras bajaba de 2 en 2 los peldaños de la escalera de entrada a su casa - Y todo por tu culpa, ¿no puedes comerte ese apestoso queso más rápido?
- El camembert hay que saborearlo - le respondió su kwami mientras asomaba la cabeza de su chaqueta.
- Si, y dejar mi habitación perfumada de paso - protesto el muchacho.
Ya casi iba a entrar en el coche donde le esperaba su guardaespaldas cuando una voz enérgica le llamó.
- ¡Adrián! – le llamo su padre - Ven a la biblioteca.
- ¿Ahora? – se extrañó Adrián - pero llego tarde a esgrima…
- En este momento, sí. - el tono de Gabriel Agreste no daba pie a quejarse.
“Esto es muy raro”, murmuró Adrián mientras volvía a entrar en casa.
En la biblioteca del instituto, Marinette se reunía con su amiga Alya y curiosamente no era la única que llegaba tarde. Alya también parecía acabar de llegar.
- Eh… esto… surgió una emergencia en casa… - intento excusarse Marinette.
- Eh… no te preocupes… - le respondió Alya- yo acabo de llegar también, no me podía perder a los héroes de París en acción…
- Alya la caza héroes – bromeo Marinette respirando por un lado aliviada.
- Tristemente cuando llegue ya había pasado todo, yo quería grabar un super video para mi blog y nada. - aunque Alya no parecía muy triste.
En la mesa de al lado Chloé regañaba a Sabrina:
- ¿Cómo que yo tenía que traer los materiales? Ese era tu trabajo tonta.
- No – intentaba excusarse Sabrina – dijiste que lo traías tú, pero últimamente estas muy distraída…
- Ridículo
Marinette y Alya se miraron un momento.
- Si quieres podemos ir a mi casa a hacer el trabajo de geología – sugirió Marinette – Mi padre ha preparado galletas.
- Si, mejor vamos a tu casa – le susurro Alya.
Mientras cruzaban el patio del instituto, Adrián entro como una bala y casi tira al suelo a Marinette.
- ¡Lo siento! – se excusó Adrian mientras la sujetaba para que no se cayese - Llego tarde a clase.
- No pata nana… digo... no pasa nada – tartamudeo la chica.
- Que locura, ha llegado un tío mío a casa y hoy todo está siendo un caos. - se excuso Adrián- ¡Hasta luego chicas!
- Si… hasta luego… - murmuro Marinette mientras despedía al aire y Alya con cara de paciencia se la llevaba a rastras.
En ese momento el director Damocles revisaba el informe de valoración de su trabajo en el instituto y no estaba muy contento.
- ¡¿A qué se refieren con “se recomienda retiro por edad avanzada”?! Esto es un insulto, después de tantos años dedicado a que este sea el mejor instituto de París, ¡¿ahora me sustituyen de buenas a primeras por un joven inexperto?! – exclamó con ira mientras lanzaba lejos el informe.
En otro punto de París:
- Ah, ese sentimiento de impotencia y de traición – se alegraba Hawk Moth – Perfecto para animar a mis pequeños akumas…
- Ve a por él, y akumatizalo. - le dijo a la mariposa morada que salía por la ventana.
El director Damocles se agachaba a recoger los papeles dispersos cuando…
- Hola Educador, soy Hawk Moth y tengo unos deberes para ti…
- Si, Hawk Moth.
Marinette y Alya estaban a punto de salir por la puerta principal cuando un alboroto a su espalda les hizo girarse.
Sus compañeros gritaban y corrían asustados mientras un demonio les gritaba al perseguirlos:
- Yo Educador restableceré el orden en este instituto y lo convertiré en el más grande de París. ¡No se corre por los pasillos, castigado! ¡No se grita en las clases, castigado!
Y cada vez que decía “castigo” escribía algo en unas hojas que llevaba y que lanzaba a los chicos, y cuando les alcanzaba se quedaban petrificados al instante.
Marinette y Alya se separaron al ponerse a salvo del continuo ataque de Educador. Marinette se fue al exterior y se refugió entre los arbustos y Alya se metió detrás de unos bancos del patio que se hallaban en un lateral opuesto.
Adrián salió del vestuario y al ver lo que ocurría volvió a entrar.
Chloé se asomó desde la biblioteca junto a los demás compañeros atraídos por el ruido, y corrió hasta una clase que se hallaba vacía.
Cuando los 4 estuvieron a solas hicieron salir a sus kwamis de sus escondites y les dijeron simplemente:
- ¡Hora de Transformarse!
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