Capitulo 3
Los personajes de Naruto no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
La ojiperla siguió a Madara hasta una sala donde se reunían los médicos con los pasantes asignados. Cada médico contaba con siete pasantes.
Hinata solo tenía que estar en entrenamiento durante cuatro semanas con el médico asignado, luego ella podría realizar su trabajo como cualquier otra enfermera, no obstante, a diferencia de las enfermeras que ya habían concluido la pasantía, su sueldo sería muy bajo y también estaba obligada a trabajar cuando el hospital le requería, si importar el horario, el cuál podía ser de día, o el turno de noche.
Completado el tiempo requerido para prestar su entrenamiento, ella podía elegir donde trabajar, escogiendo los horarios y días que mas se adaptan a su vida. Para ella, eso no era un problema, dado que también planeaba ayudar a Neji, algunos días.
Madara se dirigió hasta donde se ponía la bata médica un hombre alto con largo cabello oscuro, casi como sus orbes. La morena volteó a todos lados tratando de encontrar su área. No quería pensar que el médico asignado a entrenarla, fuera el mismo que estaba donde se dirigía Madara.
—¡Indra!—lo llamó Madara en forma de saludo. El médico que para ese momento, ya tenía la bata y el estetoscopio, realizaba unos apuntes en una tableta portátil.
La joven tragó saliva al leer en la bata médica el nombre mencionado junto a la palabra pediatra. El semblante del médico le dio algo de miedo y no pudo evitar pensar en que gracias a medicos con ese aspecto, era que su hermana y ella, temían ir a las clínicas u hospitales cuando se sentían enfermas.
—¿Que te trae por aquí Madara.? —preguntó Indra, sin apartar la mirada de la tableta donde continuó haciendo apuntes.
—Vine a tráete esta señorita, hoy es su primer día de enfermera pediatrica y te tocará entrenarla sus primeros días en ausencia de Sasuke—respondió el Uchiha. Indra finalmente levantó la mirada y fijó sus penetrantes ojos negros en Madara, luego miró a Hinata. La ojiperla se estremeció ante el escrutinio y apretó sus puños con nerviosismo contra su blusa—Él es Indra Otsutsuki... es primo lejano de nuestra familia—aclaró el azabache—y está señorita es Hinata Hyuga—los presento Madara y ambos se saludaron con un asentamiento. La joven se sonrojó, debido al escrutinio del médico, quien no reparó al momento de verla de arriba abajo.
—Bien... si eso es todo lo que me querías informar ¿podrías dejarnos a solas? Tenemos mucho trabajo que hacer—soltó Indra sin mostrar expresión hacia Madara.
Madara rodó los ojos y se dirigió a Hinata—Te quedas en buenas manos—la joven asintió aún sin creerle—Espero poder contarte mas sobre tus padres en otra ocasión—ella sonrió y le hizo una reverencia de despedida.
—¡Me gusta tu uniforme! Estoy seguro que a ellos también—exclamo Indra, atrayendo la atención de Hinata, hacia él.
—G-gracias Otsutsuki -Sama—Indra arqueo una ceja y la miró de reojo, por el respeto con que lo nombro.
—Sígueme—fueron las escasas letras que pronunció el varón y fueron suficientes para que la ojiperla lo siguiera sin protestar. Ambos caminaron en silencio, hasta llegar a una puerta donde el médico escaneo su identificación para que esta se abriera. Hinata se quedó pasmada al mirar lo que había dentro—Esta es el área de oncología—declaró el médico y te traje aquí primero, porqué es por esta área, donde empezarás todos los días.
Hoy sólo te daré un recorrido por esta, y por las otras áreas de pediatría.
—Ya veo—murmuró la joven sin apartar las orbes de los pequeños pacientes.
—Mañana y los siguientes días empezaremos con tu entrenamiento—termino de explicar y se dirigió hacia la cama de un niño, de no más de cuatro años. El pequeño no tenía cabello y su bracito era perforado por una aguja que conectaba a la manguera del suero. A pesar de todo, el pequeño jugaba alegre con unos caballitos de juguete.
La Hyuga sintió su pecho estrujado e hizo un gran esfuerzo por no llorar. No podía mostrarse débil frente a quienes estaban en esa situación y aún así, eran capaces de sonreír. Para su sorpresa, el niño que jugaba, dejó de hacerlo al mirar al médico junto a él y con gran alegría se abrazó a Indra, mostrando genuina felicidad. Los otros niños que escucharon se pusieron de buen ánimo ante la presencia del Otsutsuki.
La Hyuga sonrió enternecida y se golpeó mentalmente por pensar mal del hombre, ya que si los niños lo querían, eso solo significaba que es un buen médico, los niños no saben fingir lo que sienten y lo que le mostraron al médico era verdadero afecto.
Terminando de saludar al Otsutsuki, Indra presentó a Hinata con los niños y ellos la saludaron, dándole sus nombres. Algunos estaban mas enfermos que otros, pero el deseo de vivir era latente en cada uno de ellos.
Cuando salieron del área de oncología, se dirigieron a traumatología y en ese lugar, había niños con huesos rotos, también miró niños con quemaduras y algunos al igual que en oncología estaban mejor que otros.
Siguieron a donde se encontraban los bebés prematuros. Hinata sintió tristeza por los bebés que permanecían conectados a diferentes aparatos médicos para ayudarlos a sobrevivir. También quedó fascinada con los que parecían muñequitos debido al tamaño y por último, recorrieron el área donde llevaban a los recién operados, para recuperación.
Para cuando terminaron de dar el recorrido ya era la hora del almuerzo.
Indra le indicó a Hinata donde estaba la cafetería y acto seguido se despidió de ella, dejándole claro que apenas terminará su comida, volviera a buscarlo en el mismo sitio donde se conocieron en la mañana. La joven estuvo de acuerdo y si perder el tiempo, se fue a tomar algo.
...
La cafetería no estaba muy llena. Había muchas mesas y varias de ellas estaban desocupadas.
Aún con las emociones a flor de piel, pensando en los pobres niños y la ternura que le causaron, respiro profundo, antes de ir a pedir su almuerzo. Compro sólo una ensalada y una botella de agua, ella no comía mucho y cuando estaba nerviosa era peor.
Agradeció luego de pagar y al darse la vuelta, chocó de frente con una mujer de cabello rojo y gafas del mismo color. La ojiluna como pudo, retuvo el contenedor de la ensalada, pero la botella de agua cayó al suelo y como era su costumbre, comenzó a pedir disculpas por su descuido.
—¿Pero que te pasa tarada?—grito la pelirroja, llamando la atención de todas las personas en el lugar.—¿Que no miras por donde caminas?—Hinata encogió los hombros avergonzada. Levantó la vista hacia la pelirroja, sin pensar en que se burlaría aún mas de ella—Cíelos... ahora entiendo tu estupides, tus ojos parecen de una ciega—la chica elevó aún más la voz, buscando avergonzar a la ojiluna—Niña, si que son horribles—le lanzó una última mirada de despreció y se marchó.
Hinata se sonrojó y el escrutinio que tenía sobre ella, sólo aumentaba su incomodidad. Sabiendo que no hizo nada incorrecto, se dirigió hacia una mesa y trató de desaparecer. Ella había tenido conflictos con las personas a lo largo de su vida, pero nunca antes, un desconocido la trató de esa manera sin motivo aparente.
Permaneció perdida en sus pensamientos y de pronto, alguien colocó la botella que se le cayó frente a ella. Levantó la mirada para encontrar a Itachi. El Uchiha se sentó frente a ella y la miró. Él estaba entrando a la cafetería, cuando los gritos de Karin llamaron su atención—No le hagas caso a Karin, ella siempre es así con todos, no te lo tomes personal—le sugirió con amabilidad. Tras escucharlo, la morena suspiró y se sintió un poco mejor de encontrar un rostro conocido.
—Gracias—hizo una mueca de sonrisa luego de agradecer.
—¿Como la estás pasando en tu primer día?—preguntó el Uchiha para romper el silencio. Hinata comenzó a relatar todo su día y como visitó todas las áreas dónde estaban los niños.
Itachi mostró una pequeña sonrisa al oírla tan entusiasmada hablando de lo que estaba haciendo. Ya hasta parecía haber olvidado el percance con Karin.
—¿Adivina quien soy ?—unas manos taparon los ojos de la ojiperla. Ella conocía esa voz y de inmediato sonrió.
—¿Kiba?—preguntó con timidez. Kiba bajo las manos y se colocó frente a ella, al igual que Shino. Los dos vestían el uniforme de paramédicos—¿Ustedes trabajan aquí?—cuestionó desconcertada.
—Si, queríamos darte una sorpresa—ambos sonrieron y saludaron a Itachi, acto seguido, se sentaron en la misma mesa donde estaba la Hyuga y el Uchiha.
—¿Desde cuando trabajan aquí ?— inquirió Hinata, luego de recuperarse de la sorpresa.
—Dos años, somos los conductores y paramédicos de una de las ambulancias—dijeron ambos. Hinata estaba mas confiada junto a sus dos amigos y también a Itachi. Hablaron de todo acerca del hospital. La morena les contó emocionada sobre los bebés prematuros y lo pequeños que eran.
En ese ambiente y junto a sus amigos, empezaba a sentirse como pez en el agua.
Se despidieron, no sin antes, quedar de acuerdo en comer con ella cuando estuvieran en el hospital y no en la ambulancia. Itachi también se despidió y todos regresaron a sus deberes.
[...]
En una elegante mansión, se estacionó un auto negro, del que bajó un hombre vestido con un costoso traje. Se veía elegante, e imponente, incluso, muchas personas podían pensar que su vida era lo mas parecido a la perfección, no obstante, bajo su máscara de seguridad, se escondía una persona que cargaba un gran sufrimiento. Entró a la mansión y fue recibido por los empleados de servicio, los cuales eran los únicos que vivían con él en esa enorme y fría propiedad.
—¿Desea que sirvan la cena Madara Sama? —preguntó Ume, su ama de llaves.
El Uchiha asintió y pasó al comedor—Otro día mas de cenar completamente solo—murmuro bajo.
Encontrarse con la hija de su amigo Hiashi, le trajo muchos recuerdos. El peso del pasado y constante la soledad, se hacían cada vez mas grandes. Miró la fotografía sobre la pared que conducía a la sala de estar. Una hermosa familia... su esposa Yuriko, sostenía de los hombros a su único hijo Obito, mientras él los abrazaba a ambos desde atrás. Se veían tan felices, nadie hubiera imaginado que a unos meses de ser tomada esa fotografía, su familia quedaría destruida.
Flashback.
Madara conducía su auto, luego de cenar en casa de su hermana Mikoto. No era muy tarde, por lo que aún había algunos conductores en el camino de regreso a su hogar. Su esposa Yuriko, ocupaba el asintió del copiloto y Obito dormía en el asiento trasero. No había nada fuera de lo común, ya que eso sucedía muy a menudo, no obstante, se distrajo por una fracción de segundos para encender un cigarrillo y fue justo en ese momento, que un camión no respetó la luz roja. Todo sucedió en un parpadeo y cuando reaccionó de lo que pasaba, el gran vehículo se impactó contra su auto, justo en el lado donde viajaban su esposa.
Yuriko fue declarada muerta en el hospital y Obito recibió el golpe de los cristales, dejando un lado del rostro en malas condiciones. Su hijo lo culpo de la muerte de su madre, como también de las cicatrices en su rostro. El chico apenas tenía doce años, cuando pasó el accidente y después de haber sido un buen estudiante, sus calificaciones comenzaron a bajar, su comportamiento empeoró, hasta el punto de ser expulsado de diferentes escuelas. Cuando cumplió 16 años, se enteró que su hijo usaba drogas. Lo llevó con consejeros y psicólogos, pero nada funcionó y dos años después, su hijo se fue, dejándolo solo con todos los recuerdos y remordimientos.
Sus dos hermanos trataron de persuadir a Obito para que recapacitara, pero nada funcionó. Pasó mucho tiempo sin saber nada de él, hasta que recibió una llamada de Minato Namikase, un reconocido médico, que tenía como esposa, a Kushina, una trabajadora social. Minato le dijo que él y su esposa, conocían a Obito y le tenían gran aprecio. También le contó que Obito había regresado a estudiar y se hospedaba con ellos.
El Uchiha agradeció a los Namikase por ayudar a su hijo y como lo garantizó Minato. Obito se recibió como abogado. Comenzó a trabajar junto a Hatake Kakashi y compró un lujoso apartamento en el mismo edificio donde vivía el Hatake.
Flashback,off.
Conocer la hija de Hikay y Hiashi, removió todo. Diecinueve años habían pasado desde que su esposa murió. Era justo la edad que tenía la joven Hyuga... Él y su esposa fueron al hospital el dia que Hikari dio a luz en el hospital Senju, y una semana después, sucedió el accidente que terminó destruyendo su vida y la de su hijo.
Nunca volvió a casarse, por mas que sus hermanos trataron de convencerlo de conocer mujeres, a él no le interesaba. Lo único que deseaba, era que su hijo regresara al buen camino. Lo único bueno, era que Obito mantenía buenas relaciones con sus primos y también con los dos tíos. Madara era el mayor de tres hermanos. Mikoto le seguía y ella se caso con Fugaku. El matrimonio procreó a dos hijos, Itachi y Sasuke. Por último estaba Izuna, quien contrajo nupcias con Mei Terumi, una exuberante pelirroja y con quien tuvo a Shisui, su único hijo.
Madara y sus hermanos eran los dueños del hospital Uchiha, no obstante, Fugaku era quien manejaba la parte de su hermana. Sus hermanos por lo menos tenían sus parejas, en cambio él, no tenía ni a su esposa, ni a su hijo. Suspiró con melancolía al sentir el peso de la soledad que solía atacarlo en momentos como ese.
[...]
Los días pasaron y la ojiperla cada vez se acoplaba mejor a su nueva vida y ya había comenzado a encariñarse con cada uno de los niños. Indra era un excelente médico y pronto la instruyó en todos sus deberes. Hinata estaba muy agradecida con él por la paciencia que demostró hacia ella y de nuevo se sintió mal por haberlo juzgado sin conocerlo.
Durante los días laborando en el hospital, coincidió con Sakura y con Shisui, quienes no dudaron en saludarla con amabilidad, tal como sucedió con Ino e Itachi, no obstante, a quienes veía todos los días era a sus dos mejores amigos, Kiba y Shino.
[...]
Obito se hallaba en su oficina arreglando unos documentos que tenía que llevar al juzgado. Su cliente tuvo un accidente automovilístico provocado por una persecución policiaca y antes de ir al juzgado, necesitaba pasar por el hospital, para que le entregaran el expediente médico de su cliente. Tenía plena seguridad del éxito en el caso y después de salir del juzgado, tomaría un avión hacia Corea, dado que lo requerían para otro complicado caso.
Debido a su fama ganando la mayoría de sus casos, el cliente de Corea, pidió que fuera él, quien lo representara, el azabache trató de negarse, dodo que significaban meses alejado de Konoha, no obstante, el cliente no aceptó un no, como respuesta y le ofreció prácticamente el doble de sus honorarios.
Llegó temprano al hospital Uchiha y bufo inconforme, sólo esperaba no encontrarse con el viejo por los pasillos, ya que no tenía ánimos de verlo. Dejando la molestia a un lado, se dirigió al elevador que lo llevaría al sexto piso.
Sin poder creerlo, sus labios mostraron una deslumbrante sonrisa al divisar la persona que se hallaba dentro del elevador... era ella, la misma chica del antro, la mujer de su vida.
Reaccionó abruptamente, al ver que las puertas comenzaban a cerrarse e hizo todo lo posible por alcanzarlo antes de cerrar. De pronto, ella también lo miró y su corazón latió descontrolado cuando ella le sonrió. Era obvio que lo reconoció y sin pena alguna, gritó a todo pulmón pidiendo que lo esperara, la hermosa chica comenzó a oprimir los botones, en un intento de detener las puertas, no obstante, las puertas se serraron antes de poder llegar.
[...]
Hinata llegó como todos los días. Se dirigió al elevador que la llevaba al piso correspondiente. Antes de que las puertas se cerraran, levantó el rostro y se sorprendió al encontrarse con el apuesto hombre del antro, mismo que había ocupado sus pensamientos durante los últimos días. Viendo su deslumbrante sonrisa, le correspondió involuntariamente y sintió como las mariposas hacían un revuelo dentro de su vientre al verlo tan apuesto.
Ambos parecieron despertar del trance en el que estuvieron, al momento de ver las puertas cerrándose. Lo escuchó pedir que detuviera la puerta y ella de inmediato extendió su brazo para presionar el botón, no obstante, antes de poder hacerlo, su muñeca fue capturada por una enorme mano, misma que le impidió detener la puerta. Impotente, se quedó mirando al apuesto hombre hasta que las puertas se cerraron por completo.
Molesta, por no haber tenido la oportunidad de enconarse de nuevo con ese apuesto desconocido, tiro de su brazo, liberado su muñeca del agarre. Levantó su rostro y se encontró con unas oscuras orbes que la veían con desdén. Ella le regresó la misma mirada y se alejó dándole la espalda al antipático sujeto.
El elevador se detuvo en el quinto piso y ella salió sin volver a encarar al tipo responsable, de impedir encontrarse con el único hombre que había logrado descolocarla. Dejando atrás la molestia que le ocasionó esa persona, inició el recorrido diario, sin embargo, le sorprendió un poco no mirar a Indra por ninguna de las áreas que se encargaba de monitorear.
—¿Hinata?—la llamó una niña de largo cabello negro, la cual tenía unos unos pocos días de haber ingresado.
—¿Rumi... ¿como estas hoy?—preguntó la ojiperla, tomándole la temperatura a la pequeña.
—Estoy bien, pero quiero que me leas otro cuento, uno de princesas, como los que me has leído—pidió la pequeña con ilusión, logrando conmover aún más a la morena.
—Si me prometes tomar los medicamentos, te leeré esté de aquí, antes de salir—le mostró un libro de cuentos que guardaba dentro de su bolso.
—¿Que haces aquí?—Hinata dio un respingo al escuchar la hostilidad en las voz tras ella. Se giro para encontrarse con el mismo tipo del elevador y antes de poder volver a molestarse, trago saliva con dificultad, al verlo con la bata médica y el estetoscopio.
—M mi nombre es Hinata Hyuga, estoy bajo el entrenamiento del médico Indra Otsutsuki—respondió apenada y algo intimidada.
—Hmph—soltó sin mirarla y la ojiperla permaneció de pie, mientras el nuevo médico revisaba la niña. Él no se presentó y ella no alcanzó a leer el nombre en la bata médica, por lo tanto, no sabía que decir.
El médico terminó de revisar a la niña y fue entonces que Hinata pudo vislumbrar el nombre adjunto a la bata médica... Sasuke Uchiha. La chica palideció al percatarse de que el arrogante tipo del elevador y a quien miró de manera hostil, era quien se encargaría de finalizar su entrenamiento.
...
Sasuke Uchiha, el hijo menor de Fugaku y Mikoto Uchiha, era uno de los solteros mas cotizados en Konoha y sus alrededores. Sasuke era el joven con mas seguidores en las redes sociales, incluso, contaba con diversos clubs de fans y las chicas lo amaban como a una celebridad, por lo tanto, el azabache también era el consentido de los medios de comunicación. Él siempre estaba dando de que hablar, ya que acostumbraba cambiar de novia con facilidad, lo que lo convirtió en el foco de las revistas, noticieros de espectáculos y chismes amarillistas.
Era por ese comportamiento despreocupado, por el que Sasuke y su padre, le sumaban un motivo mas de discordia, en su ya deteriorada relación entre padre e hijo. Fugaku, dejó muy marcado el favoritismo por Itachi, el chico vivió con eso desde que tenía uso de razón y por más que trató de esforzarse para conseguir ser aceptado, nunca consiguió igualar a su hermano, al menos no, ante los ojos de su progenitor. Con el tiempo lo dejó de intentar y antes de recibirse como médico, se fue de la casa para instalarse en su propio departamento.
Ahora se reunían sólo una vez a la semana, para cenar en familia y siempre el tema de conversación era el mismo. Sus padres querían que sentara cabeza y se casara, cosa que no estaba en sus planes, por lo tanto, buscaba excusas para declinar reunirse con ellos.
Estuvo tres semanas de vacaciones en bora bora y apenas había regresado el Domingo, no obstante, al día siguiente se presentó a trabajar en el hospital.
Todo transcurrió tranquilo, tal como era la mayor parte del tiempo, sin embargo, al entrar en el elevador, miró al tonto de Obito correr para tratar de subir. Pedía que detuviera la puerta pero no tenía la intención de hacerlo. Observó que la persona junto a él, intentaba desesperadamente presionar el botón y se apresuró a tomar su mano para impedirlo.
Estuvo a punto de reírse, cuando la pequeña chica se liberó de su agarre y trató de regresar la mirada hostil que él le dedicó y tras fallar en el intento, le dio la espalda, mientras él se dedicó a observarla.
Nunca antes la había mirado, vestía con uniforme estampado con personajes infantiles, lo cual significaba que debía ir a pediatría, al igual que él. El elevador se detuvo en el piso cinco y como supuso, ella bajó perdiéndose de vista entre los pasillos.
Sin prestarle mas atención, se dirigió hasta la oficina de Indra, quien lo puso al tanto de todo lo acontecido en su ausencia, le entregó también la información de la nueva enfermera que le tocó entrenar. Leyó que a ella solo le quedaban menos de dos semanas para terminar el entrenamiento y poder trabajar bajo sus órdenes, como también las de Indra, tal como lo hacían las otras enfermeras.
Después de ponerse al día, se dirigió hacia los pacientes y fue entonces que la miró de nuevo. Era la misma chiquilla del elevador, ahora se hallaba hablando con una niña y le mostraba un libro.
De nuevo se tuvo que reprimir las ganas de reír frente a ella. La chica palideció al mirarlo frente a ella y cuando se presentó con él, supo que era ella la enfermera que le tocaba continuar entrenando, no obstante, se hizo el desentendido, con la intención de ponerla aún mas nerviosa.
Terminando de revisar la paciente, se despidió y se dirigió hacia otra de las habitaciones. Ella se quedó parada sin atreverse a preguntar nada y él se detuvo antes de cruzar la puerta—¿Piensas quedarte ahí parada? ¿O vendrás conmigo para terminar los días que te faltan?—preguntó sin mirarla.
La chiquilla lo siguió todo el resto de la mañana sin ocasionar ninguna molestia. Tuvo que reconocer que los días que le faltaban eran solo por el reglamento del hospital, ya que ella hacía muy bien su trabajo.
En la hora del almuerzo ella se despidió y salió hacia la cafetería con algo de prisa.
Sasuke también se dirigió al mismo lugar y se fue tras la nueva enfermera, total, era muy gratificante verla caminando mientras sonreía con amabilidad a quienes se encontraba frente a ella.
...
Hinata pasó toda la mañana siguiendo al médico Uchiha, el hermano menor de Itachi.
Por lo que pudo observar, daba la impresión de ser un buen médico, pues al igual que le ocurría al médico Indra, los niños lo querían y se sentían cómodos con él.
Permaneció callada, ya que su comienzo había sido malo y no quería empeorarlo.
Él también permaneció sin hablar mucho, solo lo necesario y para ella eso fue lo mejor.
Cuando pagó por su almuerzo, Kiba y Shino ya esperaban por ella, por lo tanto, fueron hacia las mesas, donde minutos mas tardé, se les unió Ino. La rubia les contó que Itachi estaba en cirugía y tardaría algunas horas—El Sábado vamos de nuevo al antro ¿que dicen? ¿Cuento con ustedes?—preguntó la Yamanaka. Kiba y Shino, aceptaron y la Hyuga se quedó pensando en el moreno que conoció en ese mismo lugar, el mismo que esa misma mañana volvió a encontrar. Quizás podía encontrarse de nuevo con él, quizás el destino se empeñaba en hacer que se conocieran.
—¿Hina? —la llamó Kiba, tras verla como se quedó con la mirada perdida y sonriendo al mismo tiempo. La ojiperla se sonrojó por su descuido y por el rumbo que tomaron sus pensamientos.
—¿Que dices vamos?—cuestionó Ino.
—Está bien, pero ¿puede venir Tenten?— la rubia asintió y los cuarto continuaron conversando.
La ojiperla se percató de la presencia de Sasuke, pero no fue precisamente él quien llamó su atención, sino la pelirroja llamada Karin, quien en ese momento parecía querer comerse al doctor. Ino, puso los ojos en blanco cuando los miró y bufo molesta.
—Apenas regresó Sasuke y Karin ya se lanzó a seducirlo—soltó la Yamanaka, haciendo que todos voltearan a mirar.
...
El resto del día transcurrió tranquilo. Hinata hizo todo como Sasuke le indicó y pronto llegó la hora de salir. Los siguientes días pasaron de igual manera y la joven continuó manteniendo la esperanza de volver a ver al moreno apuesto. Todos los días buscaba su rostro entre las personas, pero no estaba por ningún lado, sin embargo, no perdió las esperanzas y ya quería que llegara el Sábado, para buscarlo en el antro.
[...]
Lejos de Konoha, Obito se encontraba en la habitación del hotel en Corea. No podía sacársela de la mente, ella la mujer de su vida... La buscó en el hospital, no quería irse sin encontrarla, pero fue inútil. El hospital era muy grande y le fue imposible revisar en todos lados, además, no tenía el tiempo suficiente para hacerlo... Suspiró y sonrió con entusiasmo, después de todo, ya sabía dónde encontrarla y una vez regresra a Konoha, se volvería a poner en su camino. No lo sabía, pero algo le decía que a ella también le sucedió lo mismo y de ser así, no la perdería de nuevo.
[...]
El Sábado finalmente llegó y la ojiperla se esmeró en su arreglo. Se vistió con un vestido rojo en corte suelto abajo de la rodilla, no tenía mangas y se amarraba tras su cuello, no dejaba ver nada del escote frontal, pero si dejaba ver un poco de su espalda.
Arreglo su cabello colocando un prendedor por un lado y lo demás caía suelto. Por último optó por sandalias de alto y fino tacón en color negro. Se veía muy bella, dado que las correas de las sandalias subían por arriba del tobillo. Se miró en el espejo y sonrió satisfecha, a pesar de no mostrar mucha piel, la joven lucía encantadora. Bajó las escaleras para encontrarse con Tenten, a quien sorprendió hablando con su primo. Ambos voltearon a mirarla. —¡Hina té vez preciosa!—exclamo Tenten, mientras Neji la miró con escepticismo.
—Tenten tiene razón, te vez muy bonita Hinata—reafirmó el Hyuga.
—Gracias, u-ustedes también se ven muy bien—agradeció, con un ligero sonrojo. Hinata convenció a Neji, para salir con ellas y así presentar a sus nuevos amigos con él.
Neji se negó, no quería acceder, pero ante la insistencia de su prima diciendo que si los conocía estaría mas tranquilo, ya no pudo argumentar. En parte era cierto, sin embargo, la intención de Hinata, era que Neji se distrajera un poco. Él casi no salía a divertirse y ella quería que eso cambiara, aunque fuera de vez en cuando.
...
Llegaron a la discoteca donde los otros ya los esperaban. Neji tenía el semblante serio, observó a todos y algunos rostros ya los conocía debido a revistas y periódicos, como era el caso de Itachi, a quien lo señalaban como toda una eminencia médica.
Hinata por su parte, presentó a Neji con todos, pero se sorprendió de mirar a Sasuke junto a sus amigos, no obstante, lo ignoró y continuó con las presentaciones.
Su primo, no hablaba mucho, por lo tanto, ella pensó que se aburriría, pero tarde, lo observó distraído mientras hablaba con Shisui y con Naruto. Sonrió complacida, al parecer, no fue mala idea convencerlo para que las acompañara.
Mas tranquila, se dedicó a buscar en todas la direcciones y no pudo visualizar al moreno de sonrisa encantadora, terminando decepcionada. Ingenuamente, creyó que volvería a verlo en ese sitio, sin embargo, no parecía que tendría suerte.
—¿A quien buscas Hinata? Estas muy distraída—preguntaron Ino y Sakura. La joven se sonrojó y negó con la cabeza.
—N-nada importante, sólo miraba el lugar—les respondió tomando de su bebida sin alcohol.
—Vamos Hinata, baila conmigo—no tuvo tiempo de argumentar, debido a que Naruto la tomó del brazo y se la llevó hacia la pista de baile. Estaba muy sonrojada, no estaba acostumbrada a esa clase de acercamiento y sentía la asesina mirada de Neji dirigida hacia Naruto.
—Te ves hermosa—elogio el rubio, sin saber lo que sus comentarios ocasionaban en ella, no obstante, luego de bailar por un rato, ella comenzó a sentirse cómoda. Naruto realmente era muy agradable, además de ser un excelente bailador.
Apenas llegaron a la mesa y notó que Neji no estaba, ni tampoco Tenten, Ino apuntó hacia la pista de baile y allí los miró bailando felices. Mirar a Neji de esa manera le causó gran alegría, su Nii-san, se merecía un poco de felicidad.
Mas tarde, Shino se despidió de ella y se llevó a Kiba, cayendo de borracho.
Shikamaru y Naruto, hablaban apartados en la barra de bebidas, Sakura y Shisui, al igual que Tenten y Neji, se encontraban bailando y al buscar al resto de los chicos, terminó sonrojada al encontrar a Ino sentada sobre las piernas de Itachi. La pareja se besaba como si no hubiese un mañana.
—Hmph, te ves diferente sin tu uniforme Hyuga—la ojiperla se estremeció, al escuchar a Sasuke. Se distrajo tanto, que no había notado que él se encontraba a su lado.
—B-bu-bueno, es yo—trato de decir algo, pero no supo que responder al comentario del Uchiha. Ellos casi no hablaban, a menos que se tratara de algo referente a su trabajo.
Sasuke la observó desde que llegó y debía admitir que la Hyuga no dejaba de sorprenderlo. Todos los días que pasó en el hospital, la había estado mirando prácticamente desde su encuentro en el elevador y apenas escuchó su nombre, supo que ella era la heredera del imperio Hyuga, "la princesa Hyuga"tal como la nombraban. Él nunca antes la había visto, puesto que su rostro no aparecía en ningún lado y cada vez que nombraban a los Hyuga, el único que aparecía, era el exitoso Neji. De ella no había información, aparentemente, la chiquilla sabía muy bien como pasar desapercibida.
Ella realizaba su trabajo con con una sonrisa dirigida hacia los niños. En ningún momento trató de acercarse a él para iniciar alguna conversación y a la hora del almuerzo, siempre estaba con los dos paramédicos. Le parecía muy tierna con sus uniformes, los cuales divertían a los pequeños que comenzaron a encariñarse con ella.
Verla aparecer con ese vestido que la hacía ver tan sensual, le provocó una molestia en su entrepierna. No dejó de observar cómo atraía las miradas masculinas, lo cual parecía enfurecer al arrogante de su primo y al notarla sola, no dudó en acercarse a ella y hablarle. De nuevo esa chiquilla, casi lo hacía reír, era tan fácil ponerla en apuros.
—Me refiero a que luces bien—se encargo de reiterarle, sin dejar de notar sus encantadores rasgos.
—G-gracias Uchiha san—fue lo único que pudo responder.
Los ojos de ambos se encontraron, quedando por unos segundos perdidos cada uno en las orbes del otro. Ella fue quien rompió el contacto, llevándose el rostro hacia su regazo, sintiéndose arder debido al sonrojo.
Sasuke frunció el ceño al verla desviar esas hermosas perlas y no quiso pensarlo por mas tiempo. Por lo tanto, la tomó del brazo para llevársela a bailar. La ojiperla lo siguió sin protestar, hasta que la tomó de la cintura en un baile lento. Aprovechando la música lenta, la instó a rodearlo del cuello con los pequeños brazos femeninos y sin poner resistencia, se perdió una vez más, en las exóticas y atrayentes orbes de la chica.
Su cuerpo parecía adaptarse por completo a él y su dulce aroma, golpeó sus sentidos dejándolo mas prendado de ella. Nunca antes una mujer lo puso en ese estado, así que continuó aprovechando las siguientes melodías lentas, para pegarla mas a él.
Ella se dejó llevar y recargó su rostro en el pecho masculino. Le parecía mejor que seguir mirándolo a los ojos. El médico era muy guapo, ya se había percatado de eso. Su cuerpo alto y grande, sumado a ese estoico rostro, lo hacían muy atractivo. No era de sorprenderse que muchas mujeres hablarán sobre él en los baños del hospital, sin embargo, ella no pudo evitar compararlo con el moreno que conoció en ese mismo antro.
Las miradas de todos estaban fijas en ellos. Algunas con asombro, otras con celos y desaprobación. Consiente del incómodo ambiente, Tenten trató de desviar la atención de Neji hacia ella, y así evitar que siguiera mirando a Hinata con el Uchiha y después de conseguirlo se acercó a él y unieron sus labios en un lento beso. Neji abrió mucho los ojos, al sentir la cálida boca de la amiga de su prima. Se sentía un abusador, Tenten era muy joven para él, sin embargo, no podía negar que la joven logró atraerlo como nadie lo hizo en el pasado. Se dejó llevar por el momento, olvidando la molestia que sintió al ver el play boy Uchiha, bailando con su inocente prima.
Sasuke se dejó llevar y comenzó a delinear el cuerpo de la Hyuga, pasando sus manos por las caderas de la chica y tocando la piel de la espalda. Hinata, que hasta ese momento seguía los pasos del atractivo Uchiha, se paralizó al sentir que la tocaba de forma inapropiada. De inmediato detuvo sus pasos y se alejó de él muy molesta.
Caminó sola hacia el baño, no podía dejar que Neji y nadie más la mirara tan alterada. Mientras tanto, Sasuke se quedó solo en medio de la pista, bajó las curiosas miradas de los presentes.
Hinata llegó mas calmada a la mesa y observó con asombro, como su primo y Tenten estaban terminando un beso, lo cual agradeció mentalmente, dado que gracias a esa distracción, Neji no se enteró de nada.
Percatándose de la presencia de la ojiperla, tanto Neji, como Tenten, se pusieron tensos,mera como si los hubieran sorprendido con las manos en la maza. Neji de inmediato deshizo el abrazo sobre Tenten y volvió a su siempre imperturbable postura.
—¿Que pasó? ¿Porque vienes sola?—le pregunto mientras miraba en todas las direcciones, pues notó algo extraño a su prima.
—Estaba en el tocador Nii-san—respondió calmada—pero me siento algo cansada ¿podríamos irnos?—el castaño asintió y después de despedirse de todos, salió con Hinata y Tenten.
Sasuke regresó a la mesa de muy mal humor, mientras maldecía mentalmente su modo de proceder. Él era todo un experto con las mujeres y no tardó en saber que esa joven no tenía conocimiento en el ámbito amoroso.
—Tienes suerte que Neji no miraba cuando le faltaste al respeto a Hinata¡ ¡tonto hermano menor! —advirtió Itachi.
—Hmph, como si me importara—soltó molesto.
—¿Que te pasa Teme? ¿Cómo se te ocurre asustar a Hina-chan?—el rubio estaba molesto por el comportamiento de su amigo. Él tenía poco de conocer a Hinata, pero fue suficiente para darse cuenta que ella no tenía experiencia con los hombres y también notó, que le resultaba difícil confiar en ellos. Su amigo terminó asustándola y no era justo, dado que Sasuke era mayor que ella y no debía comportarse como un joven calenturiento.
Ino y Sakura, no dijeron nada y a pesar de no saber con certeza porqué ella se alteró tanto, se sintieron mal al verla así, ya que, literalmente salió huyendo del lugar.
Continuara.
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