Capitulo 23

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.


Sasuke, llegó a la casa de su madre, con Taro. Apenas se había enterado lo que pasó con Hinata y tenía urgencia, por ver a Mikoto.

—¡Mamá!—la llamó, pensando que estaba regando las plantas, debido a que la puerta estaba entre abierta. Mikoto, no respondió y entró a la casa con el niño en los brazos—¡Madre!—de nuevo se quedó sin respuesta. Colocó a Taro, en el sofá y cuando iba subir las escaleras, piso algo, como vidrios. Miró hacia abajo y encontró el celular de su madre hecho pedazos. Definitivamente, eso no era una buena señal, algo malo le había sucedido a su madre. Saco su teléfono y llamó a Itachi, para preguntarle si sabía algo.

—¿Itachi?—el azabache menor, no esperó a que su hermano hablara primero y se apresuró a que lo escuchara, pues su ansiedad lo tenía muy frustrado.

—Si ¿que sucede Sasuke?—respondió, bajando de su auto, junto a su esposa.

—¿Mamá está contigo?

—No, la dejamos en su casa, hace un rato ¿que pasa Sasuke?

—No lo se, pero tengo un mal presentimiento...Llegue aquí y la puerta estaba abierta, luego encontré su celular destruido en el piso de la sala—respondió llevando su mano al los cabellos negros, tratando de pensar en algo mas, que pudiera ayudar.

—Voy para allá, yo llamaré a Jiraya, para ponerlo al tanto y tu llama a Madara y a Izuna—la llamada terminó y los dos hermanos se dispusieron a dar aviso, sobre la posible desaparición de la matriarca.

...

—¡Dime Sasuke!—pidió Madara apenas respondió el teléfono, mirando de antemano, que era su sobrino menor, quien llamaba.

—Tío, mi madre no esta por ningún lado, encontré la puerta abierta y su celular roto en el piso...Tengo un mal presentimiento—el mayor de inmediato se puso en alerta. Esto no podía ser nada bueno y con el bastardo de Fugaku, todavía libre, cualquier cosa mala podía suceder.

—¿Llamaste la policía?—pregunto con mucha ansiedad.

—Itachi, está viniendo y me dijo que llamaría a Jiraya, mientras yo, les informaba a ustedes—respondió, buscando algo extraño en las habitaciones de la casa, pues la idea de permanecer inmóvil, lo estaba desquiciando.

—Esta bien, no te preocupes por Izuna, yo le hare saber, sobre esto y en unos minutos estaremos con ustedes—Sasuke asintió y terminaron la llamada.

...

Minutos mas tarde, llegó Itachi, seguido por Jiraya y según lo que Sasuke pudo percibir , no tenían buenas noticias. Sin esperar a que ellos entrarán, salió a su encuentro.

—¿Que pasa, averiguaron algo?—pregunto sintiendo que sus piernas flaqueaban.

—Todo parece indicar que Fugaku, se la llevó—respondió Jiraya—La llame, para advertirle que mis hombres tenían información, sobre haberlo visto merodeando por los alrededores de este lugar, pero la llamada se corto abruptamente...supongo que su esposo, la tomo desprevenida—concluyó el mayor.

Itachi, miro a su hermano sin saber que hacer, puesto que su padre estaba fuera de sí y temía, lo que pudiese hacer en contra de su madre. El sentimiento de culpa lo asaltaba, por haberla dejado sola, en ese lapso de tiempo y ahora no sabían nada de ella.

—¿Que vamos hacer? Ese hombre es capaz de cualquier cosa Itachi—se lamentó Sasuke, en el momento en que Izuna y Madara llegaron para estar al tanto de la situación.


[...]

Tsunade, le dio de alta a la ojiperla. Obito se encargó de despedir a todos, para ser el, quien la llevaba. No pensaba volver a separarse de ella.

—¿Estas cómoda?—pregunto el azabache, una vez que la recostó sobre su cama, dentro de la mansión Hyuga.

—Si, pero como ya lo dijo Tsunade, estoy bien, no hacen falta tantos cuidados, no se preocupe por mi—respondió ella juntando los dedos índices, como lo hacía siempre que se sentía nerviosa. No quería que Obito se fuera, porque pensaba que iría a reunirse con la rubia que lo miró en el restaurante y por otro lado, tampoco podía hacer nada, por evitarlo, ya que ellos se mantuvieron separados por algún tiempo. Quizás el estuvo ocupado y siendo tan atractivo como era, cualquier mujer caería rendida a sus pies, tal y como cayó ella.

—Ningún cuidado excesivo es suficiente, para mis dos muñecas —se acercó y le dio un beso en la frente—¿Que pasa? ¿Que te está preocupando?—tenia un rato mirándola, como si quisiera indagar algo y no se atrevía.

—L-la rubia, con la que lo vi en el restaurante...ella—Hinata agachó la cabeza, cuando miró el rostro de Obito y no supo cómo interpretarlo.

—¡Muñeca! ¿Estas celosa?—el azabache encontró la situación muy divertida, al parecer los papeles se invirtieron.

—Yo, bueno, ella era muy guapa y nosotros no estábamos juntos—lo sitió acercarse a ella y su corazón se aceleró, ante la expectativa, de lo que haría en seguida.

—Ella, no es mas que una clienta a quien representó en su divorcio, para que el marido infiel, no le quite la custodia de sus hijos—la ojiperla abrió los ojos horrorizada ¿como podía ella vivir sin su hija? No podía ni siquiera imaginarlo y eso que todavía no nacía. Estaba segura que se convertiría en fiera para evitar que alguien le quitara su bebé. Ahora se sintió muy culpable por imaginar a Obito, con esa mujer, cuando lo único que quería era conservar los niños a su lado.

—¿Y se los quitarán?—pregunto triste.

—No, de eso es lo que me estoy encargando—el azabache continuó divertido—Se supone que yo era el celoso ¿también necesitarás terapias?—pregunto con picardía, mientras se acercaba más hasta quedar a centímetros de los labios femeninos.

La morena se sonrojó, por la pregunta y no supo que decir, porque se sintió tonta. No se atrevía a verlo a los ojos, pero el le levantó la barbilla con delicadeza, para que lo mirara.

—Nunca dudes de mi amor por ti muñeca...Solo te amo a ti y este tiempo lejos, logró aumentar la intensidad, de mis sentimientos—la beso en los labios y se retiró sin soltarla, para que lo mirara—Te amo, no lo olvides—regreso a sus adictivos labios y ella le respondió con gran necesidad, ambos intensificaron los movimientos, como lo hicieron en el hospital.

Obito, lentamente comenzó a despojarla de la ropa, mientras ella, también intentaba quitársela a el. Quería sentir su piel, contra la suya, ya se hallaba gimiendo y eso, que todavía no comenzaba a tocarla, de los lugares donde lograba hacerla gritar su nombre.

El azabache, estaba eufórico, después de tanto tiempo sin hacerle el amor, apenas y podía contener las ganas de lanzarse sobre ella, de manera salvaje, como lo hacían cuando se deseaban tanto. Pero, no podía olvidarse de su estado, no se perdonaría si la dañaba a ella o a la niña.

Hinata de pronto se sintió insegura ante el escrutinio de Obito. Con el vientre y algunas otras zonas de su cuerpo, mas abultadas, ella ya no era la misma de antes y no sabía, si el se decepcionaría al verla así.

—¿Que sucede?—cuestiono al notarla deteniéndose y queriendo cubrirse de el.

—M-mi cuerpo...mi cuerpo ya no es igual que antes—murmuro con el rostro enrojecido y a punto se llorar.

—Claro que no es el mismo—ella se quedó sin aliento por su afirmación—Ahora es mas hermoso y sensual muñeca...¡Eres tan hermosa! Nuestra muñequita, te hace lucir mas bella—le aclaro con dulzura y le beso las mejillas, para luego llegar hasta los labios.

Ella miró sus ojos, buscando saber, si decía la verdad y lo que encontró fue lo mismo que veía siempre en el, cuando estaban a punto de hacer el amor, con algo mas, algo cómo ternura y devoción. Ese hecho, logró relajarla, para dejarse llevar en la marea que siempre terminaba arrastrándola, cuando de el se trataba. Obito era tan apasionado y en ese momento, comprobó que lo seguía siendo.

—¡Vamos muñeca! Relájate y déjame probarte, estoy muy sediento y siento que me quemo por ti—le pidió metiéndose entre sus piernas, listo para degustarla. Ella accedió echando su cuerpo hacia atrás y abriendo ligeramente las piernas, con algo de cautela. Obito, no dudó en continuar con lo que por tanto tiempo soñó hacer. Comenzó a lamer despacio, logrando que ella comenzara a gemir. Pudo darse cuenta, que su estado, la ponía mas sensible a su tacto, así que prosiguió despacio y sin prisas. Dejó de lamerla y subió hacia ella, mirando con diversión el hermoso rostro de su mujer decepcionado, por dejarla a medias. Le sonrió y la beso en los labios, con toda la hambre que contenía, para bajar a los hinchados senos. De inmediato la escuchó gemir, comprobando lo sensible que estaba. Luego de hacerla jadear por unos minutos, regresó a donde había empezado, dispuesto a llevarla al cielo.

Hinata, contrajo la espalda, al sentirlo de nuevo entre sus piernas. En repetidas ocasiones, lo miró sonreír, burlándose, seguro de si mismo y de las múltiples reacciones, que lograba despertar en ella ¡Maldito hombre! ¿Porque tenía que ser tan irresistible? Pensó embriagaba de amor y deseo hacia el. De pronto su cuerpo cobró vida propia, al sentirlo intensificar los movimientos de su lengua y dedos.

—Obito, no puedo más—le grito retorciéndose de placer, pero el Uchiha, solo la ignoro y continuó hasta que un fuerte gemido anunció el climax tan anhelando.

—Apenas estamos comenzando—afirmó besándole los labios y restregando su ereccion en su feminidad—Pero no te preocupes, lo haremos con cuidado, para no molestar a nuestra bebé—al declarar lo último, bajo el rostro a su vientre y luego de acariciarlo, depósito varios besos, sobre el.

Ella, lo necesitaba, ya, lo quería dentro de inmediato. Logró sorprenderse de si misma, de la acalorada ansiedad que sentía por el, cuando apenas instantes atrás, había tenido un arrebatador orgasmo.

—¡Obito por favor!—rogo, como nunca antes, lo había hecho—Lo quiero ya—el azabache, no pudo evitar sonreír ante su pedido.

—¿Ansiosa ehh? ¿Me deseas tanto, como yo a ti?—Hinata ignoro su burla y lo estiro de los hombros, hacia ella.

Como todo un caballero, el azabache, se dispuso a cumplir, los deseos de su diosa. Lentamente, se hundió en ella, soltando un jadeo de pura satisfacción. Las envestidas eran increíblemente satisfactorias, tanto para el, como para ella. Obito, evitaba poner su peso sobre ella y en su lugar, invirtió pociones, colocando a la ojiperla, sobre el, de ese modo, ella podía decir hasta donde llegar, sin lograr lastimarlas.

Las enormes manos del azabache, capturaron los sensibles senos, que subian y bajaban, al compás de los movimientos. Era tan caliente, para el, verla en ese ángulo, tan entregada, tan apasionada, como en cada encuentro que mantenían.

Ella se aferró a las muñecas de Obito, mientras sostenía sus pechos, para darse soporte y continuar moviéndose sobre el. Los gemidos lo estaban llevando al límite y sabiendo que no faltaba mucho, se incorporó, para lamer los erectos pezones, logrando así que Hinata estallara, seguida de el.

Cansada, la ojiperla, colapsó sobre el pecho del Uchiha, mientras escuchaba su acelerado corazón, latiendo igual al de ella. Los dos se mantuvieron conectados, sin importarles, lo sudados que quedaron, por el intenso encuentro.

—¿Estas bien? ¿Te lastime?—le preguntó, esperando no haberlo hecho.

—Estoy mejor que nunca...Lo amo Obito—confesó acariciando el pecho del azabache. En verdad, lo amaba tanto y no quería volver a estar separada de el y menos ahora, que serian una familia.

—Yo te amo mas, de eso puedes estar segura—la abrazó mas a el y le beso la coronilla, antes de llevar su mano, hasta el vientre, donde se hallaba su hija—Y a ella también la amo—la ojiperla, se conmovió al saber que también amaba a la niña, como la amaba ella y entonces recordó preguntarle su opinión en cuanto al nombre que eligió para ella.

—T-tengo, un nombre para ella, pero antes, quiero saber si usted esta de acuerdo—el corazón del Uchiha se aceleró, pues el todavía no pensaba en nombrarla de alguna manera, dado que apenas horas antes se enteró del sexo de su bebé.

¿Y cual sera? Estoy seguro que elegiste bien—la animó a contarle.

—Quiero ponerle Hanabi, como mi hermanita—al decirlo, no pudo evitar conmoverse, comenzando a derramar lágrimas. No era raro que llorara debido a las hormonas, pero algunos días eran peores que otros.

—Elegiste muy bien pequeña—supo, por el tono de voz, que estaba llorando y se apresuró a distraerla—¿Y ya se mueve? Me gustaría sentirla—el intento de azabache, funcionó. Casi como, por arte de magia, la Hyuga recordó, la manera en que su hija se movía, dentro de ella, cuando le hicieron el ultrasonido.

—Se mueve, mucho, pero apenas, puedo sentirla...Tsunade dice, que con el tiempo iré sintiendo mas y mas movimientos de ella—hizo un intentó, para levantarse y quedar de espaldas al colchón, dado que en esa posición, era cuando lograba sentirla. Obito captó su intención, invirtiendo posiciones, para salir de ella, logrando obtener un sensual gemido, cuando se sintió vacía. El Uchiha sonrió de nuevo, por el comportamiento de su mujer.

—No te preocupes, en cuanto terminemos de hablar, me tendrás dentro de nuevo—la ojiperla se sonrojó y el la abrazó—Soy tan afortunado de tenerte Hinata—ella colocó la mano de Obito, sobre su vientre, esperando tener éxito, pero los movimientos, eran apenas unos pequeños temblores, así que el azabache, no logró sentir nada, por ese momento.

—¡Hola Hanabi, soy papá!—Hinata sonrió cuando Obito puso su rostro, sobre el vientre, hablándole a su hija, como si ya hubiera nacido y para su sorpresa, ella respondió con un ligero movimiento, el cual Obito logró apreciar. Se levantó sonriendo hacia la ojiperla, pero antes de poder continuar con el tierno momento, el celular de el, sonó. Intentó ignorarlo, pero luego de varios mensajes y mas llamadas, se tuvo que levantar para responder.

—¡Diga!—respondió molesto, sin ver quién lo llamaba. Su semblante se suavizó al escuchar la voz de su padre, pero luego frunció el ceño y comenzó a vestirse sin colgar la llamada.

Hinata se sentó en la cama cubriendo su cuerpo con una manta, sabiendo que algo malo había sucedido. El rostro de Obito estaba lleno de preocupación y sintió miedo.

El azabache termino de vestirse, como también con la llamada y se acercó a ella, para envolverla, en un abrazo.

—¿Pasa algo Obito?—temió escuchar la respuesta, pero era peor, no saber.

—Fugaku, secuestro a mi tia, a Mikoto—la ojiperla se horrorizó al escuchar la respuesta y lo acercó a ella, tratando de calmarlo.

—Ese hombre está desquiciado—murmuro Hinata.

—Lo se, por eso, mi padre y todos están muy preocupados, por ella, no sabemos que será capaz de hacer, ahora que se siente acorralado—afirmó el Uchiha.

—Estaré bien, valla con ellos Obito, yo llamare a Tenten, para que venga a quedarse conmigo—le sugirió, pues su familia lo necesitaba y ella se encontraba bien.

—No te pienso dejar sola en este lugar—aseguró convencido.

—Entonces lléveme con Neji, pero no me perdonaré que se quede conmigo, mientras su familia, atraviesa esta difícil situación—muy a regañadientes, el azabache llevó a su mujer con Neji, de otro modo, no estaría tranquilo.


[...]

Mikoto, no sabía donde estaba, nunca antes había estado dentro de ese sitio. Parecía una mansión, deshabitada, pero muy grande y al parecer era donde su marido, mantenía, una gran cantidad de paquetes, de lo que supuso, eran sustancias ilegales.

—¿Que pretendes con todo esto Fugaku?—pregunto la Uchiha, temerosa de lo que ese sujeto pudiera hacer.

—Nunca dejaré que me abandones esposa, recuerda que prometimos estar juntos, en las buenas y en las malas—sonrió al decirlo, ocasionando un escalofrío en la piel de la fémina—Hasta que la muerte, nos separé—Mikoto se negó a sostenerle la mirada, pues bien podía sentir sus oscuras orbes, sobre ella.

El marido, la obligó a sentarse en la sala, donde podía verla, mientras el realizaba movimientos en su computadora portátil. Afuera pudo ver, a varios guardias que custodiaban el lugar, pero lo que mas llamo su atención, fue ver al ex suegro de Sasuke, llegando al mismo sitió, escoltado por más guardias.

—¿Que lugar es este?—inquirió Mikoto.

—Compre esta vieja mansión, en cuanto te conocí. Lo hice lleno de ilusiones, pensando que pronto llegarías a amarme y después de que nos casáramos, te la daría como regalo de bodas—el azabache suspiro recordando—Pero ¿quien lo diría? Nunca, fuiste capaz de regalarme, ni siquiera una de tus sonrisas, todo se lo dabas a ese bastardo, que nunca me llegó, ni a los talones...Todo hubiera sido, tan diferente, si me hubieras amado, como yo te ame desde el primer momento en que te vi—la fémina se tensó al verlo caminar hacia ella. Se colocó Justo a su lado y en un movimiento brusco, la beso sin delicadeza—¡Mikoto! Aún después de todos estos años, no he logrado extinguir, mi deseo hacia ti y ahora que finalmente estamos juntos, debemos recuperar, el tiempo perdido—sin mas, la tomo del brazo y camino con ella por los grandes pasillos, hasta que llegó a una gran habitación, perfectamente amueblada.

La dama Uchiha sabía, que pelear con el, no serviría de nada, así que con lágrimas en los ojos, se dejó llevar, sin ofrecer, ninguna resistencia, quizás de ese modo, todo terminaría mas rápido.


[...]

La noticia del secuestro de Mikoto Uchiha, pronto se hizo pública por las autoridades, con el fin de obtener información, sobre posibles testigos, que pudieran llevar a su rescate.

Itachi y Sasuke, se sentían devastados por la suerte que pudiera correr su madre. Poco a poco la jefatura de policía, se fue haciendo el punto de reunión, entre amigos y familiares que se hicieron presentes, para ayudar en lo que pudieran necesitar.

Obito llegó y se dirigió hacia su padre, para luego acceder hacia Itachi. A unos pasos de el, miró a Sasuke y haciendo a un lado sus viejos resentimientos, se acercó, para darle un abrazo fraternal, como lo hacían, cuando eran más jóvenes y no se preocupaban, mas que por jugar. Sasuke correspondió el abrazo, agradeciendo su presencia. Ino se había llevado a Taro con ella, de esa forma, podía concentrarse en pensar con mas claridad.

—Debe haber algo, que podamos hacer—sugirió Izuna, que llegó, acompañado de Shisui.

—Tengo a todos mis hombres, siguiendo la pista de los últimos movimientos de Kabuto. Todo indica, que el estaba con Fugaku, cuando se llevaron a Mikoto-san—aclaró Nagato—Aunque, sería de gran ayuda, si pudieran recordar algún lugar, donde tu padre fuera y que no estuviera dentro de Konoha—Itachi, reflexionó y se dirigió con Shisui, hacia la residencia Uchiha, para buscar en el despacho de su padre. Quizás pudieran encontrar algo, que ayudará—De todos modos, los aeropuertos, fueron avisados y no habrá forma de salir por vía aérea.

Orochimaru, también se hizo presente, junto a Suigetsu y Jugo, para brindarle ayuda al menor de los hermanos, como también a Jiraya, con los movimientos de Kabuto y la información que logró reunir, era de mucha importancia.

—¿Que lograste averiguar?—cuestiono Jiraya, al ver entrar a su antiguo amigo.

—¡Bueno! Según, lo que me informaron, Karin, mantuvo largas conversaciones telefónicas, con Kabuto, días atrás y al parecer, también con Fugaku, aunque no lo puedo asegurar con certeza, es fácil acceder a sus registros telefónicos, con una orden del juez—añadió el amante de las serpientes.

—Me ocuparé de eso, inmediatamente—Jiraya salió a toda prisa, para realizar, las llamadas correspondientes. Necesitaba que trajeran a la Uzumaki, para un interrogatorio, lo antes posible.

—¿Karin? Maldita sea...ahora todo tiene sentido—bufo Sasuke, lleno de odio, porque podía darle forma a todo lo que sucedió, desde que fue prácticamente obligado a casarse con ella. Todos los recuerdos lo invadieron. Seguramente, entre ella y su padre conspiraron en contra de Hinata, cuando lograron hacerla quedar en ridiculo, frente a todos los medios. Apretó los puños frustrado, por no haberse dado cuenta, antes y ahora su madre se hallaba desaparecida.

—Cálmate hijo, esto no es tu culpa...Nos encargaremos de traer a tú madre, sana y salva—lo palmeo Madara, al notar como el joven se llenaba de culpa y frustración. Aunque el también, se hallaba frustrado y temeroso de no volver a verla con vida, no podía demostrarlo, frente a sus sobrinos, ahora que mas los necesitaban.



[...]


Karin escuchó las últimas noticias, acerca del secuestró de su suegra, no es que se sintiera mal, por la suerte de esa vieja bruja, lo que la mantenía preocupada, era que su padre, también estaba involucrado en todos los negocios turbios, que realizaba Fugaku.

Desde que se casó, con Sasuke, declinó regresar a trabajar y se mantuvo obteniendo ganancias, pasando información a su suegro, sobre la Hyuga. El le pago muy bien, por seducir a Sasuke, para lograr quedar embarazada, aunque de todos modos lo hubiera hecho, sin obtener nada a cambio, no negó que fue muy bien recompensa. Cuando la, tonta desapareció, logró mantener sus costosos gustos, por medio de su marido, pero desde que decidió dejarla, optó por trabajar, para Fugaku, manteniéndolo informado, sobre los pasos de su esposa y en las últimas semanas, sobre los pasos de las autoridades.

Aburrida de escuchar a su madre, lamentando la actitud de su padres, se dispuso a salir de compras. Nada mas relajante, que gastar, para recuperar la tranquilidad, según su punto de vista. Subió en su auto y antes de lograr encender el motor, una mujer, con dos hombres le indicaron que bajara, mostrando sus placas, policiacas.

—¿Karin Uzumaki?—pregunto la mujer, llamada Konan.

—Si ¿que desean?—se molestó, porque, perdía tiempo.

—Tiene que acompañarnos a la jefatura de policía—la pelirroja, abrió la boca, queriendo objetar, pero prefirió acompañarlos, a fin de cuentas, no la estaban arrestando, sólo querían información. Eso era lo que pensaba.


[...]

Eran cerca de las once, cuando Obito, llegó a casa de Neji, para llevarse a su mujer, con el. Con mucha pena tuvo que despedirse de sus primos, pero al igual que todos los que estuvieron con ellos, no había nada que pudieran hacer, por el momento.

Su muñeca, lo estaba esperando y apenas se estacionó la vio subir a su auto. Abrazarla y ser correspondido, fue la sensación más relajante que pudo haber obtenido, logrando disipar, un poco la preocupación que mantuvo durante el día.

...

Una vez dentro de la habitación, se ducharon juntos, quedándose por largo rato, dentro de la tina. Hicieron el amor, dentro del agua y también en la cama, antes de quedarse dormidos, como antes, ella siendo abrazada por el.


Continuara.

El siguiente capítulo, será el último y después de tanto atrasó, finalmente podré terminar esta historia. 😊

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