Capitulo 21
Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
—¡Jiraya! Tengo las pruebas—anuncio Nagato—Con esta información, podemos proceder al arresto de Fugaku Uchiha, por narcotrafico—el mayor sonrió complacido. Con Fugaku, preso, no sería difícil probar, los demás cargos, que a Jiraya mas le importaban. El asesinato de los Hyugas.
—Esa es la noticia que he estado esperando desde hace meses...¡Vamos! Quiero ser yo mismo quien lo espose—los dos salieron, siendo respaldados por dos patrullas.
—También podemos proceder contra sus cómplices, como el padre de su nuera—añadió Nagato.
—Envía los agentes para que se hagan cargó—Nagato hizo la llamada, para que lo arrestarán, como también a todos los involucrados. La idea era que no tuvieran forma de avisarse entre ellos, y así no escaparían.
Jiraya, se sentía eufórico. Espero por muchos años por el dia en que pudiera poner tras las rejas a los asesinos de la familia Hyuga. Ese era el caso que se asemejaba a tener una piedra en el zapato, se convirtió en algo personal, por ser el único, que se le había ido de las manos por tanto tiempo.
...
Las patrullas llegaron a la residencia Uchiha. Jiraya y Nagato, bajaron siendo seguidos por los oficiales de respaldo, pues después de conocer de lo que era capaz, no se podían arriesgar.
Tocaron la puerta con la orden en las manos y momentos después la misma Mikoto, fue quien atendió.
—Buen dia...estamos buscando a su esposo, tenemos orden de arresto para el—Mikoto se quedó paralizada al escuchar, lo que Jiraya le dijo. Eso era lo mejor que les podía haber pasado, solo que había un problema.
—Buen dia, lamentó mucho decirles que mi esposo, tiene dias de haber salido de viaje, como lo a venido haciendo las últimas semanas y no me dice a dónde va—les informo con desánimo—¿Puedo saber el motivo del arresto?—se aventuró a preguntar.
—Lo siento mucho Uchiha-san, pero los cargos, que se le imputan son muy graves, por ahora se trata, solo de narcotrafico, pero es cuestión de días para que podamos culparlo de los asesinatos de la familia Hyuga—la dama Uchiha, se tapó la boca, sin poder creerlo. Eso era lo que siempre quizo escuchar desde que supo la clase de persona que era su marido y estaba feliz, que por fin pagara por sus actos delictivos. Pero lo mejor sería traerle justicia a Hiashi y todos sus familiares.
—Por favor dígame que lo atrapará—el peli-blanco, sonrió ante la petición de la esposa y comprendió lo mucho que esa mujer había sufrido a manos de Fugaku.
—De eso puede estar segura—ella sonrió—Fugaku Uchiha, no saldrá de prisión el resto de su vida—le garantizó y se despidieron de ella entregándole una tarjeta, con su número personal, para que lo llamara, en cuanto el marido regresará.
[...]
Madara suspiró en el lugar donde se encontraba sentado. Miró hacia la derecha por el rabillo del ojo y comprobó la incomodidad que mostraba Obito, el cual ya se había puesto de pie ocho veces en menos de diez minutos, mientras esperaban por el terapeuta. El por su parte, se encontraba bastante calmado, como hacía mucho tiempo, no le sucedía, al estar donde mismo que su hijo. Pronto, si las cosas con Hinata se arreglaban, Obito sabría lo que es ser padre y de no arreglar nada con ella, también lo sabría, pero lo tendría que hacer solo, sin estar ella de por medio, cuando interactuara con la criatura.
—¡Buenos días caballeros! Soy el doctor Toneri Otsutsuki y me haré cargo de sus terapias—les saludo un médico, con amabilidad. Los dos Uchihas respondieron al saludo y el médico comenzó a revisar los informes, para saber los antecedentes de ambos y el motivo de las terapias—¡Bien! Empezaré con usted—el médico se dirigió a Obito—Cuénteme todo desde el principio, no omita nada—Obito, miró hacia Madara, sin saber como empezar, puesto que entes del incidente con Hinata, le resultaba relativamente fácil, contar lo mal padre que era Madara y podía decir, que internamente, disfrutaba rebajándolo y culpándolo, pero después de ese día, algo en el ha cambiado, sobre todo al ver el poco interés de su padre hacia el.
—Yo...—el Uchiha menor se resistía hablar, un sentimiento de incomodidad se apoderó de el y no sabía que decir.
—Empiece con el día en que surgió su ira—le incitó Toneri, sin apresurarlo.
—Todo comenzó, la noche en que regresábamos de una cena y tuvimos un accidente, en el cual murió mi madre y yo terminé con esto—Obito, señaló su rostro en donde se hallaban las cicatrices. Ya con mas confianza, le contó todo al peli-plata. Por alguna razón, no le resultaba difícil contarle, siendo, que solo a Hinata le había confesado su denigrante y poco admirable pasado.
Madara escuchó todo en completo silencio, en momentos conmovido y en otros molestó, pero en ninguna ocasión interrumpió el relato de su hijo.
Obito sintió que se había deshecho de un gran peso y no sabía si se debía a que su padre lo escuchó, o al contárselo al terapeuta.
—¡Bien! Ahora le toca a usted—el médico se dirigió a Madara y este comenzó a relatar su pasado, desde el fatídico día del accidente, hasta que le pegó a Obito por primera vez. Toneri, no mostró cambios en su expresión facial pero no se podía decir lo mismo, de Obito. El Uchiha menor se empequeñeció, al escuchar a su padre contar, sobre los días que siguieron, luego de la muerte de su madre. También, cuando relató la forma en que se esforzó dejándose culpar de todo, con el fin de no perderlo, sin haber tenido responsabilidad, en el accidente, ya que los informes de los periódicos, de esa época, demostraban que el conductor del camión, estaba ebrio y se pasó en la luz roja. Así Madara no hubiera parpadeado, el accidente, era inevitable.
Madara en ningún momento, encaró a su hijo. El había dicho todo lo que tenía que decir y ya solo, se dedicaría a seguir las indicaciones del médico.
—Por hoy, hemos terminado, espero verlos mañana a la misma hora—Obito, pensaba protestar, porque según el, no vio ningún avance, pero para su propia sorpresa, se pudo contener, sin decir nada ofensivo y en cierta forma, entendiendo que esta era la primera de muchas terapias. Suspiro y se despidió del médico, después miró hacia su padre y algo en su interior se estrujó. Lo veía mas viejo, más cansado, sin alegría ¿como es que no se había dado cuenta de lo desmejorado que se encontraba? El siempre tuvo la idea de que su padre era un hombre fuerte irrompible, alguien que ni siquiera envejecía. Sin decir mas, salió del consultorio, sintiéndose miserable.
[...]
—¿Que esta pasando madre? ¿Porque quisiste hablar con nosotros con tanta insistencia?—cuestionó Itachi, ante el repentino llamado de Mikoto. Algo no andaba bien y el podía intuirlo.
—Se trata de su padre—les dijo a ambos. Ino quizo retirarse para darles privacidad, pero la Uchiha la detuvo. Ella era parte de la familia y como tal, debía mantenerse al tanto de lo que estaba por venir.
—¿Que hay con el?—preguntó Sasuke, con desagrado.
—¡Escuchen! Será mejor que lo tomen con calma, especialmente tú Itachi—el mencionado arquero una ceja sin entender nada—Fugaku tiene orden de arresto por tráfico de sustancias ilícitas—Itachi se desconcertó al escuchar, lo que su madre acababa de decir—Y eso no es todo...también lo acusarán de los asesinatos de la familia Hyuga—Sasuke negó con la cabeza, por el semblante de su hermano. Era evidente que lo tomó por sorpresa dicha información.
—¿Que estas diciendo? El no pudo llegar tan lejos, como para asesinar personas ¿verdad?—sus ojos se fueron hacia el piso, cuando entendió todo. El silencio de su madre y la poca sorpresa de Sasuke, le dijeron todo.
—Es mejor, que tomemos un trago, porque créeme...lo vas a necesitar—soltó Sasuke, mientras se ponía de pie, para traer algo fuerte para darle a su hermano.
—¿Desde cuando lo sabías?—le preguntó a Sasuke.
—Sobre las muertes, de los Hyuga, apenas me entero al igual que tu, pero sobre sus negocios y que es un asesino, lo supe el día que me obligó a casarme con Karin, o de lo contrario desaparecería a Hinata—la rubia se llevó las manos a la boca por la imprecisión ¿entonces por eso,dejó a Hinata plantada? Eso era muy cruel, pensaba Ino, aún sin dar crédito a lo que escuchó.
—Lo siento tanto hijo—le dijo Mikoto a Itachi, al verlo tan abatido—Pero era mejor que lo supieras por mi y no por la prensa, ya que esto sera un escándalo—el moreno se llevó las manos hasta el cabello, en un intento por calmarse, lo cual no ayudó en lo mas mínimo.
—¿Tu lo sabías madre?—ella asintió.
—Dile todo—le incitó Sasuke, para que su hermano supiera, de lo que era capaz ese hombre, al cual, llamaron padre por muchos años.
Mikoto, sonrió con amargura y comenzó a relatar todo lo que pasó, cuando ella era joven. Le contó, como fue que Hiashi era el único hombre que amaba, y como por la obsesión, de Fugaku, lo tuvo que dejar, a cambio de que le perdonara la vida. Itachi quedó muy decepcionado de su padre, después de escuchar todo, lo que hizo y como uso a su propio hijo, para conseguir lo que se proponía.
—¿Porque, no pediste mi ayuda?—le preguntó a su hermano—¡Sasuke! Yo te hubiera ayudado...juntos buscaríamos una solución—el mayor de los chicos, de verdad se sentía mal, por no haber visto nada de lo que sucedía frente a sus ojos. Si bien es cierto, que su padre era una persona muy dura y en algunas ocasiones, le parecía cruel, con su proceder hacia Sasuke, nunca imaginó todo lo que se escondía tras esa fría mirada.
—¿Crees que hubiera servido de algo?—respondió con una pregunta—Ademas, yo ya no tenía nada que perder...Hinata nunca me hubiera perdonado, serle infiel con Karin. Lo único que podía hacer, después de mi estupides era tratar de salvarle la vida, preferí perderla sabiéndola lejos, pero viva—respondió con amargura.
—Esto es demasiado—espetó Itachi—¿Como lo tomarán Hinata y Neji?—preguntó, para si mismo que para, los demás. Sin mas, se puso de pie y abrazó a su madre, tratando de aliviar de alguna manera, todo lo que ella tuvo que pasar, sin poderle decir a nadie, sobre su sufrimiento.
—No te preocupes cariño, en cuanto Hnata y Neji lo sepan, hablaremos con ellos—lo calmó Mikoto.
[...]
Las semanas pasaron y Fugaku, no regresó del extranjero, al parecer ya sabía sobre la orden de arresto y nadie supo de el, ni de sus cómplices.
Obito y Madara, continuaron con las terapias, que ahora eran solo una vez a la semana, debido a que asi lo dispuso Toneri, porque a su parecer ellos ya estaban muy avanzados y cada vez que los trataba, interactuaban mas entre ellos, lo único que les faltaba, era perdonarse entre sí. El mismo médico, se dio cuenta del gran avance que mostró el menor de los Uchihas, puesto que dominaba mucho mas su ira y estaba más dispuesto a escuchar las sugerencias de quienes lo rodeaban.
Madara, se sentía muy entusiasmado, con el avance de Obito ya que en dos ocasiones, le sonrió al recordar anécdotas del pasado, cuando jugaba con sus primos. Por otro lado, no podía estar en paz, hasta que no atraparan al maldito de Fugaku, pues en cualquier momento, podía aparecer y tratar de hacer algo en contra de Mikoto.
Le pidió a Jiraya, ser el, quien pusiera al tanto de todo a los chicos Hyuga y eso había sido uno de los momentos, más difíciles de toda su vida. Temió por la salud de Hinata, al grado que llamó a Tsunade, para que esperara por ellos en caso de presentarse una emergencia. A pesar de lo mal, que se puso la ojiperla, no hubo necesidad de llamar al médico, pues entre, Neji y el, lograron calmarla.
Obito, creyó enloquecer, cuando supo sobre Fugaku. El terapeuta le sugirió no acercarse a Hinata, hasta no dar por terminadas todas las terapias, o por lo menos hasta que estuvieran más avanzadas.
Todas las noches, patrullaba por la mansión Hyuga, asegurándose que los guardias estuvieran en sus lugares. Tenía que hacer un gran esfuerzo por mantenerse lejos de ella.
Neji era quien lo mantenía informado, sobre el embarazo y las citas médicas. El Hyuga, entendió su situación y no le reclamó nada, simplemente se limitó a mantenerse neutral, aunque en el fondo, el castaño quería que se reconciliaran de una buena vez, pues el estado de animó que mostraba Hinata, era de mucha tristeza, ademas estaba muy sensible y lloraba en repetidas ocasiones.
[...]
Ino se encontrará cuidando de Taro, en su florería. Sasuke se lo había dejado por un rato, para arreglar unos asuntos pendientes y no tuvo a quien dejárselo, ya que Mikoto había tenido que asistir a la jefatura de policía, para rendir unas declaraciones, que ayudarán a dar con el paradero de Fugaku y sus cómplices.
La campana de la puerta sonó, anunciando un posible cliente, aunque ella supuso que quien llegó, fue Sasuke. Se dio la vuelta, para encararlo y en su lugar, era Hinata quien llegó por los arreglos florales que semanalmente llevaba al cementerio.
—¡Hinata! Que gusto verte ¿como te has sentido?—le preguntó, pues ya todos, sabían sobre el embarazo y también la ruptura con Obito—Te vez muy tierna con tu pequeño vientre—la rubia le acarició el vientre, que ya se veía.
La ojiperla le sonrió agradecida y respondió al saludo, dirigiendo sus orbes hacia la pequeña figura que jugaba tras el mostrador de la Yamanaka—¿Lo estas cuidando?—preguntó yendo hacia el niño, para saludarlo.
—Así es...como ya te había dicho, Sasuke se está divorciando y es mi suegra quien lo cuida, pero hoy tuvo que salir—respondió y en ese momento, la campana sonó de nuevo. Hinata se tensó, al ver a Sasuke, entrando en la florería. De todos los horarios en que pudo ir a comprar las flores, tenia que ir precisamente, cuando el también llegó.
—¿Como estás Hinata?—le pregunto a la morena, al mismo tiempo, que su corazón latía con gran velocidad. Se había enterado sobre la ruptura con su primo y no pudo evitar, sentirse feliz, pero pronto sus esperanzas cayeron con la noticia del embarazo. A eso se unió la culpa y la vergüenza por las acciones de su padre, en contara de los Hyugas y no tuvo el valor, de buscarla, como lo hicieron, Itachi y Mikoto. Pero ahora la tenía frente a el y no se quería contener.
—Estoy bien, gracias por preguntar—respondió apenada, por las penetrantes orbes del azabache, clavadas en ella.
—¿Me permitirías invitarte un café? De verdad necesito hablar contigo—la suplicante mirada que le dirigió, dejo a la ojiperla, sin armas y movida también por la curiosidad, acepto el café.
—No cuento, con mucho tiempo, pero supongo que podemos ir—Sasuke levantó a Taro y después de agradecer a Ino, salió hasta el lugar donde invitó a la chica.
...
Hinata miraba, los alrededores, las personas entraban y salían, cada quien metido en sus propios asuntos. El crayón de color azul, trataba de llenar los espacios de aquel perrito dibujado en el libro que la mesera, le llevó a Taro. El vapor de los royos de canela se veía cada vez menos, pero el aroma no disminuyó abriendo el apetito de la ojiperla. Trató de no verse muy obvia, puesto que no estaba ahí para comer, sino para escuchar, lo que su ex novio, le tenía que decir y para agradó de Sasuke, ella no se pudo contener y se sirvió unos cuantos mas, de los que solía comer cuando estaban juntos. Luego el azabache recordó, que dentro de ella crecía el hijo de Obito. Seguramente, a eso se debía lo bella que lucía, mucho mas de lo que ya era.
—Esto, realmente es muy difícil, para mí—señaló Sasuke, comenzando la conversación—Yo nunca tuve la oportunidad de pedirte perdón por lo que te hice y aunque a estas alturas, no remedio nada con hacerlo, quiero pedírtelo—ella trató de negar con la cabeza, para que no continuara, pero el continuo—No es solo por lo que yo te hice, sino también, por lo que mi padre, le hizo a tu familia—el azabache, realmente estaba avergonzado por el proceder de su progenitor y lo único que podía hacer era pedir perdón a la mujer que amaba, por el daño recibido.
—Sobre, nuestro pasado...yo no tengo nada que decir, ni tampoco soy nadie como para que me pidas perdón, los motivos que te llevaron a actuar de esa manera, solo los conoces tu y pienso que debiste tener tus razones—hablaba tratando de no alterarse—Y sobre tu padre...bueno, eso es algo de lo que ni tu, ni Itachi, tienen ninguna culpa. Los hijos no son responsables de los errores que pudieron cometer los padres. Neji y yo, no somos capaces de juzgarlos a ustedes, que también son víctimas, al igual que Mikoto-san—el pecho de Sasuke dolió, por las respuestas que ella le dio. Era de esperarse, que Hinata no fuera capaz de guardar rencor, ni siquiera por los hijos del asesino de sus padres y peor aún, el hombre que la humilló exponiéndola frente a todos, como un cobarde, porque aunque lo hizo por ella, eso nunca se lo confesaría.
—Quizás no me lo creas, pero realmente estoy muy arrepentido de haberte engañado con Karin—la ojiperla miró mucho dolor en las oscuras orbes y de nuevo se conmovió, como cuando lo miró, a su regreso del viaje con Orochimaru—Me porté como un cobarde y cuando quise salir de todo, termine perdiendo a la única mujer que he amado...termine lastimándola y aun con todo el tiempo que paso, no he dejado de amarte Hinata—la Hyuga se sonrojó al máximo. Ella no esperaba esa confesión.
—¿A que viene todo esto?—le pregunto ella a punto del llanto. Mirar el dolor en sus ojos, unido a las hormonas del embarazo, la pusieron muy melancólica, luego vio a Taro, mostrándole los dibujos y ya no se pudo contener. Con un pañuelo se limpió, para que nadie la viera.
—No pienses mal...lo único que quiero, es que lo supieras. Es lo menos que puedo hacer por ti—Sasuke quería abrazarla y limpiarle las lágrimas, pero no tenía ningún derecho—Me enteré que ya no estas con Obito...y que estás embarazada...De verdad, me da mucho gusto por ti, se lo mucho que deseabas ser madre—ella lloró aún más y el azabache se puso de pie para ir hacia ella—Ya no llores, no era mi intención ponerte así—Hinata se dejó consolar por el. Ella también se puso de pie y correspondió el cálido abrazo. Era como serrar un capítulo, que había quedado abierto y que muy en el fondo aún dolía.
—Grasias por todo—le dijo, mientras el seguía con el abrazo. No quería que terminara. Tenía tanto tiempo sin poder tocarla, sin sentir su fragancia—Ya debo irme, tengo una cita esta tardé—le anuncio al azabache.
[...]
Obito, salió de su oficina, para asistir a la cita con su nuevo cliente, el cual pasaba por un desastroso divorcio. Samui, una conocida de tiempo atrás, enfrentaba quedarse sin dinero y sin la custodia de sus hijos, a causa de Dariu, el que pronto sería su ex esposo.
El sujeto la engañó, con otras mujeres más jóvenes que ella y ahora pretendía quedarse con todo. Obito estudio el caso antes de hacerse cargo de el y una ves verificando, lo tomo con gusto. El le ayudaría a la afligida madre, para que ese descarado, no se aprovechará de ella...Claro que también el sueldo por su trabajo, era muy alto.
Estacionó en el lugar de la cita, encontrándose con Samui, en la entrada. Luego de saludarse, ambos entraron al lugar.
Apenas entraron, la mirada de Obito se dirigió hasta la pareja que se abrazaba en el fondo de la cafetería. Un dolor punzante, se sintió dentro de su pecho. Hinata, la mujer que lo haría padre, en los próximos meses, siendo abrazada por Sasuke, mientras ella lloraba.
—¿Pasa algo?—le preguntó la rubia, al ver que no se movía del lugar y que continuaba mirando hacia una pareja.
—No, todo bien—respondió y se sentó en una de las mesas, para exponer el caso. No podía hacer nada, el ya no tenía ningún derecho sobre ella. ¡Pero como dolía! La sensación de dolor y celos, lo golpearon de lleno. A pesar de haber mejorado mucho, con las terapias y prueba de ello, era que no se acercó a ellos, el no era de hierro y lo que sentía en ese momento, era lo que cualquiera en su lugar hubiera sentido.
...
Sasuke, le limpió las lágrimas a la ojiperla y se alejó de ella, para levantar a Taro. Pago la cuenta y los tres se dirigieron hacia la salida. Los dos miraron de frente a Obito, sentado en una mesa, cerca de la salida, acompañado de una hermosa rubia. El corazón de Hinata, parecía querer salir de su caja torácica. Hicieron contacto visual y el azabache lo rompió, fingiendo no haberlos visto, para regresar su atención a la rubia.
Con mucho dificultad, Hinata logró mostrarse fuerte y salió siendo seguida por Sasuke y Taro.
Obito, quería preguntarles, que hacían juntos y porque ella lloraba de esa manera. Se obligó a desviar las mirada y antes de hacerlo, pudo visualizar el vientre, donde ella llevaba al hijo de ambos. Trago saliva y dirigió su atención hacia su clienta, mientras ellos se alejaban, sin que el pudiera hacer nada por evitarlo.
...
—¿Estas bien?—le preguntó el azabache, al verla muy pálida.
—Si, estoy bien...ahora debo irme, o llegaré tarde a mi cita—se despidió del mayor y le dio un beso a Taro. Apenas se alejó camino al hospital, para su chequeo médico, comenzó a llorar. Tenía dos meses sin verlo, lo único que sabía de el, era por medio de Kakashi, el cual se mantuvo muy cerca de ella. El fue quien la mantuvo informada acerca del tratamiento que empezó con su padre.
Madara por su parte, se mantuvo también muy cerca, pero a diferencia de Kakashi, el no mencionaba a Obito.
—Definitivamente, este no es mi día—se dijo a si misma, mientras se estacionaba en el hospital Senju.
[...]
—¡Veámoos!—dijo Tsunade, cuando le colocó el frío gel, para hacer el ultrasonido. El mes pasado, también se lo había hecho, pero no pudieron ver el sexo, del bebé, porque se hallaba en una posición que escondía todo. Cumplidos ya los cuatro meses de embarazo, estaba ansiosa por saber, que tendría—¡Vaya vaya! La señorita, se dejó de esconder—Hinata se mordió el labio, para no soltar un grito de alegría.
—¿Es una niña?—le preguntó, con las emociones a flor de piel.
—Si...mírala tú misma—la médica, le indico con una pequeña flecha, la circunferencia de su hija. La pequeña se movía mucho, parecía no quedarse quieta y ella apenas y la sentía. Tsunade le explicó, que eso era normal y que a medida que el embarazo avanzará, la iría sintiendo más, a tal grado de poder mirar su vientre moviéndose en algunas áreas.
...
Cualquier persona, que la mirara, pensaría que algo le había sucedido para llorar de ese modo, pero esta vez, las lágrimas eran de pura felicidad. ¡Una niña! Pensaba emocionada y llena de esperanza.
Kushina, le aseguró que sería niña, debido al escaso movimiento y la forma de su vientre, el cual apenas comenzaba a verse. Ella no se quería hacer ilusiones, pero durante las largas noches, en las que no podía dormir, imaginaba que Kushina, no se equivocaba.
Todo lo malo que sintió ese día, especialmente, cuando miró a Obito con la rubia, desapareció. Ahora todo su mundo giraba al rededor de su bebé. Se limpió las lágrimas y sonrió, ya nadie más importaba, todo valió la pena, las semanas llenas de tristeza y soledad, extrañando a Obito con todo su ser, eran nada, comparado con la felicidad, que lleno su alma, al mirar como su bebé, se movía. Su hija lo valía todo—¿Verdad Hanabi?—le preguntó a su vientre.
Eligió el nombre de su hermanita, si tenía una niña y de ser niño, le pondría Hiashi, como su padre.
Todavía, tenía mas tiempo, para pedir la aprobación de Obito, pero estaba segura, que no se negaría. Con las fotografías, en las manos, tenía dos lugares a donde ir, para mostrarlas. Primero iría con Madara, dado que a esa hora, ya debía estar en su casa y después, iría con su familia, Neji, Tenten y Hizashi.
Continuara.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top