Capitulo 12
Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
—¿Que pasa Jugo..? ¿Porque estas tan distraído?—pregunto Hinata al notar que todos reían, a excepción de el.
—La razón tiene nombre—Jugo le envío una mirada asesina a Suigetsu, cuando lo escuchó.
—¡He! ¿En serio?—pregunto la Hyuga, con inocencia, haciendo rodar los ojos de todos, menos los de Jugo.
—Asi es... y la razón se llama Shizune—soltó Suigetsu, dejando a la morena con la boca abierta, pues no tenía idea de los sentimientos de su amigo, hacía la medica.
—¡Jugo! Me da mucho gusto—exclamó la Hyuga, recibiendo una tierna mirada del estoico muchacho.
A medida, que la noche avanzaba, la morena se fue relajando, grasias a los tragos y poco a poco, el sentimiento que le apretaba el pecho, dejó de ser tan agudo.
Genma molestaba a Hinata, con cualquier tontería para hacerle sonrojar y reírse de ella, como lo hacían en todas las ocaciones y saliendo Yamato a defenderla causando las risas de todos.
Hinata, estaba sentada, en medio de Genma y de Yamato, seguidos de Shion y Jugo y frente a ellos Suigetsu, tenía abrazada a Ayame, dejando a todos, felices de verlos juntos, después de tantos arrumacos e insinuaciones.
—¡Hasta el fondo!—gritaron todos al tomar una ronda de tragos. La Hyuga, cerró los ojos y sacudió la cabeza, sintiendo el ardor pasando a través de su garganta.
Se puso de pie, para ir al baño y terminó tropezando, siendo capturado por Yamato, para que no cayese al suelo.
—Quítale las manos de encima—rugió, una voz muy alterada, tras ellos.
Hinata, se tensó al reconocer a quien pertenecía y con agilidad, Yamato la soltó, colocándola, tras de el, encarando al enojado intruso, al igual que Jugo y Genma.
—¿Que demonios te pasa Obito?—pregunto Genma, con desagrado, por la actitud del Uchiha.
—¿Que me pasa..? Me pasa que no me gusta que nadie toque a mi novia—Hinata abrió mucho los ojos, al escucharlo decir que era su novia. Una mezcla de miedo y a la vez euphoria, se apoderó de ella al ver lo disgustado que estaba el Uchiha.
—¿Tu novia?—preguntaron los dos compañeros de Obito, quienes no salían de la impresión.
—Ven conmigo Hinata—ordenó el azabache, estirando la mano hacia ella.
Hinata, cerró los ojos asustada, pero obedeció, dando un paso hacia el, siendo detenida por Jugo y Suigetsu, que para ese momento, ya se había puesto frente a ella en forma protectora.
Kakashi, llegó uniéndose al Uchiha, tratando de evitar una confrontación. Ayame y Shion, se deslumbraron al ver al peli-plata. Ambas, estaban babeando por lo guapo que se veía el misterioso caballero.
—¿Hinata es cierto lo que dice? ¿El es tu novio?—pregunto Jugo, preocupado por la actitud del azabache.
La Hyuga, trago saliva y asintió con la cabeza, dejando a todos desconcertados, puesto que apenas habían llegado hace dos días y no se explicaban en que momento pasó.
Kakashi, agarró fuerte el brazo de Obito, cuando noto, que estaba a punto de golpear a uno de los jóvenes que le impedían llegar a la Hyuga.
Todos se hicieron a un lado para que la joven Hyuga pasara.
—¿En verdad este energúmeno es tu novio?—Shion, no tenía pelos en la lengua, al momento de decir lo que pensaba, y el supuesto "novio" de Hinata la disgustó, por su actitud posesiva que estaba mostrando.
El Uchiha la fulminó con la mirada, pero Shion lo ignoro, para esperar la respuesta de su inocente amiga.
—S-si-lo es...anoche me lo pidió—respondió nerviosa, tratando de sonar convincente, frente a sus amigos. Lo menos que quería, era que Obvio peleará con ellos.
El Uchiha le rodeó la cintura, una vez que la tuvo a su alcance y la pego muy cerca de el.
La ojiperla, se sonrojó al darse cuenta, que también Kakashi estaba mirando todo.
—Nos vamos—ordenó, si dar lugar a protestas por parte de nadie.
Hinata, se despidió y antes de salir, Genma, le dijo que después la visitarían en la mansión, "a solas." Todo mirando con burla la reacción que tuvo el Uchiha al escucharlo.
—Nos acompañas Kakashi—el peli-plata, se encogió de hombros, aceptando la invitación de Yamato.
...
Una vez afuera, la chica se sintió aun mas mareada por los tragos y se aferró al Uchiha, para no caerse.
Obito, estaba endemoniado y las miradas que los otros hombres le lanzaron a Hinata, nada más servían para aumentar su frustración. La tomó en brazos, para llegar mas rápido a su auto y después a la mansión Hyuga.
Hinata, tenía los brazos cruzados, en señal de molestia durante el camino.
El azabache la veía de reojo. Estaba tan malditamente sexy, que por momentos podía olvidar el enojo, que le había hecho pasar.
—¿Que hacías en ese lugar Hinata?—la morena se asustó al escucharlo hablar, después de que todo el camino, lo habían pasado en silencio y ahora el tenía ganas de hablar.
—Supongo que lo mismo que usted—respondió desafiante, por los efectos del alcohol.
Estaba molesta y confundida debido al comportamiento de Obito, que primero la tomó en repetidas ocasiones, para después marcharse sin decir nada y ahora declararse su novio, frente a sus amigos.
El Uchiha, se sorprendió al escuchar la respuesta de su dulce muñequita, que al parecer estaba molesta con el.
Se apresuró a llegar y estacionó a toda prisa para poder hablar con ella sin interrupciones.
—Se supone que quién debería estar molesto soy yo y ahora resulta que tú estás enojada conmigo. ¿Interrumpi tus conquistas? ¿Es por eso que estás molesta verdad?—afirmó Obito, dejando a la chica con el rostro decepcionado.
—Us-usted...—las lágrimas rodaron por su rostro—Sera mejor que se marche. Esté no es un buen momento para hablar—reiteró la ojiperla, entrando a la mansión.
—Si que es buen momento, hablaremos ya...De lo contrario me harás esperar dos años—dijo, entrando con ella y tomándola del brazo.
Hinata trato de resistirse pero la boca de Obito se unió a la suya, en un beso tosco y demandante, que la dominó por completo. Sin desaprovechar el momento, el Uchiha la levantó para dirigirse hacia la misma cama donde le hizo el amor esa mañana.
Obito, no se detuvo una vez que la tuvo desnuda, parada frente a el. El azabache se recargó en la cabecera de la cama y la sentó sobre el a horcajadas asegurándose de dejar los senos frente a su rostro.
Levantándola de las caderas se introdujo dentro de ella de una sola estocada, ganando fuertes gemidos de placer, por parte de ambos.
Hinata subía y bajaba sobre el duro miembro del Uchiha. Serró los ojos y echó la cabeza hacia atrás al estar cerca de terminar.
Obito estaba chupando y mordiendo los pezones que tanto lo enloquecían. Todo en ella lo volvía loco, esa mujer se había metido en su sangre y no había ninguna forma de sacarla.
—HINATA...HINATA—jadeó el Uchiha al sentir como su amada gemía mas y mas fuerte.
Aumento los movimientos, mientras la ojiperla lo atraía hacia ella, rodeándolo del cuello. Y luego de unos momentos, ambos terminaron, jadeantes y mojados por una ligera capa de sudor.
Obito, no se movió y tampoco dejó que ella lo hiciera. La abrazó apegándola sobre su pecho y ahí, los dos comenzaron a regular sus respiraciones.
—¿Obito-kun?—
—Mm—le respondió acariciando el sedoso cabello.
—¿Po-porqué dijo que éramos novios?—pregunto, sin levantar la cabeza del hombro de su amado.
—Porque, eso es lo que somos—Hinata levantó el rostro incrédulo hacia el.
—Pero usted, no me lo pidió—argumento con inocencia haciendo sonreír al moreno.
Ella tenía razón, el no le había pedido nada, pero debido a su edad, pensó que eso ya no tenía importancia. Lo que pasó por alto, fue que ella no tenía su misma edad y por ende, estaba insegura de lo que en realidad eran.
—¡Bien..! Tienes razón—levantó la barbilla femenina, para que lo mirara—¿Hinata Hyuga quieres ser mi novia?—la chica afirmó y se dejó besar por el azabache, que aún estaba con el pene dentro de ella.
—Perdóname si no te deje en claro, lo que somos desde anoche, pero a mi edad, esas formalidades ya no son muy comunes. Después de anoche, tu me perteneces, como también yo te pertenezco—afirmó, con convicción.
—Pensé que no quería nada serio conmigo—Obito negó con la cabeza.
—¡Muñeca! Desde que te mire en aquel antro, he estado esperando por ti. Eres mía Hinata, solo mía y no quiero que ningún otro hombre te toque.¿Me explico?—pregunto mirándola fijamente en espera de una respuesta.
La Hyuga, desvió la mirada, pero respondió que si a la pregunta que el Uchiha le había hecho.
Estaba feliz de saber que no había jugado con ella, pero a la vez, se sentía temerosa del carácter posesivo que demostraba. y también, tenía algunas dudas acerca de la relación de Obito y Madara-san.
Sabía muy poco de su novio, pero, estaba ya enamorada de el y trataría de hacer funcionar la relación entre ambos de la mejor manera.
—Después, quiero que me expliques de donde conoces a esos tipos. Porque ahora tengo otros planes para ti—sentenció con voz ronca moviendo su miembro ya endurecido para hacer el amor de nuevo.
Hinata soltó un gemido y se dejó llevar a las sensaciones tan placenteras que ese hombre le hacía sentir.
[...]
—Hijo...dime la verdad, necesito saber si el té obligó a dejar a Hinata por Karin—pregunto Mikoto desesperada, por confirmar sus sospechas.
—Eso es parte del pasado madre. Ya no tiene sentido indagar en el motivo que me llevó a tomar esa decisión—respondió sin mostrar expresiones, pero para ella que lo conocía mejor que nadie, no pasó desapercibido el tinte de tristeza en la mirada de Sasuke.
Al no obtener ninguna respuesta, estuvo mas segura de lo que pensaba. Su hijo no le revelaría nada, por miedo a las consecuencias.
Decidida a defender a su hijo, se armó de valor, para protegerlo sin importar las consecuencias. Alguien tenía que detener el desastre que se había formado y que ahora estaba arrastrando a Sasuke también.
[...]
Obito, experimentó una sensación cálida dentro del pecho. Hinata estaba vestida con su camisa, mientras le preparaba el desayuno, sin percatarse de que el la observaba, con adoración. Hacia ya tantos años que no veía algo así. Si mal no recordaba, eso no pasaba desde que su madre murió.
El olor era delicioso y sin poder contenerse por mas tiempo, avanzó hacia ella, rodeándola de la cintura, para robándole un tierno beso, que terminó por calentarlo, como le pasaba cada que se acercaba a ella.
—¿Tiene habré?—preguntado Hinata zafándose del agarre que seguramente terminaría de nuevo con ella desnuda sobre la mesa siendo tomada por Obito.
—Si—fue sincero al responder, pues en verdad, moría de hambre. Hinata llevó los platos y juntos desayunaron. La morena disfrutó, mirando a Obito, comer con gusto todo lo que preparó para el.
Terminaron, después de un rato y Obito ayudó a su novia, lavando los platos para terminar rápido y poder regresar con ella a la habitación.
Después de dos horas, ambos estaban vestidos para salir, pero el timbre de la puerta interrumpió sus planes.
Ella se apresuró abrir y se sorprendió, al mirar a dos personas que nunca antes había mirado.
—¿Hinata Hyuga?—preguntó un hombre de mediana edad y cabello blanco—somos de la agencia de investigación policíaca ¿podríamos hablar?—la Hyuga asintió y se hizo a un lado para dejarlos pasar.
La morena los pasó hacia la sala, algo nerviosa. No tenía idea que podían querer estas personas con ella.
—¿Jiraya...Nagato..?—preguntó Obito, al entrar en la sala y encontrarlos con Hinata.
—¿Que hacen aquí?—el azabache tenía el ceño fruncido sin entender que querían esos dos, en casa de su novia.
—¡Uchiha!—exclamaron los dos recién llegados y levantaron la mano en forma de saludo—Estamos aquí para hablar con la señorita Hyuga...a solas—soltaron ambos de manera profesional.
Hinata instintivamente, buscó protección en el pecho de Obito, quien la recibió y la abrazó fuerte contra el. Por alguna razón ella sintió miedo.
—No voy a dejarla sola, así que empiecen por decir, que los trae hasta aquí—sentenció sentándose junto a la Hyuga en el sofá para dos personas.
Tanto Jiraya, como Nagato, intercambiaron miradas, pero conocían bien al Uchiha y sabían que sin una orden judicial, no lograrían alejarlo de la chica, que al parecer tenía toda su confianza.
—Bien, en ese caso, iré directamente al grano—dijo Jiraya abriendo un folder amarillo donde tenía algunos recortes de periódicos y fotos viejas—Hyuga-san estamos completamente seguros que el accidente donde murió su padre y hermana, fue provocado—Hinata los miró sin parpadear, apretando fuerte el brazo del Uchiha—Y no solo eso, también estoy seguro, que la muerte de su madre, como la de sus tíos estaban relacionadas —la ojiperla ya estaba derramando gruesas lágrimas, haciéndose mil preguntas, las cuales no tenían ningún sentido.
—¿Están seguros?—inquirió el Uchiha, preocupado por Hinata.
—Tu me conoces Obito, sabes que de no estar completamente seguro, no lo sacaría a la luz. Llevó mucho tiempo investigando las muertes de la familia Hyuga—la morena se aferró mas a Obito—Cuando murió Hizashi y su esposa, no sospechaba nada, porque todo indicó tratarse de un desafortunado accidente, pero cuando asesinaron a su madre, Hiashi me buscó dias antes de partir a Suna. Su padre, temía por su vida y por la de ustedes Hyuga-san— la joven se limpió el rostro tratando de entender.
—¿Mi padre temía por su vida?—Jiraya asintió, sacando los documentos que Hiashi lleno antes de partir.
Jiraya, les explicó que el caso había permaneció abierto, pero en espera Por falta de pistas. Y después de la muerte de Hiashi, Jiraya no tuvo dudas en ponerse a trabajar de nuevo sin volver a abandonar el caso, hasta que mandará al responsable directo a prision.
—Su padre, sospechaba de alguien, pero se negó a decirme de quien se trataba, porque no tenía la certeza y no quería involucrar a nadie inocente—Hinata , empezó a comprender el comportamiento protector que mostró su padre desde que se fueron a Suna.
No fue la vida ni el destino, quienes le arrebataron a todos sus seres queridos. Fue alguien, fue una mala persona la que les arrebató toda la felicidad que pudieron llegar a tener.
—Lamentó mucho, todo esto, pero era nuestra obligación mantenerla informada...porque tengo la certeza, que el asesino intentó deshacerse de usted también.
Obito palideció al escuchar lo que Nagato acababa de decir—¿Porque lo creen?—preocupado se adelantó a preguntar.
—Debido a que el día en que asesinaron a Hikari, el objetivo era Hiashi y las niñas, como también en el avión, que aparecía el nombre de Hinata Hyuga, entre los tripulantes—concluyó Jiraya, dejando a Hinata sin saber que hacer.
—Tenemos que hablar con Neji, también, para mantenerlo informado—la morena de inmediato reaccionó.
—¿Podrían omitir a mi primo, la parte donde creen que estoy en peligro?—Jiraya frunció el ceño, por la rara petición, pero de igual manera aceptó.
Los dos oficiales se despidieron de la pareja y Jiraya le dio su número personal a Hinata en caso de necesitarlo.
—Los mataron Obito-kun...los mataron—Obito no sabía cómo calmar a Hinata. El no era bueno en ese tipo de asuntos, pero trataría de hacerlo lo mejor posible, por ella y porque le oprimía el pecho verla llorando.
—Jiraya, encontrará al asesinó, es el mejor en lo que hace—le decía despacio en el oído, abrazándola fuerte—No estás sola...yo cuidaré de ti—la dejo llorar en su pecho, hasta que después de un largo rato, logró calmarla. Temía por ella y no dejaría que ningún maldito la dañara así que tenía que tomar cartas en el asunto.
—¡Escucha Hinata! Tienes dos opciones...te vienes conmigo a mi apartamento, o te vas a vivir con Neji—sentenció el Uchiha —no pienso dejar que nada malo te pase—Hinata, no quería preocupar a Neji, tampoco se sentía cómoda viviendo con Obito, después de lo que sucedió la única vez que estuvo allí.
—No quiero dejar mi casa Obito-kun—el azabache, no pudo resistir la mirada llorosa que su amada le estaba dando y tuvo que ceder.
—Entonces, me mudaré contigo—afirmó, dejando a Hinata asustada y sin palabras.
[...]
—Después de todo este tiempo, ahora se porque mi hijo aceptó casarse con quien no ama—afirmó Mikoto, decidida a sacar la verdad.
—¿De que hablas?—pregunto Fugaku, dejando de firmar los documentos que tenía en su despacho.
—Tu...tu lo obligaste. ¿Como fuiste capaz de hacerle eso a tu propio hijo?—reclamo buscando la reacción del marido.
—Te deje claro, Hyugas y Uchihas, no se juntan—la miró y continuó—Pensé que ya te lo había dejando claro,CALIPSO —la dama Uchiha abrió mucho los ojos ante lo que escuchó.
—No repitas eso, tu no tienes ningún derecho a nombrarme de esa manera—exigió la Uchiha.
—¿Que pasa, no es así como te llamaba ese bastardo?—se burló de ella—¿Porque nada mas Hiashi podía llamarte así?—Mikoto ya estaba llorando. Pensaba en lo mucho que había amado a Hiashi y que por las amenazas de Fugaku, tuvo que dejarlo.
Aceptó abandonarlo, a cambio de que Fugaku, no atentara contra la vida de su amado. Ella supo de lo que Fugaku era capaz, la noche en que la violo y le mostró las pruebas de varios crímenes que había cometido.
—¡Que ironía..!—exclamó Fugaku—dos Uchihas, sacrificándose por las persona que aman para salvarles la vida. Madre e hijo salvan al padre y a la hija—Fugaku, sonrió con malicia, al mirar la expresión de terror en el bello rostro de su esposa.
—Esa mocosa nunca debió regresar a Konoha—sentenció el Uchiha—Lo mejor hubiera sido que muriera, al igual que tu maldito amante—le soltó, enfureciendo a Mikoto.
—Me aseguraste que si me casaba contigo, no dañarías a Hiashi y ahora veo que no cumpliste—argumento la dama, llorando ante las conjeturas que acababa de sacar.
¿Porque crees que yo lo hice?—respondió despreocupado.
Mikoto se llevó la mano a la boca, en un intento desesperado por no gritar. Lo que pensó que había sido un lamentable accidente, ahora resultaba, que no lo era. Fugaku, les arrebató la posibilidad de ser felices a ella y a Hiashi.
Sufrió mucho cuando terminó con el, sin darle ninguna explicación, que no fuera que se había enamorado de Fugaku y que nunca lo amo a el.
Después, supo que el y Hikari se iban a casar, perdió toda esperanza de volver a estar con el algún día. Lo único que le daba fuerza para mantenerse cuerda, eran sus hijos, a los que amaba por sobre todas las cosas.
Su amado Hiashi, sufrió la muerte de Hikari, a quien ella quería como a alguien de su propia familia. Ese día lloró de nuevo, al pensar en su amado, solo y con dos niñas pequeñas. Ninguno de los dos pudo ser feliz y todo por el hombre cruel y obsesivo frente a ella.
—¡Eres un monstruo!—afirmó, llorando.
En un ágil movimiento, el varón se colocó tras ella y la estiró del cabello, sacando un grito de sorpresa—¡Lo soy mi calipso!—se burló de nuevo, dándole un beso forzado en los labios femeninos—Y será mejor que no molestes al monstruo, o te tendrás que atenerte a las consecuencias—la soltó y salió del despacho, dejando a Mikoto en un mar de lágrimas.
Continuara.
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