Capitulo 10
Los personajes de Naruto no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
La Hyuga, saco las tarjetas de hospital, cayendo también una que había olvidado meses atrás. Después de mirarla por unos minutos decidió marcar uno de los números que estaban en ella.
-¿Orochimaru-sama?—preguntó a la persona que respondió del otro lado de la línea.
—Si, ¿que desea?—Orochimaru, creyó conocer la voz.
—Espero no esté ocupado, soy Hyuga Hinata.
El médico sonrió—Para ti no estoy ocupado ¿en que puedo servirte?—la ojiperla, le pregunto acerca de los proyectos de trabajo que anteriormente le había ofrecido, con la esperanza de que todavía estuviera alguno disponible.
—Me llamas en muy buen momento, porqué mañana mismo sale un equipo de voluntarios compuesto por médicos y enfermeros, desde dentistas pediatras ginecólogos y medicina general. Viajaremos a distintos países dónde se ofrecerá los servicios gratuitos, en lugares muy lejos de la civilización, como también muy pobres que no cuentan con los equipos médicos necesarios para sus residentes. Es un proyecto largo, que requiere de gran vocación y entrega. Ahora, que lo sabes, te pregunto...¿Estas interesada?—la Hyuga, no lo pensó mucho, antes de responder.
—Cuente conmigo ¿Que necesito, para estar dentro del equipo?—Orochimaru sonrió y comenzó a enumerar lo que iba a necesitar, como también advertirle que algunos de los lugares serían muy peligrosos.
Hinata escucho todo, acerca del viaje. Después de terminarlo, ya no tendría que prestar entrenamiento en ningún hospital, porque el mismo Orochimaru, le daría la certificación.
Estaría incomunicada y una vez fuera de Konoha, sería muy difícil regresar antes que el grupo formado de 10 personas. También le informo que una vez empezará la trayectoria, se unirían a mas equipos de otras partes del mundo.
—¿Tienes preguntas?—Orochimaru quizo estar seguro de la decisión de la chica antes de incluir su nombre en el grupo.
—No tengo más preguntas, pero quiero que usted haga algo por mí—la morena se mordió el labio, pero de verdad necesitaba pedir lo siguiente.
—¿Que puedo hacer por ti?—pregunto el médico con algo de curiosidad.
—Yo no quiero, que nadie sepa que estoy en el grupo... Quiero, que mi identidad permanezca oculta. Neji, no sabe que me voy y no quiero que pueda encontrarme ¿Usted cree que pueda hacer eso por mi?—pregunto insegura.
—Eso no será ningún problema—respondió Orochimaru.
Después de dar los últimos datos y los horarios de la salida, la ojiperla, comenzó a redactar la carta de despedida para Neji, arreglo su ropa y ceno con Yuki y Neji comportándose como si todo estuviera bien.
A la mañana siguiente, esperó la salida Neji y después que las empleadas ordenaron la habitación de su primo, colocó la carta donde el pudiera encontrarla.
Sin que nadie la mirará salió hacia el taxi que la llevó al aeropuerto donde la esperaba Orochimaru. Fue de las primeras en llegar.
En el aeropuerto, se encontraba, Orochimaru y dos personas mas, que ella nunca antes había visto.
Se colocó en uno de los asientos en la sala de espera y saludo al médico, de lejos, para que supiera que ya estaba allí. Orochimaru se acercó para llevársela con el y presentar a los dos miembros del equipo que ya habían llegado.
—Yamato, Genma... Ella, es Hinata y formará parte de nuestro equipo—ellos sonrieron y también se presentaron.
—Un gustó conocerte Hinata—dijo Genma tomando la mano de la ojiperla y depositando un beso, en ella. Hinata se sonrojó de inmediato, por el comportamiento del apuesto médico.
—Ya déjala Genma, la vas a asustar—reprendió el otro, médico, moviendo a Genma para poder saludar el, y así lograr que la joven no se desmayara, como parecía que iba a pasar.
—No le haga caso a esté, coqueto—Yamato se colocó frente a la Hyuga y la saludo.
La morena se sintió más relajada con la conducta de último de los médicos. A decir verdad ambos eran muy guapos, la joven se sonrojó al pensarlo.
Después de hablar por un rato, se enteró que Yamato, era dentista especialista en niños y Genma era oculista.
Mas personas empezaron a llegar, pero dos de ellos hicieron que las piernas de la morena se tambalearan.
[...]
La ojiperla no podía creer que su mala suerte, se extendiera hasta el lugar a donde decidió prácticamente huir.
Esperando en casi lo último de la fila antes de abordar se sometió a las advertencias que esos dos le estaban haciendo.
—Espera Jugo, estropearás la alfombra roja de la "princesa"—se burló Suigetsu de la chica que permaneció callada mirando hacia abajo.
—Intentaste robarle el marido a Karin, sin importarte el bebé que van a tener. Nosotros dos nos encargaremos de hacer que tu vida sea una pesadilla—Suigetsu, sonrió con malicia después de ver la cara que puso la chica.
—Será, mejor que mantengas los ojos bien abiertos, porque en la selva los accidentes son muy comunes—Jugo, lanzó la advertencia, que mas bien había sonado como amenaza.
la ojiperla pudo percibir el gran odio que esas personas le tenían, y estaba asustada. Pero lo peor de todo, era que ni siquiera tenía culpa de nada.
Después de amenazar a la aterrada chica, los dos paramédicos pasaron juntó a ella tumbando su bolso de viaje, derramando el contenido frente a los otros pasajeros. Hinata suspiró y comenzó a juntar todo siendo ayudada por una chica de cabello castaño.
—G-grasias—murmuró la morena avergonzada.
—No, hay de que—respondió la joven poniéndose de pie junto a ella—Soy Ayame, y esperó que podamos ser amigas—la amable chica, logró sacar un poco el miedo de la morena.
—Mucho gusto Ayame, yo soy Hinata—ambas jóvenes, no tuvieron mas tiempo de seguir conversando, debido a que las llamaron para abordar.
La ojiperla ocupo un asiento junto a la ventana del avión. No quizo ver quien mas ocupaba los otros dos, simplemente se dedicó a mirar a travez de cristal, que mas bien parecía plástico duro.
No conocía a nadie, mas que a los dos amigos de Karin y al médico que encabezaba el grupo, pero era mas que evidente que todos los que componían el equipo, sabían quien era ella, sus murmullos, secreteos y miradas no daban pie a dudas.
—¿Gustas uno?—una amable mujer de cabello oscuro pregunto, ofreciéndole un panecillo de chocolate. Hinata lo tomó sonriendo con timidez.
—Grasias — fue lo único que pudo decir.
—Mi nombre es, Shizune y también formó parte de esta gran familia en la que nos convertimos todos, cuando la misión terminé.
—S-soy Hinata—con los nervios a flor de piel la Hyuga extendió la mano a la compañera que tenía al lado, quien no tardó en tomarla para estrecharla en el saludo.
—Aunque ya te había visto de lejos... Siento que ya te conozco, desde mucho tiempo atrás—dijo Shizune, sonriendo, haciendo tensar a la morena, por saber de donde la conocía.
Shizune al notar el nerviosismo de la joven se apresuró a continuar—Naruto, habla mucho de ti—Hinata sonrió al escuchar el nombre de su amigo.
—¿Usted conoce a Naruto?—pregunto, dudosa.
—El y yo trabajamos juntos en el hospital Senju, y cuando celebró su cumpleaños, te miré de lejos. Naruto es un gran chico y cuando alguien le cae bien, no para de enumerar las virtudes de esa persona, y así fue que contó todo de ti—respondió, empujando a la otra pasajera que recargó la cabeza dormida sobre su hombro—¡Shion, mantén tu distancia!—exigió fastidiada.
Continuaron conversando durante largas horas, hasta que el piloto anunció que pronto llegarían a su destino y la azafata les mostró el procedimiento de rutina, antes de aterrizar.
[...]
El equipo médico llevaba ya dos semanas prestando ayuda en Siria.
Fueron recibidos con entusiasmo por las personas, que vivían en el lugar.
Todos estaban ocupados durante todo el día suministrando vacunas, haciendo chequeos de rutina, que incluían a niños, como también mujeres embarazadas.
La morena conoció a todo el equipo y por lo general no tenía mucho tiempo para socializar, aunque todos parecían buenas personas. Bueno "casi todos" porque Suigetsu y Jugo habían cumplido su amenaza haciéndole la vida de cuadritos, cada que tenían oportunidad.
Los días pasaron y ya habían completado un mes de estar en el mismo sitio.
Orochimaru les informó que en dos dias partirían hacia las selvas de Africa, donde estarían, los próximos meses.
Tendrían que adaptarse a los lugares mas remotos y poco accesibles, para montar campamentos y centros de salud y así tratar a las personas que no tenían los medios para llegar a los hospitales.
La ojiperla, terminó de poner las vacunas a los niños que le encomendaron y se dirigió a donde se estaban hospedado, llevaba puesta una camiseta blanca al igual que todo el equipo. Pensaba constantemente en Neji, también sin ser consciente terminaba pensando en Sasuke, llenándose de melancolía, pero era aún peor su tristeza cuando recordaba a Obito. Se sonrojó cuando revivió lo que estuvieron a punto de hacer.
Si cerraba los ojos, podía sentir los toques del moreno por todo su cuerpo.
Se encontraba tan perdida en sus pensamientos, que no fue consiente del momento en que Suigetsu derramó la bebida color rojo en su pulcra camiseta blanca, dejando una gran mancha.
—!Fíjate, por donde caminas, tarada!—exigió el peli-plata, con despreció hacia la chica. Ella movió las manos, para tratar de limpiarse sin conseguirlo.
—¡Parece que te comieron la lengua los ratones!—exclamó Jugo, en tono de burla.
—L-lo- siento mucho, no los miré— respondió con el nudo formándose en la garganta.
No quería llorar frente a ellos, pero las constantes burlas y faltas de respeto, la estaban afectando drásticamente.
—¡Hey ustedes dos, déjenla en paz!—ordenó Shizune, quien después que terminó su trabajo se dirigió hacia Hinata y miró desde lejos lo que esos dos le hicieron.
—Fue ella quien se tropezó con mi bebida y termino dejándome sin nada para tomar.
—Deberías estar mas al pendiente, de lo contrario podrías sufrir un accidente—advirtió Jugo, sin remordimientos.
—¿La estás amenazando?—pregunto Shizune, Suiguetsu le dio un codazo a Jugo, para que guardara silencio.
—Claro que no, es solo una advertencia, amigable—se apresuró a responder el peli-plata.
—Los dos se la han pasado molestando a Hinata-chan, desde que empezamos la misión y ya todos nos dimos cuenta de eso, así que si no quieren que esto pase a mayores, dejen de estarla acosando—concluyó la medida, muy molesta.
—¿Que está pasando?—pregunto Yamato, que también miro desde lejos y ya se estaba molestando con la actitud de los paramédicos en contra de la Hyuga.
El al igual que Shizune, le habían tomado mucho cariño a la muchacha desde que la conocieron.
—N-no-pasa nada Yamato-san, fue nada más un accidente, por no poner atención—intervino la morena, para no causar problemas.
No muy convencido Yamato, vio a los dos jóvenes y les envió una mirada de advertencia, llevándose a las dos mujeres con el.
[...]
Cuatro días después de abandonar Siria, el equipo médico de Konoha, llegó en tres autobuses, hasta lo mas lejano de la civilización para adentrarse lo mas cerca posible de las aldeas Africanas.
En el lugar ya estaban otros equipos de diferentes lugares del mundo.
Se podía apreciar que el proyecto no había escatimado en gastos, ya que llegaron equipados con toda clase de implementos de aseo, como también generadores para mantener algunos de los medicamentos en refrigeradores.
Todos habían sido vacunados para seguir con el protocolo requerido por cada país al que viajaban, sin embargo se les advirtió a todos, tener cuidado con los diferentes animales, de la región.
La ojiperla, acomodaba sus pocas pertenencias dentro de la casa de campaña que le tocó compartir con una joven de su misma edad llamada Shion, no habían hablado mucho a pesar de haberse conocido desde que abordaron en Konoha, pero los últimos días se habían hechó buenas compañeras al igual que Ayame.
Las tres tenían la misma edad y tenían poco tiempo de haberse mudado a Konoha, cuando decidieron aceptar la oportunidad que Orochimaru les brindó.
Los siguientes meses continuaron, llenando a todos de satisfacción al poder ayudar a todos los niños, que llegaban para ser tratados con diferentes problemas.
Algunos de los equipos se encargaban de ofrecer información a mujeres embarazadas y otros ofrecían educación en lectura a niños de diferentes edades.
Los constantes desprecios de los amigos de Karin, continuaron, sin que nadie se percatara de tal hechó. Hinata, nunca les comentó ni se quejó con ninguno de sus compañeros y cada noche, no podía evitar llorar.
Uno de los días, calló una fuerte tormenta y arruinó uno de los generadores que se encargaban de mantener uno, de los refrigeradores, que se usaban para mantener fríos los medicamentos.
Orochimaru, ordenó que cinco miembros del equipo de Konoha, se fueran al poblado mas cercano para comprar otro.
Dos vehículos todo terreno, partieron ese mismo día. Sin contratiempos se suponía que debían estar de regreso en cuatro días, en los cuales el equipo se quedaría con solo la mitad de sus miembros.
Hinata suspiró aliviada cuando miró que uno de los cinco, que se fueron, era Suigetsu.
Esa noche tuvo que dormir sola, debido a que Shion también se había ido en el grupo. Al caer la noche, se hallaba dormida, cuando escuchó un fuerte grito fuera del campamento. Se apresuró a vestirse para poder salir y estar segura que todos estaban bien.
Apenas , salió y miró en todas las direcciones, pero no escuchó nada. Las seis casas de campaña que se compartían de dos en dos a excepción de Orochimaru, quien siempre estaba solo, estaban con las luces apagadas—Debo haberlo imaginado—murmuró, para regresar a su lugar, cuando otro quejido menos audible, se escuchó desde la casa de campaña de Jugo y Suigetsu.
Permaneció, parada sin saber que hacer. No quería acercarse y que el enorme hombre terminara humillándola de nuevo, pero al mismo tiempo, tampoco podía regresar y hacer como que nada pasó.
Después de unos minutos, se encaminó hasta donde estaba la casa del paramédico.
—¿Está todo bien Jugo-san?—pregunto con timidez, desde la entrada de la casa, pero no obtuvo ninguna respuesta—¿Jugo-san, se encuentra bien?— y de nuevo, no recibió respuesta.
Pensó que había sido una broma y se dio la vuelta para regresar a dormir, pero escuchó algunos quejidos que provenían del otro lado de la casa de campaña. Rápido la rodeo y encontró a Jugo, jadeando en el suelo, con muestras de mucho dolor por las expresiones en su rostro.
—¿Que pasó?—inquirió, mientras trataba de ayudarlo a ponerse de pie.
—Me mordió una serpiente— respondió casi sin aliento.
Hinata entro en pánico, cuando lo escuchó, pues bien sabía lo peligrosa que puede llegar a ser la mordedura de esos animales y lo peor era que Jugo estaba haciendo mucho esfuerzo para llegar hasta su cama y lo recomendado es permanecer lo mas quieto posible.
Después de asegurarse de dejarlo en la cama, le pidió que la esperara un momento para traer ayuda.
Corrió hasta la casa de Orochimaru, comenzó a llamarlo. Unos minutos después salió, con el cabello hecho una maraña.
—¿Que sucede?—pregunto bostezando.
—E-es Jugo-san, lo mordió una serpiente y está respirando con mucha dificultad—respondió, con las manos unidas frente al pecho.
—Ve con el y espérame allí— ordenó ya mas despierto. La Hyuga asintió y regresó junto al peli-naranja, que parecía estar empeorando.
—No se preocupé, Jugo-san... Orochimaru, ya viene a tratarlo—la ojiperla trato de animarlo, pero Jugo ya no respondía y estaba ardiendo en fiebre.
Orochimaru, llegó con un recipiente que contenía diferentes tipos de suero, anti ofídicos, para poder administrar el correcto dependiendo de la especie que mordió al joven.
La Hyuga, ya estaba con un balde lleno con agua fresca tratando de bajar la temperatura corporal de Jugo y dejar limpia la zona de la mordedura, la cual estaba cerca del tobillo izquierdo.
Orochimaru, era experto en serpientes, se podía decir que tenía una adoración por esa clase de animales y grasias a ese conocimiento, no tuvo problemas en saber cual fue la especie que mordió a Jugo, pero de todos modos debía asegurarse.
—¿Sabes como era la serpiente que te mordió?—pregunto acercándose, al joven para poder oír.
—Mamba negra—susurró Jugo, casi sin fuerza. Orochimaru sonrió y administró el suero que ya tenía en la mano, puesto que tenía la total certeza que se trataba de esa especie.
Luego de media hora, Orochimaru, terminó de estabilizar al joven y se despidió de Hinata.
—Pero... el tiene mucha fiebre, no podemos dejarlo solo—reprochó la chica hacia su mentor, por querer abandonar a Jugo.
—Mmm...lo siento, pero eso es todo lo que puedo hacer por el—Orochimaru, sonrió y le dio una palmada afectuosa a la ojiperla, dejándola sola con el pobre hombre ardiendo en calentura y casi convulsionando.
La morena, sabía que Jugo la odiaba y que Genma e Iruka, no se harían cargo de cuidarlo, así que tomó la decisión de permanecer junto a el toda la noche, para ayudar bajando la temperatura corporal.
Pasó toda la noche, cambiando compresas, hasta que poco antes de salir los primeros rayos del sol, Jugo estaba mejor.
Orochimaru y los otros médicos llegaron para cerciorarse qué todo estaba bien, y fue entonces que la Hyuga pudo retirarse.
Los siguientes días Jugo continuó mejorando. Hinata, lo visitó cuando el estaba durmiendo y no pudiera ser consciente de su presencia, pero lo que ella no sabía, es que Orochimaru, Genma e Iruka, hablaron con Jugo y le hicieron saber todo lo que la joven hizo por el.
Jugo, no lo puso en duda, pues aún tenía conciencia, cuando la chica, lo ayudó esa noche, y también recordó verla entre los muchos delirios que tuvo.
Estaba muy agradecido, con ella, pero no sabía de que forma hacérselo saber, porque ya no regreso, al menos no, cuando estaba despierto.
Los otros miembros del equipo regresaron, trayendo con ellos el generador, para reemplazar el dañado.
Genma, les contó lo que pasó con Jugo, y a partir de ese día, las cosas cambiaron entre los paramédicos y la Hyuga.
Jugo, fue el primero en buscarla, para agradecerle y también disculparse por el despreciable comportamiento que mantuvo desde que se conocieron.
Después de mucho darle vueltas al asunto, Suigetsu, finalmente se disculpó con Hinata.
A partir de ese momento, todo comenzó a cambiar, para bien. El equipo se convirtió en una familia, tal como lo dijo Shizune, al principio de la misión.
Continuaron viajando, a distintos países, internándose dentro de las selvas. Las experiencias eran muy gratificantes, además de la cantidad de lugares hermosos que conocían en cada país.
En una de las noches, que tuvieron libres, todos fueron a un bar en el poblado mas cercano.
Algunos se pasaron de tragos y comenzaron a narrar las razones para aceptar la misión.
Aunque, mucho se habló del tema, ninguno de los miembros del equipo, se atrevió a preguntar, si en verdad Hinata sabía acerca del engaño, pues consideraron que era un tema muy personal, pero sin buscarlo, esa misma noche Hinata se quería deshacer de toda la carga que llevaba dentro.
La Hyuga, no estaba acostumbrada a beber, de hecho, nunca lo hacía y esa noche lo hizo.
Animada al escuchar las vivencias de cada miembro, quizo desahogarse del gran peso que llevaba encima desde que abandonó Konoha. Les contó cómo terminó siendo el foco de la burla de todos y como salió huyendo sin dar la cara a nadie, ni siquiera a Neji, que debía estar muy decepcionado de ella.
—Ya lo sabía—afirmó Shizune, levantando la copa para brindar—Naruto, nos contó todo lo que te hizo el Uchiha. Aseguró, que ni siquiera el, podía entender el comportamiento de su amigo—la morena bajo la cabeza, dejando caer una lagrima, que limpió de inmediato.
—Kakashi, y Obito también dijeron lo mismo, cuando nos reunimos días después del compromiso. Para ser sinceros, Obito estaba muy molesto, por el proceder de Sasuke y comentó que ya tenía tiempo engañándote—añadió Genma, mirando hacia Yamato, quien afirmó lo mismo con la cabeza.
Hinata sintió que un balde de agua con hielos le caía encima, al saber que Obito, lo sabía todo y permitió que siguiera engañada.
—¿Ustedes conocen a Hatake y a Uchiha-san?—pregunto algo confundida.
—Nos conocimos desde pequeños, y seguido nos reunimos en algún lado. La última noche que pasamos en Konoha, los invitamos a cenar pero, Obito, no quizo asistir—Hinata derramó mas lágrimas, decepcionada, del Uchiha—Kakashi comentó que no había estado de buen ánimo—concluyó Yamato.
—No te pongas triste Hinata-chan, mejor hablemos de otra cosa—ánimo Ayame al mirar como la Hyuga, lloraba.
—E-esta bien, no te preocupes Ayame-chan, no he hablando esto con nadie y aveces siento que me ahogo—todos se quedaron callados, en especial, Jugo y Suigetsu, quienes no pudieron negar que la chica había sido engañada y aún después de meses, seguía sufriendo.
Suigetsu, recordó cuando, llamó a Karin, días después que Jugo, fuera mordido. Ellos no tenían familia, así que, Sasuke, Karin y Orochimaru, eran lo mas cercano a una para ambos.
Karin, respondió molesta por ser interrumpida, en el salón de belleza y no dio la mas mínima importancia al incidente, que sufrió Jugo. Terminó, pidiendo no volver a ser molestada.
El peli-plata, quedó muy decepcionado y se dio cuenta, que ella, solamente los uso, para conseguir a Sasuke.
Hinata, esa noche, pudo comprobar, que todavía desde lejos, los Uchihas, podían herirla, como lo acababa de sentir, al saber que Obito, le mintió.
[...]
Los meses continuaron y ya estaban en su último destino. En unos días, regresarían a Konoha, pero Orochimaru, les ofreció dos semanas de vacaciones, donde ellos quisieran en agradecimiento por el éxito de la misión.
Ese mismo día, llegó un equipo de camarógrafos y reporteros, que pertenecían a uno de los programas documentales mas respetados de la televisión, como también de las revistas, que no tenían nada que ver con la farándula.
La idea era hacerle una entrevista al gran médico Orochimaru y de paso mostrar el equipo que viajó con el, haciendo posible el exitoso recorrido.
Les tomaron fotos haciendo el chequeo a los niños, como también a todo el grupo, junto a Orochimaru, pero querían una fotografía de cada uno de los miembros, con el nombre y los datos, para darles el merecido reconocimiento.
La Hyuga, se tensó, puesto que su experiencia con los medios, no era la mejor.
—¡Vamos Hinata! Iremos juntos—Suigetsu le tomó la mano y la arrastró junto a el, para que la fotografiaran.
—No, quiero ir...tengo miedo hacer algo y terminar, como la última vez—argumento la chica, resistiéndose a caminar.
—No tengas miedo, nosotros dos, somos tus mejores amigos y no vamos a dejar que nadie te moleste—declaró el peli-plata, mirando hacia Jugo, que también confirmó lo dicho por Suigetsu.
Hinata sonrió, sin poder creer lo que escuchó. Todo había cambiado para bien desde que ellos tres hablaron, acerca de lo sucedido con Karin. Los paramédicos, estaban muy arrepentidos de haberse dejado manipular por su supuesta amiga y le confesaron ser los responsables de arruinar su auto. La Hyuga no los juzgó, ni les guardó rencor, simplemente dijo, que empezarán de nuevo y olvidaran el pasado.
Desde entonces, Suigetsu, y Jugo, se declararon sus mejores amigos.
—¡Hey, ustedes! De prisa—grito Shizune, por orden de Orochimaru.
Los tres avanzaron, para esperar su turno junto a Shion y Ayame, que también se habían empezado a llevar muy bien con los paramédicos. Incluso, para la Hyuga, era muy evidente la atracción que había entre Ayame y Suigetsu, cada vez que estaban juntos.
[...]
Hanata, estaba sentada en medio de sus dos mejores amigos, como ellos mismos se habían nombrado.
Orochimaru, la calmó respecto a las fotografías y las entrevistas, asegurando que para cuando salieran al público, ellos ya deberían estar en Konoha.
Todos habían escogido unos días en Tailandia y entre Jugo y Suigetsu, persuadieron a todos, de asistir al lugar favorito de la Hyuga, que no era otro, que el parque temático que estaba en Hong Kong, Disneyland. La ojiperla estaba apenada, con todo el equipo, pero nadie parecía juzgarla, sino todo lo contrario.
Orochimaru, organizó todo, para poder tener mejor acceso, a todos los personajes favoritos de la joven, como también de los otros miembros, que aunque se negaban a admitirlo, también los tenían. Ese día, fue inolvidable para ella.
...
Se les informa a todos los pasajeros, que en tres horas mas llegaremos a nuestro destino.
El clima en Konoha, es de 65 grados F. Las personas que están de visita, esperamos que se diviertan y los que viven allí.Bienvenidos a casa.
La voz del piloto, sacó a la morena de sus pensamientos. Suigetsu, permaneció recargando sobre su hombro y Jugo, miraba por la ventana, Orochimaru, estaba mas adelante y los otros miembros, se hallaban un poco mas atrás.
Regresaban a Konoha, después de casi dos años de ausencia. La morena estaba muy nerviosa, por no saber la reacción de Neji. No tenía idea, cuál era el sexo del bebé, que a juzgar por el tiempo recurrido, ya no se vería como un bebé.
Al llegar, tuvo que pedir el celular de Yamato, para poder llamar a su primo. El corazón parecía querer salir de su pecho y la inseguridad la invadió al estar de nuevo en el lugar donde fue humillada.
Después de respirar profundo recordó, que no volvería a dejarse pisotear por nadie mas. Shion y Ayame, la ayudaron mucho,con la inseguridad, que aveces sentía.
Todos fueron de gran ayuda y no los defraudaría. Con todo el valor, que tenía, oprimió las teclas para marcar el número de Neji.
[...]
Hizashi, corría por el jardín, seguido por Tenten, quien trataba de alcanzarlo, para hacerle cosquillas, cuando el teléfono de Neji, timbró con número desconocido.
El Hyuga, frunció el ceño y respondió.
—¡Nii-san!—Neji, se puso de pie, llamando la atención de su hijo, como la de Tenten.
...
Una hora mas tarde Hinata corrió entre todas las personas, sin importarle lo que quisieran pensar. Ella, solo quería llegar hasta su familia, que tanto había extrañado.
Neji la levantó en el aire girando con ella, casi derramando las lágrimas, de tanta alegría, después fue el turno de Tenten, quien lloró sin poder contenerse, pero, la Hyuga no estaba preparada, para el golpe mental que sufrió al ver el hermoso niño, que miraba hacia ella con ojos curiosos.
Hinata lo tomó en brazos aferrándose a el sin dejar de llorar. Las personas los veían, pero a la morena ya no le molestaba, porque ahora estaba con su familia.
La ojiperla, presentó a todo el equipo con su familia. Neji, no daba crédito a lo que Orochimaru, estaba diciendo acerca del largo viaje.
Neji, lleno de agradecimiento, invito a todos a cenar al mejor restaurante de Konoha y todos aceptaron, a excepción de Orochimaru, que tenía una cita urgente.
La cena fue muy agradable, sobre todo por la cantidad de vivencias, que tuvieron mientras viajaban.
La Hyuga, no soltó al niño de sus brazos, incluso ella misma lo alimentó, para no dejarlo ir. Neji les comentó que la boda de Ino e Itachi, era el día siguiente, haciendo que Hinata casi se ahogará con la bebida.
Cuando terminó la cena, todos agradecieron y se despidieron, dejando sus números de teléfono con Neji, para poder buscarse mas adelante.
—Aún es temprano, ¿porque no pasamos por el centro comercial, para comprar un vestido para que uses mañana?— Hinata, no supo que decir, pero su primo intervino.
—Tenten, tiene razón Hina, mañana, se casa Ino y no perdonará que faltes a su boda.
—No se diga mas, compremos el vestido mas hermoso, para que mañana les demuestres que regresaste mas bella que nunca—afirmó la castaña, emocionada y haciendo dos citas para el salón de belleza.
Al día siguiente la familia Hyuga, se dirigió hacia el elegante salón donde se celebraba la boda.
Neji, se mostraba muy guapo usando un traje a la medida en color gris oscuro, con la camisa azul, Hizashi, vestía igual a su padre y Tenten, usaba un vestido largo de una sola manga en color azul, los tres se veían encantadores.
Hinata, usaba un hermoso vestido rojo, largo con una abertura en la pierna derecha. Las mangas, caían por los hombros, dejando al descubierto, parte de los senos, sin caer en lo bulgar. Los accesorios como las sandalias de alto tacón, eran dorados haciendo juego con el pequeño bolso de mano.
El cabello permaneció, en un moño desordenado, dejando mechones sueltos haciéndole lucir encantadora. Tenía que admitir, que le gustó como se veía, sin mencionar que el vestido dejaba mucho a la vista y fue gusto de Tenten.
Llegaron y de inmediato Hinata, comenzó a sentir antiedad, Neji se percató y le tendió la mano. Respiró profundo, como le enseñaron en la selva y levantó el rostro, sin mostrar pánico de nuevo.
[...]
Los novios se encontraban, sentados en la mesa preparada para ellos. Todo el salón lucía perfecto y los invitados se veían muy elegantes.
Los Uchihas, se hallaban a la derecha de los novios y el padre de Ino, junto a sus amigos se sentaron, a la izquierda.
Sasuke, estaba perdido en sus pensamientos, mirando a su hijo, que no se quedaba quieto ni por medio minuto.
Mas alejado se encontraba Obito, con Kakashi, Junto a los padres de Naruto.
Mas al centro, se hallaban Temari, Shikamaru, Sakura y Gaara, Naruto estaba bailando con Rin, hasta que terminó la pieza y regresó donde se sentaron, Kiba, Shino Rock Lee y Choji.
En el momento en que los cuatro Hyugas entraron al salón, todos giraron a verlos, y no se debía a la imponente presencia que marcaban, tampoco, por la ropa que usaban, sino por el gran grito que lanzaron Kiba y Naruro al unísono.
¡HINATA-CHAN!—Hizashi se asustó y comenzó a llorar, mientras Neji trataba de calmarlo, Hinata se puso roja, al recibir todas las miradas.
Los cuatro llegaron a donde estaban los novios, para felicitarlos. Ino envolvió a la Hyuga, en un abrazo fuerte, hasta que se soltaron y fue el turno de Itachi, quien no pudo evitar abrazarla, fraternalmente y feliz de que estuviera de regreso, sin guardarle rencor.
Apenas, terminó de saludar los novios y las perlas encontraron las oscuras orbes del hombre, que aún calentaba sus noches recordando los suaves toques sobre la piel.
El hombre, el cuál también la había decepcionado, Obito Uchiha.
Continuara.
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