Especial de San Valentin p.1

Narra Matt

Hola, ¿me escuchas? —pregunté acomodando mis auriculares. No recibí respuesta alguna—. ¿Me escuchas? No te veo.

—¿Aló? —contestó del otro lado—. Sí, un poco entrecortado. El internet ha estado molestando estos días. Creo que no podré activar la cámara hoy.

Otro día sin poder verlo.

—No es justo —dije un tanto molesto—. Tú siempre me ves y yo a duras penas logro hacerlo una vez a la semana. Las fotos no valen, yo quiero verte cuando estamos hablando, no sentir que le hablo a una pantalla, Tobi.

—Lo sé, no te enojes conmigo —activó su cámara—. ¿Me er Ma? —no lograba entender lo que decía, activar su cámara había hecho que el audio se cortara. Ahora no solo no lo veía, tampoco podía escucharlo—. Creo que funra lo sima.

—Mejor apágala.

La pantalla negra desapareció.

—Lo siento, Matt —dijo casi en un susurro—. Cuando llueve se pone imposible esto. Pero puedes verme —mi celular vibró. Tenía un mensaje de WhatsApp de Tobi. Al abrirlo me encontré con una foto suya mandándome un beso.

— Te ves muy guapo —mascullé entre dientes.

—¿Dime?

—No, nada. Debo colgar.

—¿Tan pronto? —inquirió el rubio, pude sentir una pizca de tristeza en su voz.

—Tengo que ensayar. Ya pronto nos vamos de gira.

—Bueno, Matt. Cuídate, te mando muchos besos —hizo el sonido de uno.

—Descansa, Tobi.

Colgué.

En mi escritorio había una foto de Tobi y yo. La habíamos tomado aproximadamente hace un año, justo antes de devolverme a Alemania. Recordaba mucho ese día, en casa de mi padre, Tobi y yo tomados de la mano por primera vez. Me era imposible sacar de mi cabeza aquella calidez de sentí cuando nuestras manos se entrelazaron. Solo pensaba que allí era donde quería estar.

—¿Cuándo nos volveremos a ver? —pregunté a la foto.

Llevábamos un año saliendo y en ese año nos habíamos visto solo un par de días, luego de regresarme a Alemania había ido a visitarlo una sola vez, en un viaje de 15 días que había hecho en mis vacaciones. Él había querido venir en navidad, pero su trabajo no lo hizo posible.

—Te extraño mucho —acaricié su rostro en la foto—. Tal vez debería decírtelo —suspiré. Me era imposible ser cariñoso en la distancia. Me preguntaba si eso algún día terminaría aburriendo a Tobi.

Y es que él era demasiado lindo y especial conmigo. Se esforzaba porque la distancia no pudiera hacerme pensar que existiese la mínima posibilidad de que dejara de quererme. Y aún así yo rara vez le decía algo bonito, y cuando lo hacía era principalmente porque él me lo preguntaba o me lo pedía.

"Odio decirle te quiero o te extraño a una pantalla o a una ventana de chat" pensé recostándome contra la pared y cruzándome de brazos. "Si estuvieras aquí...".

—Tal vez piense que ya no lo quiero.

Los últimos días habíamos hablado muy poco. Tobi actuaba normal, pero yo sentía que no quería hablarle, no quería contestarle, de algún modo me molestaba que estuviera lejos, lo cual no tenía sentido pues no era culpa suya.

—Pero sí lo quiero —volví a mirar nuestra foto—. Claro que lo quiero —tomé la foto—. Te amo —murmuré con preocupación—. Te amo y eso me asusta mucho. Por más que te ame seguimos estando lejos.

Los últimos días no había dejado de pensar en que aunque nuestra relación aparentemente estuviese funcionando, a pesar de la distancia, el tiempo podía cambiarlo todo. Podía llegar el día en el que Tobi simplemente dejara de quererme, el día en el que llegara a pensar que nuestro amor no tiene sentido al ni siquiera poder tomar nuestras manos. Incluso el día en el que llegase alguien más que pudiera darle todo aquello que por la distancia no hacía parte de nuestra relación. ¿Y si llegaba a pensar que mi frialdad es porque hay alguien más en mi vida?

Sacudí mi cabeza, tratando de alejar todos esos pensamientos.

—Ya no somos niños. Seguramente Tobi me diría algo si alguna de esas cosas pasaran —puse la foto en la mesa—. Pero por qué esperar a que algo así ocurra.

Miré de reojo mi instrumento musical y a mi cabeza llegó la idea de que sin importar en dónde me encontrase la música estaría conmigo. Podía llevar la música hasta el rincón más oculto del mundo y nada cambiaría. La música estaría conmigo de igual forma sin importar el espacio y el tiempo que ocupara, pero el amor no era así. El tiempo podía cambiar nuestros sentimientos, la distancia podría destruirlos, por más fuerte que sea un vínculo, si no se cuida llegará el día en el que se rompa.

—¿Qué pasaría si Tobi se va de mi vida?

Sentí un punzón en mi pecho y mis ojos se aguaron.

—Quiero verte y decirte lo mucho que te amo.

******

—Lo hiciste muy bien, Raina —le di una taza de café y le hice señas de que se sentara.

—Ensayé mucho para presentarlo hoy —se sentó y dio su primer sorbo—. Espero poder unirme a la siguiente gira.

—Te unirás a esta —dije poniendo mi mano sobre su hombro—. Ya estás lista —ella me miraba con sorpresa—. No me mires así, o no quieres. Si no quieres dime.

—No es eso, pero es tu solo y pues la idea es que sea tu momento, yo...

—Era mi solo —interrumpí. Ella se veía cada vez más confundida—. Ahora es tuyo, bueno, solo si lo quieres.

—No entiendo lo que dices, Matt.

—No estaré en la gira —casi deja caer la taza—. Ya hablé con todos, pedí los permisos y disculpas necesarias y en unos días daré una entrevista explicando todo. Además explicaré porqué te escogí como mi reemplazo. Seguramente querrán hablar contigo también. Ya sabes que los medios son muy chismosos.

—Pero, ¿por qué? Todos estos meses de trabajo, Matt. ¿Qué ocurre?

—Hay algo más importante que debo hacer. Además, creo que mis días de andar de un lado a otro terminaron. Quiero estabilidad, establecerme en un lugar tranquilo, un lugar al que pueda llamar hogar. No sé dónde lo encuentre, pero en todo este tiempo no lo he encontrado aquí. En Alemania no es.

—Matt —sus ojos se aguaron—. ¿Hablas en serio? ¿Y nuestros planes?

—Son tuyos. No me necesitas para cumplir ninguno. Eres maravillosa, solo debes confiar más en ti.

—Te voy a extrañar —me abrazó.

—Espero ver mucho de ti. También te extrañaré.

Cuando Raina se fue me dispuse a buscar un boleto de avión. El más próximo era para el 13 de febrero. Pensé en que sería la fecha perfecta, hasta que vi a qué hora estaría llegando, el 14 a las 8 de la noche. Seguramente no alcanzaría a pasar San Valentín con Tobi.

—Pero le daré la sorpresa —lo compré—. Nos vemos la otra semana.

Narra Tobi

—Debo colgar.

No llevábamos ni cinco minutos de llamada y Matt ya tenía que irse. Me sentía muy triste, los últimos días no habíamos hablado mucho, él se enojaba porque yo no podía poner la cámara, estaba seguro de que por ello era que colgaba, lo cual no era justo. Me dolía que no tratase siquiera de comprenderme y que fuese tan frío y duro conmigo.

—¿Tan pronto? —pregunté tratando de controlarme, no quería que mi voz temblara y pensara que quería manipularlo.

—Tengo que ensayar. Ya pronto nos vamos de gira.

—Bueno, Matt. Cuídate, te mando muchos besos —traté de sonar tranquilo y entusiasmado, incluso agregué el sonido de un beso.

—Descansa, Tobi —se limitó a decir.

—Me piensas —dije, pero Matt ya había colgado—. ¿Seguro que me quieres? —me dolía mucho sentir que no le importaba. Matt podía ser tan frío y cortante, no podía evitar dudar de que sus sentimientos por mí no hubiesen cambiado.

No dejaba de pensar en que ya no me quería pero tampoco podía dejarme porque se sentía culpable o porque no quería hacerme daño. Sin embargo, estar juntos así me hacía más daño que cualquier otra cosa.

"Por qué no solo me terminas" dije a su foto de WhatsApp. "Si no me quieres acaba con esto ya" mis ojos se aguaron, "ya deja de jugar conmigo" la primera lágrima se resbaló por mi mejilla. "Por qué me mientes cuando te pregunto si me quieres" me sentía como un perdedor, "si me quisieras no permitirías que me sintiera de esta forma", no podía creer que no fuese capaz de imaginar lo que su actuar me producía. Había dos opciones, o no me quería o era un egoísta que no sabía siquiera el significado de responsabilidad afectiva.

—¿Qué debería hacer?

Me recosté en mi cama. No quería dejar a Matt, pero nuestro relación me hacía mucho daño, me generaba demasiada inseguridad. No quería ser intenso, pero me hacía falta sentir que Matt realmente me quería, sus muestras de afecto eran casi nulas, ¿cómo sentirse seguro cuando ni un te quiero lograba salir de su boca sin que yo se lo pidiera?

Lo más lógico era intentar hablarlo, eso era lo que siempre le decía a mis pacientes. "A veces la gente no siente que las cosas que nos afectan sean realmente importantes y no se dan cuenta que sus acciones nos lastiman", pero qué tan ciego habría que ser para no notarlo en este caso, era obvio que nuestra relación estaba en un mal momento y ninguno hacía nada para arreglarlo. Yo quería hacer mil cosas, pero... ¿Y si el actuar de Matt era porque simplemente quería cansarme para que dejara de intentarlo?

Dejé escapar un suspiro y de repente sonó mi celular.

Alex: Hola, Tobi. ¿Cómo estás? Nos quedamos esperándote esta mañana.

Había quedado de ir a casa de Alex y Santiago para recoger unos muebles que ya no necesitaban pero que podíamos donar. Sin embargo, se había extendido una sesión y cuando me di cuenta ya era hora de almorzar. "Debí llamar para disculparme" pensé avergonzado.

Tobi: Lo siento, tenía mucho trabajo.

Alex: No importa, luego pasas.

Alex: Te escribo para otra cosa. ¿Tienes planes para el 14?

Tobi: Por ahora trabajar. Pero no sé, supongo que haremos llamada con Matt.

Alex: Es que queríamos invitarte a karaoke.

Tobi: ¿Karaoke? ¿Quiénes irán? Es que pues siendo 14 me imagino que todos van con sus parejas y qué incómodo.

Alex: Van a ir unos amigos del trabajo, pero no todos tienen pareja. Puedes hacer llamada con Matt y nos caes allá. Hace mucho no sales con nosotros, será divertido, Tobi. No todo puede ser trabajo.

Tobi: Puede ser, lo hablaré con Matt.

"Tal vez sea bueno distraerme un poco, salir y divertirme. Así puede que despeje mi mente y piense con mayor claridad".

Dejé el celular en mi mesita de noche, me acosté y me tapé con las cobijas. Me sentía ansioso, no quería dormir, me daba miedo. Desde hace unas semanas mi parálisis del sueño y las pesadillas horribles habían vuelto. No quería sentir que moriría mientras dormía, me aterraba la idea. Siendo plenamente consciente sabía que no tenía sentido pensar en ello, finalmente esos sueños solo reflejaban mi preocupación y en parte mi tristeza, sin embargo, en el momento en el que los tenía sentía que aquella era mi última noche.

—Espero al menos verte en mis sueños —cerré los ojos.

Narra Matt

—Ten cuidado, saluda a Tobi de mi parte —mi madre me abrazo—. Piensa bien lo que vas a hacer, hijo. Yo estoy muy feliz de que en esta ocasión privilegies tu felicidad. Sin embargo, a veces siento que tu obsesión por ser el mejor nubla tu vista. Recuerda que la fama y el dinero van y vienen. Hay cosas más importantes.

—Lo sé, má —la apreté fuertemente contra mi pecho—. Por eso hago este viaje. Quiero aclarar lo que siento y a partir de ello tomar la decisión que deba tomar para sentir que estoy en el lugar correcto.

—Sé que tomarás la mejor decisión —beso mi frente—. Escríbeme apenas llegues.

Asentí con la cabeza y caminé hacia la fila.

Una vez en el avión abrí el WhatsApp y observé mi última conversación con Tobi.

Tobi: ¿Qué haremos el 14?

Matt: No lo sé, ahí miramos qué se nos ocurre.

Tobi: Podemos ver una peli y hacer llamada.

Matt: Sabes que tu internet no lo permitirá.

Matt: Ese día miramos a ver qué se puede hacer.

Tobi: Alex me invitó a karaoke.

Matt: ¿Cuándo?

Tobi: El 14

Matt: ahh

Matt: entonces me preguntas es para ver si es mejor ese plan que el nuestro

Matt: si quieres ir, ve. Mejor hubieras dicho que ibas a ir y ya.

Tobi: ¿por qué eres tan duro conmigo?

Tobi: Solo te contaba. Ni siquiera he dicho que vaya a ir.

Matt: Ve

Matt: No creo que hagamos nada ese día.

Después de eso llevábamos varios días sin hablar. Algunas veces entraba al chat para escribirle, notaba que me estaba escribiendo y lo cerraba, luego no recibía mensaje alguno. Tampoco era capaz de escribirle, no quería decirle nada de lo que había pensado, necesitaba tener las cosas completamente claras antes de decir algo que pudiera crear falsas ilusiones o terminar arruinando todo.

"Supongo que cuando llegue estarás en el karaoke" suspiré.

Busqué el número de Alex y le pregunté en donde sería el karaoke, él me dio la dirección. Le dije que caería por sorpresa, que no le dijera ni una sola palabra a Tobi.

*****

Al abrir mis ojos me sentí aturdido. Las personas ya estaban bajando del avión. Miré mi reloj. Eran las 8:15. Bostecé y me desperecé. No tardé en salir del aeropuerto, no llevaba mucho equipaje. Pedí un taxi, cuando estaba por darle la dirección del karaoke pensé que sería mejor primero buscar un hotel y darme una ducha. No podía dejar que Tobi me viera sucio y desarreglado después de tantos meses.

No fue fácil encontrar hotel. No había apartado uno debido a que la idea era quedarme en casa de Tobi, sin embargo, no me sentía cómodo sin haberme siquiera bañado. Al final resulté en un motel de mala muerte. No era lo que esperaba pero al menos tenía una ducha.

Cuando terminé de ducharme vi que tenía una llamada perdida de Alexander. Intenté llamarlo pero no contestó. Pedí un taxi mientras me arreglaba. Me sentía muy nervioso, no podía esperar para tener a Tobi frente a mí.

Escuché el pito de un vehículo a lo lejos. Me asomé y vi el taxi. Tomé mis cosas y me fui.

—Guarde el cambio —me bajé del taxi y en la puerta vi a Santiago—. ¿Santi?

El chico estaba fumando. Me miró de reojo y al darse cuenta de que era yo quien estaba al frente, tiró el cigarrillo y lo piso.

—No puedo creer que estés aquí, Matt —me abrazó—. Qué vergüenza que hayas llegado y yo en esas —pisó nuevamente el cigarrillo.

—No sabía que fumabas —fruncí el ceño.

—A veces me siento muy estresado —lo pateó—. No le digas a Alex —se sonrojó—. Entremos —sacó una caja de chicles y puso uno en su boca—. Porfa no le digas, no lo hago todo el tiempo. No quiero que se preocupe.

—Deberías decirle. No es bueno ocultar ese tipo de cosas.

Santiago no contestó. Cuando entramos el lugar estaba repleto. Busqué a Tobi con la mirada sin encontrar rastro alguno.

—Allá están —Santiago señaló una mesa—. Ve y ya les caigo. Voy al baño.

Una vez frente a ellos me presentaron a todos, solo conocía a Santiago y a Alex.

—¿Y Tobi? —me senté junto a Alex.

—Creo que se fue. Salió un momento con Santiago, pero si solo regresaste con él supongo que se fue.

—¿Se fue?

—No se sentía muy bien, Matt. Sinceramente lo vi algo triste. ¿Están bien las cosas entre ustedes? —inquirió con preocupación—. Pensé que hoy nos divertiríamos mucho, pero Tobi estaba que se iba desde que llegó. De pronto algo le habrá dicho a Santiago. No sé.

—Santiago fue al baño, ¿será que se demora?

—Mejor ve a buscarlo, Matt. Si no está en su casa, está en su consultorio.

Asentí con la cabeza.

—Diviértanse —estuve apunto de decirle que hablara con Santiago sobre lo del cigarrillo, pero no pude hacerlo, no quería meterme en eso—. Despídete de Santi por mí, si algo mañana nos vemos —abracé a Alex.

Salí corriendo y me subí en el primer taxi que pasó. Le di la dirección del consultorio, ya que quedaba más cerca, al llegar vi todas las luces apagadas. "No creo que esté aquí" le pedí al conductor que me esperaba mientras iba a mirar si estaba o no.

Golpeé sin recibir respuesta alguna.

—No está —volví a subirme al taxi—. Llévame a esta dirección, por favor —le pasé una hoja. El señor asintió y arrancó. Yo busqué rápidamente las llaves del apartamento de Tobi —espero no haberlas dejado.

—¿Aquí está bien?

—Sí, señor. Muchas gracias.

Me bajé y entré al edificio.

—¿Para dónde va?

—Apartamento 303, por favor.

—¿Departe de quién?

—De...

—Creo que no hay nadie —me interrumpió el hombre

—¿Puedo pasar? Tengo las llaves —las mostré.

El hombre me miró extrañado, intentando llamar de nuevo.

—No puedo dejarlo entrar así como así.

Suspiré con frustración.

—Voy a intentar llamarlo —dije, buscando su número en mi celular—. No contesta.

—Ahí sí toca que pase más tarde.

—¿Puedo esperarlo aquí?

El hombre asintió.

—Si quiere siéntese ahí —me señaló un sofá.

Pasada una media hora intenté llamarlo otra vez, no contestó. Comenzaba a preocuparme. Cuando dieron las 11 me sentí muy angustiado. Llamé a Alex para ver si Tobi había regresado con ellos y dijo que no lo había vuelto a ver, que había hablado con Santiago y él le había dicho que Tobi se había ido para la casa porque se sentía cansado.

—Yo creo que no viene hoy —dijo el portero—. Lo mejor será que pase mañana.

—No tengo a dónde ir —me levanté del sofá—. No vivo aquí y se supone que venía a visitar a Tobias.

El hombre me miró con pena.

—¿Usted tiene las llaves?

—S-sí —las busqué con torpeza—. Estas son —se las mostré.

—Siga —señaló la puerta con sus ojos—. ¿Tiene algún documento que pueda dejar?. Es por seguridad.

Asentí y le di mi pasaporte.

—El hombre lo miró y luego me miró.

—Siga.

—Muchas gracias —estuve apunto de abrazarlo.

Me sentía muy nervioso y preocupado. Traté de esperar el ascensor pero era incapaz de quedarme quieto, por lo que subí corriendo las escaleras.

Intenté nuevamente llamar a Tobi, no recibí respuesta alguna.

—¿Dónde estás? —susurré mientras abría. No podía dejar de pensar en que algo podría haberle ocurrido.

Cuando entré todo estaba oscuro. Dejé mi maleta sobre un sofá y en la mesita de centro vi un celular. Volví a marcarle a Tobi y el aparato vibró.

—Lo tiene en silencio —colgué—. Con razón.

Dirigí mi mirada hacia la puerta de su habitación. Esta se encontraba entre abierta. Mi corazón se aceleró al pensar que Tobi estaría del otro lado. Mis manos no dejaban de sudar y sentía la boca seca.

—Tranquilo —murmuré en tanto me acercaba a la puerta que nos separaba.

La abrí lentamente. Me asomé en silencio y encontré a Tobi acostado con tapones en los oídos y temblando de frío. Me acerqué con sigilo y lo observé más detalladamente. Estaba sudando y su rostro reflejaba que se encontraba posiblemente en medio de una pesadilla.

Toqué su frente. Estaba helado. Fui a buscar una cobija en su armario y lo tapé con cuidado, luego me acosté a su lado y lo abracé. Tobí abrió los ojos por un instante, pareció sonreír y luego se volvió a quedar dormido. Su rostro se veía más tranquilo. Yo puse mi cabeza sobre su pecho y escuché por un rato su corazón. Me sentía en paz, tranquilo, ¿era eso felicidad?

En menos de un minuto me quedé dormido.

Narra Tobi

—¿Le has dicho lo que eso te hace sentir?

La mujer negó con la cabeza.

—Si no hay una comunicación eficaz es muy complicado que las cosas funcionen. Recuerda que la otra persona no es adivina y aunque tú creas que algo es obvio, para la otra persona puede que no lo sea. Por eso es importante que te comuniques, dile lo que te molesta sin miedo. Él te tiene que escuchar, tienen que llegar a acuerdos y debe producirse un cambio, si ya la cosa sigue igual después de hablarlo es mejor considerar si él es realmente la persona que necesitas en tu vida.

La mujer no dejaba de llorar. Cuando se fue me quedé pensando en nuestra sesión y en todo lo que le había dicho. Me sentí estúpido pues estaba pasando por algo similar y era incapaz de poner en práctica lo que yo aconsejaba a mis pacientes. ¿De qué servía tener la teoría si no podía llevarla a la práctica?

—Jefe, voy a cerrar.

Asentí con la cabeza levantándome del sofá.

—Tomate el día de mañana —le dije mientras buscaba mi abrigo. La chica se puso muy feliz.

Miré el reloj. Eran las cinco de la tarde.

—A las 7 es lo del karaoke —pensé mientras buscaba el chat de Matt—. No me has llamado, ni me has dicho nada. ¿De verdad vas a ser así de cruel en San Valentín? —mis ojos se aguaron.

—Nos vemos el lunes —dijo la chica desde la recepción—. Ten un feliz San Valentín, Tobi.

No contesté.

—El día del amor duele más que nunca —me quemaba el pecho—. Eres muy cruel.

El estruendoso sonido de mi celular me hizo pegar un brinco. Era Alex.

—¿Vendras? Al fin no confirmaste.

—Sí, Alex. Ya nos vemos —era obvio que Matt no me escribiría—. Paso por ti.

Yo no podía escribirle a Matt. Él era quien debía disculparse y demostrar que realmente le importaba, de no ser así era necesario que yo tomase la decisión que había evitado considerar desde hace meses. No quería separarme de él, pero... ¿no estábamos ya separados? Las relaciones a distancia pueden funcionar si ambos ponen de su parte, sin embargo, yo sentía que yo daba todo de mí y que nunca era suficiente para que Matt intentara hacer siquiera lo mínimo.

Tomé las llaves del auto y volví a casa para alistarme.

Cuando fui por Alex y Santiago me dijeron que dejara el carro allí por precaución. Que lo mejor era llegar en taxi ya que habría alcohol. Me pareció una buena idea, pues ese día no pensaba ser el conductor elegido, con como me sentía era muy probable que terminara emborrachándome.

Cuando llegamos Alex y Santiago me presentaron a sus amigos. Pedimos un par de bebidas y nos pusimos a hablar. El primero que pasó a cantar fue Santiago. El karaoke se alternaba con música para bailar. Yo no tenía ganas ni de moverme, por lo que terminé cuidando las cosas de todos.

—¿No bailas? —un compañero de trabajo de Santiago se sentó junto a mí—. ¿No te gusta? ¿O no sabes?

—No tengo ganas.

—Entonces te acompaño un rato —tomó un trago y luego me sirvió—. A mí no me gusta esta música pero igual hago el ridículo tratando de bailarla —yo no contesté—. Me entristece un poco porque hace mucho no salía a hacer esto.

—Yo no soy muy de estos planes —contesté.

—A mi ex le gustaba mucho —dijo él tomando otro trago—. Llevábamos cinco años y hace tres meses me terminó.

—L-lo siento mucho —no sabía qué más decir. Por qué me contaba eso—. Debe ser difícil terminar algo tan largo.

—Sí. El otro día lo vi con un chico. Tenía tanta rabia que casi hago una escena.

Pensé en Matt. ¿Cómo actuaría yo si lo viera con otro chico? La música cambio.

—Ven —me agarró del brazo—. Acompáñame en esta —me sirvió otro trago, yo me lo tomé y lo seguí.

Bailamos esa pieza y un par más. Era divertido. Algunas canciones las bailábamos en circulo todos, otras solo los dos. En cierto punto me sentí muy mareado y le pedí que me acompañara a tomar aire al balcón.

—¿Y tú qué? —me miró fijamente—. ¿Por qué estás solo en San Valentín? ¿También tienes el corazón roto?

No contesté.

—Yo creo que sí —dijo él. Yo agaché mi mirada al suelo—. ¿Qué tal si nos olvidamos de todo y nos divertimos esta noche? Mañana seguimos llorando.

Pensé en Matt. Saqué mi celular y no tenía ni un mensaje, ni una llamada de él. Ya eran las ocho de la noche. Mis ojos se aguaron.

—Me parece una buena idea.

El chico limpió mis lágrimas, yo di un brinco al nos esperar tal acción.

—Vamos a seguir bailando.

Asentí con la cabeza.

Volvimos a entrar. Todos estaban sentados pidiendo algo más de tomar y algo de comida.

—Hagamos un brindis —dijo Santiago—. Pero antes prometan que hoy es una noche feliz y nada la arruinará —todos levantaron sus copitas y las chocaron—. Brindo por la amistad y el amor. Los quiero mucho.

—Vamos a bailar —el chico se levantó. Yo fui tras él—. Sigue mi paso.

Él trató de enseñarme a bailar. Sin embargo, yo era muy torpe. Bailar me gustaba, pero no en compañía.

—Ups —dije luego de pisarlo—. Lo siento, tengo dos pies izquierdos.

El chico rio y de repente sentí sus labios sobre los míos. Casi de manera instantánea me alejé.

—¿Qué pasa? ¿No quieres divertirte?

—Esto es extraño —dije deteniendo mi paso—. Lo siento, yo, yo tengo novio.

—¿Tienes novio? Pensé que no, disculpa.

—Necesito tomar aire —volví a la mesa. Allí estaba sentado Santiago.

—¿Te vas? —preguntó al verme tomar mis cosas—. ¿Pasa algo?

—Necesito aire —contesté agarrando mi saco y poniéndomelo.

—Voy contigo —Santiago se levantó y le hizo señas a Alex. Salimos del establecimiento—. ¿Estás bien, Tobi? Pensé que te divertías.

Volví a mirar mi celular. No había rastros de Matt.

—Es difícil, Santiago —mi voz se quebró—. Trato de disfrutarlo, de divertirme, pero es 14 de febrero —lo miré a los ojos—. Es San Valentin y Matt ni siquiera me saludó —dejé caer una lágrima—. Tú te ves tan feliz con Alex —el chico sacó un cigarrillo y me ofreció uno, negué con la cabeza—. Sabes cuánto daría por al menos un día verme así con Matt.

—Tobi no hagas esas comparaciones —el chico dejó escapar humo de su boca—. Nuestras relaciones son muy diferentes, además no creas que todo es tan perfecto como se ve.

—Ya ni siquiera recuerdo lo que se siente abrazar a Matt. No puedo ni recordar la última vez que lo hice.

—Las relaciones a distancia no son fáciles.

—¿Crees que Matt realmente me quiere?

Santiago no contestó.

—Como sea. Lo mejor será que me vaya. Saluda a Alex por mí.

—No te vayas, Tobi. Si Matt te quiere o no es algo que solo él te puede decir.

—Las acciones hablan más que las palabras —volví a mirar el celular—. Ni siquiera me dijo hola.

—Tobi...

Un taxi iba pasando frente al lugar, saqué mi mano enseguida.

—Gracias por la invitación.

—Espera, ¿a dónde vas?

—Estoy cansado, voy a dormir.

Tomé el taxi y volví a casa. Una vez en mi apartamento, saqué el celular de nuevo y con rabia lo puse en silencio. "Tuviste todo el día para hacer algo" miré la foto de Matt, "si te importara te habrías disculpado". Lo puse sobre la mesa de la sala y me dirigí a mi cuarto. Estaba cansado, me lancé sobre la cama y quedé profundamente dormido.

[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para visualizarlo.]

"¿Puede el lado oscuro iluminar mi camino? Pon tu mano sobre mi cara. El tiempo que perdimos es todo culpa mía. Por favor no tardes mucho porque quiero tu amor. No tengo amor sin tus brazos. La vida es muy corta, pero viviré por ti".

The Strokes - Selfless

Hola a todos. ¿Cómo han estado? Ha pasado mucho tiempo. No sé si alguien vaya a leer esto o ya sea esta una historia olvidada jeje si llegan hasta aquí espero les haya gustado. Pronto subiré la parte 2. Quiero agradecer a quienes apoyan mi trabajo, principalmente a Diego Briceño, quien ha creado una nueva portada para la historia, la cual publicaré junto con el Especial de San Valentín p.2.

Gracias
DiegoStilinski

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