Capítulo 72 P.1 (Alternativo)

Hola a todos. Decidí dividir el capítulo final en dos debido a que salió extremadamente largo, no pensé que fuese a salir tan extenso. Gracias por leer esta historia <3 

Narra Matt

—¿Ya me escuchas mejor?

—Sí, má. Ya se arregló.

—¿Cómo estás, hijo?

—Bien. Terminando unas cosillas para un proyecto que estoy haciendo con un amigo. Luego te cuento bien.

—El video que me pasaste la otra vez estuvo genial. Se lo pasé a todos mis contactos.

—Ay qué pena, má.

—¿Pena de qué? Yo estoy orgullosa de mi hijo. Ven, Matt. Quería preguntarte una cosa. ¿Vendrás a pasar navidad acá?

No había considerado volver todavía.

—Tú deberías venir, má. A conocer.

No podía creer lo rápido que se pasaba el tiempo. Ya iba a cumplir un año desde que estaba en Alemania. Al principio había sido difícil, principalmente por el idioma. Todavía se me dificultaba bastante, el alemán es un idioma muy complicado, sentía que debía pensar en mil cosas al tiempo. También había sido difícil estar lejos de mi madre y de mis amigos. Los extrañaba demasiado a todos, especialmente a Tobi, pues nos habíamos distanciado demasiado.

—Es que Matt, surgió algo para esas fechas aquí. Más bien deberías venir, voy a tener una exposición importante.

—¿Una exposición? No me habías dicho nada de eso, má.

—Vamos a abrir una galería y la apertura será con la exposición. Serán varios días de arte, conversaciones y mucho café. Tienes que venir, hijo. ¿Lo harás?

—¡Claro que sí! Me voy a poner a mirar los tiquetes de una vez. Me hubieras avisado antes para comprarlos con tiempo.

—Lo siento, Matt. No quería hablar de ello hasta que no fuese real. La exposición comienza el 5.

Cuando colgué la llamada con mi madre me dediqué a buscar un boleto que no fuese tan costoso. Lastimosamente por la época del año, y por lo cercano que estaba el viaje, no pude encontrar uno que ayudara a mi bolsillo. Por fortuna tenía algo de dinero ahorrado pues mi padre me había enviado para cuando quisiera ir a visitarlo.

—Viajaré el 3 —compré el boleto y le escribí a mi madre para avisarle—. En cinco días —miré el calendario—. Me toca salir a comprar obsequios y alistar todo.

Busqué en el armario mi maleta de viaje y la dejé abierta sobre la cama. Después agarré el cel y llamé a Lis. No contestaba, volví a insistir y al parecer me colgaba.

—¿Y ahora qué?

Iba a volver a insistir cuando recibí un mensaje suyo.

Lis: ¿Qué pasaaaaaaaaaaaa? Estoy ocupada, Matt.

Matt: ¿Qué haces?

Me envió una foto muy borrosa de lo que parecía ser una cafetería.

Lis: Estoy en una cita :3

Lis: Hablamos al rato.

Lis: O mañana. Deséame suerte para que sea mañana ;p

Quería que ella me acompañara a buscar los obsequios, pero al parecer tendría que ir solo. "Mejor. Así deja de molestarme con Tobi" pensé mientras me dirigía hacia la puerta. Desde que le hablé de lo de Tobi ella no había dejado de insistirme para que lo llamara. No dejaba de repetir que estaba comportándome como un idiota y que me iba a arrepentir después, cuando lo perdiera realmente. "Pero si ya lo perdí" le respondí un día.

A mi mente llegó aquella llamada que hice a mi madre el día en el que había decidido al fin decirle a Tobi lo que sentía. Tenía un pantallazo de lo que le había escrito, no sé por qué había capturado esa imagen, ¿por qué quería guardar ese mensaje? Ni siquiera había llegado a Tobi, pues él no alcanzó a leerlo antes de que lo borrara.

"Hola, Tobi. Perdona si te preocupé, no tenía internet, ni señal. Estaba totalmente incomunicado. De verdad quería hablar contigo, ¿cómo has estado? ¿Ya me olvidaste? Espero que no. Hasta hace unos días encontré la foto que me habías enviado en la mochila, ojalá la hubiese visto antes y entonces no habría dejado pasar tanto tiempo para decirte esto. No sé si ahora sea tarde, pero si no lo digo, no sé qué terminaré haciendo. Sé que alguna vez te dije que nunca habría nada entre nosotros, que no era posible verte de otra forma. También que en repetidas ocasiones te pedí que eliminaras esos sentimientos hacia mí. Sin embargo, desde un tiempo hacia acá he pensado mucho en ti y, aunque al principio me negaba a aceptarlo, creo que me gustas mucho. Y te preguntarás por qué hasta ahora me di cuenta de ello o qué fue lo que cambió para que ahora me encuentre escribiendo esto y confesando que te quiero. La verdad no lo sé, no tengo una respuesta, lo único que sé es que en el momento en el que me pregunté cómo sería mi vida sin Tobi, pensé que sería muy triste. Y entonces me di cuenta de que quería tenerte cerca, quiero verte todos los días. No sé si eso sea amor o si al menos tenga relación con ello, ¿crees que sea amor? Espero no sea demasiado tarde"

Lo releí y una lágrima se escurrió por el rabillo de mi ojo.

—Tal vez no debí eliminarlo —me lamenté—. Aunque no me preguntaste nada después —volví al chat con Tobi—. O sea que probablemente no te importó.

La razón por la que había borrado el mensaje era porque cuando estaba hablando con mi madre, después de enviarlo, escuché la voz de Allan y luego mi madre me dijo que él había ido a almorzar con ellos. Además, me expresó lo feliz que se sentía de verlos a ambos juntos. Yo no quise preguntar si ya eran novios, no quería saber nada del tema. Tampoco llegué a hablarle a mi madre de lo que sentía por Tobi.

Con la que había hablado del tema era con Luna, quien se mantenía informada con lo que Alex le contaba a Santiago. Ella me había dicho que creía que ellos estaban saliendo, pero que no estaba segura. Que Alex decía que Tobi parecía no querer nada con nadie, pero que en ocasiones los veía más juntos de lo normal. No obstante, Luna sabía que yo quería a Tobi, así que era probable que ella omitiera información solo para no hacerme sentir mal.

Me dirigí a un centro comercial que quedaba cerca. Ya había visto un par de cosas que podía comprar para mis amigos. Caminé unas cuantas horas hasta encontrar algo para cada uno. A mi madre le llevaría un enorme y bonito juego de lápices de colores. A Alex unas cartas de póker que venían con lugares turísticos de Alemania. A Luna un rompecabezas de mil piezas del Rakotzbrücke, el puente del diablo. A mi padre una jarra de cerveza. Para Irene había comprado un osito de Berlín. Para Santiago un pequeño cascanueces. Y a Tobi una jarra de cerveza, que en lugar de cerveza estaba llena de gomitas Haribo.

Luego de las compras llegué a empacar mi ropa. Sabía que estaba empacando con mucho tiempo de antelación, pero me sentía muy ansioso. Estaba nervioso pues lo más seguro es que vería a Tobi y no sabía qué esperar de nuestro encuentro.

—Y si mejor le escribo antes.

Estuve a punto de hacerlo, pero me detuve. Lo mejor era esperar a ver cómo se desarrollaban las cosas. ¿Qué tal llegara y al tener a Tobi frente a mí no sintiera lo mismo? Es decir, existía la posibilidad de que todos esos sentimientos fuesen causa de que lo echaba de menos. ¿No?

—Mejor sigo empacando.

Al empacar algunos libros que tendría que llevar para adelantar lecturas de la universidad, algo cayó al suelo. Me agaché a recogerlo. Era la foto en la que aparecíamos Tobi y yo. La cual yo había roto y tirado a la basura, para después llegar, luego del viaje con mis amigos, rogando que no hubieran sacado la basura todavía. Afortunadamente ninguno de mis compañeros de piso había siquiera visto esa caneca, así que pude recuperar casi todos los pedazos y volverla a juntar.

—Al menos se salvaron los rostros.

Sacudí la foto y la metí en uno de los libros, luego los empaqué.

—Espero estos días pasen rápido.

Narra Tobi

—¿Será que Alex viene hoy? Para ver si pongo los pasadores de una vez.

—No. Hoy iba para donde Santiago.

Allan se levantó del sofá y fue hacia la puerta para cerrar bien todo. No podía irse a dormir sin revisar al menos unas 3 veces que las ventanas, la puerta y el gas hubieran quedado cerrados.

—¿Entonces hoy te toca dormir solito?

—Eso parece.

Al final el cuarto individual se lo había ganado Allan. Me sentía más cómodo compartiendo cuarto con Alex, no era como que me molestara si me hubiese tocado con Allan, solo que hubiese sido extraño.

—O... —puso una mirada picarona—. Podríamos aprovechar y...

—¡No! —interrumpí enseguida—. Quedamos en que iríamos despacio —arrugué mi frente.

—Solo bromeaba.

—Sabes que esas bromas no me gustan.

Allan y yo llevábamos al menos dos meses saliendo a escondidas. Apenas habíamos llegado a darnos un par de besos, de resto nada. Aunque me gustaba y me producía pensamientos pecaminosos, no quería solo tener sexo sin un sentimiento mayor al deseo. Me gustaba pensar que un encuentro de ese tipo no podía limitarse a calmar un instinto o una necesidad, no me sentía cómodo pensando en que, probablemente, al terminar el acto lo sintiera como algo vacío y sin sentido. Por más que se disfrutara, ¿sin amor tenía realmente sentido? Además, ¿qué tal si eso le diera una señal equivocada a Allan? Él podría pensar que estaba enamorado de él, cuando todavía no llegaba a sentir algo tan fuerte. Si lo pensaba con claridad, la única persona con la que había deseado llegar a eso era con Matt.

¿Éramos novios? La verdad no estaba seguro de ello. Allan había sido muy paciente conmigo, pero sabía que en cualquier momento terminaría cansándose de esperar. Eso me asustaba, ¿qué tal si se cansaba y luego yo me diera cuenta de que sí lo quería? Tal vez no de la misma manera en la que quería a Matt. ¿Era posible querer a dos personas? Todos esos pensamientos se arremolinaban en mi cabeza y la convertían en un completo caos. Lo único que quería era tranquilidad, pero cómo obtenerla si ni siquiera estaba seguro de lo que quería y sentía.

—Ya quita esa cara —el chico encendió el televisor—. No puedes enojarte conmigo por eso. Se supone que estamos saliendo, lo normal es que quiera dormir contigo. Así sea solo limitándome a abrazarte toda la noche. ¿No es lo normal? También me gustaría despertar y que lo primero que vea sea tu rostro durmiente. Eso debe ser genial, ¿no crees? —recordé las veces en las que despertaba y tenía a Matt frente a mí. No solo era genial, era hermoso—. Bueno, bueno. De verdad quita esa cara que me asustas. Ya no te molesto más —me lanzó un cojín—. Más bien ¿qué hacemos? ¿Quieres ver una peli? ¿O jugar algo?

—Esta vez te toca escoger.

—Veamos una peli —Allan buscó el computador para que escogiéramos—. ¿Qué te parece esta? Deja pongo el trailer.

Mi celular sonó. Era Sara. Contesté enseguida.

—Hola, Sara. ¿Está todo bien?

Por alguna razón siempre que recibía una llamada inesperada esperaba lo peor, para mí estas eran sinónimo de malas noticias o problemas.

—Hola, Tobi. Sí, de maravilla. ¿Tú cómo estás? ¿Qué haces?

—Muy bien, Sara. Estamos aquí escogiendo una peli.

—¿Con Allan? —hice un ruido de confirmación—. Ah bueno, espero la disfruten. Ven, Tobi, llamaba para recordarte lo de la exposición. Para que no hagas planes esos días, al menos no el de la inauguración. Es el 5. Vendrás, ¿cierto?

—¡Claro que sí! Allá estaré apenas abran. Si necesitas que te ayude a organizar algo me avisas.

—Una ayudita no vendría mal, cualquier cosa te estoy llamando. Al WhatsApp te envió la información completa. Ahí estarán los horarios y las actividades de cada día, para que invites a Allan y a toda persona que se te cruce por el camino —rio—. Allá te espero entonces.

Quise preguntarle por Matt, pero como Allan estaba a mi lado sentí que no era buena idea. Allan sabía que yo seguía teniendo sentimientos por Matt, él me había dicho que esperaría el tiempo que fuese necesario. Sin embargo, me había pedido que cuando dijera las cosas fuese sincero. Es decir, si algún día llegaba y le decía "te quiero" fuese porque realmente lo sentía y no solo para mantenerlo esperando por mí.

"¿Estoy haciendo lo correcto?" me pregunté mil veces. Hasta tuve que ir a hablar con Irene en un par de ocasiones. Ella me había dicho que lo mejor era no involucrarme con nadie si todavía seguía enamorado de Matt, que con eso solo resultaría ilusionando y jugando con el corazón de otra persona. Pero ya era tarde, ya me había involucrado con Allan, y aunque él no lo expresaba, sabía que le estaba haciendo daño al negarme a muchas de sus muestras de afecto. Algunas veces incluso le corría la cara o huía de sus brazos cuando estábamos muy cerca.

—Veamos esta —puso el trailer de una película coreana llamada "My Sassy Girl". Se veía demasiado cursi—. Se ve bonita, ¿no?

En mi rostro apareció un gesto de desagrado.

—Se ve cursi —le quité el computador—. No me gustan las películas cursis, qué incómodo.

—Bien, entonces escoge tú.

Al final terminamos viendo una de zombies.

Narra Matt:

Diciembre 3

—Nos vemos en un mes —Lis me abrazó—. Espero que cuando vuelvas ya hayas hecho ya sabes qué —susurró a mi oído y luego se separó de mí—. Yo veré —guiñó un ojo—. Agarra a ese hombre y mejor dicho, que vea que la distancia solo aumenta la pasión.

Yo solté un suspiro.

—No tienes remedio —agarré mis maletas—. A veces me perturbas demasiado, ¿lo sabías?

—Es mi sello personal —dijo poniendo sus manos en su cintura—. No me pidas que cambie lo que soy —volvió a abrazarme—. Me traes algo. Y algo bonito o delicioso. No te vayas de tacaño, sabes que lo merezco por todas las que te he salvado.

—Claro que sí. Nos vemos en un mes, Lis. Cuídate mucho. No olvides echarles agua a mis bebés y ponerlas de vez en cuando al sol.

—Sí, sí. Tus plantitas. Ya lo sé, lo has repetido como ochenta veces. Aunque no parezca soy una mujer responsable.

—Gracias, Lis.

—Bis später, Hübscher (Nos vemos, guapo)

—Tschüss, meine Liebe, und viel Glück (Adiós, querida, y mucha suerte).

Antes de subirme al avión le escribí a mi madre para que supiera que ya iba en camino. Lo primero que hice al ubicarme en mi asiento fue ponerme audífonos y darle play a mi lista de reproducción favorita. El viaje sería largo, debía tomar dos vuelos. Solo esperaba que el tiempo pasara rápido, pues en lo único que pensaba era en llegar y ver a mis seres queridos. Los extrañaba demasiado.

*****

Diciembre 5

—No te veo, má —recorrí de lado a lado el lugar. No reconocía a absolutamente nadie.

—Ya te vi, quédate ahí —contestó ella.

Segundos después la vi corriendo hacia mí, agitando su brazo con emoción.

—Mi bebé —me abrazó y comenzó a besarme la cara—. Te extrañé mucho, Matt —me abrazó con fuerza.

—Yo a ti, má —nos separamos—. Pero mira qué linda estás —la hice dar una vuelta—. Como que vivir sin hijos te rejuveneció.

—¿Cierto? Se quitaron unos 10 años de encima —sonrió—. Pero mírate. Estás muy guapo, ¿quién te dio permiso de andar tan mechudo? Te voy a llevar a cortarte esas mechas de una vez.

—Lo siento, señorita. Pero yo solo le hago caso a mi mamá, y usted es muy joven para serlo —ambos reímos—. En serio moría por verte.

Mi madre agarró una maleta, yo me colgué el resto.

—¿Y por qué no dejaste que le avisara a nadie? ¿No querías que te vinieran a buscar al aeropuerto?

Negué con la cabeza.

—No era necesario.

—Ya sé. Te daba pena que llegaran con un cartel gigantesco de bienvenida. O que hicieran un escándalo aquí.

—Solo quería que fuese una sorpresa.

—Y sí que lo será —mi madre miró su celular—. Yo creo que en la exposición se van a morir cuando te vean. Especialmente Tobi.

—¿Tú crees?

—Claro que sí, ¿por qué no? Si siempre que va se la pasa preguntándome por ti.

—Casi no hemos hablado últimamente. He estado tan ocupado que no me ha quedado tiempo de escribirle.

Pedimos un taxi.

—Deberías pasar a visitarlo antes de la expo. Llegas, te das una ducha y pasas por él. Así no le da un infarto cuando te vea allá —soltó una risita—. Que le dé el infarto antes para que no me dañe el evento.

—Ay, má.

Mi madre le dijo la dirección del apartamento al taxista y el hombre arrancó, conducía muy rápido. Yo sentía que en cualquier momento nos estrellaríamos contra algo. Llegué algo mareado, pues además el hombre zigzagueaba mucho.

—Hogar, dulce hogar —mi madre abrió la puerta de la casa—. Bienvenido, mi niño.

Dejé las maletas en el suelo y observé cada rincón, todo seguía intacto.

—Ve y te bañas. El tiempo corre y tenemos que estar listos antes de las 6.

Entre a mi cuarto. Todo estaba tal cual lo había dejado. Al entrar rocé la pared y todo lo que se cruzaba a mi paso, hasta llegar a la cama. Me senté sobre ella, agarré una almohada, la puse en mi cara y respiré profundamente. Luego la alejé de mi rostro y la abracé contra mi pecho, a tiempo que me tiraba de espaldas. Lo único que quería en ese instante era descansar, el viaje en avión me tenía agotado y la travesía en el taxi mareado.

—Hogar, dulce hogar —susurré en un suspiro—. Aparentemente todo está igual. Lo único que cambia son las personas —me senté—. Y sus sentimientos —miré el armario y recordé el último día que había visto a Tobi. Cuando él me había ayudado a empacar.

Ubiqué la almohada en su lugar y me dirigí al baño para alistarme.

—¿Te derretiste o qué? —mi madre tocó a la puerta. Yo llevaba más de veinte minutos en la ducha.

—¡Voy!

Me di una última juagada y cerré la llave.

—Ponte bien elegante, ¿no? —me dijo cuando me vio salir del baño—. Yo creo que el traje del grado estaría perfecto.

—¿El traje del grado? —me parecía exagerado—. ¿Qué tal los demás no vayan tan formales y me vea tonto?

—Elegante, dije —escuché a lo lejos—. Para evitar que yo sea la única que se vea tonta —agregó en un grito.

Le hice caso a mi madre y me puse el traje.

—Llevaré su regalo de una vez —lo desempaqué—. Ya vuelvo, má. Si algo nos vemos allá.

Mis manos sudaban mucho, eso me hacía sentir incómodo, ¿qué tal si Tobi tomaba mi mano y le daba asco la sensación?

—¿Por qué haría eso, tonto? —bufé pateando una botella que había en el andén.

Me detuve y giré mi cuerpo hacia atrás. Ver la botella tirada me hizo sentir culpable, incluso si yo no había sido quien la había tirado. Corrí hacia ella y la cogí. Luego la tiré en una caneca que había en la esquina. No lograba entender por qué había gente que no podía esperar a toparse con una caneca para tirar las cosas.

—Hola, Tobi. Te ves bien —suspiré. Estaba muy nervioso—. No. Así no. Hola, cuánto tiempo. ¿Ya me olvidaste? —negué con mi cabeza—. ¿Acaso quieres que se vaya en serio? —no sabía qué decirle a Tobi. Bueno, sí sabía. Tenía que hablarle de mis sentimientos. Lo que no sabía era cómo hacerlo. Volví a mirar la dirección que me había dado mi madre—. Tobi, yo...

Cuando levanté la mirada detuve mi paso en seco y mi cuerpo se quedó completamente congelado. Tobi y Allan salían del edificio. El rubio iba con la mirada clavada en su celular, su compañero cruzó su brazo por su espalda y hombros y lo guio como si quisiera evitar que se tropezara por no estar pendiente del camino.

Ambos se detuvieron en la esquina. Tobi guardó su celular y Allan le acarició el rostro. Yo volteé a ver hacia otro lado un instante y cuando volví a buscarlos ya no estaban.

—Supongo que sí me olvidó —apreté mi puño con fuerza. Tenía ganas de llorar y de gritar a quien se me atravesara—. Era lo que querías, ¿no? —me dije con la voz cargada de rabia.

En ese instante sonó mi celular. Sin mirar quién llamaba, contesté.

—¡¿Por qué no me dijiste que vendrías?! —era Luna—. Eres un ingrato. Tuve que enterarme al ver tus maletas en la entrada.

—Hola, Luna. Quería que fuera sorpresa —traté de sonar lo más animado posible—. ¿Estás en mi casa?

—Sí. ¿Tú dónde estás?

—Ya voy para allá. Aunque, ¿mi madre sigue allá?

Luna me dijo que ella todavía estaba en casa, pero que ya estaba por salir. Yo le dije que cuando fuera llegando le marcaba y que si mi madre seguía en casa nos viéramos en la esquina. Necesitaba hablar con alguien y estaba seguro que habría lágrimas. No quería que mi madre se preocupase por mí.

No fue necesario hacer la llamada pues cuando iba llegando la vi subirse a un taxi y partir. Luna estaba asomada por una ventana, apenas me vio sonrió y salió corriendo.

—¡Matt! —escuché gritos del otro lado de la puerta. Cuando esta se abrió la pelirroja se lanzó sobre mí—. No puedo creer que estés aquí, de verdad es una sorpresa.

—Hola, Luna.

—Pero que no se note la emoción. ¿Acaso no me extrañaste o qué?

—Claro que te extrañé, cómo no voy a hacerlo —le hice señas para que entráramos—. Es solo que no me siento muy bien ahora.

Nos dirigimos a la sala.

—¿Pasó algo? —nos ubicamos en el sofá más grande—. ¿Qué ocurre? ¿Quién se murió para que traigas esa cara?

—Lo perdí, Luna —apoyé mis codos sobre mis piernas, curvé mi espalda y llevé mis manos hacia mi cara, cubriendo mis ojos—. Creo que lo perdí de verdad.

—¿Qué? —ella trató de alejar una de mis manos de mi cara—. ¿Por qué dices eso? ¿Qué ocurrió?

—Tobi y Allan están juntos —mascullé con una mezcla de rabia y dolor—. Debí decirle antes de irme, en lugar de ser un cobarde.

—Yo no creo que ellos...

—¡Yo los vi! —descubrí mi rostro—. Los acabo de ver. Ellos estaban juntos y Allan tocaba su rostro como lo haría un novio.

—¿Pero se besaron? ¿Se tomaron de la mano?

—No lo sé. Pero no puedes decirme que eso es algo que se haga con cualquiera.

—La verdad no sé si ellos dos tengan o no algo. Alex no es el mejor informante, casi ni cuidado les pone.

—¿Tú crees que después de todo el tiempo que ha pasado Tobi pueda seguir enamorado de mí? —la miré directamente a los ojos. Ella no fue capaz de mantener su mirada—. Además, ellos viven juntos. Viven juntos y seguramente Allan habrá tratado de acercarse. Quién sabe qué cosas le habrá dicho de mí para que me dejara de hablar y me sacara de su cabeza.

—Matt, tú fuiste el que le pidió que te olvidara. En otras palabras, tú le pediste que se alejara y te sacara de su cabeza. No puedes ahora culpar a Allan. No es como que Allan sea el villano de la historia. Tampoco digo que tú seas el villano, no hay villano en esta historia. Si Tobi quería olvidarte porque pensaba que jamás tendría oportunidad contigo, si estuvo pensando eso por tanto tiempo, ¿no te parece justo que se diera una oportunidad con otra persona? Se podría hasta decir que Allan llegó en el momento indicado para ayudarlo.

—Pero yo lo quiero —las lágrimas no dejaban de caer—. Cuando los vi juntos sentí un vacío horrible en el pecho. Y ahora siento como si me estuvieran despedazando desde adentro. No puedo ir a la exposición.

Luna se puso de pie.

—¿Vas a plantar a tu madre?

—Tobi va a estar ahí y Allan también. Yo no soportaría verlos, no puedo verlos. No puedo ver a Tobi, me da miedo tenerlo en frente.

—No digas bobadas, Matt. Más bien lávate la cara y ponte bien divino para que Tobi se acuerde de todo lo que le hacías sentir. Yo sinceramente no creo que ellos estén saliendo, o al menos no creo que Tobi te haya olvidado. No del todo.

—¿Y si realmente me olvidó?

—Entonces tú también tendrás que olvidarlo.

Me sentía fatal. Al final todo había sido culpa mía. Por no aceptar lo que sentía, por no tener el valor de decirlo, por no haberme dado cuenta a tiempo de lo importante que era Tobi para mí. En ese instante recordé las veces que había visto a Tobi triste por mí, recordé lo mucho que lo había herido. "No hay nada peor que un amor no correspondido" había dicho Lis un día. Ahora entendía más que nunca el porqué y también entendía lo doloroso que tenía que haber sido para Tobi el haberme querido, y no solo pensando que no era correspondido, sino también creyendo que jamás lo sería.

—No nos adelantemos a nada, Matt. Todo estará bien, ya verás —Luna miró su reloj de muñeca—. Ya va siendo hora de ir saliendo. Le voy a avisar a Santi, se supone que vienen a recogernos en el carro de los padres de Irene. ¿Si supiste que sacó la licencia hace poco? Anda super contenta.

—¿De verdad? No, no tenía idea. Me alegra mucho por ella.

El celular de Luna sonó.

—Ahí están —se asomó a la ventana—. Vamos, Matt.

Cuando salimos de la casa, Alexander bajó el vidrio de la ventana de adelante.

—Creo que a Tobi le dará algo —dijo al verme—. ¿Por qué no nos avisaste?

—Sí, Matt —Irene agachó su cabeza y me saludó agitando su mano de lado a lado—. Hubiéramos ido a recogerte al aeropuerto.

Luna abrió la puerta de atrás y antes de que subiéramos Santiago bajó.

—Salúdame como es debido —me abrazó—. ¿Si nos extrañaste? Porque casi ni contestabas ese celular. Qué fastidio.

—Pero, Santi. Siempre me llamabas cuando yo estaba en plena media noche. Y cuando yo te llamaba nunca contestabas. No puedes echarme toda la culpa a mí.

—Y eso que yo le dije a qué hora era mejor llamarte.

Luna se subió primero, a mí me tocó en la mitad.

—¿Tobi sabía que vendrías? —preguntó Alex. Posando su mirada en mí por medio del espejo retrovisor. Yo negué con mi cabeza—. En serio le dará algo —soltó una risita.

—Yo sí creo —agregó Irene sin despegar la mirada de la carretera—. Es que apenas te vea yo creo que hasta se desmaya.

—Más exagerados —contesté sonrojado—. La verdad no creo. Pues supongo que se sorprenderá al verme, pero probablemente ya le dé hasta igual.

—¿Y por qué dices eso? —inquirió Irene.

—Tobi y yo nos alejamos mucho. Ya ni hablamos. Él está en sus cosas, yo en las mías. Yo creo que ni se habrá acordado de mí quién sabe en cuánto tiempo.

Irene soltó una carcajada.

—Ay, Matt. Sobre todo. Si siempre que te nombramos le brillan los ojos.

—Eso es verdad —Alexander la apoyó—. Yo creo que es más fácil que olvide cómo llegar a su casa. Es más, yo creo que si Tobi perdiera la memoria olvidaría todo, menos a Matt.

—Claro que no —grité—. Dejen de decir esas cosas —no quería hacerme falsas ilusiones.

—¿Qué creen que hará Tobi apenas vea a Matt? Yo creo que corre y le da un beso —Luna buscó algo en su bolsillo—. Hagamos una apuesta —mostró un billete.

—¿Qué? —no podía creer lo que estaban haciendo.

—Yo creo que se desmaya o se pone a llorar —propuso Irene.

—Solo puedes escoger una —dijo Luna.

—Entonces yo digo que se desmaya —sonrió y luego oprimió la bocina con ira—. Y este idiota qué. Mira cómo nos cierra —volvió a hacer sonar la bocina—. ¡Oye, imbécil! —gritó por la ventana.

Los del otro carro la ignoraron.

—Ya cálmate o terminaremos chocando con algo —Alexander se puso serio.

—Lo siento, es que de verdad. Luego dicen que somos las mujeres las que manejamos mal —su voz sonaba más calmada—. Yo digo que se desmaya —repitió.

—Entonces yo que se pone a llorar, aunque no enseguida, luego de abrazarlo —intervino Alex—. Yo digo que lo abraza.

—Yo digo que dice o hace alguna estupidez —la voz de Santiago al fin se hizo presente—. Déjenme pensar. Me lo imagino viendo a Matt y acercándose lentamente sin quitarle la mirada, luego tropezándose con una persona o un objeto por ir distraído. Ojalá no termine tirando alguno de los objetos de la exposición porque no puedo imaginar la furia de Sara si llega a ser así.

—Yo digo que se soba los ojos tipo: ¿esto es real? —propuso Luna—. Faltas tú —Luna dirigió sus ojos hacia mí.

—¿Yo? ¿Estás loca? ¿Por qué yo apostaría con eso? Ustedes solo quieren molestarme.

—Ay, Matt. No seas aburrido. La apuesta es en serio —Irene detuvo el auto—. Llegamos. Pero antes de bajarnos, ¿tú qué dices, Matt?

—No te dejaremos bajar hasta que hagas tu apuesta —Santiago se recostó contra su puerta—. Estás encerrado.

—Está bien. Tocará porque quién se los aguanta. Como que el tiempo solo los ha vuelto más fastidiosos —se miraron entre ellos y soltaron una risa—. Yo digo que estará con Allan así que me saludará desde lejos.

La sonrisa de casi todos se borró enseguida.

—Sí, probablemente esté con Allan —dijo Irene—. Pero te diré algo, Tobi no te ha olvidado, Matt. Hace unos días fue a mi casa y hablamos de él y de ti. No te niego que Tobi ha pensado en darse una oportunidad con Allan, sin embargo, no lo noté muy seguro con la idea. ¿Sabes por qué? —Yo negué con la cabeza—. Claro que sabes —agarró las llaves del auto y abrió su puerta—. Vamos.

—Espera —grité, todos me ignoraron—. ¿Por qué?

Nadie respondió.

Nos bajamos y buscamos la puerta del lugar. Al entrar ya había mucha gente. Vi a mi madre a lo lejos hablando con varias personas. Apenas nos vio nos saludó y nos hizo señas de que la esperáramos un momento.

—Hay mucha gente, qué genial. A tu madre le irá súper con esto.

—Yo creo que sí. Ella es muy talentosa —sonreí volteando a verla de nuevo.

Luna, Alex y Santiago estaban concentrados viendo algo en el celular. Irene y yo estábamos hablando sobre cómo nos había ido en la universidad y luego ella me había preguntado por Tobi. Yo le dije que lo había ido a visitar al llegar, pero que no lo había saludado pues él estaba con Allan y no quería entrometerme.

—¡Booh! —De pronto alguien puso sus manos en la cintura de Irene, haciendo que pegara un brinco—. ¿Te asusté?

Todos levantaron sus rostros y me miraron de manera extraña. La voz era conocida, Irene estaba al lado mío y por el rabillo del ojo noté que también había volteado a verme antes de girarse hacia quien la había saludado. Mi corazón comenzó a latir con rapidez, sin embargo no era capaz de voltear a mirar.

—Hola, Tobi —dijo Irene—. ¿Cómo estás?

—Súper bien.

Todos estaban en silencio, como esperando que algo ocurriera. Irene me dio un codazo, por lo que giré lentamente mi rostro hacia ellos.

—H-hola, Tobi —lo saludé manteniendo mi cabeza agachada. No había sido capaz de mirarlo a la cara—. ¿Cómo estás?

Él se quedó en silencio un instante y antes de que alcanzara a levantar mi rostro sus brazos me rodearon.

—¿De verdad eres tú? ¿O es otro sueño? —susurró a mi oído—. Dime que eres tú.

Yo me quedé completamente mudo y petrificado. No sabía qué hacer, ni qué decir. Cuando Tobi se separó de mí, y al fin pude ver su rostro, sentí como si el tiempo se hubiese detenido. Él sonreía y su rostro brillaba, en toda la escena parecía haber un resplandor casi celestial. ¿Acaso era yo el que soñaba?

—S-soy yo —respondí en un susurro.

—Matt...

—¡Chicos! ¿Llegaron hace rato? —el halo que iluminaba la escena se apagó enseguida—. ¿Matt? Pero, ¡qué sorpresa! —Tobi alejó sus manos de mis hombros y desvió su mirada hacia otro lado—. ¿Cuándo llegaste? ¿Qué tal el viaje? Tienes mucho por contarnos —Allan pasó su brazo por la espalda de Tobi y ubicó su mano en su hombro.

El rubio miró la mano y luego volvió, con lentitud, a posar su mirada sobre mí. Su sonrisa había desaparecido.

https://youtu.be/PGCFaZIeB3k

"¿Quién es el que te lleva más alto de donde alguna vez has estado? Solo tengo que saber la respuesta. ¿Quién es el que piensas de noche y el día? No hay tiempo que perder. Solo trato de decir... ¿A quién amas? ¿Es él o yo? Porque ya no puedo soportar más la presión. ¿A quién amas? Chica, eso me está matando. Si no puedes asegurar que soy yo, entonces saldré por la puerta" (WHO DO U LOVE? (Monsta x feat. French Montana)

Mañana publicaré la parte final. De nuevo gracias a todos por leerme. Vi un comentario proponiendo una dinámica de preguntas y respuestas. Tengo algo planeado para ello, por eso les pido que dejen sus preguntas sobre cualquier cosa que se les ocurra en los comentarios. Gracias por todo <3 

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