Capítulo 68 (Alternativo)

Narra Tobi

—Hoy es la reunión de la que te hable en casa de Matt —dije con tristeza mientras abrazaba mis rodillas contra mi pecho.

Allan y yo nos encontrábamos en un parque cerca de mi casa, sentados contra un árbol gigantesco que nos cubría del sol.

—¿Cómo te sientes? Te veo un poco desanimado.

Suspiré y escondí mi cabeza entre mis piernas y brazos. No quería llorar más, todas las noches había logrado conciliar el sueño apunta de lágrimas.

—No te quedarás solo —sentí la mano de Allan sobre mi hombro—. Tienes a tus amigos, a Alexander, a Irene —levanté mi cabeza y dirigí mi mirada hacia él—. Y a mí —agregó en tanto limpiaba mis mejillas con la yema de su dedo pulgar—. Siempre que te sientas solo sabes que puedes llamarme y sea como sea llegaré a donde me digas.

Sonreí y volví a apoyar mi cabeza sobre mis rodillas.

—Siempre has sido muy bueno conmigo —lo miré sin cambiar mi cabeza de posición—. Gracias. No sé qué haría si no te hubiese conocido.

—¿Quieres que te acompañe hoy?

Recordé el rostro de fastidio de Matt cuando Sara había propuesto que invitara a Allan.

—No lo sé. Podría resultar raro —quería que Allan fuese conmigo. Tenerlo cerca me hacía sentir más seguro y me distraía—. No creo que a Matt le agrade la idea.

—Pero me dijiste que te habían dicho que podías invitarme.

—Sara dijo eso. Matt solo parecía molesto con la idea —me sentí tonto al haber dicho eso. No era algo que Allan necesitase saber—. C-creo que solo quiere que vayan las personas más cercanas a él.

—No lo sé, Rick —Allan se recostó contra el árbol—. Creo que no le agrado.

—¿Por qué dices eso? No puedes caerle mal a alguien con quien ni has hablado. Es que apenas se han saludado.

—No sé, es lo que percibo siempre que lo veo. Como una energía negativa hacia mí.

—¿Matt? De verdad lo dudo. Matt jamás transmitiría algo negativo hacia nadie, es demasiado amable y bueno con todos.

Solo podía recordar, con mucha vergüenza, los primeros días que compartí con Matt. Lo mal que me había portado con él y que a pesar de que había sido una completa basura, él siempre había mantenido su amabilidad. Recordaba que esa actitud suya me sacaba de quicio porque me parecía imposible que una persona pudiese seguir tratando tan bien a alguien que no hacía más que atacarle sin razón. Nada de lo que le había hecho a Matt había sido suficiente para que él reflejara algún mal sentimiento, además de la decepción, o alguna energía negativa hacia mí. Entonces, ¿era posible que tuviese algo en contra de Allan?

—Yo creo que lo estás mal interpretando. Matt simplemente es algo tímido a veces y como ustedes ni han hablado pues es normal que te parezca antipático.

—Yo creo que eres tú el que lo mal interpreta, Tobi —Allan se levantó y estiró sus brazos hacia arriba, entrelazando los dedos de sus manos para estirar la espalda—. A mí parecer son más celos que otra cosa.

—¿Celos? ¿De qué hablas?

Allan extendió una de sus manos hacia mí para ayudarme a levantar.

—Creo que está celoso de que tú y yo compartamos tiempo —contestó a tiempo que me jalaba hacia arriba—. Solo eso diré. Ahí te dejo para que lo pienses.

¿Celos? ¿Por qué Matt sentiría celos de que yo tuviera un nuevo amigo? No tenía nada de sentido. Matt y yo seguíamos siendo amigos, seguíamos compartiendo tiempo. Era como si yo me sintiese celoso de su amistad con Luna o con Santiago. De Santiago me había sentido celoso, sí, pero no por su amistad. Era porque pensaba que él y Matt tenían algo. ¿Era posible sentir celos de amistad?

—Y entonces, ¿quieres que te acompañe o no? —insistió Allan.

—S-sí. Vamos. Así de paso ves que Matt no es como crees.

—Pues me acabas de decir que parecía molesto con la idea de que yo asistiera hoy.

—Pero no por lo que crees.

—Ya veremos —se sacudió el pantalón, yo hice lo mismo—. ¿Será que voy a mi casa a cambiarme? ¿Es algo formal?

—No creo. Es solo una reunión sencilla. Yo voy a ir así —estaba en jean y un buzo gris—. ¿Qué hacemos mientras? ¿Vamos a mi casa? Mi padre está de viaje.

—Sí. Vamos a escuchar música a tu casa, a ver si nos desestresamos un poco.

—¿Estás estresado?

—¿Quién no?

Tomamos nuestras bicicletas y nos dirigimos a mi casa. Cuando llegamos la puerta principal estaba sin seguro. Ello significaba que mi padre sí estaba en la casa.

—Mejor vamos a otro lado —saqué la llave de la cerradura—. Volvamos al parque.

—¿Al parqué? —Allan me miró extrañado.

—Vamos.

Giré mi cuerpo y comencé a caminar.

—¡Tobi! —la voz de mi padre golpeó bruscamente mis oídos—. ¿Por qué te vas? —Allan y yo volteamos a ver. Mi padre estaba asomado a la ventana—. Ven. Quiero hablarte de algo.

Miré a Allan. El chico me hizo señas de que entráramos.

—¿No me vas a presentar a tu amigo?

Allan parecía nervioso. Yo estaba mucho peor, mis manos sudaban y mi corazón latía muy rápido.

—Él es Allan. Un amigo que conocí hace un tiempo.

Mi padre se acercó a Allan y le dio la mano.

—¿Estudian juntos?

—No, señor —contestó casi en un grito—. Yo ya estoy en la universidad.

—¿En la universidad? —mi padre dirigió su mirada hacia mí—. ¿De dónde se conocen?

—Allan es primo de Irene —fue lo único que se me vino a la cabeza. Sabía que a mi padre le agradaba Irene—. Ella me lo presentó porque está estudiando la misma carrera que quiero estudiar.

—¿Administración de empresas? ¿Negocios internacionales? —la expresión de su rostro se suavizó por un instante.

—No, papá. Psicología.

Soltó una carcajada que nos hizo casi temblar a Allan y a mí.

—¿Es una broma? —inquirió con la ira ardiendo en sus ojos—. Claro que es una broma. Ven aquí —caminó hacia la sala—. Ven —fui detrás de él—. Quiero presentarte a alguien.

En el sofá había un hombre sentado. Cuando me vio se levantó y extendió su mano hacia mí para saludarme.

—Es un placer conocerte, Tobi —agarró mi mano y la apretó fuertemente.

—El señor Manrique trabaja conmigo desde hace años. Es una eminencia —no entendía nada de lo que estaba pasando—. Tú vas a ser su pupilo ahora. Ya vas a terminar el colegio y necesito que comiences a trabajar con nosotros. Si no vas a estudiar algo útil no me hagas perder la plata. El señor Manrique te explicará lo básico. Me gustaría que estudiaras una carrera a fin con lo que hacemos en la empresa. No me vengas con ideas hippies de que hay que trabajar en lo que se ama. No es así. Uno trabaja en lo que le dé plata, así de sencillo. ¿Crees que de psicólogo vas a vivir? ¿Sabes cuántos psicólogos hay por ahí sin trabajo? Así como no se vive del arte, no se vive de escuchar gente quejándose de sus miserables vidas. No, Tobias. Tienes la oportunidad de salir del colegio directo a trabajar en una empresa reconocida, no tendrás que esperar cinco años para poder trabajar en algo decente. Si quieres estudiar yo te apoyo, cuadramos los horarios para que puedas hacer ambas cosas. Sin embargo, tiene que ser algo que sirva para nuestros negocios. De lo contrario es mejor que vayas mirando para dónde te vas —miró a Allan—. Pregúntale a Sara a ver de qué tanto le ha servido su arte. O a tu amigo. Él perfectamente debe saber que cuando termine su carrera no le espera más que desempleo o salarios que no alcanzan para nada más que lo básico.

Sentía un nudo en la garganta que me impedía hablar.

—Tiene razón, señor —contestó Allan. Mi padre abrió sus ojos con sorpresa. Probablemente esperaba que ambos nos quedáramos callados—. Actualmente hay muchas profesiones que no están bien remuneradas y para obtener buenas oportunidades muchas veces hay que tener palanca. Sin embargo, se equivoca en algo. Uno no trabaja en lo que le dé plata, generalmente tampoco en lo que ame, uno trabaja en lo que le sirva para sus propósitos. Usted puede trabajar solo por dinero, ¿para qué quiere el dinero? Ni siquiera tiene tiempo para su hijo, quién sabe si para sí mismo. Mi madre trabaja en lo que trabaja por dinero también, por necesidad, tal vez si pudiera trabajaría en otra cosa, pero no tiene tiempo para pensar en eso porque si no trabaja nos morimos de hambre. Otros trabajan porque les apasiona lo que hacen y si les apasiona y les da mucho dinero bien, si les apasiona y no da tanto, al menos se sienten felices con lo que hacen. Yo escogí mi carrera porque me gusta y porque creo que es útil. No quiero ser rico, no quiero llenarme de dinero, solo quiero una vida tranquila en la que pueda vivir y ser útil para los demás. ¿Para qué querría tener todo su dinero si voy a ser un asco de persona como usted?

—¿Perdón?

—Usted ni siquiera tiene tiempo para su hijo. A usted no le importa su hijo, solo quiere otro empleado. Ve a su hijo como el que va a seguir con sus negocios. Ni siquiera sabe qué es lo que Tobi quiere, piensa o necesita. Nunca está en su casa y siempre que está es un martirio. Dígame, ¿de verdad cree que su vida es envidiable?

—¿De dónde salió este payaso, Tobi?

Yo seguía sin poder articular palabra alguna. Comenzaba a sentirme mareado.

—¿De dónde lo sacaste? —me tomó del brazo—. De donde haya sido lo quiero fuera de mi casa. No quiero volver a verlo aquí —se acercó todavía más a mí—. Agradece que el señor Manrique está aquí o ya lo hubiese callado y sacado a patadas de aquí —murmuró a mi oído—. Más tarde arreglamos —susurró casi de manera inaudible—. Fuera ambos.

Allan iba a decir algo más pero yo lo detuve. Lo tomé del brazo y corrí hacia la puerta. Estando afuera me recosté contra la primera pared que encontré.

—¿Por qué hiciste eso? —inquirí con voz temblorosa—. ¿Sabes lo que acabas de hacer?

—Pero, Tobi —Allan se acercó y me abrazó—. No podía dejar que tu padre te tratara de esa forma. Él es...

Lo empujé para alejarlo de mí.

—No tenías derecho a decir nada. No sabes cómo son las cosas con él. Ahora no sé qué vaya a hacer. No sé qué pueda hacer, pero me da miedo.

Las palabras de mi padre no dejaban de repetirse una y otra vez en mi cabeza. Él no me apoyaría si no estudiaba lo que él quería. ¿Qué haría entonces? ¿Seguir mis sueños implicaría perder completamente a mi padre? Yo lo necesitaba, al menos su dinero.

—Si quieres puedes quedarte en mi casa hoy.

Negué con la cabeza.

—Lo siento, Tobi. Lo que menos quería era causarte problemas, no pude contenerme y lo arruiné todo.

—Incluso si no hubieses dicho nada ya estaba todo arruinado —dije en un suspiro—. ¿Qué se supone que haga ahora? Yo no quiero trabajar allá, no quiero ser como él.

—No tienes que hacer eso.

—Si no lo hago probablemente terminaré en la calle. Yo sé que él es capaz de echarme y de dejarme sin un peso.

—No creo que vaya a hacer eso.

—¿En serio no lo crees?

—En realidad no lo sé.

Cubrí mis ojos con mis manos. Tenía ganas de llorar, pero no quería hacerlo. Allan me abrazó de nuevo. Esta vez no lo alejé de mí.

—¿Vamos a escuchar música al parque? —preguntó en voz baja.

—Vamos.

Estuvimos al menos dos horas tirados en el pasto, mirando hacia el cielo y escuchando música. Por un momento todo a mi alrededor desapareció, me veían flotando en el cielo, nadando en el azul profundo que nos cubría.

—Tobi —la voz de Allan me sacó de mis pensamientos—. Podrías buscar una beca en Alemania como hizo Matt. No comenzarías el otro semestre, pero tendrías tiempo para trabajar en otra cosa y juntar dinero. Incluso puedes colaborar con tu padre mientras te sale y así te vas a cumplir tu sueño y estás cerca de Matt.

—Mi sueño no está en Alemania. Me gusta mi país, quiero quedarme aquí y tratar de hacerlo un mejor lugar. Al menos para unas cuantas personas.

—Entonces hay que averiguar si hay becas a las que puedas acceder aquí.

—Sí, eso haré —cerré mis ojos—. Y sobre Matt —volví a abrirlos y los fijé en el cielo—. Tengo que dejarlo ir. Cuando se vaya no tendré otra opción más que seguir mi vida y obligarme a olvidarlo. De cualquier modo él y yo nunca estaremos juntos. No de la manera en que yo quiero. Y tampoco creo que pueda soportar toda mi vida en esta posición. No puedo solo seguir siendo el amigo de Matt si lo que siento por él va más allá.

Narra Matt

—Yo abro —di un último vistazo a mi reflejo en el espejo y corrí hacia la puerta.

—¡Matt! —Luna se abalanzó sobre mí y me abrazó con mucha fuerza—. Estoy muy feliz por ti. Eres el mejor —me dio un beso en la mejilla y luego entró para saludar a mi madre.

—Hola, Matt —Santiago me saludó de igual forma.

—Matt —Alex me palmeó un hombro y entró.

—Pero qué muchachos tan cumplidos —dijo mi madre—. Llegaron apenas para ayudar a organizar esto —tomó una bandeja y la puso sobre las manos de Luna—. No estamos seguros de cómo decorar. Matt y yo no nos entendemos.

—Matt, ve a tu cuarto —Luna me empujó por el pasillo—. Es claro que tu buen gusto no sirve aquí hoy.

—Yo voy contigo —Santiago corrió hacia mí y pasó su brazo por mis hombros. Luego me llevó a mi cuarto casi que obligado—. ¿Cómo has estado, Matt? Hace mucho no nos veíamos.

—Como ahora solo vienes por acá a visitar a Alex. Te olvidas por completo de tus amigos —contesté abriendo la puerta de mi habitación—. Sigue. Siéntete como en casa.

—Lo siento, Matt. No me ha quedado tiempo. Tú sabes que Alex y yo apenas podemos vernos una vez a la semana. Debo aprovechar al máximo el tiempo que tenemos.

Por un momento sentí celos de la relación que tenían. Se llevaban tan bien y aunque no se veían todos los días parecían cada vez más unidos. Santiago era un bueno hombre, Alex también. Me alegraba que se hubiesen encontrado y que pudiesen ser felices juntos. Sin embargo, al mismo tiempo pensar en ello me entristecía. ¿Alguna vez podría sentirme como ellos? Algunas veces pensaba que las buenas personas estaban en vía de extinción. Llegaba incluso a creer que era imposible conocer a otra. Además, muchas personas aparentemente buenas, terminaban siendo de lo peor. Tan solo Sam me había engañado y se había burlado de mí. Mi pecho ardió al recordar el rostro de Sam, al pensar en lo feliz que me había sentido a su lado. Cuando estaba con Sam me sentía la persona más afortunada del mundo y al final todo había resultado ser una horrible mentira. ¿Era Sam una mala persona por eso? Pero... ¿qué significa ser bueno y qué ser malo? ¿Yo era una buena persona?

—¡Matt! —Santiago chasqueó sus dedos frente a mis ojos—. Tierra llamando a Matt. ¿Estás ahí?

—S-sí —contesté cerrando mis ojos y sobando mi rostro—. Lo siento, solo estoy un tanto disperso. Es que pronto me iré y tengo miedo.

—Estarás bien —Santiago se tiró sobre mi cama—. ¿Y Tobi?

—¿Tobi? ¿Qué pasa con él? —me senté en una esquina de la cama.

—Pues —Santiago se sentó y se recostó contra la pared—. Tengo entendido que ustedes son muy cercanos. ¿Cómo tomó la noticia?

—Bien, creo. Yo sé que va a estar muy triste cuando me vaya, pero normal. Yo estaré triste de irme también y supongo que ustedes también. Los voy a extrañar a todos.

—Yo estaré muy triste si no me llamas, Matt. Pero —hizo una pausa—. Sabes que con Tobi es otro cuento. No puedes comparar nuestra relación con la que tienes con él.

—¿A qué te refieres? Somos amigos todos, ¿no? No será lo mismo, pero será bastante similar.

—Tobi te quiere mucho, eso se nota. Como amigo, como hermano, como lo que sea. Tobi está más apegado a ti que cualquiera.

—Y yo también lo quiero mucho, pero vivir exige soltar. Seguiremos siendo amigos, eso lo sé. Seguiremos compartiendo tiempo y seguramente nos volveremos a ver. Pero si en algún momento nos distanciamos no hay otra opción más que aceptarlo. Incluso la amistad tiene un fin.

—La amistad —dijo Santiago en un suspiro—. Al escucharte hablar así debo prepararme para no esperar al mismo Matt de vuelta —me lanzó una almohada a la cara.

Yo agarré la almohada y la abracé contra mi pecho.

—No es eso, Santi —apoyé mi mandíbula sobre la almohada—. Solo trato de asimilar las cosas de la mejor manera posible. Quisiera no seguir pensando en el tema. A este paso voy a terminar arrepintiéndome de todo y no quiero eso. Quiero salir, conocer el mundo, estudiar, aprender de otros lugares, conocer otras personas. No sé, quiero salir y descubrir qué hay afuera de las calles que he pisado toda mi vida.

El sonido del timbre nos hizo pegar un brinco.

—¿Vamos? —preguntó el pelirrojo poniéndose de pie.

Yo asentí con un movimiento de cabeza.

Cuando llegamos a la sala vi a mi padre hablando con mi madre en la cocina. Su nueva esposa estaba sentada en un sofá.

—Matt —dijo mi padre al verme—. Ven acá —cuando me hallaba frente a él me abrazó—. Estoy muy orgulloso.

Su abrazo y sus palabras se sentían sinceras. Yo respondí a su gesto apretándolo con fuerza, quería llorar. Era la primera vez que mi padre decía estar orgulloso de mí. Nunca había pensado posible escuchar esas palabras de su boca.

Cuando nos separamos su esposa estaba parada junto a nosotros. Me felicitó y me dio un abrazo, luego ambos fueron a sentarse en un sofá.

—Hola, Tobi. Qué milagro —en la puerta se asomó Tobi—. Me encanta tu buzo, te queda super.

—Hola, Luna —contestó y enseguida dirigió su mirada hacia mí—. Matt —sonrió y no pude evitar sentir algo extraño en el pecho. Era como si me estrujaran el corazón—. Toma —me entregó una bolsa de colores—. Espero te guste.

—Gracias, Tobi.

El rubio fue a saludar a mi madre. Yo estaba por abrir el obsequio de Tobi cuando entró otra persona a la sala.

—Hola, Matt —despegué mis ojos de la bolsa y levanté la mirada. Era Allan—. ¿Cómo estás?

—Hola —contesté con voz seca—. Estoy bien, gracias.

¿Realmente Tobi había osado traerlo? ¿Por qué lo había invitado? El chico siguió a Tobi. Ambos se quedaron un rato hablando con mi madre. Yo me quedé con Luna y Santiago. Al rato llegó Irene, quien se quedó hablando con Alexander.

—Creo que Matt está celoso —susurró Santiago a mi oído. Yo pegué un brinco.

—¿Celoso de qué o qué? —subí el tono de mi voz. Mi padre volteó a mirarme, Irene y Alexander también. Yo me sonrojé y agaché mi cabeza—. ¿De qué hablan? —dije en voz baja.

Luna no dejaba de mirarme con una risita maldadosa en su rostro.

—Llevas todo este rato ignorándonos mientras miras a ese par —señaló la cocina con su cabeza—. ¿Quién es ese chico? ¿El nuevo novio de Tobi o qué? Porque la verdad se ven muy lindos juntos.

—Claro que no —contesté sin pensar. Luna y Santiago se miraron sin parar de sonreír—. Claro que no son novios, aunque sí, tienes razón. Se ven bien juntos, muy bien, de hecho. Deberían ser novios. Tal vez lo sean, aunque Tobi no me ha dicho nada. Lo trajo aquí, eso dice algo. O bueno no sé.

—Por dios, Matt. Cálmate —Luna se acercó más a mí—. ¿Estás celoso?

Agité mi cabeza de lado a lado con rapidez.

—Obvio no. ¿Por qué estaría celoso? Me alegra que Tobi conozca a alguien y que se gusten y se quieran.

—¿Se gustan y se quieren? —inquirió Santiago.

—Supongo —volví a mirar hacia la cocina—. Pues mira cómo se miran, siempre se ven muy felices juntos y los he visto salir. La verdad ahora que lo pienso sí parecen novios.

—Mira la cara de tragedia que pone —dijo Luna sin borrar la sonrisa de su rostro—. Parece como si te entristeciera o te molestara que ellos estuviesen tan cerca. Es que míralos. Ese chico no despega sus ojos de Tobi y cada que puede se recuesta sobre él. Seguramente si no estuviéramos estarían hasta abrazados o tomados de la mano. ¿Qué piensas de eso?

Unas ganas de levantarme, agarrar a Tobi del brazo e irnos juntos crecían en mi interior. No quería que Allan estuviera cerca, pero no entendía por qué. Allan no me agradaba, eso era seguro, sin embargo, no tenía motivos para detestarlo. Él no me había hecho nada malo y contrario a ello, el chico había sido muy amable con Tobi. Debía admitir que desde hace un tiempo lo veía más animado y esta vez no era por mí.

—Calma —Luna abrazó mi mano con la suya. Yo tenía el puño cerrado y lo apretaba con fuerza, al sentir su mano relajé la mía—. Estás celoso, Matt.

—No lo sé —si me iba, ¿perdería a Tobi? —. No tiene sentido, sinceramente. Tobi y yo somos solo amigos, a mí no me gusta de la forma en la que ustedes están pensando. Es imposible.

—¿Por qué? —inquirió Santiago.

—Porque somos amigos, hemos sido amigos lo suficiente como para saber que lo único que quiero de él es una amistad. Sería muy extraño tan solo pensar en que él y yo —el rostro de Tobi apareció en mis pensamientos, sonreía, cerraba sus ojos y luego se acercaba estirando sus labios para besarme. Sacudí mi cabeza enseguida, como tratando de sacar esas ideas de mi mente—. Es extraño, eso es todo. Es que no, ¿Tobi y yo juntos? —solté una risita nerviosa.

—Yo creo que sería muy tierno —dijo Santiago.

—Yo ya me los he imaginado besándose y no digo nada más para que no me pegues —murmuró Luna—. Es que de verdad voy es a escribir un fanfic sobre ustedes. Se llamará "Amor imposible: la historia de un tonto enamorado que no reconoce estar enamorado". ¿Dejará algún día de negar sus sentimientos? ¿Escuchará a su corazón y le dará un beso apasionado?

—O —interrumpió Santiago—. ¿Lo perderá para siempre cuando llegue alguien no tan tonto y se gane su cariño? —Agregó con voz de locutor—. Averígüenlo en las siguientes páginas

—Historia disponible solo en Wattpad —finalizó Luna—. ¿Cómo crees que termine, Matt?

—No lo sé, ni me interesa —me levanté del sofá—. Iré por un vaso de agua.

—Ven Matt —no pude ni entrar a la cocina cuando mi madre me tomó del brazo y me devolvió a la sala. Vi a Alexander repartiendo copas de champaña—. Primero que todo, quiero agradecer a todos por estar aquí acompañándonos en este gran logro de mi Matt —recostó su cabeza contra la mía por un instante—. Estoy muy feliz y muy orgullosa de mi hijo. Estoy segura de que vienen muy buenas cosas para su vida y creo que nada de esto sería posible si ustedes no hubiesen estado allí para él, apoyándolo, aconsejándolo, escuchándolo. Hijo —me miró fijamente—. Eres la mejor persona que conozco y sé que llegarás muy lejos. Brindemos —todos levantaron sus copas—. Porque la vida siga trayendo felicidad y bendiciones. Y porque cada día podamos decir que somos mejores personas —todos comenzaron a chocar sus copas con quienes estaban cerca—. ¿Quieres decir algo, hijo?

Mis manos temblaban.

—Solo quiero agradecer a todos y —suspiré, me sentía muy nervioso—. Los voy a extrañar mucho —mis ojos se aguaron—. Espero que todos puedan hacer lo que les gusta y que cuando nos volvamos a ver estemos seguros de encontrarnos en el lugar correcto — mi madre me abrazó. Luego vinieron mis amigos e hicieron lo mismo. Tobi permaneció con Allan en una esquina. Cuando lo encontré entre la multitud, Tobi tenía el rostro agachado y Allan lo abrazaba—. Los quiero mucho.

Tobi levantó su rostro y me miró. Su rostro estaba rojo y sus ojos reflejaban una profunda tristeza que me desgarró el alma. Hui de su mirada al sentirme incapaz de verlo en ese estado y, sin decir más, fui por el vaso de agua que necesitaba.

Serví un vaso y lo desaparecí en cuestión de segundos. Serví otro.

—Te vas a ahogar tomando tan rápido —giré mi cuerpo hacia quien hablaba—. ¿Podemos hablar?

—¿De qué? —terminé el agua y coloqué el vaso sobre la mesa—. No creo que tengamos algo de lo que hablar.

—Yo creo que sí —el chico se acercó más a mí—. Hay algo importante que quiero decirte.

—¿Qué?

—Sería mejor hablarlo afuera.

Sin responder salí de la cocina, él me siguió. Ambos dejamos la casa sin que los demás se dieran cuenta. Todos estaban distraídos con la comida.

—¿Qué pasa? —crucé mis brazos y me recosté contra una pared.

—Es sobre Tobi.

—Te escucho, Allan.

—No sé cómo decir esto sin que suene feo —el chico era incapaz de mirarme a la cara—. Tú sabes que Tobi está enamorado de ti —clavó sus ojos en mí. Yo me sentí intimidado y agaché mi mirada—. Tobi te quiere más que a sí mismo y aunque esperaría que con tu partida él pudiese olvidarse de ti, una parte de mí me dice que es imposible. Al menos si siguen en contacto.

—Tobi y yo somos amigos. Él lo sabe y él me quiere como tal. Fue él quien me pidió que no lo olvidara. ¿Quiere olvidarme?

Negó con su cabeza.

—¿Entonces?

—¿No crees que es egoísta mantenerlo allí sabiendo que él no te quiere solo como amigo? A veces me parece hasta cruel. ¿No crees que lo mejor sería que te olvidara y que conociera a otra persona?

—Si conoce a otra persona yo estaré feliz por él.

—Pero difícilmente él se dará la oportunidad de querer a alguien más si tú sigues en sus pensamientos. No creo que pueda enamorarse de alguien más si en lo primero que piensa al despertar es en Matt. Todo el tiempo habla de ti, siempre relaciona todo contigo y aunque dice que no le importa ser solo tu amigo, ¿tú crees que eso verdaderamente lo hace feliz? ¿Alguna vez has sentido el dolor de querer a alguien que no te corresponde? ¿De pensar que hagas lo que hagas jamás serás correspondido?

—¿Qué es lo que me estás pidiendo? ¿Que deje de hablarle a Tobi? ¿Que lo ignore por completo?

—Que dejes de pensar solo en ti mismo. Tobi no te dejará ir si no lo ayudas a hacerlo. Cada vez que le hablas, que compartes tiempo con él, lo único que haces es alimentar una ilusión absurda. Si no crees que vayas a quererlo de esa forma, ¿por qué no solo te alejas? Al principio será difícil para él, pero llegará el punto en el que simplemente deba aceparlo y seguir con su vida.

—Fue Tobi el que me pidió que...

—Deja de repetir eso. ¿Acaso no puedes juzgar una situación por ti mismo? Deja de excusarte en lo que dijo Tobi y piensa sobre lo que debe estar sintiendo. ¿Qué es lo mejor para ambos?

—¿Tú quieres a Tobi? —inquirí mirándolo fijamente a los ojos—. ¿Quieres que me aleje para tener el camino libre?

—Esto no es una competencia —el chico tomó un profundo respiro como para calmarse—. ¿Estás escuchando lo que dices? Yo no creo que cuando desaparezcas de nuestras vidas Tobi vaya a decir "oh Allan, te quiero, seamos novios" —dijo con una voz más aguda que la normal—. Probablemente no sea yo la persona de la que Tobi se enamore después, sin embargo, lo único que quiero es lo mejor para él. Y sé que estar enamorado de alguien que no te corresponde no es algo bueno para nadie.

—Tú estás en su misma posición, ¿verdad?

—No, no lo estoy. Yo no creo que pueda decir estar enamorado de Tobi, al menos no todavía, pero sí lo quiero mucho y por ello no soporto verlo sufrir.

La puerta de la casa se abrió.

—Así que aquí están —Luna nos tomó de gancho a ambos—. ¿Ya son amigos? —preguntó sonriente.

Al ver nuestros rostros de seriedad su sonrisa desapareció y nos soltó.

—Vamos adentro, ¿no?

Allan entró enseguida.

—Ush, pero qué grosero ese tipo —bufó lanzando un puño al aire—. ¿En serio quién se cree? Ya me cayó mal. Definitivamente no puede ser que Tobi quede con ese, ponte las pilas —Luna chasqueó sus dedos en mi oído—. ¿Estás bien?

Asentí con la cabeza.

—¿De qué hablaban? Ambos tenían una cara de tragedia que hasta miedo da. ¿Pasó algo?

—No, Luna. Mejor entremos.

Cuando entramos busqué a Tobi. Quería hablar con él, necesitaba hablar con él. Debía aclararle que lo nuestro no podía ser más que una amistad y que si no podía aceptarlo, lo mejor sería alejarnos. Sin embargo, cuando entré en la sala no lo vi por ningún lado. Busqué a Allan y lo encontré hablando con mi madre.

—¿Han visto a Tobi? —le pregunté a Irene.

—Dijo que iría a recostarse, creo que en tu cuarto. Parece que le dolía la cabeza.

Me dirigí a mi habitación. Al abrir la puerta me encontré con un bulto totalmente cubierto bajo las cobijas.

—¿Tan aburrida está la reunión que prefieres dormir?

El bulto se movió y la cara de Tobi se asomó por un hueco.

—Me siento un poco cansado hoy. Ha sido un día estresante, Matt.

Me senté en un borde de la cama.

—¿Te sientes enfermo?

—No, solo estoy un poco agotado.

Su nariz y ojos seguían rojos. Era claro que había llorado.

—¿Todavía estás triste porque me voy?

Tobi negó con la cabeza.

—¿Seguro?

Asintió.

—¿Entonces por qué lloras? Si lloras me haces sentir culpable, Tobi. ¿Quieres que me quede?

—¿Qué dices, Matt? Claro que no, tienes que irte.

—Sí, y tú tienes que olvidarme —Tobi se sentó y me miró extrañado—. Tal vez lo mejor sea que no hagamos llamadas por Skype tan seguido.

—¿Por qué dices eso, Matt? ¿Ya no quieres que seamos amigos?

—No es eso —mi voz comenzó a tornarse temblorosa—. Tobi yo creo que tal vez el irme es la oportunidad para que me olvides. Yo te quiero mucho, pero como amigo.

—Eso ya lo sé. No es necesario que lo digas ahora.

—Sé que te hago daño y te seguiré haciendo daño mientras sigamos siendo amigos, Tobi —el rubio negó levemente con su cabeza—. Claro que sí. Además, creo que ahora que estás conociendo otras personas deberías darle una oportunidad a tu corazón de querer a alguien más.

—¿Por qué me estás diciendo esto?

—Tal vez Allan pueda darte lo que yo no.

—¿Allan?

—Sí. Sé que han estado saliendo y que son muy cercanos —nuevamente los sentimientos negativos comenzaron a surgir—. Yo los he visto salir un par de veces y se ven muy bien juntos. Tal vez deberían darse una oportunidad. Parece un buen chico.

Tobi me miraba estupefacto.

—Yo me iré y les dejaré el camino libre.

—¿De qué hablas, Matt?

—Tienes que olvidarme Tobi. Eso es todo. Yo solo quiero que...

Por un momento todo se puso negro, el ruido se detuvo, la música se detuvo, no hubo más voces, hasta el latido de mi corazón pareció detenerse. Abrí mis ojos, mis latidos volvieron bruscamente, más fuertes y rápidos de lo normal. Yo estaba acostado y Tobi se encontraba sobre mí, apenas podía ver sus ojos y su nariz. Sentía su respiración sobre mi rostro. ¿Iba a besarme?

—¿Q-qué haces? —susurré.

Por un par de segundo no contestó.

—Yo te olvidaré —murmuró casi inaudible y, cuando estaba por alejarse, mis manos atraparon su rostro. Era como si mi cuerpo hubiese dejado de obedecerme—. ¿Qué haces tú? —el rostro de Tobi más que sorpresa reflejaba miedo.

Mis manos temblaban, tenía ganas de llorar. No comprendía del todo lo que sentía. Quería decir mil cosas, pero al mismo tiempo tenía miedo de lo que podía pasar si dejaba escapar esas palabras.

—Matt —Tobi hizo una leve fuerza para alejarse de nuevo, pero yo no lo deje—. ¿Por qué haces esto? —un brillo húmedo se asomó por sus ojos—. Te olvidaré, lo prometo. Pero no me tortures así.

—Tus ojos son muy bonitos —dije sin poder despegar mi mirada de su rostro—. Tus labios también.

Tobi abrió sus ojos con sorpresa e hizo un movimiento brusco para soltarse de mí.

—Deja de jugar conmigo, Matt —se levantó de la cama—. No sé qué es lo que esperas pidiéndome que me aleje de ti y luego diciéndome eso. ¿Te parece divertido? —su rostro se veía triste.

—N-no, yo...

—Detente —sacudió su cabello—. Me voy, Matt. Creo que mejor hablamos luego. No sé si es que la champaña te afecto, pero lo mejor es que me vaya.

—No, Tobi. Espera.

Tobi salió del cuarto, yo fui tras de él.

—Matt, ven —mi padre pasó su brazo por mi espalda y me llevó hacia la sala.

Yo seguí a Tobi con mis ojos hasta que desapareció del lugar. Pude ver a Allan ir tras él. 

https://youtu.be/mxN6A1dxOgA

"No quiero hablar, no quiero pelear, no quiero jugar, no puedo superarte. Solo quiero ver. Detente por favor, sigue sola. Ahora cuando te anhelo, he perdido" (Wonho-Lose)

Hola a todos. Primero quiero agradecerles por haber llegado hasta aquí. Espero les guste el capítulo de hoy. ¿Qué creen que pasará? Gracias por los mensajes y comentarios que me dejan <3 y por todo el apoyo que me han dado. Me alegran la vida. Mil gracias. 

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