Capítulo 59 (alternativo)

>:v:<

Narra Tobi

Cuando llegué a casa, Sara estaba durmiendo en el sofá. Aunque traté de entrar lo más silencioso posible, terminé por despertarla al cerrar la puerta. Enseguida ella se sentó y me miró fijamente. Se veía furiosa.

—Lo siento. Se me pasó el tiempo volando y no me di cuenta de que era tan tarde —dije incapaz de mirarla a los ojos.

—Al menos avísame la próxima vez o pon más cuidado al celular —suspiró—. Si no contestas, ni llamas, ni te conectas a ningún lado, ¿qué se supone que pensemos? Estábamos preocupados.

Busqué a Matt con la mirada. No había rastro suyo por ningún lado.

—¿Dónde está Matt? —pregunté preocupado pues todavía no sabía qué era lo que había ocurrido para que Sara volviese a casa a buscarlo—. ¿Pasó algo?

—Matt está durmiendo —contestó Sara a tiempo que se ponía en pie—. Tobi, tengo algo importante que decirte —la mujer se acercó a mí y me abrazó—. Hace unas horas nos enteramos de que Sam tuvo un accidente.

En ese momento me quedé congelado. ¿Qué había ocurrido? ¿Por qué hasta ahora nos enterábamos si Sam había faltado hace días a la escuela?

—Sé que han pasado muchas cosas estos meses y que tu amistad con Sam ya no es la misma —Sara me llevó hacia el sofá—, pero también sé que ustedes habían sido amigos por mucho tiempo y por eso pienso que debías saber. No estoy segura de cuándo ocurrió, lo único que sabemos es que un auto lo atropelló.

—¿Él está muer...?

—¡No! —Sara me interrumpió antes de terminar la palabra. Mis manos habían comenzado a temblar—. No, Tobi. Sam no está muerto, tranquilo —tomó una de mis manos—. Es probable que no vuelva a caminar.

A mi cabeza llegaron las imágenes de las pesadillas que me habían acosado los últimos días. En donde yo le hacía daño a Sam, pesadillas en las que yo quería acabar con su vida, en las que quería desaparecerlo. Mi corazón latía muy rápido, estaba asustado. Aunque había llegado a sentir cosas horribles por Sam, no podía desearle algo así. Me llenaba de terror pensar en cómo lo debía estar pasando, en todo lo que podría estar sintiendo al saber que posiblemente no podría volver a hacer muchas cosas de las cuales disfrutaba.

—Sam debe estar muy triste —murmuré con la cabeza agachada—. Sé que por momentos he deseado que sufra, que le ocurra algo, que esté solo por todo lo que ha hecho, pero no puedo siquiera imaginar cómo está sintiéndose ahora —mi voz temblaba y sentía un ligero ardor en mi pecho. En ese momento la imagen de Matt invadió mis pensamientos—. Matt —levanté mi rostro y miré a Sara—. ¿Cómo está Matt?

Sara no contestó.

—Iré a verlo —me levanté.

—Espera, Tobi —Sara me tomó del brazo—. Lo mejor es dejarlo dormir. No se lo ha tomado muy bien.

—Pero yo...

—Es mejor esperar hasta mañana. Deberías ir a dormir —Sara miró su reloj—. Tú padre debe estar por llegar.

Pensaba que mi padre se encontraría ya durmiendo, era tarde, cada vez llegaba más tarde a casa. Cada vez estaba más ausente y podía notar en Sara que eso le entristecía. Quise preguntarle sobre mi padre, pero sentí que no era el momento indicado para sacar el tema. Tal vez Sara ya había tenido suficiente por un día.

—Yo me voy a ir a dormir ya, Tobi. Estoy muy cansada. Ha sido un día bastante largo —dijo ella acomodando los cojines en el sofá—. No trasnoches mucho, Tobi —se acercó para darme un beso en la frente—. Duerme bien —se alejó.

—¡Descansa! —grité al escuchar sus pasos subiendo las escaleras.

Yo volví al sofá, tomé un cojín y me recosté poniéndolo en mis piernas para abrazarlo. Apoyé mi cabeza en él, mi barbilla se hundió. Encendí el televisor y lo puse en volumen bajo, apenas para sentir un poco de ruido pues tanto silencio me ponía cada vez más nervioso.

—Tengo que hablar con Matt —susurré en tanto me recostaba contra el espaldar del sofá—. ¿Por qué tenía que pasarle eso a Sam? —me lamenté apretando el cojín contra mi pecho—. Ahora Matt estará muy triste.

Me sentía muy preocupado por Matt. Desde que había terminado las cosas con Sam lo había visto un poco apagado y odiaba verlo así, extrañaba el Matt de antes. Extrañaba su sonrisa y la alegría con la cual alegraba mi corazón.

Saqué mi celular. Quería escribirle a Sam para ver cómo estaba. Cuando encendí la pantalla vi que tenía un mensaje de un número desconocido, por un momento lo ignoré para buscar a Sam en mis contactos. Al intentar escribirle salía como si me hubiese bloqueado, los mensajes no le llegaban. Me pregunté si Sam realmente me odiaba.

—Éramos amigos —suspiré. Todavía se sentía extraño pensar en cómo había cambiado todo.

Mientras divagaba en los recuerdos mi celular vibró. Miré la pantalla y el número que había ignorado me había vuelto a escribir. "Debe ser Allan" pensé. No tenía ganas de hablar con él ni con nadie en el momento. Sin embargo, abrí el mensaje y antes de leerlo agregué el número a mis contactos.

Allan: Hola. Soy Allan. ¿Llegaste bien?

Allan: ¿Te regañaron?

Allan: ¿Sigues vivo? :O 50 llamadas perdidas dan mucho miedo.

Apagué la pantalla enseguida. Definitivamente no quería hablar con él, la única persona con la que quería hablar era con Matt. Busqué el chat de Matt. No se conectaba desde hace un par de horas. Cerré whatsapp y abrí el navegador, quería buscar algún video o imagen bonita para enviarle a Matt. Algo que pudiera sacarle una sonrisa, algún meme, un video de gatos o algo por el estilo. Luego de un par de minutos encontré uno de un hombre que tocaba piano con un gatito en sus piernas, era realmente adorable. El gato se veía muy consentido y parecía disfrutar mucho la música y la compañía de su amo.

—Listo —envié el link por el chat y decidí ir a mi habitación.

No tenía sueño, pero quedarme en la sala viendo televisión solo no era una idea que me llamara mucho la atención. Apagué el televisor y corrí al segundo piso. Al pasar frente a la habitación de Matt vi que se hallaba entreabierta. Empujé la puerta con cuidado y asomé mi cabeza. Pude ver que Matt se encontraba completamente cubierto con las cobijas.

Entré con cautela y cerré la puerta. Me acerqué a su cama y descubrí un poco su rostro, luego acomodé bien su cabeza pues estaba durmiendo casi que sin almohada. Acto seguido, cerré bien la cortina para que no le entrase luz de afuera y tomé la silla de su escritorio para sentarme cerca suyo.

Observé su rostro, no podía detallarlo muy bien debido a la oscuridad. No me atreví a acercarme más, sólo lo observé, no sé por cuánto tiempo, no me cansaba de hacerlo, verlo allí me llenaba de paz y tranquilidad.

—Matt —dije en un suspiro—. En serio te quiero.

Llevé una de mis manos hacia su rostro, acaricié con cuidado su mejilla con mi dedo pulgar y luego con la palma de mi mano. Sentí que tenía algo en su mejilla. Me acerqué más y noté que tenía una cura en una de sus mejillas y otra en la nariz. ¿Qué era lo que había pasado? ¿Cómo se había hecho eso? Acerqué más mi rostro hacia él y posé mis labios sobre su mejilla, allí donde la cura se encontraba.

—Todo estará bien —susurré.

Seguí observando su rostro mientras lo acariciaba y con cada minuto que pasaba su imagen me parecía más hermosa. Cerré mis ojos y comencé a pasear mi dedo índice por su rostro, al llegar a su nariz sentí su respiración y cuando llegué a su boca solté un quejido.

—Mi dedo —Matt había abierto sus ojos y me miraba fijamente mientras mordía mi dedo—. Matt —el chico aflojó su mordida, yo alejé mi mano—. L-lo siento, Matt. Yo no quería...

—No pasa nada, Tobi —el castaño se sentó—. Me duele la cabeza —cerró sus ojos y apoyó la cabeza contra la pared.

—¿Quieres que te traiga algo? No sé si tengamos alguna pasta para el dolor aquí, pero si quieres voy a la droguería, hay una que está abierta las veinticuatro horas.

Matt negó con la cabeza.

—No hace falta, ya se me pasará —contestó él sobando su cabeza con sus manos.

Nos quedamos en silencio por un momento, yo quería hablar con Matt, quería contarle sobre mis visitas al psicólogo, él no sabía muy bien qué era lo que estaba haciendo yo cuando me iba con Sara. También quería saber cómo estaba con lo de Sam, aunque prefería evitar el tema. No quería ver a Matt triste. No sabía por donde empezar y entonces recordé que tenía algo que mostrarle.

—Ya vengo, Matt.

No esperé a que contestara y bajé corriendo las escaleras en busca de mi mochila. Saqué el cuaderno, busqué el poema y corrí al cuarto de Matt.

—Matt, quería mostrarte mi poema. ¿Puedo encender la luz?

—Sí, Tobi. Estaba ansioso por leerlo.

Encendí la luz y volví a tomar asiento en la silla junto a la cama de Matt.

—Toma —el chico lo tomó en sus manos—. No te vayas a reír de lo que escribo, solo soy un novato.

Matt sonrió y enseguida clavó sus ojos en la hoja de papel. Luego de unos segundos se detuvo.

—¿Podrías leerlo para mí? —inquirió entregándome la hoja—. Es que me duele mucho la cabeza y me cuesta un poco leer ahora.

Tomé la hoja. Matt dirigió su mirada hacia mí y sonrió.

—Me da un poco de pena por mi pronunciación —dije. Nunca me había sentido seguro de mi inglés.

—No seas bobo, Tobi. No creo que lo hagas mal —Matt me miraba fijamente y eso me ponía más nervioso—. No creo que pronuncies peor que el tipo que cantaba Chop Suey en versión cumbia.

—¿Tongo? —ambos reímos. Sus videos me causaban mucha gracia—. Pero él gana dinero con ello, ¿yo qué voy a ganar?

—¿Qué quieres? —Matt se recostó poniendo las manos bajo su cabeza.

—Luego te digo.

—Así no se vale. No haré tratos ciegamente.

De seguro por la cabeza de Matt pasaba la idea de que yo quería un beso o algo así. Y sí, eso había sido en lo que primero había pensado, sin embargo, sabía que no era correcto decir cosas como esas. Era un momento difícil para Matt, él no había superado a Sam y salir con ese tipo de comentarios solo podría llegar a incomodar.

—Luego te digo. ¿Te da miedo o qué? ¿No confías en mí, Matt?

El chico sonrió y giró su cuerpo, acostándose de lado hacia mí.

—A veces —contestó—. Aunque me he arrepentido cuando no lo he hecho —agregó cubriéndose con la cobija hasta la boca.

—¿Entonces?

—Lee —Matt tomó la mano en la que sostenía la hoja y la acercó a mi rostro—. Te escucho.

—Está bien —tomé un profundo respiro—. The dark sky and the gloomy air (El cielo oscuro y el aire melancólico) —comencé a leer, aunque se me enredaba la lengua un poco—. Sadness paints his face with care (La tristeza pinta su rostro con cuidado) —me detuve, miré a Matt. Él tenía sus hermosos ojos puestos sobre mí—. While I feel the fear dancing around (Mientras siento el miedo bailando alrededor). His cold body writhes on the ground (Su cuerpo frío se retuerce en el suelo).

Me detuve. A mí cabeza llegaba la imagen de Sam tendido en el piso y yo a punto de hacerle daño.

—No puedo —sentía un nudo en la garganta—. Creo que escribí algo horrible.

Me levanté de la silla y me iba a ir. Matt se sentó y tomó mi mano.

—Espera, Tobi. No creo que sea algo horrible —el castaño me quitó la hoja—. Lo leeré mañana a primera hora.

—Supongo que no gané nada al final —sonreí apenado.

—Leíste un pedazo. Dime ¿qué quieres?

Guardé silencio un instante para pensar muy bien lo que iba a decir.

—Si no respondes en cinco segundos entonces no habrá nada —Matt iba a comenzar a contar.

—Quiero quedarme contigo hoy —respondí antes de que dijera el primer número.

—Bueno, pero traes tu almohada, no pienso compartir las mía.

Sin decir más salí en busca de mi habitación. Estando allí me empijamé muy rápido, cogí la almohada, cerré mi puerta y me dirigí devuelta hacia el cuarto de Matt.

Narra Alexander

Luego de presenciar el espectáculo de Matt, Irene y yo volvimos a casa. En el camino no hablamos mucho y en ocasiones el silencio se tornaba muy incómodo.

—Irene —dije. Ella hizo un ruido como pidiéndome que continuara—. Si algún día quieres beber, por favor, no vayas a mi casa. Ni me llames. Ni me cuentes, no quiero saberlo. Porque no quiero tener que arriesgarme a que me vomites encima y mucho menos tener que aguantarme el olor mientras sostengo tu cabello frente al inodoro.

Irene al fin sonrió.

—No digas cosas tan asquerosas —me miró—. Ay en serio qué asquito cuando Matt vomitó.

Asentí con la cabeza.

—Definitivamente no quiero llegar hasta ese punto nunca. A partir de hoy le declaro la guerra al alcohol. Jamás me permitiré hacer una escena de esas.

—Me uno a tu misión, Alexander —Su sonrisa de borró en un instante. Irene agachó la mirada—. Me siento tan mal, Alex. En parte que Matt esté así es mi culpa. Yo pude haber hablado con él antes y entonces tal vez las cosas no hubiesen terminado así. Sí, tal vez el resultado no fuera muy diferente, no creo que las cosas pudiesen haber terminado bien entre Sam y Matt, pero al menos Tobi no habría ido a su casa y esa horrible discusión que hubo entre Sam y Tobi no existiría.

—¿Y eso cómo cambiaría el hecho de que un carro hubiese caído encima de Sam? —interrumpí—. No tiene sentido que te culpes por eso.

—Por lo del carro no, pero —en su rostro se notaba que se sentía agobiada—. Si hubiese hecho lo correcto tal vez las cosas serían diferentes. Es sólo eso. Aunque lo correcto debí hacerlo desde antes. Desde que supe que Tobi ya no me quería debí terminar las cosas con él y entonces no hubiese dejado que Sam supiera que era por Matt. O si no hubiese permitido que Sam me viera triste por Tobi, entonces...

—Entonces —me detuve y puse mi mano en su boca—. No tiene sentido pensar en lo que pudo o no haber pasado. Las cosas son lo que son, pensar en lo que hubiese pasado si tal cosa o tal otra no cambia nada, es una perdida de tiempo y de pensamientos. Ya hasta se nota que estás enredando tu cabeza.

—Es verdad.

—¿Y cuándo vas a volver a sentarte con nosotros? ¿Ya nos olvidaste? —pregunté. Realmente extrañaba que Irene estuviese con nosotros en el descanso. Cada vez la sentía más lejos. Incluso en clase buscaba a otras personas y parecía evitarme. La pelinegra no contestó—. ¿Crees que algún día las cosas puedan ser al menos parecidas a como eran antes?

Ella negó con la cabeza.

—Alex en este año todo se fue estrepitosamente al carajo —sus ojos se veían tristes—. No sé ni en qué momento las cosas comenzaron a derrumbarse, pero justo ahora, al menos en lo que a mí concierne, siento que el vínculo que teníamos como grupo se rompió. Antes me imaginaba que de mayores seguiríamos siendo amigos, nos veía en medio de reuniones, incluso ya teniendo familia —la pelinegra me miró fijamente a los ojos. Podía ver su corazón roto—. Porque éramos una familia, Alex. Ahora me siento como una completa extraña. Supongo que las cosas entre Tobi, Matt y tú pueden seguir normal, pero Sam y yo ya no pertenecemos al grupo.

—¿Y las cosas entre tú y yo? Porque nosotros siempre hemos sido amigos, yo no tengo nada que ver con lo que ha pasado entre ustedes.

—No lo sé, Alex. Ya no es lo mismo.

Sus palabras me dolían. Yo siempre había tratado de no darle mucha importancia a ese tipo de cosas, pensaba en que si alguien se quería ir no tenía por qué detenerlo, pues la amistad no es algo que se deba rogar ni mendigar. Pero que Irene, mi mejor amiga, con la cual había pasado la mayor parte de mi vida me diera a entender que por problemas que ni siquiera estaban relacionados con nosotros dos nos estábamos alejando y probablemente terminaríamos como dos extraños, se sentía como una puñalada en el corazón.

—Pero no entiendo. ¿Por qué te alejas de mí si yo no estoy implicado en ninguno de los problemas que surgieron en ese grupo?

—Pero eres parte del grupo.

—Y también soy tu amigo.

—Pero, Alex. No quiero tener que ver nada con el grupo y si eres parte del grupo...

¿Qué cosas decía Irene? ¿Desde cuándo salía con niñadas como esa? Es que era realmente una actitud inmadura, me estaba poniendo contra la espada y la pared, de alguna manera me estaba diciendo: o son ellos o yo. Eso era algo que esperaba de Santiago, a veces podía ser muy celoso e inmaduro y era mi novio, eso lo hacía entendible, aunque no por ello válido, pero no ella. Irene no era ese tipo de persona.

—¿Quieres que me aleje de ellos?

—No he dicho eso, Alex —en menos de nada nos hallábamos frente al edificio—. Quien se aleja soy yo —Irene comenzó a subir las escaleras—. No he dicho que ya no seamos amigos, sólo digo que las cosas no volverán a ser lo que eran —hizo una corta pausa—. Y probablemente con el tiempo solo tomemos rumbos diferentes; y de volvernos a encontrar, ni siquiera nos reconozcamos pues el tiempo transforma todo.

—Irene, yo no quiero que nuestra amistad se dañe —nos hallábamos en el pasillo, en medio de las puertas de nuestros apartamentos—. Eres muy importante para mí.

Irene se acercó a su puerta, sacó su llave y abrió. Volteó a verme, su rostro se veía inexpresivo.

—Lo siento, Alex —agachó la cabeza—. Nos vemos luego —entró y sin dejarme responder cerró la puerta.

—¿Alex?

Voltee mi mirada hacia mi puerta, mi madre había abierto.

—Alex, mira qué hora es. Ya estábamos preocupados, no contestas el celular.

Saqué mi celular, tenía muchas llamadas perdidas. Había olvidado subirle el volumen, cuando estoy en casa suelo silenciarlo para que no me moleste el ruido de las notificaciones.

—Lo siento, madre —contesté caminando hacia la puerta.

—¿Ya hablaste con Santiago? —preguntó en tanto cerraba la puerta—. Él estaba muerto de la preocupación. Llamó aquí un par de veces, diciendo que no le contestabas sus mensajes ni sus llamadas y que no tenía idea de tu paradero, Alex. En serio estábamos preocupados, es decir, puedo entender que no nos contestes a nosotros, ¿pero a él?

—Realmente lo siento —entré y me dirigí enseguida a mi cuarto.

Me eché en la cama. Abrí mi whatsapp y efectivamente tenía muchos mensajes de Santiago, realmente debía estar preocupado. Sentí una pizca de felicidad al ver que realmente le importaba. Sin mentir tenía casi veinte mensajes, algunos preguntando dónde estaba, otros si estaba bien, un par diciendo que cuando apareciera lo iba a escuchar y luego otros disculpándose por alterarse y pidiendo tiernamente que apareciera.

<3: ¡Por fin apareces!

<3: ¿Está todo bien?

<3: Llamé a tus padres y tampoco sabían dónde estabas :'( ¿Dónde carajos estabas?

<3: Oye

<3: oyeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee

Alexander: Calma

Alexander: Es una larga historia. ¿Puedo llamarte?

Enseguida comenzó a entrar una llamada suya. Apenas contesté apareció su rostro en la pantalla, yo rápidamente tapé mi cámara con el dedo pulgar.

—Ay, Alex, no comiences. Déjame verte —dijo él dejándose caer sobre su cama—. Yo quiero ver tu carita.

—Estoy desastroso —contesté. Ni siquiera me había asomado a un espejo, debía verme fatal.

—¿Y qué pasa? Yo quiero verte, te extraño.

—Pero mañana vas a venir y nos veremos cara a cara.

El chico puso cara de perrito regañado.

—Por favor —parpadeó varias veces tratando de hacer "ojitos"—. Al menos mándame un besito.

Alejé el dedo de la cámara y mi rostro apareció en la pantalla.

—Hola —dije tratando de peinarme un poco.

—Hola, guapo. Me encanta tu cabello despeinado, me recuerda cuando —soltó una risita picarona, mis mejillas se sonrojaron enseguida—. Estabas muy despeinado ese día, y también estabas rojito como ahora.

—Y-ya cállate, Santiago. No tengo audífonos puestos, alguien podría escuchar. Y allá también, ¿no te da pena?

—¿Por qué tendría que darme pena? Más bien creo que hace mucho calor aquí, debería... —comenzó a levantarse la camisa.

—¡Santiago! —interrumpí. Lo miré entrecerrando mis ojos—. No es el momento indicado para esto.

El pelirrojo hizo un puchero y luego acercó la cámara a su rostro.

—Está bien. Lo dejaremos para mañana —sonrió—. Entonces dime, ¿por qué te desapareciste? ¿Con quién estabas, eh?

Le conté a Santiago lo que había pasado con Matt. Desde su llegada a mi apartamento, lo que había pasado con Irene, la noticia sobre Sam y todo lo que había pasado hasta el momento en que lo encontramos con Irene en un estado lamentable debido al alcohol. Santiago no podía creer lo que estaba diciendo, le era imposible si quiera imaginar a Matt con una botella en sus manos.

—Luego Irene y yo nos devolvimos juntos a casa y en el camino ella me dijo que se iba a alejar de nosotros —dije con tristeza. Seguía sin poder comprender su decisión—. Básicamente dijo que mientras estuviese cerca de Matt y Tobi ella no podría estar cerca de mí. Y que las cosas no volverían a ser como antes. Y realmente no entiendo cómo puede actuar así, es como si no le importara ni un poco nuestra amistad.

—Debe estar muy afectada con todo lo que ha pasado, pero no creo que lo diga en serio. Ustedes son muy buenos amigos. No creo que ella vaya a dejar ir a una persona como tú por cosas que ni siquiera tienen que ver contigo.

—¿Debería alejarme de Matt y Tobi?

Me sentía acorralado, no quería alejarme de nadie. ¿Por qué me sentía obligado a hacerlo? No quería que Irene se fuese de mi vida, eso me generaba pavor, ella era verdaderamente importante para mí. Y tampoco podía darles la espalda a mis amigos sin motivo alguno. Tal vez el vínculo con ellos no fuese igual de fuerte que el que tenía con Irene, sin embargo, era igual de importante.

—Por supuesto que no. Eso sería tonto. Si Irene te quiere y eres importante para ella no te pondrá condiciones y estará allí para ti cuando lo necesites. Tal vez las cosas no sean como antes, pero si es verdaderamente tu amiga lo sabrás porque te dará su mano cuando sientas que vas a caer.

—Es que me da miedo que se aleje y que luego todas las personas importantes también lo hagan. ¿Qué tal un día tú te aburras de mí y decidas hacerme a un lado?

—No digas eso ni en broma —su rostro se tornó serio—. Aunque, sabes, ese ha sido mi mayor miedo todo este tiempo. Que un día decidas que ya no quieres que esté cerca de ti. Pensar en eso me aterra y tú me has dado más razones para pensarlo.

—Eso no pasará —repliqué—. Esos días no cuentan. Los errores que cometí contigo no valen, porque en ese entonces estaba muy confundido.

—¿Y cómo sabes que no volverás a estarlo?

—Porque te quiero, realmente siento que te quiero y nunca en mi vida había estado seguro de sentir algo como eso.

Una sonrisa de oreja a oreja se dibujo en su rostro e incluso me pareció ver que sus ojos brillaban aun más. Me sentí feliz de tener a Santiago conmigo, junto a él me sentía en el lugar indicado.

Narra Matt

Abrí mis ojos. Eran las doce de la noche, hacía mucho frío y aunque detestaba la idea de tener que levantarme al baño, arriesgándome a congelarme en el camino, tenía que hacerlo. Me senté, vi que Tobi estaba abrazando una almohada, se había destapado completamente. ¿Cómo es que no temblaba de frío? Lo arropé y me levanté de la cama.

Estando en el baño me miré en el espejo. Todavía me dolía un poco la cabeza, pero ya me sentía mucho mejor. Miré mi nariz y mi mejilla y luego pensé en lo estúpido que había sido, me sentía muy avergonzado con Irene, Alexander y mi madre por lo que habían tenido que presenciar aquella tarde.

—Menos mal Tobi no estaba —murmuré decepcionado—. Si me hubiera visto no podría volverlo a ver a la cara.

Lavé mis manos y me dirigí de vuelta a mi cama. Cuando llegué, Tobi ya se había desparramado por toda la cama.

—Tobi —susurré, tratando de correrlo para abrirme campo—. Tobi, me muero de frío.

El rubio se giró de medio lado abriendo un campito. Me acosté y me arropé, temblaba de frío, al mirar a Tobi noté que ya se había vuelto a desarropar. Cuando iba a cubrirlo con las cobijas se giró bruscamente hacia a mí y me abrazó como si fuera su almohada.

—Tobi, échate para allá.

Iba a empujarlo, pero él estaba profundamente dormido y se veía tan tranquilo que no quise interrumpir su sueño. Cerré mis ojos y en menos de nada me quedé dormido. Esa noche soñé con Sam, soñé que caminábamos juntos, veía nuestras manos entrelazadas y su rostro. Al despertarme en la mañana me sentí muy triste. Yo quería tratar de alejar la imagen de Sam de mi cabeza, pero era imposible si lo veía hasta en mis sueños.

Miré el reloj. Eran las cinco de la mañana. Pensé en tratar de dormir otra vez, pero me daba miedo que al hacerlo volviese a soñar con Sam. Tobi seguía abrazándome, sin soltarme de su agarré me senté, él apoyó su cabeza en mis piernas.

—Espero no estés teniendo pesadillas —pasé mi mano por su cabello—. El poema —miré hacia mi mesita de noche y lo tomé—. Veamos.

Tobi estaba muy emocionado con que yo fuera el primero en leerlo. Me sentía feliz de que Tobi sintiera tanta confianza en mí como para dejarme leer algo tan suyo sin problema.

The dark sky and the gloomy air

Sadness paints his face with care

While I feel the fear dancing around

His cold body writhes on the ground


The storm falls, he wonders why to live

Tired of running, he just wanted to fly

The road is long, he does not want to see

Blind and lost, there is no reason to be


His steps stop. Her cold hand reaches him. Run and run

Darkness is not eternal and now he will see the sun

But the sunlight is not enough, why does he take the gun?

I can hear her laugh. I know that the work is done


He was tired. Exhausted from the long ride

The eyes closed; he is carried away by the tide

He never felt so calm, the silence came with the wave

He runs towards the light and falls asleep in the grave.

Traducción

El cielo oscuro y el aire melancólico

La tristeza pinta su rostro con cuidado

Mientras siento el miedo bailando alrededor

Su cuerpo frío se retuerce en el suelo


La tormenta cae, se pregunta por qué vivir

Cansado de correr, sólo quería volar

El camino es largo, él no quiere ver

Ciego y perdido, no hay razón para ser


Sus pasos se detienen. La fría mano lo alcanza. Corre y corre

La oscuridad no es eterna y ahora verá el sol

Pero la luz del sol no es suficiente, ¿por qué toma el arma?

Puedo escucharla reír. Sé que el trabajo está hecho.


Él estaba cansado. Agotado por el largo viaje

Con los ojos cerrados, se deja llevar por la marea

Nunca se sintió tan tranquilo, el silencio vino con la ola

Corre hacia la luz y cae dormido en la tumba.


Lo leí y releí al menos tres veces y no podía dejar de pensar en el día en el que pensé que perdería a Tobi. No sacaba de mi cabeza esa imagen, la oscuridad, el enorme lago y Tobi envuelto entre sus aguas. No podía alejar el miedo que ese recuerdo me generaba. Pensaba en todo lo que debía estar pasando por su cabeza para llegar a si quiera pensar en algo como el suicidio. Su poema era claro, hablaba de la muerte, hablaba del dolor de estar vivo, de la necesidad de alejarse de todo y correr hacia la nada. La nada de la cual surgimos y que sigue en el mismo lugar esperando nuestro regreso.

"He never felt so calm" esas palabras no dejaban de retumbar en mi cabeza. Volví mi mirada hacia él, parecía muy calmado. Me pregunté si antes de ser enterrado podría verse igual. Es decir, ¿podría reflejarse tanta tranquilidad en un rostro muerto?

Acaricié su cabeza y en medio de sus sueños soltó una sonrisa.

—Ya no estés triste, Tobi —mascullé pasando mis manos por sus labios sonrientes. 

https://youtu.be/ioyNa3EdEVk

"Así que si me amas déjame ir y huir antes de saberlo. Mi corazón es demasiado oscuro para preocuparse, no puedo destruir lo que no existe. Llévame a mi destino, si estoy solo no puedo odiar. No merezco tenerte..."

Hola a todos <3 ¿Cómo han estado? Espero muy, pero muyyyy bien. Primero que todo quiero agradecer a todos los que siguen leyendo esta historia. Hace unos días vi un comentario que decía como que, en otras palabras, ya no era lo mismo que antes y poniéndolo en mis palabras, que de alguna manera había perdido como la chispa. Entonces decidí volver a leer toda la historia y encontré con que había una gran diferencia en como escribía y cómo lo hago ahora. Y dije: ok, ok, vamo a calmarno, no todo está perdido. 

Y bueno, la cosa es que al leer la historia otra vez siento que he vuelto a conectarme con ella y el deseo por escribir ha tomado mucha más fuerza. Espero se vea reflejado en mis siguientes escritos y espero no defraudarlos. Gracias nuevamente por leerme.

También en una de mis notas vi que nombraba otra historia que escribía que se llama "Jarro de corazones", se que muchos no alcanzaron a leerla, como tal esa fue la primera historia que escribí en toda mi vida. O bueno que comencé a escribir, y si esta tiene errores y mil cosas por corregir, imagínense esa. Por eso cancelé su publicación. Sin embargo, he decidido volver a publicarla corregida, debido a que Allan es un personaje que salió de esta historia <3

Espero les guste el capítulo y nos leemos en el siguiente. Gracias por apoyar mi historia <3 


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