Capítulo 54


Narra Tobi

—Tobi, ¿me escuchas? ¿Tobi?

Todo estaba borroso, era como si estuviese viendo a través de un vidrio empañado. Escuchaba su voz, pero no entendía muy bien lo que decía debido a que el sonido de mi respiración era más fuerte.

—Despierta, Tobi. Ya has dormido demasiado.

—¿Mamá? —Dije tratando de sentarme—. ¿Dónde estoy, mamá? Todo está muy borroso.

—No temas, hijo mío. Mamá está aquí y no dejará que nadie te haga daño.

—¿En dónde estamos? Hace calor aquí, siento que me estoy quemando.

—Este es nuestro hogar ahora, Tobi. No verás bien porque tus ojos se han quemado —me tomó de la mano y comenzó a caminar—. Bienvenido a tu nuevo hogar, no es muy bonito, ni agradable, pero aquí hemos de permanecer por el resto de la eternidad. Es el precio por nuestros pecados, Tobi, hemos hecho cosas horribles.

—¿Dónde está Matt? —Sentí lágrimas hirviendo salir de mis ojos, ardían, quemaban mi piel.

—Matt está muy lejos de aquí, nunca volverás a verlo.

—No —solté su mano—. No, yo no iré contigo —comencé a correr—. Nunca, nunca —corrí sin poder ver y entonces caí en un abismo.

—Tobi, ¿me escuchas? ¿Tobi? ¡Despierta! Ya has dormido demasiado.

Abrí mis ojos de golpe.

—Tobi, ¿estás bien?

Frente a mí se encontraba Matt, me miraba con preocupación, mientras tomaba una de mis manos y la apretaba con fuerza.

—Al fin despiertas, estaba muy preocupado —Matt me abrazó.

—¿Qué está pasando? ¿Por qué estás aquí, Matt?

—Sam me contó lo que pasó. No debiste ir a verlo así y mucho menos dejarte llevar por la ira, mira cómo ha terminado todo. Mi madre estaba muy preocupada, pensó que no despertarías, te has dado un golpe muy fuerte en la cabeza.

—¿Sam te lo dijo? P-pero Sam está muerto. Yo lo vi, lo vi en el suelo, con los ojos abiertos. Ya no parpadeaban, carecían de vida. ¿Era sólo una broma suya?

—¿De qué hablas, Tobi? Sam está afuera en la sala de espera, junto con Alex e Irene. Mi madre fue a comer algo, ha estado muy preocupada, no vuelvas a darnos estos sustos. Sam me dijo que te desmayaste mientras peleaban.

—¿Sam está vivo? —miré mis manos y recordé cuando estaban empapadas de sangre.

—Qué raro actúas, Tobi —Matt rió—. Debes haber tenido una de tus pesadillas locas. ¿Quieres que lo llame?

Asentí con la cabeza.

—Está bien —dijo el castaño, luego dejó la habitación.

«Sam está vivo» pensé con alegría. «Está vivo y no soy un asesino».

La puerta se abrió.

—Tobi —El pelinegro estaba frente a mí—. Al fin despiertas, qué susto nos has dado.

—Lo siento, Sam —dije haciendo señas de que se acercara para darle un abrazo—. Siento haber actuado de manera tan agresiva y siento que nuestra mistad se esté yendo a la basura de esta forma.

—No tienes que disculparte, Tobi —Sam palmeó mi espalda—. Todo es culpa mía —Sam era mi amigo, siempre había sido mi amigo—. Y no te preocupes más por lo que he dicho, sólo quería hacerte enojar y ponerte celoso, pero ahora entiendo que son sólo estupideces y que la amistad es lo más valioso del mundo. Matt y yo estaremos bien, ya le he dicho todo y me he disculpado, siento haberme comportado de manera tan infantil.

—Gracias —susurré.

—La amistad es lo más importante. No permitiré que nada se vuelva a interponer entre nosotros, Tobi.

Nos separamos. Sam y yo nos miramos fijamente con nostalgia, fue como ver todos nuestros recuerdos pasar frente a nosotros.

—Ya nada puede interponerse entre nosotros —sonrió con tristeza—. Porque ya no hay un nosotros —su sonrisa se desvaneció, su rostro comenzó a borrarse—. Adiós, Tobi —La figura sin rostro se desvaneció por completo como arrastrada por una fuerte oleada de aire.

—No.

Sentí una fuerte presión en el pecho.

—No. Sam, vuelve. Somos amigos, no puedes dejarme, no puedes irte así.

—Adiós —la palabra hacía eco en mis oídos, era una tortura.

—No, por favor.

Todo se puso negro otra vez.

—Tobi. Tienes que despertar, Tobi.

Abrí mis ojos, estaba temblando y sudando. Frente a mí se encontraba Sara. Me miraba con tristeza y angustia. Al ver sus ojos noté que había llorado.

—Tobi —me abrazó y rompió en llanto, yo seguía temblando.

—¿Y Matt? —paseé mis ojos por toda la habitación sin encontrarlo.

—Matt está en casa de Luna, tuve que enviarlo allá, no puedo estar pendiente de él con todo esto y me da miedo dejarlo solo.

—¿Matt me odia? —Mis ojos se llenaron de lágrimas.

—No digas eso, Tobi. Matt no te odia, pero necesita tiempo, lo que pasó es algo muy difícil de aceptar.

—Entonces —miré mis manos—. S-Sam, Sam está —mis labios temblaban—. ¿Sam está muerto?

Sara asintió con la cabeza.

—Unos hombres vendrán a hablar contigo sobre lo sucedido, hijo. No tengas miedo, todo estará bien, no permitiré que nada malo te ocurra.

—¿Y mi padre?

Sara agachó la cabeza.

—Él vendrá luego, no se encuentra muy bien en este momento.

—S-soy un asesino, mi padre ya no querrá volver a verme, soy una completa decepción —Sara hacía su mayor esfuerzo por no llorar frente a mí, lo notaba, sus labios temblaban y podía verlo a través de sus ojos.

—No eres un asesino, Tobi. Sólo necesitas ayuda.

En ese momento tocaron a la puerta.

—Señora, ¿puede venir un momento? —dijo un hombre, Sara me dio un beso en la frente y luego salió.

—Vuelvo enseguida —dijo antes de cruzar la puerta.

—Esto no puede estar pasando —abracé mis rodillas contra mi pecho—. No puede ser cierto, es otra pesadilla, tiene que ser otra pesadilla. Vamos, despierta, ¡despierta de una vez! —Golpeé mi cabeza en tanto la sacudía de lado a lado—. Nada de esto es real, ¡ya deja de jugar conmigo! —Grité golpeando cada vez con más fuerza—. Por favor despierta —suavicé mi tono y mis golpes—. Por favor —los golpes se detuvieron y el llanto se apoderó por completo de mí.

Narra Matt

—Esto no puede estar pasando —sollocé en los brazos de luna—. No tiene sentido, nada de esto tiene sentido. Tobi no haría algo así, ¿por qué lo haría? Él no es una mala persona.

—Incluso las buenas personas pueden cometer los actos más horribles —Luna acariciaba mi cabeza—. No sabemos con certeza qué fue lo que pasó, pudo ser un accidente. Todavía están investigando, yo sé que el rubio engreído no es capaz de algo así.

—Alex dijo que Tobi lo había matado, dijo que él se lo confesó antes de desmayarse —dije recordando el rostro de Alex, pálido y oscurecido por el miedo—. Dijo que Tobi no se veía bien, no estaba bien, estaba confundido y asustado —hice una pausa, mis manos entrelazadas nerviosamente temblaban sin parar—. ¿Y si lo mató? ¿Si lo mató por mi culpa? —Mi corazón se estremeció de sólo pensarlo.

—No tienes por qué culparte Matt. Si lo mató la decisión fue suya.

—No es tan sencillo.

—No tiene nada que ver contigo, ¿por qué sería tu culpa?

—Porque no le creí y ahora es tarde. Si le hubiera creído entonces nada de esto estaría pasando —cubrí una parte de mi rostro con una de mis manos.

—¿No le creíste qué?

—Que Sam sólo estaba jugando conmigo.

—¿Qué? —La chica abrió sus ojos como platos—. ¿Cómo que jugando contigo? ¿Sam?

—Irene me lo dijo ese día, me dijo que todo lo que había dicho Tobi era cierto. Dijo que Sam no me quería y que nunca me había querido. Él no vale la pena, no valía la pena amarlo, ni ser su amigo y mucho menos mancharse las manos con su sangre, no lo merecía, no merecía que alguien cargara con el peso de su muerte.

—Tranquilo, Matt. Todo se aclarará y se arreglará.

—No sé qué hacer, tengo miedo, me duele todo. Amo a Sam, lo amo a pesar de todo y ahora él sólo despareció, ni siquiera pude preguntarle el por qué, sólo se fue, se fue para siempre —imágenes de Sam daban vuelta en mi cabeza, no dejaban de abordarme los recuerdos de cuando todo parecía un cuento de hadas, ¿cómo pude si quiera pensar en que las cosas pudiesen ir tan bien? La vida no es así—. Y Tobi.

—Tobi estará bien, es un buen chico y demostrará que todo fue un accidente, no pienses en eso Matt.

—No puedo verlo, me da miedo.

—¿Por qué?

—Siento que fue por mi culpa y eso me duele, no puedo verlo a la cara, no. Me siento avergonzado. Tengo miedo de verlo y odiarlo, no sé si pueda verlo como antes. Es que, el simple hecho de imaginarlo golpeando a Sam me da escalofríos. La escena del asesinato era horrible, eso decían, lo golpeó en la cabeza hasta matarlo, ¿puedes imaginar algo así? Es aterrador.

—No puedo creer que Tobi haya hecho eso, es que no es posible.

—Tobi no estaba bien.

—Tobi te necesita, Matt —dijo Luna apretando una de mis manos con fuerza—. Tobi te necesita más que nunca, no puedes darle la espalda en un momento así.

Negué con la cabeza.

—N-no, no puedo, no puedo verlo ahora.

En ese momento se abrió la puerta del cuarto de Luna.

—Hola —Santiago se recostó contra el marco de la puerta—. ¿Cómo estás, Matt?

No respondí, me limité a agachar mi cabeza.

—Lo siento, no sé por qué pregunto esto —Santiago entró—. No sé cómo te sientas, ni puedo decir que lo entienda, lo único que puedo hacer es decirte que aquí siempre estaremos para apoyarte y ayudarte a levantar, Matt. Sé que esto es muy difícil para ti y que estás asustado y triste, acabas de perder a una persona muy importante y la forma en la que se desarrolló todo es bastante trágica, pero la vida es así, está llena de sorpresas, de cosas inesperadas, nunca sabremos qué vendrá después, pero sea lo que sea debemos afrontarlo con la frente en alto.

Luna y yo permanecimos en silencio.

—¿Y Alex? —Preguntó Luna—. ¿Cómo está él?

Alexander y Santiago habían sido los primeros en ver la escena, minutos después llegó la ambulancia y luego la policía. La ambulancia había tardado, como era de esperarse en nuestra ciudad.

—Sus padres le dieron pastillas para dormir, así ha sido todos estos días.

—¿Y tú cómo estás?

—Estoy bien, tranquila.

Santiago me había contado que después de llevar a Tobi a casa corrieron a casa de Sam. Dijo que cuando llegaron la puerta estaba abierta y que al cruzarla encontraron el cuerpo de Sam, un charco de sangre en su cabeza y vidrios por todas partes. Que apenas Santiago vio la escena abrazó a Alex y apartó su mirada de la horrible escena pues el chico estaba en estado de shock.

—Tratemos de olvidar esto por un momento —dijo el pelirrojo—. Mamá quiere que vayamos a comer en la mesa hoy, quiere que comamos juntos.

Luna y yo asentimos y nos levantamos.

Una vez en el comedor nos sentamos uno al lado del otro. La madre de Luna ya había servido la comida y antes de sentarse encendió el televisor.

—El cuerpo de Samuel Wottom fue encontrado sin vida hace unas horas. Las investigaciones siguen en proceso, aunque las autoridades ya tienen en custodia al principal sospechoso, un chico de su clase que ha confesado haber cometido el crimen. Vamos con Mariana, quien se encuentra en este momento con los padres de la víctima.

Todos los canales estaban llenos de eso.

—Madre —dijo Luna.

—Espera —contestó la mujer.

—Hace tan solo unas horas comenzó el martirio para estos dos padres, quienes al salir de casa no pensaron que aquella sería la última vez en la que verían el rostro alegre y lleno de vida de su hijo, Samuel.

—Sam era un niño muy dulce, era alegre, era capaz de subirle el ánimo a cualquier persona, él era como un ángel, era mi ángel —dijo la madre de Sam—. Y ahora ya no volveré a verlo, a abrazarlo —La mujer no dejaba de llorar—. Se tiene que hacer justicia, no descansaré hasta que se haga justicia y el asesino pague por haber atacado de manera tan brutal a mi hijo.

La presentadora tomó la palabra otra vez.

—Madre.

—Justo aquí fue donde hallaron el cuerpo sin vida, golpeado, lleno de sangre, del joven Samuel. Un chico que tenía toda una vida por delante, un chico talentoso y lleno de sueños, sueños que nunca podrá alcanzar y que desaparecieron acompañando su último aliento. Justo aquí fue donde su compañero, lo golpeó con un vaso de vidrio en la cabeza, el vaso estalló y el chico cayó justo aquí —Era triste y molesto ver la manera en la que los medios convertían las tragedias y el dolor ajeno en un espectáculo—. Mareado y confundido trató de levantarse, pero su compañero se lanzó sobre él y a sangre fría y con una fuerza casi inhumana comenzó a golpear la cabeza de su amigo contra el suelo.

—Nosotros confiábamos en ***** —El nombre de Tobi estaba censurado—. Le abrimos nuestras puertas, siempre lo recibimos con los brazos abiertos y él sólo —La madre de Sam estaba destrozada—. Él mató a mi niño, lo mató. Lo mató como si su vida le hubiese parecido una miseria. No entiendo por qué, ¿qué le hizo nuestro niño? Mi Sam era un niño bueno, mi Sam era...

—Ya, es suficiente —decía el padre abrazando a su esposa—. Confiamos en que la justicia haga su trabajo. Ese niño es un monstruo, si fue capaz de estallar la cabeza de su mejor amigo contra un suelo, puede ser capaz de cualquier cosa. No pueden dejar en libertad a una persona así, es un peligro para la sociedad.

—¡Madre! —Luna se había levantado y había apagado el televisor—. Si quieren ver noticias búsquenlas en los periódicos, estos noticiero siempre manipulan la información a su antojo. Siempre hacen ver todo peor de lo que es u ocultan las cosas para mantenernos engañados —Luna se acercó a mí—. Matt, vamos.

Narra Tobi

Abrí mis ojos de golpe, había mucho ruido en la calle. Gritos, mucha gente, una especie de protesta. Me senté y traté de poner cuidado a lo que decían. «Asesino, justicia, monstruo» Esas eran sólo algunas de las palabras que pude distinguir.

—Monstruo. Eres un monstruo, un monstruo, un monstruo —apreté mis puños y golpeé mi cabeza—. Un asesino, un monstruo.

—Tobi. Tobi, qué haces —Sara corrió hacia mí—. Tobi, tranquilo. No pongas cuidado a lo que dicen. No eres ningún asesino y menos un monstruo. No lo eres, yo lo sé. Ven aquí —Me abrazó.

—¿Hablaste con mi padre?

—No he vuelto a saber de él, no ha vuelto a casa y no contesta mis llamadas.

—¿Y Matt? ¿Él no vendrá verdad? ¿No quiere verme?

—No es eso, Tobi. Pero él necesita tiempo, ¿sí? Él no te odia, yo sé que no te odia.

—¿Qué pasará conmigo?

—El señor Wilson dice que si las cosas salen bien podrían enviarte a un hospital psiquiátrico y no a una cárcel.

—¿Qué?

—Es lo mejor Tobi.

Negué con la cabeza.

—No, yo no estoy loco.

—No estás bien, hijo —Sara hacia un gran esfuerzo para contener las lágrimas—. No has estado bien en mucho, allá pueden ayudarte, en una cárcel sólo acabarían contigo. El señor Wilson dice que el juicio será aplazado hasta que cumplas la mayoría de edad y que mientras tanto te internará en una penitenciaría para menores.

—Entiendo.

—Todo se arreglará, hijo.

—No es cierto —tragué saliva y sentí como si hubiese bebido algo hirviendo—. Nada se arreglará, nada estará bien, ¡deja de decir siempre lo mismo! —Los gritos de afuera retumbaban en mis oídos—. Las cosas siempre pueden ponerse peor y siempre lo harán, de qué sirven las palabras bonitas, de qué sirve ilusionarse y esperar por algo que nunca llegará.

—Tobi.

—Ya no quiero estar aquí —mi voz se quebró—. Ya no puedo estar aquí, ya no tengo nada, nada por lo que quedarme, nada por lo cual luchar. Estaré muerto en vida.

—No estarás encerrado toda la vida y no estás solo, nunca lo estarás, así que tienes algo por lo que quedarte y por lo que luchar.

—Ni siquiera mi padre está aquí.

Después de un par de minutos Sara se fue y yo fui trasladado al que sería mi nuevo hogar por un tiempo. ¿Tenía algo que ver aquel sueño? ¿Sería aquel lugar como el infierno? Tenía miedo, estaba asustado, quería volver a casa, quería retroceder el tiempo, volver a una de esas noches en las que sólo bastaba con abrazar a Matt para que el miedo me dejara en paz.

Fui llevado a un lugar en el cual se buscaba restaurar a los jóvenes criminales, no era un lugar represivo sino restaurador. Había chicos acusados por robo, abuso sexual, lesiones personales, homicidio, aunque muy pocos. Me sentí aterrado al caminar hacia mi celda y ver que todos seguían mis pasos con sus miradas, como al acecho, como esperando el momento indicado para atacar.

Me ubicaron en una celda junto con dos muchachos. Uno de ellos estaba por casi asesinar a su padrastro, quien había maltratado a su madre por años. Otro estaba por robar, había tratado de robar a un taxista pues necesitaba dinero para poder pagar una cirugía para su hermana quien había muerto después de eso de un infarto cardiaco. No parecían malas personas, no eran malas personas, simplemente habían cometido errores y estaban pagándolos muy caro.

—El patas está organizando un motín —dijo uno de ellos en voz baja—. El domingo en la noche, será pan comido, esos hijos de puta no son capaces de ponernos una mano encima. El plan es encender el edificio c y el b, cuando nos estén trasladando saltamos el muro.

—¿Te unes?

Uno de ellos me miró.

—N-no lo sé.

—¿Cómo que no lo sabes? —Soltó una carcajada—. Yo no creo que pueda durar más de un mes aquí. Mírelo, es un niño de papi y mami, mírelo tan bien peinado, caribonito, aquí le harán la vida imposible, es como una nena.

—No me conoces.

—Todos sabemos lo que hiciste —se levantó y comenzó a caminar de lado a lado—. Es la noticia del momento. El chico que mató a su mejor amigo estallando su cabeza contra el suelo. ¿Por qué lo mataste? ¿Porque su chaqueta era más fina que la tuya? —Volvió a reír—. Niños ricos, la tienen tan fácil, ¿cómo lo echan a perder así?

—No me conoces.

—Conozco lo necesario, como que aunque tú nacieras rodeado de lujos y yo de pura mierda, en el fondo somos la misma basura. Pensándolo bien tú eres peor, yo casi mato, pero no maté.

—Fue un accidente.

—Lo mío también. El cabrón accidentalmente se estrelló contra mi cuchillo un par de veces.

—Ya basta, Dario. Lo vas a asustar.

—No quiere estar aquí, niño. Es mejor aprovechar las oportunidades que nos da la vida, yo he renunciado a muchas cosas, mi familia, mis sueños, mi felicidad, pero nunca renunciaré a mi libertad.

—Nunca somos del todo libres.

—Pero estando aquí ni siquiera tenemos la ilusión de libertad. Aquí ni siquiera somos personas, somos tratados como si fuéramos otra cosa, algo feo, algo que no puede pertenecer a otro lugar, algo que no puede ser parte de la sociedad.

—Creo que aunque lográramos salir, si las personas supieran que estuvimos aquí nos rechazarían. Aunque hayas pagado por tus actos, el mundo nunca te perdonará.

—¿Y usted no tiene nada que decir, niño?

Negué con la cabeza.

—Será mejor que mañana salga con nosotros, si lo ven solo le va a ir muy mal —dijo el chico más amable—. Por cierto, mi nombre es Julián y él es Dario.

—Yo soy Tobi, Tobias. 

https://youtu.be/gOU_zWdhAoE

 "Éramos solo nosotras, éramos inseparables, pero gradualmente pasó a otra parte distante en mi memoria, hasta no poder reconocer aun su rostro, su voz, incluso su nombre"

Steven Wilson - Perfect Life

Hola a todos <3 ¿Cómo están? Espero muy bien. Aquí dejo el nuevo capítulo, espero les guste y si no pues :'v ni modo. 

Yo conversando con mi conciencia :'v 

Gracias a todos por seguir apoyando esta historia y por sus lindos mensajes, muchas gracias, siempre me llenan de animo <3 los amo.

Este capítulo va dedicado a Hector, sonríe Hector y no dejes de hacerlo nunca. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top