Capítulo 53 (alternativo)


Advertencia: 

El siguiente capítulo puede contener escenas de sexo y violencia moderada, se recomienda la compañía de padres o adultos responsables (que les guste el yaoi) :v Ok no >w< vamos pues! 

Narra Tobi

—Pensé que no iban a bajar.

Sara y mi padre estaban esperándonos sentados en la mesa.

—¿Y Matt? —Preguntó Sara buscando a Matt con la mirada.

—Está en el baño —contesté acercándome a la silla que estaba junto a mi padre—. Se ve realmente delicioso, Sara —junté mis manos y las froté.

—Quería probar una receta nueva que vi en internet —Sara tomó un pedazo de torta y lo llevó a su boca—. Está rica —dijo con la boca llena. Luego me dio un bocado—. Pruébala y dime.

Abrí mi boca y lo recibí. Ella esperó mi respuesta con emoción. Aquel gesto me alegró, sentí algo extraño, algo que había buscado hace mucho tiempo, sentí amor maternal y mis ojos se llenaron de lágrimas mientras masticaba.

—T-Tobi —Sara miró a mi padre—. ¿Tan mal estuvo?

Negué con la cabeza.

—Es sólo que —agaché la cabeza—. Yo —levanté mi rostro—. Yo realmente me siento muy feliz de estar con ustedes hoy. De estar aquí, sentados como un familia. Nunca me había sentido tan querido, nunca había sentido que pertenecía a algún lado y ahora sé que este es mi lugar, ustedes son mi hogar. Muchas gracias, en serio, gracias.

—Hijo —Sara sonrió y se levantó—. Gracias a ti por darme la oportunidad de hacer parte de tu vida —se acercó a mí y me abrazó.

Mi padre se mantuvo en silencio, ni siquiera nos miró. Incluso parecía ignorar lo que pasaba a su alrededor.

—¿Matt no va a bajar? Tengo hambre —interrumpió con voz dura el hombre sentado junto a mí.

Sara volvió a su puesto. Miró a mi padre quien tenía la cabeza gacha y las manos cruzadas tapando su frente y luego me miró a mí e hizo un gesto que decía: No le pongas cuidado, no importa.

—Ya esperamos demasiado, ¿qué tanto hace?

—Richard, por favor —dijo Sara—. No lo arruines, recuerda las cosas que prometiste.

Mi padre guardó silencio.

—L-lo siento —Matt estaba de pie junto a la puerta—. Huele delicioso —agregó entrando en la habitación.

—Está delicioso —dije. Sara sonrió, luego volvió su mirada a Matt y su sonrisa desapareció—. Íbamos a comenzar sin ti, si no hubieras llegado no habrías podido ni probarla.

Matt se sentó junto a Sara. El castaño trataba de sonreír, pero sabía que todo era una máscara, sólo fingía, como solemos hacer para sentirnos más seguros, aun cuando sabemos que ocultar los sentimientos sólo nos hace más daño. Sara notó su tristeza y aunque trató de disimular su preocupación no pudo. Aquella fue una cena silenciosa y triste.

Cuando terminamos de comer mi padre se retiró. Continuamos en silencio mientras escuchábamos los pasos de mi padre en la escalera, cuando se callaron Sara habló.

—¿Pasó algo? —Preguntó mirando a Matt.

Él negó con la cabeza.

—¿Seguro? Estabas llorando.

La mujer dirigió su mirada hacia mí, yo agaché mi cabeza.

—Estoy bien, mamá. No pasa nada, sólo leí una historia triste y me puse sentimental.

—Sí, claro. No creerás que soy estúpida como para aceptar eso —Matt no contestó y se levantó.

—Estuvo delicioso, iré a estudiar un rato —dijo incapaz de mirar a su madre.

—¿Sam te hizo algo? —inquirió con seriedad.

Matt clavó sus ojos en mí, como culpándome de haber dicho algo. Yo no sabía qué decir, ni siquiera me salían palabras en mi defensa.

—¿Sam te hizo algo, Matt? Contesta —repitió Sara tomándolo del brazo.

—¿Qué le dijiste, Tobi? —Matt me miraba con rabia—. ¿Por qué tienes que hablar de cosas que no tienen nada que ver contigo? ¿Por qué tienes que hablar de mí? Deja de meterte en mis cosas.

—¡Matt! —Sara lo jaló—. ¡Detente! Tobi no me ha dicho nada y no le hables de esa forma. Él no ha hecho más que preocuparse por ti —Matt dejó de mirarme—. Sam te hizo algo, no necesito que me lo digan para saber que así fue. Te dije que tuvieras más cuidado con él, ese chico no me daba buena espina.

—Mamá —El chico rompió en llanto—. Lo siento —dijo Matt—. Fui un tonto

Sara se puso de pie y abrazó a Matt

—No estés triste, mi niño, no vale la pena, eres muy joven aún como para sufrir por esas cosas.

—Pero yo lo amo —sollozó aferrándose con más fuerza a su madre—. Lo amo mamá, ¿qué se supone que haga ahora? Cuando lo vea en la escuela. No podré verlo, mamá. Tengo mucho miedo. Es que no lo entiendo.

Mi corazón se agrietaba con cada palabra que Matt decía. Quería correr hacia él y abrazarlo. Quería decirle que no necesitaba a Sam, que no necesitaba a alguien que no lo quería, no necesitaba el amor de Sam, no si yo lo amaba. Pero, ¿de qué le servía mi amor si no era correspondido? Tal vez mis sentimientos no eran más que un estorbo para él, ¿de qué sirve un amor que no quieres?

Apreté mis puños con rabia.

—Ya pasará, hijo. El dolor pasará, todo estará bien y luego sólo te reirás por haber sido tan tonto y llorar por semejante estúpido—dijo Sara besando su frente.

Yo me levanté en silencio y dejé el comedor. Subí a mi habitación y allí me encerré.

—Maldito Sam —me recosté contra la puerta—. Maldito hijo de puta —me dejé caer—. ¿Sabes lo que yo hubiera dado por estar en tu lugar? ¿Sabes cuántas veces deseé que Matt pudiese verme como te ve a ti? No. No sabes todas las noches que imaginé cómo sería estar en tu lugar, cómo se sentiría besar a Matt, cómo se sentiría sentir su tacto, cómo se escucharían sus palabras dulces, cómo sería escuchar un te amo proveniente de su boca o despertar sabiendo que en su corazón sólo hay un nombre.

Levanté mi cabeza y miré hacia la ventana. La cortina estaba cerrada, me puse en pie y las corrí. La luz de la luna se coló en la habitación.

—El nombre —miré a la luna fijamente—. Dime ¿por qué no puede ser Tobi?

Narra Alexander

Aquella noche sería especial, tenía una cena importante, la más importante en mucho tiempo. Una cena con mis padres y con Santiago. Me sentía ansioso por saber cómo se desenvolverían las cosas, una parte de mí sentía temor debido al comportamiento que podría llegar a tener mi madre, ella lo había aceptado todo, pero casi como obligada.

Abrí la llave del agua y mojé mis manos, estaban sudando. Las sacudí y volví a mirar mi reflejo, sonreí y me sentí afortunado de tener a mi padre, si no fuera por él tal vez las cosas habrían sido totalmente diferentes, si no fuese por él en ese momento estaría lamentándome por dejar ir a Santiago y perdiéndome en la tristeza y la rabia de no poder hacer algo al respecto por el temor de perder a mi familia.

Salí del baño. Mi madre estaba ajustándole la corbata a mi padre.

—Casi que no sales del baño —dijo mi padre—. A ver, déjame verte.

Se separó de mi madre y se puso de pie frente a mí. Me observó de arribabajo, me sacudió la ropa y luego me arregló el peinado.

—Mucho mejor.

—Te ves muy guapo, hijo —dijo mi madre.

Mi padre miró su reloj.

—¿A qué horas llega Santiago? —pregunto

—Dijo que estaría aquí antes de las 6 —contesté mirando el reloj que había colgado en la pared—. Lo llamé hace un rato y ya está por llegar.

—Muy bien —dijo mi madre—. Se va a quedar a dormir, ¿cierto?

Asentí con la cabeza.

—Entonces hay que bajar la colchoneta y sacar unos tendidos —agregó mi padre.

—Más tarde arreglamos todo eso —dije y antes de poder decir algo más el timbre sonó.

Mi madre fue a abrir.

—Espera, yo abro —la detuve—. Espérenme en la sala.

Caminé frente a la puerta, mis manos sudaban otra vez, eso me hacía sentir muy incómodo. Tomé la perilla y antes de girarla traté de estar más tranquilo.

—Terminaré arruinándolo todo —me lamenté golpeando levemente mi cabeza contra la puerta.

El timbre sonó otra vez. Enseguida giré la perilla y abrí la puerta.

—Hola —Santiago me besó antes de dejarme contestar—. Traje esto —en sus manos tenía una botella de vino—. Espero a tus padres les guste —sonrió—. ¿Cómo me veo? ¿Estoy presentable? No quiero dar una mala impresión. ¿Crees que pueda agradarles? ¿Y si me odian?

Reí, él estaba más nervioso que yo.

—Te ves muy bien —dije cogiendo el cuello de su camisa—. Te ves perfecto —agregué sin poder mirarlo a los ojos.

Santiago volvió a besarme.

—Creo que debí tomarme el vino en el camino para haber dejado los nervios en el bus —tomó un profundo respiro—. Me estoy muriendo de miedo justo ahora.

—Todo saldrá bien —tomé una de sus manos—. Vamos —él le dio un apretón a la mía.

Caminamos tomados de la mano hasta la sala. Mis padres al vernos se pusieron de pie.

—Madre, padre —miré a Santiago—. Quiero presentarles a Santiago —El pelirrojo me miró—. M-mi novio —agregué, mis manos temblaban, el chico volvió a apretar mi mano, logró tranquilizarme.

—Mucho gusto —mi padre fue el primero en acercarse, le dio un apretón de mano y un abrazo—. Estábamos muy ansiosos por conocerte, me alegra que hayas podido venir aquí hoy.

—Bienvenido —dijo mi madre saludándolo de beso—. Sigue, ponte cómodo —agregó señalando los muebles con la mirada—. ¿Tomas tinto o aromática?

—Aromática estaría bien —contestó Santiago.

Santiago, mi padre y yo nos sentamos. Al rato llegó mi madre con las aromáticas y el tinto para mi padre. Charlamos durante un buen rato, mis padres contaron historias sobre sus viajes y trabajos en el exterior, le preguntaron a Santiago sobre su familia, sus planes, sus gustos. A mi padre le gustaba mucho montar bicicleta, Santiago lo hacía todos los fines de semana, hablaron de la posibilidad de que Santiago se quedara todos los viernes para salir a montar cicla al día siguiente.

Luego pasamos al comedor, mi madre me llamó para que le ayudase en la cocina.

—Parecen llevarse muy bien, tu padre y él —dijo mi madre—.Se ve que es un buen chico.

No respondí. En todos esos días mi madre me había evitado, sólo me hablaba cuando mi padre estaba presente y sólo hablaba lo estrictamente necesario, de resto casi que ignoraba mi existencia.

—Alex —dijo cuando yo estaba a punto de cruzar la puerta con la bandeja que contenía las bebidas. Me detuve y me giré hacia ella—. Ven un momento —dejé la bandeja en la mesa.

—¿Qué ocurre, madre? —inquirí mirando hacia otro lado.

—Alex, siento mucho las cosas que dije y —puso sus manos en mi rostro—. Sé que no he sido la mejor madre y sé que me he comportado de manera muy egoísta, por eso quiero disculparme. Yo sólo quiero que seas feliz, ¿puedes perdonarme, hijo?

Asentí con mi cabeza, incapaz de articular palabra alguna.

—Te quiero —me abrazó y besó mi frente—. Me alegra que hayas encontrado a alguien que te haga sentir cosas bonitas —se separó y me espichó la nariz—. Cómo pasa el tiempo.

—Gracias, mamá —la abracé esta vez yo—. En serio, gracias, te quiero mucho.

Una vez nos recuperamos de ese emotivo momento volvimos a nuestras labores, llevamos la comida a la mesa y nos preparamos para comer. Mi padre puso un poco de música instrumental para ambientar el momento y continuamos hablando, hablamos de películas, de música, de libros. Al final terminamos jugando los cuatro Clue.

—¡Gané! —gritó mi padre tirando sus cartas en la mesa.

—Pensé que siempre ganabas en los juegos de mesa —dijo Santiago.

—Puede que le gane a sus amigos, pero conmigo no ha podido —mi padre revolvió mi cabello—. Bueno, muchachos. Nosotros ya nos vamos a dormir, ya está tarde para un chico de cincuenta años como yo.

—Alex, en la cocina dejé unas cosas para que hagan picada o algo así. No se acuesten tan tarde —mi madre se levantó—. Y ya sabes, tú duermes en tu cuarto y Santiago en el cuarto de huéspedes, yo veré.

Mi rostro se puso rojo, Santiago sólo se rio.

Mis padres fueron a su habitación. El pelirrojo se acercó a mí y me miró fijamente, mientras acariciaba mi rostro.

—¿Qué pasa? —Me sentí intimidado.

—Nada. Sólo que soy muy feliz —respondió él en un murmullo—. Gracias por no darte por vencido.

Me puse de pie, él seguía mirándome a los ojos.

—Te quiero —dijo paseando su dedo pulgar por mis labios, cerré mis ojos y besé su dedo. Él lo metió en mi boca y yo lo mordí—. Mi corazón, siento que va a salir volando de mi pecho —recosté mi cabeza contra su pecho para escuchar los latidos.

—Gracias por existir —dije abrazándolo con fuerza.

Después de un par de minutos de besos fuimos a la cocina a preparar la comida para la película. Santiago quería ver una película de terror, al final terminamos escogiendo El resplandor.

—¿Sabías que hay una canción de 30 Seconds to Mars que está inspirada en esa película? —preguntó el pelirrojo.

—N-no. Bueno, no les he puesto mucho cuidado —contesté en tanto cortaba una salchicha—. ¿Cuál es?

—The kill —dijo él tomando un cuadrito de salchicha—. Después de ver la peli te muestro el video. Es una de mis canciones favoritas de ellos y más después de que vi la película.

—Pero si ya la viste, entonces escojamos otra.

—Tú no la has visto.

—La veré luego.

—Yo quiero que la veamos hoy —abrió la nevera y sacó un jugo—. Ya la vi, pero esta sería mi primera vez viéndola contigo.

No contesté, pero una sonrisa se dibujó en mi rostro.

Nos ubicamos en el sofá más grande que había en la sala. Yo me senté en una esquina y Santiago se acostó poniendo su cabeza en mis piernas. «En esta posición no me podré concentrar» pensé, temiendo además que mi amigo allí abajo se despertara y me hiciera quedar mal.

Por fortuna la película era demasiado interesante como para no ponerle cuidado. Ambos estuvimos concentrados en la pantalla, incluso en cierto momento Santiago se sentó puesto que acostado le daba sueño.

—Viene la escena, viene la escena —dijo Santi—. Here's Johnny! —gritó con emoción.

—Así que esa es la escena de los memes —Santiago me miró—. No sabía que era de esa película.

—El tipo actúa demasiado bien, mira no más esa cara de loco, qué miedo.

La película terminó. Recogimos el desorden y llevé a Santiago a la "habitación de huéspedes", lo pongo en comillas debido a que como tal ni siquiera era una habitación, era un cuartico de chécheres, en donde habían puesto un colchón, la idea era que yo me quedase allí y que Santiago durmiera en mi cuarto pero él se negó rotundamente.

—Descansa —le dije mirándolo desde la puerta. Él estaba terminando de acomodar su cama—. Hoy fue un lindo día.

Santiago dejó la almohada en el colchón y se acercó a mí.

—Sueña lindo —me besó—. Yo soñaré contigo.

—¿Cómo lo sabes?

—Porque estás en todas partes, incluso cuando cierro los ojos eres lo primero que aparece en mi mente.

Sonreí y le di un pico.

—Arrópate bien —dije acariciando su mejilla—. Te quiero —agregué con timidez. Decir esas cosas me era todavía difícil.

Cerré la puerta y me dirigí a mi habitación. Me puse el pijama y me acosté. Me sentía muy feliz, incluso podía asegurar que nunca había sido tan feliz como aquel día. Cerré mis ojos con una sonrisa bailando en mis labios.

—Te quiero —susurré—. Te quiero mucho —puse mis manos bajo mi nuca—. Te —abrí los ojos—. Te amo —mi voz tembló—. Te amo, Santiago.

Sonreí y me tapé el rostro con una almohada con vergüenza. ¿Cómo podía sentirme tan apenado estando solo en mi cuarto?

De repente mi celular vibró. Aparté la almohada de mi cabeza y lo tomé. Tenía un mensaje de Santiago.

<3: ¿Ya te dormiste?

Alexander: No

<3: ¿No tienes sueño?

Alexander: Es culpa tuya

<3: ¿Ahora qué hice?

Alexander: ¿Tú no tienes sueño?

<3: Un poquito

<3: Tengo algo de frío

Alexander: ¿Quieres que te lleve una cobija?

<3: No

<3: Quiero que vengas y te acuestes conmigo

Alexander: Haha, no cabemos en ese colchón

<3: Si nos arrunchamos bien sí

Alexander: Mejor ven tú

Alexander: Ven y si algo te escondes bajo mi cama

Alexander: Mis padres no abrirían la puerta del "cuarto de huéspedes" así que no notarían tu ausencia

<3: ¿Lo dices en serio?

Alexander: Exijo que vengas

<3: Haha no sigo órdenes

Alexander: ¿No quieres venir?

<3: Iré porque quiero, no porque me lo pides

Alexander: Te espero -_-

Mi corazón latía con fuerza por la sola idea de que Santiago se pasara a mi habitación. Cerré mis ojos, comenzaba a sentirme nervioso. Escuché un suave golpe en la puerta. Abrí mis ojos, Santiago la había abierto con mucho cuidado.

Me senté. Él cerró la puerta evitando cualquier ruido.

—Córrete —dijo levantando las cobijas y metiéndose en la cama—. Me congelo —se acercó a mí y me abrazó—. Estás calentito —me miró y comenzó a acariciar mi rostro, cerré mis ojos mientras él dibujaba mi rostro con la yema de sus dedos—. Eres tan lindo —dijo mirando mis labios.

Yo lo besé.

—No puedo aguantar más —dijo.

—¿Qué cosa?

Santiago clavó sus ojos en mí, tomó una de mis manos y la llevó a su entrepierna. Yo tragué saliva, tampoco podía controlarme más, deseaba estar con él, arrancar la ropa de su cuerpo, besarlo, sentirlo.

—No puedo dormir contigo así —rio—. Me da un poco de pena. ¿Qué pensarás de mí?

—No tiene nada de malo —dije volviendo a besar sus labios.

Mientras nos besábamos comencé a tocarlo, él cerró sus ojos y comenzó a meter sus manos bajo mi camisa. Me deshice de ella y luego él se quitó la suya. Paseé mis labios por todo su pecho mientras acariciaba su entrepierna.

—¿Estás seguro de esto? —Preguntó cuándo estaba a punto de quitarle el pantalón.

—¿Quieres hacerlo?

El pelirrojo asintió con un movimiento leve y entonces retomé lo que hacía antes de que me interrumpiera. Le quité el pantalón, él se sentó y me besó con pasión, yo estaba de rodillas. Santiago bajó mi pantalón y empezó a tocarme también, mientras lo hacía comenzó a besar mi cuello, luego mi pecho, luego mi abdomen, mi ombligo hasta finalmente llegar a mi entrepierna.

—Cierra los ojos —dijo. Obedecí y lo que sentí luego no se puede comparar con nada que hubiera sentido antes, era un grado placer indescriptible, sentí mis piernas y todo mi ser temblar.

—D-dios —jadeé en tanto abría mis ojos.

Santiago volvió a besarme. Yo respondí a lo que él hizo, él mientras tanto seguía tocándome. Todo era muy extraño, sentía excitación, adrenalina, miedo. Pensar en que en cualquier momento la puerta podía abrirse y en que mis padres dormían en la habitación contigua a la mía le daba un toque de peligro que hacía el acto más apasionante.

—Te quiero, Alex —dijo en un suspiro.

Santiago puso su mano en mi rostro y me hizo levantarlo hacia él. Nos miramos fijamente, volvimos a besarnos y entonces Santiago se puso sobre mí. Me miró a los ojos como pidiendo mi permiso, yo asentí con mi cabeza y mantuve mi mirada en su rostro. Él me besó y luego comencé a sentir cómo entraba en mí. Al principio dolía, el chico lo empujaba dentro de mí lenta y delicadamente, mientras lo hacía me besaba y acariciaba.

—D-duele —dije.

—¿Quieres que pare?

Negué con mi cabeza y entonces él empujó con más fuerza.

—Oh, Alex —dijo en un jadeo—. Te quiero tanto —ya lo había metido por completo, entonces lo sacó y lo volvió a meter, el dolor comenzaba a desaparecer—. Dime que me quieres —me miró a los ojos. Yo enredé mis manos en su cabello.

—Yo te amo —mis palabras fueron acompañadas de una fuerte embestida, de mi boca se escapó un gemido—. Te amo, Santiago —murmuré—. Eres lo mejor que me ha pasado.

Continuamos nuestro juego peligroso durante toda la noche. Santiago tapaba mi boca cuando sentía que podía ser muy ruidoso. Al final terminamos acostados mirándonos frente a frente, la luz comenzaba a colarse por las ventanas. Ninguno hablaba, el silencio era el dueño del lugar, nunca había pensado que el silencio pudiese ser tan bello.

—Así que me amas —dijo él.

—Claro que no —contesté metiéndome bajo las cobijas.

—Entonces qué fue lo de ahorita, ¿eh?

—Cállate. Sólo me caes bien.

—Sí, claro —me abrazó—. Te amo, Alex. Eres lo mejor que me ha pasado —me remedó—. No te hagas el difícil.

—No me molestes, más bien pásate a tu cuarto antes de que mis padres nos descubran.

—Tienes razón —el chico se levantó y comenzó a buscar su ropa—. Gracias por lo de anoche —apartó las cobijas de mí para darme un beso—. Espero puedas sentarte y caminar normal —rio.

—¿Qué? —mi rostro se encendió—. ¿Cómo puedes decir algo así? No me molestes, ya vete.

Santiago salió en medio de risas, eso sí, tratando de hacer la menor cantidad de ruido posible. Yo me arrunché nuevamente y cerré mis ojos, no tardé ni un minuto en quedar profundamente dormido. 

https://youtu.be/NyWzsuQysN4

"Alors pour toi, pour toi seulement je chante et ma voix et ta voix sont pas séparables. Inséparables, inséparables. Sin ti yo me pierdo, sin ti me vuelvo veneno, no entiendo el despertar sin un beso de esos, sin tu aliento en mi cuello".

Pablo Alborán & Zaz - Inséparables

Hola a todos, ¿cómo están? Espero super bien. Yo he estado un poco enferma T.T me tocará ir al médico T.T Pero bueno, dejando mis quejas de lado >w< ¿qué les pareció el capítulo? ¿Qué creen que pasará? Sobre la escena de sexo :v agh no sé jmm no soy muy buena escribiendo ese tipo de cosas así que :'v espero no la detesten haha tal vez por eso es que hay pocos besos y demás demostraciones físicas de afecto en esta historia haha 

Espero les haya gustado y gracias a todos por apoyar y seguir esta historia <3 

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