Capítulo 40

Hola a todos <3 Antes de comenzar con el capítulo quiero mostrarles algo. Ayer vi un comentario en donde una personita preguntaba cómo se imaginaban a los personajes y decidí buscar fotos de cómo me los imagino yo. Aquí les dejo una imagen >w< está a blanco y negro porque amooooo las fotos así xD!

¿Qué les parece? No son exactamente como me los imagino, pero se acercan bastante ¿Cómo se los imaginan ustedes? 

*****


Narra Matt

Estábamos en la iglesia. No recordaba la última vez que había ido a una. Había muy poca gente allí, el padre de Tobi dedicaba un corto discurso a quien en el pasado había sido su amada. Sus palabras estaban llenas de amor, él, a pesar de todo, nunca la había sacado de su corazón, o no por completo. Pero también estaban llenas de dolor, en aquel momento no pude dejar de pensar en lo doloroso que debía ser perder a alguien de esa manera. Perder a alguien cuando todavía hay amor, que esa persona desaparezca, aunque no de la faz de la tierra, sino de tus días. Saber que está en algún lugar del mundo, pero que no puedes verle, sentirle, saber que podrías estar a su lado pero que es mejor estar lejos.

Miré a Tobi. Toda la ceremonia había mantenido su rostro agachado. Irene estaba a su lado, con el rostro inexpresivo, en ocasiones nos miraba, como si tuviera algo que decir. Cuando Richard terminó de hablar Tobi rompió en llanto. Enseguida pensé en abrazarlo, pero al girarme hacia él Irene ya lo había envuelto entre sus brazos.

Acabada la ceremonia en el templo, nos dirigimos a donde Elisa sería enterrada. El día era soleado, a pesar de todo era un día hermoso. Antes de que se pusiese el cajón en el hueco de tierra, Tobi se acercó a mirar por última vez el rostro de su madre. Puesto el ataúd en la tierra, lanzó una foto que tenía de ella y, después de limpiar sus lágrimas, sonrió mirando hacia el cielo.

—Ven aquí —dijo Richard en un susurro y lo abrazó a tiempo que besaba su frente.

El ritual terminó. Las personas se acercaban a expresar su más sentido pésame, principalmente a Tobi, el chico que había perdido a su madre recién la había recuperado. Sin embargo, para ese momento Tobi ya no parecía triste, se veía bastante tranquilo. Me acerqué a él para hablarle, no para decirle nuevamente que sentía pena por lo que había ocurrido, no, sino para recordarle que yo estaría allí, siempre que me necesitara.

—Matt —dijo antes de que yo terminara de llegar al lugar en el que se encontraba—. Gracias por venir —agregó con una sonrisa.

—No tienes que agradecerlo —contesté poniendo mi mano en su hombro. Luego me quedé enmudecido, no sabía qué decir—. Yo...

En ese momento llegó Irene.

—Matt —dijo la chica—. Sara me pidió que te llamase.

Giré mi cabeza hacia donde se encontraban mi madre y Richard. Mi madre me hizo señas de que fuera. Miré a Tobi y a Irene, ya se encontraban hablando, así que sólo me fui.

*****

Cuando volvimos a casa Tobi llegó a acostarse. Yo fui a la cocina a ayudar a mi madre con la cena. Íbamos a hacer torta de banano, era una de mis favoritas. Mientras preparaba los ingredientes pensé en la escena que había presenciado en el cementerio. Mi madre me había llamado para decirme que debía ser bueno con Tobi, que debíamos ayudarlo a que se sintiera bien, como en familia, etc..., cosas que yo ya sabía. El caso es que al volver con Irene y Tobi noté que se encontraban bastante incomodos, al parecer no habían hablado de nada en ese lapso de tiempo y Tobi me había dicho luego que quería hablar de algo conmigo, quedamos en que antes de ir a dormir lo haríamos.

—¿Y Sam? —Preguntó mi madre sacándome de mis pensamientos—. ¿Ya volvió?

Hice un ruido de asentimiento.

—Sí, pues me dijo que si podía venir hoy, pero como estábamos con todo esto le dije que nos viéramos luego —contesté en tanto vertía un poco de harina en el recipiente—. Dijo que nos había traído algo a todos.

—Invítalo a almorzar mañana, ya que estaré en casa —dijo mi madre—. Así les hago algo de comer bien rico.

—Bueno, ahorita le escribo.

Me alegraba que mi madre me apoyara de esa forma.

—Matt —mi madre se puso un poco tensa—. Tu padre me escribió el otro día —agregó en un tono nervioso—. Dijo que iba a tener un hijo y por ello se casaría con su nueva mujer.

¿Un nuevo hijo? ¿Iba a tener un hermano? Dejé lo que ocupaba mis manos sobre la mesa.

—¿Y? —contesté cortante—. ¿Qué quiere? ¿Echarme en cara que tiene un hijo al cual probablemente si quiera?

—No me hables así, Matt. Yo no tengo la culpa de las decisiones de tu padre —suspiró—. Nos invitó a su boda. Yo no pensaba ir, no pensaba si quiera decirte algo, pero luego pensé en lo que ha pasado y llegué a la conclusión de que no quiero secretos, ni mentiras entre nosotros. ¿Qué pasaría si luego él te busca y te habla de eso? Entonces pensarías que te oculté algo y tendríamos problemas.

—¿Tú crees que él me deje conocer a mi hermano o hermana?

Mi madre guardó silencio.

—Yo quisiera conocerle —agregué volviendo a tomar los utensilios de cocina—. ¿Crees que al menos le hable de mí?

—No pensemos en eso ahora, Matt —respondió mi madre acercándose a mí y abrazándome—. De igual manera, no necesitamos a tu padre y no necesitas a alguien que no conoces —Mi madre besó mi frente.

Continuamos haciendo la torta en silencio. Recordar a mi padre me quitaba el apetito y me hacía sentir triste y molesto, pero, por otra parte, el hecho de pensar en que tendría un hermanito me alegraba, siempre había querido tener uno. Ese simple detalle me hacía querer ir a ver a mi padre, tratar de arreglar las cosas, tal vez en ese tiempo hubiese cambiado, o la llegada de esa criatura lo hubiese hecho ver las cosas de otro modo.

—¡Ya está la comida servida! —gritó mamá.

Richard bajó enseguida. Sin embargo Tobi pareció no escuchar. Mi madre me pidió que fuese a llamarlo. Al entrar a la habitación lo encontré durmiendo. No sabía si despertarlo o bajar a comer y luego traerle un pedazo. Me decidí por lo segundo.

—Tobi está durmiendo, guardemos su parte —tomé un plato para cubrir el del rubio—. Madre —me senté junto a ella—. Creo que debería ir a ver a mi padre —dije. Mi madre soltó el tenedor que tenía en su mano del asombro. Richard me miró desconcertado.

—¿Estás seguro? —preguntó. Asentí con mi cabeza.

Comí rápidamente para poder ir a hablar con Tobi. Él tenía algo que contarme y ahora yo también a él. Era la primera vez que hablaría de algo así con él, pero ya que él confiaba tanto en mí sentía que también yo podía hacerlo, y eso me hacía sentir muy bien. Volví al cuarto. Tobi seguía durmiendo. Puse el plato sobre su escritorio y me senté en su silla.

Viéndolo durmiendo de esa forma tan tranquila me hacía querer abrazarlo. Me pregunté si estaría teniendo alguna pesadilla, me pregunté qué podría estar sintiendo con todo lo que estaba pasando. Tobi era una persona muy fuerte, en aquel momento lo noté.

—Debe estar muriendo de frío —murmuré en tanto me levantaba y caminaba hacia mi cama para tomar una de mis cobijas y ponerla sobre él.

Después de arropar a Tobi me preparé para ir a dormir, cepillé mis dientes, me puse pijama y antes de acostarme le envié un mensaje a Sam, invitándolo a que fuese a almorzar, como había propuesto mi madre. Sam contestó enseguida que sí, agregando que se sentía ansioso por verme al fin. Me sentí muy feliz de leerlo

Narra Tobi

Abrí mis ojos, todo estaba oscuro. Me senté y recorrí la habitación con la mirada. Matt se hallaba en su cama, estaba dormido, incluso estaba roncando.

—Matt —murmuré—. Matt, despierta.

Estaba profundamente dormido así que tomé una de mis almohadas y se la lancé, cosa que tampoco funcionó. Me levanté, lo primero que noté es que mi cama estaba perfectamente tendida y que la cobija que me cubría era de Matt. La cogí y lo cubrí con ella. Luego lo sacudí con suavidad. Él giró su cuerpo y refunfuñó algo ininteligible.

—Matt, despierta. Tengo hambre —lo piqué con mi dedo índice. Al fin abrió los ojos.

—¿Qué ocurre? —inquirió con los ojos entrecerrados—. ¿Qué pasó?

Se sentó lentamente y frotó sus ojos, miraba hacia los lados como confundido.

—Tengo hambre —repetí.

Matt arrugó su frente.

—¿Es en serio? —dijo en un quejido—. ¿Por qué eres así? ¿Cómo puedes interrumpir mi sueño sólo porque tienes hambre? —sonaba molesto—. Eres un idiota.

Volvió a acostarse, me dio la espalda y se envolvió en sus cobijas.

—Dejé tu parte en tu escritorio —masculló en medio de un bostezo—. Buenas noches, o madrugada, o lo que sea.

—Gracias, Matt —caminé en puntillas hasta mi escritorio—. Gracias por todo.

*****

—¿En serio? No lo puedo creer, es un completo pendejo.

Una fuerte carcajada me hizo despertar por completo. Era Matt, hablaba por teléfono, al parecer con su amiga Luna, debía ser ella por las cosas que decía y cómo lo hacía.

—Deja dormir —me quejé abrazando mi almohada.

Matt giró su rostro hacia mí y me hizo mala cara. Luego se despidió y colgó.

—¿Cómo puedes pedirme eso cuando a mitad de la noche me despiertas para pedirme comida? —inquirió Matt molesto—. Agradece que te había traído algo y que no tuviste que ir a la cocina a buscarlo.

—Te lo agradecí —me levanté y comencé a tender mi cama—. Matt.

Tenía que hablar con él, no sobre mis sentimientos hacia él, sino sobre Irene. Ella me había dicho que teníamos que hablar, pero cuando estuvimos a solas en el cementerio no fue capaz de decirme nada. Sin embargo, era de suponerse sobre qué era, ella debía estar realmente molesta porque yo confiaba más en Matt que en ella.

—¿Dime?

—Bueno es que —hice una pausa y me senté en mi cama—. Lo que pasa es que ayer iba a hablar con Irene, ella me dijo que tenía que hablar algo conmigo, pero ayer no me dijo nada. Entonces no sé —nuevamente guardé silencio—. Creo que ella se ha dado cuenta de —no podía decirlo en voz alta—. Ya sabes... Sobre lo que te dije el otro día.

Matt se sentó en la orilla de su cama también. Al ver su rostro noté que estaba muy pensativo, como si buscara las palabras correctas para no hacer daño.

—¿Tú crees? —preguntó.

—No lo sé —contesté entrelazando los dedos de mis manos—. No sé qué debería hacer con todo esto. Es decir —me detuve y cerrando mis ojos tomé un profundo respiro.

—¿Sigues pensando lo mismo? —inquirió Matt.

—¿Sobre qué?

—Sobre lo que me dijiste hace unos días. Ya sabes —agachó su cabeza—. Te di un espacio para que pudieras pensar bien las cosas y...

—Detente —interrumpí—. Yo no te dije que creyera sentir algo por ti, te dije que lo sentía —Matt levantó su mirada—. ¿Cómo se supone que me olvide de todo ello en una semana? No es como que uno pueda sólo querer a alguien y borrar el sentimiento como si de una mancha se tratase.

—No sé qué decir Tobi —contestó Matt.

—No tienes que decir nada, te dije que hicieras como si no lo supieras.

Matt volvió su mirada al piso.

—Sé que sales con Sam y realmente espero que las cosas funcionen entre ustedes. No te preocupes, yo estaré bien mientras sepa que tú lo estás.

El castaño soltó un suspiro y luego me sonrió.

—Esto es muy extraño —murmuró.

—Lo es —sonreí también—. Pero me hace sentir bien.

El chico no dijo nada.

—Por ahora hablaré con Irene —dije recostándome en la cama—. Creo que las cosas terminarán. Probablemente no sólo mi relación con ella, sino mi amistad con Alex. Estoy seguro de que me odiará por esto.

—No creo que él sea así —Matt se recostó en su cama—. Es amigo de ambos, no sólo de ella —suspiró—. Y lo mejor es que termines eso ya. No puedes estar con alguien si sientes algo por otra persona.

Sus palabras me hicieron sentir un poco triste. Él estaba con Sam, lo que quería decir que sentía algo por él y no por mí.

—Espero las cosas terminen bien —tapé mi rostro con mi almohada—. Qué complicado es relacionarse con los demás.

Narra Irene

Mis padres habían ido a visitar a una tía. Me encontraba sola en casa, le dije a Tobi que viniera después del almuerzo y dijo que lo haría. «Es hora» pensé en tanto peinaba mi cabello. Debo admitir que en mi interior me sentía muy triste, aunque intentaba mostrarme lo más alegre posible. Entré a mi habitación y vi un peluche que me había regalado Tobi, mis ojos se aguaron, pero antes de que una lágrima se escapara respiré profundamente y pasé mi mano para limpiarla.

—Adiós, señor polar —lo tomé entre mis manos—. Te voy a extrañar —lo acaricié.

Tomé una bolsa de basura y comencé a echar en ella todas las cosas que me recordaban a Tobi. En mi mesita de noche tenía una foto de los dos. Nos veíamos tan sonrientes, tan felices, tan enamorados, como si nunca fuésemos a estar de otro modo. Era tan doloroso pensar en cómo los sentimientos son tan volubles, cómo era posible que un día se sintiera algo y al día siguiente ese sentimiento fuese reemplazado por algo completamente diferente.

Después de recoger todas esas cosas llevé la bolsa de basura al patio y la eché en una caneca. Volví a mi apartamento, era muy temprano todavía. Me senté en mi cama y me quedé un rato mirando desde ella por la ventana. El cielo era azul, las nubes parecían navegarlo como barquitos de papel, algunas comenzaban a pintarse de un color gris. Aquella tarde llovería. Encendí el equipo de sonido y puse un poco de música de piano. Me dirigí a mi cama, me senté contra la pared, cerré mis ojos y abracé mis rodillas contra mi pecho.

La mañana se pasó volando y de repente escuché el timbre de la puerta principal. El ruido me hizo pegar un brinco. Enseguida me levanté, me eché una última mirada en el espejo, dibujé una sonrisa en mi rostro y corrí hacia la puerta.

—Irene.

—Hola, Tobi. Sigue —dije abriendo completamente la puerta.

Tobi entró y se sentó en el sofá, me senté junto a él.

—¿De qué querías hablar? —preguntó Tobi.

—Tobi —mi corazón comenzó a latir muy rápido y mis manos comenzaron a temblar—. Quiero que me respondas con la verdad ¿está bien? —El rubio asintió un tanto asustado—. Tobi, ¿tú me quieres? No como una amiga o persona cercana, me refiero a si me quieres como a una novia.

El chico se quedó en silencio, estaba muy nervioso, lo supe porque jugaba con los dedos de su mano.

—Sólo dime la verdad —agregué—. Esa es la única respuesta que necesito.

—No, Irene —contestó enseguida—. Lo siento. Ya no siento lo mismo por ti y sé que debí decirlo cuando me di cuenta, pero tenía miedo. Tú eres una persona importante para mí, muy importante, pero ya no puedo verte de esa forma. Por más que lo intente no puedo hacerlo.

Sus palabras fueron como puñaladas en mi pecho. Aunque ya sabía la respuesta dolía demasiado, dolía querer tanto a alguien, haber tenido su amor y que de un momento a otro sólo se desvaneciera. ¿Por qué mis sentimientos no podían desaparecer?

—Entonces —dije con voz temblorosa, tratando de no llorar. No lloraría, o no frente a él—. Aquí termina todo —agregué. Tobi agachó la mirada y asintió con la cabeza.

—Lo siento.

—No tienes que disculparte —puse mi mano en su mejilla—. En un principio fuimos muy felices y eso es lo importante.

Tobi me abrazó, yo respondí a su gesto.

—Gracias por estos años, Tobi —murmuré a su oído.

—¿Seguiremos siendo amigos? —preguntó él en medio de las lágrimas.

—Por lo pronto creo que es mejor que no hablemos, al menos mientras logro deshacerme de mis sentimientos. No me pidas que los borre enseguida porque es imposible, para mí lo es.

—Lo siento mucho —volvió a decir.

—Deja de disculparte —sequé sus lágrimas—. Espero tu corazón no sufra mucho —agregué, sabía que estaba enamorado de Matt y que era muy probable que las cosas no funcionaran—. Aunque sufrir es algo inevitable y más por cosas como el amor —sonreí.

Tobi y yo estuvimos hablando un par de minutos más. Lo acompañé a la puerta, nos abrazamos y nos dijimos adiós. Él se dio la vuelta, lo observé alejarse lentamente por el pasillo hasta desaparecer de mi vista.

—Adiós, Tobi —susurré—. Te extrañaré —agregué a tiempo que cerraba la puerta. 

https://youtu.be/cl3U213AvyU

"Déjame, déjame pedir perdón. Tal vez no di, todo lo que pude dar por este amor, que nos ha hecho tanto bien y me perdí, buscándote en mi corazón".

Déjame - Juan Fernando Velasco

Canción sad </3 la estuve guardando para el rompimiento entre estos dos >w< Espero les haya gustado el capítulo de hoy ¿qué les pareció? ¿Qué creen que pasará? Gracias a todos por seguir esta historia. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top