Capítulo 4
Narra Matt:
Me encontraba frente al televisor pasando los canales sin encontrar algo bueno para ver, estaba tan aburrido... No quería ir al cuarto porque prefería evitar encontrarme con el rubio idiota que ahora era mi compañero de cuarto y de cierto modo parte de la familia, aunque me costara aceptarlo.
"No me dejes mamá", esas habían sido las palabras que salieron de su boca mientras dormía. Yo no sabía nada de su historia ni de cómo sus padres se habían separado y no era algo que me importara en realidad. Entre menos supiera de él, entre más lejos me mantuviera todo sería más fácil. Es decir, no podía fraternizar con el enemigo. Aunque necesitaba hacerle pensar que estaba de su lado, necesitaba volverme su "amigo" o de lo contrario tendríamos muchos problemas y terminaría enloqueciendo.
—Matt ¿Puedes llamar a Tobi? —La voz de mi madre me sacó de mis pensamientos—. Ya es hora de cenar y comeremos todos juntos en la mesa.
"¿Por qué no vas tú?" Quise decirle pero tuve que tragarme mis palabras al girarme hacia ella y ver esa hermosa sonrisa que solía tener hace muchos años. Tenía que cumplir mi promesa, debía ser bueno y llevármela bien con Tobi aunque eso significara perder mi libertad y vivir con miedo. Mi madre me había dicho que podría comenzar de nuevo, haciendo lo que me gusta, siendo yo... pero lo veía imposible, no podía ser yo, no mientras en mi vida existiera un ser tan egoísta y prepotente como lo era Tobi.
—C-claro má —respondí con una sonrisa fingida—. Enseguida voy —Me levanté lentamente del sofá y cuando estaba por salir de la sala mi madre se atravesó frente a mí.
—Matt, si algo ocurre no lo ocultes ¿sí? —dijo con la voz cargada de preocupación—. Sé cómo es Tobi, al principio hacía hasta lo imposible por hacerme pelear con Richard, fueron días difíciles... —dejó escapar un suspiro—. Y aún lo son y por eso te pido que si te molesta o algo me digas, tú tienes el mismo derecho de estar aquí por lo que no tienes que soportar sus pataletas de niño rico.
—Todo está bien mamá —mentí tratando de mantener la sonrisa en mi rostro—. Sé que nos llevaremos muy bien, hace un rato estuvimos hablando y no es tan malo como parece.
Era incapaz de decirle a mi madre lo que me había dicho Tobi, no quería preocuparla y mucho menos que terminara peleando con Richard por mi culpa. Debía ser fuerte y aguantar por ella, además en lo más profundo de mi ser sentía que aquel chico no era tan malo como se mostraba.
—¿Seguro? —frunció el ceño, yo no respondí nada—. Sólo te pido que confíes en mí y que no sacrifiques tu felicidad por mí, si hay algo que te moleste o te hiera dímelo —Se acercó y besó mi frente—. Ve y llama a Tobi —asentí y mamá se dirigió a la cocina.
Enseguida subí las escaleras y caminé hacia el cuarto, la puerta estaba entre abierta, así que lentamente la empujé para asomar mi cabeza y ver si el rubio seguía durmiendo. Pude ver que se encontraba acostado con una foto en una de sus manos y la observaba detenidamente a tiempo que la acariciaba con la otra.
—O-oye Tobi —dije dando algunos golpecitos a la puerta para llamar su atención—. Mi madre me ha pedido que te llame para ir a comer, a mí no me gusta comer en la mesa, siempre como en mi habitación pero ella ha insistido así que...
El rubio pegó un brinco al escucharme y puso con rapidez la fotografía bajo su almohada. Antes de levantarse frotó sus ojos, no sé si había visto bien pero parecía tener los ojos aguados aunque posiblemente sólo los había frotado para espantar el sueño. Quise preguntar si se encontraba bien pero él había sido muy claro con sus palabras, lo mejor era mantener mi distancia, al menos en ese momento.
—Vale, en un momento bajo —masculló entre dientes, tomando su celular y clavando los ojos en su pantalla—. ¿Algo más? —desvió su mirada hacia mí—. ¿Por qué sigues mirándome? ¿Te gusto o qué? —agregó haciendo una mueca de disgusto.
¿Había escuchado bien? Acaso ¿mi madre les había dicho que soy gay? El miedo me invadió, no quería que él supiera mi gran secreto, eso me ponía en una gran desventaja. Aunque desde que mi madre me había comentado que íbamos a mudarnos tenía pensado comenzar siendo yo, sin secretos, sin temores, no era tan fácil, no podía decírselo a cualquiera, sentía un gran temor a ser rechazado.
—Deja de decir estupideces —repliqué molesto y a la vez atemorizado—. No soy gay y si lo fuera no me fijaría en un tipo tan vacío y patético como tú.
El rubio abrió sus ojos como platos y soltó una pequeña carcajada.
—Oye tranquilo, no es para tanto —dijo con esa molesta y falsa sonrisa en su rostro—. Sólo quería molestarte pero creo que te afecta, por algo será ¿no?
—No estoy para tus bromitas —respondí, en mi interior rogaba porque mi rostro no se hubiese puesto rojo como un tomate—. No tardes, la comida se enfriará —agregué cerrando la puerta.
Me sentí estúpido, no podía creer que hubiese llegado a desconfiar de mi madre. ¿Cómo podía pensar en que ella me traicionaría de esa forma? Era absurdo, es decir, era mi madre y sólo quería lo mejor para mí. Sacudí mi cabeza tratando de despejar mi mente, debía tratar de controlarme ante esas situaciones o sería descubierto.
Al llegar al comedor la comida ya estaba servida. Richard me miró y puso su mano en el espaldar de la silla vacía que se hallaba junto a él, como pidiéndome que me sentara a su lado. Miré a mi madre, quien no dejaba de sonreír y me senté junto a ella. La sonrisa se borró de su rostro y miró a Richard apenada.
—Así que mañana es tu primer día de escuela Matt —dijo Richard en un intento por romper el silencio—. ¿Cómo te sientes? ¿Estás preparado?
—Pues estoy tranquilo aunque siempre resulta un poco aterrador —respondí con la mirada fija en mi plato—. Estoy ansioso por conocer a mis nuevos compañeros y profesores —aunque la idea me atemorizaba, sólo esperaba que no todos fueran unos completos idiotas como Tobi.
—No te preocupes, son buenos muchachos —interrumpió Richard—. Además ya conoces a Tobi, no estarás completamente solo y así será más fácil hacer amigos ¿verdad Tobi? —levantó su mirada, y al girarme vi a Tobi de pie tras de mí.
—Claro —caminó hacia la silla vacía junto a su padre—. Ya he hablado con Matt y estoy seguro de que seremos buenos amigos y le irá muy bien en la escuela —sonrió pero aquella sonrisa muy lejos de mostrar amabilidad reflejaba maldad.
—Me alegra que se estén llevando tan bien —dijo mi madre a tiempo que tomaba un poco de jugo—. Sé que es difícil acostumbrarse a un cambio tan brusco como este pero a veces los cambios son necesarios —agregó finalmente mirándonos a ambos.
Narra Tobi:
Debo admitir que después de todo el chico no era tan desagradable, pero aun así debía mantenerme firme con mis planes. No podía dar mi brazo a torcer o no tan pronto, debía enseñarle quién mandaba y cuál era su posición.
Después de que terminamos de comer subí a mi cuarto, me sentía cansado y lo único que quería era dormir. ¿Por qué no podía sólo quedarme en cama todo el día y todos los días? El simple hecho de pensar en que al día siguiente debía madrugar me deprimía, odiaba levantarme temprano y es que ¿a quién le gusta levantarse a sentir el frío casi quemar su piel si puede simplemente quedarse bajo las cobijas calentito?
—Espero hoy sea una linda noche —susurré para mí mismo mientras me ponía el pijama.
Cuando iba a cepillar mis dientes en el baño se encontraba Matt haciendo lo mismo. Al verme enjuagó su boca y salió casi corriendo del lugar, realmente me temía y eso me parecía un poco gracioso, tal vez me había pasado un poco con él.
Cepillé mis dientes y lavé mi rostro antes de regresar a mi cuarto, al abrir la puerta Matt se estaba apenas cambiando y estaba sin camisa. Entré como si nada pero él al verme se sintió avergonzado y se tapó con rapidez.
—Ni que tuvieras tetas —bromeé, el chico era incapaz de verme a la cara—. Oye, si te pones así sólo conmigo ¿cómo harás cuando tengas que ducharte en el instituto? O ¿serás un puerco y seguirás las clases sudado después de gimnasia? —No pude evitar que se me escapara una risita.
—L-lo siento —respondió con timidez—. Es sólo que me incomoda un poco.
—Pero ¿por qué? —Me acerqué y alejé la camisa con la que cubría su pecho—. Ambos somos hombres, podríamos andar desnudos por el cuarto mientras tu madre no se asome —Le lancé la camisa a la cara, él cerró sus ojos.
—De cualquier modo me parece incomodo —insistió a tiempo que se agachaba para recoger la camisa que se hallaba ahora en el suelo—. Como sea, que tengas buena noche —añadió poniéndosela y tirándose en la cama.
—No me digas que te da miedo la desnudez o algo así —solté una carcajada—. No tienes por qué sentirte avergonzado lo mismo que yo tengo lo tienes tú así que ¿cuál es el problema?
Matt se arrunchó en sus cobijas y guardó silencio.
—Oye te hice una pregunta, no me ignores —dije acercándome a él para quitar las cobijas que lo cubrían—. ¿Cuál es el problema? —grité desarropándolo.
—Ya olvídalo —respondió jalando las cobijas—. No hay ningún problema, simplemente no me gusta y ya, no tengo por qué dar explicaciones que ni siquiera tengo.
Sin decir una palabra me alejé y me acosté en mi cama, después de escribirle un mensaje de buenas noches a Irene dejé el celular en mi mesita de noche y cerré mis ojos.
—¿No piensas apagar la luz? —preguntó Matt levantándose y caminando hacia el interruptor.
—No —Matt se detuvo y me miró—, no puedo dormir con la luz apagada, así que déjala así.
—¿Acaso eres un bebé o qué? —inquirió con una voz burlona—. ¿Le tienes miedo a la oscuridad? —apretó sus labios para evitar soltar una carcajada—. Madura de una vez, no sabes cuánta luz gastas en nada.
¿Madurar? ¿Quién se había creído para decirme esas cosas? Él no sabía nada de mí, no tenía derecho a juzgarme. Yo simplemente no podía conciliar el sueño si la luz no estaba encendida, mi padre siempre se levantaba en la madrugada a apagarla y aun así había noches en las que me despertaba por algún ruido y me asustaba al encontrarme con un cuarto oscuro y aterrador.
—Déjala prendida, mi padre la apagará en un rato —Le pedí girando mi cuerpo hacia la ventana y dándole la espalda.
—Vaya que eres consentido —murmuró en tanto regresaba a su cama—. Espero poder dormir con la luz encendida —agregó tapando su cara con una almohada.
—Cierra la boca —contesté con un tono amargo—. Las reglas las pongo yo y no quiero que vuelvas a hablarme así.
—Sí, sí lo que digas —Apenas podía entender sus palabras—. Por favor déjame dormir, mañana será un día pesado y no quiero levantarme de mal humor porque un niñato no dejó de decir estupideces en toda la noche.
—¿Niñato? —gruñí—. ¿A quién crees que le has dicho niñato? —Me seguía ignorando y eso realmente me enfurecía—. Oye... oye deja de ignorarme ¿quién te has creído? —La noche era cada vez más silenciosa y entonces comencé a escuchar su respiración—. No te hagas el dormido, responde o te irá muy mal —¿Era en serio? ¿Se había dormido tan rápido?—. Mañana me vas a oír —dije finalmente antes de clavar mis ojos en el techo.
Comencé a recordar el origen de mi miedo a la oscuridad, miedo que me costaba aceptar y que realmente me avergonzaba. Es que tal miedo es común en los niños, pero yo ya no era un niño, ya no creía en cosas como monstruos en mi armario o bajo mi cama. Consideraba mi miedo absurdo y la verdad ni siquiera podía entenderlo.
https://youtu.be/K22qJ-VikTo
"Sólo éramos dos almas perdidas nadando en una pecera. Año tras año corriendo siempre sobre el mismo viejo camino ¿Que hemos encontrado? Los mismos viejos miedos... Ojalá que estuvieras aquí."
Pink Floyd - Wish You Were Here
Hola a todos <3 espero les haya gustado el capítulo, quiero agradecer a las personas que leen esta historia :3 me hace muy feliz y me anima mucho, gracias, gracias y mil gracias :$
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