Capítulo 35

Narra Matt

—Ya dormiste mucho —sentí una corriente helada recorrer mi cuerpo, el maldito de Tobi me había quitado las cobijas—. Deja de ser tan flojo.

¿Flojo? Si yo no había podido dormir en toda la noche por sus ronquidos y sus cosas raras. Especialmente por lo segundo, es decir, seguía sin comprender por qué Tobi me había besado, sabía que para él todo había sido parte de un sueño pero... igual era extraño que quisiera besarme. De cualquier modo, después del beso pusimos la peli y él se quedó inmediatamente dormido, yo por mi parte no podía pegar el ojo, de cierta manera aquel beso había sido un poco traumático para mí, me había dejado en un completo shock.

—Tú fuiste el que durmió mucho, ni viste la película completa y luego con tus ronquidos no me dejaste dormir. Luego tuve que pasarme al cuarto y ya no tenía sueño —dije cortante—. Es culpa tuya que mi noche hubiera sido tan difícil.

No sólo me preocupaba lo del beso, también sus palabras. Él había dicho cosas muy extrañas, había dicho que me quería y me había rogado que no lo dejara, ni siquiera entendía a qué se refería con eso, ni de qué forma me quería. Pero de algo estaba seguro, yo estaba enamorado de Sam, no de Tobi, así que tenía que aclararlo antes de que las cosas se pusieran más difíciles.

—L-lo siento —susurró, sus mejillas se habían pintado de un rojo muy tenue—. ¿Tienes hambre? —preguntó.

—No —contesté agarrando mis cobijas y cubriéndome para volver a dormir—. Está bien. Yo iré a casa de Irene un rato. ¿Quieres ir?

—No creo que deba —respondí bostezando. ¿Por qué me invitaba a eso? Es decir, no se necesita ser un genio para saber que a ella no le gustaría, Tobi no pensaba en ella—. Es decir, no creo que a Irene le agrade la idea de que yo vaya. Ella quiere ver a su novio, no al hermano de su novio.

—Hermanastro —dijo un tanto incómodo. ¿Hermanastro? ¿Cuál era la diferencia? ¿Por qué lo aclaraba?—. Está bien, luego no digas que no te tengo en cuenta.

El rubio buscó algo en el armario y luego se fue.

Dormí un poco más de dos horas. Cuando me levanté la casa estaba completamente sola, pensar en eso me hizo sentir algo aburrido, extrañaba a Sam y sólo podía pensar en que aquellos serían días muy largos.

Bajé a la cocina a buscar algo de comida. Había algo en la mesa, al parecer mi madre me había dejado el desayuno hecho, me sentí feliz al pensar en que al menos alguien se acordaba de mí. Me senté a comer, saqué el celular y miré si tenía algún mensaje de Sam. No, no había nada.

—Debe estar muy ocupado —susurré en medio de un suspiro.

En ese momento vino a mi mente la noche anterior, para ser exacto, el beso con Tobi. El celular se resbaló de mis manos, pensar en ello me ponía muy nervioso. Recordé los archivos que había encontrado en el computador de Tobi y pensé en revisarlos, pero luego me sentí un poco mal, no tenía derecho a revisar las cosas privadas de Tobi, qué clase de persona sería al hacerlo. Enseguida subí a mi cuarto, saqué mi computadora y borré todos los archivos que había copiado en mi memoria.

—¿Qué hago? —Pregunté a la nada—. Lo mejor será salir un rato.

Me levanté y busqué mi toalla para darme un baño rápido.

Cuando estaba en la ducha escuché que alguien entró. Rápidamente me terminé de juagar y salí.

—¿Tobi? —grité desde las escaleras.

—No, cariño —Era mi madre—. Vine a invitarte a cenar. Sé que no he estado mucho en casa últimamente y ahora que estás en vacaciones pues creo que debo aprovechar para pasar más tiempo contigo. ¿Vamos o tienes algo que hacer?

—N-no —contesté en voz baja—. La verdad es que ando algo aburrido, madre. Tobi salió y Sam está de viaje con su familia. Y bueno, Alexander ha estado muy en lo suyo, además de que creo que está saliendo con Luna o yo qué sé. El caso es que casi no contesta así que mejor ni le hablo.

—Ya veo —dijo en un tono triste—. ¿Quieres ir a algún lugar estas vacaciones? ¿Por qué no arman un viaje o algo así? Dile a Tobi, pueden ir a acampar.

—Tobi tiene su novia, madre —volví a mi cuarto para terminar de arreglarme.

Mi madre tocó a la puerta.

—Pasa —dije en tanto me ponía las medias.

—¿Quieres que vayamos juntos de viaje? —propuso ella. No me parecía mala idea, pero no quería que tuviese que dejar sus responsabilidades por mí—. Podemos ir a la playa o...

—Me gustaría ir a quedarme en casa de Luna unos días, estaba pensando en hablarte de ello —le interrumpí—. Así podría de paso visitar algunos de mis compañeros y pues pasar tiempo con mis amigos, los extraño mucho.

—Bueno, me parece perfecto —Mi madre arregló el cuello de mi camisa—. Entonces termina de arreglarte y pasó por ti en unas horas ¿vale?

Asentí con mi cabeza. Mi madre salió de mi cuarto, fue al suyo a buscar unas cosas y luego dejó la casa. En menos de nada escuché la puerta principal.

—¿Ya volviste, madre? —dije corriendo hacia ella.

—No. Hola, Matt. Te perdiste de unas deliciosas galletas —dijo el rubio a tiempo que sacaba algo de su mochila—. ¿Desayunaste? —preguntó mirándome sonriente.

—S-sí —contesté—. Mi madre me había dejado algo de comer.

Su sonrisa se borró enseguida.

—Y-yo traje el desayuno —dijo él volviendo su mirada a la mesa—. Te traje galletas —tomó un plato y puso un par de ellas en él—. Ten, espero hayan quedado ricas.

Tomé el plato. Tobi me dio la espalda, supongo que para dirigirse a nuestra habitación.

—G-gracias —grité—. Por las galletas y por lo de esta mañana.

Me sentí apenado por lo del desayuno. Tobi estaba comportándose de una manera muy extraña, estaba siendo muy atento conmigo, tenía que hablar con él, definitivamente tenía que aclarar lo que había pasado la noche anterior.

Narra Alexander

Llegué un poco tarde a casa. Daba igual, de cualquier modo no había nadie que me esperara. Lo primero que hice fue mirarme en el espejo, me sentía muy extraño, casi como si estuviese viendo a otra persona. Es increíble lo diferente que puedes llegar a verte con un cambio tan mínimo en el cabello.

—Debería raparme —pensé extrañando el rojo en mi cabeza.

Fui a la cocina a buscar algo de comer, había llegado algo animado después de ver a Luna. Me había divertido mucho y tal vez por eso le había restado importancia a lo de mi cambio de look. ¿Qué dirá Irene cuando me vea? Me pregunté, ella amaba mi cabello rojo. En la cocina encontré los ingredientes necesarios para hacer un delicioso sándwich, preparé uno rápidamente, casi que fue sólo pan y salsas, amaba las salsas.

Encendí mi computador para hablar un rato con Luna antes de ir a dormir. Abrí el Skype y tenía un mensaje de mi madre.

Hola, hijito. Queremos decirte que te queremos mucho y que lastimosamente no podremos ir la semana que viene, se presentó algo importante por lo que tendremos que viajar en enero. Queríamos pasar navidad contigo, realmente nos sentimos muy tristes al tener que quedarnos aquí, hablé con la señora Carmenza y me dijo que no has estado comiendo bien ¿estás bien? Por favor llámanos cuando puedas y pórtate bien con la señora Carmenza, ella te quiere mucho, me dijo que podías irte con ella a pasar navidad con su familia para que no te sientas tan solito en casa. Te queremos mucho, nos vemos en enero seguro.

Me levanté y fui hacia el baño, necesitaba un poco de agua. Me lavé la cara y me miré en el espejo, comencé a secarme, me sentía muy molesto. Traté de respirar profundamente para calmarme, pero no funcionaba, el agua cubría mi rostro, pasé la toalla nuevamente por él, seguía mojado, pero no era agua, eran lágrimas.

—Los odio —golpeé el lavamanos con mi puño—. Los odio a todos, no quiero verlos, ya están muertos para mí.

En ese momento sonó el timbre. Me limpié el rostro y traté de calmarme antes de abrir. Del otro lado de la puerta estaba Irene. Abrí la puerta, ella casi que deja caer lo que tenía en sus manos.

—¿Q-qué carajos pasó? —No dejaba de mirar mi cabello, estaba completamente desconcertada—. ¿P-por qué, Alex? ¿Qué carajos hiciste?

—El negro me queda bien ¿no?

Irene me empujó y entró. Puso las galletas en la mesa y se sentó.

—Traje galletas —Realmente no quitaba la vista de mi cabello—. Te ves raro, muy raro —dijo poniendo una en su boca.

—La cosa es que perdí una apuesta con Luna —confesé tomando una de las galletas.

—¿Por qué apostaste? —inquirió ella aún sin poder creerlo—. Eres un idiota, tu cabello no volverá a ser el mismo, es en serio.

—No digas bobadas —estaba más preocupada que yo, como si de su cabello se tratase—. ¿Recuerdas el concurso de cuentos? —Irene asintió con la cabeza—. Pues quedamos en que si alguno de los dos quedaba entre los tres primeros lugares, que reciben premio, se pintaría el cabello de negro.

—¿Q-qué? —Irene abrió sus ojos con sorpresa—. No lo puedo creer, mi Alex es el mejor —se abalanzó sobre mí y me abrazó—. Te dije que ganarías algo, si hubieras confiado en mí no hubieses hecho esa apuesta.

—Igual es sólo cabello —contesté tratando de sonreír.

—¿Ya le contaste a tus padres? De seguro estarán muy orgullosos.

Bastó sólo que ella los nombrara para que los malos sentimientos volvieran a mí.

—N-no —mi garganta comenzaba a doler—. Y-yo —cerré mis ojos, tratando de calmarme.

—¿E-estás bien, Alex? ¿Dije algo malo? —La chica se acercó y me tomó de la mano.

—Estoy bien. Lo mejor es que te vayas, tengo un par de cosas que hacer. Lo siento, hablamos luego —hice mi mayor esfuerzo porque lo que había en mi rostro pareciese una sonrisa y no otra cosa. Irene me miró preocupada, iba a decir algo pero no la dejé hablar—. Por favor —me levanté y caminé hacia la puerta—. Gracias por venir —le hice señas con la mano de que se fuera.

Narra Tobi

Me acosté a ver televisión en el sofá. Matt estaba en el cuarto haciendo quién sabe qué, pensé en llamarlo e invitarlo a ver algo, pero no quería que pensara luego cosas raras, además de que lo había sentido un poco extraño, como más distante, no sé.

La puerta de la entrada se abrió.

—Hola, Tobi —era Sara—. ¿Quieres ir a comer con nosotros? —preguntó con amabilidad.

—¿Mi padre irá? —inquirí en tanto me sentaba.

—No. Iba a ir sólo con Matt, pero ya que estás aquí —Me sentí un poco mal con esas palabras. Era como si se hubiese visto obligada a invitarme—. Si quieres ir alístate rápido, que ya vamos a salir. ¡Matt! —gritó.

—Ya estoy listo —El castaño bajó corriendo—. ¿Vas a ir, Tobi?

Negué con la cabeza.

—¿Por qué? —Preguntó él enarcando la ceja—. No puedes rechazarnos, igual no tienes nada que hacer aquí ¿o sí?

—Pues...

—No te hagas de rogar —dijo Sara caminando hacia el garaje.

—Está bien —Me levanté—. Iré por un chaqueta —Matt me lanzó una.

—Vamos —sonrió.

Le devolví la sonrisa, me gustaba estar cerca de él, me hacía sentir tranquilo, en paz, aunque al mismo tiempo me podía sentir nervioso, algunas veces sentía que mi corazón se saldría por mi boca.

Fuimos a un restaurante de comida japonesa. Me gustaba mucho el sushi y aquel lugar era muy bonito. Nos sentamos como en una especie de terraza que tenía luces colgando que parecían estrellas, era muy hermoso. Cada uno pidió un sabor diferente y luego intercambiamos para probarlos todos. Matt no sabía coger los palillos, era muy gracioso verlo casi que pelear con ellos. Al final terminó cogiendo los rollos con la mano, en ese momento me imaginé tomando un rollo y llevándolo a la boca de Matt, como lo hacían las parejas.

—¿Está rico? —preguntó Sara.

Ambos asentimos con nuestras cabezas mientras teníamos la boca llena.

—Iré al baño —dijo ella agarrando su bolso.

—Estoy seguro de que a Luna le gustaría este lugar —Matt hablaba con la boca llena—. Le diré que venga a quedarse las próximas vacaciones aquí, ya que yo iré en estas.

—¿Qué? —Matt se iría... si Matt se iba yo estaría solo en casa, solo en la mayoría de noches. No podría dormir así—. ¿Te vas? ¿Por qué?

Matt dejó los palillos en la mesa.

—Tengo que irme, Tobi. Alejarme un tiempo. Además de que he estado algo aburrido encerrado en la casa.

—P-pero —No podía siquiera pensar en que se fuera, así fuese por un par de días—. Podemos salir a hacer cosas juntos, ya sabes, como hermanos.

Matt me miró. Su mirada era extraña, era como si quisiera decirme algo pero no pudiese. ¿Por qué? ¿Todavía me odiaba? ¿Qué había hecho ahora?

—Tobi...

—¿Terminaron de comer? —La señora Sara volvió.

El castaño enseguida huyó de mi mirada y comenzó a hablar con su madre.

*****

Matt me había dicho que se iría en dos días y que no sabía hasta cuándo estaría en casa de su amiga Luna. Ya nos habíamos ido a dormir desde hace un buen rato, pero sabía que Matt seguía despierto.

—Matt —murmuré.

—¿Qué ocurre? —inquirió, su voz sonaba cansada.

—¿Pasa algo? Has estado un poco raro —pregunté, acto seguido me senté y comencé a observarlo. Estaba completamente bajo las cobijas.

—No pasa nada, Tobi —dijo él. Vi el bulto moverse un poco.

—¿Estás seguro?

Matt no contestó así que volví a acostarme. Esperaba poder dormir rápido pues ya no quería pensar más. Estaba por quedarme dormido cuando el castaño habló.

—Tobi —abrí mis ojos y noté que estaba sentado, recostado contra la pared—. Sobre anoche —dijo, parecía inseguro—. Anoche —suspiró—. Anoche no estabas soñando.

—¿Q-qué? ¿A qué te refieres? —No podía ser cierto, todo era un sueño, no podía ser real... Si así fuese todo con Matt estaría arruinado. Tal vez ahora me odiaba y por eso quería irse—. N-no sé de qué hablas.

—El beso —Matt fue directo al grano—. El beso fue real, tú me besaste, Tobi y sigo sin entender por qué.

Estaba completamente perdido. ¿Cómo era posible que haya besado a Matt en la vida real? Eso debía ser una completa pesadilla. Mi corazón latía muy rápido y lo único que quería era salir corriendo de aquel lugar o despertar.

—¿Por qué me besaste, Tobi? —preguntó el chico mirándome fijamente—. Sé que pensabas que era un sueño, pero igual por qué me besarías aun siendo un sueño, no tiene sentido. Y a qué te referías con que no te dejara y con que me querías. Yo te quiero, Tobi, pero como un amigo, como un hermano.

Y en ese momento mi corazón se hizo pedazos.

—¿Por eso te irás? —pregunté tratando de sonar lo más tranquilo posible.

—Sí, Tobi. Lo mejor será que me aleje al menos unos días —Me dolía, me dolía demasiado—. Así podrás pensar mejor las cosas y puede que te des cuenta que en realidad no estás enamorado de mí, ni nada por el estilo.

¿Cómo podía ser tan cruel? No me importaba que mis sentimientos no fuesen correspondidos, pero que dijera o insinuara que no eran reales o que no tenían sentido me lastimaba. Yo sabía lo que sentía, nunca me había sentido tan seguro de lo que sentía y llegaba él a decir que en unos días me daría cuenta de que estaba confundido.

—Yo sé lo que siento —dije. Matt se quedó en silencio—. Te quiero, Matt. No como un amigo, ni como un hermano, te quiero como se quiere a lo más importante, lo más especial, lo esencial, aquello que necesitas para poder vivir. No te pido, ni espero que me correspondas, yo sólo quiero estar cerca de ti y ver que estás bien.

Matt no contestó, no esperaba que contestara, si yo hubiese estado en su lugar tampoco lo habría hecho. Sabía que esas palabras eran demasiado, todo eso era difícil de aceptar. Todo se quedó en silencio, por al menos unos cinco minutos, no sabía qué más decir, quería saber qué pensaba Matt, si me odiaba, si no me volvería a hablar... lo que fuese.

—No sé qué decir, Tobi. Estoy muy preocupado —El chico tomó aire—. ¿Por qué me quieres a mí? Es decir, sabes que salgo con alguien, lo que es peor, tú sales con alguien. Tienes novia, llevan mucho tiempo juntos ¿por qué no la quieres a ella?

—Yo la quería hasta que llegaste tú —cada palabra era más dolorosa—. Yo no lo entiendo, no puedo explicar el porqué. Sólo sé que todo es más fácil, todo es más tranquilo, todo es más bonito desde que estás tú —Y entonces mi voz se quebró, tal vez en ese momento todo mi ser estaba quebrado.

—¿Por qué haces las cosas tan difíciles, Tobi? —Matt parecía al borde de llorar—. Es que no te entiendo, primero me odiabas, no querías ni verme, decías que arruiné tu vida... me tratabas como basura y ahora —hizo una pausa—. Ahora sólo vienes y me dices que te gusto y que me quieres —soltó un bufido—. ¿Tiene sentido? 

—No lo sé. No tiene que tener sentido, sólo es lo que siento y no puedo hacer nada para evitar sentir. 

—L-lo mejor es que me aleje hasta que esos sentimientos cambien.

—No —dije casi en suplica—. Por favor, Matt. Sólo hagamos como si no hubiera pasado nada, como si no supieras nada sobre mis sentimientos y ya, sigamos con nuestras vidas tal y como han sido hasta el momento. P-prometo que no intentaré nada y no volveré a decir nada sobre eso.

—D-déjame pensar bien las cosas en el viaje.

Sentí miedo, me dolía pensar en que Matt se alejaría de mí y probablemente nada volvería a ser igual.

—Lo siento, Matt —dije finalmente antes de que el silencio se apoderara nuevamente del lugar.

No pude dormir en toda la noche. Cuando lograba conciliar el sueño tenía pesadillas y despertaba temblando y sudando, quería hablarle a Matt, pero sabía que no podía hacerlo. Tenía que afrontar mi miedo solo, pues después de eso era muy probable que Matt cambiara completamente conmigo.

https://youtu.be/zBvRlIOjd3A

"¿Cómo puedo decir esto sin quebrarme? ¿Cómo puedo decir esto sin estar fuera de control? ¿Cómo puedo ponerlo en palabras? Cuando es casi demasiado para mi alma sola..."

Hurts Like Hell - Fleurie

Hola a todos <3 ¿cómo están? Espero muy bien. ¿Qué les pareció el capítulo? :p ¿Qué creen que pasará? Gracias a todos por llegar hasta aquí, por sus mensajes, comentarios y por todo su apoyo <3 Muchas gracias. 

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