Capítulo 3
Narra Matt:
Me encontraba allí, sentado en medio de un cuarto vacío, no podía creer que fuese a dejarlo todo atrás, mi casa, mi escuela, mis amigos... Toda mi vida había vivido allí y no conocía nada más que eso. Mi corazón se llenó de nostalgia, me gustaba vivir en aquella casa, amaba mi cuarto a pesar de que en él no cabía más que mi cama y un pequeño escritorio, había derramado unas cuantas lagrimas mientras vaciaba mis paredes, el sólo hecho de pensar que no podría volver a pegar mis afiches y dibujos en la nueva casa me entristecía.
-¡Matt nos vamos! -El grito de mi madre me sacó de mis pensamientos, miré por última vez por la ventana de mi cuarto pasando mis manos por el borde de la misma.
Después de recorrer por última vez el segundo piso, rozando las paredes con mis dedos, tomé mis maletas y bajé para encontrarme con mi madre y con Richard, quienes me esperaban junto al auto.
-Déjame ayudarte -dijo Richard a tiempo que agarraba una de mis maletas.
-Hasta nunca -susurré mirando mi casa con melancolía.
Cuando estaba a punto de subirme en el auto escuché una voz familiar dirigiéndose a mí.
-¡Matt! -giré mi rostro en seguida, era Luna mi mejor amiga-. Acaso... ¿Ibas a irte sin despedirte de mí? -replicó con los ojos llorosos.
-L-luna -Me abrazó y las ganas de llorar comenzaron a crecer en mi interior como si el llanto fuese un virus y ella me hubiese contagiado-. Sabes que odio las despedidas, hacen todo más difícil... míranos, estamos llorando como si no nos fuésemos a ver nunca más ¿no es estúpido?
-¿Estúpido? ¡Tú eres un idiota! -sollozó golpeando suavemente mi pecho-. Te voy a extrañar... no te vayas a olvidar de mí o eres hombre muerto Matt Howerdel.
-¿Cómo olvidar a una chica tan intensa y ordinaria? -bromeé, haciendo mi mayor esfuerzo por no llorar, ella me fulminó con la mirada-. Te quiero, no lo olvides -agregué posando mis labios en su frente.
-Espera -masculló limpiando sus ojos y sacando algo de su bolsillo-. La hice yo misma -amarró una manilla en mi muñeca y sonrió.
-Te veré pronto -pasé mi dedo pulgar por su mejilla limpiando sus lágrimas-. Hay algo de lo que debo hablarte, te escribiré cuando llegue y organice todo ¿vale?
Luna se limitó a asentir con su cabeza. En ese momento subí al auto y éste arrancó, mi amiga agitó su mano de lado a lado mientras el auto desaparecía de su vista y yo giré mi cuerpo para ver cómo su figura se hacía cada vez más pequeña ante mis ojos.
-¿Estás bien cariño? -preguntó mamá mirándome por el espejo retrovisor.
-Estaré bien -respondí girando mi cuerpo y sentándome como es debido.
Cerré mis ojos, no quería ver el camino, no quería recuerdos invadiendo mi cabeza, sólo quería llegar y echarme a dormir. "¿Cómo será Tobi?" me pregunté, sabía que tenía que compartir mi cuarto con él, pero no sabía nada de sus gustos, su forma de ser, nada de nada... la única vez que lo había visto fue el día que me lo presentaron "¿qué pasaría si no le agrado? ¿Y si es homofóbico?" pensé escurriéndome en mi asiento. "Maldita sea, no estoy preparado para esto" suspiré recostándome contra la puerta.
*****
-Despierta Matt -susurró mi madre-. ¡Matt! -sacudió mi hombro arrancándome bruscamente de mis sueños.
-Déjame en paz Sara -rezongué provocando la ira de mi madre.
-¿Eh? ¡Pero quién te has creído niño!
Reaccioné abriendo mis ojos con sorpresa y encontrándome con la imagen de una mujer aterradora, estaba de pie frente a mí, con un objeto que parecía ser una escoba, ella siempre agarraba lo primero que encontraba a su paso.
-P-perdón mamá, estaba medio dormido, b-baja la escoba -supliqué agachando mi cabeza.
-¡Pero qué llorón! -Un chico rubio se asomaba a la escena-. Bienvenido a casa, no sabes cuánto me alegra tenerlos aquí -sonrió sarcástico.
-¡Tobi! -exclamó Richard-. No comiences por favor, ve a tu cuarto y termina de organizar -el rubio puso los ojos en blanco y asintió con la cabeza.
-Bienvenido Matt -dijo Richard a tiempo que abría el baúl del auto para bajar las maletas-. Vamos, ayúdame a descargar todo y luego te mostraré tu nueva habitación.
-C-claro -respondí en voz baja. Salí del auto y agarré todas las maletas que pude.
-Ten cuidado cariño -Me recomendó mi madre-. Es por aquí -agregó poniéndose frente a mí, yo comencé a seguirla.
La casa era realmente enorme, no podía esperar para ver mi nuevo cuarto. Aunque... el hecho de tener que compartirlo no me hacía nada feliz y mucho menos al ver la clase de idiota que era Tobi.
-Aquí es -Al fin se detuvo, la puerta estaba entrecerrada-. Trata de llevarte bien con él ¿sí? Por mí -Me confió mi madre en un susurro antes de abrirla por completo.
Al entrar mi nuevo compañero se encontraba echado en su cama boca abajo, miré a mi madre quien tenía una expresión en su rostro que reflejaba una mezcla entre preocupación y vergüenza.
-Lo siento -leí en sus labios.
Tomé un profundo respiro y le regalé una forzada sonrisa a mi madre, haciéndole entender que podía dejarme solo. Enseguida ella asintió y salió de la habitación.
-H-hola ¿cómo va todo? -pregunté poniendo las maletas sobre mi cama.
-Perfecto ¿acaso no se nota? -esbozó una sonrisa irónica-. Vamos a dejar las cosas claras de una vez -Se levantó de la cama y comenzó a caminar de lado a lado-. Primero, no quiero que te acerques a mí ni a mis cosas. No tenemos que dirigirnos la palabra a menos de que sea estrictamente necesario.
-¿Eh? ¿Estás pendejo o qué? -repliqué. ¿Quién se creía que era para venir a establecer reglas? Como si fuese tan importante-. Yo hago y haré lo que se me venga en gana, ahora esta es mi casa también y no tengo por qué seguir las condiciones de un niñito mimado que se ahoga en su propio ego.
Me miró incrédulo con los ojos abiertos como un par de platos, soltó una carcajada y puso las manos en su cintura.
-Creo que no has entendido tu posición -Se acercó a mí-. Te lo digo por tu bien, no querrás tenerme como enemigo, a menos de que quieras que te hagan la vida imposible en la escuela.
Me quedé en silencio, debo admitir que su amenaza había surtido efecto. Si la idea de comenzar de nuevo parecía difícil, no podía imaginarme cómo sería ganándome un enemigo desde el primer día.
-¿Ahora lo entiendes? -Me agarró del cuello de mi camisa-. Verás, yo soy uno de los chicos más populares de la escuela y las personas harían lo que yo les pidiera, creerían lo que yo les dijera por más absurdo que parezca -Me soltó y se sentó en su cama.
-Y-yo sólo quiero tener una vida tranquila -murmuré con la voz cortada-. Podemos llevarnos bien, no entiendo por qué me tratas como un enemigo sin siquiera conocerme.
-Porque eres el enemigo -dijo con la ira ardiendo en sus ojos-. O ¿crees que me siento feliz de que un desconocido venga a quitarme todo? Mi padre, mi casa, mi espacio, mi tiempo... ¿no ves todo el tiempo que me has hecho perder el día de hoy?
Tragué saliva con amargura haciendo mi mayor esfuerzo por no llorar frente a ese estúpido y prepotente ser. Tenía miedo, ese chico era realmente aterrador, quería salir corriendo y volver a mi casa. En aquel lugar no era más que un extraño y lo que menos quería era problemas, sólo podía imaginarme siendo víctima de bullying o algo así.
-¿Algo más que decir? -inquirió con una falsa sonrisa bailando en su rostro, negué con mi cabeza-. Siendo así, vamos con la regla número dos, cuando esté con mi novia el cuarto será completamente mío ¿entiendes? No quiero ni que asomes tu cabeza.
Asentí. "Todo es por mamá" pensé "Ella merece ser feliz", mi objetivo era ver a mamá feliz de nuevo y no permitiría que un chico como Tobi se interpusiera en mi camino.
-Y tres -miró hacia la ventana pensativo-. Si nos dejan solos en casa, te encerrarás aquí. Me gustan las fiestas y aprovecharé cualquier oportunidad para hacer una, tampoco le dirás una palabra a tu madre ¿entendiste?
-S-sí -el rubio clavó su mirada en mí y yo desvié la mía hacia mis maletas-. ¿Puedo seguir organizando mis cosas? O ¿tienes algo más que decir?
-No, tranquilo -Se recostó-. Ahora que lo pienso, creo que podremos llevarnos muy bien si sigues así.
Ahorré mis comentarios, no quería oír más su molesta voz y toda la basura que salía de su boca. En silencio comencé a desempacar y a organizar mi ropa y mis cosas, en menos de una hora ya había terminado. En todo ese tiempo Tobi no se había despegado ni un segundo de su celular.
Maldito superficial.
Tomé mi celular para escribirle a Luna, necesitaba quejarme con alguien y no podía hacerlo con mi madre. Las cosas eran más difíciles de lo que había imaginado, la pesadilla apenas comenzaba pero no huiría tan fácil, no, no iba a permitir que el rubio pedante se saliera con la suya.
Matt: T.T sácame de aquí Luna. Es horrible, es peor de lo que pensé **** odio al maldito hijo de Richard.
Luna: D: Cálmate mi amor :s ¿qué pasó?
Matt: Puedes creer que me ha amenazado con arruinar mi vida escolar si no hago caso a sus "reglas" de niño popular.
Luna: ._______________. Explícate.
Matt: En resumen no le puedo hablar, no puedo tocar sus cosas, no puedo estar en mi cuarto si está su novia y debo encerrarme si organiza una fiesta.
Luna: hahaha de casualidad ¿no tienes que hacer reverencia o arrodillarte cada vez que aparezca?
Matt: haha boba :c no es gracioso.
Luna: Claro que sí ¿desde cuándo dejas que alguien controle tu vida?
Matt: -_-
Luna: Perdón, perdón sólo bromeaba. Pero te diré una cosa, tu padre ya no está cerca y se supone que al mudarte serías libre al fin... no puedes dejar que un niño infantil pisotee tu libertad de esa forma.
Matt: Tengo miedo Luna.
Luna: Se fuerte mi querido amigo, recuerda que puedes confiar en mí. Cambiando de tema, había algo de lo que querías hablarme ¿recuerdas?
Matt: Oh... eso... ahora no tengo ganas de hacerlo la verdad, te prometo que mañana hablamos de ello ¿sí? Por ahora quiero descansar un rato.
Luna: Bueno <3 descansa y no dejes que nadie ni nada te impida ser feliz, te quiero.
Después de hablar con ella me sentía mucho más tranquilo, tal vez sólo debía esperar a que las cosas se enfriaran un poco para tratar de acercarme a Tobi. Tenía que hacerme su amigo, se lo había prometido a mamá, me llevaría bien con él costara lo que costara.
Lo miré, se había quedado dormido con su celular en su pecho. El bicho de la curiosidad me picó, quería investigar un poco acerca de él y ¿qué mejor forma que revisando sus mensajes? Me acerqué con cautela, no podía despertarlo o me condenaría a mí mismo a una vida escolar caótica.
-Veamos -susurré tomando el celular cuidadosamente.
Por fortuna no tenía ningún tipo de seguridad y pude acceder a sus fotos, mensajes y demás aplicaciones que me permitían saber un poco más de él. Tenía muchas fotos con la que parecía su novia, era una chica muy linda y parecía algo seria e intelectual, se veía muy diferente a él, pero a pesar de todo debía admitir que hacían una linda pareja.
"Qué carajos habrá visto en él" pensé, es que si no fuera gay estoy seguro que ella sería mi tipo de chica. Seguí con mi investigación, había infinidad de fotos con muchas personas, se notaba que era realmente popular. "Si supiera que todas esas personas le hablan sólo por interés" bufé mentalmente.
Después de mirar por encima las fotos me dispuse a revisar sus mensajes y vaya que era un completo descerebrado. En sus conversaciones con mujeres no dejaba de coquetear y presumir su apariencia y supuesta genialidad, la verdad no entendía cómo esas chicas botaban la baba por una persona tan vacía y patética... "el mundo es tan superficial" me lamenté.
Por otra parte sus conversaciones con los chicos no eran más interesantes, se la pasaba hablando de tetas, culos y aguarden no he dicho ya ¿tetas? Además calificaban a las mujeres según su físico como si fuesen simples objetos y algunos calificaban hasta sus habilidades para besar o para otras cosas que prefiero no mencionar, como si con ello hicieran un control de calidad a un producto, era repugnante.
-No -masculló entre dormido-. No me dejes mamá -agregó girando su cuerpo y acurrucándose.
Se veía tan indefenso en ese estado, tan frágil... dejé el celular junto a su mano y me alejé para evitar problemas si llegaba a despertar. Pero esa imagen que acababa de ver no desaparecía de mis pensamientos, en ese momento pensé que tal vez el chico necesitaba ayuda en algo y no dudé en ver eso como una oportunidad de romper el muro que nos separaba.
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La razón por la que Matt y Tobi comparten cuarto no es porque no hayan cuartos, es porque sus padres quieren que convivan y aprendan a estar cerca el uno del otro.
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