Capítulo 23

Narra Matt

—Deben admitir que todo fue gracias a mi genialidad y a mis grandes habilidades para la actuación. Es que era obvio ¿cómo podía salir mal teniendo a un chico tan guapo y talentoso como yo? —Y ahí iba de nuevo el rubio idiota y presumido. ¿Por qué las palabras no se atascaban en su garganta ahogándolo en su propio ego?

Habíamos salido de clase de artes y nos dirigíamos al comedor. Aquel día se habían proyectado los videos y al finalizar la clase el profesor nos había felicitado por nuestro gran trabajo. El sonido de los aplausos aún retumbaba en mis oídos, al igual que las palabras que había dicho el profesor antes de dejar el aula y mientras sostenía en sus manos la memoria de Alex.

«Este será el video que presentaremos en la semana cultural, estoy seguro de que quedará entre los primeros lugares del colegio. Y si es así lo presentaremos en el concurso local de cine y fotografía que se lleva a cabo al final de cada año».

Era clara la emoción que se reflejaba en nuestros rostros, principalmente en el de Alexander. Y es que era gracias a él que el video había salido tan bien, él lo había grabado, editado y no sé qué más, pero en mi opinión había hecho algún tipo de magia con aquellas grabaciones.

—En realidad Sam se veía más guapo, Tobi —dijo Irene. El rubio giró su rostro enseguida y casi la fulminó con la mirada—. Así que no te creas mucho y deja de presumir —La pelinegra respondió a su mirada con una sonrisa.

—Estoy de acuerdo con Irene —Una voz femenina se hizo presente, era la voz de Mariana quien se encontraba detrás de nosotros. Miré a Sam y vi que sus mejillas se habían pintado de un tenue color rojo—. Hola, chicos —dio un par de pasos largos y se puso en medio se Sam y Alexander.

—Hola —respondieron al unísono. Ella agarró de gancho a Sam y continuó caminando, todos nos quedamos en silencio hasta llegar al comedor y ubicarnos en una mesa.

Sam y Mariana estuvieron hablando durante todo el almuerzo, de cierta manera ellos estaban alejados del grupo y eso me hizo sentir realmente molesto. Mientras ellos estaban en sus cosas, Irene, Alexander, Tobi y yo hablábamos sobre el concurso de cuentos en el que Alex participaría, concurso del cual mi mejor amiga Luna también haría parte.

—Ya venimos —dijo Mariana, interrumpiendo abruptamente nuestra conversación.

—Vale —contestó Tobi en un tono seco y dirigiendo su mirada a Sam, en sus ojos se percibía cierta pizca de ira. Sam evitó su mirada y sonrió de forma forzada mientras se levantaba de la silla, Mariana lo tomó del brazo otra vez.

Ambos caminaron hacia el patio, podía verlos perfectamente desde la mesa en la que nos encontrábamos, ésta estaba junto a la ventana. Sam se sentó en una banca y ella se sentó junto a él. No podía evitar preguntarme sobre qué podían estar hablando y tampoco podía quitar mi mirada de ellos, Irene lo notó, y tal vez los otros también, pero sólo ella habló.

—Si yo fuera tú, Matt, no hubiese dejado que esa tipa se lo llevara —dijo la pelinegra clavando sus oscuros ojos en mí—. Deja de mirarlos, es muy raro, si tanto te molesta puedes ir y decirles. Así pareces un acosador.

Las palabras de Irene me hicieron sentir avergonzado, enseguida agaché mi rostro y pude sentir como me ruborizaba. Negué con mi cabeza repetidas veces y cuando la levanté, y volví a buscar a la pareja del otro lado de la ventana, un horrible sentimiento se apoderó de mí, ellos ya no estaban allí. Sin pensarlo dos veces me levanté y, sin decir una palabra, salí a buscarlos.

¿Así se sentía estar celoso? Y... ¿estar celoso significaba querer a alguien? Aunque era imposible que lo quisiera, es decir, hasta ahora nos estábamos conociendo. Él me interesaba y sentía me era imposible dejar de ver a Mariana, y en general a cualquier chica que se le acercara así, como una amenaza.

Caminé por todo el patio sin encontrar rastro alguno y cuando estuve a punto de rendirme escuché la voz de Sam. Me acerqué con lentitud y los vi junto a los baños, me escondí tras un muro y rogué porque no me hubieran visto.

—Qué pereza que la profesora nos hiciera ayudarle a trastear ese montón de puestos —Se quejó Sam, poniendo sus manos en la espalda y estirándose un poco—. Bueno, no siendo más, volveré con mis amigos —El chico le dio la espalda y ella lo tomó de la mano.

—Espera, Sam —susurró. Él se giró hacia ella con una expresión llena de sorpresa—. Yo sé que las cosas no terminaron bien entre nosotros, y por eso quería invitarte a algo, ya sabes, como amigos y así podría disculparme por lo que hice mal —Sam guardó silencio y esbozó una sonrisa irónica—. ¿Te parece si vamos a cine el sábado?

Apreté mis puños con fuerza, odiaba ver la forma en la que se le acercaba y lo que más odiaba era que él no hiciera ni el mínimo esfuerzo por alejarla. La chica apretó su mano y le regaló una dulce sonrisa.

—Tengo planes —contestó Sam con voz fría—. Y —hizo una corta pausa—. Estoy saliendo con alguien.

—Hemos salido antes, incluso cuando estabas con otras personas —La chica lo soltó—. ¿Ya no te parezco guapa? —inquirió cruzándose de brazos.

—Mariana, simplemente ya no busco lo mismo que antes. Los tiempos cambian y las personas también. Así que te pido que no vuelvas siquiera a pensar en ello, eres muy guapa y puedes encontrar a muchos que quieran divertirse contigo.

Sam se dio la vuelta nuevamente y comenzó a caminar.

—Al menos dime quién es ella, ¿es de aquí? —preguntó en un grito. Sam se detuvo y la miró.

—Él está tras de ti —contestó y luego sólo siguió caminando rumbo al comedor.

Quedé en shock, mi cuerpo parecía una escultura de hielo.

—Sal de ahí —pidió en un tono molesto.

Narra Tobi

Matt se había tardado y comenzaba a preocuparme, mayor fue mi preocupación cuando vi a un pelinegro solitario acercándose hacia nosotros. Sam se sentó, sin decir una sola palabra ¿y Mariana? ¿Y Matt? ¿En dónde los había dejado?

—Que dolor de espalda —se quejó—. La profesora de química nos puso a cargar un montón de puestos de lado a lado.

—¿Y Matt? —preguntó Irene recorriendo el lugar con la mirada.

—No lo sé, creí que estaba con ustedes —contestó Sam recostándose contra el espaldar de la silla.

—Él estaba buscándote —Irene sonrió—. Creo que estaba celoso.

—Lo estaba —dijo Alexander en un bostezo con sus ojos perdidos en las páginas de un libro, como de costumbre.

—Pues claro, si te veías muy contento con Mariana —mascullé entre dientes—. ¿Seguro que no hiciste algo que pudiera molestarlo? —pregunté con la voz cargada de preocupación.

—Yo sólo estaba hablando con ella, ¿acaso no puedo hablar con nadie? — contestó con la ira ardiendo en sus ojos como llamas—. Si Matt no confía en mí es más culpa tuya que mía, quién sabe qué cosas le habrás metido en la cabeza. Creo que Matt no es el único celoso aquí.

—¿Perdón? —odiaba que insinuaran ese tipo de cosas, yo simplemente estaba preocupado por Matt, como amigo y como familia—. Deja de decir tantas estupideces, todos sabemos cómo eres, Sam y parece que Matt acaba de verlo con sus propios ojos.

—Sí, él lo vio —¿había escuchado bien? ¿Sam lo admitía de esa forma tan cínica? ¿Tan poco le importaba lo que Matt pudiera sentir?—. Él pensó que no lo había visto esconderse tras el muro —El chico sonrió y mis ganas de partirle la cara se hicieron insoportables—. Supongo que vio lo que quería ver —agregó mirándome fijamente a los ojos, parecía divertirse haciéndome enojar.

—Eres un...

—¡Basta! —Irene se levantó—. Ya terminé de comer, nos vemos al rato —tomó sus cosas y se fue. Alexander guardó el libro que estaba leyendo y corrió tras ella.

—Si Matt está triste por tu culpa no te lo voy a perdonar, Sam. Puedes jugar con quien quieras, pero con él no.

—En lugar de meterte en relaciones ajenas, deberías preocuparte por la tuya —dijo Sam con voz queda—. Irene no se fue muy contenta y tú sólo sigues aquí, buscándome pelea sin razón. Matt está bien, como te dije él vio lo que quería ver y probablemente lo que necesitaba.

—Y entonces ¿por qué no está aquí? —detestaba que no fuera directo al grano, era como si quisiera sacarme de quicio, como si disfrutara haciéndome pelear con él y con los demás.

—No sé, pregúntale a él —Sam miró hacia arriba.

—Hola —Matt se sentó en medio de ambos—. ¿Y los otros? —preguntó con timidez, mantenía el rostro agachado y parecía sentirse avergonzado, sus mejillas estaban coloradas.

—Ellos se adelantaron —respondí en voz baja—. Como sea ¿Estás bien, Matt? —pregunté palmeando su hombro, él asintió.

—Tobi cree que me viste haciendo algo inadecuado con Mariana y por eso no volvías —dijo el pelinegro clavando sus ojos en Matt, él levantó el rostro y lo miró, pestañeó dos veces y dirigió su mirada hacia mí. Dejó escapar un suspiro.

—Todo está bien, Tobi. El que hizo mal fui yo —confesó en un susurro—. Lo siento, Sam.

—Hablaremos de eso luego —Sam se levantó—. Por ahora volvamos a clase.

*****

El fin de semana llegó, era sábado en la mañana y como sábado que se respete me encontraba todavía en cama a pesar de que era medio día. Matt se estaba alistando para salir ¿por qué se arreglaba tanto si sólo tenía que ir a comprarme el almuerzo? Escuché sus pasos de lado a lado y sentí el olor de su colonia cuando entraba y salía del cuarto, pero no lo vi, me mantuve bajo mis cobijas, por alguna razón tenía miedo de verlo porque sentía que si lo hacía no podría despegar mis ojos de él.

—Ya me voy —dijo al tomar su billetera y sus llaves—. Tal vez llegue tarde, no sé —agregó a tiempo que se ponía el reloj.

—¿Eh? —asomé mi cabeza y sentí que la luz del sol que se colaba por las cortinas me quemaba los ojos—. Mierda, cierra la cortina —hundí mi cabeza en la almohada—. ¿Para dónde se supone que vas? ¿No ibas a traer pollo o arroz? ¿Una hamburguesa? Hoy tengo mucha hambre.

—¿Y acaso me viste cara de sirvienta o qué? —Matt soltó un bufido—. Te quedarás esperando porque no pienso traerte nada.

Alejé la almohada de mi rostro y me senté.

—¿A dónde vas? —Él estaba de espaldas y de la nada se giró—. T-te ves muy bien —quise decir mentalmente, pero terminé susurrándolo.

—¿Cómo? —Matt abrió sus ojos con sorpresa y se sonrojó.

—Q-que eso no te queda bien —contesté con dificultad. Mi respiración me estaba jugando una mala pasada.

Matt rodó sus ojos y dejó escapar un suspiro de fastidio. Sin decir una palabra miró el reloj, se asomó a la ventana y después de agitar su mano de lado a lado como signo de saludo corrió hacia el baño.

Cuando dejó el cuarto me levanté de un brinco y me asomé a la ventana. Allí estaba él, estaba Sam. La ira recorrió cada célula de mi cuerpo como una oleada ¿por qué Sam? ¿Por qué tenía que ser él? Si al menos hubiera sido Alexander podría sentirme más tranquilo, o tal vez no. Tal vez fuese quien fuese me molestaría, tal vez simplemente no soportaba la idea de ver a Matt con otra persona.

—Estúpido Matt, me vas a volver loco —gruñí golpeando mi puño contra la mesa—. Dios, ¿qué es lo que pasa conmigo? ¿Qué es lo que está mal? —sacudí mi cabeza, como si con ello pudiera despejar mi mente.

Me asomé nuevamente a la ventana y vi que Sam saludaba, lo que significaba que Matt acababa de salir. Inmediatamente corrí hacia el armario y agarré lo primero que encontré, me cambié, me asomé a la ventana y vi que apenas comenzarían a caminar. Busqué mis gafas de sol y una cachucha de mi padre, me las puse y bajé corriendo las escaleras. Cuando abrí la puerta ellos iban en la esquina.

https://youtu.be/O1dW4qMITOE

Hola a todos <3 Quiero agradecer a todas esas personitas que siguen esta historia, realmente es muy importante para mí. Les agradezco mucho por su paciencia ya que sé que me demoro en subir los capítulos, por eso lo siento mucho, haré lo posible por actualizar más rápido. También quiero agradecer a las personas que me regalan esos hermosos comentarios llenos de amor :$ no saben lo feliz que me hacen, espero poder contestarlos todos en estos días. Gracias, gracias y mil gracias a todos por su apoyo.  

Por otra parte, en los próximos días subiré el especial de las preguntas a los personajes, así que quienes tengan alguna pregunta pueden dejarla en los comentarios <3 Con respecto al capítulo, ¿Les gustó? ¿Qué creen que pasará? Para quienes desconfían de Sam >w< ¿Siguen haciéndolo?

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