Capítulo 17

Narra Tobi

—Sara me dijo que querías hablar conmigo —Mi padre entró a mi cuarto y se sentó en la silla de mi escritorio—. Dime ¿qué ocurre, Tobi? ¿Qué fue lo que pasó en la cocina? Estás irreconocible.

—Lo que pasa es que —hice una corta pausa, no sabía cómo decirle a mi padre que su hijo era un monstruo y que había golpeado al hijo de la mujer que amaba sólo porque era gay—. Es que... —Cada palabra salía de mi boca con más dificultad, sentía que mi garganta se quemaba con cada esfuerzo que hacía—. Yo... —De repente las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos, mi labio inferior temblaba y mi padre no dejaba de mirarme con preocupación—. S-soy una mala persona, papá. He hecho cosas horribles, realmente horribles y he lastimado a muchas personas —Mi padre arrugó la frente y guardó silencio, esperando a que continuara—. Desde que Matt llegó lo he estado tratando muy mal. El día que llegó golpeado fui yo —confesé, mi padre abrió sus ojos como platos—. También le he dicho cosas horribles y lo he amenazado con separarte de Sara —Él tomó un profundo respiro como queriendo llenar sus pulmones de aire, era claro que se encontraba molesto y trataba de controlarse—. Y hoy... —Las lágrimas caían a cantaros, recorriendo mis mejillas y dejando un camino rosado a su paso—. Hoy...

—¿Hoy qué? —Su voz era fría como el hielo—. ¿Hoy qué, Tobi? ¿Qué fue lo que hiciste?

En ese momento la puerta se abrió y vi a Matt abrir sus ojos con sorpresa. Enseguida el chico agachó la cabeza, como si quisiera evitar que mi padre viera su rostro y su labio lastimado. Mi corazón se aceleró, al ver a Matt sentí mucho miedo, no por el hecho de que estaba metido en un gran lío con mi padre, no, lo que me afectaba era pensar en que aquel chico de ojos grises pudiera odiarme.

—Matt —Mi padre se levantó y caminó hacia él—. ¿Q-qué te pasó, hijo? —levantó el rostro de Matt, tomándolo del mentón y lo examinó.

—Y-yo... —guardó silencio un instante y luego me miró—. T-tuve problemas con unos chicos porque no les quise prestar un trabajo —mintió mirando a mi padre a los ojos. ¿Cómo podía seguir defendiéndome? ¿Tan importante era para él la relación de su madre?

Mi padre se giró hacia mí. Era obvio que sabía que era una gran mentira y que yo tenía que ver, de algún modo, con la golpiza que Matt había recibido.

—¿Es eso cierto? —preguntó mirándonos a ambos—. Quiero que me digan la verdad.

—Es cierto, señor —insistió Matt forzando una sonrisa—. Estoy bien, son cosas que pasan. Y pues, lamentablemente Tobi ya no estaba para defenderme —¿Cómo podía mentir así? ¿Cómo podía fingir que no había pasado nada grave cuando cualquiera en su lugar estaría sólo llorando? Matt definitivamente no era normal, no podía entenderlo y probablemente nunca lo haría.

—Bueno... —dijo mi padre caminando hacia la puerta—. Siendo así, terminaremos nuestra conversación lueg...

—No —interrumpí con mis puños apretados—. Todo lo que ha dicho Matt es mentira —confesé armándome de valor—. Yo... yo lo golpeé porque es gay —Matt clavó sus grises ojos en mí, un brillo los invadió, brillo que anunciaba que estaba a punto de llorar.

—N-no, no es cierto, calla —Su voz estalló como un latigazo—. Y-yo, yo no...

—Matt, no tienes que ocultarlo de mí —dijo mi padre suavizando su tono—. Ni de nadie. La idea era que al comenzar una nueva vida aquí podías ser tú y tu madre y yo siempre te apoyaremos —Matt comenzó a llorar—. Tobi... No puedo creer que seas mi hijo, de verdad, nunca pensé que una persona podría decepcionarme tanto. Es que no sé ni qué decir, no sabes lo avergonzado que me siento en este momento —Sus palabras eran como puntillas clavándose en mi corazón—. ¿Qué se supone que le diga a Sara?

—No le digas nada a mi madre —Matt sollozó—. Por favor, no quiero que se preocupe por mí, ni que odie a Tobi —¿No quería que su madre me odiara? ¿Qué pasaba con ese chico? Si yo fuera él me odiaría y haría que todos sintieran los mismo hacia mí—. É-él sólo actuó con miedo, sé que en el fondo quería defenderme, pero eran muchos y nosotros sólo dos.

—¿Qué fue lo que pasó? —inquirió mi padre cerrando la puerta de la habitación.

Matt habló y relató todo lo que había pasado, desde que vio la fotografía y los mensajes en el tablero, hasta que fue atacado por un grupo de chicos que luego me llamaron para que me uniera a ellos. Le dijo que al principio yo lo había defendido, pero que luego me había dejado afectar por sus palabras y por ello había terminado golpeándolo y huyendo. Mi padre nos dio un sermón de casi una hora y después nos dejó solos para que habláramos. Al final acordamos que le diríamos a Sara que unos compañeros lo habían golpeado por no prestarles su trabajo, como él había dicho.

Cuando mi padre se fue la habitación quedó en silencio. Matt se recostó en su cama, dándome la espalda y cubrió hasta su cabeza con las cobijas. El silencio era incomodo, si pudiera romperlo con un cuchillo lo habría hecho, pero la única herramienta que podía usar era las palabras. Y era claro que yo no era muy bueno con ellas, siempre que hablaba era para empeorarlo todo.

—M-Matt —dije con voz temblorosa—. Matt, yo...

—No digas nada, Tobi —respondió con frialdad—. ¿No dijiste que no querías a alguien como yo en tu vida? —Su voz estaba cargada de dolor—. No tienes que disculparte ni fingir que lo sientes, no te preocupes mi madre no se enterará y no tendrás problemas con tu padre por mí. Simplemente ignora mi existencia así como yo ignoraré la tuya ¿Te parece? Creo que no podría ser mejor para ti.

—No digas eso —pude sentir mi corazón haciéndose añicos, Matt me odiaba, realmente no quería saber nada de mí y eso dolía más de lo que había llegado a imaginar—. Matt, lo siento, yo realmente no quería...

—¿No querías qué? —alejó las cobijas de su rostro y se sentó para mirarme a la cara—. ¿Golpearme? ¿Traicionar mi confianza? ¿Darme la espalda? ¿Expresar tu odio hacia las personas como yo? ¿Qué era lo que no querías? —Sus palabras azotaron como un viendo helado mi corazón. ¿Qué podía decirle? ¿Cómo podía hacer que me perdonara? ¿Existía al menos una posibilidad de que lo hiciera?

—Yo no quería verte llorar por mi culpa —dije sin pensar—. Yo... No quiero ver nunca más tus lágrimas, yo... yo sólo quiero —¿Qué quería? No estaba seguro, nunca me había sentido tan confundido—. Yo...

—Olvídalo —Matt no me dejó terminar de hablar—. No digas nada más, no te creeré, ¿Qué tan estúpido crees que soy como para seguir confiando en alguien como tú?

—Matt, por favor —Mis ojos se llenaron de lágrimas, traté de secarlas enseguida, no quería que Matt me viera tan débil.

—No —volvió a enrollarse en sus cobijas—. No me hables más porque no contestaré y deberías llamar a tu novia, pueden arreglar las cosas. Irene no tiene que pagar por tus errores.

—Matt —murmuré sin recibir respuesta alguna—. Matt, no me ignores —Y no volví a escuchar su voz.

Pensé en que lo mejor que podía hacer en ese momento era salir y buscar a Irene. Tenía que disculparme con ella y hablar sobre lo que había pasado, aunque tenía miedo de que ella no quisiera volver a hablarme, pues la expresión en su rostro me había dicho lo suficiente como para saber que nunca había estado tan decepcionada de mí.

Tomé mis llaves y dejé la habitación. Antes de salir de casa me despedí de mi padre y de Sara, mi padre no contestó, ni siquiera pudo mirarme a la cara, cosa que ella encontró muy extraña. En el camino a casa de Irene no hice más que pensar en qué podría decirle, ¿debía inventar una excusa? O ¿qué se supone que le dijera, que me había dejado llevar por la ira? Suspiré, estaba asustado, era probable que para ese momento todos mis amigos me odiaran y no los culpaba por irse del lado de Matt, era comprensible que no quisiera apoyar a alguien como yo.

Cuando llegué ella se encontraba mirando el cielo desde su balcón. Al verme su rostro se entristeció y entró a casa. "Realmente está molesta" pensé a tiempo que me daba vuelta para volver, no creía que ella fuese a hablar conmigo en ese momento y ver que me evitaba de esa forma hacía que mi corazón se estrujara.

—Supongo que es el fin —susurré pateando una lata de gaseosa que había en el suelo.

—Y ¿así nada más te vas? —La voz de Irene me detuvo—. ¿Eso es lo que te importo? ¿No podías llamarme o pedirme que bajara? —dijo molesta—. No ¿verdad? Porque tu orgullo no te deja, no puedo creerlo, Tobi. Después de todos estos años —suspiró—. Es que no te reconozco, sabes. Tú no eras de esos que hacía bullying o golpeaba a los demás, todo lo contrario, tú solías defender a las personas. Pero con los años la buena persona en ti se ha ido desvaneciendo y tengo miedo de que desaparezca por completo.

Sus palabras me dejaron paralizado, no sabía qué responder.

—¿No dirás nada? —insistió con la ira ardiendo en su interior—. Entonces ¿a qué has venido? No me hagas perder el tiempo.

—L-lo siento Irene —murmuré con voz temblorosa—. Lo de hoy... —tomé un profundo respiro como si con ello obtuviera fuerza o algo así—. No sé qué fue lo de hoy, no entiendo por qué actué de esa manera. Yo no quería lastimarlo, pero ellos no paraban de hablar y luego sólo ocurrió —Las lágrimas comenzaban a asomarse por el rabillo de mis ojos—. Y ahora Matt me odia y quiere hacer como si no existiera y... y yo... —traté de secarlas con la manga de mi saco—. Yo lo quiero, Irene. Él es como mi hermano ahora y si no me habla ¿qué se supone que haga? ¿Cómo puedo hacer que me perdone?

—Tobi... Eres un maldito —dijo ella acercándose a mí—. Te he dicho que cuando discutamos no se vale llorar, eso es trampa —Me abrazó—. En este momento sólo quisiera golpearte y recordarte lo idiota que eres, pero si lloras... si lloras no puedo hacer más que abrazarte.

—Yo lo siento —apreté su cuerpo con fuerza—. De verdad... lo siento tanto —Las lágrimas comenzaban a quemar mis mejillas—. Le conté a mi padre todo y está muy triste y decepcionado, y lo peor es que... —El recuerdo de aquella escena me dolía—. Matt, él me defendió. Él quiso cubrirme, inventó otra historia, dijo que no quería que su madre me odiara. Él...

—Ya, ya, no llores —besó mi cabeza—. Vamos adentro ¿sí? —Yo asentí con mi cabeza.

—Espera —sequé mis lágrimas y sacudí mi cabeza como si con eso pudiera espantar los malos sentimientos—. No quiero que tus padres piensen que tu novio es un llorón —suspiré y dibujé en mi rostro mi mejor sonrisa.

—Sí, ya es suficiente con que sepan que es un idiota —Me sacó la lengua y guiñó el ojo, yo le respondí con una mirada fulminante.

Irene abrió la puerta y ambos entramos. Yo saludé a sus padres evitando el contacto visual y luego sólo corrí a su cuarto y me eché en su cama.

—Me despiertas cuando todo haya acabado —dije hundiendo mi cabeza en su almohada.

—¿Qué? No señor, levántate que si mi madre te ve en mi cama no se pondrá muy feliz que digamos —levanté mi rostro y vi que Irene estaba de pie en la puerta, con los brazos cruzados—. Por lo menos siéntate —ordenó apretando la mandíbula.

Enseguida le hice caso. Me senté y me quedé mirándola fijamente, ella me regaló una sonrisa que reflejaba un poco de tristeza. Yo desvié mi mirada y mis ojos recorrieron su habitación, mientras yo pensaba en qué decir. Entonces mis ojos se posaron sobre una agenda, la agenda que era de Matt.

—¿Por qué tienes eso? —La señalé con mi cabeza, ella siguió mi mirada y se acercó para cogerla.

—Es la agenda de Matt, quería ver si podía arreglarla —me la pasó—. Es muy bonita, él mismo la decoró. Antes era completamente gris, muy aburrida ¿no crees? Pero, él la decoró y había quedado genial, tiene talento.

—Supongo que es de familia, su madre es artista —examiné el objeto—. Me la llevaré —dije e Irene negó con su cabeza—. Por favor, Irene, sé qué hacer con ella.

—No lo sé, Tobi —torció su boca y me la quitó—. ¿Crees que puedas arreglarla?

—Algo así —Esa era mi oportunidad de tratar de arreglar las cosas con Matt, estaba seguro de que esa agenda era importante, es que se notaba el esfuerzo que había invertido en ella.

Irene terminó por entregármela. Luego hablamos sobre lo que había pasado, ella me dijo que lo mejor era que buscara ayuda profesional, porque debía aprender a controlar mi ira, ya que no era la primera vez que me dejaba llevar por mis malos sentimientos y terminaba golpeando a alguien. Pero no, yo no iría a ningún loquero, yo estaba bien, sólo necesitaba un poco de tranquilidad, pues en los últimos días mi vida se había vuelto una locura.

—Tienes que hablar con Alex y Sam —dijo ella mientras comíamos palomitas de maíz—. Especialmente con Sam. Él estaba realmente molesto —agregó pensativa—, y extraño. Estaba muy extraño hoy, sabes. No sé si esté en lo correcto, o si haya mal interpretado su amabilidad, pero creo que estaba coqueteando con Matt —soltó una risita—. ¿Tú crees que Sam pueda ser gay? Para mí resulta algo extraño, pues siempre ha salido con mujeres y es un mujeriego, sí, no hay otra palabra.

—¿Sam estaba coqueteando con Matt? —inquirí apretando mis puños, sin siquiera saber por qué—. P-pues, no sé. Uno nunca sabe con las personas, puede que Matt le guste y sea el primer chico que le haya llamado la atención de esa forma. No lo sé.

—¿No te molestaría que salieran? —¿Qué salieran? ¿Matt y Sam? Por supuesto que me molestaba, no quería que Matt saliera con alguien como él, podía ser mi mejor amigo y todo pero no, no podía permitir que fuera con él. Es que yo lo conocía y sabía que Matt merecía a alguien mucho mejor—. N-no, ¿por qué tendría que molestarme? Ni que me importara con quién salen o no mis amigos.

—Puede que Sam no, pero Matt ¿no te importa con quién salga? ¿No dijiste que era como un hermano? —Irene... ¿qué era lo que quería escuchar? Sus preguntas sólo creaban caos en mi cabeza—. Tú sabes que Sam puede hacerle daño si se lo toma en serio.

—P-pues, ese no es problema mío, además no creo que Sam sea gay —dije cortante—. Y ¿Por qué hablamos de esto? Es algo incómodo, aún todo esto resulta extraño para mí.

Irene no respondió, sólo saltó sobre mí, haciéndome caer de espaldas en su cama, y comenzó a pellizcar mis cachetes para luego hacerme cosquillas. Le supliqué que se detuviera, pues odiaba las cosquillas, yo era muy cosquilloso. De un momento a otro no lo soporté y me moví con brusquedad, cuando abrí mis ojos me encontraba sobre ella. Ella era tan hermosa. Acaricié su rostro y ella cerró sus ojos mientras sonreía. Mi corazón se aceleró, latía tan fuerte que estaba seguro de que ella podía oírlo.

—¿Qué? ¿Tengo algo en la cara? —Me dijo al ver que yo no podía alejar mi mirada de su rostro—. Dime que me amas —dijo rodeando mi cuello con sus manos.

—¿Es necesario? —Me acerqué más a su rostro.

—Quiero escucharlo —susurró a tiempo que acariciaba mi cuello, su tacto me estremecía.

La besé, como si un beso dijera todo lo que había en mí, ya que me era difícil poner mis sentimientos en palabras.

—Eso es trampa —dijo mirándome con ojos de perrito regañado.

De repente la puerta de la habitación se abrió, Irene y yo pegamos un brinco. "Ahora sí me sacarán corriendo de esta casa" La luz estaba apagada y el día había oscurecido, eso sólo hacía que la escena se viera peor de lo que era.

—Irene —El rostro de su madre se mostraba molesto—. Si van a hacer cochinadas al menos cierren con seguro —dijo con el ceño fruncido—. O por lo menos esperen a estar solos en la casa ¿no les da vergüenza?

—¿Q-qué? —Nuestros rostros se prendieron enseguida, nunca me había visto en una situación tan embarazosa—. S-señora, no es lo que parece. Yo nunca me atrevería a robar la pureza de su hija antes del matrimonio, yo... yo soy un buen chico, señora, no, no...

Las dos mujeres soltaron una fuerte carcajada.

—Mamá, sólo déjalo en que no es lo que parece —dijo Irene, un poco más tranquila—. Sólo estábamos jugando a hacernos cosquillas y luego pues, nos besamos, pero tú me conoces, madre.

Su madre confiaba mucho en ella, pues Irene en esas cosas era como una monja. Nunca hablaba de cosas pervertidas y siempre hablaba de llegar virgen al matrimonio, cosa que en parte me molestaba pues los tiempos habían cambiado y ya nadie lo hacía. "¿Será que Matt es virgen?" me pregunté, "¿Qué? ¿Por qué pienso en ello? A mí qué me importa" Sacudí mi cabeza y le di un par de palmadas a mis mejillas.

—¿Tobi? —Irene me miraba extrañada—. ¿Qué fue eso? —Su madre, por fortuna, ya se había ido. Ni siquiera noté en qué momento desapareció—. No me digas que estabas pensando cosas sucias —dijo de forma burlona—. No, no, no, mi novio es un pervertido.

—Por supuesto que no —contesté con mi rostro tan rojo como un tomate—. Yo sólo me siento apenado con tu madre —mentí sin entender por qué Matt lograba invadir cada uno de mis pensamientos.

https://youtu.be/zp1hy9pYLS0

"Desearía no estar siempre equivocado, desearía no ser siempre el culpable. El dedo con el que apuntas me ha golpeado en las rodillas. Y todo lo que necesitas saber es que lo siento tanto, esto no me gusta, es la madurez lo que me falta. Así que no, no me dejes ir."

Christina Perri - Sad Song

Hola a todos <3 Primero quiero agradecerles por llegar hasta aquí, no saben lo feliz que me siento al ver sus lindos comentarios :3 ¿Qué les ha parecido el capítulo? ¿Creen que Matt odie a Tobi? ¿Ustedes lo odiarían? 

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