Capítulo 16
Narra Tobi
No recuerdo haber salido del instituto, mucho menos caminar a casa, pero allí me encontraba, de pie, frente a la gran puerta de madera que tenía tanto miedo de abrir. "Matt ya debe haber llegado... ¿habrá dicho algo?" suspiré y mis ojos se llenaron de lágrimas.
—¿Habrá dicho algo? —me pregunté en un susurro—. ¿En serio Tobi? Después de lo que hiciste... ¿sólo puedes pensar en eso? ¿Sólo puedes pensar en ti?
No podía creer que fuera así, no podía entenderlo, es que ¿cuándo me había convertido en eso? ¿Desde cuándo era sólo un egoísta cobarde? Di media vuelta y me senté en el andén, me sentía tan miserable... nunca me había sentido de esa forma, me sentía el peor ser del mundo, me avergonzaba de mí mismo, quería con todo mi corazón retroceder el tiempo y haber sacado a Matt corriendo de allí... Pero era imposible, era algo que simplemente una persona como yo no podría hacer, ¿qué podría hacer un tonto como yo? Nada... un cobarde sólo huye, un egoísta sólo se preocupa por sí mismo, a un idiota no le importa lo que ocurra mientras no le dañe directamente.
Pero... ¿No me había dañado? Lastimar a Matt, ¿no me había afectado de ninguna manera? No, sabía que no era cierto, lastimarlo me había destrozado por completo, sólo quería llorar, sólo deseaba que todo fuese una de mis pesadillas, nada más que eso... Pero no, todo era parte de la realidad, mi cobardía, mi egoísmo, mi deslealtad y las mentiras que me decía eran reales, yo no era genial, yo no era bueno, yo no era nada... nada más que un mentiroso y cobarde.
—Tobi, ¿qué haces ahí? —La voz de Sara me sacó de mis pensamientos, no parecía molesta, lo cual me hacía pensar en que Matt me había cubierto de nuevo—. ¿Te pasa algo?
—N-no —murmuré, sin darme la vuelta, no quería que me viera en ese estado—. Estoy bien, sólo quiero estar solo un rato y en casa ya no puedo hacerlo.
Y de nuevo el gran Tobi se comportaba como un idiota... Incluso yo no podía soportarme en ocasiones.
—Ya veo... —contestó ella con una pizca de decepción en su voz—. ¿Te esperamos para comer? ¿O quieres que te deje servido?
—Yo puedo servirme solo —bufé pegando mi pecho a mis piernas y abrazando mis rodillas—. Lo siento... Es decir, pueden comer sin mí, yo entro en un rato —me giré hacia ella y traté de parecer tranquilo.
—Vale... puedes servirte lo que quieras —dijo con amabilidad—. Matt dijo que comería con unos amigos y que llegaría para la cena —agregó con una dulce sonrisa en sus labios, como si le llenara de felicidad el hecho de que su hijo tuviera amigos con los cuales salir—. Entonces... No tardes, no dejes que la comida se enfríe —escuché sus pasos alejarse de mí y luego el silencio volvió a adueñarse del lugar.
—¿Comiendo con amigos? —suspiré. ¿Cómo se sentiría Sara si supiera la razón por la que su hijo no había almorzado en casa? ¿Mantendría aquella brillante sonrisa en su rostro?—. Maldita sea, Matt... ¿Por qué me haces todo tan difícil? —golpeé mi frente contra mis rodillas. Aunque yo había dejado el instituto primero, llevaba unos cuantos minutos dando vueltas sin rumbo y que Matt no hubiera llegado me preocupaba.
"¿Con quién estará?" Me pregunté. Probablemente estaría con Irene, ella era la persona más cercana a Matt. Aunque también podía estar con Sam, él lo había defendido y parecía realmente preocupado. "Tal vez debería llamarlo" saqué mi celular y lo busqué en mis contactos. "Pero ¿qué le voy a decir?" golpeé nuevamente mi cabeza contra mis rodillas.
—¡Me vas a volver loco! —grité a tiempo que le daba palmadas a mi rostro, unas chicas que pasaban frente a mi casa me miraron y soltaron la risa—. ¡¿Qué me están viendo?! —Sus expresiones burlonas desaparecieron y, en menos de un minuto, ellas también.
Suspiré y me levanté, no quería levantar sospechas con mi actitud, aunque era obvio que mi padre, y Sara, terminarían enterándose de lo que había hecho. Entré y me dirigí a la cocina, Sara me había dejado la comida servida, "yo podía hacerlo" dije mentalmente tratando de mantener la calma. Tomé el plato y me ubiqué en el comedor, comencé a dar pequeños bocados, no tenía mucha hambre, y el rostro lloroso de Matt no salía de mis pensamientos.
—¡Ya déjame en paz! —me levanté y tiré la losa al suelo, todo se rompió y el fuerte ruido hizo que Sara y mi padre corrieran a ver qué había ocurrido—. Basta —Me agaché a recoger los pedazos, mientras las lágrimas brotaban, a cantaros, quemando mis ojos.
—Tobi... —Mi padre se acercó a mí—. Tobi, hijo, ¿qué está pasando?
—Ten cuidado, Tobi —dijo Sara acercándose con una escoba y un recogedor—. Ten cuidado, te vas a cortar.
—Yo puedo hacerlo —mascullé cogiendo los pedazos de vidrios rotos, que antes habían formado mi vaso favorito, "Así debe encontrarse el corazón de Matt y así se encuentra el mío"—. Déjenme solo.
—Déjame ayudarte —Sara se agachó y me tomó de las manos—. No estás bien, querido. Vamos, recuéstate un rato y yo recojo eso luego. Si quieres podemos hablar ¿eh? ¿Qué dices, Tobi?
—No seas grosero, Tobi. Sara sólo quiere ayudar —intervino mi padre—. Ahora somos una sola familia, no tiene nada de raro que se preocupe por ti como si fueras su hijo.
"¿Se preocupa por mí?... Si supiera lo que le hice a su hijo... Si supiera todo lo que le he hecho..." El rostro triste y asustado de Matt, me torturaba, necesitaba verlo, necesitaba saber que estaba bien. Y lo que más necesitaba era hablar, era prisionero de la culpa. La culpa no me dejaba pensar en otras cosas, no me dejaba si quiera tratar de hacer algo para distraerme, me hacía pensar en Matt, y sólo en él.
—Deberías preocuparte más por tu propio hijo que por mí. ¿Al menos sabes lo triste que está? ¿Sabes lo mal que la ha pasado aquí? —agregué, cada palabra era una puñalada en mi propio corazón. Yo era el causante de la infelicidad y el dolor de Matt, y parecía querer que Sara sintiera algún tipo de culpa.
—¿Q-qué es lo que ocurre, Tobi? —preguntó ella, con el rostro cargado de preocupación—. ¿Por qué metes a Matt en esto?
—Porque eres una estúpida que sólo piensa en si misma —Mis palabras no estaban del todo mal, ella sólo había pensado en su felicidad al venirse a vivir con nosotros. Por eso Matt lo soportaba todo, él no decía nada, ni se mostraba triste frente a ella porque para él la felicidad de su madre era lo más importante. Así era Matt, no podía creer que aún existieran personas como él, ¿cómo podía existir una persona que no fuese de algún modo egoísta?—. ¡Dejen de mirarme así! —exclamé apretando mis puños.
—Tobi, te daré una oportunidad de disculparte y de hablar las cosas, te pido que la tomes —dijo mi padre con voz triste, podía ver la decepción en sus ojos. Guardé silencio—. ¡Que te disculpes te dije! —gritó a tiempo que me obligaba a levantar—. Nunca te he golpeado, Tobi, no me hagas comenzar ahora.
—Richard... No —Sara interrumpió con sus ojos llenos de lágrimas—. Cálmate... cálmense los dos —Mi padre me soltó con brusquedad—. Tobi... tu mano está sangrando —se acercó y tomó mi mano para revisarla.
Cuando vi la sangre brotando de mi mano comencé a sentir dolor, hice una mueca y enseguida alejé mi mirada de la herida.
—Vamos a buscar el botiquín —dijo ella, arrastrándome hacia el cuarto de baño.
Sara desinfectó y curó mi herida, luego puso una venda en mi mano. Mi padre ni se asomó a ver si estaba o no bien, y cuando salí camino a mi habitación no lo vi por ningún lado.
—Gracias y lo siento —susurré mientras sobaba mi mano, el dolor había disminuido, pero aún lo sentía.
—Puedes confiar en mí, Tobi —Sara era la mujer más amable que conocía, eso explicaba en parte que Matt fuera tan dulce y bueno—. No te pido que hagas como si yo fuera tu madre, me haría feliz que algún día me vieras como una, pero si no es posible no importa. Pero al menos quisiera que me vieras como una amiga, que me contaras tus cosas o hablaras conmigo cuando lo creas necesario.
—Quiero hablar con mi padre —dije cortante, ignorando sus palabras.
—Iré a llamarlo —contestó ella forzando una sonrisa.
Me senté en mi cama con mi mirada clavada en la ventana. No podía dejar de pensar en Matt y en la posibilidad de que me odiara después de todo lo que había pasado en la jaula. No quería que Matt me odiara, tal vez en un principio me hubiera dado igual, pero en ese momento no podía aceptarlo, me dolía... No entendía desde cuándo aquel chico se había vuelto una pieza importante en mi vida.
Narra Matt
—Yo abro —dijo Alexander en tanto se levantaba con rapidez. Habíamos ordenado una pizza, debido a que no queríamos cocinar, no era que no supiéramos hacerlo, sólo que nadie tenía ánimos de siquiera intentarlo—. No vayan a hacer trampa.
—No prometemos nada —Sam miró su pequeño bloc—. ¡Acuso! —gritó y luego hizo una breve pausa para pensar—. Acuso a Sansa, con la ballesta, en el jardín.
—Yo tengo a Sansa —dijo Irene sonriente.
—Y yo el jardín —Alexander volvió a la habitación, mostrando su carta.
Llevábamos un par de minutos jugando Clue, la versión de juego de tronos, era muy divertido. El objetivo del juego era investigar un crimen, un asesinato, debíamos encontrar al culpable, la escena del crimen y el arma.
—Sigo yo —dijo Alexander dejando la pizza sobre la mesa y volviendo a sentarse en el suelo, alrededor del tablero de juego—. Veamos... Si fuera lógico con la historia amenazaría a Petyr Baelish, así sea por cómplice de asesinato, de cierta manera él siempre está involucrado en las muertes...
—Ay Alex, no comiences —Irene lo interrumpió—. A nadie le importa la historia de los libros o la serie, estamos jugando.
—A mí me importa —murmuró Alex con el ceño fruncido—. El caso —Se sobó la nariz y miró su bloc de notas—. Acuso a Tyrion, lo cual en la historia sería imposible, él no asesinaría si no fuera por una justa causa y...
—¡Alexander! —gritamos todos.
—Oigan, tranquilos —hizo una mueca—. Entonces... Acuso a Tyrion de haber cometido el misterioso asesinato usando veneno, en la habitación de la reina.
—Yo tengo la habitación de la reina —dije mostrando mi carta.
—Y yo el veneno —dijo Sam.
—Ohh nadie tiene a Tyrion —masculló Alexander entre dientes—. Da igual, si resulta culpable se las arreglará para salir. Podría pedir juicio por combate —agregó con emoción. Todos lo miramos, Irene enarcó una ceja y suspiró.
—Mejor vamos a comer —Irene tiró las cartas sobre el tablero—. Mi estómago ruge y el olor de la pizza no ayuda en nada.
—Sí, por favor, ya me cansé de Alexander y su Juego de Tronos —Sam fue el primero que se levantó—. Si me interesara la historia ya me hubiera al menos visto la serie.
—Tú te lo pierdes —dijo Alexander con mala cara—. Ustedes se lo pierden —Nos miró a Irene y a mí.
—Mi mejor amiga es fanática de la serie y los libros —confesé. Luna amaba todo lo relacionado con los siete reinos, no tanto como Alexander, es que bueno Alexander... él ya era muy obsesivo—. Creo que ha querido comprar el último libro que salió, pero no lo ha encontrado y tampoco tiene el dinero ahorrado.
—¿Y por qué no me habías hablado de ella? —preguntó Alexander en tanto se sentaba en el comedor—. Deberías presentármela.
—Apuesto que hasta ella se aburriría de ti —opinó Irene sacándole la lengua, él la miró con los ojos entrecerrados.
—Bueno ¡a comer! —exclamó Sam mordiendo su labio inferior y tomando un pedazo de pizza—. Toma, Matt —Me alcanzó un pedazo y sonrió. Irene y Alexander se miraron extrañados.
—Gracias —Le devolví la sonrisa y la tomé—. Buen provecho —dije antes de dar el primer mordisco.
Cuando estábamos comiendo el celular de Irene timbró, ella miró la pantalla y la sonrisa de su rostro se desvaneció en seguida. Era Tobi, no sabía si contestar o sólo ignorarlo. Yo no quería que pelearan por mi culpa, desde que yo había llegado aquella pareja no hacía más que tener problemas y más problemas. Sin embargo, no podía sólo pedirle a Irene que no se enojara con Tobi, es que lo que había hecho estaba mal, había sido muy cruel, y no sólo me había lastimado a mí, Irene estaba desecha, en todo el rato que llevábamos en la casa de Alexander no había visto siquiera un poco de felicidad en su mirada.
—Diga —Ella contestó con voz fría—. Estamos en el apartamento de Alexander —dijo con la mirada clavada en el techo—. Está bien, no sé por qué preguntas, ¿querías escuchar lo contrario? —Su voz era cada vez más cortante, era como si sus palabras fueran hechas de acero y quisiera hacer a Tobi picadillo—. Mira, Tobi, no quiero hablar contigo ahora. Ninguno de nosotros quiere hacerlo, no sé si pueda perdonarte y no quiero pensar en ello ahora —Sus labios comenzaron a temblar y su voz a entrecortarse, ella lo amaba, se notaba—. No sé cómo llegaste a eso... tú no eras así —Irene se levantó y se alejó un poco de nosotros. Por un par de segundos no pude escuchar más—. No puedo hablar ahora, lo siento —se acercó nuevamente—. Voy a colgar —Y así lo hizo, no esperó respuesta, sólo colgó y al levantar su rostro sonrió—. ¿En qué íbamos?
Me sentí culpable... con mi llegada habían llegado los problemas, ¿quién era yo para hacer que dos personas que se aman se pelearan? ¿Cómo podía sólo quedarme cruzado de brazos mientras los separaba? "Todo estaba bien hasta que yo llegué" Era cierto, mi llegada al mundo, mi simple existencia sólo causaba separaciones... primero mis padres, ahora Irene y Tobi, ¿quién más sufriría por mi culpa? En ese momento mis ojos comenzaron a aguarse nuevamente, enseguida acerqué mi mano a mi rostro para secarlas, pero antes de darme cuenta las manos de Sam acariciaban mi rostro.
—No llores —dijo a tiempo que limpiaba mis lágrimas, su tacto se sentía suave y cálido—. Todo estará bien, no permitiré que te vuelvan a hacer sentir mal —agregó con una dulce y melancólica sonrisa.
—E-estoy bien —murmuré alejando mi rostro con brusquedad y buscando mi trozo de pizza—. Comamos —sentía mi rostro caliente, estaba seguro de que debía estar tan rojo como un tomate y eso me hacía sentir avergonzado.
—Bueno... no siendo más yo como que me voy —Irene se levantó—. Nos vemos mañana, Matt, prométeme que no llorarás —se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla—. Nos vemos al rato —se dirigió a Alex e hizo lo mismo—. Nos vemos —Le dijo a Sam a quien, en lugar de besarlo, le revolvió el cabello.
—Sí... yo también creo que tengo que hacer algo —dijo Alexander—, como que sobro aquí —¿Sobrar? Entonces noté que ese par sólo quería dejarnos solos... a mí... y a Sam... ¿por qué?—. Aunque bueno, esta es mi casa... así que los que sobran son ustedes —Todos soltaron la risa—. No es por echarlos, pero...
—Sí, sí, ya nos vamos —dijo Sam, sin dejarlo terminar de hablar—. Yo acompañaré a Matt a su casa —agregó con una sonrisa. Nuevamente mi rostro se sonrojó, ¿por qué era tan fácil que me sonrojara? Era verdaderamente molesto.
Alex nos acompañó a la puerta, o más bien nos llevó allí casi a empujones.
—Nos vemos, ya saben cuídense y todo eso —Nos cerró la puerta en la cara sin darnos tiempo de responder.
—Sí, Alex, nosotros también te queremos —bufó Irene haciendo ademán de golpear la puerta—. Los acompaño a la puerta ¿vamos?
Irene nos acompañó hasta la esquina y luego se despidió. Pensé en decirle que hablara con Tobi y que lo perdonara, pero no quería meterme más en sus cosas, tal vez sólo terminaría empeorándolo todo. Sam y yo continuamos caminando hacia mi casa.
—¿En qué tanto piensas? —pregunté, tratando de romper el silencio que se estaba formando entre nosotros.
—No te diré, es vergonzoso —contestó Sam, mientras caminaba con las manos entre sus bolsillos, ¿acaso todos ellos caminaba así? Yo no lo hacía, aunque bueno, la verdad es que yo no podía dejar las manos quietas, por lo que tenerlas en los bolsillos era como quitarles libertad.
—¿Por qué? —inquirí mirando hacia la carretera.
—Es un secreto —contestó clavando sus ojos en mí.
—Soy bueno para guardar secretos —giré hacia él, y al ver que me miraba me sonrojé otra vez—. P-puedes confiar en mí —clavé mis ojos en el piso.
—No lo sé... —hizo una corta pausa—. Hagamos una cosa, yo te digo mi secreto y tú respondes a una de mis preguntas.
—Está bien.
—Pero tú respondes primero —¿Yo primero? ¿Era un truco?—. Y ¿cómo sé que me dirás después?
—Tienes que confiar en mí —dijo sin quitarme su mirada de encima—. Además, creo que lo merezco por preocuparme por ti —Yo asentí con mi cabeza y lo miré, esperando su pregunta—. Bueno... prométeme que responderás —insistió, nuevamente asentí—. Lo que dijeron de ti ¿es verdad, Matt? ¿Eres gay?
En ese momento mis pasos se detuvieron y quedé completamente paralizado. Sam, al notarlo, se detuvo también y me miró fijamente. Yo agaché mi cabeza, no quería mirarlo, ni responder su pregunta, ni hablar, ni caminar, sólo quería desaparecer. Su pregunta me hizo pensar en que al día siguiente todos me estarían señalando por eso, algunos me preguntarían, algunos se burlarían, otros me molestarían, tenía miedo de todo lo que podría pasar desde ese día.
—Matt —Su voz me trajo de vuelta a la realidad—. Matt... —Su voz comenzaba a tornarse triste—. Puedes confiar en mí, yo no te haré daño, lo prometo. No haré que te arrepientas de contarme.
—¿Para qué quieres saberlo? —pregunté con voz ronca—. ¿Cómo sé que no me arrepentiré de confiar en ti? —Confiar era difícil y yo lo seguía haciendo, en ocasiones pensaba que la confianza era algo que había desaparecido de nuestro mundo.
—Porque estaba pensando en ti —contestó él mirando hacia el cielo—. Ese era mi secreto, ahora que te lo dije es tu turno —Me miró nuevamente, ¿había escuchado bien? ¿A qué se refería?
—N-no te entiendo —tartamudeé, su presencia comenzaba a hacerme sentir muy nervioso.
—¿No me entiendes? —inquirió dejando escapar una sonrisa—. Déjame explicarte —giró su cuerpo hacia mí por completo y, en un abrir y cerrar de ojos, sentí sus labios sobre los míos.
https://youtu.be/6kqouYCUmZY
"Ese de allí, no soy yo. Voy adonde me place, camino a través de las paredes... No estoy aquí, esto no está ocurriendo, no estoy aquí..."
Radiohead - How to Disappear Completely
Hola queridos lectores, primero quiero agradecerles por llegar hasta aquí y por brindarme su apoyo con esta historia <3 Espero les haya gustado el capítulo de hoy :3 y me gustaría saber qué les pareció. ¿Qué piensan que pasará? ¿Creen que Tobi e Irene terminen? ¿Creen que Matt pueda odiarlo? Gracias, gracias y mil gracias por estar aquí <3 Nos leemos en el próximo capítulo :3
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