Capítulo 14

Narra Matt

—¿Viste los mensajes? —preguntó Tobi mientras entraba en la habitación, sacudiendo su cabello con una toalla, acababa de tomar un baño.

—¿Mensajes? —No sabía de qué hablaba, además me sentía muy incómodo al verlo sin camisa, con gotas de agua cayendo de su cabello y recorriendo sus brazos y su pecho—. Podrías por favor ponerte una camisa, es realmente incómodo.

—¿Otra vez con lo mismo? —contestó molesto—. Ni que tuviera tetas. Aunque bueno, no te culpo. Sé que tanta belleza llega a resultar incómoda para algunos —me guiñó el ojo. Yo le respondí rodando mis ojos con fastidio—. Como sea. Me refiero a los mensajes del grupo del proyecto, ya escogimos canción y dijimos más o menos qué vamos a hacer ya que mañana debemos presentar algún tipo de avance.

—¿Escogieron sin mí? —Esperaba que al menos fuera una canción agradable, pero ¿qué tipo de música escuchaban? La verdad no sabía mucho de ellos—. ¿Es que mi opinión no vale nada?

—La verdad no —dijo con plena tranquilidad. "Maldito idiota" pensé a tiempo que apretaba mis puños—. Pero aun así tuve en cuenta tus gustos, Matt —Se puso una camisa y caminó hacia la puerta—. Creo que deberías bañarte, mira la hora que es, no seas puerco —dijo lanzándome una toalla a la cara y saliendo de la habitación.

Sin pensarlo dos veces busqué mi celular, quería saber a qué se refería con tener en cuenta mis gustos, es que simplemente no podía creer que aquel rubio pensara en alguien más que en él, y que pensara en mí... Sacudí mi cabeza, no podía permitir que se llenara de ideas tontas. Tobi podía parecer amable y un segundo después volver a ser el mismo idiota de siempre, o bueno no, el de siempre no, cada vez era peor.

—Tonto —gruñí en voz baja en tanto buscaba la conversación de whatsapp—. Aquí está, veamos... —comencé a leer los mensajes con rapidez—. Vamos decídanse de una vez... blablablá —En ese momento sólo pude sentirme bien de no haber participado en la elección, eran tan indecisos—. ¿Por qué no hacemos una de Tool? Tool, sí, sí blablablá, Breaking Benjamin, ajá, qué más —suspiré, la conversación era demasiado larga—. ¿En dónde está la que me interesa? —me pregunté bajando los mensajes sin leerlos—. ¿Qué tan difícil puede ser escoger una canción?

—Lo difícil es lograr que todos estén de acuerdo, y más cuando todos tienen gustos un tanto diferentes —La voz de Tobi me hizo pegar un brinco, ¿cómo es que podía ser tan sigiloso?

—¿Por qué me asustas así? —dije en un quejido—. Un día me matarás del susto —advertí dejando el celular en la mesa—. Dime... ¿cuál fue la canción? Me da pereza revisar los mensajes, son demasiados.

—Si te digo ¿qué me das? —¿Por qué las personas son así? Siempre pidiendo algo a cambio... ¿por qué no pueden sólo hacer las cosas sin ningún tipo de interés?—. No me mires así, siempre haciendo muecas, siempre arrugando la frente. Envejecerás pronto, Matt, incluso creo que ya te he visto un par de canas.

—¿Qué? —pasé mi mano por mi cabeza—. ¿A quién no le salen canas viviendo con alguien como tú? —grité arrugando nuevamente mi frente—. ¡Eres insoportable!

—Oye tranquilo insecto —dijo echándose en su cama—. ¿Ves? Yo trato de ser amable, pero tú lo haces todo tan difícil... —suspiró cubriendo sus ojos con sus brazos—. Escogimos una canción de Pink Floyd, es una de tus bandas favoritas ¿no?

—S-sí —contesté incrédulo. Realmente el rubio sabía algunas cosas de mí y había pensado en mí al escogerla—. ¿En serio? ¿Cuál escogieron? —pregunté con la voz cargada de emoción.

—Poles Apart —respondió en un susurro. ¿Poles Apart? ¿Había escuchado bien? Poles Apart era una de mis canciones favoritas, podría decir que mi favorita de The Division Bell—. Ahora que lo sabes, ve pensando en qué podríamos hacer, qué historia podríamos desarrollar. Mañana tenemos que dar nuestras ideas en clase.

—Vale —murmuré. En ese momento sólo quería lanzarme hacia él y abrazarlo con fuerza, pero... eso sería muy extraño.

El rubio salió nuevamente de la habitación. Yo busqué mi cuaderno de apuntes y comencé a pensar en ideas que pudieran servir. Como era una de mis canciones favoritas sentía que mi idea debía ser la mejor, mi idea debía ser la escogida para el video.

*****

El fin de semana terminó, como era de costumbre me levanté muy temprano y fui a ver televisión. Mis ojos amenazaban con cerrarse por completo constantemente, pero esta vez no permitiría que se salieran con la suya, me mantendría despierto costara lo que costara. Me levanté y miré por la ventana, el día estaba opaco, era un lunes frío y gris. 

—¿En qué tanto piensas? —La voz de Tobi me sacó de mis pensamientos—. Ya venía a despertarte —dijo mientras jugaba con una manzana—. ¿Quieres una? —El rubio se había comportado de manera muy amable los últimos días, cada vez era más amable y eso me hacía muy feliz.

—Vale, una roja por favor —contesté con una tímida sonrisa en mis labios.

—Ten —La lanzó hacia mí—. ¿Dormiste bien?

—¿Qué? —Me era difícil creer que alguien como él había hecho una pregunta como esa, ¿por qué de un momento a otro había decidido ser tan bueno conmigo? Era algo que me gustaba, debo admitirlo, me hacía sentir muy bien, ya no me sentía tan solo, pero... ¿por qué? Sólo quería saber por qué—. Tobi... ¿Te sientes bien? Te comportas cada vez más extraño.

—Pues... Normal ¿qué tiene de malo? —trató de ocultar su rostro, podía jurar que se había sonrojado—. ¿Quién te entiende? Me pides que nos llevemos bien, hago mi mayor esfuerzo por hacerlo ¿y me dices que es extraño? —agregó con la ira reflejada, como llamas, en sus ojos.

—No tiene nada de malo —respondí en voz baja—. Me gusta así —un color rojo muy sutil coloreó mis mejillas—. G-gracias.

—No es como que esté haciendo algo por ti, así que no agradezcas —El rubio tomó su maleta y la colgó en sus hombros—. Bueno, yo salgo ya, iré a recoger a Irene —agarró las llaves y corrió hacia las escaleras—. Nos vemos ahora, Matt.

—Vale —susurré, creo que en ese momento ni siquiera me escuchó—. Bueno, Matt, hoy será un gran día —me dije con energía a tiempo que buscaba mis cosas.

Después de empacar mis libros revisé la cocina, no me gustaba salir sin mirar que el gas estuviera cerrado, uno nunca sabe. También revisé la plancha, pues Tobi siempre planchaba en las mañanas, cosa que era mala pues sus manos se calentaban antes de salir a congelarse con el cortante frío de la mañana. Al ver que todo estaba en orden, salí y comencé a correr hacia el instituto, iba un poco tarde, pues me había quedado un buen rato embobado mirando el cielo.

Cuando llegué el profesor aún no estaba en el salón, y Tobi e Irene tampoco. Entré y busqué mi asiento, estaba haciendo mucho frío así que froté mis manos y busqué mis guantes, no me gustaba usar guantes, pero sentía que mis dedos terminarían partiéndose. Levanté mi mirada y noté que mis compañeros tenían sus ojos clavados en mí mientras murmuraban, cosas que no alcanzaba a entender, y reían en un tono muy bajo.

"Qué les pasa" me pregunté. En ese momento Tobi entró al aula con Irene, él dirigió su mirada hacia el tablero y abrió sus ojos con sorpresa, luego me miró a mí por un par de segundos y después de hacer un gesto de desagrado dejó de mirarme y caminó hacia su puesto. Al ver su extraña actitud no pude evitar mirar hacia el tablero, no sé por qué no lo había mirado antes, tal vez el sentir los ojos de todos sobre mí me había hecho querer hacerme bolita y mantener mi rostro agachado.

"Las personas como tú deberían morir", "Este lugar no es apto para mariquitas", "Te veré quemándote en el infierno y pagando por tus sucios pecados", "Das asco"... Esas eran sólo unas de las tantas frases que invadían el tablero, tal vez no me hubiera afectado si no hubiera visto que en el centro había una foto mía. Una foto a la que le habían puesto un globo, como si fuera una viñeta en una historieta, y en aquel globo decía "Soy gay".

"Soy gay" esas palabras retumbaban en mi mente y me llenaban de temor. "Esto debe ser una pesadilla" pensé, mi cuerpo comenzaba a temblar y cada vez me sentía más débil. Mis compañeros comenzaron a reír, no paraban de decir cosas horribles, pero el sonido de sus voces y sus carcajadas se fueron suavizando mientras mi cabeza daba vueltas, me sentía mareado, no podía entender lo que ocurría.

—¿Qué está pasando aquí? —Un profesor entró y al ver lo que había en el tablero, buscó con prisa su borrador y comenzó a limpiarlo—. ¿Quién ha hecho esto? —Le pasó el objeto a una de las chicas que se sentaba adelante—. Tú, termina de limpiar —Le ordenó.

Yo estaba en shock, sentía mi garganta cada vez más seca, y al mismo tiempo sentía que había algo atorado en ella, tenía nauseas, me sentía asqueado por lo que acababa de presenciar. Realmente odiaba cualquier tipo de discriminación, lo odiaba con todo mi ser ¿Quiénes somos nosotros, unos simples seres humanos, para juzgar o señalar? ¿Quién nos ha dado el poder de decir qué está bien o qué está mal? Me sentía enfermo, las palabras de mis compañeros, sus voces, sus risas burlonas, todo en ellos me enfermaba. No pude siquiera mirar a Tobi, ni a Sam, ni a Alexander, mucho menos a Irene, es que el sólo pensar en que ellos podrían haber estado riéndose también me carcomía el corazón.

—Señor Howerdel —dijo el maestro con voz un poco más suave—. Salga un momento, no se ve muy bien —agregó abriendo la puerta.

—Yo lo acompaño —Irene se acercó a mí y me tomó del brazo—. Vamos, Matt —susurró con una sonrisa pesarosa.

Buscamos una mesa en la cafetería, Irene me compró una botella de agua.

—Matt... —sacó un pañuelo y lo pasó por mi rostro—. Matt, no te preocupes, todo estará bien —me tomó de la barbilla y levantó mi rostro, obligándome a mirarla—. Todo estará bien ¿vale?

—¿Quién lo hizo? —pregunté mientras un brillo húmedo se asomaba por el rabillo de mis ojos—. Y ¿por qué lo hizo?

—No lo sé, Matt —contestó ella con una mirada llena de tristeza—. Hay gente muy estúpida, hay gente que simplemente no entiende que los tiempos han cambiado —suspiró—. Son como cavernícolas ¿no crees?

—¿Cavernícolas? —No pude evitar que una sonrisa se me escapara.

—Sí, cuanto te apuesto que son incapaces de utilizar el dialogo para arreglar un problema —hizo una corta pausa—. Así que ten cuidado, aunque las palabras tengan más poder, una piedra en tu cabeza puede matarte —infló sus cachetes y miró a la nada pensativa—. Aunque... si no te diera en la cabeza, ¿qué duele más? ¿Una palabra o un golpe?

—¿Eh? —debo admitir que Irene siempre lograba subirme el ánimo—. Pues... si el golpe no te mata no pasa nada, pero una palabra... las palabras pueden marcar tu corazón. Un golpe también puede dejar cicatrices —respondí con voz temblorosa, tenía ganas de llorar—, pero las cicatrices en el corazón sólo son ocasionadas por palabras, y aunque el tiempo pase no dejan de doler. Aunque la herida parezca cerrada, el dolor puede hacerse incluso más fuerte con el tiempo —suspiré. Una lágrima había conseguido salir y ahora se encontraba recorriendo mi mejilla.

—No llores —dijo Irene pasando su dedo pulgar, con suavidad, por mis mejillas.

Estuvimos aproximadamente quince minutos en la cafetería, hablamos de la fiesta y de lo que habíamos hecho el fin de semana. Por obvias razones no le dije del juego, no quería que tuviera problemas con Tobi por mi culpa, sólo le dije que vimos una película y luego jugamos con agua y jabón.

—Parece que te divertiste —sonrió y se levantó de la mesa—. ¿Volvemos?

—Sí, ya me siento mucho más tranquilo —contesté agarrando mi botella de agua y dándole un sorbo—. Vamos. 

https://youtu.be/uGY3jN5-IoA

"Oye tú... alguna vez te diste cuenta en lo que te convertirías. Y viste que no era solo de mí de quien corrías, lo supiste todo el tiempo, pero nunca te molestó de todos modos. Guiando al ciego mientras miraba el hierro en tus ojos... Y sabías... Nunca pensé que perderías esa luz en tus ojos."

Pink Floyd - Poles Apart 

Hola a todos <3 Primero que todo quiero agradecerles por apoyar esta historia, por sus votos y comentarios, espero realmente la estén disfrutando. Gracias, gracias y mil gracias. ¿Qué les pareció el capítulo? ¿Quién creen que fue el/la que puso la foto en el tablero? 

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