Capítulo 12
Narra Matt
¿Pico botella? ¿Hablaban en serio? Yo ni siquiera sabía besar, hasta el momento no había dado mi primer beso y el hecho de pensar en que sería en esas circunstancias no me producía ningún tipo de gracia. Es que era como si desperdiciara un momento especial, el primer beso... todos hablan de ellos como algo hermoso y magnifico ¿lo sería bajo esas condiciones?
"Hagamos otra cosa" "No quiero jugar" "Esto es estúpido" Esas fueron algunas de mis palabras, palabras que no sirvieron de nada pues fueron totalmente ignoradas. En un abrir y cerrar de ojos, aunque había puesto resistencia, me encontraba formando parte de un circulo de personas y no podía pensar en otra cosa que salir corriendo de allí, pero la mirada amenazadora de Tobi era como cuerdas invisibles que me amarraban al piso y me hacían imposible huir de aquel lugar.
—Lo haremos así —Mariana comenzó a hablar—. Se vale cualquier cosa que salga —Todos nos miramos sin asimilar lo que decía—. Salga hombre o mujer, tendrán que besarse ¿está claro?
—¡Estás loca! —gruñó Daniel, un chico castaño que siempre se hacía en los puestos de atrás del salón de clases—. Yo no besaría a un chico aunque me pagaran —Todos estaban estupefactos, probablemente ya habían jugado en el pasado pero no con esas reglas.
—No seas tan aburrido, estamos entre amigos —dijo ella en un puchero—. Además, no es nada del otro mundo, hay gente que practica sus besos con sus mejores amigos sin importar si es hombre o mujer, incluso he sabido de gente que lo hace con sus hermanos o hermanas. Es sólo un juego y lo que pase aquí se queda aquí.
¿Practicar con sus hermanos? Pero qué miércoles acababa de escuchar, Mariana era más extraña y loca de lo que parecía a simple vista. De cualquier modo su idea no me molestaba en lo más mínimo, existía la posibilidad de besar a Alexander. Y bueno, en todo el rato no había dejado de pensar en él, es que se veía tan guapo vestido de negro.
—A mí no me molesta —Una chica cuyo nombre no recordaba alzó su voz—. Eso lo hace más divertido —mordisqueó su labio inferior con picardía—. Vamos no sean tan aburridos y cobardes.
—Que escoja Matt —sugirió Mariana acercándose a mí y tomándome del brazo.
—Y-yo no lo sé —respondí con voz temblorosa, ¿qué pensarían todos si dijera sí? ¿Podrían pensar que soy gay?—. Y-yo ni siquiera deseo jugar esto.
—A mí tampoco me molesta —dijo Sam, todos lo volteamos a ver con sorpresa. ¿Realmente había estado de acuerdo? ¿No le molestaban ese tipo de cosas? Yo no sabía nada de él puesto que a duras penas nos dirigíamos el saludo—. ¿O qué? ¿Les da miedo que les guste? —agregó en tono de burla.
—Por supuesto que no, a mí lo único que me preocuparía es que alguien le dijera algo a mi novia —Esta vez fue Tobi el que habló—. Además creo que se enojaría más si fuera con una mujer, es decir, si es con un hombre es como si no valiera. Ella sabe que yo no podría ser un mariquitas —añadió como si sintiera asco. Sus palabras fueron como agujas que eran clavadas sin piedad en mi corazón.
Hice mi mayor esfuerzo por no demostrar que me había dolido, no quería ser descubierto y menos de esa forma. Escucharlo me había asegurado algo, en ese lugar no podía ser yo, no mientras Tobi estuviera cerca de mí, no mientras sintiera que debía tener una buena relación con él por mi madre, no mientras estudiáramos en la misma escuela, compartiéramos el mismo cuarto, en fin... Me entristecí, las cosas no cambiarían como lo había prometido mi madre. No sería libre, incluso todo era peor, por lo menos mi padre, aunque sus palabras eran fuertes y dolorosas, no era capaz de lastimarme físicamente.
—¿Entonces qué dicen? —volvió a hablar Mariana—. ¿Matt?
—Como quieran, me da igual —contesté cortante—. Mientras las cosas se queden entre nosotros no veo el problema.
—¡Estupendo! —La chica casi saltó en una pata—. Entonces ¿quién quiere empezar? —Nadie quería hacerlo, todos sentían un poco de miedo—. No sean tímidos, comenzaré yo. La persona que salga girará la botella después y así ¿vale? —Todos asintieron mirándola de forma extraña, ella sólo sonrió con picardía—. Vamos a ver —sacó la punta de su lengua y se lamió los labios.
Giró la botella, todos clavaron sus ojos en ella. Dio una, dos, tres, cuatro vueltas y se detuvo. En ese momento todos desviaron sus miradas de la botella y las dirigieron hacia el pelirrojo, Alexander, sus ojos casi salieron de sus orbitas al ver que tendría que besar a Mariana.
Los gritos y el alboroto no se hicieron esperar. Ella se levantó y caminó hacia Alexander quien parecía no haberlo asimilado todavía.
—Creo que soy afortunada —dijo ella. ¿A Mariana le gustaba Alex? Apreté mis puños al pensar en ello—. Alexander, el chico que no tiene ojos para nada más que sus libros —sonrió de forma coqueta mientras que él la miraba con seriedad.
—Mariana —murmuró él—. La chica que ha pasado por los labios de la mayoría. Creo que soy bastante desafortunado —dijo finalmente en medio de un suspiro lleno de decepción.
—Por lo menos no te tocó con un chico —interrumpió Daniel para evitar que el ambiente se hiciera más pesado.
—Pues, para ser sincero no me hubiera molestado —confesó Alex con la voz afilada. ¿No le molestaba? Que contestara de esa forma hizo que inconscientemente una sonrisa se dibujara en mi rostro—. Como sea, es sólo un juego.
No sé cómo aquella chica no se defendió, él había sido muy ofensivo mientras que ella no había dicho nada malo. Alexander se levantó y se acercó a ella, verlos tan cerca me hizo sentir un poco celoso. Ella tenía una sonrisa de medio lado mientras lo veía fijamente a los ojos, él sólo suspiró y rápidamente le dio un pico y se alejó dejándola con los labios al aire.
—¿Eh? —abrió uno de sus ojos y vio la espalda de Alex quien se dirigía a su puesto—. Oye... Eso no se vale ¿a eso le llamas beso?
—Pues... sí —contestó con tranquilidad—. Tú misma lo dijiste, sólo tengo ojos para mis libros ¿cómo pretendes que sepa besar? —Ella soltó un bufido e infló sus cachetes—. Eso no está en mis prioridades y para un inexperto como yo un pico es demasiado.
—Sí, sí, sí. Toma —estiró su brazo hacia él, con la botella en sus manos—. Espero con la siguiente sea también sólo un pico.
Alexander giró la botella, nuevamente todos fijamos nuestra atención en ella. En mi interior rogaba que al detenerse apuntara hacia mí pero no fue así.
—Wow —Las chicas soltaron una risita y se sonrojaron, mientras nosotros nos mirábamos sin poder creerlo—. ¡Vamos Tobi! ¡Tú puedes! —gritó una chica pelinegra.
—¿Por qué parecen tan emocionadas? —inquirió él con su mirada clavada en el suelo—. ¿Cómo es que disfrutan viendo este tipo de cosas? ¡Qué asco! —Otro comentario que me hacía querer levantarme y pegarle una patada en la cara—. No pienso hacerlo, e-es decir, es Alexander.
—No te preocupes Tobi, si te enamoras de mí no te voy a corresponder de todos modos, así que no hay por qué temer —guiñó el ojo y todos soltaron una carcajada—. Además tú estuviste de acuerdo en un comienzo, más bien apúrate, sólo será un pico.
Nuevamente sentí celos, Alexander besaría a Tobi y no a mí ¿por qué tenía que ser el rubio idiota?
—Está bien —Tobi se levantó y las chicas gritaron de emoción, "qué enfermas" pensé—. Que sea rápido.
Y así fue, incluso fue más corto que el de Mariana. Tobi giró la botella y el juego continuó, pasados unos minutos dijeron que Sam sería el último en girar la botella. Me sentí un tanto aliviado, lo más probable era que saliera ileso, puro y virgen de labios, y eso me alegraba, mi primer beso aún podía ser especial.
—Espero la que siga bese mejor que tú —bromeó dirigiendo su mirada a Ana, cuyo nombre no sabía hasta que fue pronunciado en aquella reunión.
—Cierra la boca idiota —contestó ella con el rostro cargado de ira.
—Sólo bromeo —Le picó el ojo—. Veamos quién sale —giró la botella con fuerza—. Wow —La botella se detuvo y todos clavaron sus ojos en mí.
Narra Tobi
No puedo describir el sentimiento que reflejaba la expresión que se formó en el rostro de Matt, lo único que puedo decir es que su rostro estaba al rojo vivo y parecía estar en shock.
—Bueno, si Tobi lo hizo ¿por qué yo no? —dijo Sam acercándose a Matt. El castaño ni se movió, permaneció sentado e incapaz de levantar su rostro hacia Sam—. Si no quieres hacerlo no te obligaré.
—Tiene que hacerlo —interrumpí, si yo lo había hecho ¿por qué tendría que aceptar que se negara?—. Vamos Matt, levántate, no seas bobo.
—Y-yo no puedo hacerlo —susurró Matt con voz temblorosa—. Dejemos hasta aquí —se levantó y trató de huir a su cuarto.
—No —Lo detuve agarrándolo del brazo—. Todo lo hicimos aún sin quererlo así que tú lo harás ¿entendido? —Mi mirada era nublada por la ira, mi agarre incluso lo lastimaba.
—Déjalo Tobi —Sam lo defendió—. Es sólo un juego, no es para tanto, Matt ni siquiera quería jugar.
—Matt, si no lo haces no te vuelvo a hablar en mi vida —Lo amenacé, sabía que su deseo por ayudar a su madre era más grande que cualquier cosa—. Ni que te fueras a volver gay por eso ¿acaso no estás seguro de lo que eres?
El chico me lanzó una mirada asesina y se soltó de mi agarre.
—Yo no sé besar —confesó, ¿realmente creía que me iba a engañar con eso?—. Me da vergüenza hacerlo ahora.
—Mucho mejor —interrumpió Mariana la loca besucona—. Sam puede enseñarte, Matt —dijo sin ningún tipo de vergüenza—. Es más si quieres no miramos.
–Por supuesto que no, yo tengo que verlo así como ellos me vieron —alegué cruzándome de brazos—. Deja tanta bobada Matt, si fueras gay ya lo sabrías.
—Está bien —respondió en un murmuro y desvió su mirada hacia Sam.
—Bien —Sam se acercó y lo tomó del cuello—. Sólo será un pico, no hay que saber besar para dar un pico ¿está bien? —Matt asintió, los gritos de las chicas nuevamente no se hicieron esperar—. No me mires así —dijo al ver que el chico parecía asustado.
Matt cerró los ojos y Sam lo besó. Yo los miré fijamente mientras que los demás chicos trataban de mirar hacia otros lugares pues les parecía incómodo. Cuando se separaron él aún tenía sus ojos cerrados con fuerza, al sentir que Sam se había alejado los abrió y lo miró extrañado para luego agachar su cabeza y ponerse completamente rojo.
—¿Ves? —pregunté molesto—. ¿Te volviste marica? No ¿verdad? —agregué caminando hacia el sofá—. Gracias a todos por venir, esto ha sido todo —dije finalmente, todos parecían extrañados por mi repentina actitud.
—Creí que yo era el amargado —dijo Alexander—. Como sea, lo que pasó aquí se queda aquí —Todos asintieron y comenzaron a salir—. Chao Matt, espero te hayas divertido y disculpa a Tobi y sus estupideces.
—Espérame Alex —Sam corrió tras él—. Nos vemos Matt —sonrió con una pizca de vergüenza en su rostro.
—Adiós chicos, gracias por venir —susurró Matt aún con la mirada clavada en el piso—. Gracias Tobi —Me miró con unos ojos tristes. En ese momento sólo pensé en disculparme, y por alguna razón en abrazarlo, pero las disculpas no eran lo mío, además yo no había hecho nada más que luchar por lo que era justo.
Matt caminó hacia la habitación, yo me senté en un sofá y saqué mi celular. Tenía un mensaje de Sam en mi buzón.
Sam: Tobi, tengo que hablarte de algo pero no sé si sea bueno hacerlo por aquí, ¿puedes salir un momento? Estoy en la esquina de tu casa.
Tobi: Vale, ya salgo.
—Vengo en un rato —grité sin recibir respuesta alguna.
Al salir de casa vi a Sam recostado contra un poste, corrí hacia él, ¿qué sería tan urgente o importante como para hacerme salir?
—¿Qué pasó? —inquirí con intriga—. No me irás a regañar por mi actitud o algo así.
—No, yo no soy Irene ni Alexander —contestó sacando las manos de sus bolsillos—. A mí me da igual lo que hagas o dejes de hacer, es sobre algo que pasó ahorita, no sé si sea correcto hablarte de esto pero lo creo necesario.
—¿Qué ocurre? —comenzaba a preocuparme, ¿por qué no iba directo al grano? Siempre he odiado los rodeos.
—Veras... —suspiró—. Es sobre Matt.
—¿Sí? ¿Y? —lo miré como dándole señal de que comenzara a hablar de una buena vez.
—Creo que Matt... —hizo una breve pausa, si seguía así probablemente no controlaría mis ganas de pegarle un puño en el brazo—. Creo que él es —me miró a los ojos como con temor—. Creo que es gay —dijo finalmente, ¿gay? Seguro había escuchado mal.
—¿Qué? ¿Puedes repetir? Creo que no escuché muy bien —pedí esperando recibir una respuesta diferente.
—Me parece que Matt es gay —dijo con más tranquilidad—. Así que por favor controla tus palabras, deja de hablar de forma tan ofensiva porque lo lastimas. Puede que no te importe lastimarlo pero a mí me molesta que lo hagas.
—¿Por qué dices eso? ¿Cómo sabes que lo es? —No podía ser, Matt no podía ser gay, es decir, compartir mi cuarto... ¿con un gay?—. ¡Qué asco! —grité al recordar que habíamos compartido cama también.
—Cada vez que sueltas un comentario homofóbico su expresión parece triste —dijo el pelinegro, su voz reflejaba preocupación—. Hoy lo estuve observando, vi su rostro y su mirada cuando decías cosas estúpidas, vi la decepción en su interior —continuó hablando, cada cosa que decía me hacía sentir más molesto—. Además... cuando me acerqué a él pude sentir que le costaba respirar, puedo jurar incluso que su corazón se había acelerado. Dudo que a ti te haya pasado lo mismo, no creo que se te haya dificultado respirar y mucho menos a Alexander. Pero Matt... no digo que yo le guste sólo creo que el besar a un chico sí significaba algo para él.
—Qué asco —musité antes de sentir un puño en mi rostro.
—Deja de decir que es asqueroso —Sam estaba realmente molesto ¿por qué lo defendía tanto?—. Asqueroso es que existan personas como tú, personas que creen tener el derecho de juzgar y discriminar a los demás ¿Quién te crees que eres?
—No me digas que eres de esos —contesté, me sentía un poco aturdido por el golpe.
—Y si lo fuera ¿qué? ¿Dejarás de ser mi amigo por eso? —Sam no podía ser gay, es decir, él siempre estaba hablando de mujeres y saliendo con ellas—. Si vuelves a hacer un comentario hiriente en mi presencia te rompo la cara, ¡JURO QUE TE ROMPO LA CARA! Por cierto, ni se te ocurra comentarle a alguien sobre lo que te acabo de decir, esto queda entre tú y yo. Tampoco estoy seguro de que así sea, puede que sólo haya sido mi imaginación.
Sam se fue y yo me quedé petrificado en aquella esquina, si Matt era gay... ¿existía la posibilidad de que se me pegara o algo así? Tal vez incluso esa era la razón por la que había pensado en su sonrisa y su mirada mientras jugábamos con las pistolas de agua. No... no era posible, Matt no podía ser gay y Sam tampoco... Muchas ideas invadían mi cabeza y de pronto recordé sus ojos grises, realmente amaba ese color, y el de los ojos de Matt era el más bello que había visto jamás, sus ojos eran incluso más hermosos que los de Alexander que eran grises azulados.
"¿Desde cuándo pienso en los ojos de mis amigos?" Me pregunté. Sacudí mi cabeza para espantar aquellos pensamientos. Para ser sincero las cosas que decía iban totalmente en contra de lo que pensaba, a mí no me molestaba en lo más mínimo la homosexualidad, siempre he creído que nuestro propósito en la vida es buscar la felicidad y la única forma de hallarla es siendo libres. Haciendo lo que nos gusta, siguiendo el camino que creemos correcto, sin importar lo que los demás digan, sin importar la forma en la que la sociedad lo pinte. Entonces... ¿por qué desde la llegada de Matt había comenzado a actuar de esa forma?
https://youtu.be/qrS0gxbGfFY
"Nunca pudiste imaginar que esa mentira que vos derramabas un día te iba a ahogar. Pudiste apagar la luz y no apagaste sus almas, quisiste tapar el sol, pero no tapaste nada. Sólo escondiste las caras que no te dejan descansar, que no te dejan respirar, que no te dejan de mirar"
No te va gustar - Esos ojos
Hola a todos, iba a subir este capítulo mañana pero <3 he decidido hacerlo de una vez *w* Espero les haya gustado, gracias por su apoyo. ¿Qué piensan acerca de lo que ocurrió en la reunión? ¿Odian a Tobi? ¿Qué creen que pase ahora? >w< Gracias, gracias y mil gracias por sus votos y comentarios <3 Nos vemos en el siguiente capítulo.
Por cierto, el gif del beso de Malec es porque no lo supero ♡ fue tan hermoso *w*
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