Parte 4

Hoy es el día, estoy segura/o. Hoy todo cambiará. Mis ánimos están elevados, me siento positiva/o, me siento bien. Sé que puedo lograrlo, venceré mis miedos, dudas, inquietudes y aflicciones.

Lo sé, puedo hacerlo. Saldré de mi habitación y nada, ni nadie me frenará. Me pondré mi ropa favorita, me arreglaré para verme bien y usaré perfume agradable para que todos lo noten.

Lo hice, logré salir de la zona de confort, de mi habitación, de mi casa. Salí a la calle. Estoy intentando vivir mi vida porque quiero reír, sentir la felicidad, disfrutar de los momentos. Es por eso que al volver, hablaré con Dios. Rezaré y le pediré perdón por todas la veces que me moleste con él, por todas esas veces que renegué de mi vida y no la valoré.

Sobre todo porque aún me cuesta perdonarme a misma/o. Estuve tanto tiempo enojada con él, reclamándole, reprochándole todo lo malo que me pasaba y sentía. Y me alejé de él, sobre todo cuando perdí a mi padre. ¿Has perdido a un ser querido? Si, el proceso más doloroso que el ser humano pasa.

Porque hoy, después de muchos años, después de tanto. Me he dado cuenta de que Dios no nos quita la oportunidad de estar con ese ser querido, no nos castiga por algo que hicimos, llevándoselo con él. Y tarde, si que tarde en comprender. Ahora sé que mi padre está en un mejor lugar, que aunque no lo pueda ver, no lo pueda escuchar o sentir como cuando era una niña. Él sigue allí, para mi.

Y por cegarme con el dolor, la tristeza, la amargura, la rabia, el rencor, la añoranza, la esperanza, la desilusión y la espera. Por encerrarme en todos esos sentimientos, desaproveché magníficas oportunidades para poder sentirlo, oírlo y saber que estaba allí. Por todo eso y mis miedos me sumergí en una depresión de la cual sé que salí , sané, volví a ser la chica de espíritu alegre, fuerte y esperanzador.

Porque nunca es tarde, sobre todo cuando te reconcilias con Dios y vas sanando poco a poco. Te vas a perdonando a medida que tú te quieres tal como eres y vas aceptando que aunque no puedas tocar o ver la fe... Cuando confías en él, en Dios nuestro señor, aunque no entiendes los planes que tiene para ti, ya nunca más tienes miedo y ya jamás estás solo.

Con la fe en Dios, siempre seremos poderosos y pase lo pase, al final siempre encontraremos nuestra paz, armonía y felicidad.

Tú eres fuerte, confía en ti 🦋

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