N u e v e
Después de un par de llamadas y trámites, ahora Yurio vivía con mi padre y yo, hasta que decidiera lo contrario.
Así comenzaron a pasar los días.
Yuuri intentó a toda costa que Yurio entrara al mismo colegio que nosotros el año que venía.
Por otra parte, Yurio tenía cierta timidez y miedo por no saber si encajaría bien en este nuevo mundo. Por ello, mi mejor amigo, de forma dulce y muy tierna, le hizo entender que estaríamos ahí para él, siempre. Finalmente logró convencerlo, ¿Y quién no se convencería con alguien tan dulce como Yuuri?
Ahora Yuuri y yo estábamos a pocas semanas de nuestras vacaciones de verano. Esto significaba su cumpleaños.
Yurio se encontraba inusualmente inquieto y solía preguntarme "indiscretamente" que cosas podrían ser del gusto de Yuuri.
"Oye, tú ¿Qué le vas a regalar a Yuuri?" Obviamente jamás le respondí.
Un día, descubrí a mi amigo gato dibujándose junto a Yuuri. Esto era sumamente tierno, sumándole que a su alrededor habían miles de lápices de colores y su lengua se asomaba de sus labios, como si se esforzara demasiado en ello.
De todas formas, sabía que no lograba a ser mi rival. Nadie le daría un mejor regalo a Yuuri que yo.
29 de noviembre, seis veintitrés
—No puedo cantar feliz cumpleaños en japonés ¡Es injusto! —reclamaba Yurio después de escucharme cantar hacía Yuuri.
—Puedes cantarlo en ruso si lo deseas. —dijo Yuuri.
Yurio se ruborizo fuertemente, pero no fue impedimento para que comenzara a cantar y Yuuri sonriera muy contento.
—¡Ahora los regalos! —dije poniéndome de pie. Yurio me miró y salimos corriendo como si de una carrera se tratase. Lo que no esperábamos era que mi propio padre nos ganara.
Un caniche.
—No creo que me permitan tenerlo en casa. —la cara de tristeza en su rostro era total mientras acariciaba la pequeña cabecita de su mascota.
—¿Crees que no lo pensé? Puedes dejarlo aquí, siempre y cuando le des el cariño que requiere este enanin.
Una vez que mi padre desapareció hacía su taller, corrí a darle mi obsequio antes de que Yurio pudiera hacerlo.
—Ten... Es mi regalo.—dije acomodando el objeto en sus manos.
—¿Un álbum?
Sus delicados dedos abrieron el pequeño libro, el cual estaba hecho totalmente a mano. Se encontró con una foto en la cual solíamos tener nueve años. En ella, Yuuri y yo estábamos acostados en la misma cama.
—Esta fue cuando creí que habían entrado a robar.—comentó mientras una adorable sonrisa se formaba en su rostro y seguía viendo las páginas siguientes.
—Mis padres y los tuyos recolectaron esas fotos por todos estos años.—reconocí.
De pronto, Yuuri se quedó estático mirando una imagen que me causaba mucha vergüenza por el simple hecho de recordar aquél día, aquél instante, todo.
Nosotros en el metro de Rusia. Yuuri sentado en mi regazo. Mis brazos rodeando su cintura. Nuestras miradas conectadas a través de la ventana.
Mi padre había sacado una fotografía demasiado buena como para que ese último detalle se viera con una exactitud envidiable.
Miré a Yuuri, noté que tenía un gran rubor en sus mejillas, como un balde de recuerdos en él. Cerró el álbum y finalizó diciendo que seguiría viéndolo en otro momento y una sonrisa.
Yurio no desaprobechó ningún segundo de aquella acción y así le pasó el dibujo a Yuuri, éste último lo abrazó y los tres estuvimos satisfechos.
—¡Todo estuvo muy lindo!—dijo con "Makkachin" en su regazo.
Yurio insistía, diciendo: "Sería mejor un gato", para luego terminar con Makkachin durmiendo en su abdomen.
—¡Feliz Navidad y cumpleaños, Vitya!—gritó mi padre junto a Yuuri mientras Yurio intentaba estallar una tira de confeti sin fuerzas.
Ciertamente en Rusia, antes de los nueve años, nunca celebré ninguna de estas fechas, pero desde que llegué aquí, ya es una costumbre gracias a Yuuri. Con ello, él siempre me regalaba mi torta de cumpleaños, hecha con sus propias manitos.
Éste año tocaba torta de "selva negra". Me asusté, ya que no disfruto del chocolate dulce.
Di el primer mordisco e inmediatamente noté que estaba hecha con chocolate amargo.
—¡Yuuri! ¡Me encanta, gracias!—llevé un gran trozo de pastel a mi boca—. ¡Vkusno!
—Tu comida suele ser deliciosa, pero esta vez paso.—dijo Yurio tomando un gran sorbo de agua fría para amortiguar el fuerte sabor.
—Lo siento...—sentí una mirada sobre mí—. Pero la hice especialmente para Victor.—la sonrisa de Yuuri atravesó mi corazón.
Tomé una servilleta e intenté esconderme detrás de ella, junto con mi cabello, el cual dejé caer por mis mejillas. Éstas ardían de forma feroz.
Por otra parte, Yurio "sorprendentemente" no me regaló nada. Mi padre me entregó una caja con un moño azul y dijo que era de parte de mamá. Al abrirla vi mucha ropa de marcas distintas y algunas de alta gama. Intuí que la había comprado en distintos países y continentes. Aquello me hizo sonreír.
Ella había pensando en mí, incluso en la distancia.
Cuando la celebración "acabó", Yuuri me dió un último regalo, por lo menos para mí lo fue.
Acomodé mi cabeza en su regazo y dejé que sus deditos recorrieran mi rostro y cabello.
—Realmente... Amo que hagas eso.—dije entre bostezos mirando con los ojos entrecerrados el reloj que estaba colgado en la pared de la sala. Con la visión algo nublosa pude ver como papá se llevaba a Yurio, el cual había caído en un sueño profundo sobre la alfombra.
Poco a poco, el sueño se apoderaba de mí y sus caricias parecían volverse más agradables y cariñosas.
Sus dedos recorrían mi mejilla, luego bajaba a mi mentón con el dorso de su mano y volvía a mi frente.
Después de largos minutos, estaba dormido, pero podía sentir sus caricias perfectamente. Hace mucho no me sentía tan relajado.
Pero me sorprendí tanto, al punto de dar un fuerte espasmo.
Sus dedos acariciaban y separaban mis labios. Algo que jamás había hecho.
Mi corazón estaba por salir por mi garganta y mi estómago tenía un extraño hormigeo.
¿Por qué?
Mi respiración estaba comenzando a agitarse cada vez más.
—Victor, te quiero.
Como si mi alma hubiera vuelto a mi cuerpo, abrí mis ojos suavemente con la respiración más pausada y espesa, recuperando el aire.
—Yuuri...—intenté sentarme, pero uno de sus dedos seguía en mis labios. Obviamente lo removió de forma algo torpe al notar la situación.
—P-perdón, Victor, yo...ah—miró hacía otro lugar muy avergonzado y terminó por ocultar su rostro con sus manos.
Sonreí e intenté retirar las manos de su adorable rostro. Mis manos terminaron por sostener sus muñecas de manera suave.
—Por favor, no te disculpes. Tomaré esto como un regalo.—susurré mirando el reloj, así le di a entender a Yuuri que era tarde y no debíamos hacer ruido.
—Esto es muy vergonzoso...—musito. Entonces su mirada se alzó y nuestras miradas se encontraron. Comencé a soltar sus muñecas.
Sin entender cómo, cuándo y por qué, nuestros dedos estaban entrelazados. Mi frente estaba pegada a la de él, con algo de dificultad por culpa de sus gafas y su nariz rozaba la mía.
Poco a poco fui acortando la pequeña distancia que había.
Mis labios besaron su mejilla de forma temblorosa por largos segundos, casi llegando al minuto.
—Te quiero, Yuuri.
Me separé de Yuuri, saqué sus gafas con cuidado y comencé a mirarlo con detenimiento.
Repentinamente, Yuuri apoyó su frente en mi pecho y apretó nuestras manos. La vergüenza estaba tomando lugar en nosotros poderosamente.
—Deberíamos dormir...—dije volteándome a mirar el reloj, éste marcaba casi las doce de la noche.
—No quiero ir a la cama.—susurró buscando mi mirada al sacar su rostro de mi pecho.
—Entonces quédemonos aquí.—acaricié su mejilla derecha y así logramos soltar un poco la vergüenza para finalmente sonreírnos.
Caminé silenciosamente a mi habitación por un par de mantas. Al volver, Yuuri estaba recostado en el sillón, dándome la espalda y abrazando una almohada. Me puse a su lado y rodee su cintura, pero al hacerlo, Yuuri se volteó y quedamos frente a frente. Ladee el rostro con curiosidad y él me respondió moviendo su cabeza en negación, dándome a entender que no había nada mal. Rodeó mi cintura con su brazos y acaricié su espalda hasta que cayó dormido.
Algo en nosotros había cambiado esa noche, en la cual había cumplido catorce años.
No sé como llamarle a aquél cambio... Sólo sé que ahora no me veo sin él.
+Continuará
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;A;💖 capítulo bonito
💕
•••
Adivinen quién fue la imbécil e impaciente que comenzó con un nuevo proyecto cuando tiene 3 ff que escribir y actualizar.
io. 🌚
Había una razón por la cual pregunté quien había leido Ten Count spdkfj.
Dejo en claro que la historia es igual al manga, sólo que Yuuri y Victor son los protagonistas.
Sólo imaginen a Victor como Kurose ;//;💕
•••
Por otra parte, lamento la demora. He estado teniendo problemas con mi notebook y se me hizo muy complicado escribir este capítulo u_u.
Además mis profesores se pusieron de acuerdo para mandarnos tarea para el mismo día/semana :'D
En fin, espero poder actualizar dentro de dos días😫💙.
¡Gracias por leer, apoyar, la paciencia, comentar y votar! 🌿🌹
🌸💜🌸
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