D i e c i s é i s

—¿Qué vamos a hacer?

—No lo sé.

—Quiero comprenderlo, pero no puedo.

—Yo también, Yuuri, pero por amargado que suene, veo esto como una mera calentura...

—¿Qué? Victor, para allí. Por muy decepcionados que estemos, no podemos hablar de eso como una calentura. Yurio no es así.

—Si no lo fuera, hubiera esperado a que Otabek no estuviera en celo. —Victor alzó más la voz al momento de decir "no"—. Y quiero mucho a Yurio, pero sinceramente, con esto, no lo reconozco.

—Me pregunto si te agradaría que tu padre reaccionara igual.

—No nos compares con ellos, Yuuri.

—¡No lo hago! —grité—. Además, ¿qué es lo que te molesta tanto de todo esto?

—¿Qué es lo que me molesta? Me molesta que después de todo lo que le hemos enseñado, todo el amor que le brindamos, la vida que le dimos, él fuera y se pusiera a tener relaciones con un chico en celo, y además de eso, que se fuera a media noche, como creyendo que somos tan ingenuos para no comprender lo que pasó. —bajó el tono y dio unos pasos hacía mí—. Yuuri, ruega porque Otabek no esté embarazado.

Asentí.

—Me duele la cabeza... —musitó ya más calmado.

Tomé sus mejillas y lo atraje hacía mí para luego acomodarnos sobre el sofá. Victor posicionó su rostro en mi pecho, dejando que mis manos acariciaran suavemente su cabello.

Todo era silencio y suspiros profundos llenos de preguntas.

¿Dónde están?

¿Por qué no llegan?

¿Ya no nos quieren?

¿No confían en nosotros?

¿Se cuidaron?

La preocupación era terriblemente enorme, pero teníamos que ser positivos y pacientes.

—Mi amor —susurré, y escuché una pequeña risita por parte de Victor.

—¿Qué sucede?

—Te amo, ¿lo sabías? —apegue su cabeza más a mi pecho, de forma cariñosa, familiar, protectora.

—Sí, lo demuestras con estas pequeñas y hermosas acciones.

Besé su cabello lentamente mientras acariciaba su espalda y Victor rodeaba mi cintura.

—Todo estará bien... no importa cómo se den las cosas, los apoyaremos, ¿está bien?

—Está bien. —suspiró.

Pasaron cuatro horas. Cuatro míseras horas esperando.

Mis padres y los padres de Victor estaban poco y nada preocupados por la situación, diciendo cosas como:

"Sólo es una faceta adolescente"

Me pregunto como estarían si supieran que Otabek puede estar con una horrible mordida en la nuca, con dolores de cadera y además un espermatozoide corriendo por su ser, y todo gracias al lindo e inocente Yurio.

La puerta principal de la cada de Victor se abrió lentamente.

Yurio y Otabek entraron tomados de la mano, ambos con abrigos gruesos y unas bufandas que tapaban la mitad de sus rostros. Otabek usaba un chistoso gorro con orejas de gato.

Nos quedaron mirando unos segundos y luego desviaron la mirada.

—¿Ven? Aquí están. —dijo el padre de Victor mientras éste último los mirada demasiado serio, tanto que daba miedo.

—La bufanda, Yurio. —hablé intentando ser la persona más dulce del mundo. Yurio pareció estremecerse por completo.

—¿Q-qué tiene?

—No hace frío, saquénselas. —sonreí a medias.

—Nos resfriamos... —susurró.

Entonces vi como Victor se acercó a paso rápido hasta Yurio para meter descaradamente su mano en el bolsillo de éste.

Una caja de antiflamatorios y otra de analgésicos.

Volví a respirar a saber que no era un test de embarazo o la pastilla del día después.

—Tenemos que hablar, chicos.

—No, Victor... —habló Yurio y de lejos se podía ver como apretaba la mano de Otabek—. Te juro que hay una explicación para todo esto.

—Y las dirás. —dijo totalmente frío.

—Hijo, no seas duro. —suplicó mi madre, y Victor intentó sonreírle.

—Como su familia y mentores, hay que tomar cuentas en el asunto.

¿Realmente íbamos a hacer el papel de los padres de Yurio?

Suspiré mientras caminaba detrás de Victor hacía el patio. A ver si algo de verde y flores bonitas arreglaban la situación.

Nuestros padres terminaron "enojándose" por nuestra actitud anticuada y sobre protectora. Un problema que arreglar después.

—Cariño, toma. —sonreí disimuladamente ante el dulce apodo que acababa de otorgarme mi novio.

Victor me entregó un botiquín. Quise preguntar, pero comencé a hacer mis propias conclusiones y callé.

Yurio y Otabek yacían sentados en una sillas de madera al rededor de la mesita para el té, en las cuales pasábamos tardes enteras con Victor. Éstos movían sus pies inquietos y miraban a todas direcciones, como si en cualquier segundo fueran a salir corriendo.

Esto me hizo pensar en que realmente eran muy pequeños para esto.

Me senté junto a Otabek, lo suficientemente para sentir sus nervios. Victor se sentó frente a nosotros e hizo una seña con su manos, la cual comprendí en segundos.

—Intentaré ser lo más suave posible. —sonreí mientras sacaba el adorable gorro de gato que portaba Otabek. Pude notar que sudaba levemente.

—Hablen rápido. —gruñó Yurio. Esto sacó de las casillas a Victor.

—¿Hablen? ¡Quiero una explicación y ahora! —tanto Victor como Yurio tenían una mirada horriblemente seria.

—Yo... —habló Otabek con ese tono algo tajante y ronco pero también tembloroso—. Quiero darle una familia a Yurio.

En mis manos tenía un par de algodones que estaba por usar. Estos cayeron al pasto casi como en cámara lenta mientras los ojos de Victor se abrían como los de un búho, asimilando absolutamente todo.

Yurio comenzó a husmear en todos sus bolsillos, luego acercó su mano a la mesa y dejó caer el objeto de forma abrupta.

Un test de embarazo que no marcaba nada.

—Lo compramos pensando que diría algo. —admitió Yurio.

Victor acercó una mano a su cabello y lo despeinó suavemente.

—Tienen que esperar al menos una semana, tontos —rió—. En fin, ¿por qué?

Yurio y Otabek se miraron largos minutos, como leyéndose las mentes.

—Nos amamos. —respondió Yurio.

Otabek y yo ladeamos la cabeza con intriga para luego hablar al unísono.

—¿Desde cuándo?

Miré a Otabek y nos sonreímos, o eso creí, ya que en su rostro había una mueca extraña.

Yurio soltó un gruñido.

—Te amo, Otabek Altin.

El aludido se escondió rápidamente en su bufanda, ya que un intenso rubor se apoderó de sus tiernas mejillas.

Lamentablemente, no notó que dejó a toda mi vista su marca.

—Otabek... —susurré. Victor se alarmó.

Al intentar acomodarse rápidamente un quejido salió de sus labios.

Al estirar la herida y luego volverla a su estado anterior mientras la marca estaba en pleno inicio de cicatrización ésta comenzó a sangrar.

Tomé un algodón impregnado en alcohol y llevé una mano a los cabello de Otabek y lo acaricié suave y lentamente.

—No sentirás dolor.

Victor tenía una expresión que decía: "No quiero hacerte pasar por eso"

Y Yurio estaba a segundos de matarme por haberle sacado unas leves lágrimas a Otabek.

—Perdóname. —bajé la vista con un sentimiento lleno de culpa.

—Gracias. —alcé la vista y pude ver una hermosa sonrisa en el rostro de Otabek.

Un largo silencio reinó, y algo tímido decidí romper el hielo con la pregunta estrella.

—Yurio —lo miré intentando parecer firme y sin miedo— ¿Anudaste?

Victor me miró, luego a Otabek y finalmente todos miramos a Yurio.

—Sí.

Victor desvió la mirada al cielo, o tal vez qué cosa mientras yo me quedé en una intensa batalle de miradas con Yurio.

—Creí en ti, lo sabes.

—Lo siento.

—¡No! —exploté internamente—. La confianza es algo tan difícil de crear y tan fácil de romper.

Mi novio, el cual parecía estar sumamente enojado, ahora me observaba con una mirada que pedía a gritos que no dijera nada hiriente.

"No cuentes conmigo"

Me puse de pie, enojado, dolido y profundamente decepcionado.

—Otabek, ven, hay que revisarte.

Éste miró a Yurio para susurrar lo mucho que lo sentía y caminó junto a mí con cierta dificultad.

Victor se quedó con Yurio, probablemente para darle una gran, torpe e inexperta charla sobre sexualidad, responsabilidades y bebés.

Por mi parte, me mantenía sorprendido de tener a Otabek caminando a mi lado.

Llegamos a la habitación de Victor y le pedí que se desabrigara.

Todo era muy silencioso.

Corté varios cuadraditos de gasa y oculté su marca, la cual limpie más a fondo. Ésta era algo pequeña según yo.

Le di los mismos medicamentos que habían comprado y dejé que se recostara mientras yo me encontraba sentado en el borde de la cama, a su lado.

A diferencia de Yurio, Otabek no era arisco y explosivo. Era serio y sentimental, por lo que llevé una mano a su mejilla y la acaricié. Éste pareció disfrutar el cálido contacto.

—Dolió y mucho —dijo de pronto—. Pero fue con mi consentimiento, lo prometo. Por eso, no te enojes con él.

—Estoy decepcionado —suspiré dejando de acariciar su mejilla—. No es fácil, ¿sabes?

—Lo sé. Sé que un bebé implica sudor, sangre y lágrimas, literalmente. También sé que nos hemos precipitado un montón, tal vez pienses que sólo somos unos tontos, y sí, lo somos, pero... no sabes lo feliz que estoy. Sé que no lo demuestro mucho.

Me permití reír dentro de la seriedad del tema y Otabek intentó imitarme para luego seguir hablando.

—Yurio no tiene familia, un padre, una madre. Sólo los tiene a ustedes que no hacen más que el papel de "hermanos mayores". Un día hablando con él, se sinceró. "Quiero amar y quiero que me amen. Quiero proteger y quiero ser protegido". Ha sido la única vez que lo he visto llorar.

Sentí un par de sentimientos romperse dentro de mí.

—Fue la razón suficiente para querer tomar esta decisión y no me arrepiento de nada. —dijo acariciando su abdomen, el cual sabía no tardaría en crecer.

Pasamos una hora hablando de temas parecidos entre sí.

Otabek me hacía pensar un poco en mí.

Ese lado maternal y preocupado, era el mismo que yo sentía por Victor.

Aunque no sé si me arriesgaría a ser una incubadora humana por él tan joven.

—Yuuri, ¿puedo ver tu marca?

—¿Q-qué? —sentí el rubor en mis mejillas—. No tengo.

—Pensé que tú y Victor...

—¡No!

—Me siento algo extraño ahora... —admitió desviando la mirada.

Obviamente, no siempre te encuentras con un omega de dieciocho años que tiene su pareja destinada y aún es virgen.

—Aunque desearía tenerla...

Escuché un par de bolsas caer al suelo detrás de mí. Me voltee y pude divisar una caja de preservativos, supresores y medicamentos para Otabek.

Detrás de eso, Victor mirando totalmente sorprendido y un poco menos ruborizado que yo. Yurio a su lado sacaba la lengua. Qué hipócrita.

Sólo supe esconderme entre las sábanas junto a Otabek para aguantar la gran vergüenza y una larga conversación con Victor.

+Continuará

.....................       

¡Nueva portada! Esto se debe a que sólo queda UN capítulo, sí, sólo UNO para volver a la historia anterior y que las que me han seguido desde hace mucho puedan volver a esperar nuevas actualizaciones y no los reescritos <3. Espero les guste mucho y realmente espero no demorar en subir el capítulo 17, ya que quiero hacerle varios cambios~

•••

Por otra parte, lamento si han sentido que he dejado el fic de lado, bueno, no sólo este.
Varias me han mostrado su descontento diciendo que sólo me preocupo de "Dulce y etéreo"... y no. Es sólo que ese fic tiene capítulos cortos y sé me es más rápido (a veces) escribir y actualizar. Además ese fic está dentro de 2 concursos y creo que es válido que me preocupe por él.

En fin, espero les gustara el capítulo💖

Y pido encarecidamente, que NO HAGAN SPOILER NI INSINUACIONES DE LO QUE VIENE EN EL PRÓXIMO CAPÍTULO, por favor.

¡Gracias por leer, comentar y apoyar como siempre!

Las quiero millones. 💖

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top