C i n c o
Un rico olor a crema de fresas llenó mi nariz de manera agradable.
Mis brazos se estiraron en busca de aquello que desprendía tan rico olor. De pronto mis brazos encontraron algo suave y me aferré a aquello, entonces aquél olor se intensificó mucho más. Abrí mis ojos y lo primero que vi fue un blanco y delgado cuello mientras una respiración muy ligera chocaba contra mi frente. Entonces fui conciente de como Yuuri dormía apoyando su cabeza contra la mía mientras yo dormía en su pecho.
Sonreí mientras me acomodaba en mi asiento y apoyaba la cabeza de Yuuri en mi hombro para que pudiera seguir descansando tranquilamente.
Miré a mi padre que nos miraba con una leve sonrisa en su rostro y una taza de café descafeinado en su mano.
—Realmente es como lo habías descrito.—dijo mi padre de pronto, logrando con esto sacarme con una sonrisa.
—No había necesidad de mentirte. —repliqué.
—Lo debes querer mucho para querer llevarlo a Rusia, ¿no?
—Creo que va más allá, padre. Es lo más preciado que tengo.
—Entonces puedo suponer que sabe de tu amiguito.—ladee la cabeza en son de curiosidad.
—¿Amiguito? Si te refieres a él, pues no. No es como que él sea muy amigable conmigo para llamarlo "amigo".—dije mirando a Yuuri, que aún dormía a pesar de la luz fuerte que llegaba a su pálida cara.
—Tienes razón. Ese niño es muy agresivo para tener ocho años.—dijo riendo bajito al recordar la personalidad de Yurio.
Yurio era el hijo de una vecina nuestra, la cual también ayudaba a papá a decorar ramos de flores de vez en cuando.
Yurio es un niño de ocho años, lo conozco desde que nació, pero jamás ha sido bueno conmigo. Es gruñón y llora por todo. Pero a pesar de eso, él ha sido una pequeña molesta compañía que no tenía.
—Victor, tengo frío.—dijo Yuuri resfregando sus manitos una con la otra intentando crear calor.
—¡Es porque estamos llegando a Rusia!— dije mientras encerraba sus manos con las mías que eran un poco más grandes y a la vez más cálidas.
—Estoy nervioso...—Yuuri miraba nuestras manos.
—¿Por qué?—pregunté buscando su mirada.
—¿Dormiré solo?
—Una pregunta no se responde con otra pregunta. —dije riendo mientras juntaba mi frente con la de él con un poco de fuerza, como un leve golpecito.
—Tengo miedo de congelarme.—dijo con un puchero que logró derretir mi corazón.
—Nunca dejaría que eso pasara. Si quieres puedes dormir conmigo, ¿cierto?—dije mirando a mi padre que comía un tazón de enselada.
—Claro, por qué no.—respondió llevando el tenedor a su boca.
Yuuri suspiró totalmente aliviado y yo sólo me limité a reír por esto.
Las horas pasaron rápidas mientras jugabamos algo que recomendó Yuuri. El juego consistía en que uno de los dos tenía que poner sus manos con las palmas hacía abajo y tenía que esquivar los golpes que daba el otro. Este juego nos dejó con las manos bastante rojas y calientes, así no nos quejamos más del frío y nos reímos bastante.
Entonces un parlante comenzó a sonar avisando que en pocos minutos aterrizariamos.
Él miraba la ventana asombrado por la vista más nítida de la cuidad de San Petersburgo mientras yo me dedicaba a mirar la hermosa vista que tenía de la persona sentada a mi lado.
Yuuri quiso bajar primero que nosotros dentro de su adorable emoción. Pero ni mi padre ni yo contamos con que la escalera estuviera un poco húmeda y Yuuri terminara pasando de largo cayendo en el duro cemento sobre sus glúteos.
Corrí escalera abajo lo más rápido posible y lo levanté intentando ser cuidadoso. Iba a preguntarle si estaba bien, pero un inminente llanto me dió una rápida respuesta.
—Ya pasó...—decía mientras acariciaba las palmas de sus manos que habían quedado con unos leves rasguños. Mi padre por su parte, buscó desesperadamente un pañuelo con el cual limpiar sus lágrimas y moquitos.
—¡Me duele mucho!—decía Yuuri mientras terminaba de secar sus lágrimas.
—¿Dónde duele?—pregunté con preocupación mientras nos dirigiamos a buscar nuestras maletas.
—Aquí...— dijo apuntando sus glúteos, entonces noté que tenía un polvillo blanco. Me pregunté mil veces si debía ayudarle o no.
—Yuuri... Tienes el pantalón sucio.
Comenzó a sacudir una y otra vez pero en cada una de las sacudidas se quejaba del dolor. Aunque tenía justificación ya que había caído realmente mal.
Recordé que llevaba un abrigo dentro de mi bolso de mano.
—Esto te ayudará. —dije mientras me ponía frente a él y anudaba las mangas del abrigo por delante, logrando tapar el pantalón sucio y así también podría amortiguar un poco el dolor al sentarse.
Al terminar levanté mi pulgar y Yuuri sonrió.
—¿Aún tienes frío?—pregunté mirando a Yuuri, el cual miraba todo mi hogar. Era grande, lo sé, pero sus ojos parecían ver una mansión—. Yuuri...—insistí.
—No tanto. Tu casa es calentita.—dijo cuando su mirada se desvió a el lugar donde estaban las fotos familiares, y por supuesto, fotos mías de bebé. Quise correr para evitar que las viera, pero cuando lo quise él ya tenía una foto mía entre sus manos.
—Parezco niña, lo sé.—musité.
—No lo pareces. Eras muy bonito, como ahora.—su mirada estaba concentrada en la fotografía, lo suficiente para notar lo que él mismo había dicho, de todas formas una sonrisa adornaba su rostro.
Mi corazón se aceleró de pronto, entonces llevé mi mano a mi pecho intentando detenerlo.
¿Qué me pasa? Últimamente esto me pasa muy seguido. Pensé asustado.
—Chicos, haré chocolate caliente, ¿quieren?—preguntó papá, su voz llena de seguridad faternal logró que mi pulso se normalizara.
—¡Claro!—dije sonriente mientras me acercaba a la cocina y sacaba tres tazas para esperar ansioso por aquél delicioso líquido.
Me voltee unos segundos y vi a Yuuri pasando su dedo índice por una fotografía mía. Sus ojos brillaban como si estuviera viendo lo más hermoso del mundo. Entonces comprendí que estaba mirando esa fotografía.
Una vez listo me acerqué a Yuuri y le hice una seña para que me acompañara con sus cosas. Subimos al segundo piso y le señale lo que contenía cada habitación. Le recordé que tendría su propia habitación, pero así también le recordé que el hecho de que no me molestaba para nada dormir con él en mi habitación. Finalmente entramos a mi habitación.
—Tú cama es el triple de la mía.—dijo Yuuri mientras abrazaba una almohada y daba vueltitas en mi cama.
—Pero es aburrido si es sólo para mí...—comenté.
—¡Pero ahora estaré yo!—dijo Yuuri acercándose a mí para tomar su chocolate caliente.
Eran alrededor de las nueve de la noche y nosotros nos entreteniamos jugando con distintas cosas, como lo hacíamos generalmente en la escuela. De pronto Yuuri vió el teclado que tenía rigurosamente escondido en mi habitación.
—Nunca dijiste que sabías tocar algún instrumento...—susurró.
—No es algo que se me dé bien.
—Aún así... Toca un poquito para mí, ¿sí?—me estaba haciendo unos ojitos muy tiernos. No pude negarme—. ¡Puedo cantar "twinkle star"!
—Está bien...
—¡Victor, la última parte fue hermosa!—sus ojos me miraban aún sorprendido por lo sucedido y una gran sonrisa adornaba su regordeta carita.
—Tu canto también fue hermoso.—dije sonriendo en mi característica sonrisa de corazón.
—Niños, es hora de dormir...—dijo papá, que nos miraba desde el marco de la puerta con una cámara en sus manos.
—¿Y tú?—pregunté con un semblante serio.
—Sabes que debo trabajar, Vitya.—dijo intentando con todas sus fuerzas sonreír para nosotros—. En fin, Yuuri, ¿deseas que te pase algunas mantas de más para el frío?
Yuuri miró el piso pensativo, pero finalmente negó con la cabeza y luego pidió las gracias. Finalmente papá se fue dándonos las buenas noches.
—Victor, voltéate un momento.—pidio Yuuri. Ambos nos dimos vuelta y nos pusimos el pijama rapidamente. Apagamos las luces y saltamos a la cama pero Yuuri tuvo dificultades por lo que tuve que ayudarlo a subir. Nos metimos a la cama y él se acurrucó automáticamente a mí.
—Yuuri, tus pies están fríos y hacen cosquillas...—dije mientras me reía bajito.
—Perdón...—se alejó de mí pero velozmente lo atraje hacía mí.
—Yo te daré el calor que te hace falta.—sentí como los brazos de Yuuri me rodearon la cintura y finalmente terminó acurrucado a mi pecho—. Tal vez así serán las primeras noches juntos, luego dormiremos por separado.—pensé.
Estaba cayendo al dulce país de los sueños cuando sentí la voz de Yuuri entre todo el ameno silencio.
—Victor...
—¿Yuuri?
—Estoy feliz de haber aceptado venir aquí.
Busqué su rostro, pero fue algo casi imposible ya que este yacía escondido entre mi pijama y las suaves sábanas.
—Yo también estoy feliz de que estés aquí... conmigo.
Yuuri salió de su escondite y me sonrió de manera tierna. En sus ojos se reflejaba el sueño pero parecía negarse a dormir.
—¿Por qué no duermes?—pregunté.
—Siempre se me ha dificultado dormir, y con el frío es más difícil.
—¿Y cómo logras dormir regularmente?
—Te vas a reír...—dijo riéndose.
—No lo haré. Dilo.—sonreí.
—Mamá me acaricia hasta dormirme. Me da vergüenza.—sentí como sus mejillas emanaban calor.
—Si quieres puedo hacerlo en su reemplazo...
—Pero tengo nueve años...
Lo callé con una caricia en su mejilla. Estaba sorprendido pero rapidamente se relajó, y es que el sueño se lo estaba llevando. Luego acaricié su cabello, mis dedos recorrían sus suaves y cortas hebras de manera dulce, con esto logré que cayera totalmente dormido, dándo silenciosos ronquidos.
¿Debería?
Asustado despejé su frente y posé mis labios sobre esta.
Mi corazón me impedía dormir por mi cuenta, pero de todas formas caí rendido al calor y cariño que Yuuri me proporcionaba y me dormí.
Desperté gracias a la dulce voz de mi madre, que al parecer había llegado hace poco, aún siendo las seis de la mañana.
—Vitya, cariño, te dejé un regalo a ti y a Yuuri en el comedor. Avísame si te gusta para volver a traerte.—dicho esto, besó mi frente y ordenó mis largos cabellos para luego volver a irse de viaje.
Yuuri despertó por el sonido de la puerta.
Se sentó casi como robot sobre la cama y comenzó a resfregar sus ojos con las mangas de su pijama, las cuales eran algo largas. Aquello lo hacía ver demasiado tierno y vulnerable.
—¡Buenos días, Yuuri!
—Buenos... días, Vitya...—dijo con la voz somnolienta.
—¿Vitya?
Sus ojos se abrieron rapidamente y luego sus manos taparon su rostro, escondiendo su rubor.
—Es raro escucharlo de ti...—rasqué mi mejilla—. Pero es lindo.
Luego de que Yuuri despertara completamente, nos pusimos de pie y caminamos a la cocina, encontrándonos con un pastel de moras sobre la mesa. Velozmente buscamos algo en que servirnos y comenzamos a comer.
—¿Vkusno?—preguntó Yuuri.
—Sí, vksuno.—respondí riendo.
De pronto el timbre sonó y le dije a Yuuri que se quedara en su lugar, ya que si habría la puerta a las siete de la mañana probablemente se congelaría.
Al abrir la puerta tuve que mirar hacía abajo para ver a la persona que acababa de tocar el timbre.
—Pastel.
—¿Sólo viniste a eso?—pregunté ladeando la cabeza.
Su cabeza de movió en forma de afirmación.
Cerré la puerta dejándolo entrar. Este entró directamente a la cocina, subiéndose con dificultad sobre la silla.
—Mínimo saluda a la visita.—dije mirándolo molesto. Luego mi vista cambió rapidamente al ver a Yuuri que se acercaba hacía nosotros.
—Hola...—dijo Yuuri mirando al más pequeño.
Yurio miró a Yuuri unos segundos para luego bajarse de la silla y correr hacía él y abrazar sus piernas debido a la obvia diferencia de estaturas. Yuuri me miró sin entender nada, pero luego se dejó estar y comenzó a acariciar el gorro de lana que llevaba Yurio.
Finalmente Yuuri terminó dándole de comer a Yurio con un tenedor, lo cual era realmente adorable, ya que Yurio aparentaba menos edad de la que realmente tenía.
A pesar de que Yurio no le decía nada a Yuuri y viceversa, ambos sonreían bastante.
+Continuará
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La primera vez que escribí este capítulo dejé un par de aclaraciones, así que decidí también ponerlas aquí ahora que estoy reescribiendo.
🍃°El padre de Victor es Omega. Sí, él lo tuvo en el vientre y le dio lechesita cuando Vitya era un bebé. 💕
🍃°No habrá Yuuyu. 🐱
🍃°La vez anterior dije que quería que vieran las demostraciones de amor entre ellos como algo inocente, ¿recuerdan?. Aquello hizo mucha polémica, así que no lo tomen en cuenta. De todas formas me río mucho con sus comentarios amantesdelshota xDD.
🍃°Para las antiguas, ¿notaron lo que agregué?. Misterios por aquí, misterios por allá. 😶
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¡Gracias por leer, comentar, apoyar y votar!💖
Por cierto, nunca he hecho esto, pero si quieren pueden agregarme a Facebook, no muerdo y no crean que porque escribo soy famosa o algo así xDDD. Digo esto porque he creado lindos lazos de amistad con un par de lectoras y creo que es algo súper bonito.
En fin, las quiero muchito🐷.
🌸💜🌸
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