La nota.

Este capi va dedicado especialmente a Britger26 fans de la historia y gran compañera y a mis nuevos y queridos lectores EmelyR02 memento99 MisteryGirl024 Caramelo_Rosa97

Johanna llevó su mano al cinto de armas, aunque aún no se había decido cuál usar, pues no sabía exactamente qué clase de peligro estaba del otro lado de la puerta, pero era notorio que no se trataba de un mundano que venía a una simple consulta de brujería. Sus instintos se lo decían de antemano.

Astrid giró la perilla de la puerta con precaución y esta comenzó a abrirse lentamente.

Para sorpresa de las mujeres, no había nada, ni nadie del otro lado, excepto un montículo ceniciento apilado en el suelo, y sobre aquel un trozo de papel con las esquinas ligeramente consumidas por el fuego.

La bruja se agachó para recogerlo, mientras las motas de ceniza flotaban a su alrededor a causa del movimiento. Johanna se colocó sobre su hombro para ver lo que estaba escrito. Aunque el mensaje era escueto, la caligrafía era refinada, con trazos largos y delicados. En el se leía:

"Tenemos a Jen. Si quieres verla con vida ve a verme en cuanto recibas el mensaje, y hazlo sola."

Lo que sucedió después fue un ataque de risa por parte de quien era la dueña originaria del cuerpo, seguido de un fuerte reproche por parte de su huésped.

—¿Podrías calmarte y dejar de reír como psicópata? ¡O al menos comparte el chiste, así nos reímos todas!—dijo Johanna.

Julieth, por su parte, se reía doblemente, a causa del mensaje y porque por primera vez era la otra la que requería explicaciones y estaba en ella querer brindárselas o no. Aunque no se haría negar por mucho rato. Las palabras pronto le salieron en voz alta, de modo que Astrid también la oyó.

—Lamento mi repentino ataque de risa, sobre todo porque pretendía ser una risa falsa—aclaró. El tono sardónico era evidente, esta vez —. En realidad no estoy feliz con esto—dijo Julieth sacudiendo el trozo de papel, tomando control de las funciones del cuerpo. Aquel estaba mancillado, arrugado, en el interior de su puño cerrado. Su corazón latía desenfrenado y era evidente que la adrenalina se había disparado porque Johanna reconoció un sutil temblor en su mano. July se apoyó en la pared, e intentó relajarse. Miró a Astrid cuando habló, a pesar de que eran dos las interlocutoras—. Parece que alguien me está haciendo una mala broma—musitó al fin— Alguien que me conoce, porque si no ¿cómo sabría quién es Jen? y a demás ¿cómo sabría que su amenaza me causaría mal estar?

"Ohhh" Fue la expresión mental de Johanna. Por esta vez July la había dejado sin palabras. En cambio, Astrid exigía mayores explicaciones que esas y se lo hizo saber.

—¿Quién es Jen?—preguntó la ojiverde lanzándole una mirada inquisitiva y supo la respuesta aun antes de que ella se la otorgara.

July lo adivinó por la expresión de su rostro y el brillo de sus ojos e igualmente dijo:

—Ella era mi prometida, pero no la veo hace dos años—decirlo en voz alta le produjo cierto alivio.

Julieth no hablaba de Jen, no desde hacía año y medio casi, cuando se cansó, y cansó en el proceso a su familia y amigos, de tanto mencionar su nombre y rememorar su fallida historia. Y cuando al fin pudo despojarse del inmenso amor que profesaba por ella, y a la vez cuando enterró su dolor por aquel trágico final que habían tenido, pudo vivir perfectamente sin hacer mención de ella, sin recordarla.

Incluso había empleado eficaces tácticas de supresión mental, relegando, reprimiendo el recuerdo de su viejo amor, enviándolo a los recónditos laberintos de su mente, sellandolo con invisibles candados para que no salieran a flote...hasta que su huésped llegó para revolver todo en su interior. Era eso, o quizá fuera que su recuerdo resurgía porque era lo único a lo que quería aferrarse ahora que el verdadero final se acercaba.

—Ya veo...pero aunque no la vieras hacía tiempo, ¿por qué dices que esto es una broma? ¿Dudas que pueda estar en peligro? –inquirió Astrid y sembró la duda entonces, o quizá disipó aquel sentimiento de negación que Julieth tenía instalado, acerca de que era imposible que ella sufriera algún daño, como si Jen fuera invulnerable. Pues así siempre le había parecido. Fuerte, fría, inquebrantable. No como ella, que aunque mostrara una fachada resistente, por dentro se quebraba con la facilidad de una rama seca.

—No creo que corra más peligro del que todos corremos ahora. Aunque...—ahí estaba, la duda la empezaba a carcomer por dentro. ¿Podría ser acaso que alguno de sus enemigos, a los que ni siquiera conocía, hubiera indagado sobre su vida y averiguado quien era Jen y usado su nombre para atraerla a una trampa y así destruirla? Porque si lo pensaba bien, y ahora estaba pensando con mayor frivolidad y calma, era más fácil atraerla que perseguirla.

—¡Justamente eso pasa!—siseó Johanna en su mente—. Ahora que te diste cuenta de que es una trampa, podemos olvidarlo y seguir con el plan de salvar al mundo— añadió sin miramientos, destilando sus palabras ponzoñosas.

—¡También podría ser que enserio la tengan prisionera y este en mis manos salvarla!—puntualizó July, siguiendo con su debate interno, pero manifestándolo en voz alta—. Astrid, ¿hay algún modo de saber quién escribió la carta? ¿Puedes decirme si es fiable?—le tendió el papel, suponiendo que era una buena forma de poner a trabajar su lado perceptivo. Por lo que ella sabía los objetos contienen una gran energía de sus propietarios o portadores.

La bruja negó sin embargo, antes de tomarlo.

—No lo necesito, aquel montículo de cenizas—hizo una señal hacia este—, era antes un vampiro. Lo sé porque en eso se convierten los hijos de la noche cuando intentan vulnerar mi domicilio. He colocado hechizos protectores contra ellos, así como también contra otros enemigos—explicó—. No puedo decirte si el contenido de la carta es fiable con solo tocarla, pero si Jen aún sigue siendo importante para ti y quieres salvarla, al menos te puedo decir dónde encontrar al clan al cual pertenecía el hijo de la noche—ella se inclinó para recoger otro objeto del montículo ceniciento. Se trataba de una especie de dije, o amuleto con la forma de un pentagrama y una cruz invertida en el centro—. Esta insignia representa al clan de David. Su nido está en la zona fabril del Río Este.

Antes de que Julieth pudiera responder, Johanna ya había empezado una severa protesta mental y movía frenéticamente la cabeza de un lado al otro en rotunda negativa, interfiriendo en el control del cuerpo, mientras se cruzaba de brazos y Julieth los descruzaba.

—¡No te atrevas! Ya habíamos hablado de que nuestro tiempo es demasiado escaso y debemos ir a la guarida de la secta oscura. Además tú no sabes a lo qué te enfrentarás allí. David es de los peores subterráneos que conozco...

—¡Tú puedes defenderme!—alegó July, quien evidentemente ya había tomado una decisión— Sabes pelear, y unos cuantos vampiros no significarán nada para ti. Además por más escasas de tiempo que estemos no te estoy pidiendo permiso, iré aunque nos destrocemos el cuerpo en el camino.—terció— Necesitas de mí para moverte y sabes que puedo ser un fastidio sino coopero de buena gana.

—¡Eres un jodido fastidio ahora! ¡¿Qué no oíste lo que dije sobre David mujer?! ¡Pensé que ya habías superado lo de esa tipa, pero ahora me doy cuenta que no tienes palabra!—le espetó enfurecida.

Aquello era cierto y no. En parte, Julieth seguía sosteniendo que había superado lo de Jen, la primera perdida, pero eso no implicaba que estuviera lista para soportar una segunda. Si estaba en sus manos salvarla lo haría.

Como si leyera sus pensamientos, y de hecho lo hacía, la otra dijo.

—¡No importa si la salvas ahora, porque todos moriremos en unos días si esto sale mal y nos matan antes de que podamos dar con el libro de Enoc, que por cierto no está en Dumbo!

—¿Cómo lo sabes? —replicó la otra—.  Podría ser que lo encontremos justamente en la guarida de David y no en la que tú quieres ir —cuestionó, pero en el fondo sabía que si aquello era una trampa para atraerlas y capturarlas, y de hecho, había un 90% de posibilidades de que así fuera, lo que decía era muy improbable.

—Tú sabes por qué—dijo Jahanna con disgusto—.Vamos hacia una muerte segura.

—Entonces intenta que no nos maten—puntualizó Julieth. Estaba actuando de manera imprudente, pero no podía abandonar a Jen.

Aquellas fueron sus últimas palabras, pues estaba decidida, y aún bajo la presión de su huésped y su berrinche interno no cedería.

Al final Johanna, cansada, se replegó a otro rincón de la mente. Estaba ofuscada, y aunque ya no pelearía con su anfitriona tampoco colaboraría. Astrid entre tanto ya había preparado todo para su salida.

—Cof cof...—tosió adrede la bruja—. Si ya terminaron toda esa discusión esquizofrénica señoritas, creo que es hora de ir por Jen—señaló, haciendo notar que ella también formaría parte del rescate—. Cuando antes la saquemos de la asquerosa guarida de vampiros, antes podremos seguir con nuestros planes. Y tú Johanna tendrás que acomodarte a la nueva situación, pues voy a ayudar a tu anfitriona por tres razones fundamentales —empezó a enumerarlas con los dedos—Primero, se trata de salvar la vida de alguien importante para ella. Segundo, es lo que cualquier individuo con un poco de empatía haría por otro y tercero y más importante, ella me agrada. Es la única anfitriona que has tenido que me ha dado el placer de verte cabreada—soltó una amplia risotada y luego le tendió un abrigo a una sonriente Julieth—. En la zona febril de Dumbo hace más frío que aquí, por el efecto del río—explicó y con esas palabras partieron a su destino.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top