Capítulo 14 - Impulsos

Capítulo 14: Impulsos.

No estaba segura a qué hora Claire había regresado o cuando Blaine había decidido irse. Su boca cayó abierta al observar que eran cerca de las once cuando despertó y para ese entonces ya todo parecía haber regresado a su ritmo. No entendía como había podido dormir tanto cuando Claire había llegado cerca de media noche y parecía tan fresca como una lechuga mientras hacia el desayuno.

―Creo que no me equivoqué al pensar en ti como la bella durmiente ―se burló la castaña al verla cruzar el umbral de la cocina.

No entendió de donde salió el pensamiento pero se encontró envidiando la facilidad con la que su hermana podía manejar su cabello. Anteriormente Claire había tenido el cabello dos tonos más oscuro que el de ella pero cuando la vio en el hospital su hermana había decidido teñirlo de un color rojizo.

Gruñó en un intento de concentrarse. Se distraía con facilidad porque le daba la bienvenida a cualquier cosa que mantuviera sus pensamientos lejos de la pesadilla que había tenido.

―¿Estás bien?

―Todos tienen una afición a preguntarme eso últimamente ―suspiró cansada.

―Será probablemente porque no luces bien ―detuvo su trabajo con el desayuno para mirarla fijamente. Ashley casi se sintió intimidada ante ella―. ¿Qué está mal, Ashley?

―¿Además de la razón por la que vine aquí? ―se encogió de hombros―. No lo sé, y si te soy sincera aun no quiero pensar en eso. Un problema a la vez.

―¿Eso quiere decir que ya no estás interesada en recordar?

―Claro que no. Cualquier recuerdo que venga será bienvenido solo que no estoy concentrada en eso a este momento. Necesito resolver el asunto de Nathan y Jeff primero.

―Entonces hablemos sobre eso. ¿Qué es lo que estás esperando de todo esto? ―su mirada fija le dijo que no habría escapatoria para esa pregunta así que suspiró.

―Si te soy sincera, no lo sé. Necesitaba alejarme porque me sentía abrumada. Creía que las cosas estarían bien con Nathan tan pronto estuviera todo lo demás en orden y fui a cometer la estupidez de besar a Jeff. Me pregunto si podría haber seguido viviendo en la ignorancia.

―¿Realmente te hubiera gustado eso?

―La pregunta del millón, Claire. Lo que realmente me gustaría saber es qué demonios pasaba por mi cabeza antes del accidente y cuáles eran mis motivos. Hay partes de este rompecabezas que se llevó mi antiguo yo ―apoyando las manos sobre la barra del mesón miró a su hermana continuar con el desayuno―. ¿Crees que hay alguna manera de presionar mis recuerdos?

―Creo que necesitas estudiar tus sentimientos.

―¿Cómo lo hago?

―Eso es lo que debes averiguar ―echó un vistazo en su dirección antes de servir el plato y entregárselo―. Lo que tienes es que tomar el tiempo que pasas aquí para hacerlo.

―Más fácil decirlo que hacerlo ―murmuró y se metió un bocado de tocino a la boca. Masticó y tragó antes de volver a hablar con un cambio de tema―. ¿Cómo te fue con tu jefe? Ni siquiera sé cuando llegaste o cuando se fue Blaine.

―Ese es otro tema que me devuelve a ti ―Ashley se sorprendió con esa afirmación―. Cuando llegué, Blaine se encontraba despierto para hablar conmigo. Me dijo sobre la pesadilla que habías tenido aun cuando dijiste que solo pensaste que te estabas cayendo.

―Lo hacía ―intentó defenderse pero su hermana no le creyó.

―Él dijo que te veías asustada y aturdida pero no quiso presionarte. Esta mañana esperó para hablar contigo pero tenía clases así que le dije que podía dejarlo para después.

―Hablando de eso, ¿por qué no estás tú trabajando? ―intentó desviar el tema.

―Mi jefe me dio el día libre por la ayuda de ayer ―respondió con perspicacia pero no mordió el anzuelo―. ¿Qué fue lo que soñaste?

―No es nada. Más es el hecho de que mi mente pueda crear una escena tan realista de algo tan espantoso ―se encogió de hombros en un intento de restarle importancia pero ni ella misma lo creyó―. Solo lo tuve una vez más antes de ayer. Al principio me encuentro en la oscuridad absoluta y cuando me muevo para intentar buscar la luz me doy cuenta que estoy atada. Anoche hubo un nuevo elemento. Escuché la voz de un hombre.

―¿Le has contado a alguien sobre esto? ―su voz seria.

―No, ya te dije que no tiene importancia. ¿O sí? ―la miró con suspicacia.

―No debería ―se apresuró a negar―, pero quiero que me cuentes si se vuelve a presentar, ¿sí?

―Está bien ―aceptó porque no estaba segura de que volviera a tenerlo o más bien esperaba que no volviera a hacerlo.

―Bien, termina tu desayuno. Iré a hacer una llamada, saldremos después para despejar tu mente.

―Suena bien.

Observó a su hermana alejarse y luego decidió que lo mejor sería concentrarse en su desayuno. Una cosa a la vez.

****************

Al salir de aquel edificio no obtuvo la sensación que había esperado. Pensaba que hablar con la Dra. Sullivan le quitaría un peso de encima pero no podía dejar de pensar en la llamada que había recibido de Claire esa mañana.

Se había despertado sintiendo la casa vacía. Desde que Ashley volvió del hospital se había acostumbrado a su presencia en las mañanas y cuando volvía del trabajo. Incluso cuando había estado evitando hablar con ella podía contar con el simple hecho de tenerla bajo su techo. Ahora que se encontraba en Los Ángeles lo único que podía hacer era preguntarse en qué estaría pensando ella. Al ver que su hermana lo llamaba había tenido la leve esperanza de que fuera ella pero al contestar y comprobar que de hecho era Claire quien quería hablar con él lo había sacado de balance. Y luego estaba lo de su sueño...

Sullivan le había hecho contarle todo sobre lo que había sucedido con Ashley. Incluso aunque fuera en contra de la ética, la mujer entendió que aquella clase de recuerdos era simplemente mejor reprimir. No es como si Sullivan pudiera controlar qué pudiera recordar su esposa pero al menos no presionaría a ir más allá de lo debido.

Su mente aun se encontraba fuera de su cabeza cuando se sentó detrás de su escritorio. Una pila de documentos fue colocado frente a él por su secretaria la cual le recordó sobre la reunión que tendría esa tarde. Ninguna de esas cosas parecía penetrar en su cabeza porque su concentración hacía rato que se había perdido. Necesitaba hablar con Ashley, quería hablar con ella y fue casi irreal cuando observó su nombre en la pantalla de su celular junto a las letras «llamada entrante».

―Dios mío, Nathan, estuve a punto de colgar porque pensé que estarías ocupado... ―su voz sonaba apenada pero él no podía estar más contento de escucharla.

―Estaba distraído ―no era mentira, de hecho ella era la causante de su falta de concentración―. La verdad es que no pensé que fueras a llamarme.

―Yo, eh... tampoco lo pensaba ―estaba nerviosa―. Tuve el impulso de hacerlo y...

―No cuestiono algo que también me beneficia ―la interrumpió sin poder evitar la sonrisa que ahora mostraban sus labios―. Estoy disponible incluso si lo único que quieres decir es «hola».

―Dudo que tu vida sea tan poco interesante ―se burló aunque podía adivinar una sonrisa en ella también.

―Mi vida es más interesante cuando se trata de ti y ahora eres con quien hablo así que supongo que acabo de aumentar ese porcentaje ―su risa vibró desde el otro lado de la línea lo cual también la hizo reír.

―Mentiroso.

―Nunca miento en lo que a ti se refiere, Ashley ―hizo una pausa porque eso no era del todo cierto pero no podía decirlo―. ¿Cómo van las cosas en LA?

―Supongo que bien, es decir, estoy feliz de ver a Claire y Blaine...

―¿Pero? ―la instó a continuar cuando se quedó en silencio―. ¿Pasó algo?

―No en realidad ―otro silencio incomodo pero no presionó―. ¿Recuerdas cuando te conté sobre una pesadilla que tuve? La que te conté cuando discutimos.

Su cuerpo se tensó y su respiración se cortó. Él recordaba con detalle la sensación que había tenido al haber la posibilidad de que aquel recuerdo estuviera regresando. Su mano se apretó con fuerza alrededor del móvil pero se obligó a seguir escuchando, necesitaba saber con certeza qué era lo que estaba apareciendo en su mente.

―¿Qué sucedió esta vez? ―dijo finalmente en un tono de voz rasposa.

―Era algo parecido ―respondió a pesar de su voz y lo agradeció, lo menos que quería era asustarla pero entonces entendió que quizás era más fuerte su ansia por hablar de eso con alguien y eso lo hizo peor―. Esta vez escuché la voz de un hombre. Fue... muy real y...

―¿Qué dijo?

―«Compartirte no está en discusión»

Nathan dejó el teléfono a un lado porque una serie de maldiciones comenzaron a salir de sus labios. Lo que le contaba era muy parecido a lo que había sucedido en la realidad y bien podía ser un recuerdo más que un sueño solo que ella no lo sabía. La voz de Ashley se escuchó al intentarse comunicar con él por lo que volvió a tomar el aparato.

―Estas reaccionando igual que lo hiciste con la primera pesadilla ―recordó ella, ahora se notaba la duda y curiosidad―. ¿Qué sucede, es un recuerdo?

―¿Por qué lo preguntas? ―inquirió alarmado.

―Primero lo pensé porque tuve un recuerdo antes de esa pesadilla ―comenzó dudosa pero luego su voz adquirió un tono firme―, pero ahora tu reacción me hace cuestionarme si es o no realmente un sueño.

―No me gusta que sueñes ese tipo de cosas, eso es todo.

―¡No me mientas! ―espetó, ahora enojada―. No estoy loca y...

―¿Qué fue lo que recordaste? ―interrumpió de pronto.

―¿Qué?

―¿Qué fue lo que recordaste? ―repitió― ¿Por qué crees que fue un recuerdo?

―Yo... solo... ―tomó una respiración exasperada y luego su voz aumentó una octava―. ¿Sabes qué? Creo que fue un error llamarte. No vas a darme respuestas así que yo tampoco pienso dártelas.

Sin poder decir nada, se encontraba ante aquel sonido que anunciaba el final de una llamada. Lanzó el teléfono de nuevo en el escritorio sin importarle lo cerca que estuvo de resbalar por el borde y pateó su silla varios metros. Su cabello ahora era el objetivo de sus furiosas manos que no hacían más que exasperarlo.

La había jodido. En grande. Había estado esperando por volver a hablar con ella desde que se fue y cuando ella había dado el paso para contarle algo importante para ella solo había sido un idiota. Era cierto, tenía una razón para serlo pero ella no lo sabía y lo mejor era fingir que tener que explicárselo y además contarle lo que todos habían estado tratando de ocultarle.

Tomó con fuerza el borde del escritorio en un intento de mantener la compostura. Las cosas se le estaban saliendo de las manos y lo peor era que no había a quien culpar. El mundo no iba a detenerse por él.

―Sr. Armstrout, tiene una video-conferencia con el señor Yimoto...

―Cancélelo ―bramó, girándose para enfrentarla―, y cancele todo el resto de la tarde.

―De acuerdo, pero es la segunda vez que cancela con el señor Yimoto y no creo que...

―Dígale que lo llamaré para darle una explicación razonable ―se acercó a su silla para tomar el saco que descansaba sobre el respaldo.

―Como usted diga.

Salió tan pronto la mujer estuvo de nuevo en su escritorio y tomó el ascensor. Su mente no se encontraba en esa oficina y estaba a punto de ir a donde podía encontrarla.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top