En su momento pensé que no iba a poder controlar las ganas de querer volver a poseer tu cuerpo, pero aprendí a vivir sin el, como lo dice mi nombre sobrevivo y vivo al limite, cada momento, espacio, sonrisa, lagrimas, recuerdos, y viajes no solo de placer sino que también aquellos espirituales de los que te ayudan a saber ser mejor persona, a conocer tu verdadera identidad. ¿Por que siempre se debe depender de alguien? siempre me preguntaba eso hasta que se acabo y logre salir victorioso de ese golpe duro que a veces la vida te vincula y que se le denomina corazón roto, dicen que tu te enamoras una sola vez en la vida, ¿Crees tu que es así?

Pero ahora que no estas y mi cuerpo así como de la misma forma el alma, no te pertenecen, en estos instantes en que las noches podrían ser eternas sin ti ayudándome a conciliar el sueño, porque para que mentir, si pase largos meses queriendo tus besos de buenas noches, tu piel abrazando la mía cuando el frió era inevitable, así como también rechazar los abrazos en esas noches de verano que el calor era sofocante, aunque siempre terminabas apoyado en mi pecho, o despertar a tu lado y ver ese rostro que era un desastre por la mañana, disfrutar de las salidas, de los viajes o solo del otoño que aun es eterno para mi, pero ya no estas, solo de compañía tengo la luz de la luna, que por cierto es una maravilla apreciarla. 

Cuando voy por carreteras desconocidas hacia lugares nuevos, siento que en alguna intersección volveré a verte, a observar tu cara de bebe, sin barba, ese lunar cerca del labio que hacia que me volviera loco, y ya que estamos hablando de labios eran muy carnosos, tus besos suaves en circunstancias adecuadas y fugaces cuando era necesario, tus manos eran de otra galaxia cuando me tocabas, y aun así si te viera en aquel cruce quizás tu no quieras reconocerme, tal vez sea yo el que no quiera eso, puede ser que deseo despertar de esta ilusión que me hace perder el control. 

                                                                                                                                                        Andres Moy