Capítulo 14. Descubrir el amor

Al principio creyó que soñaba y luego se sintió culpable.

—Perdóname —Sollozaba con su rostro escondido en su pecho –... Perdóname.

—No tengo nada que perdonarte Preciosa.

—Pero te olvidé... no sé cómo pude...

Él soltó el abrazo para su rostro entre sus manos.

—Tú me salvaste... Jane, has hecho tanto por mí, y eso no fue tu culpa. Tú debes perdonarme por no estar ahí.

—¡Te extrañé tanto!

—Estamos aquí, juntos. Ya nada importa –Con su frente tocando la de ella le parecía que la pesadilla de todos esos meses habían sido solo eso: un mal sueño y nada más. La tomó de la mano y bajaron juntos a la habitación.

—¿Dónde estabas? ¿Por qué no me buscaste?

Mientras entraban en la habitación le comenzó a explicar lo que había pasado. Era una suite de lujo con todas las comodidades.

—Todo fue idea de Marshall, estaba seguro que Dina se delataría tarde o temprano, aún le faltaba una orden que cumplir.

—¿Matarte a ti? –Él asintió—. ¿Te usó como señuelo?

—Era la única forma de ponerle fin a esto de una vez por todas.

Jane frunció el ceño y agregó preocupada.

—¿No crees que te arriesgaste demasiado?

—¿Yo? ¿Cómo le llamas a interponerte en el camino de esa bala? Estaba seguro que morirías, no imaginas lo que fue verte ahí con esa herida...

—¡Lo siento! No estaba pensando, solo creí que no tendrías oportunidad, habías usado cinco dosis del inhibidor ¿Cuáles habrían sido las posibilidades de sobrevivir a un disparo?

—Ese no es el punto...

—¿Cuáles?

Hizo un gesto vago con la cabeza, murmuró con renuencia.

—Nulas.

—Lo imaginaba. Así que fuiste el señuelo, ¿Al menos resultó?

—Creo que aún hay unos cabos sueltos, me ordenaron mantener perfil bajo mientras terminan de eliminar hasta el último rastro de la empresa involucrada.

Ella miró a su alrededor la lujosa habitación.

—Esto no parece "perfil bajo" para nada.

—La habitación está a nombre de Habib.

—¿En serio? ¡Te dije que sería un guía muy útil! –Se rieron y luego él terminó su explicación.

—No me quedó más remedio que venir aquí y esperar que vinieras tarde o temprano. Y ya ves, aquí estás. –Jane volvió a recordar todo el dolor que vivió cuando sus recuerdos comenzaron a volver al ver su fotografía.

—¡Creí que estabas muerto!

Elrick la abrazó y trató de reconfortarla, debía haber sido muy duro para ella todos esos meses. Él lo supo porque Jeremy estuvo en contacto todo el tiempo con Verónica, pero ninguno de los dos podía revelar el plan antes de tiempo ya que podrían ponerlas en peligro a ellas también. Fue desesperante saber que ella estaba tan mal y no poder ir a buscarla, pero al fin ella misma había decidido ir hasta allí y pudo, por fin, acabar con esa horrible pesadilla.

Poco a poco el dolor fue cediendo y dando paso a la tan ansiada paz que necesitaba. Al sentir su calidez y respirar su aroma nuevamente recordó claramente lo que sintió la noche que la acorraló en el barandal del barco y tomó sus labios de aquella manera tan impetuosa. Fue igual que esa vez, la tomó por la cintura y la besó, la besó largamente, dejándola sentir todas las emociones que tenía hacia ella.

—No sabes cuánto deseaba estar contigo en un lugar como este –dijo sin ocultar el inmenso deseo que tenía de tenerla entre sus brazos.

—Ah, ¿sí? ¿Qué tienes en contra de nuestra romántica cueva en medio del desierto?

Deberíamos volver alguna vez.

—¿Qué? ¿Te refieres a ese lugar espantoso donde casi me muero? No creo que me entusiasme mucho esa idea –Volvió a tomarla por la cintura posesivamente–. Solo me importa tenerte para mí, aquí y ahora.

En verdad era un hermoso lugar, había música, flores frescas que esparcían un delicioso aroma y suaves sábanas blancas. No había más miedos, no había incertidumbre ni la sombra del Basilisco amenazando su felicidad. Solo el dulce sabor de sus besos, las enloquecedoras sensaciones que le provocaban sus manos recorriendo su cuerpo con ansiedad y pasión.

—¿Te dije que te ves como una diosa con ese vestido?

—No esperes que lo use muy a menudo.

—Puedes deshacerte de él ahora mismo si quieres.

—Creo que el que quiere deshacerse de él eres tú.

Soltó uno a uno la hilera de pequeños botones, conteniendo el deseo de romperlos todos de una vez, y deslizó sus dedos sintiendo la suavidad de la piel de la espalda que parecía de terciopelo del más fino.

Al explorar su piel y sentirla temblar ante sus caricias una impetuosa corriente eléctrica lo recorría haciendo que perdiera el control y se perdiera en su ternura e intensidad.

—Dime que nunca más me dejarás.

—Nunca... Te amo demasiado para estar lejos de ti.

Se dejaron embargar de las suaves y maravillosas sensaciones, reconociéndose sin presiones y con la libertad que habían ganado después de una larga lucha por el amor.

Meses después...

Jane parpadeó un par de veces para adaptar sus ojos a la luz de los reflectores y los flashes de las cámaras.

—¡Doctora Brown! ¿Cómo explica su anuncio de hace algunos meses de retirarse?

Ella sonrió y miró hacia varias de las cámaras para que pudieran tomar su expresión y respondió con toda tranquilidad, como había ensayado.

—Ese fue un anuncio apresurado, me alegra informarles que de hecho tengo planes para una próxima expedición muy pronto.

—Doctora, a todos nos tomó por sorpresa el rompimiento de su compromiso, ¿Cómo es su relación con el señor Patrick Mason?

—En realidad es muy buena, somos amigos. Es todo lo que diré.

—¿Y qué nos dice de su nuevo esposo?

Jane se dio cuenta que todos miraban la argolla matrimonial que llevaba en el dedo anular. Una amplia sonrisa se dibujó en su rostro, esa no era una sonrisa estudiada como las que les dedicaba por cortesía, esta sonrisa era auténtica y se sonrojó un poco. Aunque se habían casado en secreto en Egipto y pasado una luna de miel de ensueño en el oasis, cuando Marshall determinó que estaban fuera de peligro y volvieron a Nueva York fue imposible evitar que la noticia se esparciera como pólvora, fue idea de Patrick salirles al paso a los periodistas y aclarar las cosas de una vez.

—Puedo decir que soy muy feliz y que tuve mucha suerte de haber sido requerida para una misión de investigación en la que nos conocimos.

Desde el fondo del salón, Verónica le hizo una señal levantando los pulgares y él le sonrió para darle ánimos, se acercaban las preguntas más difíciles.

—Doctora Brown, ¿Cuando conoció a su actual esposo aún estaba comprometida con el señor Mason?

—Yo puedo contestar esa pregunta.

Jane, Verónica, Elrick y todos los periodistas se sorprendieron ya que no estaba en los planes que Patrick apareciera en la rueda de prensa.

Apuntaron sus micrófonos, móviles y cámaras hacia él mientras subía al podio y Jane le cedía su lugar.

—Les informo que la doctora Brown y yo rompimos nuestro compromiso de mutuo acuerdo antes del viaje que ella hizo a Egipto.

—¿Podemos conocer las razones de su rompimiento?

—Por supuesto, nos dimos cuenta que somos grandes amigos, pero nada más.

Siguieron haciendo más preguntas, algunos de ellos quitándose la palabra unos a otros. Patrick contestó sus preguntas con toda cortesía y hasta les pareció encantador y cuando parecieron estar conformes con el tema se retiró de manera elegante.

Jane volvió a sonreír de manera mecánica y siguió contestando algunas preguntas. Desde el podio vio cómo su esposo y su mejor amigo se estrecharon las manos antes que el primero abandonara el lugar.

—Doctora Brown, una última pregunta. De todos sus descubrimientos ¿Cuál diría que ha sido el más importante para su vida?

—¿El más importante? –Lo pensó un instante y bajó del podio, caminó por el pasillo central hacia el fondo del salón. Los flashes la bombardeaban casi cegándola, pero ella siguió y justo a la mitad del pasillo se encontraron.

Días más tarde...

—No recuerdo que hayas dicho estas palabras –Le dijo entregándole la revista que estaban leyendo. Sentados en el parque en otoño, disfrutaban de las primeras tardes frescas del año.

—Déjalos que escriban lo que quieran, no estaban del todo equivocados.

—Te tacharan de cursi, ¿No te importa?

—No creo que arruine mi carrera, además, así sabrán que estoy realmente loca por ti.

—Muy, muy loca, sí –La estrechó por la cintura–. Pero definitivamente, no más que yo.

La fotografía del beso salió en todas las portadas, una de las revistas más escandalosa la hizo acompañar del titular: "Jane Brown: Mi logro más importante ha sido... Descubrir el amor."

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