16
Kagome entró por las puertas de vidrio y miró alrededor nerviosa. Se veía elegante… muchos pisos vidriosos de brillante mármol, con un emblema de la agencia en un mosaico en el piso ante ella. Había muchas personas vestidas de traje y ropa formal… y aquí estaba ella en su pequeño vestido de verano con una chaqueta.
Se dirigió directo al mostrador. Estaba impresionada de que la recepcionista tuviera uno de esos pequeños audífonos para hablar que se veía como si estuviera hablándose a sí misma en vez de al teléfono. Levantó la mirada mientras Kagome se acercaba y sólo miraba a la joven un poco sorprendida. "¿Puedo… ayudarte?" ofreció ella.
"Hola, tengo información vital para la seguridad nacional," eso siempre prendía la campana.
La mujer abrió su boca, obviamente para decir algo a eso, cuando un repentino reconocimiento destelló en sus ojos al notar el golpeado rostro de Kagome. "Oye - ¿no eres esa niña de las noticias de las seis?"
Kagome asintió gruñona. Síp, su golpeado rostro había sido exhibido en las pantallas de TV en todos lados - y todos estaban llamándola loca y mentalmente inestable. Probablemente atontada después de una pelea de perras o algo.
"No dijeron que estabas loca-"
"¡Pero no lo estoy!" Interrumpió Kagome. "¡El Laboratorio Central de Ciencia ESTÁ usando individuos de prueba para sus investigaciones y me HICIERON esto cuando fui a obtener un poco de evidencia!"
"Puedo ver la evidencia."
Kagome le alcanzó un segundo juego de fotografías a la mujer, tranquila de tener un tercer juego con Inuyasha en casa de su madre, sólo en caso de que pasara lo mismo de la estación de policía.
La recepcionista hojeó las imágenes, sus ojos se abrieron un poco más. "Vaya…" ella se las regresó a Kagome y aclaró su garganta. "Creo que es mejor si te llevo con uno de los agentes."
"También quiero confidencialidad." Dijo Kagome mientras la mujer rodeaba el escritorio.
"Por supuesto."
"Sólo quiero hablar con uno o dos agentes - no quiero que todos aquí sepan." Dijo Kagome rápidamente mientras seguía a la mujer.
"Por supuesto."
"Bien." Murmuró Kagome y se permitió ser guiada por un corredor a uno de los altos agentes.
"Y ¿cómo es que eres el único que ha escapado?" le preguntó Yashira a su hijo al otro lado de la mesa.
Él miraba molesto su taza de te, sin comprender por qué estaba tan esquivo con esta mujer. "Aprendí que si deslizaba un trozo de ropa entre la cerradura en la puerta antes de que se cerrara entonces no se cerraría completamente y podría abrirse. Fue fácil escapar después de eso."
Esa fue una gran subestimación.
"Cómo encontraste a Kagome?"
"Ella me encontró, en una playa…" él no quería entrar en todos los detalles de sus problemas. "Me ayudó a recuperarme de mis heridas y todo."
Él levantó la mirada, notando que estaba mirándolo. "¿Qué?" preguntó sin rodeos.
"Nada… es sólo…" ella sonrió y alcanzó tiernamente para tocar su quijada. "Nunca imaginé que crecieras tan bien… hasta la primera vez que te vi ayer, siempre te había imaginado como el bebé que había perdido…"
El entrecejo de Inuyasha se arrugó. "Por supuesto que crecería." Remarcó.
"Pero pudiste haber muerto cuando tuvieras dos años y yo nunca lo hubiese sabido, ¿verdad?" ella dejó caer su mano, sus ojos aún cálidos y sonrientes. "No pude permitirme tener otro bebé después… después de todo lo que pasó…"
El rostro de Inuyasha se suavizó un poco. "Lo siento."
"No fue tu culpa - nunca fue tu culpa, Yasha." Ella había dejado la parte 'Inu' de su nombre por un tiempo… pero extrañamente no pareció importarle. Probablemente le recordaba mucho de lo que sería su verdadero propósito. Probablemente quería olvidar.
"¿Qué pasó después de que me alejaron de ti?" preguntó Inuyasha de repente.
"Bueno… me embarcaron de la isla y me entregaron mi fortuna y me dijeron nunca decir una palabra… y me contaron sobre una de mis colegas madre sustituta quien misteriosamente murió tan pronto como fue a la policía." Ella se estremeció. "Estaba asustada… lo admito… así que sólo tomé el dinero y me mudé de la costa a la ciudad donde esperaba que nunca me encontraran."
Inuyasha observaba la muestra de expresiones negativas en su cara mientras hablaba.
"Jugué con la idea de decirle a alguien lo que había pasado… e imaginé que de cierta forma, podría tenerte en mis brazos por primera vez." Ella se sonó e Inuyasha comenzó a tener otro ataque de pánico. ¡¿Por qué las chicas tenían que ser tan lloronas?! "Estuve considerando ir a la agencia… pero entonces ellos llegaron, diciéndome que estaban vigilándome… y podían ver lo que hacía cada minuto todos los días… eso me asustó… así que abandoné la esperanza… pero aquí estás…"
Ella estaba luchando por no llorar, pero su mentón estaba temblando y sus ojos brillantes. Yashira de repente se salió de su silla y fue a abrazarlo fuertemente, aferrándose a él como si fuera su salvavidas. Él fue tomado un poco por sorpresa y luchó por alejarla. Aún era una extraña para él. Nunca había pensado mucho sobre quién había sido su madre… después de todo… había tenido varias madres… por qué la madre sustituta importaría.
Pero se dio cuenta… había sido quien le dio vida… no estaría aquí si no hubiese sido por ella.
"Te he extrañado tanto… mi corazón se destrozó cuando te separaron de mi… te amaba tanto…" sollozó en su hombro. "Y aquí estás… crecido y fuerte y apuesto… y… y libre… y vivo y…"
Ella estalló en sollozos e Inuyasha sintió un nudo formándose en su garganta. 'No… no lloraré… no lloraré… no lloraré…' era una llamada, pero logró alejar la molesta sensación en sus ojos y abrazó a su madre quien se había derrumbado en sollozos más descorazonados.
Kagome se sentó pacientemente al final de una enorme mesa de caoba, golpeteando lentamente sus dedos contra la superficie de madera. Había estado sentada en lo que parecía una habitación donde se llevaban a cabo reuniones… y la recepcionista le había dicho esperar a los agentes. Aparentemente se reuniría con agentes superiores, con poca posibilidad de que fueran infiltrados. Sólo eran cinco de ellos.
De repente la puerta se abrió y cuatro hombres y una mujer entraron en el salón y comenzaron a tomar asientos sin tanto como una sonrisa en su dirección. Kagome escaneó cada rostro… cada uno se veía ordinario y muy de negocios… pero luego su mirada se congeló en el rostro del último hombre.
Era el Dr. Naraku.
La recepcionista entró después de que los cinco guardias hubiesen tomado sus asientos al extremo de la mesa. "Kagome Higurashi estos son nuestros agentes en jefe en nuestra organización." Ella los presentó uno a la vez. "El Agente Yasuro, el Agente Sesshomaru, el Agente Sakutaro, la Agente Kagura y el Agente Naraku."
Kagome no podía desviar sus ojos de Naraku quien estaba considerándola casualmente, como si realmente nunca la hubiese visto antes. Entonces… era un espía…
"Espero que te ayuden en lo que necesitas." La mujer sonrió y dejó la sala de reuniones.
"Entonces Srta. Higurashi," comenzó el agente Sesshomaru, aparentemente líder en esta pequeña organización. "Escuchamos que has tenido un poco de problema con un pequeño instituto de ciencia lejos de la costa."
Kagome se mantuvo mirando a Naraku. Aunque parecían inconscientes de dónde yacía su atención.
"Nos gustaría presentarte, Agente Naraku - él también es un doctor en ciencia y jefe del instituto al que te refieres." El Agente Sesshomaru no esbozó una sonrisa. "Y nos asegura que nada de lo que dices pasa en su instituto."
Kagome frunció sus ojos ante la desafiante mirada que Naraku le envió. No podía lastimarla aquí… no con tantos hombres alrededor… y le dio más coraje del que normalmente habría reunido sola en su presencia. "Está mintiendo." Sí. Eso fue tan lejos como el coraje de Kagome pudo salir en ese momento.
Unas cuantas sonrisas pasaron por los rostros de los agentes ante ella, todas excepto la de Sesshomaru. "Estamos muy seguros que no, Srta. Higurashi. Hemos ido a la isla muchas veces y aseguramos que la tecnología y la ciencia no han llegado tan lejos como para clonar humanos o crear ovejas. Es imposible… y puede no ser posible - sin ofender Naraku."
"En absoluto."
Kagome no pasó desapercibida la arrogante sonrisa en sus ojos, y frunció los suyos en respuesta. "Él es un espía. Les está mintiendo - sabe que si supieran la verdad los cerrarían o lo enviarían a prisión."
"Me ofende, Srta. Higurashi. Nunca la he visto antes, y ya esta diciendo cosas crueles sobre mi." Dijo Naraku fríamente.
"Quieres crudeza - ¡te daré crudeza!" Kagome se levantó.
"Siéntate." Dijo el agente Sesshomaru.
Kagome se sentó en su silla como si sus piernas hubiesen obedecido sus órdenes sin preguntarle primero.
"Creo…" comenzó Sesshomaru lentamente, casi apologético. "Que ha habido un malentendido aquí. Srta. Higurashi… no sé cómo supo de los laboratorios de Ciencia fuera de la costa… pero parece tener una pequeña contusión… tal vez sus golpes-"
"Sé lo que pasó." Interrumpió Naraku, mientras Sesshomaru le disparaba una mortal mirada. Kagome notó la fricción entre los dos agentes. "Hubo una explosión en mi isla… un accidente… asumo que algo de los escombros flotó por las aguas al continente donde Kagome Higurashi - de vacaciones en el momento, los encontró. Debe haberse lastimado después y parece haber encontrado su propia versión."
Pasó un momento antes de que la agente femenina hablara. "Parece un poco rebuscado." Dijo fríamente, considerando a Naraku con lo que podría haberse tomado como desprecio. Kagome estuvo dispuesta a sospechar que fue una profunda repugnancia.
"Rebuscado podría ser verdad." Uno de los agentes se encogió.
Kagome quedó boquiabierta. "¡No estoy mintiendo! ¡He visto todo con mis propios ojos! ¡Miren!" ella tiró las fotos sobre la mesa para que las miraran.
Las recogieron y Naraku resopló. "¡Falsificadas!" declaró él.
"¡No lo son!" protestó Kagome.
"Cualquier niño de cinco años con acceso a un programa de edición podría ser capaz de crear eso - y sospecho que eres buena con los computadores, verdad." Dijo él con ácido en su tono que sólo ella pareció escuchar. Sólo lo decía porque había sido lo buena suficiente para saber cómo imprimir las imágenes de vigilancia.
"Pero esas personas… criaturas en estas fotos…" la agente Kagura frunció.
"Sólo niños en Halloween, es todo." Despidió Naraku.
"Sólo lo dices porque no quieres ser descubierto." Siseó Kagome.
"¡Es suficiente!" El agente Sesshomaru se levantó de repente. "Nuestra agencia no será burlada, Srta. Higurashi, y tampoco a nuestros colegas científicos en las instalaciones del agente Naraku."
Kagome se calló. No iban a escucharla.
"Creo que es mejor si terminamos esta discusión e investigación aquí y ahora antes de que alguien resulte humillado." Sesshomaru les dio una significativa mirada. "Creo que debemos darlo por terminado."
Naraku se vio triunfante mientras dejaba la habitación, y los agentes salían uno por uno, Sesshomaru de último. Kagome levantó la mirada… no podía dejar volar este. "¡¿Agente Sesshomaru?!"
"¿Qué pasa?" él se giró despreocupado para encararla.
"Por supuesto que Naraku diría que es inocente sin importar qué… no puede abandonar esto sólo por lo que diga." Dijo Kagome urgente. "Por favor… Él dijo que nunca me conoció antes, mucho menos escuchó de mi, entonces ¿cómo supo que yo estaba de vacaciones en la costa? Y ¿cómo supo que era buena con los computadores?"
Eso tenía sentido, y un leve frunce se creó en el rostro perfecto de Sesshomaru. "Aún la evidencia que muestras no es concluyente."
"Pero no es falsa." Ella sacó algo de su bolsa bajo su nariz.
El agente tomó el pedazo de papel y lo desdobló. Era otra de esas imágenes que les había dado... pero contenía algo más sorprendente. Aunque estaba partida por la mitad y cuidadosamente unida con cinta, era obvio lo que mostraba. Parecía como una sala de partos… de un hospital. Un niño estaba siendo alejado de una madre quien estaba luchando por levantarse y seguirlo… y al fondo estaba Naraku, en la puerta, con una señal casi escondida tras él diciendo 'Laboratorio Central de Ciencias'.
"¿Qué es esto?"
"Es lo que pasa allá." Dijo Kagome rápidamente. "Por qué más un bebé nacería en un laboratorio… y luciría… escamas."
Sesshomaru tomó esto en silencio antes de doblarlo y guardarlo en su bolsillo. "Abres un fuerte caso… y creo… que tal vez tus temores no son sólo temores después de todo." Él sacó una tarjeta de su bolsillo y escribió en la parte de atrás con una pluma. "Este es mi número privado… llámame si necesitas algo. Mientras tanto, debo hacer una investigación privada en el laboratorio… no le informaré a nadie más de esto."
Kagome exhaló un tembloroso suspiro de alivio. "Gracias… no puedo expresar lo mucho que-"
"Entonces no lo hagas." Dijo él cortamente, luciendo medio aburrido. "Será mejor que te vayas a donde sea que vivas ahora. Está oscureciendo."
"Gracias." Repitió de nuevo y se fue, su ánimo más elevado de lo que había estado en mucho tiempo.
Por primera vez sentía que estaba yendo a algún lado… finalmente encontró a alguien que tenía un poder sobre el hombre que pensó no tenía igual en poder. Tal vez ahora estaba en camino de liberar a Inuyasha para bien.
Ella pasó una oficina y escuchó una voz familiar desde adentro. Pausó y retrocedió un poco para asomarse. Jadeó y se escondió cuando vio que era el Dr. Naraku… aparentemente en el teléfono… o hablando solo. Pero tenía la sensación de que tenía uno de esos dispositivos de manos libres.
"Sí… sí… hablo en serio… no… una advertencia… y el Inu… bien… y ¿la sustituta…? aún mejor… sí… sí…"
Kagome sólo pudo escuchar un lado de la conversación… y no tenía mucho sentido. Tampoco quería seguir alrededor de Naraku mucho más… el mal parecía irradiar de él en poderosas vibras… así que se fue rápidamente y comenzó su camino de regreso a la casa de la madre de Inuyasha.
Sesshomaru tenía razón, viendo que estaba oscureciendo rápidamente. Y al principio tuvo problemas en regresar a casa porque las calles lucían tan diferentes cuando estaba oscuro. Y lo que era peor… tenía esta punzante sensación de que alguien estaba vigilándola - lo cual era ridículo porque estaba sola.
Tomó el tranvía - el cual estaba menos concurrido en la noche que durante el día a hora pico y miró alrededor. Pero el vagón estaba completamente vacío… y aún se sentía inquieta. Una indeseada sensación cuando ahora se sentía tan animada.
Se bajó en la parada correcta, y se dirigió directo hacia la casa en la que se quedaba, ansiosa de ver a Inuyasha y contarle las buenas noticias.
Escuchó un ruido de botas en las piedras tras ella y miró sobre su hombro para ver a dos hombres siguiéndola de cerca. Los ignoró, y continuó su camino, resistiendo la urgencia de acelerar porque estaba asustada. Estaba siendo tonta. Y además, iban a pasarla.
Pero no la pasaron.
Dos pares de manos la agarraron rudamente y la empujaron fuerte contra la pared tan rápido que perdió su equilibrio y casi cae del agarre - lo cual no habría sido algo malo bajo esas circunstancias. "¡No tengo dinero!" dijo rápidamente.
"¡No queremos dinero!" dijo uno fríamente.
Otra idea aterradora se le ocurrió. "Y no piensen en violarme porque… porque realmente ¡soy un hombre!"
Uno resopló. "Sabemos que no eres un hombre."
¿Cómo lo sabían? De repente se sintió muy mal y la urgencia de vomitar era fuerte. Pero se dijo no ser una niña y resistir un poco más.
"Hemos sido enviados como mensajeros." Le dijo el otro.
"De Naraku mismo."
"Será mejor que no sea un mensaje de San Valentín." Dijo ella ligeramente. "Los odio…"
"Ahora vamos a hacerle una pregunta. Y si la contesta mal, vamos a cortarle la garganta aquí y ahora."
Kagome tragó. "En tanto como no sea sobre matemática… no hago matemática…"
"Eres Kagome Higurashi?"
"Uh… sí…" aunque tal vez no debió haber dicho eso.
"Bien. Naraku quiere que te mantengas lejos de la agencia. Dice que si continúas entonces te harás más daño que bien." Uno apretó su garganta fuertemente. "¿Entendido?"
Ella estaba sofocándose, así que asintió rápidamente.
"No corras a la policía, ¿escuchas? Porque lo sabrá al minuto que entres al edificio."
Kagome asintió fervientemente hasta que la liberaron. Comenzó a toser violentamente mientras los dos hombres se escabullían lejos.
En momentos como este deseaba que Inuyasha pudiera ser su guardaespaldas las veinticuatro horas al día, siete días a la semana, trescientos… no podían recordar el número de días en un año en ese momento.
Se enderezó, frotando su maltratada garganta y comenzó a regresar a casa… no estaba lejos ahora. Al menos estaría a salvo con Inuyasha.
Cuando llegó ahí, subió las escaleras hacia la puerta y golpeó… pero al segundo que sus nudillos tocaron la madera, la puerta se abrió… no había estado cerrada. Frunció y miró un momento antes de entrar. "Será mejor que sean más cuidadosos al cerrar la puerta, ustedes dos…"
Ella entró a la pequeña sala y frunció… no estaban ahí… "¿Hola?"
No hubo respuesta, y entonces notó de repente el estado de la casa.
Todo era un desastre.
Los muebles estaban rotos y tirados y las fotos en la pared o estaban rotas o tiradas en la alfombra. Libros y revistas estaban esparcidos por doquier, las páginas rotas, y los contenidos de los cajones esparcidos sobre todo. Kagome rápidamente corrió de habitación en habitación, intentando encontrar a Inuyasha o a Yashira, pero todo lo que encontró fue más destrucción… hasta que llegó a una horripilante vista en la cocina…
Había sangre… mucha… y estaba por todos lados. Impresiones de manos por las paredes y en charcos en el piso y en los gabinetes y mesa. ¿Pero de quién era? De Yashira o de Inuyasha?
Se habían ido… no había nada sino sangre y destrucción a su salida. Kagome pudo sentir su corazón apretarse dolorosamente y golpear enloquecido contra su caja torácica. Entonces vio una pequeña nota blanca que cuidadosamente había sido colgada en el refrigerador, y tenía huellas de sangre en ella. La tomó y la leyó. "Este es el precio que pagó por la libertad."
"No…" ella podía sentir su interior temblando de miedo. Sus manos estaban temblando violentamente y no podía ver bien… principalmente porque sus ojos estaban vidriosos con lágrimas.
Dejó escapar un ahogado sollozo y se hundió en el piso con más dolor emocional que físico. "¡No!" Estrelló su puño contra el suelo y gritó. Su puño se estrelló contra la sangre, haciendo que gotas mancharan su vestido y cara. Pero no le importó… nunca le importaría que fuera la sangre de Inuyasha… jamás…
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