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"Sólo está asustada, es todo." Le aseguró Kagome a Inuyasha mientras se dirigían hacia las oficinas de la policía de la ciudad. Él parecía más callado de lo normal.

"Lo sé."

"No te odia."

"No me importaría si lo hiciera."

"Sí te importaría." Dijo Kagome casualmente mientras se detenían en los escalones de la estación. "Bien… este es el plan - tú te quedas aquí, y yo resolveré esto sin madres."

"De acuerdo." Dijo Inuyasha planamente mientras se sentaba en los escalones.

"Y si alguien se te acerca y te pide dinero con un cuchillo - sólo dáselo." Ella sonrió. "O dale una paliza."

Él sonrió a pesar de sí mismo.

Kagome se abrió camino por las puertas y se dirigió hacia el escritorio - pero tuvo que esperar, porque muchas personas tenían problemas en esta ciudad. Pero finalmente llegó al frente con un poco de empujones y pestañeos.

"Hola… Me gustaría descubrir una enorme organización secreta del gobierno que ilegalmente está violando los derechos humanos en su investigación." Dijo Kagome casualmente.

"Sí… ¡siguiente por favor!" llamó el oficial.

"Espere - ¡hablo en serio!" Kagome estrelló un par de archivos en el escritorio. "Estas son algunas de las mujeres que han sido violadas - y hay cientos más - algunas han terminado muertas como resultado."

El hombre la miró incrédulo. "¿Cómo se supone que le crea a una niña?"

"Porque soy la única que ha escapado con la información." Le dijo Kagome. "Por favor… esto es serio, pido confidencialidad, porque esto es grande."

El oficial hojeó los archivos y frunció. "Maldición… ¿esta mierda es real?"

"Muy real." Asintió Kagome.

"Uh, bien… Tome asiento en la sala de espera y enviaré a uno de los inspectores a verla." Él indicó que se sentara, y conservó los archivos.

Kagome hizo lo que le dijo y fue a sentarse por casi una hora antes de que alguien viniera a verla de nuevo. Y cuando lo hizo fue un hombre de mediana edad con cabello grisáceo en las sienes y un traje. "Srta. Higurashi?"

"¿Sí?"

"Ven conmigo."

Kagome siguió al hombre a una sala más pequeña… una que lucía sospechosamente como una sala de interrogatorio, completa con un espejo.

El hombre permaneció de pie unos minutos mientras miraba los archivos que le habían dado. "Entonces… parece que te has topado con una organización militar secreta."

"Más como que ella se topó conmigo." Dijo Kagome rápidamente.

"Ya veo…" el hombre se vio inseguro. "Esos son unos alegatos muy serios, jovencita."

"Pero son ciertos - no soy una bromista."

"¿Cómo podemos estar seguros?"

"Tiene la evidencia." Señaló Kagome.

"Podrían ser falsos." Él los depositó en el escritorio entre ellos. "De acuerdo a estos los científicos allá han progresado mucho más de lo que declaran… pero eso es imposible. Nadie ha llegado tan lejos como clonar un embrión humano con éxito."

"Porque han estado mintiendo." Kagome sacudió su cabeza. "Terminaron la clonación hace como veinte años - comenzaron la ingeniería genética con animales y han estado probando los sujetos y mejorándolos desde entonces."

"Pero ¿por qué? ¿Por qué harían eso?" El inspector frunció. "No tendría sentido."

"No lo sé… el Dr. Naraku tiene un complejo de dios o algo… eso o por la milicia - porque esos sujetos también pueden ser usados como perros falderos - y pueden hacer cosas que los humanos sólo pueden soñar."

"¿Como qué?"

"Escuchar una conversación en otra habitación, oler lo que desayunaste o sus habilidades físicas también son geniales - y sólo tienen los atributos caninos." Le dijo Kagome. "Aún están haciendo ingeniería para experimentos porque los caninos tienen mala visión."

"Todo esto es un poco exagerado." Suspiró él.

"Pero al menos puede investigarlo y probarme lo contrario." Suplicó Kagome.

"No puedo autorizarlo a menos que haya una evidencia más concluyente. Todo esto es, es una confirmación de que algo pasa. He llamado a esas mujeres y han negado todo conocimiento."

"Porque estás asustadas por sus vidas, Inspector."

"Tal vez… pero para probar que hay algo digno de investigar, tendrías que traerme más pruebas. Fotografías, reportes… lo que sea… sólo algo más tangible que esto."

Kagome gruñó. "Pero tendría que volver allá."

"Bueno…" el oficial se vio pensativo. "Podría arreglar que llegues a la costa. Puedes reunir la evidencia y regresar la misma noche."

Kagome se animó. "Es mucho para hacerlo sola."

"Entre tú y yo - siempre ha habido algo marrullero en ese lugar." Le dijo tranquilamente.

Kagome asintió. "Puedo hacerlo - aparentemente me parezco mucho a una de las Mayores allá. Puedo entrar y salir sin mucho problema."

"Por supuesto que sí."

"¿Se supone que la gente debe hablar durante la película?" Preguntó Inuyasha mientras Kagome deslizaba su brazo por el suyo mientras salían del taxi (no el de la madre de Kagome - uno real esta vez) y se dirigían hacia la puerta del aeropuerto.

"No… sólo lo hacen para ser groseros." Sonrió ella, pero sólo para cubrir sus nervios. La última vez que había intentado infiltrarse en el lugar había conocido a su igual, literalmente, y apenas había huido. Pero esta vez no tenía a Kouga para ayudarla a salir… lo cual hizo feliz a Inuyasha… pero significaba que Inuyasha tendría que acompañarla - crear una distracción para darle tiempo de capturar evidencia real.

Y había un temor real dentro de ella ante el prospecto de enviar a Inuyasha de regreso a un infierno como ese.

"Bien… entonces tenemos el plan, ¿verdad?" Kagome ya lo había repasado varias veces, pero tenía que estar segura de que sabían lo que estaban haciendo. "Entro, me hago pasar por Kikyo otra vez - y tú creas una distracción afuera de la base - ¡no entres! Entonces encuentro esta… sala de control e imprimo la cinta de vigilancia. ¿De acuerdo?"

"Cielos, alguien pensaría que estabas asustada."

"Sólo un tonto intenta un atolondrado plan dos veces."

"Entonces ¿cómo es que Wile E. Coyote nunca intenta la misma táctica dos veces?" Señaló él.

"¿Viendo mucha TV últimamente?" le siseó ella. "Pero ese no es el punto… en la vida real ellos podrían esperar otro espía."

"No, créeme. Ellos nunca sospechan que alguien es lo estúpido suficiente para intentarlo dos veces - así que no esperarán que lo intentes de nuevo." Inuyasha se encogió. "Funciona para mi."

"Bien… pero tenemos que regresar al avión antes de las diez de lo contrario tenemos que llamar de nuevo a mi madre y hacerla viajar a la costa para recogernos." Advirtió Kagome. "Has estado en un avión antes, ¿verdad…?"

"Síp… pero no vi mucho porque me encerraban en una caja metálica." Y lo dijo tan casualmente que Kagome tuvo que preguntarse qué consideraba 'cruel'.

"Creo que entonces te gustará ir en primera clase."

"¿Está llena?"

"No."

"Entonces ¡me encanta!"

De nuevo estaba sola, intentando caminar de forma exacta a como había visto caminar a Kikyo y también mantuvo la misma expresión facial… la cual básicamente era vacía y un poco apática. También había usado un poco de maquillaje extra para hacerla un poco más pálida… y se veía mucho más convincente que la última vez.

Sólo tuvo que mirar fríamente a los hombres en las puertas para que la dejaran entrar antes de proceder por el camino hacia la entrada de la base donde un nuevo turno de guardias fue un poco más cuidadoso. "¿No se fue? Por favor, muéstrenos su identificación, mayor."

El estómago de Kagome se retorció con nervios y los fijó a ambos con otra penetrante mirada que la habría asustado si se mirara en un espejo. "Lo siento, la dejé adentro." Dijo ella cortamente.

Afortunadamente, no notaron el cambio en la ropa de Kikyo en los últimos cinco minutos (después de todo eran hombres observadores) y la dejaron pasar sin mucho problema.

Tenía que cuidarse después de eso. La gente estaba dándole miradas furtivas, medio esperando que tuviera una máscara puesta o algo… y no estaba realmente consolada por la declaración de Inuyasha de que no esperarían una infiltración dos veces.

Afortunadamente para la direccionalmente desafiada Kagome, había muchas señales útiles en las paredes mientras pasaba por los corredores y sólo tuvo que seguir la señal de la sala de control para encontrar su camino. Aunque la enervaba ver señales como 'laboratorio de prueba animal' y 'celdas de aislamiento'. La idea de Inuyasha pasando toda su vida aquí era escalofriante.

Lo que fue más sorprendente fue que pasó una habitación cercana a la sala de control etiquetada 'la guardería'.

Alcanzó la sala de control y frunció cuando vio que tenía una de esas tarjetas de seguridad para abrirla. Así que hizo las cosas de forma tradicional y golpeó.

"¿Qué?" llegó la corta respuesta.

"Es la Mayor Kikyo. ¿Dejé mi tarjeta ahí con ustedes?" preguntó ella en un acento levemente formal que pareció adquirir de poco aire.

"Um… no…"

"¿Puedo entrar y revisar?"

"Está segura que no es una impostora?"

"¡No se hagan los listos conmigo!" espetó ella enojada y hubo un ruido del otro lado mientras muchas manos forcejeaban por abrir la puerta para ella. Cuando se abrió, entró calmada y cerró la puerta tras ella. "Un pequeño incidente no significa que deban perder el respeto." Les recordó tranquilamente mientras alcanzaba en su bolsa y sacaba una lata de spray.

Ellos la miraron por un momento mientras apuntaba y disparaba… antes de colapsar en una pequeña pila organizada mientras gotas de spray tocaban sus pieles. ¡Dios bendiga al hombre que inventó el spray neutralizante para la fuerza policial!

Kagome dejó su acto y mordió su labio mientras rodeaba la pequeña pila de hombres, no queriendo realmente ser noqueada por su propio spray, hacia la consola. Entonces se enfrentó con el problema de averiguar cómo funcionaban todos esos botones…

Habían docenas y docenas de pantallas a su alrededor, cada una mostrando alguna habitación o corredor en el instituto… y muchas de las imágenes de lo que pasaba en las celdas.

Miró cada una por largo rato… viendo cada sujeto por primera vez, y notando que no muchos de los individuos habían sido tan exitosos como Inuyasha o Kouga - porque muchos no habían resultado verse remotamente humanoides. También podía ver lo que pasaba en los laboratorios - incluso algunas de las pruebas que realizaban en los individuos.

Sólo cuando encontró difícil oprimir el botón de impresión se dio cuenta que estaba temblando y tuvo que desviar sus ojos para mantenerse compuesta. ¡La enojaba tanto!

Entonces ubicó un destello blanco en una de las pantallas mostrando el exterior de la base y miró con sorpresa. ¿Cómo demonios Inuyasha se había subido al techo?

Era una bendición que hubiese encontrado la sala de control tan rápido, de lo contrario esos inconscientes guardias podrían haber disparado una alarma para entonces.

Un par de minutos más pasó imprimiendo más páginas las cuales guardó en su bolsa y golpeteó la consola impaciente, medio observando a Inuyasha crear una distracción con los guardias y medio buscando a Kikyo…

De repente las luces se apagaron a su alrededor y luces rojas comenzaron a parpadear mientras se encendía una sirena. Saltó y miró alrededor. Alguien había disparado la alarma… pero no pensaba que Inuyasha hubiese sido ubicado todavía… ¿verdad?

Entonces vio algo, lo cual casi la hace deslizarse de su silla. Kikyo, la bruja misma estaba precipitándose por el corredor de la entrada, directo hacia la sala de control. ¡Ella había sido quien encendió la alarma!

Frenéticamente Kagome voló hacia la puerta y bajó el cerrojo, segundos antes de que Kikyo intentara abrirlo. Ahora estaba atrapada… completamente… y miró los monitores para ver que los guardias ahora habían ubicado la distracción de Inuyasha y estaban dándole caza en una forma más estratégica de lo que les había dado crédito.

La última página aún estaba imprimiéndose y se movía de un pie al otro mientras la máquina producía una a la vez.

Finalmente terminó y arrebató el papel de la impresora antes de que hubiese sido liberado… rompiéndolo a la mitad inadvertidamente. Maldijo enojada ante el desperdicio.

La puerta se abrió y Kikyo entró con una expresión asesina. "¡Algunas personas nunca aprenden!"

Kagome retrocedió, tropezándose con los cuerpos de los hombres en el piso y cayendo contra el panel de control tras ella. Se tomó un momento para mirar sobre su hombro y vio para su miseria que Inuyasha había sido capturado, atrapado y sometido contra una pared por tantos hombres que apenas podía ver el blanco de su cabello.

"Creo que voy a tener que enseñarte una lección, niña." Kikyo comenzó a avanzar… y la mano de Kagome accidentalmente se deslizó contra un vidrio que cubría un botón rojo… como una alarma de incendios. El vidrio se quebró y cortó su mano mientras oprimía en botón debajo.

Entonces toda la situación se tornó de mal en peor.

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