Capitulo 11
Siendo honesta es lindo hablar con Samanta nos hemos llevado demasiado bien en este tiempo que estuvimos compartiendo, no me explico porque le paso todo eso en definitiva a las personas buenas son a las que les va mal, todavía me acuerdo de todas la cosas que Sebas y yo tuvimos que pasar para llegar hasta donde estamos ahora.
- La pasé demasiado bien el día de hoy, muchas gracias por todo - honestamente yo también la pasé demasiado bien me emociona saber que tengo una nueva amiga.
- La verdad es que yo también, espero que lo podamos repetir ya que vivimos cerca - me encantaría que hiciéramos esto todos los dias y con mis otras dos amigas.
- Claro me encantaría que pasáramos mas tiempo juntas - puede que organice una reunión con mis amigas asi de paso se las presento, sé que la igual que a mi lea caerá demasiado bien, me voy a engordar de comer tanto.
- Porque no te quedas a almorzar no creo que mi esposo llegue a tiempo, y me da flojera almorzar sola - me sonríe y una manera dulce.
- Claro me encantaría quedarme a almorzar contigo, la verdad ya te tengo aprecio - es demasiado linda, no me explico como pueden haber personas tan malas en esta vida.
- Bueno en ese caso vamos a preparar lo que nos vamos a comer y de paso nos conocemos mas - nos levantamos de la mesa y recogemos las cosas para encaminarnos hacia la cocina.
- Ese café estuvo delicioso voy a tener que comprarlo, de ahora en adelante será mi favorito - quien no se puede resistir a ese café, si es una completa delicia.
- Si la verdad es muy bueno, antes solo yo lo tomaba ahora mi marido lo toma también, y te puedo asegurar que se volvió completamente adicto a este café - antes ni siquiera tomaba café ahora lo hace y a cada rato.
- Tú marido te debe de adorar - si de eso puedo estar segura me lo dejo mas que demostrado con sus sorpresas.
- Pues si la verdad pero tengo que admitir que yo lo adoro a él, es un sentimiento mutuo - claro que lo es, hay noches en que los dos hablamos de cuanto nos adoramos y de que queremos pasar toda la vida juntos, hasta que la muerte nos separe.
- Me imagino que deben de estar felices de tenerse en sus vidas, bueno y ¿Que vamos a preparar para el almuerzo? - no mas que yo porque el apareció en mi vida cuando quería dejar todo botado y irme lejos.
- Pues que te parece si hacemos ¿Unos fideos en salsa de tomate? -asiente con la cabeza dándome a entender de que le agrada la idea, así que busco los fideos en la gaveta donde guardamos algunos alimentos - Mira en esa gaveta se encuentran las ollas podrías buscar una para poner agua a calentar - camina y se pone a buscar una olla que sea adecuada para preparar los fideos.
- Creo que aquí lo podemos hacer, estaba pensando que porque no me dejas hacer los fideos a mi, si se puede claro está - honestamente no me parece una mala idea.
- Si claro no hay problema alguno en que hagas los fideos - podría ver de que manera los hace para hacerla yo también.
- Bueno sabes que mejor lo hacemos juntas, así te enseño una receta especial me la enseño mi abuela y me agradaría - eso me emociona aun mas ya que le puedo preparar un nuevo platillo a mi esposo.
Pasamos un rato cocinando al final Sami me dejo hacerlos y tengo que admitir que huele demasiado bien, estoy deseando que Sebastian lo pruebe sé que le encantará, esta mujer enserio que sabe cocinar voy a tener que preguntarle si tiene mas recetas, creo que el probar cosas nuevas nos hará bien a ambos.
- Bueno creo que he abusado de tú generosidad, así que me marchare, te dejare la receta para que la hagas ahora en la noche así me dices que tal te quedo a ti, aunque estoy segura que estará mejor que el mío- es verdad ya es de noche y las dos estuvimos tanto tiempo hablando sobre la receta que se nos fue el tiempo demasiado rápido.
- Porque no te quedas ahorita debe de llegar mi esposo - me gustaría que Sebas conociera a mi nueva amiga.
- Me encantaría pero ya se me hizo tarde, y no quiero abusar de la confianza aparte tengo cosas que hacer en mi otra casa, los últimos retoques para ponerla en venta así que otro día será - se levanta de la mesa y la sigo hasta la cocina deposita el plato y me ayuda a arreglar la cocina - Aparte deberías de hacer algo especial poner velas y así disfruta la noche - terminamos de acomodar las cosas en la cocina y se despide de mi para marcharse.
Voy a tomar la palabra de Samanta, voy hacer algo lindo para Sebastian ya casi es la hora de la comida, busco velas en uno de los cajones que se encuentra en una orilla del comedor principal, pongo unos platos en la mesa y unos cubiertos, comienzo a preparar los fideos a como Samanta me enseño, voy a la refrigeradora por un poco de queso y un vino para acompañar la cena.
Escucho un carro entrar a la cochera y sé que es Sebas así que me apuro en poner todo listo y salir para mandarlo a bañarse para que los dos podamos comer juntos, pasamos un día fenomenal solo espero que este también lo sea, daré lo mejor de mi para que olvide todos los problemas que tiene en el trabajo y pueda encontrar la pas que necesita en la casa.
- Hola.... ya llegue ¿Donde se encuentra la dueña de mi corazón? - suelto una carcajada por su cursilería me encanta que diga esa cosas, pero no me acostumbro ya que cuesta un mundo que las diga.
- Presente y a la total disposición - corro para abrazarlo y lo beso en los labios durante unos minutos.
- Mmm me gusta eso de a mi total disposición, que te parece si mantienes eso después de la comida tengo demasiada hambre - suelto una carcajada y mi piel comienza a arder por sus palabras - Mujer dale de comer a tú hombre, me iré a dar una ducha rápida - me besa rápido y al dar la vuelta me pega una nalgada y sale corriendo hacia las escaleras.
Tengo que admitir que estoy algo nerviosa ya que esta comida no la hemos probado y espero que le guste usamos ingredientes que en verdad, nunca pense que se pudieran usar a la hora de hacer pasta pero la verdad es que quedaron demasiado buenos, ya quiero ver la reacción de Sebas, pongo un paño en la mesa para traer la olla y abrirla delante de Sebas para que se lleve la sorpresa.
- Bueno mujer ahora si dame de comer, me voy a desmayar de no ser así - me acerco lentamente con la olla en las manos, honestamente me tiembla todo ya que lo hice con todo el amor del mundo, se que ya lo probé yo pero me encanto la verdad y sé que a Sebas también por que tenemos gustos similares.
- Los hice yo es una receta nueva espero que te guste - los pongo en la mesa y abro la olla y el automáticamente el olor comienza a llenar todo el comedor la verdad es que huelen a los que hizo Samanta, pero Sebas no dice nada su mirada esta fija en la olla con los fideos - ¿No vas a decir nada? Bueno te sirvo para que los pruebes - agarro dos tenedores para comenzar a sacar la pasta de la olla y Sebastian agarra mi mano algo fuerte, sube su mirada y veo ira me asusta un poco ya que no entiendo que le esta pasando.
- De donde demonios sacaste esta receta - se levanta de la silla de un solo, mi lengua se a quedado pegada estoy es shock no se que ha sucedido para que tenga esta reacción - ¡Te estoy hablando con un demonio! - gruñe y su agarre se vuelve mas duro ocasionando que haga una mueca, me suelto de su agarre y mis ojos se comienzan a empañar.
- Sebastian pero que pasa yo solo quería sorprenderte, no entiendo porque te pones así pruébalos lo hice con amor sé que no cocino mucho pero practique para esto, no te voy a envenenar - trato de sacar una bruma de esto ya que no me explico del porque tiene esta reacción.
- Me importa una mierda que cocinaras te hice una maldita pregunta - me hago para atrás porque sus palabras me acaban de doler, es la primera vez que me habla así de feo ya me estoy arrepintiendo de haber echo esto, trato de controlar las lagrimas debe de ser el contrato eso debe de ser.
- Como vas a decir eso pase haciendo para ti, no es receta yo lo invente quería que probáramos algo nuevo - golpea la mesa y tira la silla contra una pared se ha vuelto completamente loco, su respiración sube y baja esta como loco, si le digo que me la dio Samanta es capaz que la busca y la mata a como se comporta.
- !No me mientas me vez estúpido acaso, crees que voy a creer esa estupidez de que esto salió de tu creatividad culinaria - suelta una carcajada irónica y eso hace que ya no pueda controlar las lagrimas pero aun así mantengo mi cabeza en alto.
- ¡Te estas pasando si tienes problemas en la empresa yo no soy tu saco de boxeo! - ahora los dos estamos enojados y con la respiración a mil, se acerca peligrosamente a mi y yo doy pasos hacia atrás tratando de escapar de él.
- Eres mi esposa lo cual lo hace mucho peor - abro mis labios ya que me esta costando respirar, sus palabras se están saliendo de control al igual que sus acciones, me hago la loca y me siento en la silla para servirme, cuando voy a meter los cubiertos Sebastian agarra la olla y la tira contra en piso, botando todo por lo cual había trabajo con tanto amor para él, lo miro incrédula y su cara es de ira total - ¡No vamos a comer esa mierda me escuchas! - quien es este hombre, no puedo creer lo que me acaba de hacer mis lagrimas se deslizan sin parar por mis mejillas.
- Quien eres y en donde esta el esposo amoroso que me hizo el amor toda la noche- me levanto con la poca dignidad que me queda, no debería de dejar que me vea llorar pero no puedo dejar de hacerlo sus palabras me llegaron al corazón - ¡Por unos estupidez fideos te pusiste así, por eso me dices esas cosas te voy a decir algo no necesito esto en vida, esto no te lo voy a volver a pasar! - sus labios se curvan en una sonrisa y se que esta maquinando algo que me va a lastimar.
- Lo único que necesitaba era que me dijeras la verdad, no que me dijeras cuentos estúpidos - se acerca a mi hasta que su aliento choca en mi nariz y me obliga a verlo a los ojos aprieta un poco el agarre en mi mandibula - Déjame decirte que si tu no necesita esto quien te dice a ti que yo te necesito en mi vida - lo empujo con toda la fuerza que puedo y con el dolor en mi corazón, le doy una cachetada que suena por todo el comedor, los sollozos salen sin control de mi garganta y con mis manos tapo mi boda para no dejar que se escuchen, Sebastian me mira de arriba a bajo y se marcha del comedor, pero escucho la puerta de la casa cerrarse de un portazo y el carro de Sebastian saliendo del garaje y con eso sé que me he quedado sola en esta grande y solitaria casa por esta noche.
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