Capítulo 18 : Juramento
Ámbar pov
—No tengo todo el día— el mororcho volvió a intimidarme.
Lo miré mal, demostrándole odio.
No era justo. No podían querer cambiar toda mi vida solo por no responder algo, encima ponerle en juego muchos riesgos.
— ¿Todo esto por no responder algo? — pregunté divertida a lo que recibí malas caras de parte de los cuatro.
—No te costaba nada responder— bufó el rizado.
—Y no te cuesta nada responder de nuevo— habló Simón dejándome sorprendida.
Él ,más que estos tres, debía entenderme mejor.
—Si no respondes vamos a hacerles daño a todos los de acá ¿Quieres eso?— el mororcho alzó sus cejas.
Negué mirando a otro lado.
¿No se daban cuenta la dificultad que me era el tener que elegir alguna de ellas?
Sí traficaba droga lo más probable era que me descubrieran, era muy arriesgado eso.
Y luego estaba unirme a ellos, no me quería imaginar lo amenazada que iba a estar ahí (aún más que ahora) y no quería herir a alguien como ellos lo hacían.
« Debe ser la segunda Ámbar, es la mejor »
« Pero la primera tal vez no sea tan arriesgada como esa »
« ¿Realmente quieren estar con estos maníacos? »
«Pero Ámbar ya fue mala no le costaría nada volver a serlo ¿O sí?»
—Estoy a punto de hacer algo que tu y yo sabemos que no quieres— el morocho intentó ubicar una de sus manos en mi cuello en el intento de ahorcarme pero lo empujé.
—L-L-La primera— solté sin pensar y ya no había vuelta atrás.
—Muy bien...bienvenida a los escorpiones— respondió encogiéndose de hombros — Que duermas bien señorita Smith.
Los cuatro salieron por la ventana de mi habitación sin mirarme ¿Cómo podían hacerme esto? ¿Cómo Simón se había unido a ellos? No quería verlos más y ahora eramos esa estupidez de "Los escorpiones".
Escuché como forcejeaban la ventana para entrar de nuevo, me gire de la cama para ver y era Simón. Me volví a girar en mi antigua posición y empecé a llorar, la discusión de las voces en mi cabeza no ayudaba a tranquilizarme y me hacía dar un dolor de cabeza insoportable.
—Ámbar...— me llamó en un susurro.
—No te quiero ver— respondí con una notable voz quebrada.
—Por favor— se sentó en mi cama y acarició mi cabeza.
— ¿Por qué te juntas con ellos? Te lo vuelvo a preguntar y quiero una respuesta — me senté de la misma forma que él.
—Ellos te lo dirán.
— ¡Y a mí qué mierda me importa eso! — golpeé su hombro enojada.
—Es complicado— respondió con desinterés.
— ¡¿Pensas que todo lo que pasé hoy no lo fue?!
Lo escuché reír y sentí unas inmensas ganas de golpearlo.
—Sos un idiota ¡Salí de mi casa!— Me levanté de mi cama y lo empecé a empujar en dirección a la ventana.
Noté una sonrisa en su rostro y me abrazó con fuerza.
— Lo siento — dijo mientras acariciaba mi cabeza.
— No quiero verlos Simón.
—Sé que ya no eres mala y ahora te están obligando a serlo... Perdón en serio.
—Quiero que todo esto termine... Dios — suspire pesadamente.
—Y va a terminar... Cuando nos venguemos.
Ya no quería preguntarle a qué se refería, me dejó en claro que no quería responder.
En segundos estábamos acostados, mientras él no dejaba de acariciar mi pelo. Me gustaba, me relajaba.
—Son unos dramáticos— solté un bufido y lo miré a los ojos.
Amaba el color de estos, no era tan llamativos cómo lo serían unos ojos verdes o azules pero los suyos me encantaba tal cual eran.
—La neta que sí...según ellos es una falta de respeto el dejarlos con la palabra en la boca y hacer oídos sordos a sus preguntas— rió negando con la cabeza.
—Ese de pelo oscuro me da miedo.
— Le dicen Jojó y sí, da mucho miedo, es el primo de Matteo.
— ¿Jojó? — reí ocultando un bostezo —. ¿Y los otros dos?
— Al de rizos le dicen Billy y el de pelo ondeado, algo largo, Rafa.
— ¿Son amigables?
— Hace poco que empecé a hablar más con ellos, me ofrecieron unirme hace bastante — aclaró antes de responder a mi pregunta —. Por el momento sí, entre nosotros no podemos ser agresivos por lo que creo que elegiste bien.
— ¿Sí respondía a su pregunta me hubieran hecho algo?
—Probablemente...nunca se sabe de ellos.
—Tienen un líder, que supongo que es Jojó, hacen lo que les ordena y no opinan. Por lo que vi.
Simón asintió mirando hacia un punto fijo, se veía cansado.
—Parecen dirigidos como yo lo hacía con Delfi y Jazmín.
—No es tan así.
—Pero Jojó cree que tiene que dirigirlos.
—El estar con ellos es aceptar su venganza contra Matteo, creo que sí debe dirigir... Por esa razón.
Asentí no muy convencida y no fueron cuestión de minutos para caer dormida sobre sus brazos.
[...] No dejaban de tocar la puerta, me había olvidado de que tenía el pestillo colocado.
Me separé de Simón y abrí la puerta un poco, para que Amanda no lo viera.
—Muchas gracias Amanda ¿Podrías traer más tostadas?— pregunté al ver que esa cantidad no alcanzaría para Simón.
—¿Quiere un café el chico?— preguntó divertida.
Parpadee varias veces y alce las cejas, si... Ya lo había visto.
—Si, me gustaría— Simón se acercó a nosotras y rodé los ojos.
Se retiró asintiendo y me guiñó el ojo, estúpido Simón.
— ¿No te podías quedar sentado? — reí intentando aparentar seriedad.
Caí en cuenta que estaba sin remera y la sangre subió a mis mejillas; claramente estaba ruborizada.
—Se te van los ojos rubia— rió al ver como mi mirada se concentraba en sus abdominales.
Negué con la cabeza mientras soltaba una carcajada, me ayudó con la bandeja ya que me costaba tenerla con el brazo enyesado.
—Tenemos que vernos con nuestros amiguitos a la noche— me mostró su celular y ahí estaba un mensaje de Billy.
— ¡Que genial! ¡Vamos escorpiones wuju! — respondí sarcástica.
•••
Las horas pasaron rápido, Simón se había ido de la mansión para ir al Roller, a trabajar.
No hice nada y ni tampoco podía hacer mucho ya que me exigían que esté en reposo.
Escuché susurros desde mi habitación y al mirar hacia la ventana los vi a los cuatro intentando subir.
Les facilité la tarea abriéndoles la ventana y me estremecí al verlos otra vez.
—Rubia— los tres desconocidos sonrieron y me resultó extraño. Siempre se veían tan serios.
Me limité a sonreír un poco y me senté en la cama esperando explicaciones.
—Bien...— empezó a hablar Jojó — Para estar en los escorpiones debes saber el por qué de su creación.
Asentí para que prosiguiera.
— Solo necesitó que sepas que es algo temporal, tan solo hasta que se logré mi venganza—me miró por un instante—Y aquí tenemos lealtad y nada más que lealtad. Se respetan mis opiniones o...
—Ya sabrás las consecuencias— Imité su voz escuchando las carcajadas de Rafa y Billy, Simón hacía el intento de no reír.
—Que graciosa— Se cruzó de brazos —. Cuando te explique por qué haremos la venganza no tendrás que juzgar y sí haces caso omiso serás la traficante de nuestra droga y harás el trabajo pesado.
Alcé las cejas esperando que ya dejará el suspenso. Era imposible no juzgar sus decisiones, sí para él todo era el sufrimiento de los demás.
—Hace un año que Matteo me traicionó... Para mí familia, todo lo que yo realizará era inaceptable.
« No me sorprende... »
—Mi amigo Tony murió a causa de la cocaína que yo le había regalado — se recargó en la pared de mi habitación —. Matteo me acusó de traficante e hizo que toda la familia de mi mejor amigo me odie... Obviamente fui a la cárcel por su culpa y gané el odio de quienes consideraba “Mi segunda familia”.
Lo escuche suspirar tristemente.
—Me quitaron la custodia de mi hija por culpa de Matteo y ya que su madre murió en el parto, fue dada en adopción— fruncio sus labios —. Y esa es la principal razón de mi venganza.
Asentí demostrándole mi comprensión, pero no me era tan así. Creo que el debería saber perfectamente que traficar droga lo llevaría a esto.
Tenía una hija a la que cuidar ¿No se daba cuenta de la responsabilidad que conllevaba eso?
—Y ahora que lo sabes... Debes jurar hacer lo que sea necesario para vengarnos de Matteo.
—Lo juro— respondí luego de pensarlo un rato.
« Ámbar no puedes hacer sufrir a los demás, ya no eres así »
« ¿Y eso qué Nini? Es esto o Jojó podría asesinarla »
« Que directa Bree »
Billy me lanzó una chaqueta de cuero decorada con tachas , era igual a cualquier otra solo que la diferenciaba el escorpión bordado del lado del frente.
Deseaba tanto que la venganza se terminará rápido y ya dejen de atormentarme estas decisiones que se niegan a un “no” de mi parte.
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