Capítulo 14 : Más problemas
Cuando las lágrimas cesaron en la pequeña habitación del ostentoso hospital, la madre dejó que descansará.
Aunque la rubia hubiera deseado ver a su novio o a su abuelo antes de dormir, para los doctores era preferible que descansará.
— ¿Familia de Ámbar Smith?— Una de las doctoras se acercó al pasillo fuera de la habitación de la antes nombrada.
Luego de encontrar a la familia de la paciente habló sobre la posible causa o causante del accidente.
—Ámbar me dijo que quien la empujó de las escaleras fue Sharon, su madrina.
—No puede ser...— El padre de la causante comenzó a sentirse cada vez más decepcionado de ella.
—Ella estaba muy segura de lo que decía y aún lo sigue afirmando.
—No es la primera vez que lastima a su nieta Alfredo— Simón confesó lo que el señor no sabía.
— ¿Cómo dices Simón?— Habló Mónica, la madre de la amiga del joven.
—Simón tiene razón mamá— Confesó ahora Luna —La vi golpeando a Ámbar, porque ella le dijo mentirosa, ya sabrán por qué.
—Discúlpeme Alfredo— Habló débilmente la madre de Ámbar —Pero la idea de que una persona tan cruel tenga la custodia de mi hija no me agrada.
—Tenés razón Silvana, creo que hay que separarlas cuanto antes, ver a Ámbar sufrir es lo que menos quiero.
Sin llegar a un acuerdo claro, pero lejos de las discusiones; Alfredo, los Valente y Silvana se retiraron del hospital y volverían en la mañana. Simón se encargó de hacerles creer que el haría lo mismo, aunque no fue así.
Frente a la dificultad de dormir, Ámbar se mantenía despierta sin poder hacer nada más que mirar el techo y pensar.
Simón entró a su habitación luego de rogarle mil veces a la doctora y lograr estar junto a su novia aunque sea un rato.
La rubia soltó un grito lejos de ser audible, luego de ver la sombra de Simón; quien rió ante la acción de su novia.
— ¿Estás bien?— Preguntó el mexicano luego de estar cerca de su novia.
—Claramente no— Ámbar rió muy obvia pero aún con tristeza en su rostro.
—Me hiciste asustar.
—La odio Simón— habló sin aclarar quién, pero él lo sabía perfectamente — ¿Entendes que podía llegar a morir por su culpa?
Las lágrimas estaban volviendo y lentamente caían y caían sobre las mejillas de Ámbar.
—No vas a volver con ella— Simón besó su frente sin ser brusco —No voy a permitirlo.
—Quiero ir con mi mamá— afirmó con la voz quebrada.
Simón se sorprendió ante el comentario de Ámbar pero estaba feliz, por fin reconocía que Silvana era su mamá.
—Ella seguro te va a querer.
— ¿Cómo estas tan seguro? ¿Y sí no puede cuidarme porque ya es suficiente con trillizos?
— ¿Quién no querría a Ámbar Smith?— soltó una pregunta retórica que hizo sonreír a la rubia.
—Mucha gente— habló Ámbar —Todos los del roller me odian, me ven y ya les parezco alguien a quien no deberían tener ni a dos metros, y me pone triste porque, quiero que dejen de ser así conmigo ; me hacen sentir excluida e intento hacer que valga la pena acercarme a ellos. Pero simplemente, no resulta.
Sin darse cuenta Ámbar empezó a llorar nuevamente, tal vez el hecho de que solo una persona de varias que hay en el Roller se diera cuenta de su cambio; le entristecía.
—Son unos idiotas— Simón acarició su mano —Sos increíble Ámbar, y si ellos no se dignan a seguir conociendo gente tan hermosa como tú, ellos se lo pierden.
—Deben tener razones.
—Pero no es así Ámbar, a la gente se le debe dar segundas oportunidades ¿Sabes?
La noche transcurrió ya sin sollozos, Simón estaría ahí para ella, tan solo por verla sonreír. Era uno de las mejores cosas que podía ver.
•••
[Ámbar pov]
Me desperté temprano ya que me anunciaron que pronto vendrían a visitarme.
Miré a Simón que acabo durmiendo en el sillón de mi habitación, aún no despertaba.
—Señorita Ámbar, tiene visitas— La doctora le abrió paso a Matteo.
Quería que se fuera ¿Por qué no me dejaba en paz? Sí Simón lo llega a ver se enojará demasiado.
—Ámbar Smith— Entró con un ramo de flores rosas y un sobre dorado.
Mire a otro lado, así entendía que no lo quería cerca.
—Ay vamos hermosa ¿No me vas a decir ni un "hola"?
— ¿Qué querés Matteo? ¿Tantas ganas de molestar tenés como para venir hasta acá donde lo que menos quiero es verte a vos?— Hablé enojada
— ¿Así es la forma de tratar a un amigo?
—Vos no sos mi amigo Matteo.
—No creo que tengas alguno igual.
Mire a otro lado y no por estar enojada, si no porque sabía que tenía razón.
—Y yo no creo que tengas algún moretón ¿Quieres uno Matteo?— Simón lo agarró del cuello de su camisa, sin duda estaba enojado, su mandíbula estaba más que apretada.
—Tranquilo guitarrista— Matteo se rió de él.
—Sal de aquí— Dejó de agarrarlo y no dejó que se le escapará una mirada de desaprobación, sin embargo Matteo ya se había ido con una sonrisa cínica en el rostro.
—Está bien, Simón no tenés que reaccionar así— se lo aclaré tranquila.
—No Ámbar, no intentes creer que no te dolió porque fue así.
—No me dolió Simón— Le mentí.
— ¿¡QUIERES QUE NO DIGA NADA CUANDO VEA QUE TE TRATA MAL?! ¿¡ESO QUIERES!?— Me gritó enojado, nunca lo había visto así.
—No necesitas hacerl...—
— ¡YA CALLATE ÁMBAR!— Gritó golpeando la pared —Intentó hacer lo mejor para ti, animarte y hasta buscar a tu madre ¡PORQUE PIENSO EN TI! y lo único que haces es negarte o buscarle lo malo en cada estúpido momento.
—No es así— Respondí intentando que las lágrimas no salieran, no otra vez.
— ¿SABES QUÉ? Olvídalo— Salió de la habitación dando un portazo y más que enojado.
No quería...no quería verme igual de débil, pero era cierto que la angustia no restaba parte de cada momento de mi vida.
Odiaba verme llorar, porque yo no era así, yo era fuerte y ahora lo único que hacía era llorar.
Y cada vez más.
La única persona que consideraba un gran amigo ahora estaba enojada conmigo, no dejo de ser una idiota. Ya entiendo porque pierdo a todos, porque ya no soportan estar con una cobarde como yo.
[...] La puerta volvió a abrirse luego de minutos frente la pelea, era la doctora para anunciarme una nueva visita.
—Hola— Saludé sonriente.
Mamá me dio un beso en la frente y me dijo "buenos días " luego de varias preguntas sobre cómo me sentía. Era extraño que alguien hiciera eso, nunca me sucedía con Sharon.
— ¿Por qué estaría mal?— Le pregunte sabiendo ya la respuesta a eso.
—Simón se fue enojado y me dijo algo raro— frunció el ceño recordando algo—"Mejor no te le acerques o se arrepentirá de que vengas a visitarla".
Negué varias veces con la cabeza intentando ignorar eso o si no, no dejaría de pensarlo hasta que me duerma.
—No sé esta re loco— Respondí sin interés —¿Qué es eso?
Tenía un sobre colorido en su mano.
—Es de parte de tus hermanos. No creo que sea buena idea sí no quieres.
— ¿Crees que me voy a arrepentir de conocerlos?— Pregunté enojada.
—Solo porque...ya sabes Ámbar, cuando te conocí no me querías ver y luego sí pero cuando viste a tus hermanos no y luego sí.
¿Me estaba dando a entender lo cambiante que era en cuanto a lo que opinaba?
—Yo no lo puedo creer— Negué varias veces —ME ENCANTARÍA ver a vos y a Simón en lo que estoy viviendo ¡NO HACE MESES QUE ME ENTERÉ LO MENTIROSA QUE ERA MI MADRINA! ¡NO HACE MESES QUE TE CONOCÍ! ¿Y PRETENDES QUE TODO ME SEA FÁCIL?
—Creo que no debí venir.
—NO— Grité aún enojada— y ninguno pensar cómo es que yo debo o voy a actuar frente a esto! ¡POR FAVOR!
Salió triste por lo que dije, yo debía estar triste porque pensaran en lo peor de mí.
Mire la mesa que se encontraba al lado de mi cama, ahí estaba el sobre.
Sin dudar lo leí.
"¡Hola hermanita! te queremos mucho y no podemos ir a visitarte, porque mamá no deja que faltemos al colegio :(
pero sí podríamos ir algún día te abrazaríamos muuucho, no sabes nuestros nombres pero el tuyo sí lo sabemos, es muy lindo, mamá dijo que vos también lo sos.
Espero que puedas venir a jugar a los autitos con nosotros y con Simón (mamá dice que es muy bueno).
Y esperamos que te mejores"
Tus hermanitos
Pd: Te dejamos unas mariposas de papel que nos ayudo la maestra a hacerlas. Son doradas porque mamá dijo que te gustaba el oro y mariposas, como el regalo que te hizo en tu cumple.
Si había algo que me causará tanta ternura, era notar el amor que me tenían sin conocerme.
Y lo mejor era saber que yo también los amaba.
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