Narra Mal:

Rayos. Rayos. Rayos. Rayos.

¿Mi madre había escapado? Ahora Maléfica estaba suelta, enojada, con los otros villanos, y libre de hacer magia. Tenía miedo.

—Carlos estás...

Y se desmayó.

Jay cargó a Carlos, la Bella le indicó su futuro cuarto, lo acostó en la cama y nos quedamos sentados hasta que despertara, cosa que hizo casi al instante.

—¿Qué pasó? —preguntó Carlos confundido.

—Te desmayaste después de enterarte que nuestros padres eran libres.

—¿No fue un sueño?

—Lamento decirte que no, pequeño —dije.

—Tengo miedo —susurró.

Carlos siempre fue más pequeño que nosotros, y tal vez no fue atormentando como Evie, pero sufrió más que Jay y yo, así que lo comprendía.

—No eres el único —dijo Jay.

—Chicos, no... —dije y mi voz se quebró.

Los cuatro estábamos llorando, en silencio, Carlos me abrazó y yo a él, luego se nos unió Evie y al último Jay, era algo que nunca habíamos hecho, era algo nuevo, sorpresivo, y que nos hacía sentir indefensos.

—¿Mal estás...? —Ben se calló al ver la escena.

Los cuatro volteamos a la puerta secándonos las lágrimas, sonreí como pude, y me acerqué a saludarlo, él me abrazó torpemente atontado por lo que había visto.

—¿En dónde estabas? —pregunté.

—Me secuestraron.

—¿Qué? —preguntó Jay.

—Sí, no sé quién, pero no saben que sé técnicas de escape.

—Me alegra que estés bien —dije.

—Carlos, ¿Sabes algo de la pirata Jr?

—¿Por qué debería saberlo?

—Te gusta, es obvio —Carlos enrojeció ante el comentario—. A todo esto, ¿Y los malos?

—Esto no es bueno —dijo Evie alarmada.

Y tenia razón, nuestros padres no estaban, y ahora los engendros nuevos desaparecían.

—Ah, cierto —dijo Ben—. Como castigo por robar, tendrán que ser tutores de unos niños pequeños.

¿Cómo rayos lo supo?

—¿Estás seguro de ponerle villanos como tutores a unos niños?

—Completamente. Además, el castigo lo puso mi padre.

—Se nota que tu suegro te ama —me dijo Jay.

—Sí, espero que logre olvidar el tema, si no, tendré un viaje de regreso a la Isla para mi cumpleaños.

—¡Cierto! Ya va a ser tu cumpleaños.

—Diecisiete años, estás vieja —dijo Carlos.

—Y tú eres un bebé.

—Chicos vengan a la sala ahora —el hada madrina parecía preocupada.

Los cinco bajamos atrás de ella, no teníamos ni la menor idea sobre qué quería, pero se notaba alarmada, tampoco sabía en qué momento llegó.

Cuando llegamos a la gran sala, estaban Bella y Bestia ahí, al igual que Jane, y Lorena, y por último... La abuela de Audrey.

—¿Qué hacen ellos aquí? —pregunté.

—Verás, Mal, Jane y Lorena dicen que vieron a Ben antes del secuestro.

—Estaba con Natalia, Uriel, Corina y Gabriel.

Esos hijos de... Sus padres.

—Y, Bella y Bestia viven aquí, la Reina Lea está aquí porque se enteró de que trajeron más villanos jóvenes y está alarmada.

Me relajé un poco, bueno, al menos nada malo, no del todo.