Capitulo 8


*Clay*

En este preciso momento estamos en la aburrida clase de "bondad" que nos da la directora Sabrina. Aaron está dibujando, Lance se está viendo en un espejo que siempre lleva con él como cosa rara de su apellido y yo soy el único que está "prestando atención".

Suertudos los enanos que tienen esta clase a otra hora.

–¿Qué dibujas?– escuché que le preguntó Lance a Aaron, así que volteé mi vista a su mesa.

Literalmente el salón está completamente vacío además de nosotros.

–Ah, no lo sé. Tal vez a un idiota con nombre de Lance mirándose a un espejo como si fuera una mujer.

Y fue ahí que mostró su dibujo que era exactamente lo que describía, y no pude evitar reír al ver la reacción de Lance. Pero claro, como buenos tontos que son ambos empezaron a discutir casi que a gritos para luego acabar prácticamente encima del escritorio peleándose.

A veces sí que son unos idiotas sin remedio.

Entonces una chica entró al salón y pasó en medio de las dos filas, cosa que hizo que los tres nos la quedáramos viendo.

–Necesito que firme esto para la coronación, directora.

–Está bien– dijo la directora y agarró la tabla que traía.

Conozco ese cabello pelirrojo como el de Aaron mejor que nadie.

–Supongo que ya deben conocer a Juliana– habló la directora y nos miró a los tres.

Juliana Arlequinn, hermana de Aaron pero adoptada por la familia de Jestro por un dilema familiar, cosa que hizo que ella fuera la hermana de ese bufón que aun sigue en la isla. Se fue de ahí hace al menos tres años, lo que significa que puede pasar una de dos cosas:

Que se haya convertido en la "niña buena" al igual que Brickney o se haga al igual que Jousting.

También se podría decir que ella y yo tuvimos algo. No malpiensen, sólo fuimos novios como por tres meses y ya.

Claro que Aaron casi me mata por eso.

Y Jestro también.

Se unieron en mí contra y definitivamente me hubieran matado si no fuera porque Juliana y yo terminamos días antes de que se fuera.

Pero aun así siento que a veces Aaron quiere asesinarme.

–Qué bueno verlos de nuevo, chicos– dijo Juliana sonriendo, para luego irse por donde había entrado.

Cuando pasó junto a mí, colocó un papelito en mi escritorio, luego me guiñó el ojo y siguió así nada más. Agarré el papelito y lo abrí.

No se metan en problemas

–¡Sabes que eso no es posible!– le dije volteando a verla. Ella rió y salió del salón.

Y enseguida que salió, Lance y Aaron siguieron peleando como dos niños pequeños.

–¡Muchachos!– dijo la directora, haciendo que dejaran de pelear –Será mejor que guarden esa energía para el entrenamiento de lacrosse.

–Ah, bueno, a mí no me interesa mucho eso así que no gracias– dijo Aaron mientras cada uno se acomodaba en su asiento.

Y un rato después los tres estábamos en el campo de lacrosse.

Es algo gracioso porque lo más seguro es que los demás piensen que no sabemos ni siquiera qué es esto, pero en realidad esa era una de las únicas formas de entretenernos de niños. Nos armábamos nuestros propios palos de lacrosse y con una pelota hecha de papel nos poníamos a jugar junto con Jousting, Brickney, Juliana y otros niños de la Isla de los Perdidos.

Nosotros ganábamos siempre.

*No*

–Hola– les saludó un chico a los tres de la Isla, a lo que se voltearon.

Un chico pelinegro, de ojos marrones y como media cabeza más alto que ellos. Ya lo habían visto un par de veces con la princesa.

–Soy Axl, el capitán del equipo– se presentó el pelinegro.

–Yo soy Clay, y ellos son Aaron y Lance– dijo Clay, luego señalando a sus amigos.

Pero claramente estaban algo incómodos por las miradas de los demás integrantes del equipo, cosa que ni siquiera se dignaban a disimular.

–Tranquilos. Aun se les hace un poco raro ver a chicos de la Isla por aquí, les costó demasiado acostumbrarse a Jousting– dijo Axl.

–¡Ah! Pero para esa vez era uno solo, ahora somos tres– dijo Lance.

–Pero te recuerdo, Richmond, que sabemos jugar lacrosse por lo menos– le dijo Aaron, volteándolo a ver,

–Eso es cierto, y definitivamente se van a arrepentir de mirarnos así luego del entrenamiento– dijo Clay, confiado.

El entrenador los llamó a la cancha, diciéndoles que podían escoger cualquier posición. La mayoría de los jugadores querían estar en un mismo equipo para no tener que estar cerca de los de la Isla, pero lamentablemente eso no se podía hacer así que tuvieron que conformarse.

Sonó el silbato y Clay logró conseguir la pelota apenas sacó, y salió corriendo con dirección al campo del otro equipo con Aaron y Lance siguiéndolo de cerca. Clay esquivaba a los del otro equipo con facilidad y hasta derribó a un par de ellos, luego se la pasó a Lance, que al estar cerca del guardameta, se la pasó a Aaron quien fue el encargado de anotar el primer punto a favor de su equipo.

Y claramente habían dejado a todos los demás bastante sorprendidos, excepto a Axl que estaba con una sonrisa.

Por eso los de la Isla de los Perdidos eran mejores: a pesar de ser villanos, sabían hacer de todo, especialmente cuando se trata de deportes.

Aaron y Lance se acercaron a Clay, y los tres estaban con unas sonrisas en sus rostros, pero la del pelirrojo inmediatamente desapareció al momento que Clay se quitó el casco.

–¿Qué?– preguntó Clay, confundido por el repentino cambio de expresión de su amigo.

–Tus ojos– dijo Aaron, quitándose el casco al igual que Lance.

Lance lo miró confundido y luego miró a Clay también, y puso la misma expresión que Aaron.

–Clay, tus ojos están amarillos como los de tu madre.

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