Capitulo 10


Ava e Izzy se encontraban en su habitación, esperando a que les tocara ir a clases, momento que Ava esperaba que no llegara nunca.

Ella ya había visto, aprendido y entendido perfectamente por su cuenta todo lo que va de primer año hasta último año, así que la escuela ya se le hacía inútil; en cambio, Izzy estaba bastante nerviosa. Había conocido a un chico bastante lindo cuando salió a ver el jardín de la escuela, y a ese chico no le molestó en nada el hecho de que fuera la hija de la pareja más egocéntrica y envidiosa de todo el mundo.

–¿Qué crees que debería ponerme?– le preguntó Izzy a su mejor amiga, mostrándole una blusa que sacó del closet.

Ava la miró, e inclinó un poco la cabeza manteniendo su expresión seria.

–No entiendo por qué tanto alboroto, ¡es solo un chico!– exclamó.

–¡Ese es el punto! Es un chico de Knighton, muy lindo y posiblemente de buena familia– dijo la rubia.

–Interesada– murmuró Ava, regresando su vista a la placa de la vieja computadora que estaba reparando.

La había conseguido en la Isla de los Perdidos, entre el montón de chatarra inservible que había al sur, donde todos habían dejado sus tablets, celulares, computadoras y todas esas cosas que necesitaban internet para funcionar.

–Te escuché– dijo Izzy.

Ava rodó los ojos y se concentró en lo suyo mientras que Izzy regresó su vista al closet. Luego de un rato, Izzy consiguió el atuendo perfecto para el día, y sonrió; pero su sonrisa desapareció al voltearse y ver que un mechón del cabello de su mejor amiga se acababa de volver morado frente a sus ojos.

Tan morado como el cabello de Pola.

–Hey– Izzy se sentó junto a Ava en la cama, a lo que ella la miró –Tu cabello, está morado.

–Como cosa rara– dijo Ava, tomando su cabello y pasándolo hacia su lado izquierdo –Ya sabes lo que me va a pasar, Izzy: en poco tiempo terminaré completamente infectada con el mismo virus que hizo que mi madre se volviera una bruja tecnológica sin escrúpulos.

–Debes decirle a los demás, en especial a Jousting. Tal vez haya alguna cura para la infección aquí en Knighton– opinó la rubia.

Ava negó rápidamente.

–Si en algún momento voy a perder la cabeza, prefiero hacerlo sin que ninguno de ustedes sepa– dijo ella –Así nadie sale lastimado.

Izzy suspiró. Siempre tan terca.

–Bueno– murmuró, y ambas miraron a la puerta cuando escucharon unos golpes –Pero aun así debes hacerte casi que de forma obligatoria un tratamiento de belleza.

Ambas rieron, e Izzy se levantó para abrir la puerta. Al abrirla, ambas se encontraron con el mismo chico de cabello claro que había chocado a Ava el día anterior; lo más seguro es que Izzy le hubiera cerrado la puerta en la cara si no fuera por la caja que traía el chico.

–¿Qué es eso?– preguntó Ava, incorporándose en la cama.

El chico entró a la habitación cuando Izzy le dio el paso.

–Es un regalo de parte de Jousting, me pidió que se los entregara– respondió el de cabello claro, quitando la tapa de la caja.

–¡Celulares!– exclamó Izzy, agarrando uno de los celulares que estaban en la caja.

Había en total seis celulares, todos con forros de diferentes colores, identificando a cada uno de los chicos de la Isla. Ava agarró el de color morado e Izzy el de color rosado, ambas con una sonrisa en su rostro. Pero la mirada de la castaña se dirigió al desconocido que estaba casi que saliendo de su habitación.

–Oye– le llamó ella, a lo que el chico se volteó y la miró –¿Cómo te llamas?

–Soy Robin– respondió el de ojos azules.

–Yo soy Ava– se presentó la castaña.

–Lo sé, lo escuché.

Robin sonrió un poco y salió de la habitación, seguido de eso entraron Aaron, Lance y Fletcher algo curiosos por el chico que acababa de salir. Pero la expresión de Aaron cambió completamente a una de felicidad al ver los celulares que tenían Ava e Izzy.

–Si me dicen que robaron eso, me vuelvo loco– habló Lance por Aaron, pero al ver las caras de felicidad de las chicas se dieron cuenta que fue gracia de Jousting.

–¡Genial!

Aaron y Lance también se acercaron a agarrar sus nuevos celulares, mientras que Fletcher cerraba la puerta para luego acercarse.

–Oigan, ¿Alguno ha visto a mi hermano?– preguntó Fletcher, luego de agarrar su nuevo celular.

–Creo que aun sigue en la cancha– respondió Aaron –El entrenador quería hablar con él, supongo que por algo del equipo.

–Equipo al que tú definitivamente no entraste, Fox– dijo Lance, fastidioso y burlón, ganándose la segunda mala mirada de Aaron en menos de dos horas.

–Lo dice el chico más perezoso del mundo– dijo Izzy, logrando las risas de todos menos su hermano en la habitación.

Todos voltearon hacia la puerta, al escuchar que ésta se abrió, encontrándose con Clay quien estaba con una sonrisa en su rostro.

–Adivinen quién entró en el equipo– dijo Clay sonriendo y les enseñó la camiseta del equipo.

–¡Debes estar bromeando!– dijo Aaron, acercándose a ver la camiseta. Luego miró a Lance –¡Mira, Richmond! ¡Esto es lo que no vas a tener!

Lance rodó los ojos.

–Te odio, Fox. Y te odio, Moorington.

Clay y Aaron se miraron y luego volvieron a ver a Lance.

–Como si nos importara mucho.

Lance abrió la boca, ofendido, mientras que los tres pequeños rieron fuertemente.

Aun sin saberlo, ese momento fue el más increíble en sus vidas. Por un momento olvidaron de dónde venían, qué iban a hacer en Knighton, se olvidaron de todo lo malo de sus vidas y pudieron enfocarse en la felicidad aunque fuera tan sólo unos minutos.

Porque como todos saben, hay felicidades que no duran para siempre.

–¡Ava!

Todos se voltearon al escuchar el grito de Izzy, encontrándose a ella agachándose para auxiliar a Ava, que se acababa de desmayarse. Clay tiró la camiseta a una de las camas y se acercó a la castaña con ahora algunos mechones de su cabello color morado, cargándola y poniéndola en una de las camas. Por el color que estaba tomando su cabello, no hacía falta confirmar que era por la infección hereditaria que tenía por su madre.

Es una especie de 'virus tecnológico', que a partir de los 13 años comienza a consumir todo el sistema de una persona, volviéndola como Pola: malvada, sociópata y una bruja tecnológica.

Y hace tres días Ava había cumplido los 13 años.

–Tenemos que robar el bastón de Merlok y los libros– dijo Clay aun mirando a Ava, para luego mirar a los demás –Es la única forma de curarla.




Estuve considerando la opción de no subir este cap por lo que publiqué en mi tablero el otro día (y q posiblemente nadie haya leído), pero pa que no digan que soy mala gente lo subí igual.

Hasta la otra.

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