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Beta reader: IsaFari
Cuando Lan Xichen despertó a su hora habitual, no esperaba ser abordado por varios asistentes de sus padres, quienes querían revisar la lista de invitados por décima vez. Aunque no veía mucho sentido en hacerlo, considerando que todo el reino estaba invitado, escuchó con una sonrisa cada nombre de las más de mil personas que asistirían. Incluso cuando tuvo que soportar nuevamente los detalles de la organización del evento y cómo sería la fiesta después de la coronación, respondió amablemente sin perder su tranquilidad.
Le confirmaron que la fecha para la celebración sería en exactamente dos meses, y un adivino incluso se acercó para decirle que había sido una buena elección, pero que hubiera sido ideal hacer la celebración en un día en el que los planetas se alinearan. Cualquiera que hubiera visto a Lan Xichen en ese momento podría afirmar que varios signos de interrogación rodeaban su cabeza.
Además, tuvo que escuchar hablar del presupuesto, elegir nuevamente el menú, seleccionar el lugar y solicitar cotizaciones. A las ocho de la mañana, su hermano se unió a él para hacerle compañía. Aunque no hubo mucha diferencia, ya que después de preguntarle si había desayunado y obligar a los asistentes a permitirle comer, se sentó en una de las sillas de la mesa de té y se sumergió en uno de los tantos libros de su biblioteca privada. Solo apartaba la mirada de las páginas cuando alguien le hablaba directamente, lo cual no le molestaba. Sin embargo, lo que sí le molestaba era tener que escuchar nuevamente la lista de invitados. Ya habían pasado por eso y no quería volver a escuchar todos esos nombres y sus cargos. ¡Gracias!
Para las diez de la mañana, los reportes solo hablaban de una cosa: el primer cambio de reyes en la historia de Fanrong. Mientras las noticias sonaban de fondo, Lan Xichen debía escuchar a las betas del comité de decoración. Por enésima vez, tuvo que revisar los tonos de blanco y azul, y ver a los sirvientes entrar y salir de su habitación para limpiarla. ¡Faltaban todavía dos meses! No tenía sentido limpiar ahora, el polvo volvería a acumularse para el anochecer.
Una vez había intentado hablar de eso con su mejor amigo y lo único que recibió como consuelo fue: "Según Huaisang, en México, las mujeres que cumplen quince años organizan una fiesta a lo grande. Su planeación se lleva a cabo desde que la chica cumple diez años, de este modo la familia junta el dinero, ve el salón, la comida, los invitados; las invitaciones; maestros de baile y no sé qué tanta cosa más. Comparado con eso, ¿qué son dos o tres meses de preparación?". Al principio, Lan Xichen no creyó esas palabras, pero al investigar un poco, se dio cuenta de que era cierto. Muchas personas preferían comenzar la planificación incluso cinco años antes, mientras que otras solo necesitaban un año.
Sin embargo, a pesar de entender que otras culturas tenían sus propias formas de preparar eventos importantes, Lan Xichen seguía sintiéndose abrumado por la cantidad de detalles que tenía que manejar en tan poco tiempo. Era consciente de que su coronación como rey era un acontecimiento histórico y, por ende, requería una gran organización. Pero a veces, deseaba poder simplificar las cosas y no tener que preocuparse por cada pequeño aspecto.
Lan Xichen soltó un suspiro pesado mientras se encontraba en una sesión con el sastre. Era la primera vez que se veían y la razón detrás de esa espera era bastante ridícula: "No vaya a ser que subas de peso, crezcas o te desarrolles más como alfa y ya no te quede bien el traje". Hizo una mueca de dolor cuando sintió otro pinchazo de aguja. A ese ritmo, parecería más un colador que una persona. Miró por el ventanal y sus ojos se posaron en una isla envuelta en bruma. Ese era otro tema que lo atormentaba desde hacía días, o incluso semanas: las personas de la isla. Él conocía la historia detrás de su existencia, sabía quiénes eran en su mayoría y estaba al tanto de que podría haber hijos que rondaran la misma edad que su hermano menor. Eso solo empeoraba las cosas.
Genial, ahora se sentía deprimido y con ganas de apapachar a su hermano.
—Príncipe, por favor no voltee el rostro —rogó el sastre, quien ya había tenido que ajustar las medidas varias veces esa mañana. Estaba empezando a perder la paciencia. ¿Por qué no podía ser un príncipe normal y dejar que le tomen las medidas como a su hermano menor? Sólo pedía eso, sacar las medidas sin tener que cambiar y ya, cuando acabara el joven podría moverse como caracol en sal sí así lo deseaba.
—Hermano, no le causes problemas al señor Wu —intervino WangJi, apartando la vista del libro que tenía entre manos para mirar a su hermano mayor.
—Lo siento... —Lan XiChen apartó la mirada de la ventana y se quedó quieto.
—Gracias por su ayuda, Segundo príncipe —agradeció el sastre
El segundo príncipe asintió brevemente y regresó a sumergirse en su lectura.
No pasaron ni diez minutos cuando las puertas del salón se abrieron de golpe.
Un hombre alto y delgado, con una elegante postura, entró en la habitación. Su barba negra y algo larga destacaba en su rostro, y sus ojos de un peculiar gris miraban con atención a su alrededor. Tras él, una joven de estatura media, con el cabello que caía un poco más abajo de la cintura y ojos color caoba, lo seguía. Lan Xichen, al verlos, intentó dar un paso hacia ellos, pero fue detenido por el sastre.
—Xichen —saludó el hombre al entrar, volviéndose luego hacia Lan WangJi y recibiendo un breve "Buenos días, tío"—. Tu padre me llamó esta mañana y me dijo que querías hablar conmigo. ¿Qué es ocurre?
—Así es, tío.
Lan Xichen asintió y se preparó para lo que iba a decir, mientras su hermano continuaba absorto en su libro, que no lo soltaría hasta que acabara de leerlo, definitivamente tenía que saber que pasaría con los griegos y los troyanos. El sastre aún tomaba medidas a Xichen, centrándose en el largo y ancho de sus piernas, mientras que Luo Qingyang esperaba órdenes de su tío. Ella era una de sus discípulas para tomar un puesto en el consejo, y finalmente estaba su tío, quien aguardaba pacientemente las palabras de su sobrino mayor.
El primer príncipe inhaló y exhaló con tranquilidad.
—Ya tengo mi primera proclamación real.
La mirada de Qiren se llenó primero de sorpresa, para luego transformarse en una neutral. Siguiendo su costumbre, comenzó a acariciar su barba.
— ¿En qué consiste esta proclama?
De acuerdo, llegaba el momento difícil, pero ya no había vuelta atrás. Lan Xichen dio un paso adelante, sin importarle que el sastre aún no hubiera terminado y ahí fue cuando el señor Wu se rindió.
"¡Me rindo! Trabajaré con lo que tengo. Si el príncipe quiere moverse como un caracol en sal, que así sea", pensó indignado el hombre mientras anotaba las últimas medidas que logró tomar.
Lan Xichen, sin embargo, no parecía notar la frustración del sastre. Estaba decidido a transmitir su importante mensaje, sin importar las circunstancias. Miró a su tío, quien aguardaba pacientemente a sus palabras, y tomó una profunda respiración.
—He decidido darles a los chicos de la isla de los perdidos la oportunidad de vivir aquí, en Fanrong.
Juro que cuando escribí esta historia, los capitulos eran más largos... o al menos se veían más largos (#°Д°)
El libro que lee Lan Zhan ¿se imaginan cual es?
Recuerdo que este capitulo lo escribí cuando estabamos preparando las cosas para la fiesta de XV años de mi hermana, fue un año muy caotico, así que me inspire en eso.
Recuerden que las actualizaciones seran todos los lunes
Hasta aquí mi reporte ^o^
Fecha de publicación: 11/diciembre/2023
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